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ECOLOGISTAS EN ACCIÓN

GENTES DE BALADRE
CGT
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índice
PRESENTACIÓN 5

(LA EUROPA DEL CAPITAL)


¿Por qué hablamos de la UE del capital? 9
Luis González Reyes y Luis Rico García-Amado
Ecologistas en Acción

El Tratado de Lisboa, y en crisis… 19


Desiderio Martín
CGT

El papel de la Unión europea en la crisis 25


Miren Etxezarreta
Seminari d’Economia Crítica TAIFA

(LA EUROPA DEPREDADORA DE RECURSOS)


Justicia Climática y UE 51
Pablo Cotarelo y Jose Carlos Puentes
Ecologistas en Acción

Poner la vida en el centro: respuestas del ecofeminismo 59


y del decrecimiento a la UE
Julia Weingärtner y Marta Monasterio Martín
Ecologistas en Acción Madrid

(LA EUROPA DEPREDADORA DE PERSONAS)


No hay empleo para todas.
La Rentas Mínimas de Inserción en la U.E. 71
Manolo Sáez y Colectivo Alambique (Xixón)
Gentes de Baladre

La Europa cárcel y las cárceles de Europa 81


Pablo Rodríguez, (Red del Ferrocarril Clandestino)
y Alicia Alonso Merino, (abogada y activista de Sodepaz-Balamil)
Presentación

Los textos que a continuación puedes leer han sido publicados en el suple-
mento de la publicación “Rojo y Negro”, realizado por CGT, Ecologistas
en Acción y Baladre, para el Semestre 2010 de presidencia española de
la Unión Europea. Se trata, por tanto, de una recopilación de textos de
diversos autores pertenecientes a distintas organizaciones. Ahora bien,
esta diversidad coincide en la posición crítica existente ante la Unión Eu-
ropea y el deseo de desenmascarar las verdaderas intenciones y formas de
organizarse de esta institución.
Y es que, por mucha propaganda, engaño y control que impongan,
la Unión Europea como organización no tiene otro objetivo que el de
facilitar la obtención de riqueza para una minoría a costa del sufrimiento
de la mayoría y la destrucción medioambiental. El gran capital marca la
evolución de sus políticas económicas, poniendo sus intereses por encima
del medio ambiente y en detrimento de los países empobrecidos, los tra-
bajos de cuidado de la vida y las personas. Ante esto no cabe otra cosa
que “abrir los ojos y tomar conciencia” como paso previo para la lucha
contra esta Europa Depredadora.
Este libro se estructura en tres partes, cada una de las cuales contiene
una serie de artículos. El criterio general seguido a la hora de ordenar los
contenidos ha sido comenzar por lo más genérico para posteriormente

5
concretar en las consecuencias de las políticas de la actual UE. Así, en la
primera parte denominada “La Europa del Capital” se exponen ideas ge-
nerales sobre su organización, tratados muy importantes como el firmado
en Lisboa o el papel de la UE en la crisis.
En la segunda parte denominada “La Europa depredadora de recur-
sos” se abordan elementos relacionados con la explotación y destrucción
medioambiental. Así se analiza el contexto internacional de las negocia-
ciones sobre el clima y se exponen algunas respuestas que desde el ecofe-
minismo y el decrecimiento se plantean a la actual UE depredadora.
En la tercera y última parte se abordan los efectos que estas políticas
tienen sobre las personas. La política social es cada sustituida en mayor
medida por la política carcelaria. La solidaridad y la inclusión son palabras
tan repetidas como vacías y las protagonistas verdaderas son la represión
y la exclusión. Ante esto los movimientos sociales exponen alternativas
como la Renta Básica de las Iguales.
Por tanto, a continuación tienes material para acercarte a la verda-
dera Unión Europa que depreda personas y entorno natural. La Unión
Europea para la que todo es recurso por explotar con el fin de mejorar los
márgenes de beneficios de los grandes capitales. La UE que nos quiere en
la actual calma suicida para seguir depredando todo lo que se le pone por
delante. Ante esto no cabe otra cosa que luchar conscientemente. Este
texto incita e indica ese camino, siempre desde el análisis, la reflexión y el
convencimiento de la necesidad de parar y transformar esta realidad, esta
Europa Depredadora.

6
La Europa del Capital
¿Por qué hablamos
de la EU del capital?
Luís González Reyes y Luís Rico García Amado
Ecologistas en Acción

Desde Baladre, CGT y Ecologistas en Acción llevamos muchos años ha-


blando de la Europa del capital, por entender que el corazón de la Unión
Europea (UE) es la búsqueda del máximo beneficio, y no la persecución de
la justicia, la solidaridad, la libertad o la relación armónica con el entorno. A
continuación desglosamos los argumentos que sostienen esta afirmación.

LA BÚSQUEDA DEL LUCRO EN EL CORAZÓN DE LA UE

La UE es, por encima de cualquier retórica, un proyecto económico que


surge para crear un mercado a escala europea que permita ganar com-
petitividad económica a su capital. Las políticas necesarias para este pro-
yecto sólo pueden llevarse a cabo a través de una autoridad unificada,
dotada de poderes administrativos, legislativos y judiciales, así como po-
liciales y militares.
La búsqueda de un lucro creciente en el seno de la UE se ha traducido
en un aumento progresivo del número de sectores bajo el paraguas del
mercado. Así, los recursos naturales y los servicios públicos van siendo
progresivamente mercantilizados, todo ello al amparo de una legislación
que prima los intereses económicos sobre cualquier consideración am-
biental o social.

9
La cronología de la UE es la historia de cómo se van creando las con-
diciones que sustenten un mercado único con proyección internacional
de su capital.

HISTORIA DE UN GRAN MERCADO

1951: Se unifica la industria básica en la Comunidad Europea del


Carbón y del Acero.
1957: Eliminación de trabas aduaneras, constituyéndose la Comu-
nidad Económica Europea. También se crea EURATOM para coor-
dinar la industria nuclear.
1962: Creación de la Política Agraria Comunitaria.
1968: Puesta en marcha la unión aduanera.
1985: Conformación del Mercado Único, creándose la Comunidad
Europea.
1993: Entra en vigor el Tratado de Maastricht, por el que se con-
forma la Unión Europea. Bajo este Tratado nace el euro.
2000: Aprobación de la Agenda de Lisboa para convertir a la UE en
el espacio más competitivo del mundo en 2010.
2002: Empieza a circular de forma física el euro.
2004: Ampliación de la UE a 10 nuevos miembros del Este de Eu-
ropa.
2006: Estrategia “Europa global: compitiendo en el mundo”.
2009: Entra en vigor el Tratado de Lisboa.

Esta historia ha sido dirigida, en gran parte, por los grupos de


presión económicos. Prueba de ello es la presencia de 15.000 lob-
bistas en Bruselas. Pero una prueba mucho más clara es el análisis
de Tratados como el Acta Única, que dio lugar al Mercado Único,
o el Tratado de Maastricht. Ambos textos siguen casi literalmente
lo expresado en documentos públicos previos por la ERT (una de
las patronales de la UE).

El año pasado se aprobó definitivamente el Tratado de Lisboa, hijo de


la malograda Constitución Europea. El Tratado de Lisboa persigue:

10
- Blindar una UE neoliberal: Marca el crecimiento económico y la com-
petitividad como los grandes objetivos de la UE, y no así los derechos
de las personas. El crecimiento es un objetivo explícito, y la compe-
titividad implícito, ya que, aunque se quitó de la redacción de los
objetivos de la UE que figuraba en la Constitución, sigue estando de
manera recurrente a lo largo de todo el Tratado de Lisboa1.
En esa misma línea, el libre mercado está por encima de cualquier
tipo de regulación, aún después de la crisis económica que seguimos
viviendo.
En esta misma línea, la ampliación de competencias contemplada en
el Tratado de Lisboa permite profundizar aún más el modelo neolibe-
ral, reduciendo posibles trabas de los estados al mercado en temas
tan cruciales como la energía o el transporte.
- Una toma de decisiones más ágil: Los países más ricos (Alemania,
Francia y Reino Unido) tendrán más peso en las decisiones mediante
el nuevo sistema de votación. Se reducen las áreas donde existen po-
sibilidades de veto. Se profundiza la UE a “varias velocidades”, donde
los menos ricos tendrán cada vez menos capacidad de decisión.
- Poder militar para respaldar el euro como moneda mundial: Se au-
mentan los gastos militares. Se crea una Agencia de Armamento. Se
potencian los euroejércitos y la pertenencia a la OTAN.

Como se puede apreciar los tres aspectos sitúan la maximización del


beneficio capitalista en el centro de la conformación de la UE y no el bien-
estar de las personas o el respeto del entorno.
Consecuencias inmediatas de esta vocación hacia el crecimiento y la
competitividad son el incremento de la precariedad, la profundización en
la privatización de los servicios públicos o la reducción del gasto público en
sanidad, educación, cultura..., lo que perjudica sobre todo la realización
de tareas de cuidados de la vida y a quienes las realizan (principalmente
mujeres), amén de poner en riesgo nuestra capacidad de supervivencia
en el planeta.
Analicemos ahora alguno de los elementos y herramientas de la po-
lítica económica.

1. Por ejemplo, el artículo 105 reza: “el principio de una economía de mercado
abierta donde la competencia es libre”. Además este principio sigue siendo el nú-
cleo de la mayoría de los actos legislativos europeos, en particular los de liberaliza-
ción de los servicios públicos.

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MONEDA ÚNICA

Sin duda el euro es uno de los elementos claves de la política económica


de la UE. Las razones para crear una moneda única son múltiples:

- En primer lugar, es un requisito crucial para la conformación del


Mercado Único de mercancías, servicios, capitales y personas (de los
países miembros únicamente, claro) aprobado en 1985. Sin una mo-
neda común es mucho más difícil que este mercado, uno de los pila-
res indiscutibles de la UE, pueda funcionar.
- Pero el euro tiene una dimensión fundamental también en el plano
financiero. La moneda nace con la voluntad de ser fuerte y competir
con el dólar en los mercados especulativos. Por ejemplo, esto es lo
que ha permitido a la UE captar ahorro internacional, algo especial-
mente importante en nuestro Estado, el segundo captador de activos
financieros del mundo después de EEUU.
- Un euro fuerte también es clave para que las transnacionales eu-
ropeas puedan emitir pasivos no exigibles (por ejemplo acciones vía
ampliaciones de capital) para realizar una agresiva política de com-
pras a nivel internacional. Nuevamente es paradigmático el caso de
las empresas españolas capitaneadas por las telefónicas, iberdrolas,
repsoles, endesas, santanderes o bbvas.
- Otra razón se encuentra en el blindaje que supone frente a ataques
especulativos, tan habituales sobre las monedas europeas antes de la
creación del euro.
- Una última la podemos encontrar en los ingresos que supone para
la UE vía derechos de señoreaje2.

El organismo responsable de la emisión de moneda es el Banco Cen-


tral Europeo (BCE), una instancia sin ningún control público que tiene
como único objetivo controlar la inflación por encima de cualquier criterio
social o ambiental.
Es decir, que el euro se creó fundamentalmente para servir al capital,
no para que podamos viajar con más facilidad por la UE, como cándida-
mente se nos dijo.

2. La diferencia entre el valor de la moneda (los 100 euros por ejemplo que vale
un billete con ese guarismo) y lo que cuesta fabricarla (unos pocos céntimos cada
billete) que se embolsa el BCE.

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PACTO DE ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO

Los Criterios de Convergencia hacia la moneda única, y el Pacto de Esta-


bilidad y Crecimiento en el que luego se convierten, marcan una impronta
neoliberal clara a la UE. El primero de los criterios es el control de la infla-
ción, el segundo el control del déficit presupuestario y la deuda pública,
y el tercero tiene que ver con la estabilidad de las monedas antes de su
integración en el euro.
No sólo está totalmente ausente en este eje director cualquier criterio
social o ambiental (¿por qué no plantear el índice de distribución de la
riqueza o la huella ecológica como indicadores?), sino que los criterios son
incluso criticados por economistas capitalistas de corte keynesiano.
Por ejemplo, un control estricto del presupuesto encorseta necesaria-
mente los gastos sociales. O, con el establecimiento del tipo de cambio
fijo controlado por el BCE, ya no es posible apelar a la devaluación de la
moneda como mecanismo para ganar competitividad en los mercados. A
partir de este momento, el incremento de la explotación y la precariedad
laboral, según la lógica dominante, se convierten en los principales ele-
mentos que deben dotar a la economía de mayor competitividad, como
estamos viendo recurrentemente.
En el marco de crisis económica en el que estamos, el Pacto de Estabi-
lidad y Crecimiento se ha flexibilizado quedando aparcado hasta el 2012,
pero sólo para permitir a los estados tomar medidas “anticíclicas” (curioso
eufemismo para denominar el bombeo de riqueza hacia las clases más
pudientes, una especie de socialismo para ricos). Se ha producido lo que
Díaz Ferrán (presidente de la CEOE) denomina “paréntesis en el merca-
do”. De esta forma se ha hecho la vista gorda al incremento del déficit de
muchos países, fomentando ayudas de hasta 500.000 euros por empresa
(principalmente de sectores como el automovilístico y la construcción) y
una cantidad mucho mayor a la banca. Unas ayudas que ni siquiera están
consiguiendo crear empleos en un marco macroeconómico en el que cada
vez está más establecido el “crecimiento sin empleo”.
Sin embargo esto tal vez no se mantenga ni hasta el 2012, porque ya
están volviendo las voces de la ortodoxia neoliberal a plantear el necesario
“equilibrio presupuestario”, especialmente a estados como Grecia, pero
también en Irlanda, Italia o España. Un equilibrio que parece que va a re-
caer en las clases populares vía incremento de impuestos indirectos (IVA)
y reducción de prestaciones sociales. Todo apunta a que se va a imponer
una nueva vuelta de tuerca neoliberal con la excusa de contener el gasto
público.

13
PROYECCIÓN INTERNACIONAL DE LA ECONOMÍA

La política comercial de la Unión se fija como objetivo “fomentar la integra-


ción de todos los países en la economía mundial, incluyendo la supresión
progresiva de los obstáculos al comercio internacional” (artículo 10A del
Tratado de Maastricht integrado en el de Lisboa). El libre comercio generali-
zado sigue siendo el horizonte infranqueable de las políticas europeas3.
La globalización comercial es imprescindible para que la UE pueda
mantener el crecimiento, indispensable para que el sistema no colapse,
ya que le permite poner los medios para la consecución de los recursos
naturales que necesita en el extranjero y la proyección de sus transnacio-
nales por el globo.
Para ello la estrategia “Europa Global: compitiendo en el mundo”,
lanzada en 2006, está cumpliendo un papel fundamental. En ella se plan-
tea la forma con la que Bruselas buscará acuerdos bilaterales de libre co-
mercio con importantes “economías emergentes” para garantizar nuevos
y provechosos mercados para las empresas europeas.
La Unión también pretende reforzar los derechos sobre la propiedad
intelectual y reducir las barreras no arancelarias (como las ambientales o
laborales) de sus socios comerciales. La Comisión está presionando para
que esos acuerdos comerciales supongan la liberalización general de las
inversiones, el comercio de servicios y la contratación pública (compras
del Estado).
El informe expone una agresiva estrategia de “competitividad exter-
na”. En palabras del entonces Comisario de Comercio, Peter Mandelson:
“Queremos garantizar que las empresas europeas competitivas, respal-
dadas por las políticas internas adecuadas, ganen acceso a los mercados
mundiales y operen en ellos con seguridad. Ésta es nuestra agenda”.
En abril de 2008, la Comisión Europea adoptó otra comunicación con
el título: “Una Europa global: una Cooperación Reforzada para facilitar a
los Exportadores Europeos el Acceso a los Mercados”. Esta estrategia bus-
ca desmantelar las barreras comerciales en otros países y crear “nuevas
oportunidades de exportación”.
Estas estrategias están teniendo éxito. A los Tratados de Libre Comer-
cio (TLC) ya firmados con México o Chile es probable que se sumen en

3. Además, en el artículo 188 B del Tratado de Lisboa se indica que la Unión “con-
tribuye (...) a la supresión progresiva de las restricciones a los intercambios inter-
nacionales y a las inversiones extranjeras directas, así como a la reducción de las
barreras aduaneras y otras”.

14
breve los que están en discusión con Perú, Colombia, Centroamérica o los
denominados países ACP (países empobrecidos de África, Centroamérica
y Pacífico). Más en concreto, durante la presidencia española de la UE del
primer semestre de 2010 se pretende firmar el TLC con Centroamérica,
Perú y Colombia.
A estos acuerdos bilaterales se tienen que sumar los multilaterales en
el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de los que la UE
es uno de los principales impulsores. La Comisión Europea presiona para
cerrar la Ronda de Negociación de Doha que incluye aspectos como la
liberalización de los servicios.
Esta agresiva política comunitaria de internacionalización de su eco-
nomía tiene importantes repercusiones, por ejemplo en lo que atañe a la
masiva importación de materias primas de países del Sur. La UE es corres-
ponsable de un sistema económico mundial que mantiene los precios de
las materias primas comparativamente baratos, una especialización forza-
da en la producción de materias primas por los países más empobrecidos,
y el yugo de la deuda externa y la necesidad de divisas internacionales en
estas mismas regiones. Cuando esto se mezcla con un sistema comercial
cada vez más liberalizado (como consecuencia de los TLC y de los acuer-
dos en la OMC), el resultado es una explotación masiva de los recursos
naturales del Sur para su exportación al Norte.
Pero, en nombre de la competitividad, estas estrategias promueven
no solamente acuerdos comerciales con todas las regiones del mundo,
sino también una mayor desregulación social, laboral y medioambiental
en la propia UE. Un buen ejemplo de ello es la iniciativa de flexiseguridad,
que busca flexibilizar el mercado de trabajo. Otro sería la Directiva de
Servicios (Bolkenstein), que avanza en la liberalización de este suculento
pastel.

