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EL «ESTADO TIRÁNICO VENEZOLANO» (ETV)

«Cuando conjugo el verbo tiranizar advierto que no


puedo hacerlo en futuro simple: a los déspotas aguarda
una ceremonia que no es religiosa, sino de celebración con
heroica. El pensamiento bajo sus efectos abate, y más
poderosamente que una detonación nuclear»

Por Alberto JIMÉNEZ URE


(@jurescritor/jimenezure@hotmail.com)
Antes que los abuelos, padres y vástagos del «Estado Tiránico
Venezolano» (ETV) irrumpiesen en el «Plató de la Política Centro/
Suramericana», menos de aproximados veinte intelectuales de nuestro
continente advertíamos no muy lejano el trágico advenimiento del
«Estado Tiránico Venezolano»: cierto, en la patria que fue
«bolivariana». Lo harían para experimentar con nuestras vidas,
confiscándolas y sometiéndolas a inmerecidas penurias. Recuerdo el
rencor que ciertos cuentistas, poetas, novelistas, ensayistas y profesores
que solían discutir en los cafetines y claustros de las universidades
autónomas fomentaban hacia autores como: Juan LISCANO, Octavio
PAZ, Reinaldo ARENAS, Guillermo CABRERA INFANTE, Ricardo
GIL OTAIZA, Camilo José CELA y Jorge Luis BORGES, entre varios,
sin excluirme porque en la de Los Andes fui con persistencia hostigado
por ellos. Sembraban el odio, la división de la Nación Venezolana y una
guerra entre civiles tras los cuales estaban militares insurrectos.
Cuando fui asesor del artista plástico Carlos CONTRAMAESTRE,
Director de Publicaciones de la Universidad de Los Andes (1979), con
frecuencia recibíamos un panfleto de la «Organización de Liberación de
Palestina» (OLP) que cometía ataques terroristas similares a los de
«ISIS, «Boko Haram» u otros que en el Año 2015 mantienen en zozobra
a los viejos imperios del planeta. Discrepábamos, afables el uno con el
otro, sobre las intenciones de esos asesinos de eliminar a Israel. Que
unos propugnen eso que se conoce como la «Yihad» o sean menos
exterminadores carece, absolutamente, de relevancia: porque son sus
irrefrenables propósitos de dominación violenta, degenerada y primitiva
lo que debemos repudiar de todos ellos por cuanto comporta provocar el
fracaso de «Civilización» y el triunfo de la «Barbarie Doctrinal».
Durante aquellos tiempos, el «terrorista prototipo» no tenía el recurso de
las «redes de disociados» (RDD): empero, sus actos igual impactaban
gracias a la difusión de «imágenes vía satélite». Destacaban los
secuestros de aviones y personalidades del mundo, las matanzas o
ejecuciones callejeras (extrajudiciales) en nombre de la «liberación de
los pueblos e independencia». Ese «terrorista prototipo» recibía
financiamiento de algún poderoso país petrolero o vendedor de armas de
guerra.
Ya yo escribía y publicaba mis «estoraques» (así, en el «Corredor de la
Muerte» porque ambos pertenecemos al «Sector de la Edad Tercera»,
los ha insólitamente calificado mi amigo Teódulo LÓPEZ MELÉNDEZ)
contra todos los afamados tiranos de la época, algunos de los cuales
todavía están en este mundo y hacen mucho daño. Los todavía no
fallecidos son, en estos tiempos nada episcopales, abuelos de quienes
conforman el «Estado Tiránico Venezolano»: sostenido mediante formas
parasitarias/criminales de actuar y doblegar a pueblos con los cuales
experimentan cruelmente.
El abominable, nada supremo y ya difunto padre del «Estado Tiránico
Venezolano», sobre cuya memoria suelo esputar, colocó los tubos
estructurales de una edificación destinada al funcionamiento de oficinas
donde peligrosísimos delincuentes administrarían inmensos recursos de
origen imperial norteamericano para destruir nuestra nación y otras.
Fueron inoculados con el «Virus de la Brutalidad» y viajan para
propagarlo por un continente donde los únicos prescindibles son ellos.
En el curso de mi existencia, he tenido probadas premoniciones: motivo
por el cual hoy anuncio que está en ciernes el día cuando inhumaremos
al «Estado Tiránico Venezolano» impuesto hace más de tres lustros,
para desgracia de quienes nacimos y vivimos en la patria que fue
«bolivariana». República convertida en santuario de criminales por la
«Casta de Terroristas del Siglo XXI»

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