Ahora, pues, queridos hermanos, el gozo de vuestro corazn da testimonio en vosotros del amor de Cristo? Yo creo, vosotros veris si est bien, que si alguna vez habis amado a Jess, vivo o muerto, o bien vuelto a la vida, hoy, cuando tan frecuentemente suenan y resuenan los anuncios de la resurreccin, vuestro corazn rebosa de alegra y dice: me han dicho que Jess, mi Dios, vive. Al orlo, mi corazn, que estaba adormecido por la tristeza o angustiado por la tibieza, o ya casi muerto por la pusilanimidad, ha vuelto a la vida. Pues hasta de la muerte hace surgir a los criminales la gozosa voz de este anuncio. De lo contrario, hay que desesperar y dar por perdido en la sepultura aquel a quien Cristo, al volver del infierno, deja en lo ms profundo del abismo. Podrs saber si tu corazn realmente ha vuelto a la vida en Cristo, si puede decir plenamente convencido: Me basta, si Jess vive!. Qu grito tan fiel y verdaderamente digno de los amigos de Jess! Oh afecto pursimo el que as prorrumpe: me basta, si Jess vive! Si vive, vivo, ya que mi alma depende toda de l. Ms an: l es mi misma vida, y mi todo. Pues, qu me puede faltar si Jess vive? No me importa que me falte todo lo dems, con tal de que Jess viva. Que yo mismo desaparezca, si l lo quiere. Me basta con que viva l, aunque slo sea para l. Cuando el amor de Cristo llena de tal modo todo el afecto del hombre, que olvidndose y perdindose a s mismo, slo le preocupa Cristo y lo que quiere Jess, entonces creo que la caridad ha llegado en l a la perfeccin. Para quien siente tal afecto la pobreza no es una carga, no siente las injurias, se re de las humillaciones, desprecia los males, la muerte la considera como una ganancia. Y ni siquiera piensa que vaya a morir, ya que sabe que ms bien es un paso a la vida, y dice con confianza: Ir (a Galilea) y lo ver antes de morir! (En la Resurreccin del Seor, Sermn 1, 5). Pero, demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria tanto del pecado como de la muerte por Nuestro Seor Jesucristo! l estaba totalmente inmune del pecado, y por tanto, inmune de la deuda con la muerte. Sin embargo, la pag muriendo por nuestros pecados, y ha resucitado para nuestra justificacin. Pues al morir pag la pena de nuestros pecados, y al resucitar ha establecido el modelo y la causa de la justificacin para siempre; y as como Cristo, al resucitar de entre los muertos ya no muere ms, la muerte ya no tiene dominio sobre l, el cristiano, resucitando con Cristo ya no ha
de cometer el pecado que lleva a la muerte, ni el pecado ha de
tener dominio sobre l No se equivocaba el Apstol, quien, comparando con esta ganancia todo lo que haba tenido como tal, no slo lo consideraba como una prdida, sino que lo miraba como estircol, con tal de encontrarse con Cristo, configurado tanto a su muerte como a su resurreccin. Realmente es un buen negocio despreciar lo que te destruye y mancha para ganar a Cristo, y si es preciso no slo dar lo tuyo, sino tambin a ti mismo, para merecer recuperarte con tales intereses de inmortalidad y de gloria. Quin, en efecto, dudar de que es un buen negocio sembrar un cuerpo mortal, animal y sin esplendor, para que resurja inmortal, espiritual y glorioso? Morir al mundo para poder decir: Para m la vida es Cristo y el morir una ganancia?. (En la Resurreccin del Seor, Sermn 2, 3). Oh hermanos! Este es el da que ha hecho el Seor, alegrmonos y exultemos de gozo en l! Espermosle, saltando de gozo, para que veamos y gocemos con su luz. Abrahn saltaba de gozo deseando ver el da de Cristo, y por ello lo vio y se llen de gozo. Pues tambin t, si velas todos los das a las puertas de la Sabidura y acechas a su entrada, y muy de maana te levantas con la Magdalena para ir a la entrada de su sepulcro, si no me equivoco, experimentars como la misma Mara, qu verdad es lo que se lee en la Escritura de la Sabidura, que es Cristo: Los que la aman la contemplan si dificultad, y la hallan los que la buscan. Sale al encuentro de los que la desean para aparecrseles en primer lugar a ellos. El que la busque desde el amanecer, no tendr que trabajar, pues la encontrar sentada a las puertas. Esto mismo prometi l: Yo amo a los que me aman, y los que de maana vigilen por m, me encontrarn. Mara encontr de un modo fsico a Jess por el que velaba, a cuya tumba haba ido cuando an era de noche. T, en cambio, que debes conocer ya a Jess, no segn la carne sino segn el espritu, podrs encontrarlo espiritualmente, si lo buscas con un deseo como el de ella, si te encuentra tambin velando en oracin. Di, pues, al Seor Jess con el deseo y el afecto de Mara: Mi alma te ha deseado de noche, y mi espritu desde lo ms profundo de mi corazn. Desde el amanecer velar por ti. Di, con las palabras y el espritu del salmista: Dios, Dios mo, te busco desde la aurora, mi alma est sedienta de ti, e intenta cantar con ellos:Desde la maana rebosamos de tu misericordia, estamos llenos de alegra y de felicidad.