AGENDA DE LISBOA Y ESTRATEGIA UE 2020

La Estrategia UE 2020 es la continuación de la Agenda de Lisboa, que


perseguía convertir a la UE en la economía más competitiva del mundo en
2010. Esta estrategia tendrá que ser aprobada durante la presidencia es-
pañola del primer semestre de 2010, aunque todavía no hay un borrador
público del mismo, más allá del documento de trabajo.
En el mismo, con un discurso que habla de economía verde, se plan-
tean toda una serie de medidas encaminadas a mantener el crecimiento
por encima de cualquier cosa, como si viviésemos en un planeta de recur-
sos y sumideros infinitos. Estas medidas se enmarcan en un “margen de

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maniobra presupuestario limitado” en el que será “necesario restaurar
unas finanzas públicas sostenibles y la estabilidad macroeconómica”. Lo
que, como ya se ha apuntado, se está consiguiendo con un incremento de
la redistribución de riqueza de abajo arriba.
La principal herramienta es “crear valor basando el crecimiento en el
conocimiento”. Por supuesto esto implica una férrea defensa de los dere-
chos de propiedad intelectual, las patentes. Pero, por encima de todo, es
una suicida salida hacia adelante intentando resolver los graves problemas
de esta crisis ambiental, social y económica sólo mediante la tecnología y
no realizando los imprescindibles cambios de fondo.
“La preservación de la energía, de los recursos naturales y de las ma-
terias primas, su utilización de forma más eficiente y el incremento de
la productividad serán los factores clave de la competitividad de nuestra
industria y de nuestras economías en el futuro” en un marco de “precios
de la energía relativamente altos y competencia para obtener recursos
considerablemente más reñida”. Es decir, que algunas medidas “verdes”
no se tomarán por vocación de sostenibilidad sino por necesidad en el
nuevo marco macroeconómico mundial, para intentar, aunque sea impo-
sible, mantener el crecimiento en un planeta limitado.
En el ámbito laboral se plantea una “transición fluida de los ciuda-
danos entre diferentes empleos” usando la educación para “aumentar
la empleabilidad” mediante la estrategia de la flexiseguridad. Ess difícil
expresar más claro una mayor flexibilización del mercado laboral.
Para lograr mantener el crecimiento económico y fomentar una ma-
yor competitividad dentro y fuera de las fronteras europeas se requiere
continuar apostando por mayores interconexiones de infraestructuras de
transporte y energía, lo que casa difícilmente con la sostenibilidad.
La apuesta por la internacionalización y contra el proteccionismo de
la economía también aflora como un elemento clave, tanto en el marco
de la OMC como de tratados de libre comercio. Es decir, todo en línea con
la Estrategia “Europa global” que hemos nombrado anteriormente.
Por último, el marco macroeconómico tendrá como faro el Pacto de
Estabilidad y Crecimiento, del que también hicimos mención anteriormen-
te.

ECONOMÍA FINANCIERA

Como ya se apuntaba al hablar del euro la economía de la UE es mucho


más que la economía productiva, ya que sus mercados financieros son los
segundos del planeta, con bolsas de tanta relevancia como la City de Lon-

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dres, una moneda que rivaliza con el dólar en los mercados especulativos,
paraísos fiscales claves en la economía de casino como Luxemburgo, y un
sistema legislativo que da manga ancha a la especulación más descarna-
da.
Actualmente la economía financiera es la principal herramienta del
capital europeo para dominar el mundo, siendo ejemplos la compra de
empresas en el extranjero, la atracción del ahorro de las “economías
emergentes”, o el mantenimiento de insostenibles niveles de consumo de
su clase media a costa de la base material, energética y de cuidados que
sostiene al sistema.
La inexistencia de una política fiscal comunitaria permite la existencia
de paraísos fiscales en el seno de la UE4. Y la ausencia de dicha política se
debe al interés del gran capital europeo de seguir manteniendo el status
quo. La discusión sobre la regulación de los paraísos fiscales en marcha en
el seno del G20 dista mucho de querer ponerlos coto real, como demues-
tra su progresiva salida de la lista negra de la OCDE sin haber realizado
cambios reales.
Recientemente se han creado tres órganos de “control” del capital
financiero en la UE, entre ellos el Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos5,
que se encargará de la supervisión del sistema financiero para prevenir
y, en su caso, evitar nuevas crisis. Estos órganos se aprobaron durante la
pasada presidencia sueca de la UE.
Nuevamente estas medidas están en consonancia con las acordadas
en el G20 y no suponen un control real que impida a la economía finan-
ciera seguir campandoa sus anchas6. Y, por si quedase alguna duda, el
artículo 63 del Tratado de Lisboa dice: “quedan prohibidas todas las res-
tricciones a los movimientos de capitales entre Estados miembros y entre
Estados miembros y terceros países”.

4. No sólo Luxemburgo, también podrían calificarse así Holanda o la City de Lon-


dres, por no hablar de Suiza, Mónaco o Andorra.
5. Formado por los gobernadores de los bancos centrales y el BCE.
6 Concretamente, se habla del incremento de los requisitos para las inversiones de
alto riesgo, la promoción de políticas de retribución “sanas” para los banqueros y la
exploración de instrumentos tipo “tasa Tobin”. Según el proyecto de ley, las auto-
ridades pueden adoptar normas vinculantes para los mercados de la UE, pero sólo
tras una aprobación formal de la Comisión Europea. Los centros financieros como
la City temen que el órgano ejecutivo de la UE busque alterar algunas normas, pero
todo esto requiere la aprobación de los 27 gobiernos de la UE y del Parlamento
Europeo, y nada parece indicar que esto se vaya a producir si hay medidas reales
contra la especulación.

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En definitiva, la economía financiera sigue viva, ya que la UE depen-
de, y mucho, de ella, como se apuntó anteriormente. Lo único que se
está intentando es que las burbujas financieras no crezcan tanto para
que su estallido no desestabilice todo el sistema. Todo ello aderezado con
políticas mediáticas que hablan del control testimonial (o ni eso) de los
grandes sueldos.

A MODO DE CONCLUSIÓN

En definitiva, podemos hablar con toda propiedad de la Europa del capi-


tal, porque marca la evolución de sus políticas económicas sus políticas
económicas y, sobre todo, está en el corazón de la razón de ser del Proyec-
to Europeo. Todo ello a costa del medio ambiente y en detrimento de los
países empobrecidos, los trabajos de cuidado de la vida y las personas.

18
El Tratado de Lisboa,
y en crisis...
Desiderio Martín
CGT

El 18 de octubre de 2007, el Consejo Europeo reunido en Lisboa, aprobó


el nuevo Tratado de la Unión – un mini tratado de lo que en su día fue
el Proyecto de Constitución Europea y a la vez una reforma del Tratado
de la UE en vigor fijado en Niza 2000-. En ese mismo tiempo, se anun-
ció por parte del presidente de la Comisión Europea (Durao Barroso) y el
Presidente del Consejo en esos momentos (Sócrates, primer ministro de
Portugal), la firma de un principio de acuerdo sobre la flexiseguridad en
el ámbito de la UE, entre la Confederación Europea Sindical (CES) y la
patronal europea.
Ambos Acuerdos, Tratado de la UE (se denominará el Tratado de Lis-
boa) y flexiseguridad, tratan de dar salidas (políticas) a la realidad material
de la UE en los contextos de globalización y competitividad en este orden
social mundial.
Como señala Carlos Taibo, “el problema principal es la realidad ma-
terial de la UE de estas horas, de la mano de una rotunda primacía de lo
económico-mercantil, de un visible retroceso en el terreno de lo social, de
la condición dudosamente democrática de tantas prácticas e instituciones
o de la general inmundicia de la política exterior” (Rojo y Negro digital
“Todo sin el pueblo”29 de junio 2007).

19
EL TRATADO DE LA UNIÓN: “TRATADO DE LISBOA” Y EN CRISIS…

El nuevo Tratado de la Unión es una Reforma del actualmente en vigor y


aún es más antidemocrático en su gestación que el Proyecto de Constitu-
ción Europea, el cual, al menos tuvo la posibilidad de ser discutido y vali-
dado por los ciudadanos de algunos países, por medio de referéndums.
Este, después del no irlandés, no podía sino o bien tirarse al cubo de
“mierda” o repetir el referéndum irlandés. Se opta por lo segundo y aho-
ra, ya tienen el aval “democrático” del pueblo irlandés, la crisis, el miedo,
la retórica mentirosa, ha incidido de manera decisiva en la percepción de
ese modelo europeo, antes rechazado.
La UE, sus jefes de estado, su Comisión, han entendido que contar
–aunque sea de forma muy limitada y controlada- con los ciudadanos tie-
ne el riesgo de que éstos entiendan que el orden social que se constituye,
nada tiene que ver con una relaciones sociales basadas en el respeto de
los derechos para todas las personas que habitan o trabajan en el espacio
denominado UE.
El nuevo Tratado profundiza en la liberalización de todos los merca-
dos de producción y de servicios y posibilita la aplicación práctica de la
Directiva Bolkestein, siguiendo abierta “la puerta a la privatización total
de la sanidad, la educación, el agua y las pensiones” (Ramón Fernández
Durán 2007). La ley ómnibus en España es un claro ejemplo.
Este Tratado cierra las estrategias Empresariales, fijadas en Lisboa
2000 basadas en la competitividad en un mundo cada vez más global y
reafirmadas dichas estrategias por los Sindicatos CES (Confederación Eu-
ropea de Sindicatos), en el programa de trabajo conjunto 2006-2008.
Estrategias que hacen desaparecer en la retórica y en la materiali-
dad, los servicios públicos: sanidad, pensiones, ferrocarriles, educación,
agua, vivienda, etc. e introduciendo el mercado de por medio tanto en su
concepción, “servicios de interés general” como en su resolución (quien
ahorre, tendrá una sanidad privada, una pensión complementaria, etc.).
El mercado como principio rector de la política, manifestada la misma
en términos de relaciones económicas (la libre competencia y la libre cir-
culación del dinero, como derechos intocables), en relaciones comerciales
(protección de multinacionales en sus intercambios desiguales e injustos
con otros países) y la apuesta decidida por las “dinámicas de creciente
financiarización” (R.F. Durán 2007) de la sociedad en su conjunto.
Las políticas sociales, gasto público en prestaciones y coberturas so-
ciales: pensiones, sanidad, dependencias, educación, vivienda, transpor-
tes públicos y modelos de movilidad, al igual que la fiscalidad, “siguen so-

20
metidas al veto, haciendo imposible una política comunitaria al respecto,
al tiempo que se permiten los paraísos fiscales dentro de la propia Unión”
(R.F. Durán 2007).
Si la libre competencia (competitividad) es el principio rector, los mer-
cados de trabajo y las políticas de empleo, sólo pueden regirse por la regla
de la desregulación laboral (flexibilización) y la precariedad integral de la
fuerza de trabajo (vaciamiento de derechos laborales y sociales).
Por eso el relanzamiento de la Estrategia de Lisboa, consensuada y
firmada en el Programa de Trabajo Conjunto 2006-2008. Objetivos e Ini-
ciativas:
- La Comisión adquiere el “poder absoluto” a través de las adecua-
das políticas internas, directivas fundamentalmente, para garantizar “a
las empresas europeas competitivas, acceso a los mercados mundiales
y operar en ellos con seguridad” (Meter Mandelson-Comisario de Co-
mercio).
- Al igual que las necesidades sobre la mano de obra extra-comunita-
ria, de la Europa que “envejece”, son tratadas desde la lógica del mercado
y la doble moral, por una parte políticas desregulación de una mano de
obra necesaria y suficiente para garantizar el tipo de trabajo precario de
que requiere la competitividad y por otra, políticas de negación de dere-
chos de ciudadanía que desde la represión y control, permanenticen las
relaciones desiguales, injustas y neo-coloniales de las relaciones Norte Sur
y sobre todo, el área de influencia euro-mediterránea.
- El empeoramiento con respecto a lo que hubiera sido un Tratado
en toda regla, revestido de “Constitución Europea”, se encuentra en algo
que en su momento fue “vendido” a la ciudadanía como el mantenimien-
to de un modelo diferenciador de Europa con respecto a EEUU, es decir
su Estado de Bienestar o social de mercado, condensado en la Carta de
Derechos Fundamentales, aparece con serias dudas jurídicas, más allá de
no recoger de forma vinculante los derechos sociales.
- Tanto Gran Bretaña como Polonia han exigido que esta Carta quede
fuera del Tratado y la Confederación Europea de Sindicatos (CES) apuesta
porque en su día “se convierta en jurídicamente vinculante”, luego queda
claro que tal como queda constituido el nuevo Tratado de Reforma de la
UE, que ahora no lo es.
- La puesta en marcha de este Tratado, que no es sino un apalan-
camiento del modelo desarrollista, productivista e insostenible del capi-
talismo, en ciclos de recesión “gorda” del modelo y en crisis profunda
y sistémica del mismo, comporta el peor de los escenarios para los 500
millones de personas de la UE-27.

21
- Los estados miembros de la UE (27) no tienen ninguna obligación de
someter a referéndums este Tratado, y con la excepción de Irlanda en se-
gunda instancia, y la ratificación por los Parlamentos Nacionales de cada
estado que han ratificado el mismo (desde el juego democrático de esta
democracia representativa, es el pueblo, los ciudadanos quien le ratifica,
pues los parlamentarios son los depositarios de la soberanía popular), el
Tratado de Lisboa, entrará en vigor, toda vez que Checoslovaquia lo fir-
me.

¿CUÁLES SON LAS BASES PRÁCTICAS EN LAS CUALES SE ASIENTA ESTA


CONSTRUCCIÓN SOCIAL, ECONÓMICA Y POLÍTICA DENOMINADA
UNIÓN EUROPEA?

Acercarnos a esta realidad desde nuestras distintas posiciones sociales,


como trabajadores, como ciudadanos, como inmigrantes o como cual-
quier otro papel o categoría en las cuales nos encuadran o nos catalogan,
requiere solamente de una cierta reflexión, a la vez que de un relativo
esfuerzo de distancia con la realidad cotidiana.
Si esa Europa -hoy redefinida como Unión Europea (UE)-, queda iden-
tificada en su vida práctica, como un gran mercado, no resulta complica-
do identificar que será la economía [“la más competitiva y dinámica del
mundo” Tratado de la Unión – Estrategia de Lisboa 2000], quien tiene
poderes plenipotenciarios para generar y crear las condiciones que hagan
posible ser el espacio más competitivo del mundo mundial.
Desde una concepción sencilla, inteligible, la economía es el gobierno
de la casa, es decir, proveer de recursos, de bienes, de mercancías, de in-
materiales, para cubrir las necesidades de los miembros de esa casa.
Esta casa grande, muy grande de UE, es habitada por más de 500
millones de personas, las cuales, según el orden político y jurídico formal
constituido en la misma, han otorgado su “confianza” –voto-, a quienes
deben gobernar (hacer política) para cubrir sus necesidades, todas sus ne-
cesidades: de alimentación, de transporte, de comunicación, de vivienda,
de salud, de educación, de cultura, de libertad, de relaciones, etc., etc.,
y las mismas sean satisfactorias y las personas no tengamos carencias ni
escasez.
Y como el objetivo prioritario es satisfacer necesidades, y la economía
es el único medio para conseguirlo, resulta que esta gran casa de 500
millones es gobernada por personas que nadie ha elegido (Comisión Eu-
ropea) y ejecutada dicha gobernación por el “comité ejecutivo”, es decir,
el Banco Central Europeo (BCE), los cuales elaboran directivas de obliga-

22
do cumplimiento para todos los estados miembros. Sobre todo, aquellas
materias relativas a asuntos de economía o directa o indirectamente que
la influyen, determinan o condicionan: mercados de trabajo, políticas de
inmigración, desplazamiento de trabajadores, mercados interiores y exte-
riores, transportes, competencia, alimentación, medio ambiente, etc.
Por lo tanto la primera norma que rige las relaciones sociales en esta
“gran casa”, es quien tiene libertad de decisión. Y así, se ha considerado
que son libertades fundamentales la libre circulación de capitales y de
quien ostenta la propiedad de los mismos para que sin obstáculos (reglas
delimitadoras) operen en cualquier estado de los 27.
Se otorga una necesaria seguridad jurídica para el ejercicio efectivo
de esa libertad de establecimiento de capitales y prestación de servicios,
la cual hace posible la consecución de esa “economía social de mercado
altamente competitiva, sin falsedad ni trabas”.
En el desarrollo de este principio, no caven otras interpretaciones,
ni otras formas de actuar y, por supuesto, no tienen sentido otras liber-
tades, siempre que éstas puedan establecer límites a la libertad absoluta
del capital. Es el Mercado, con mayúsculas, constituido como organizador
social, o dicho de otra forma quien es el “único” responsable de proveer
a los 500 millones de personas de esa “gran casa” de bienes y servicios,
desplazando el papel que los Estados desarrollaban, como prestadores de
bienes y servicios denominados públicos, es decir de todos, para cubrir
necesidades sociales de manera universal y suficiente (educación, salud,
infraestructuras, vivienda, trabajo, pensiones, etc.).
Esta estrategia de política económica con seguridad jurídica, garantiza
la confianza de los grandes inversores, corporaciones financieras y multi-
nacionales, donde sólo el “Mercado” sin interferencias, permite el aprove-
chamiento máximo de los conocimientos de una colectividad de individuos
“libres para elegir”, que utilizando el principio del cálculo económico, es
decir, “el mayor beneficio, al menor coste”, compararan servicios y bienes
que el mercado les ofrece: educación, sanidad, pensiones, infraestructuras,
transportes, comunicación, energía, cultura…y decidirán “libremente” que
les conviene más para la satisfacción de sus necesidades.
La condición es para todos: que no se puede interferir con reglas
externas al mercado, por ejemplo códigos protectores del trabajo digno y
de sus condiciones de obligado cumplimiento en esa “gran casa “; códi-
gos que limiten la contaminación medioambiental; códigos de obligado
cumplimiento para dotar a todos los ciudadanos de rentas suficientes que
les permitan vivir y vivir bien con respeto al medio en el cual desarrollan
su sociabilidad; etc.

23
Esta condición implica la rebaja de los costes generalizados del fac-
tor trabajo, la desregulación y la liberalización de todos los mercados:
energía, agua, alimentación, transporte, comunicaciones, cultura… para
no falsear la competencia. Consecuencias, debilitamientos serios de los
Estados de Bienestar, desaparición de hecho y de derecho, de los servicios
públicos universales y suficientes (derechos sociales).
Lo económico y lo político, economía y democracia formal, aparecen
bajo un mismo rostro: el capitalismo y sus valores, como el único principio
de realidad para todas las personas que habitan, trabajan o se desplazan
en la UE.
El término se inserta en las denominadas políticas de competitividad,
fijadas en la estrategia de Lisboa (2000), adaptadas y modificadas en el
“Programa de Trabajo Conjunto 2006-2008: Objetivos e Iniciativas”, fir-
mado por la CES y las patronales europeas.
Según un comunicado de prensa de la OIT de 28 de mayo 2009,
hay unas perspectivas tanto para los países desarrollados, como para las
regiones, incluida la UE y el resto de Europa que dan escalofríos. Así se
prevé que en las economías desarrolladas y en la UE, el empleo total se
contraiga en el 2009 y en el 2010, entre un 1,3 y un 2,7%. Representan-
do la región entre el 35 y 40 por ciento del aumento del desempleo a nivel
global, siendo muy significativo que la región constituye menos del 16%
del total de la fuerza laboral mundial.
En la Europa Central y Sudoriental (no UE) + los países CEI, el número
de desempleados podría aumentar en hasta un 35% en el 2009.
El ejemplo demasiado cotidiano es: cualquier servicio prestado por
una empresa (construcción, hostelería, servicios de transporte marítimo,
etc.) se rige por normas de producción no armonizadas, es decir, diferen-
tes fiscalidades en el pago de impuestos; distintos controles de calidad y
obligacionales en la fabricación de productos o en la prestación de servi-
cios; distintas tolerancias en la defensa del medio ambiente, etc., luego,
si la prestación de ese servicio o bien se hace en aquellos estados con
normas menos protectoras (laborales, sociales y fiscales), se está actuan-
do consecuentemente con la condición impuesta: libertad de circulación,
prestación y establecimiento de los capitales, para conseguir la mejor eco-
nomía.

24
El papel de la UE
en la crisis*
Miren Etxezarreta
Seminari d’Economia Crítica TAIFA

PERTENECER A LA UNIÓN EUROPEA NO HA EVITADO LA CRISIS

Es bien sabido que la crisis actual se inicia con un estallido financiero en


Estados Unidos el segundo semestre del 2007, que se agravó a partir de
2008. Y que se propagó al mundo entero y en especial a la Unión Euro-
pea. Tanto porque los principales bancos europeos, que incurrieron en
enormes pérdidas a consecuencia de sus inversiones en activos financieros
de alto riesgo de los Estados Unidos, cortaron sus líneas de crédito, como
porque la economía europea depende de las exportaciones y la caída de
la demanda de los Estados Unidos supuso una caída de la demanda en
la Unión; mientras que, al mismo tiempo, Gran Bretaña, Irlanda y España
sufrían las repercusiones del estallido de sus burbujas inmobiliarias y que
muchos países del Este de Europa y las Regiones Bálticas habían estado fi-
nanciando sus déficits externos en el mercado internacional de capitales y

(*) En este artículo se realiza un análisis referido al conjunto de la UE y no a su


impacto en España, excepto en el último apartado. Asimismo, se hace amplio uso
de las ideas contenidas en el Memorandum 2008 y 2009 del grupo de Economistas
Europeos por una Política Económica alternativa.

25
se encontraron de repente con el acceso al mercado de capitales cortado,
con lo que la crisis tuvo para ellos un impacto mucho más severo que en
cualquier otra región. Europa demostró ser muy vulnerable a la crisis.
La pertenencia a la UE no ha permitido evitar la crisis. Todos los países
pertenecientes a la misma han experimentado sus duras consecuencias.
En el cuadro 1** se refleja la evolución de la actividad económica y el em-
pleo mostrando que todos los países de la Unión han sido afectados en
estos dos elementos clave.

LA UE ES RESPONSABLE DE SU CRISIS

Pero no hay quedarse con la idea de que la crisis es un fenómeno esta-


dounidense y que la UE es un espacio que ha sufrido fortuitamente la
calamidad de la crisis. La recesión europea se ha generado básicamente
en territorio europeo. La UE es en gran parte responsable de su propia
crisis a consecuencia de las políticas económicas neoliberales impulsadas
tanto desde la Comisión Europea como por la mayoría de los gobiernos
de los estados miembro.
Entre estas políticas habría que destacar:
- La política neoliberal de la Unión Europea, especialmente de la Co-
misión, por la apertura de los mercados, la liberalización, la desregulación
y la privatización, que han abierto camino a la llegada de las finanzas
como un determinante cada vez más fuerte del desarrollo europeo. Así
como la estrategia de Lisboa establecida en 2000 y renovada en 20057,
con su absurdo objetivo de convertir Europa ‘en el mejor lugar del mundo
para hacer negocios’, con su fundamentalismo monetario y de política fis-
cal e impulsando la transformación de los derechos sociales de ciudadanía
en mercancías que han de comprarse en el mercado, son los componentes
básicos de la estrategia de Lisboa, en sus dos versiones, de 2000 y 2005.
- La política financiera de la Comisión: desde 1999, y como compo-
nente fundamental de la estrategia de Lisboa, la Comisión ha seguido
una política de integración financiera encaminada a copiar el sistema fi-
nanciero de EE.UU., a conseguir una réplica del sistema financiero esta-
dounidense, basado en el mercado, con mayor competencia, y que servía

7. Se ha de volver a renovar en 2010, pero todos los signos indican que continuará
con la misma orientación.

(**) Los cuadros aparecen correlativos a partir de la página 42

26
para promocionar las inversiones de las instituciones financieras europeas
en valores de EE.UU. que parecían ofrecer altos rendimientos, pero que
de hecho han registrado pérdidas muy importantes. Tampoco se tomaron
en consideración los peligros que la liberalización podía entrañar para las
familias y no se consultó a las pequeñas y medias empresas que utilizan
los servicios financieros hasta que todo el programa de integración estuvo
prácticamente acabado. El sistema británico, relativamente desregulado
y estrechamente vinculado a los mercados de valores, se convirtió en el
modelo para el crédito al por menor en toda la UE, y sus resultados han
sido penosos. La importancia de la estabilidad económica y financiera son
otros dos aspectos que la Comisión tuvo dificultades en percibir. Todo lo
que importaba era la reducción de los costes de transacción.
- La política del Banco Central europeo (BCE). La obsesión del BCE
por la estabilidad de precios le llevó a aumentar su tipo de interés central
del 3.5% en 2006 hasta un muy peligroso 4.25% en julio del 2008. Sólo
cuando el sistema financiero estaba al borde de la quiebra el BCE empezó
a reducir sus tipos en octubre y noviembre de 2008 hasta finalmente bajar
el tipo de referencia que en mayo del 2009 había sido recortado hasta el
1%. Esta reducción llegó demasiado tarde y no bastó, ya que el tipo de in-
terés en la Eurozona siguió siendo substancialmente más elevado que en los
EE.UU. Esta política se basa en la hipersensibilidad del BCE a un aumento de
la inflación, a pesar de que la misma se ha mantenido muy cercana del nivel
‘sacrosanto’ del 2% desde mediados de la década de los 2000.

Asimismo hay que considerar la falta de interés del BCE por la esta-
bilidad del sistema de mercados financieros, Aunque el mandato del BCE
no le otorga responsabilidades importantes por lo que a la estabilidad
financiera se refiere, esta institución debe poner gran atención a las cues-
tiones de estabilidad porque la política monetaria exige que interactúe
con el sistema bancario y los mercados . Al igual que el resto de bancos
centrales de todo el mundo, el BCE no detectó los enormes riesgos que se
formaban a medida que los bancos y otras corporaciones financieras iban
incrementando sus complejas operaciones financieras. La actuación del
BCE ha empeorado todavía más las condiciones en las que la economía
de la UE ha tenido que operar desde el 2007.
La perversa distribución de los ingresos. La crisis no es únicamente
financiera sino que el otro gran elemento que la generó es la distribución
perversa de los ingresos durante muchos años8. Desde la crisis de los se-
tenta la distribución de la renta en casi todos los países de la Unión ha ido
disminuyendo la parte correspondiente al trabajo, y las condiciones de tra-

27
bajo deteriorándose, estimuladas por las orientaciones de sus autoridades
centrales (Bruselas). Es decir, la situación de los trabajadores ha resultado
seriamente perjudicada y ellos no pueden absorber, comprándolas, las
mercancías que se producen. Con lo que hay que concluir que la política
salarial y laboral de los países de la Unión es también responsable de la
crisis, cooperando a convertir la crisis financiera en una crisis económica.
Ya se ha mencionado otro factor adicional que ha afectado a algunos
países concretos: el estallido de la burbuja de los precios inmobiliarios en
Gran Bretaña, Irlanda y España. En estos tres países, el fuerte crecimien-
to económico que experimentaron antes del 2007 estaba estrechamente
vinculado a la subida de los precios de las viviendas y al endeudamiento,
lo que contribuía a financiar el crecimiento del consumo, que ha caído
fuertemente con el estallido de la burbuja, dejando, además a las familias
muy endeudadas.
Por tanto, sería un error atribuir las causas de la recesión europea ex-
clusiva o incluso principalmente a las consecuencias de la crisis financiera
generada en EE.UU. La crisis financiera, junto con la estrategia de Lisboa
de la UE forman un híbrido que es particularmente explosivo y altamente
peligroso para el desarrollo económico y la cohesión social.

LA DEBILIDAD DE LA RESPUESTA DE LA UE

Al estallar la crisis se manifiesta una gran alarma social y pronto se plantea


la necesidad de una importante intervención pública frente a la crisis. Des-
pués de haber pasado más de treinta años en que todas las corrientes de
opinión ‘responsable y respetable’, profesionales y políticas, consideraban
que el sector público no debía intervenir en la actividad económica, con la
crisis surge impetuosa la idea de la responsabilidad pública para resolver
la misma. Todos los agentes económicos pasaron a exigir la actuación pú-
blica, sin reconocer en absoluto la incoherencia que esto suponía respecto
a las posiciones y teorías neoliberales que hasta entonces mantenían. De
forma totalmente contradictoria, los mismos círculos que habían conde-
nado cualquier intervención estatal en el funcionamiento de los mercados
calificándola de perjudicial, pasaron a depender de las ayudas públicas
cuando la crisis se agudizó.
Es muy interesante, sin embargo, observar que excepto por la actua-
ción del Banco Central Europeo, que desde fines de 2008 está proporcio-
nando toda la liquidez deseada por el sistema financiero a muy bajos tipos
de interés9, la respuesta pública se planteará principalmente a través de
los estados, no de la Unión Europea. La UE no ha manifestado en ningún

28
momento tener una política propia, ni siquiera ser capaz de coordinar las
políticas de los distintos estados, sino que ha dejado que fueran los esta-
dos respectivos los que se enfrentaran a la misma10. Cuando después de
muchas reuniones se publicitó una ayuda ‘de la Unión Europea’ consisten-
te en 200.000 millones de euros, resultó que 170.000 millones de éstos
correspondían a la suma de las aportaciones de los estados miembros, y
sólo 30.000 millones a la UE. La Unión Europea no ha querido disponer de
los fondos necesarios para proporcionar una ayuda sustancial —el presu-
puesto de la UE es sólo del 1% del PIB de la Unión—, ni ha mostrado una
voluntad política de plantearse la misma en términos sustanciales.
La UE no sólo ha reaccionado poco y mal ante la crisis sino que, cuan-
do lo ha hecho, su principal preocupación ha sido la de asegurar que las
ayudas estatales se aplicaran sin amenazar las reglas de la competencia
de mercado. Así, tan pronto como lo peor de la crisis parece haber que-
dado atrás, la UE empezó a recalcar la importancia de que se hallara una
estrategia para terminar las ayudas de emergencia que habían utilizado
los estados miembro.
No se ha logrado regular los capitales financieros. Cuando la crisis
estaba en caída libre existía un convencimiento general, incluso en los
círculos oficiales, de que era necesario emprender reformas importantes
en el sistema financiero, y la UE creó un grupo de alto nivel. Pero los esta-
dos miembros no están dispuestos a crear juntas supervisoras totalmente
europeas, y, en general, desde que ha cedido la amenaza de una quiebra
financiera, las instituciones financieras se han dedicado a maquinar con
fuerza para que no se impusieran controles más rígidos.
La respuesta europea a la crisis se ha caracterizado por un paso atrás
significativo en el proceso de integración. A pesar de que la UE reivindica
que las iniciativas se han coordinado, la realidad es que lo ha hecho de
forma muy limitada y las respuestas más importantes se han dado a nivel
nacional. Los gobiernos han conservado celosamente sus prerrogativas

8. Es interesante que este factor, de importancia crucial en la génesis de la crisis se


mencione muy pocas veces. Probablemente porque si se aceptase su influencia la
política anti-crisis tendría que cambiar radicalmente y basarse en un aumento de
los salarios.
9. Proporcionar liquidez supone únicamnet eproporcionar dinero (liquido) a través
del crédito para que los bancos puedan utilizarlo. No hay que confundirlo con
proporcionar renta o riqueza.
10. Como lo hace explícitamente en todas las instancias de la política social. Lo que
es distinto en esta ocasión es que no es la política social, sino la económica la que
se deja en manos de los estados.

29
nacionales por lo que se refiere a inyectar dinero de los contribuyentes
en el sistema bancario, y el tamaño del actual presupuesto de la UE es
tan pequeño —en torno al 1% del PIB— que de hecho lo mantiene en la
marginalidad y sin poder.
Por el contrario, hay que señalar que la crisis ha supuesto la caída de
la mayoría de los precios, con lo que se ha logrado controlar la inflación.
De hecho, para un próximo futuro, el riesgo de deflación parece mucho
más serio que el de inflación.

LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS

A pesar de que el capitalismo financiero y el neoliberalismo en general han


sufrido un golpe severo y se han desacreditado seriamente en la reciente
crisis, ni han colapsado ni han sido derrotados como resultado de dichos
acontecimientos. Aunque los estados ayudan generosamente a los capita-
les, lo esencial del neoliberalismo se mantiene: la redistribución de la renta y
la riqueza desde abajo hacia arriba con los procesos de privatización a favor
de los ricos y poderosos. Sin fuertes movimientos sociales y presión política
estos procesos seguirán produciéndose, aunque adopten otras formas.
Respecto a la actividad económica, en la actualidad se prevé solo una
tasa de crecimiento del 0,7 % para el 2010, y la recuperación del crecimien-
to en cifras significativas dista mucho de estar asegurada. Pero todas estas
cifras están cambiando rapidísimamente. Se prevé que unos países crezcan
más y otros menos (como España) y es muy difícil predecir qué sucederá.
El nivel de paro era elevado incluso antes de la crisis (entre el 2000-
2006 el paro se mantuvo entre el 8-9%) y desde entonces ha subido.
Según Eurostat, en agosto del 2009 en la UE27 había 21.8 millones de
personas sin trabajo (9.1% de la población activa), y en la Eurozona (for-
madas por los 15 países más ricos) 15.2 millones de parados (9.6%). Si
comparamos estas cifras con las de agosto del 2008, en un año, se ha
producido un incremento de 5 millones de personas en la UE27 y de 3.2
millones en la zona euro.
Algunos grupos se han visto especialmente afectados por el paro. Entre
ellos, los jóvenes (39.2% en España, 26.4% Irlanda y 26% en Suecia), los
trabajadores de más edad y las mujeres. También se ha producido un incre-
mento en la duración del desempleo. No es sorprendente que se identifique
el desempleo como la mayor de las preocupaciones para un 57% de los eu-
ropeos, seguido por el crecimiento económico (45%), la inseguridad (32%)
y el futuro de las pensiones (31%) —muy por delante de otras preocupa-
ciones ampliamente compartidas como el cambio climático, el terrorismo

30
y la inflación.11 La lucha contra el paro parece ser una de las principales
preocupaciones en la mayoría de los países de la UE para el 2010.
Desde el inicio de la crisis, el tema del paro ha dominado de tal ma-
nera las discusiones sobre el mercado de trabajo que las demás cuestio-
nes del mercado laboral han quedado eclipsadas y se puede observar un
empeoramiento de las condiciones de vida. La crisis ha provocado que
se deterioren muchos aspectos de las relaciones laborales. Dado que los
trabajadores y trabajadoras están tan preocupados por la posibilidad de
perder su empleo, están dispuestos a aceptar que muchos aspectos de
sus condiciones laborales empeoren, y se ha hablado muy poco del im-
pacto de la crisis en los salarios, así como en la estabilidad del empleo,
las condiciones de trabajo y el número de horas de trabajo. Con la crisis
se han puesto de manifiesto los intentos de los empresarios por bajar
todavía más los salarios, y un mayor número de trabajadores se han visto
afectados por dichas disminuciones. Incluso se ha producido en un cierto
número de casos en los que las personas con empleo han aceptado ‘vo-
luntariamente’ una disminución de su salario para conservar su empleo.
De hecho, muchos trabajadores y trabajadoras, sufren desde hace tres
décadas la degradación de sus salarios, de la seguridad en el empleo y de
las condiciones laborales. Asimismo, como resultado de la desregulación
que se está produciendo en los mercados de trabajo y la introducción de
condicionantes mucho más rígidos para tener acceso a las prestaciones
por desempleo si no se aceptan “empleos” razonables, se ha producido
un incremento del empleo en precario.12
Además, muchas personas trabajadoras, en especial las que tienen
contratos temporales y por obra tienen horarios completamente variables
de una semana a otra, y el número de personas que están permanente-
mente en espera de ser llamadas para ir a trabajar va en aumento. Tam-
bién se ha producido un deterioro de las condiciones de trabajo, con au-
mento de la presión sobre las personas empleadas. Un dramático ejemplo
de ello son los 25 trabajadores que se han suicidado en France-Telecom
por no poder resistir las presiones en el trabajo. El número de personas
trabajadoras pobres se ha incrementado, en especial entre los trabajado-

11. Ver A. Sapir (ed.), Bruegel Memos to the New Commission 2009: Europe´s
economic priorities 2010-2015, Bruegel, Bruselas, p. 72.
12. Ver EuroMemorandum Group, EuroMemorandum 2008/09: Democratic trans-
formation of European finance, a full employment regime y ecological restructuring
– Alternatives to finance-driven capitalism, 2008, p. 13.

31
res temporales y las mujeres. No sólo las personas trabajadoras en esta si-
tuación tienen más dificultades en el día a día, sino que las consecuencias
macroeconómicas son también importantes en la medida que agravan la
caída de la demanda agregada, con lo que la recuperación es más difí-
cil, incrementando la probabilidad de que crezca el desempleo. Como se
observa en un reciente informe: ‘Es esencial que todas las personas que
quieran accede a un puesto de trabajo puedan hacerlo, pero también es
muy importante que el trabajo tenga la calidad necesaria para proporcio-
nar una vida digna.’13 La UE no sólo no ha realizado el mínimo paso para
evitar esta evolución negativa, sino que, por el contrario, esta insistiendo
en la necesidad de aumentar la ‘flexiseguridad’.
Aunque hay indicios de que la producción empieza a recuperarse, el
incremento relativamente limitado del paro desde el inicio de la crisis se
ha reflejado en una notable caída de la productividad. El resultado es que
incluso si la recuperación se afianza en el 2010, probablemente muchas
empresas intentarán recuperar sus posiciones en productividad eliminan-
do más puestos de trabajo, de manera que el paro seguirá creciendo.14
La crisis no es la única fuente de desempleo. Las estrategias de las
empresas globales tampoco favorecen el empleo. Las nuevas tecnologías,
el “down-sizing” empresarial (la tendencia hacia empresas de menor di-
mensión) y especialmente la deslocalización de la producción hacia otros
países también contribuyen a reducir el empleo en los países más ricos. En
la UE15 (los países que formaban parte de la UE en 1995) se ha adoptado
la estrategia de transferir la producción al extranjero (en muchos casos a
los nuevos estados miembros) como resultado de un proceso de dumping
social que han facilitado los desarrollos en las tecnologías de la informa-
ción y la comunicación, contribuyendo con ello a un mayor desempleo en
los países más ricos.
Existe otra categoría de trabajadores que merecen una mención es-
pecial: se trata de los trabajadores por cuenta propia, los autónomos. For-
man un nueva forma de la estrategia de empleo de las empresas porque
constituyen una fuerza de trabajo barata y muy flexible. Muchos traba-
jadores ‘por cuenta propia’ pueden considerarse de facto como traba-
jadores asalariados, y muchos otros dependen de uno o de unos pocos
empresarios que les contratan, y eso les convierte, de facto ‘en trabaja-
dores asalariados’. La crisis ha obligado de hecho a muchos trabajadores

13. Ver Alternatives économiques, París, No. 282, p. 32.


14. Ver Alternatives économiques, París, No. 284, p. 19.

32
en el paro a convertirse en trabajadores por cuenta propia. En realidad,
son ‘trabajadores asalariados disfrazados’ en situaciones muy precarias, ya
que no tienen ninguno de los derechos de los trabajadores asalariados y
se les considera como sus propios empresarios. Su situación se ha deterio-
rado en el último año a causa del incremento del paro.
Los trabajadores y trabajadoras se ven también afectados por la ten-
dencia continua hacia la privatización y el debilitamiento de los servicios
sociales públicos. A pesar de que los fondos de pensiones privados han
experimentado pérdidas substanciales como resultado de la crisis finan-
ciera, se sigue alentando a los trabajadores, tanto de forma individual
como colectiva, a que los suscriban. Naturalmente, el gasto por subsidios
de paro se ha incrementado debido al alto número de personas que han
perdido su puesto de trabajo y, en algunos países, a subsidios adicionales
creados para el desempleo de larga duración, pero estas medidas también
han ido acompañadas de un endurecimiento en las condiciones que de-
ben cumplirse para poder acceder a dichas prestaciones.
Desde hace dos década las políticas laborales de los estados miem-
bros de la UE se han centrado en un viraje hacia la ‘flexibilidad’, que ha
tomado básicamente la forma de permitir contratos de trabajo ‘atípicos’
que permiten a los trabajadores cada vez menores derechos. La Comisión
Europea informa que ‘el porcentaje de empleo total que representan estos
acuerdos de trabajo que difieren del modelo contractual normalizado, así
como el de autónomos, se ha incrementado desde el 2001 que era de
un 36% a casi el 40% de la población activa de la UE-25 en el 2005.’15
A pesar de que estas políticas dan todas las ventajas a los patronos y en
especial a los más implacables, hay pocas pruebas de que éstos contratos
contribuyan a aumentar el empleo o al desarrollo económico general. Por
otra parte, no cabe duda que el uso de los contratos flexibles ha incre-
mentado las desigualdades salariales. Normalmente los trabajadores más
débiles y más vulnerables son los que se ven obligados a aceptar estos
contratos atípicos —lo cual no evita de manera alguna que estos mismos
trabajadores sufran las tasas más altas de desempleo.16
A pesar de que el Parlamento Europeo sólo ha aprobado una versión
muy corregida de la Directiva Bolkestein, la Comisión, con su habitual falta

15. European Commission, Green Paper: Modernising Labour Law a Meet the
Challenges of the 21st Century, COM (2006) 708 final, p. 7.
16. Véase poor ejemplo , Andrew Glyn, ‘Inequalities of Employment y Wages en
OECD Countries’, Oxford Bulletin of Economics y Statistics, 2001.