Velad, pues, hermanos, dedicados a la oracin; velad, obrando
prudentemente, tanto ms que ya ha empezado a clarear la aurora de aquel da sin ocaso, es decir, ya ha vuelto de los infiernos la Luz eterna ms serena y grata para nosotros, y la aurora matutina nos devuelve el nuevo Sol. En verdad ya es hora de despertar del sueo, pues ya ha pasado la noche y el da se echa encima. Velad, os repito, para que amanezca en vosotros la aurora matutina, Cristo, cuya aparicin est preparada desde el amanecer, preparada para los que estn dispuestos a renovar con frecuencia en s el misterio de su resurreccin matutina. Entonces cantars de verdad con el corazn lleno de jbilo: El Seor Dios nos ha iluminado. Este es el da que ha hecho el Seor; exultemos de gozo y alegrmonos en l, porque te ha concedido que brille para ti la luz que lleva escondida en sus manos, anunciando a su amigo que es algo suyo y puede conseguirla. Hasta cundo has de estar durmiendo, perezoso? Hasta cundo vas a estar adormilado? Un rato durmiendo; otro poco amodorrado; otro poco recostado para dormir, y mientras t duermes, y no te das cuenta, Cristo resucita del sepulcro, y al pasar su gloria no vers ni siquiera sus espaldas iganlo y algrense los que caminan por las sendas de la justicia. iganlo, repito, porque Jess se digna visitar y manifestarse no slo a los que lo buscan dedicados a la contemplacin, sino tambin a los que siguen justa y piadosamente los caminos de la accin Resucite, pues, y reviva el espritu de todos nosotros, sea para velar en la oracin sea para ser asiduos en la accin, de modo que por una energa viva y renovada se vea que ha participado en la Resurreccin de Cristo. (En la Resurreccin del Seor, Sermn 3, 2-5).
Avisos y reglas cristianas: para los que desean servir a Dios, aprovechando en el camino espiritual. Compuestas por el maestro Ávila sobre aquel verso de David: audi, filia, et vide, et inclina aurem tuam
El Que Teme Al Señor (Salmo 111) (F 11-4) (T Aragüés) (PARTITURA y LETRA) (La Nueva Alabanza - Laudes y Vísperas, Instituto Pontificio San Pío X, Salamanca
Todo Ser Que Alienta, Alabe Al Señor, Aleluya (Alabanza A Dios Con Instrumentos) (Salmo 150) (F 150-4) (LETRA y PARTITURA) - Instituto Pontificio San Pío X, 1966, PP 12 y 13
Cántico de La Virgen María (G 3-4) (La Nueva Alabanza - Laudes y Vísperas, Instituto Pontificio San Pío X, Salamanca-Tejares, ESPAÑA, 1966, PP 40 y 41)
Nuestro Dios Está en El Cielo (Himno A Dios) (Salmo 113) (F 113-4) (T Aragüés) (La Nueva Alabanza - Laudes y Vísperas, Instituto Pontificio San Pío X, Salamanca
Cantad Al Señor y Bendecid Su Nombre, Aleluya (Himno A Dios, Rey de Todos Los Pueblos) (Salmo 95) (F95-4) (LETRA y PARTITURA) - Instituto Pontificio San Pío X, 1966, PP 6 y 7