33
de respeto por el Parlamento, no ha cejado en su ambición de conseguir
una desregulación total en base a las propuestas del Bolkestein original (y
en este sentido ha recibido ya un fuerte apoyo del Tribunal de Justicia).
Esta es una estrategia destructiva que sólo puede contribuir a debili-
tar las condiciones de empleo sin conseguir ni mayores niveles de ocupa-
ción ni mejoras de productividad.
La tasa de pobreza —es decir, la proporción de personas de la UE 27
que viven por debajo de una renta inferior al 60% de la renta media— se
ha incrementado desde el 16% en 2005/06 hasta el 17% en 2007.17 Indi-
vidualmente en los estados miembros de la UE, la tasa de pobreza oscila
entre el 10% y el 25%: En un extremo de la escala nos encontramos con
Holanda y la República Checa, con un tasa de pobreza del 10% y Suecia
and Eslovaquia con un 11%. Al otro lado de la escala encontramos países
como Rumanía (25%), Bulgaria (22%) y Letonia (21%) con los niveles
de pobreza más elevados.18 En la mayoría de los estados miembro en-
contramos una tasa de pobreza superior al 15%. Once de los 27 estados
miembro tienen un nivel de pobreza superior al 17%. España actualmente
ronda el 20%. Al lado de esta pobreza ‘monetaria’, también aumenta la
intensidad de la privación material. Se hace más visible la desigualdad
dentro de la UE si comparamos el nivel de privación material de los que
disponen de una renta por encima del umbral de pobreza y los que están
por debajo (ver cuadro 3).
Dado que el paro es una de las razones más frecuentes para caer
en la pobreza, se asume demasiado rápidamente que tener un puesto
de trabajo reduce el riesgo de pobreza. Pero, de hecho, el empleo y la
pobreza no se excluyen mutuamente. A pesar de que la tasa de pobreza
para las personas en paro es del 43%, y por tanto cinco veces mayor que
la de las personas que tienen empleo, (8%), en número absolutos las
personas empleadas y pobres —unos 14 millones de los llamados ‘tra-
bajadores pobres’— doblan el número de desempleados pobres (unos 7
millones). Dichas cifras son el resultado de los cambios en los mercados
laborales, como la expansión de los empleos con bajos salarios en el sec-

17. Los últimos dataos de Eurostat sobre indicadores sociales, como el nivel de
pobreza se refiere al 2007, es decir, no refleja todavía el impacto de la crisis finan-
ciera.
18. Es importante observar que las tasas de pobreza se basan en relaciones sobre la
renta nacional, de manera que tasas de pobreza similares pueden reflejar de hecho
niveles de vida muy diferentes. El umbral de pobreza en Bulgaria es 592 euros y hay
que subir a 11.952 euros para el umbral de pobreza de Luxemburgo (en 2007).

34
tor servicios y el incremento del empleo en precario, a plazo y a tiempo
parcial involuntario. Además de los ‘trabajadores pobres’ y los parados,
hay otros segmentos de la población especialmente afectados por la
pobreza (ver cuadro 4): El hecho de que las personas mayores estén
más expuestas a la pobreza (mujeres 22% y hombres 17%) revela que
las pensiones de jubilación en muchos países europeos no bastan para
evitar la pobreza entre las personas mayores. En países con sistemas
de pensiones basados de forma substancial en fondos de capitalización
privados, la crisis actual puede ser responsable de un deterioro severo
de las condiciones de vida de las personas, en especial si los ahorros
invertidos en fondos privados de pensiones desaparecen como resultado
del colapso de los mercados financieros y la quiebra de los fondos de
pensiones. Irlanda y Polonia son ejemplos que deberían alarmarnos: Con
pérdidas reales del 37.5% en el 2008, los fondos de pensiones privados
de Irlanda se han visto severamente afectados por la crisis financiera.19
Dado que las pensiones privadas y otras inversiones representan una
tercera parte de los ingresos de las personas jubiladas en Irlanda, se
incrementará la tasa de pobreza de las personas mayores que ya es una
de las más altas de la UE, incluso antes de la crisis (29% en el 2007).
En el 2008, los fondos obligatorios privados de Polonia (Open Pension
Funds) disminuyeron su valor en casi la misma proporción que lo habían
incrementado en los nueve años anteriores.
Un rasgo particularmente escandaloso de la pobreza de UE es la mag-
nitud de la pobreza infantil: Uno de cada cinco niños de la UE27 es pobre.
En Italia, España, Grecia, Polonia y el Reino Unido, casi uno de cada cuatro
niños vive en la pobreza, y en Rumanía y Bulgaria, uno de cada tres. Lo más
preocupante es que la pobreza infantil está creciendo, dado que los niños
que crecen en la pobreza tienen mayores probabilidades de sufrir problemas
de salud y una menor expectativa de vida, alcanzar niveles educacionales
bajos, no alcanzar el graduado escolar y enfrentarse a un riesgo mayor de
desempleo. Como las desventajas económicas a menudo pasan de padres
a hijos, la pobreza se reproduce en las familias y en los grupos sociales. Por
tanto, el incremento de la pobreza infantil en la UE puede conducir a que
se refuerce la espiral de pobreza de una generación a otra.20

19. Ver OECD, Pensions at a Glance, Organisation for Economic Co-operation y


Development, París, 2009.
20. Ver Miles Corak (ed.), Generational Income Mobility in North America y Europe,
Cambridge, 2004.

35
Al mismo tiempo, en la UE se registra una enorme concentración de
riqueza en lo más alto de la escala de rentas a pesar de que los activos fi-
nancieros han disminuido durante la crisis: De hecho, la crisis parece haber
afectado de forma especialmente severa en Europa a los ‘individuos con
gran riqueza neta’ (high net worth individuals) —o sea, aquellas personas
que son millonarias en dólares en términos de riqueza financiera (activos
de inversión, excluyendo la residencia habitual, colecciones, productos de
consumo y bienes de consumo duraderos). Después de varios años de in-
crementos constantes, en el 2008 el número de millonarios en dólares dis-
minuyó en un 14.4%. En el 2008, el número de millonarios en dólares en
la UE era de 2.6 millones, un número mucho menor que el del 2005, en
tanto que su riqueza disminuyó en un 21.9% desde los 10.7 billones de
dólares a los 8.3 billones de dólares.21 Aunque haya disminuido ligeramente
durante la crisis financiera, la concentración de riqueza en lo más alto de la
escala de los ingresos contrasta escandalosamente con el número creciente
de personas pobres en la UE —especialmente porque los datos oficiales de
la UE sobre pobreza no incluyen a las personas socialmente excluidas que
conviven en la sociedad europea como las personas sin techo, las víctimas
del tráfico de personas, o los inmigrantes ilegales. Y, sobre todo en las con-
secuencias de la disminución de su riqueza en su nivel de vida.
En resumen, y al contrario de toda la retórica referida a la “inclusión
social” a nivel europeo, se ha incrementado la desigualdad en la distribu-
ción de la renta: Los ingresos totales recibidos por el 20% de la población
con los ingresos más altos (el quintilo superior) en la UE27 fue cinco veces
superior que el total ingresado por el 20% de la población con las rentas
más bajas (el quintilo inferior) en 2007. Para la UE25 la cifra media au-
mentó del 4.7 en 2006 al 4.8 en el 2007.
Lo más grave es que todas estas cifras son anteriores a la crisis. Es
decir la UE, después de una etapa de gran prosperidad, mantiene en su
seno gravísimos niveles de pobreza y éstos son crecientes. Y se sabe que
la crisis la ha aumentado sustancialmente. Triste balance para una de las
regiones más ricas del mundo.
Las actuales estadísticas de Eurostat no muestran todavía el impacto
de la crisis financiera sobre la distribución de la renta y la riqueza. A pesar
de ello, el impacto sobre el desempleo y el enorme apoyo del gobierno al
sector financiero en la mayoría de los países europeos ha tenido que afec-

21. Ver Capgemini y Merrill Lynch Global Wealth Management, World Wealth
Report 2009, 2009.

36
tar a la distribución de la renta, y la socialización de los costes de las quie-
bras del sector privado repercute en incrementos substanciales de la ratio
del déficit presupuestario en relación al PIB (ver cuadro 5 más abajo).
En tanto han llegado a un rápido acuerdo para conseguir enormes
recursos con los que apoyar a los bancos con problemas, ni siquiera se ha
dispuesto una mínima fracción de dichos recursos para luchar contra la
recesión y proteger el empleo y los niveles de renta y de vida de la mayoría
de la población.

LA UNIÓN EUROPEA Y LOS PAÍSES CON MÁS DIFICULTADES

La crisis desde 2007 hasta 2010 está teniendo un impacto devastador en


todo el mundo, pero, es obvio que el mismo varía según las características
del país y las políticas seguidas en el mismo. Vamos a comentar ahora el
papel que está jugando la UE frente a los países miembros que tienen más
dificultades en la crisis, deteniéndonos en el caso del estado español.
Los sistemas públicos de los países tenían cuatro políticas macroeco-
nómicas esenciales para incidir en la economía: la política monetaria (que
controla la cantidad de moneda y el tipo de interés), la política exterior
(que se refiere a la cotización de la moneda y las cuentas con el exterior),
la política fiscal, que trata del los gastos y los ingresos del estado, y la po-
lítica laboral, que trata de la legislación acerca del mercado de trabajo. A
estas hay que añadir la política de competencia que prohíbe a los estados
proporcionar ayuda económica a sus empresas productivas o financieras,
excepto en casos muy excepcionales y aprobados por la Unión, pues ar-
gumenta que eso distorsionaría la competencia entre las empresas de los
distintos estados. Por supuesto hay otras políticas, pero son menos gene-
rales y estas son las más importantes para nuestros propósitos.
Al convertirse en miembros de la Unión Europea y, especialmente de
la zona euro, la política monetaria y la política exterior queda en manos de
la UE, los estados, que ya no tienen una moneda propia, ni sus fronteras
geográficas, ya no pueden operar con ellas. Desaparecen como instru-
mentos de los gobiernos. Por su parte, la política fiscal queda en manos
de los estados, pero con un importante y grave control desde la UE: la
Unión no permite que los déficits públicos sean mayores que el 3% cada
año, y que la Deuda Pública del Estado supere el 60% del PIB. Es decir,
la política fiscal está en manos de cada estado pero muy limitada por las
condiciones establecida desde 1997 en el Pacto de Estabilidad y Creci-
miento. Sólo la política laboral queda en manos del Estado, pero incluso
ésta, más o menos guiada por la Unión.

37
Con la crisis, el BCE, que controla la política monetaria, ha proporcio-
nado a los sistemas financieros de los países miembros prácticamente toda
la liquidez que estos solicitaban, y desde 2009 ha mantenido muy bajos
los tipos de interés, facilitando el mantenimiento de los sistemas financie-
ros. Pero su actitud ha sido muy diferente respecto al sistema fiscal:
Es sabido que los países con más problemas —Ver Informe Nº. 7 de
TAIFA para un recuento detallado de la situación en España— se encuen-
tran con déficits importantes en sus cuentas públicas. Los gastos del sector
público son considerablemente superiores a los ingresos, es decir incurren
en un déficit. Déficit que las instituciones públicas que hacen la política
económica —Gobierno central, Comunidades Autónomas y Ayuntamien-
tos— tienen que financiar recurriendo a pedir prestado, a quienes tienen
dinero en el país o en el extranjero –particulares e instituciones financie-
ras-, a cambio de un interés y con una fecha de devolución. Al total de
esta deuda se le llama, como sabemos, Deuda Pública.
Las deudas de los países no dependen sólo de los gastos e ingresos
de los estados, sino de la deuda total, y especialmente de la deuda que
se tiene con el extranjero. En el período del boom inmobiliario los bancos
y las empresas pidieron préstamos al exterior para poder seguir con los
préstamos inmobiliarios y ahora hay que pagar esta deuda. La deuda ex-
terna del país es de 1,7 billones de euros, casi el 170% del PIB mientras
que la Deuda Pública es sólo de alrededor de un 60%. Las deudas públicas
son sólo una parte de la enorme deuda total. Aunque la presión sobre
la deuda pública aumenta debido a que la responsabilidad por una gran
parte de la deuda de los entes financieros privados se ha trasladado a la
esfera pública, porque cuando la explosión de la burbuja inmobiliaria y los
problemas de los entes financieros (agosto 2007), el castillo de naipes se
apuntaló con las garantías de los estados (avales).
Pues bien, a los países que pertenecen a la zona euro la Unión Euro-
pea les impone un límite en su política fiscal y éstos no pueden tener un
déficit superior al 3% anual en sus cuentas públicas, ni el total acumu-
lado de su Deuda Pública puede ser superior al 60% del PIB (total de la
actividad económica de un año). Por supuesto con la crisis, este límite ha
estallado por todas partes y la mayoría de países miembro han incurrido
en déficits superiores:
Los déficits presupuestarios en la época de bonanza disminuyeron
hasta suponer sólo el 1.4% del PIB en 2006 y el 0.9% en 2007 para la
UE27 (y del 1.3% al 0.6% en la Eurozona). También la deuda pública de
la UE27 bajó del 61.3% del PIB en 2006 hasta el 58.7% en 2007 (y del
68.5% al 66.4% en la Eurozona). Sin embargo ahora, se prevé que los dé-

38
ficits presupuestarios alcancen el 13.2% del PIB en el R.U. y del 11.2% en
los EE.UU. y en torno al 12% en España.; los demás países tienen déficits
más bajos pero también importantes.
Los grandes prestatarios internacionales (lo que llaman los mercados
globales) a medida que ven que un país tiene una deuda mayor y si con-
sideran que sus circunstancias económicas van a ser difíciles, exigen más
para comprar la deuda pública de ese país. En general exigen un tipo de
interés más alto, también suelen exigir a los países que tomen medidas
económicas para disminuir su deuda (medidas que siempre van a perjudi-
car los intereses de las clases populares y los trabajadores), y, si no están
satisfechos pueden rechazar el comprar la deuda pública del país, con lo
que la situación se convierte en catastrófica para dicho país, que puede
encontrarse que no tiene líquidez para pagar sus compromisos (salarios
funcionarios y tantas otras cosas).
En enero de 2010 España se ha visto envuelta en un episodio de estas
características: Es sabido que la crisis económica no remonta, que la situa-
ción es grave, que tenemos más de 4,5 millones de parados, y que el deficit
público ha llegado al 11,45 y se prevé que siga subiendo. La Deuda Pública
no es todavía muy alta –entre el 55-60% del PIB- pero ha crecido muy rápi-
damente, y los prestatarios globales se alarman. Además, al mismo tiempo,
las agencias internacionales de evaluación han rebajado las garantías que
concedían a la deuda española. Por si fuera poco, el comisario de Economía
de la UE, el socialista Almunia, dijo que concedería a España hasta el año
2013 para que el déficit público bajara del 11 % actual al 3% (cosa que
todo el mundo sabe es imposible). Con lo que los mercados globales y las
instituciones internacionales le exigen al Gobierno español que tome medi-
das duras para rebajar el déficit. Que es lo que parece ha llevado al Gobier-
no de Zapatero a proponer medidas muy duras tanto en impuestos, pagará
más la gente de a pie, como en la reforma de las pensiones, y a plantear la
reforma laboral de forma que los empresarios se encuentren en magnifica
situación para lograr lo que quieren, además de decretar un brutal recorte
del presupuesto para los próximos tres años de 50.000 millones de euros.
Así como a enviar su Ministra a convencer a los inversores y medios de
comunicación financieros que el gobierno esta dispuesto a llevar a cabo
políticas de gran dureza, que tendrán gravísimas consecuencias negativas
en el bienestar de las clases populares del país.
Esto es lo que los mercados globales exigen a nuestro gobierno para
prestarnos dinero. Más que eso, nos prestarán porque les interesa ganar
dinero con el interés, pero será a un tipo de interés superior: la media a la
que prestan a los países ricos es un interés del 2%, a España le cobran un

39
4,65% y a Grecia más de un 7%22 a un tipo de interés más alto. Parece
que ahora que los especuladores globales no pueden hacer negocio con
los tipos de cambio de las monedas de Europa a causa de la moneda única
(euro) recurren a todo tipo de argumentos para aumentar la rentabilidad
de sus créditos mediante un tipo de interés más alto.
Además, con esta situación respecto al déficit no habrá dinero pú-
blico suficiente para los servicios públicos esenciales y para el gasto. Ya
se está hablando de recortes necesarios en el gasto público en todos los
estados miembros de la UE, a pesar de que se ha prometido mantener el
gasto en los servicios básicos (sanidad y enseñanza). Sin embargo, duran-
te las reformas orientadas hacia el mercado y las reestructuraciones de los
años 1980 y 90 se hicieron promesas muy similares y al finalizar el siglo
los servicios públicos habían sufrido serios recortes y las personas en paro
y en la pobreza vivían en condiciones mucho peores.

¿QUÉ HA HECHO LA UNIÓN EUROPEA PARA AYUDARNOS, ASÍ COMO A


OTROS PAÍSES CON LAS MISMAS DIFICULTADES?

La UE a través del BCE podría comprar Deuda Pública de los estados en-
deudados, facilitando su compra y rebajando así los tipos de interés, o
podría avalar a los estados en dificultades23, o, por lo menos, podría ser
más flexible con los límites del Pacto de Estabilidad. Pero no hay signo
alguno de esta orientación sino, todo lo contrario. La UE está forzando las
medidas conservadoras y reaccionarias de los gobiernos para convencer a
las instituciones y los mercados internacionales que el gobierno español
es ‘serio y responsable’.
No sólo esto, sino que la UE está siguiendo una estricta política de
exigencia a todos los niveles. El gobierno español en 2009 estableció el
FROB que es un Fondo para facilitar a los bancos y cajas dinero para poder
resolver sus problemas (para esto no se regatean los fondos) y, especial-
mente para financiarles las fusiones entre ellas. Pues desde entonces hasta
hace aproximadamente dos semanas la UE ha estado poniendo dificulta-
des para que este fondo funcionase bajo los argumentos de la política

22. Estas cifras hay que manejarlas con cuidado pues cambian de dia a dia, hacia
arriba o hacia abajo.
23. Tal como están las leyes ahora no están permitidas este tipo de ayudas. Pero
las leyes pueden cambiarse cuando hacen falta, como ha sucedido muchas veces
en la Unión.

40
de competitividad –que se ayudaba a estas instituciones excesivamente
y que la Unión tenía que supervisar estrechamente este procedimiento.
La opinión acerca del establecimiento de dicho Fondo puede ser más o
menos crítica pero citamos aquí este hecho como un ejemplo de la polí-
tica obstruccionista de la UE a las políticas que los gobiernos consideran
necesarias.
La continua crisis financiera demuestra a un número cada vez mayor
de personas la profunda irracionalidad y destructiva dinámica del capita-
lismo financiero que no sólo ha imperado en los USA sino que cada vez
más forma las reglas del desarrollo económico y social de muchos países
de la UE, tanto impuestas por las autoridades centrales de la Unión, como
por los respectivos gobiernos que comparten su enfoque. La Unión Euro-
pea, ¿para qué , para quién?

41
Cuadro 1: Producto Nacional Bruto y Empleo en la U.E

42
Fuente: European Commission, Economic Forecasts, Otoño 2009
Cuadro 2: Empleo inseguro en la UE27

43
Fuente: Eurostat database (Octubre2009); 1 = trabajadores entre 15-64 años; 2 = distribución en % en 2007.
Cuadro 3: Privaciones materiales en la UE 27, en % del grupo de ingresos, 2007

44
Fuente: Eurostat-Database (las de Noviembre 2009). * = 60% de la renta media en paridad de poder de compra (las medias de
la UE 27 son medias ponderadas en base a los datos de cada país).
Cuadro 4: Tasas de pobreza de diferentes grupos de población, en %

45
Fuente: Eurostat-Database (noviembre del 2009).
Cuadro 5: Impacto de la recesión prevista sobre las emisiones

46
Fuente: Cuadro en base al Deutsche Bank 2008: Carbon emissions. Emissions en remission? Looking at – y
through – an EU recession; Global Market Research, Emerging Themes, 15. Octubre 2008; * = BAU emisio-
nes menos las emisiones evitadas por una producción de energía altamente renovable.
Cuadro 6: Deficit o superavit del Gobierno en relación al PIB (en %)

47
* = previsión; + = Bulgaria, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía.
Fuente: IMF, Regional Economic Outlook, Europe, International Monetary Fund, Washington,
Octubre 2009.
La Europa
depredadora
de los recursos
50
Justicia climática y UE
Pablo Cotarelo y José Carlos Puentes
Ecologistas en Acción

EL CONTEXTO INTERNACIONAL DE LAS NEGOCIACIONES


SOBRE EL CLIMA

La importancia del cambio climático ha ido aumentando en los últimos


años, hasta el punto de que hoy día no hay mandatario que no se haya
pronunciado (a menudo con grandilocuencia) sobre el reto tan enorme
que supone para la Humanidad. Tanto es así, que en la última Conferen-
cia de las Partes (COP) de Naciones Unidas celebrada en Copenhague
se reunieron más de 100 jefes de gobierno con el objetivo oficial de
elaborar un acuerdo que abordara de manera seria este tema para el
periodo 2013-2020. El resultado, como es de sobra sabido, fue un au-
téntico fiasco, con lo que se puede decir que: interés sí pero cada actor
en lo suyo.

LA UE: DEPREDADOR GLOBAL

La construcción de la UE, al igual que la del resto de economías industria-


les ricas, sigue dependiendo del consumo masivo de energía y materiales
a un precio barato. Ante la realidad de agotamiento de recursos y dete-
rioro de los servicios ambientales de los ecosistemas, la respuesta europea

51
para salir del atolladero económico más bien apunta hacia el aumento de
su cuota de consumo de recursos naturales, que a su reducción.
A día de hoy casi la mitad del petróleo consumido en la UE procede
de Oriente Medio, y se espera que dentro de 20 años el 90 por ciento
del petróleo sea importado. Para ese mismo periodo se estima que el
80 por ciento del gas provenga de territorios no Europeos. Un objetivo
estratégico para la UE es asegurar el abastecimiento energético presente
y futuro.
Los requerimientos de energía y materiales necesarios en el metabo-
lismo económico de la UE crecen, y el aumento del peso del sector servi-
cios en el PIB comunitario no ha supuesto un alivio de la carga ambiental.
Esto, unido al crecimiento de las ciudades24 y un nivel alto de consumo, no
hacen si no perpetuar las ya fuertes presiones sobre los ecosistemas.

LAS POLÍTICAS DE LA UE FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

Históricamente la UE se ha erigido como la locomotora de las posiciones


más avanzadas en el contexto climático internacional. Ha promovido es-
trategias de fijación de objetivos de reducción de las emisiones de gases
de efecto invernadero (GEI), y ha ayudado a sus Estados a cumplir los ob-
jetivos mediante actuaciones más o menos “limpias” en el resto de países
del mundo, en principio. Pero excluidas de este planteamiento general
han quedado tanto medidas y políticas concretas (por ejemplo, no hay
compromisos sobre cómo reducir las emisiones de la industria del acero),
como la eliminación de las actividades económicas incompatibles con la
reducción de emisiones necesaria, la evaluación de la coherencia entre las
políticas sectoriales, o la eliminación de sus consecuencias indeseables,
entre otras.
Es, además, en Europa donde se ha puesto en marcha el mercado de
emisiones de carbono, basado en las mismas leyes que el resto de los mer-
cados, y donde mayor impulso se ha dado a los “proyectos limpios” en
terceros países, con una más que dudosa efectividad en sus resultados.
Se puede afirmar sin temor a equivocarse que las políticas puestas
en marcha dentro de la Unión en lo referente a transporte y comercio,
fundamentalmente, invalidan y tiran por tierra los objetivos de reducción

24. La población urbana en Europa hace uso de cerca del 70 por ciento de la
energía total consumida (AIE, 2008) y, por tanto, es responsable del grueso de las
emisiones de Gases de Efecto Invernadero.

52
de emisiones de 20-30 por ciento para el año 2020 y la directiva para el
fomento de las energías renovables incluidos en el llamado Paquete de
Energía y Clima 2020 aprobado en 2008. Además, esas mismas políticas,
junto con las presiones del lobby industrial impiden que Europa sea más
ambiciosa en sus posturas en el seno de la negociación internacional de la
Convención marco de Naciones Unidas, como quedó claramente demos-
trado en Copenhague.

EL MOVIMIENTO INTERNACIONAL POR JUSTICIA CLIMÁTICA

En los últimos años toma relevancia un término, el de Justicia climática,


que apoyándose en el derecho de todos los habitantes del planeta a poder
acceder y disfrutar de una parte equitativa del espacio ambiental mundial,
se convierte en un movimiento internacional que reivindica y exige que
las desigualdades e injusticias generadas por el cambio climático sean sal-
dadas y reparadas, más que por una cuestión de caridad por verdaderos
motivos de Justicia social.

LA GENERACIÓN DE LA DEUDA DE CARBONO

Se entiende por deuda ecológica la deuda contraída por los países in-
dustrializados con los países del Sur global a cuenta de la privación de
recursos, el comercio desigual, los daños ambientales y la ocupación del
espacio ambiental para absorber los residuos. Un caso particular de deuda
ecológica es la derivada de las emisiones de gases de efecto invernadero,
y que puede denominarse deuda de carbono, por ser el dióxido de carbo-
no (CO2) el principal de estos gases.
A pesar de que el cambio climático es un fenómeno global que afecta
a todos los habitantes del planeta, la distribución de sus consecuencias es
extremadamente desigual, ya que existe una amplia porción de la pobla-
ción mundial más vulnerable a sus efectos. Paradójicamente son las so-
ciedades que han desencadenado este desequilibro climático, resultantes
de sus modos de organización social y de vida, las que menos sufren y
sufrirán sus impactos.
Una radiografía actual del panorama climático coloca al conjunto de
países de la OCDE a la cabeza del grupo de los mayores emisores con
prácticamente el 50 por ciento de las emisiones mundiales. Por su parte
la UE, con el 6 por ciento de la población provoca el 15 por ciento de las
emisiones directas totales. Un indicador mucho más acertado para medir
las responsabilidades que se derivan del cambio climático es el que hace

53
referencia a las emisiones históricas, por eso de que es la acumulación de
gases en la atmósfera lo que provoca la interferencia con el ciclo natural
del clima. En el periodo que abarca de 1850 al año 2005, las emisiones de
la UE superan el 25 por ciento de las emisiones acumuladas.
Un tercer indicador es el que alude a la huella de carbono per cápi-
ta en los diferentes territorios. En este sentido encontrábamos abismales
diferencias. Si bien la media de emisiones por persona y año en Europa
asciende a 11 toneladas de CO2 (datos de 2005), el mismo indicador
refleja 5 toneladas para Centroamérica o 2,5 toneladas para el África Sub-
sahariana.
La responsabilidad sobre el cambio climático a través de las emisiones
históricas y las actuales de gases de efecto invernadero, la invasión del
espacio ambiental ajeno, los costes de la adaptación a sus impactos, y la
imposición de un modelo económico y de desarrollo corresponde al Norte
tradicionalmente industrializado, mientras que las mayores consecuencias
acechan al Sur global. Es decir, el Norte ha contraído una deuda histórica
con el Sur, una deuda de carbono como parte de la deuda ecológica, que
curiosamente es asumida implícitamente en el texto de la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, firmada por la casi la
totalidad de países del mundo, y el Protocolo de Kioto. Así lo demuestran
tanto el Principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, “que
pretende contribuir a alcanzar la justicia social, económica y ambiental
mediante la solidaridad y la cooperación entre los Estados para conservar,
proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra
y para compensar la situación desventajosa de los países en desarrollo
provocada por la presión ejercida por los Estados desarrollados sobre el
medio ambiente”25, como el propio planteamiento del Protocolo de Kioto,
con obligaciones de reducción de emisiones, transferencia de recursos y
aportaciones para la adaptación únicamente para los países del Norte.

UN PLANETA CON LÍMITES

Hemos venido mencionando que el concepto de espacio ambiental hace


referencia a la capacidad del planeta para soportar la vida y las actividades
humanas. En este sentido, la idea de espacio ambiental se basa en dos
premisas. Por un lado, la Tierra sólo puede absorber una determinada

25. SUSANA BORRÁS. “Análisis jurídico del Principio de responsabilidades comunes


pero diferenciadas”. 2004

54
cantidad de contaminación y sostener un determinado ritmo de extrac-
ción de recursos. Esta capacidad limitada de los sumideros de carbono
(vegetación y océanos) es un factor crítico para evitar un cambio climático
peligroso. Mientras que las emisiones de CO2 de la quema de combusti-
bles fósiles en el año 2008 fueron un 40 por ciento más altas que las de
1990 (con una triple de aceleración en los últimos 18 años), la fracción de
las emisiones de CO2 absorbido por la tierra y los depósitos de CO2 del
océano ha disminuido probablemente un 5 por ciento (60 a 55 por ciento)
en los últimos 50 años. Por otro lado indica que si bien la capacidad del
Planeta es limitada, el derecho a utilizar los recursos disponibles debe ser
igual para cada persona.

LA CESIÓN DE ESPACIO AMBIENTAL

Antes de asociar al cambio climático con la tecnología o el aumento de la


población, deberíamos ponerlo bajo el prisma del impacto de las activida-
des sobre los recursos y enfatizar en los efectos del consumo. Las respues-
tas más comunes planteadas hasta ahora para frenar el cambio climático
priorizan las soluciones de final de tubería, dejando de lado las medidas
que priorizan la suficiencia y las que tienden a mejorar la calidad de vida
de las personas por medio de reducir y modificar el consumo. Entender el
cambio climático como un fenómeno que se produce en un sistema limi-
tado, puede ayudar a reconducir las acciones que persigan disminuir las
diferencias globales e intergeneracionales derivadas del desigual consumo
de recursos y uso de los servicios de los ecosistemas.
Si el objetivo es limitar el aumento de la temperatura a un máximo de
2 ° C por encima de los valores pre-industriales, las emisiones globales de-
ben tocar techo entre 2015 y 2020 y luego descender rápidamente. Más
allá, se hace necesario estabilizar el clima y lograr una sociedad global
descarbonizada - con casi cero emisiones de CO2 y otros gases de efecto
invernadero de larga duración - para este siglo. Más concretamente, el
promedio anual de emisiones per cápita tendría que reducirse a menos
de 1 tonelada de CO2 en 2050. Esto significa una reducción del 80-95
por ciento en los países industrializados respecto a las emisiones del año
2000.

EL PAGO DE LA DEUDA DE CARBONO

La principal reivindicación del movimiento de Justicia climática, que inclu-


ye a gobiernos de países del Sur global y a organizaciones sociales de todo

55
el mundo, es la reparación de esa gran deuda de carbono de los países
enriquecidos. Reivindicación ésta que no ha sido atendida en ninguna
de las sucesivas COPs (Conferencias de las Partes, en sus siglas en inglés)
de cambio climático desde que en la de Bali en 2007 se hizo visible este
movimiento internacional.
El hecho de que los países enriquecidos no procedan a saldar su deu-
da de carbono, y el resto de su deuda ecológica que incluye entre otras la
apropiación de los recursos naturales y la explotación de los territorios a
los que éstas pertenecen, a pesar de las evidentes contradicciones entre
sus compromisos bajo la Convención Marco de Naciones Unidas y sus
actuaciones, no es una decisión caprichosa.
Pero para comprender los motivos de esta afirmación debemos hacer
algo de ficción. Comencemos por un análisis de los acontecimientos en el
hipotético caso de que los países del Norte decidieran atender las deman-
das del movimiento por la Justicia climática. En primer lugar deberían pla-
nificar la retirada de las actividades e inversiones, tanto públicas como de
sus empresas, que tienen por objeto la apropiación de recursos naturales
de los países del Sur. Posteriormente deberían asumir una rebaja impor-
tante en su consumo de energía y materiales para retirarse así del espacio
ambiental invadido a otras poblaciones del planeta, y que tendría como
consecuencia más inmediata la reducción de las emisiones contaminantes
causantes del cambio climático. Después tendrían que eliminar las legisla-
ciones y reglas que impiden a las sociedades del Sur acceder a una calidad
de vida digna y que fomentan el reparto desigual de los limitados recursos
del planeta. Mientras una gran parte de las emisiones del Sur se derivan
de la satisfacción de necesidades de subsistencia, los hábitos de la socie-
dad de consumo de los países del Norte suponen no sólo un desperdicio
de recursos sino una lujosa contribución al cambio climático. Y más allá
no hay que obviar, que una parte relevante de las emisiones generadas en
el Sur se derivan de los patrones de consumo insostenibles del Norte.
Y por último, pero no menos importante, habría que realizar el cál-
culo de los daños ocasionados por todo lo anterior sumándole los costes
de la adaptación a los impactos del cambio climático en los países más
vulnerables a ellos, y finalmente proceder a realizar su pago a los países
empobrecidos; empobrecidos entre otros motivos por los expuestos aquí.
Las consecuencias de este hipotético caso no serían despreciables
sino más bien al contrario. Territorios tan dependientes económica y
energéticamente del exterior como Europa, por ejemplo, se quedarían
sin una gran parte de sus ingresos y recursos energéticos actuales. Sus
empresas más poderosas e influyentes, que se dedican en su mayoría a la

56
apropiación de recursos ajenos (energéticas y bancos fundamentalmente),
dejarían de serlo y hasta de existir. Los privilegios que tienen los países
enriquecidos en el ámbito comercial pasarían a la historia, y con ellos su
supremacía económica. La suma de dinero que habría que transferir para
pagar la deuda de carbono ascendería a cifras elevadísimas.
Los países del Sur podrían aprovechar la cesión de espacio ambiental,
el cambio de las reglas comerciales y el dinero proveniente de los países
del Norte para convertir en sostenibles sus históricamente maltratadas
sociedades. La reacción en cadena no se haría esperar y, traspasado el
umbral del cambio, el resto de países deberían seguir su ejemplo y trans-
formarse en sistemas con circuitos de movilidad más cortos, ciclos de ma-
teriales cerrados, menor consumo energético y reparto equitativo de la
riqueza. En definitiva, el mundo sería muy diferente al que conocemos en
la actualidad, sería un mundo más justo, social y ambientalmente.

57
Poner la vida en el centro:
respuestas del ecofeminismo
y el decrecimiento a la UE*
Julia Weingärtner y Marta Monasterio Martín
Ecologistas en Acción Madrid

La Unión Europea es una de las regiones más ricas del planeta. Es rica
porque la mayoría de los países que la constituyen tiene un PIB alto. Esto
es valorado como algo positivo, porque el PIB indica que el capital de los
países y sus economías crecen. Los indicadores económicos, como el PIB y
el PNB, contabilizan el conjunto de bienes y servicios producidos, compu-
tando también como positivos los impactos negativos de la economía en
el medio ambiente y la sociedad.
La UE es tan “rica” (en términos monetarios) que es, después de los
Estados Unidos, la mayor consumidora de recursos naturales del mundo,
así como una enorme productora de residuos. También ocupa el segundo
lugar en cuanto a la transformación y consumo de energía, lo que la
convierte en la segunda emisora de gases de efecto invernadero del pla-
neta en términos absolutos (cerca de un cuarto del total de las emisiones
históricas) y per cápita, con su correspondiente responsabilidad al cambio
climático.

(*) Las ideas de este texto han sido extraídas del trabajo de un grupo de mujeres
de varios colectivos que nos reunimos periódicamente en torno al ecofeminismo en
Ecologistas en Acción Madrid.

59
Durante los últimos años, la Unión Europea viene priorizando los as-
pectos económicos de la Agenda de Lisboa, lo cual se ve refrendado con
el Tratado homónimo, enfrentándose así a las diferentes necesidades
ambientales y sociales. Para conseguirlo, busca convertir la economía de
la Unión Europea en «la economía del conocimiento más competitiva y
dinámica del mundo, antes del 2010, capaz de un crecimiento económi-
co duradero acompañado por una mejora cuantitativa y cualitativa del
empleo y una mayor cohesión social»1. Además promete un “desarrollo
sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado,
en una economía social de mercado altamente competitiva […], y en un
nivel elevado de protección y mejora de la calidad del medio ambien-
te”.
Envuelto en un bonito papel, lo que plantea la UE es un caramelo
imposible de ser digerido. El Tratado de Lisboa es en términos sociales y
ambientales un eufemismo. Sencillamente porque la lógica del crecimien-
to económico ilimitado y la lógica de la naturaleza o del mantenimiento
de la vida son totalmente opuestas.
La realidad demuestra que cuanto más crecen las economías más
biodiversidad se pierde, más se calienta el clima o más profundas son
las desigualdades sociales y de género2. De este modo, los indicadores
económicos (como el PIB y el PNB) pueden ser interpretados a la inversa,
y muestran la rapidez con la que se está disminuyendo la “riqueza real”
de la vida, como es, por ejemplo, la salud de los ecosistemas o la calidad
de las relaciones sociales.
Nuestro modelo económico, el de la UE, es un modelo altamente in-
sostenible y suicida: La producción y el crecimiento económico no pueden
crecer infinitamente en un planeta con recursos naturales limitados. De
hecho, recientemente se ha superado la biocapacidad global del planeta3.
Además se basa en un modelo de desarrollo (o como dice Vandana Shiva,
de “mal desarrollo”) que genera unas desigualdades sociales cada vez
más grandes dentro de los países, pero sobre todo entre los países enri-
quecidos del Norte y los países empobrecidos del Sur.

1. Tratado de Lisboa, Artículo 2.3


2. Diferentes textos han profundizado en estos aspectos. Uno de ellos es:José Ma-
nuel Naredo, 2006. Raíces Económicas del deterioro ecológico y social. Más allá de
los dogmas. Siglo XXI.
3. Informe Planeta Vivo, 2008. WWF. En http://assets.wwf.es/downloads/informe_
planeta_vivo_2008.pdf

60
EL DECRECIMIENTO OPTIMISTA

A partir de las observaciones y las críticas de nuestro modelo de vida oc-


cidental, ha ido surgiendo una corriente optimista que se hace entender
dentro de la “joie de vivre”, la alegría de vivir. Se trata del Decrecimiento.
La corriente del Decrecimiento denuncia el modelo de vida occidental
de consumo desmesurado y de crecimiento ilimitado de los mercados. Tie-
ne su origen en la crítica social y ecológica de la economía capitalista, aun-
que también recoge muchas otras influencias del feminismo y reflexiones
llegadas desde países del Sur. Su propuesta principal es la de desaprender,
cambiar la mirada sobre la realidad y desprenderse de nuestro modo de
vida insostenible4. El Decrecimiento no es un objetivo en sí mismo, sino
un medio hasta alcanzar parámetros de sostenibilidad. La propuesta y el
lema del Decrecimiento se puede resumir en “necesitamos menos, para
vivir mejor”.
Para las sociedades de los países enriquecidos del Norte, el Decreci-
miento significaría desacoplar el bienestar del crecimiento económico y
reducir la producción y el consumo. Para los países empobrecidos del Sur
significaría eliminar las imposiciones que obligan a imitar las pautas del
mal desarrollo y fomentar la construcción de sociedades autónomas5. Para
poder lograr un Decrecimiento de forma pacífica y equilibrada hace falta
cambiar nuestra mirada y redefinir y revalorar ciertos conceptos que hasta
ahora se han entendido a través de la lógica del mercado, como lo son por
ejemplo el concepto de Trabajo, de Bienestar o de Riqueza.
La propuesta del Decrecimiento es tan necesaria como evidente, pues
desarrolla sus propuestas en torno a los conceptos positivos de conviven-
cia, proximidad, autocontención, altruismo y suficiencia. Nos hace ver que
otro mundo es posible y nos indica por dónde ir.
Frente a las recetas de “más de los mismo” o “huida hacia delante”,
el Decrecimiento tiene un largo camino por recorrer para seguir profun-
dizando en las reflexiones, creando nuevas alianzas y forjando múltiples
iniciativas. En ese sentido el Decrecimiento debe fortalecerse a través de
las disciplinas que hacen resaltar sus posibles carencias, y es aquí donde el
feminismo toma la palabra.
Lo primero que salta la vista es que la gran mayoría de los textos,
los manifiestos, los libros que constituyen la base intelectual del Decreci-

4. Yayo Herrero, “Menos para vivir bien: el conflicto del crecimiento”, texto inclui-
do en un libro por publicar.
5. Íbidem

61
miento han sido escritos por autores masculinos. Estos autores a su vez
se han basado principalmente en otros pensadores (hombres) anteriores.
Esta observación, que puede parecer banal, ha influido en buena medida
en que, a día de hoy, la influencia real del pensamiento feminista en el
discurso del Decrecimiento no sea algo palpable.
Esto no significa que los defensores del Decrecimiento no admitan
que las aportaciones del Feminismo sean importantes y necesarias. Muy
al contrario, afirman que es imprescindible incorporar una perspectiva fe-
minista bien orientada, aunque la tendencia general sea la de esperar que
esta labor la aporten las feministas “desde fuera”. Debemos cambiar la
mirada también respecto a la incorporación de la perspectiva de género
y meter en cada etapa del análisis y de la formulación de propuestas el
paradigma feminista que se alía, completa y retroalimenta el paradigma
ecologista. Este texto es un acercamiento en esta dirección.

UN MODELO CARGADO DE DEUDAS

Poner en entredicho el modelo capitalista de crecimiento ilimitado implica


cuestionar también el paradigma del patriarcado como sistema social y
moral que lo sustenta. Podemos analizar el funcionamiento del mercado,
los mecanismos por los que el PIB sube, el endeudamiento de los bancos
multinacionales, etc., y las repercusiones que estos procesos tienen en
las vidas de las personas y en la destrucción del medio ambiente. Pero
si no partimos de una crítica profunda y real a su sistema de valores y a
la jerarquización social que genera, no estaremos abordando la raíz del
problema. El patriarcado, no olvidemos, preexiste al capitalismo y fue una
innegable ayuda para que éste prosperara y se arraigara con fuerza. Un
planteamiento ecofeminista abogaría, en primer lugar, en unir ciertos dis-
cursos feministas y ecologistas hacia un objetivo común: la sostenibilidad
de la vida, que sólo es posible despojando a los seres humanos de todos
los sistemas de opresión, sean estos externos o internos.
El pensamiento androcéntrico propio del patriarcado se caracteriza
por dividir la complejidad de la realidad en pares dicotómicos, opuestos y
jerarquizados. En esta lógica se establece la oposición entre Cultura-Natu-
raleza, Hombre-Mujer, Razón-Emoción, Público-Privado, Trabajo producti-
vo-Trabajo reproductivo, etc. La parte izquierda de estos pares correspon-
de a lo considerado tradicionalmente como masculino y la parte derecha
se refiere al mundo simbólico de lo femenino. Esta ecuación también nos
dice que lo masculino tiene más valor que lo femenino, minusvalorado e
invisibilizado en nuestra sociedad Occidental.

62
Como podemos imaginar, este pensamiento dicotómico es limita-
do y reduccionista, ignorando que la realidad es mucho más compleja y
enriquecedora. Veamos la parte femenina: Naturaleza, Mujer, Emoción,
Espacio Privado y Trabajo doméstico. En estas equivalencias se dan dos
procesos perversos: (1) La equiparación de la naturaleza con las mujeres,
despojándolas a éstas de su capacidad de raciocinio y pensamiento. Algu-
nas autoras hablan de la ‘naturalización de las mujeres’ y la ‘feminización
de la naturaleza6, un proceso que considera tanto al ecosistema como a
las mujeres como materia prima; y (2) La colocación de los trabajos de
cuidado y mantenimiento de la vida (ya sean éstos procesos ecosistémicos
o humanos) en la parte inferior de la escala de valores. En este sentido,
el patriarcado y el capitalismo se han apropiado de la naturaleza y del
cuerpo de las mujeres, cosificándolos y utilizándolos para sus propios be-
neficios. En esta denuncia radica el discurso de todos los planteamientos
ecofeministas.
Al partir del paralelismo entre la dominación de las mujeres y la natu-
raleza, podemos afinar la mirada en el análisis del Decrecimiento. La lógica
de mercado y de crecimiento ilimitado tiene, como hemos descrito, con-
secuencias desastrosas tanto para la sostenibilidad ambiental como para
grupos de poblaciones en situación de vulnerabilidad. Desde el ecologismo
social se ha creado el concepto de ‘deuda ecológica’ para denunciar el daño
social y ambiental de los países occidentales en terceros países a través de
sus patrones de producción y consumo. Las regiones periféricas aportan la
mayoría de los recursos y son donde soportan mayores tensiones causadas
por el estilo de vida capitalista. Este concepto pone a debate las desigual-
dades de los intercambios económicos y de sus impactos ecológicos, y es
una herramienta que puede servir para prevenir mayores daños, reparar,
compensar y reconocer ese desequilibrio7. Si incorporamos una perspecti-
va feminista, tendremos que ver que la deuda ecológica no afecta a toda
la población por igual: son las mujeres de los países periféricos las que
más acusan sus consecuencias. Además, también son las mujeres (de to-
das partes del mundo) las que generan las condiciones y realizan las tareas
necesarias para el mantenimiento de la vida, (parto, crianza, cocina, limpie-

6. Alicia Puleo, “Ecofeminismo: La perspectiva de género en la conciencia femi-


nista”, en VV.AA, 2009, Claves del Ecologismo Social, Libros en Acción, Madrid,
pg.169-175
7. Iñaki Barcena Hinojal y Rosa Lago Aurrekoetxea, “Deuda ecológica: la mirada
medioambiental de los desiguales intercambios económicos”, en VV.AA, 2009,
Claves del Ecologismo Social, Libros en Acción, Madrid, pg.41-46

63
za, etc.), condiciones de las que los varones dentro del patriarcado se han
beneficiado sin corresponder ni valorar este trabajo. La existencia de este
intercambio desigual de trabajo es denominada “deuda de los cuidados”.
Al hilo de estas ideas llegamos otro paralelismo: ‘huella ecológica’ y
‘huella civilizatoria’ (o ‘huella de los cuidados’). El primero de los términos
traduce a unidades de superficie la captación de recursos por parte de
un país, una empresa, una persona, etc.; y el segundo, “sería la relación
entre el tiempo, el afecto y la energía amorosa que las personas reciben
para atender a sus necesidades y las que aportan para garantizar la con-
tinuidad de otras vidas humanas.”8 En la sociedad capitalista-patriarcal,
los hombres tienen por lo general un balance negativo (porque reciben
mucho más cuidado, apoyo y cariño del que ofrecen a otras personas) y,
por tanto, una deuda mayor contraída con las mujeres.
La Unión Europea, a pesar de su retórica igualitaria, al anteponer la
Estrategia de Lisboa con un modelo de desarrollo basado en la producción
y la competitividad feroz, está contribuyendo de manera importante, al
crecimiento de la deuda de los cuidados y de la huella civilizatoria.
Si miramos la propuesta del decrecimiento teniendo en cuenta estas
herramientas de análisis es probable que las medidas que se tomen para
llegar a una situación de sostenibilidad sean, cuando menos, más inclusi-
vas, equitativas y, valga la redundancia, sostenibles.

¿DECRECER EL TIEMPO DE TRABAJO?

Retomemos los pares dicotómicos del paradigma patriarcal; encontramos


uno que hace referencia al trabajo: Trabajo productivo vs. Trabajo re-
productivo. Una vez más actúa el sesgo androcéntrico que nos dice que
el trabajo productivo es el que tiene valor, el que produce PIB, el que se
cuantifica, el que se paga con dinero. Al reproductivo, en cambio, no se le
asigna una cuantía, no se tiene en cuenta, no se visibiliza, casi no existe.
Y desde su invisibilidad es el que hace posible que el sistema funcione y
que la vida exista y se mantenga (volvemos al paralelismo con la Natura-
leza). El trabajo entendido como un par dicotómico niega la existencia y
la importancia de uno de los trabajos, esenciales por cierto, que se oculta
bajo la omnipresencia del ‘empleo’. Un ejemplo: la creciente precarización
del empleo para fomentar la competitividad ha obviado la imposibilidad

8. Marta Pascual Rodríguez, “Las mujeres, protagonistas de la sostenibilidad”, en


VV.AA, 2009, Claves del Ecologismo Social, Libros en Acción, Madrid, pg.179

64
de conciliarlo con el mundo doméstico, lo cual ha aumentado la presión
sobre las vidas de millones de mujeres. Es más, aunque nunca se llegara
a aprobar, sólo el hecho de que en el seno de la UE se propusiera imple-
mentar jornadas laborales de 65 horas, muestra el desprecio absoluto por
todos los trabajos de cuidados (¿quién y en qué condiciones los harían?).
Por este motivo, desde las teorías feministas se aboga por hacer una rede-
finición de la palabra ‘trabajo.’9
En las propuestas sobre decrecimiento se suele abordar el trabajo des-
de la visión tradicional, lo cual supone un límite a las propuestas de cam-
bio. “Vivir con menos para vivir mejor” implica reducir de manera drástica
la demanda de energía y el consumo, imitar el funcionamiento de la natu-
raleza y vivir de las energías limpias, y distribuir las riquezas. Parece enton-
ces obligado que se reduzcan (o que desaparezcan) las horas de trabajo
destinadas a producir bienes materiales innecesarios, y reducir en general,
el resto del trabajo. Tendríamos así más tiempo para otras actividades,
como el ocio, el tiempo libre, y los momentos de relación y creación. Sin
embargo, este planteamiento resulta insuficiente. Si reducimos las horas y
la carga de trabajo (productivo) aumentaremos necesariamente las horas
de trabajo (reproductivo) pues habrá muchas ocupaciones que antes se
externalizaban y que son necesarias.
Para poder aumentar las horas de trabajo de los cuidados de una
manera justa y equitativa es necesario que primero se den tres condicio-
nes básicas. En primer lugar, se tienen que visibilizar dichos trabajos, que
engloban desde el parto y la crianza, hasta el cuidado de ancianas/os, de
personas dependientes, pasando por las tareas cotidianas de compra (o
recogida de alimentos) preparación de la comida, proporción de la vesti-
menta, etc. Son trabajos a los que hay que devolverles, en segundo lugar,
un valor y un reconocimiento. Y para ello se les tiene que devolver el gus-
to y el placer de realizarlos, aunque muchas veces sean trabajos costosos y
dolorosos. En último lugar, tiene que haber un reparto equitativo de estos
trabajos entre hombre y mujeres. No es posible una sociedad que siga
avanzando sin corresponsabilidad. Actualmente ‘la crisis de los cuidados’
responde a varias situaciones: mujeres que se han incorporado al mercado
laboral que han doblado o triplicado sus jornadas (porque mantienen los
trabajos domésticos), mujeres que concilian su trabajo y su casa con la

9. Anna Bosch, Elena Grau y Cristina Carrasco, 2003, “Verde que te quiero viole-
ta”. En: http://generoyeconomia.wordpress.com/2009/04/03/verde-que-te-quiero-
violeta/

65
ayuda de familiares (normalmente mujeres), o mujeres que externalizan
sus tareas domésticas a otras personas, normalmente mujeres extranjeras
que a su vez dejan a sus hijos e hijas al cuidado de otras mujeres (lo que se
denomina la ‘cadena global de los cuidados’). Y este es otro punto donde
la economía feminista, que es de donde han nacido estas teorías, tiene
mucho que aportar al ecologismo social.

PROPUESTAS PARA PONER LA VIDA EN EL CENTRO

Para poder cambiar la mirada y llegar a una sociedad sostenible e iguali-


taria, tenemos que redefinir y revalorar los aspectos que forman la base
de nuestra sociedad y damos por hecho. En la actualidad, el mercado
constituye el epicentro de nuestra sociedad y todos los conceptos claves
son definidos respecto a él: cuando hablamos de trabajo, nos referimos
casi exclusivamente al trabajo remunerado, el empleo, cuando hablamos
de riqueza, nos referimos a la riqueza en términos monetarios y cuando
hablamos de bienestar, nos referimos a los niveles de consumo, etc. Para
poder llegar a una sociedad sostenible e igualitaria, hace falta cuestionar
ese papel prioritario que otorgamos al mercado y poner la sostenibilidad
de la vida en el centro de nuestro análisis de la realidad. Así podremos
redefinir y revalorar los conceptos básicos de nuestro sistema socioeco-
nómico occidental.
La propuesta de la economía feminista de poner en el centro el man-
tenimiento de la vida es más sostenible ya que el consumo deja de ser el
motor de la sociedad. Además va de la mano de la propuesta del Decre-
cimiento, que aboga por reducir el mercado, la producción y el consumo,
para vivir mejor con menos y valorar las pequeñas cosas de la vida que
nos dan alegría.
No hay que exigir el pleno empleo, sino la redistribución de los trabajos
remunerados y sobre todo, los no remunerados. Esta exigencia parte de la
observación de que cuando los hombres se quedan sin empleo, se quedan
parados en el sentido literal de la palabra. No pasan a asumir los traba-
jos del hogar y de cuidados, sino que estos trabajos los siguen realizando
mayoritariamente las mujeres. Como dicen las economistas feministas: No
queremos más ‘lunes al sol’, sino una redistribución real de los trabajos.
El Decrecimiento propone construir otras formas de vida basándose
en las relaciones sociales, la cercanía, la austeridad, la vida en común y
la ralentización del tiempo. Elementos que lejos de ser limitantes son los
que enriquecen la vida y la llenan de alegría. No son nuevos los estudios
que apuntan que la felicidad subjetiva no está asociada al consumo y al

66
dinero sino más bien a la vida comunitaria donde prima la relación10. El
Feminismo añade que además se trata de construir formas de vida que
tienen como sustrato el cuidado colectivo, reconociendo que las personas
somos seres vulnerables e interdependientes. La propuesta de la Cuidada-
nía11 permite entender los trabajos de cuidados más allá de las prácticas
que generan una vida sostenible. Es reconocer que “la vida vivible está
por construir en la interacción con otros, que la vida se dirime en la vida
misma y que no puede procurarse fuera de la vida (en los mercados)”. La
Cuidadanía implica un derecho a cuidar, a no cuidar por obligación y ser
cuidada/o, sin que esto signifique subordinación para las mujeres.
El Decrecimiento y la Cuidadanía reclaman el derecho y las posibilida-
des de reorganizar nuestra sociedad de forma colectiva y de crear colecti-
vamente nuestra propia vida de forma sostenible. Aparte de las propues-
tas teóricas, existen propuestas concretas, que podemos llevar a cabo en
nuestro día a día. Los grupos autogestionados de consumo de productos
ecológicos, los bancos de tiempo, las tiendas sin costes, el disfrute de
la naturaleza de una forma respetuosa, la construcción de comunidades
de convivencia, de comunidades de aprendizaje o los grupos de crianza,
son sólo algunos ejemplos de llevar a la práctica el Decrecimiento y la
Cuidadanía.

Madrid, 16 de diciembre de 2009

10. Uno de los textos que hace referencia a este fenómeno es el de Liza Ryan y
Suzanne Dziurawiec, “Materialism and its relationship to life satisfaction”, 20061,
en Social Indicators Research nº 55, pg. 185-197
11. Precarias a la deriva, 2006, “Precarización de la Existencia y Huelga de Cui-
dados”. En: Vara, Maria Jesús ,2006 “Estudios sobre género y economía”. Akal.
Madrid.

67
La Europa
depredadora
de las personas
70
No hay empleo para todas:
Las Rentas Mínimas de
Inserción en la UE
Manolo Sáez y Colectivo Alambique de Xixón
Gentes de Baladre

1. EL SURGIMIENTO DE LAS RMIS, EN EL MARCO DE LA U.E.

Como todas sabemos durante el año 1985, se firma el Acta Única, que
concretaba la voluntad de los países firmantes (entre ellos el actual Estado
Español) de abrir las fronteras para mercancías y capitales, el 1 de enero
de 1993. Igualmente se acordaba llegar antes de esa fecha a un acuerdo
sobre las políticas económicas de lo que entonces aun se denominaba
Comunidad Europea (C.E.).
Desde ese mismo momento en que se concretan los primeros pasos
de lo que será el llamada Tratado de Maastricht (que se formaliza en esa
ciudad fronteriza en 1992), con sus claritos objetivos de parir un Banco
Central Europeo y poner en marcha una moneda única común, se co-
mienza a hablar entre los distintos gobiernos europeos de aquella U.E. a
doce, sobre que hacer con las gentes mas empobrecidas. Se asume con
claridad, que ya nunca volveríamos a conocer sociedades de pleno em-
pleo, y que desde ahora en adelante debíamos convivir con el desempleo.
Por ello se entiende que llega el momento de atender a quienes se van a
quedar fuera del mercado laboral de manera permanente, digamos que
se evidencia un problema estructural, que implica que las sociedades de la
U.E...deben habituarse/convivir con la falta de empleo.

71
Ese es el punto de partida de las llamadas RENTAS MINIMAS DE IN-
SERCIÓN (RMI), que nacen como derecho subjetivo para atender a las
gentes empobrecidas (pobreza extrema).
Entre los años 1986 y 1989 se continuaba con estas reflexiones y
debates, sobre que RMIs se debería aconsejar a los Estados miembros
de la futura U.E., que pusieran en marcha a 1 de enero de 1993. Fue
durante el año 1989 cuando se llaga al acuerdo entre los diferentes
Gobiernos que la propuesta a ACONSEJAR, PROPONER COMO DESEO,
debía ser la Renta minima de Inserción (RMI) francesa que había nacido
el año anterior. De esta manera se cierra el debate y se establece una
propuesta referente.
Evidentemente este consejo desde la U.E. se plantea como deseo, algo
así como que se les decía a los Estados miembros, nos gustaría que uste-
des pongan en marcha en sus países una medida similar o parecida al RMI
francés. El Estado Español de entonces lo gestionaba, en parte el PSOE
(gobierno central) y lanza la responsabilidad de poner en marcha una SI-
MULACION DE RMI, a las recién nacidas Autonomías, eludiendo cualquier
compromiso desde el gobierno central. De esa manera es como se inicia un
proceso de partos de RMIs desiguales, que en su mayoría son Ayudas de
Emergencia Social disfrazadas, donde el cambio fundamental es el enun-
ciado de la prestación/ayuda y lo novedoso la incorporación para acceder a
esta ayuda/prestación de la llamada CONTRAPRESTACION o contrapartida.
Solo la Comunidad Autónoma Vasca, pone en marcha una verdadera Renta
Minima de Inserción, en 1989, que se suma a las Ayudas de Emergencia
Social ya existentes, con anterioridad y de esa manera modifican la realidad
de las medidas para atender a las personas en situación de pobreza extrema
en ese territorio.
Desde entonces hasta hoy, los cambios en los enunciados de leyes o
decretos de Gobiernos Autonómicos, no han llevado a un cambio en el
resto de autonomías, como hablar de que exista un derecho subjetivo, en
forma de RMI.
Igualmente en el marco de la actual U.E. esa recomendación/deseo
que se lanzaba en 1989, para todos los Estados..se ha convertido en la NO
IMPLANTACIÓN de este derecho subjetivo (RMIs) en la mayoría de los 27
actuales países miembros de la U.E.; incrementándose las desigualdades
en los marcos legislativos de cada país, entre sí.
La U.E., desde sus órganos de gestión cotidianos, sigue hablando
en el 2010 de la deseabilidad de implantar las RMIs en cada Estado
miembro, pero sin dar un solo paso, ni tomar medidas para que ello sea
realidad.

72
2. CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DE LAS RMI

Las características fundamentales de las RMI son las siguientes (en reali-
dad cada comunidad autónoma se exigen unos u otros requisitos diferen-
ciados así como la cuantía de las prestaciones, pero podemos decir que
todas tienen unos principios básicos):
- Se trata de subsidios diferenciales o complementarios que elevan
los ingresos propios de las personas a un mínimo establecido por cada
CC.AA
- Los receptores de dichas ayudas son las unidades familiares o unida-
des económicas de convivencia.
- Requieren la demostración de necesidad y la comprobación de ne-
cesidad y medios.
- La edad mínima de percepción de dichas ayudas son los 25 años (18
años en algunas excepciones).
- Requieren un periodo que oscila entre los 2 y 3 años de empadrona-
miento según se aplique en unas u otras CC.AA.
- Incorporan de forma expresa los llamados dispositivos de inserción
conocidos como itinerarios o contratos de contraprestación, establecidos
entre el beneficiario y la Administración Pública, con el objetivo de pro-
mover acciones de desarrollo y búsqueda de la autonomía social, de for-
mación y perfeccionamiento de la cualificación profesional, actividades de
interés general, o bien de inserción en el medio profesional.

Leídas tal cuál, pueden “sonar” bien, pero la realidad es que existen
muchas “trampas” en dichas prestaciones:
- Las RMI no son un derecho, sino un subsidio que se otorga a la fa-
milia o se conceden de forma asistencial.
- No son un derecho universal, no todos los ciudadanos pueden bene-
ficiarse del mismo, sino únicamente las familias pobres que se encuentran
dentro de le definición oficial. No se erradica sino que permanece el
estigma de la pobreza.
- No son incondicionales, ya que su concesión están sujeta al com-
promiso de inserción en el mercado de trabajo y al nivel de ingresos de
la persona o familia beneficiaria. No se erradica sino que permanece el
estigma del parado y se generaliza el estigma del subsidiario, estimulando
a su vez las trampas de la pobreza y del paro.
- Introducen un coste social, en términos de control y un coste econó-
mico muy elevado en términos de administración burocrática, habiendo
que cumplir con los requisitos diseñados de demostración de origen y

73
nivel de ingresos así como someterse a la obligación genérica de búsque-
da de empleo, de realizar trabajos de utilidad social o de participación
de actividades formativas, o de aquellas otra muchas condiciones que el
contrato de contraprestación determine.

En resumen podemos decir que las RMI atropellan los principios de


universalidad e incondicionalidad y, parcialmente de individualidad.

3. DE LOS INGRESOS MÍNIMOS A LOS INGRESOS SUFICIENTES: RENTAS


BÁSICAS DÉBILES

Ya desde el año 1994 se vienen planteando propuestas de Rentas de Ciu-


dadanía que tratan de superar las anteriormente descritas rentas mínimas,
pasando de poner la centralidad en el empleo a la centralidad en la per-
sona.
De manera general se concibe la Renta Básica de ciudadanía como:
un ingreso de carácter individual, universal, incondicional y suficiente para
toda persona por el hecho de serlo.
Ahora bien, cabe distinguir entre distintas Rentas Básicas, modelos
débiles o fuertes:
- en función de si buscan una reforma del sistema o la transformación
social;
- si la contemplan como un fin en si mismo o como un instrumento
anticapitalista;
- en definitiva si parte de modelos de corte liberal y asistencial o desde
modelos de justicia social;

Así existen modelos débiles, fundamentalmente vinculados a espacios


académicos, que tratan de justificar su viabilidad para “venderla” como
propuesta parlamentaria. Una vez más, una implantación social de arriba
abajo (lo cual perpetua la base de las relaciones de poder que nos llevan
al mismo lugar del que partimos, con ingresos o sin ellos).
Los modelos débiles podrían ser considerados positivos siempre
y cuando supongan un paso hacia la consolidación del modelo fuerte
(como veremos mas adelante). Es decir, únicamente pueden ser aceptados
siempre y cuando cumplan estas condiciones mínimas:
- Han de ser concedidos individualmente a cada persona, por lo me-
nos a partir de los 16 años.
- No han de exigir ninguna contrapartida, tanto en términos de tra-
bajo, como estudios, etc.

74
- La cuantía a percibir ha de ser, por lo menos, igual a la determinada
por el umbral de pobreza (El umbral de pobreza viene cuantificado por la
mitad de la renta per capita del país).
- Han de reconocer y estar encaminados hacia el modelo fuerte, ba-
sando su implantación en todo un proceso de debate y movilización desde
la base social para que suponga realmente el cambio de modelo social y
no solo un mecanismo dentro del sistema capitalista.

Así, podemos enumerar algunos elementos, que aun siendo positi-


vos, harían de la Renta Básica un instrumento débil, dentro del sistema:
- Es un mecanismo de redistribución de la renta. Este sistema con-
tribuirá significativamente a redistribuir la renta más equitativamente, la
RB se enfrenta y va directamente contra la pobreza, siempre y cuando
la cantidad que se establezca como RB sea igual a la considerada como
umbral de pobreza. (y no inferior como se acepta en los modelos débi-
les)
- Da seguridad económica. Este derecho a la renta, y la correspon-
diente cantidad que se asigne a la misma, supone un colchón económico
que permite al/la ciudadano/a y al/la trabajador/a defenderse mejor de las
contingencias a las que hoy se ve expuesto/a.
- Se convierte en un fondo de resistencia para la lucha de clases. A su
vez, a los sindicatos les daría un mayor poder para enfrentarse a la patro-
nal, especialmente cuando tuvieran que recurrir a la huelga, ya que la RB
se convierte en estas situaciones de conflicto en un fondo de resistencia
que puede utilizar cada trabajador/a contra el miedo al despido, al paro,
a la pérdida de las remuneraciones salariales.
- Permite iniciar otros modos de vida. Supone una medida liberadora
que nos saque del salario del miedo,26 en vez de aceptar las leyes de la
Economía de Mercado con su aumento de la inseguridad y las diferencias
sociales. La RB podría utilizarse como fondo de referencia desde don-
de comenzar otros ámbitos de autonomía individual y colectiva, ámbitos
nuevos de consumo, de formas productivas colectivas dentro y al margen
del mercado, etc.
- Contribuye a luchar por la igualdad de género. Fomentar la igualdad
de la mujer y el hombre en el mercado de trabajo. En el caso de la mujer,

26. Miedo en el sentido de la dependencia de un ingreso, sea este el salario, la


prestación de desempleo, el subsidio familiar, la renta mínima de inserción, contin-
gencia a la que todos los ciudadanos no propietarios estamos sujetos.

75
esta podrá enfrentarse a las relaciones patriarcales dentro de la familia en
mejores condiciones económicas. 27
- Contribuye a eliminar los estigmas sociales. El hecho de refundir to-
das las prestaciones sociales en la RB permitiría eliminar el estigma de paro
y sus correspondientes subsidios, el estigma de la pensión y sus correspon-
dientes prestaciones sociales, el estigma de la pobreza y sus correspon-
dientes limosnas (públicas y privadas), y el estigma de la marginación.
Podemos subrayar que la RB se convierte ella misma en un pilar del
nuevo sistema de bienestar para este nuevo milenio, nuevo en el sentido
de que las prestaciones pasan a basarse en el concepto de ciudadano/a y
no en la condición de trabajadores/as de la población.
La RB, incluso en sus fases de aplicación débil pero transitoria, siem-
pre que no conlleve una contraprestación laboral, y seamos conscientes
de que es una alternativa asistencial, puede facilitar la mejora y dignidad
de la atención a ciertos colectivos. En estas condiciones, y con este grado
de consciencia, esta característica ya justificaría el interés social por este
nuevo derecho.

4. UNA APUESTA POR INSTRUMENTOS DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL:


LA RENTA BÁSICA DE LAS IGUALES

Visto que hay modelos de renta básica que pueden ser fácilmente incor-
porados a los valores del sistema, como un elemento más de asistencia so-
cial, desde Baladre proponemos una herramienta para la transformación
del sistema capitalista: la Renta Básica de las Iguales (RBis).
Si es el propio modelo el que produce y necesita la pobreza y la ex-
clusión social, tenemos que ahondar en espacios de autonomía que nos
lleven hacia un horizonte de sociedad diferente. Desde Baladre enten-
demos la RBis no como un fin en si misma, sino como un instrumento
fundamental que nos ayude a romper los mecanismos de explotación de
las clases propietarias.
Por una parte, dejar de estar atados a la esclavitud del salario para
satisfacer las necesidades materiales fundamentales. Por otra, el construir
otras relaciones sociales al margen de la lógica del productivismo y el
consumismo, en las que el valor del trabajo sea social y no individual.
Finalmente, ahondar en la libertad real de las personas, dado que ase-

27. Javier Aguado. “La Renta Básica y el sistema patriarcal”. Cuadernos renta bá-
sica. Nº 4. Barcelona 2002.

76
gura la base material para poder disfrutar de todos los demás derechos
humanos.28
Las características instrumentales y políticas que definen a la RBis
frente a los modelos débiles son:
- Individual: la persona como sujeto de derecho en igualdad, no la
familia.
- Universal: para todas, sin motivos de exclusión, independiente de la
situación personal.
- Incondicional: esto es, no sujeta a contrapartidas ni laborales, ni de
ingresos.
- Equitativa: la cuantía será igual para todas las personas, como míni-
mo el equivalente al umbral de la pobreza (50% de la renta per cápita)
- Refundición de las prestaciones actuales (ingresos de inserción, sub-
sidios de desempleo o agrarios, pensiones...).
- Fondo social: un porcentaje de la RBis individual iría a constituir
un Fondo de Renta Básica para mejorar los bienes colectivos. Todas las
personas tendrían el derecho a participar y decidir cómo se asignarían las
partidas.
- Desde la base social: la RBis nace con una idea fundamental de mo-
vilización desde las personas y movimientos sociales, de abajo a arriba.

Así pues, esta propuesta será válida en tanto que nos sirva para arti-
cular procesos sociales antagonistas, que vayan construyendo aquí y aho-
ra los retales de algo nuevo, más justo e igualitario para todas. Porque
entendemos que vivir con dignidad es un derecho fundamental que no se
puede alcanzar sin eliminar de raíz las profundas desigualdades que nos
oprimen. Pero que tampoco puede llegar si las personas no nos hacemos
protagonistas de nuestra propia emancipación.

5. DE LAS RMI A LA RBIS UN PROCESO DE MOVILIZACIÓN SOCIAL

Durante todo el artículo hemos visto las características y diferencias


entre las rentas mínimas de inserción, las diferentes rentas básicas y la
Rbis.
Pero ¿Cómo planteamos el paso de los dispositivos del estado del
bienestar de sometimiento y control a instrumentos que generen cambio
social?

28. Véase “La RB y los derechos humanos” (Iglesias, 2001).

77
Las mayores dudas y reticencias en este camino hacia la propuesta de
la renta básica de las iguales vienen siempre por la cuestión de la imple-
mentación y de la financiación (que esconden detrás procesos de arriba-
abajo, sin la gente y una actuación caritativa y reformista). Ante esto ya
existen, desde la propuesta de RBis distintas herramientas como los estu-
dios de viabilidad, las oficinas y puntos de información o las campañas
por los derechos sociales y la redistribución de la riqueza, que demuestran
las posibilidades y que nos dan muchas pistas de cuales son los pasos ini-
ciales para desarrollar la propuesta desde la movilización social. .
Los estudios de viabilidad se plantean como procesos de reflexión,
enfocados para la acción, útiles para las personas y grupos que ya están
realizando un trabajo concreto en su realidad social. No debemos caer en
las investigaciones meramente académicas o en los estudios planteados
como simulaciones, sino en el estudio de la viabilidad social de la Rbis, par-
tiendo de la realidad que ya existe, en nuestros barrios, pueblos y ciudades
y generando relaciones y tejido en el propio proceso de investigación.
Un ejemplo de estos procesos de investigación para la acción seria el
estudio de viabilidad de la Renta Básica de las Iguales en Alfafar29 (Valen-
cia), donde desde la realidad de la localidad se plantean propuestas para
la implementación. El estudio es utilizado dentro un engranaje de luchas
colectivas y de trabajo desde lo comunitario por hacer la vida viable a las
personas que forman parte del barrio, es el complemento de una lucha
más global y que seguro será una herramienta útil en las luchas y movili-
zaciones que se plateen en el futuro30.
Por otro lado las oficinas o puntos de información pretenden acercar
la información sobre los recursos y las ayudas sociales a la gente, siempre
partiendo de que son un derecho al igual que lo es la educación o la sa-
lud; romper la idea de “culpabilización individual” que socialmente se les
plantea y devolverla desde una lógica de injusticia social.
Las oficinas y puntos de información sobre derechos pueden tener
una utilidad doble, por un lado, ofrecer información de utilidad, a las per-
sonas que buscan una ayuda, en clave colectiva; y por otro lado, permite
conectar cual es la realidad que vive mucha gente y de qué manera están
dando respuesta desde los servicios sociales y sus actuales recursos para
la inclusión social.

29. Estudio de viabilidad de la Renta Básica de las Iguales en Alfafar. (Valencia).


2008
30. “Desde el Parke frente a la crisis social”, Cuadernos , escribir para informar ,
leer para actuar, Nº 16, Zambra - Baladre

78
Este es el aspecto que permite generar el paso siguiente, y que nos
parece que es el otro punto fuerte de las oficinas, que es el de generar
movilización social a través de la visibilización y la denuncia. Visualizar las
situaciones injustas y denunciar que son insuficientes las respuestas que
se dan si queremos caminar hacia la justicia social.
Esta visualización y denuncia, articuladas en campañas por los dere-
chos sociales o por la redistribución de la riqueza, son las que empujan a
pasar de las RMis como instrumentos de cohesión y control social a la Rbis
como herramienta para el cambio social.
Iniciativas de este tipo que han surgido y que están trabajando en
esta línea en la actualidad serian: la oficina del colectivo BERRI-OTXOAK
en Baracaldo, que lleva funcionando desde noviembre de 1997; en Má-
laga, en el barrio de Palma Palmilla se ubica el punto de información
ENCONTRASTE; en Xátiva se sitúa el Punt d’Informació sobre Drets Socials
LA CANYOTA; en Xixón encontramos la Oficina de Información sobre De-
rechos y recursos sociales “LA ESPIRAL”; en Vigo la Oficina de Derechos
Sociales de la COIA; la Asamblea Canaria por la redistribución de la rique-
za desde La Casa, en la Orotava (Tenerife) o las distintas oficinas en distin-
tos lugares de Cataluña. Son iniciativas que desde realidades y contextos
concretos y particulares (ciudades, pueblos, barrios o comarcas) proponen
la movilización hacia la Renta Básica de las Iguales desde la exigencia de
los Derechos a unas rentas suficientes.

6. PARA TERMINAR, NO OLVIDAR: “RENTA BÁSICA DE LAS IGUALES Y


MUCHO MÁS”

Como hemos visto a lo largo de todo el texto, si creemos en la posibilidad


de transformar la realidad y darle la vuelta a este modelo social, vemos
que la Renta Básica de las Iguales puede ser una herramienta útil para
caminar hacia ese objetivo.
Si entendemos la propuesta, nos damos cuenta que el camino hacia
esa transformación tiene que ir acompañado de un cambio de valores vin-
culado a las características que le dan sentido a la RBis y la hacen diferente
a otras propuestas.
Ahora bien, desde Baladre siempre decimos que la RBis por si sola
no tiene sentido, porque no tiene porque suponer cambio alguno; es ne-
cesario acompañarla de otras muchas iniciativas y luchas que la comple-
menten y que favorezcan el cambio social, aquí y ahora, hacia esa otra
sociedad que soñamos y que nos permita hacernos conscientes de que
otra realidad es posible.

79
Por eso siempre hablamos de Renta Básica de las iguales y mucho
mas, porque entendemos que hay distintas propuestas y formas de orga-
nizarnos que son útiles en ese camino a recorrer (como hemos visto con
anterioridad). Iniciativas al fin y al cabo, que buscan generar conciencia y
movilización social desde las personas. Y es que se hace necesario poner
en marcha propuestas que hagan conscientes a las personas de la realidad
que vivimos y partícipes de los cambios que se vayan logrando, tenemos
que ser capaces de generar cambios en lo cercano, ya que es en lo próxi-
mo donde las personas nos sentimos mas vinculadas y donde reconoce-
mos aquello que nos afecta.
En la realidad actual, ante los problemas y las desigualdades que vivi-
mos, cada día cobra más sentido movilizarnos y reivindicar una Renta Bá-
sica de las iguales, inventar nuevas propuestas que sean una alternativa a
lo ya existente. Es necesario defender el derecho a la ¡RENTA BÁSICA DE
LAS IGUALES Y MUCHO MÁS!

BIBLIOGRAFÍA:

- (artículo) “La Renta Básica de las iguales”. José Iglesias Fernández. Congreso In-
ternacional sobre La Renta Básica de los iguales. Berlín, octubre del 2008.
- (artículo) “Hacia la Renta Básica de las iguales: por unas rentas suficiente”. Aso-
ciación contra la exclusión Alambique. Lletra A, marzo 2009. CGT, Ecologistas en
Acción y Baladre.
- Estudio de viabilidad de la Renta Básica de las Iguales en Alfafar. (Valencia).
2008.
- José Iglesias Fernández. (2006) “¿Hay alternativas al capitalismo? La Renta Básica
de las iguales”. Zambra/Baladre.
- José Iglesias Fernández (2003). “Las rentas básicas: El modelo fuerte de implanta-
ción territorial”. El Viejo Topo. Barcelona.
- “Desde el Parke frente a la crisis social”, “Cuadernos, escribir para informar, leer
para actuar” Nº 16, Zambra / Baladre

WEBGRAFÍA:
www.redasociativa.org/baladre/
http://sindominio.net/renta-basica/

80
La Europa cárcel
y las cárceles de Europa
Pablo Rodríguez (Miembro de la Red del
Ferrocarril Clandestino) y Alicia Alonso Merino,
(abogada y activista de Sodepaz-Balamil)

CON ESTA SÍ, CON ESTE NO… LA EUROPA SELECTIVA

Hace mucho tiempo que para la Unión Europea el concepto de migracio-


nes ha dejado de estar vinculado a la libre condición humana de trasla-
darse. Ahora, el eje rector de las políticas que se implementan se está em-
parentando a lo estrictamente laboral. Así, las modificaciones efectuadas
a la Ley de Extranjería en diciembre de 2009 dan la máxima preferencia a
“la ordenación de los flujos migratorios laborales”. Es decir, las personas
ya no tienen valor como seres humanos, sino, tan solo, como mera mano
de obra.
La idea de Europa Fortaleza, en ese marco, no lo es hacia todas las
personas que deseen llegar a estas tierras, sino que se orienta funda-
mentalmente a una selectividad de la migración según la capacitación
profesional. La inclusión en la Ley de una “Tarjeta Azul” destinada a
“profesionales altamente cualificados”, marca el camino de las poten-
cias europeas por perpetuar el vaciamiento de los países en desarrollo o
llamados del tercer mundo. Ya no basta con quitar sus riquezas natura-
les y recursos a través del poder trasnacional, sino que ahora vamos por
su materia gris.

81
En tal sentido, con la clara finalidad de amedrentar y criminalizar a
los no beneficiarios de esos flujos migratorios selectos, están en actividad
en todo el territorio europeo más de 250 Centros de Internamiento de
Extranjeros (CIE) de diferente tipología y régimen de funcionamiento, lo
que en la práctica se traduce en que más de 30 mil personas permanecen
retenidas por su simple condición de ser inmigrantes que no tienen su
situación regularizada. En algunos países, como Alemania o Irlanda, son
directamente las cárceles los espacios destinados a la detención de estas
personas, por lo cual de una u otra forma, más que de retención debería-
mos hablaremos de detención.
Este entramado se complementa con otros centros o cárceles en
países como Marruecos, Libia, Mauritania o Senegal, que funcionan con
fondos que la Unión Europea entrega como parte de convenios de coope-
ración internacional que cada vez más, se orientan a fortalecer el tamiz
migratorio y a externalizar las fronteras del continente.
Fue la aprobación de la Directiva del Retorno en Junio de 2008 la
que vino a fijar las coordenadas europeas para impulsar en los diferentes
Estados miembros una política cada vez más inhumana, basada en la per-
secución de la inmigración irregular mediante el reforzamiento y gestión
coordinada de las fronteras, de las políticas de visados y los procedimien-
tos de expulsión.
Conocida también como “la Directiva de la Vergüenza”, vino a esta-
blecer cuatro principios básicos de la política migratoria europea:
1.- Amplía el tiempo de detención en los CIE a un máximo de 18
meses y permite el internamiento en establecimientos penitenciarios.
2.- Posibilita la deportación de menores de edad cuando instituciones
en los países de origen se hagan cargo de ellos, sin reparar en las condi-
ciones y respeto de los derechos básicos que deben corresponder a esos
menores repatriados.
3.- Abre la puerta a que el encierro de inmigrantes en los CIE pueda
ser ordenado no sólo por la autoridad judicial, sino también por la policía,
con el agravante de que el internamiento sea confirmado por un juez “lo
más rápidamente posible”, es decir, sin establecer un plazo máximo de
tiempo para que se dicte esa confirmación judicial.
4.- Permite la posibilidad de deportación a terceros países.

En Octubre de ese año, el propio Gobierno español “cocinó” con el


francés lo que se conoce como el “Pacto europeo sobre Inmigración y Asi-
lo”, tendiente a fortalecer las directrices antes mencionadas y a terminar
de atar los posibles cabos sueltos en el nuevo rumbo de la UE.

82
EL TALANTE NO LLEGA TRAS LAS REJAS

Las diferencias entre las bravuconadas del primer ministro italiano Silvio
Berlusconi, y el talante de Zapatero se esfuman cuando la fría letra de la
Ley de Extranjería española criminaliza a miles de inmigrantes que inten-
tan ganarse honradamente su vida. Alcanza con ver las redadas diarias
que se producen en espacios públicos o “leer” en el discurso oficial cómo
se culpa a la inmigración de todos nuestros males.
En España funcionan actualmente 9 CIE y ya está proyectado un dé-
cimo en Zaragoza, ciudad donde paradójicamente en el marco de la pre-
sidencia española de la Unión Europea, se realizará en abril de 2010 la IV
Conferencia Ministerial de la UE sobre Inmigración.
Desde Canarias a Madrid y desde Algeciras a Barcelona, no hay CIE
que no esté cuestionado por su funcionamiento y deficientes instalaciones.
Denuncias judiciales por agresiones y torturas, testimonios desgarradores
de personas internas, existencia de celdas de castigo, escándalos sexuales,
y una casi nula asistencia médica y social, son solo una parte del rosario de
historias que salen de estos auténticos agujeros negros en donde las Orga-
nizaciones No Gubernamentales (ONG) y la sociedad civil tienen prohibido
entrar, lo que les ha granjeado el nombre de “Guantánamo europeos”.
En tal sentido, se espera la reglamentación de la Ley para ver de qué
forma se instrumentará el ingreso de ONG, punto relevante previsto en
las modificaciones fijadas en diciembre último. Hasta ahora, solo se sabe
que, por ejemplo, para el CIE de Madrid se ha firmado un convenio con
Cruz Roja, entidad que recibirá más de 200 mil euros por trabajar dentro
de este Centro.
Pese a ese acuerdo, la duda sobre una fiscalización real sigue en el
aire, especialmente entre los sectores que piden el cierre inmediato de
estos centros. Consideran que el ingreso debe ser para denunciar todas
las irregularidades que las personas detenidas y sus familiares se animan a
contar apenas en voz baja por temor a represalias policiales. De lo contra-
rio, se estaría legitimando el sistema de impunidad, represión y deshuma-
nización que se ejerce contra las personas internadas.
Para mayor INRI, la nueva Ley ha elevado el tiempo de retención a un
máximo de 60 días, y si bien desde el Gobierno se dice que se ha visto
obligado a hacerlo para adaptarse a la Directiva del Retorno, la verdad es
que ésta no marca en ningún punto un tiempo mínimo de detención, sino
un máximo. No hay excusas, España lo ha subido porque quiso.
Dos informes presentados recientemente, “Voces desde y contra los
Centros de Internamiento de Extranjeros”, realizado por la Red del Ferro-

83
carril Clandestino, SOS Racismo Madrid y Médicos del Mundo Madrid, y
“Situación de los Centros de Internamiento para extranjeros en España”,
de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) han traído luz a
estos verdaderos agujeros negros.
Precisamente en el de CEAR, el propio director del CIE de Aluche,
Madrid, declara que a su entender el centro “se debería cerrar, no rehacer,
se debería quitar el CIE y convertirlo en sala de espera de la comisaría (la
Brigada de Extranjería que funciona en el mismo sitio)…”, y el experto en
prisiones Jesús Valverde, afirma que “impresiona la falta de profesionali-
dad del personal…Considero que el CIE de Madrid es una macro-comisa-
ría, diseñada para una detención máxima de 3 días, pero donde han de
vivir personas durante a veces cuarenta y ni las instalaciones ni el personal
son los adecuados para ello…”.
Mientras tanto cada vez le resulta más difícil al Gobierno mantener
una coherencia entre lo que dice y lo que hace. Su talante, como queda
claro, no cuela tras las rejas de la injusticia, la impunidad y la vergüenza.

LAS CÁRCELES DE EUROPA

Si el “horizonte europeo” con respecto a la inmigración es de impunidad,


injusticia y vergüenza, igual panorama se presenta con respecto a los sis-
temas de control, represión y aplicación de las penas.
Cuatro son los males comunes de los sistemas penales de la nueva y
a la vez vieja europa31:
- Gobiernos carentes de seriedad que legislan a golpe de telediario
y en función de la alarma social, sin una política criminal seria. Mientras
vemos, inmutables, como los índices de la delincuencia permanecen esta-
bles mientras se incrementa el número de personas presas. Dejamos que
el “Síndrome del mundo malvado” entre a través de nuestras pantallas
de televisión y cree esa alarma social tan útil para el recorte de derechos
y libertades.
- El excesivo uso de la pena de prisión, olvidando que el derecho
penal debería ser el último recurso a adoptar —“Principio de intervención
mínima del Derecho Penal”. Por el contrario se castiga más y más dura-
mente.
- La masificación carcelaria que impide cualquier estrategia reinserta-

31. Dr. Luigi Ferrajoli, ponencia inaugural del Congreso Internacional “Il carcere in
Europa: fra reinserimento ed esclusione”

84
dora o resocializadora. Si una persona antes de ir a la cárcel no tenía ni
hogar ni empleo, y sale sin hogar ni empleo, ¿qué va a hacer? Los progra-
mas de rehabilitación y de reinserción sólo son útiles si van acompañados
de programas sociales y precisamente son estos programas sociales los
que se han visto reducidos en todos los estados de la Unión.
- Criminalización de la pobreza. Basta con echar una ojeada a la situa-
ción socieconómica de las personas presas para ver de qué estamos ha-
blando y quiénes llenas nuestras cárceles. Sin irnos muy lejos, en el estado
español de 76.079 personas presa, casi 10.000 tienen antecedentes por
trastornos mentales; un 45% apenas tiene estudios primarios; un 7,3%
no tiene ningún tipo de estudios; un 56% son personas trabajadoras no
cualificadas o vinculados a sectores de poca cualificación; el 70% de sus
padres sólo tiene estudios primarios, porcentaje que se eleva al 76% en
el caso de las madres y el 44,3% nació en familias formadas por 5 o más
hermanos o hermanas. Estos datos ponen de relieve la estrecha relación
entre exclusión social y control penal.

Estos cuatro males o factores han facilitado que las últimas estadísti-
cas fulminen todos los record. Según los datos comparativos disponibles
del Consejo de Europa, de 2004, la horquilla va de los 406 presos por
cada 100.000 habitantes de Ucrania (488 en el caso de Estados Unidos)
a los 40 de Islandia. En cabeza, países de la antigua Unión Soviética, in-
cluidos los Bálticos (Estonia con 338, Letonia con 333), más Polonia (207)
y alguno más de la otrora Europa del Este, seguidos, entre los occiden-
tales, de Reino Unido y de España. Si entre 1983 y 2004, la población
carcelaria pasó de 73 a 90 por cada 100.000 habitantes en Francia; de 73
a 96 en Italia; de 87 a 140 en Inglaterra; de 28 a 123 en Holanda; y, el
mayor salto, de 37 a 164, lo dio España. Además, hay un grave factor de
extranjería en algunas cárceles europeas. La media de extranjeros en las
cárceles europeas es del 15,2%. Los que proporcionalmente más tienen
son Luxemburgo (74%) y Suiza (70%) seguidos de Chipre (48%), Estonia
(32%) España (31% en Cataluña, 27% en el resto) e Italia (31%). En algu-
nos países, las cárceles empiezan a estar superpobladas: 160 por cada 100
plazas en Chipre, seguidos en densidad de Hungría y España (132).
Si bien la tendencia es alcista, no tiene porqué ser un hecho inevitable,
al contrario, encarcelar a cada vez más personas es una decisión política,
sea más o menos consciente. Basta comparar nuestro caso con el de Di-
namarca, que permanece estabilizada entorno a 65 o de Suecia, en torno
a 70. Aunque el caso más paradigmático es el de nuestra vecina Portugal,
que en los últimos diez años ha logrado revertir el incremento exponencial

85
en el que se encontraba hasta lograr una media de 100 personas presas
por cada 100.000 habitantes. Aún mas espectacular es el caso de Holan-
da, cuyo Ministerio de Justicia anunció a mediados del 2009 el cierre o la
“reconversión” (importaría presos de la vecina Bélgica), de 8 centros peni-
tenciarios, fruto de una amplia implantación de alternativas a la prisión no
acompañadas de incremento de inseguridad ciudadana32 .
Los criterios comunes que sustentan el interior de las prisiones en el
espacio europeo son: la contención, la necesidad de garantizar la gober-
nabilidad de la cárcel y el negocio de la penalización. Ni que decir tiene
que estas orientaciones han traído consigo la necesidad de sacrificar los
derechos fundamentales de las personas presas no suspendidos en los
fallos condenatorios33. Estos tres criterios prioritarios se sustentan en dos
pilares que se han ido institucionalizado: domesticación y por tanto some-
timiento a la disciplina y arbitrariedad carcelaria, o neutralización y/o ani-
quilación mediante la institucionalización de los regímenes de aislamiento
y las sofisticadas técnicas de tortura física y psicológica, que no siendo
sistemáticas, ni aisladas, sí son habituales en nuestras cárceles, no siendo
sino sólo la punta del iceberg que esconde decenas y decenas de casos sin
denunciar (ver como ejemplo el Informe de la Tortura en el Estado Español
2009 (www.prevenciontortura.org).
El fuerte crecimiento de la población reclusa, además, ha convertido
el negocio de las cárceles en una inversión segura a largo plazo para las
constructoras, que saben que cada nueva plaza de régimen cerrado cos-
tará al Estado una media de 117.000 euros. Las cárceles son un negocio
mucho antes de comenzar a funcionar. Entre los 22 y 26 meses que dura
su construcción, un centro penitenciario se convierte en una verdadera
oficina de empleo. Una prisión de 1.008 celdas necesita de 853 personas
para levantarla, entre trabajos directos e indirectos. Las cárceles medianas
y pequeñas generan, a su vez, entre 724 y 639 empleos. Las grandes
empresas de construcción, solas o en unión temporal, no dejan pasar la
oportunidad. Dragados (ACS) o el Grupo Vías, en nuestro país, participan
en este tipo de concursos que pasan tan desapercibidos34. Estos datos no
tienen en cuenta todo el negocio alrededor de los profesionales que viven
entorno a las cárceles: abogados, jueces, fiscales, policías, carceleros y

32. Documento “Otro derecho Penal es Posible: Desenmascarando mitos que sos-
tienen el sistema penal”
33. César Manzanos, Gara, 19 de junio de 2009
34. Melchor Sáiz Pardo “El negocio de las cárceles”, 2008

86
todo el funcionariado en torno a juzgados y tribunales.
El Instituto Serco —una especie de comité de expertos de la empresa
británica Serco que se dedica a la subcontratación a terceros de servicios
de prisiones y seguridad— mantiene que la competencia y contratación
en la gestión de prisiones podría suponer ahorros de entre un 20% y un
30% en costes operativos para las administraciones, sobre todo gracias
a la reducción de los costes de personal. Los ajustes en el conjunto de
la plantilla se conseguirían “mediante un mejor diseño físico, diseño de
servicios o uso de tecnología”. De las medidas de “diseño físico” de Ser-
co para llevar a cabo el recorte de costes dio cuenta el año pasado The
Guardian cuando un inspector descubrió que las celdas para dos reclusos
de la cárcel de Doncaster se habían convertido en celdas para tres colo-
cando literas en el retrete compartido. Dos años antes, se había criticado
a la empresa encargada por no suministrar a muchos presos almohadas
y asientos para el váter35. El ejemplo de nuestra vecina no debe alejarnos
mucho de el posible futuro que nos espera, de facto muchas cárceles de
menores son gestionadas en la actualidad por fundaciones privadas.
En definitiva, las nuevas políticas de futuro, fruto del los avances de
relaciones de los estado de la Unión, entre grandes loas que realiza a los
derechos y libertades (del capital, claro), no van a añadir nada nuevo a lo
que ya teníamos antes: más recortes sociales y más represión que provo-
can más criminalización, que provoca más penalización, que provoca más
hacinamiento, que provoca más cárceles, que provocan más exclusión y
así en una espiral sinfín. Se trata de los mismo perros con distintos colla-
res, pero, eso sí, con una vuelta de tuerca más.

35. Jenny Denton “Dividendos de la detención o el negocio de las cárceles”.

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