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Y el hecho de que sea una apuesta que viene a cuestionar parmetros "sacralizados" en y por la escuela, y por la sociedad y las
representaciones sociales de los ciudadanos, no implica que su i m plementacin sea imposible.
Edgar Morin (1999 falta pgina) expresa que la propia condicin
humana est marcada por la incertidumbre cognitiva y por la incertidumbre histrica; mientras que el conocimiento est signado por la
incertidumbre cerebral, psquica y epistemolgica. Conocer supone
caminar por lo incierto, siempre.
Por lo tanto, construir una escuela donde quepan todos y donde
todos tengan acceso al conocimiento y a la socializacin;
donde la
diferencia sea un valor fundamental, donde sta se considere y se
atienda sin discriminar; donde se acepten los lmites como parte de la
condicin humana y se ponga nfasis en las fortalezas y en su potencial; donde se considere a todos los estudiantes como sujetos de derecho y se los respete como tales; donde se acepte la diversidad
cultural
y se trabaje en el marco de polticas interculturales; no puede menos
que pensarse en el marco de la incertidumbre, pero no de la utopa.
Por su parte, prepararse y asumir cambios como mejoras que nos
lleven a caminar por nuestro mundo incierto, no supone resignarse
en un escepticismo generalizado, ni detenerse ante obstculos coyunturales o epistemolgicos, que imposibiliten o dificulten su concrecin. Tenemos que cuestionar lo obvio, desnaturalizar prcticas y
polticas cristalizadas que nos han llevado a invisibilizar el "problema" o a negarlo incluso.
humana,
inesperado.
!
incertidumbre
se aplique sin cesar a luchar contra el error y la mentira, lo que nos lleva, al mismo tiempo, al problema de la 'cabeza bien puesta'" (Morin,
1999: 65), en este caso, de los agentes educativos. Una "cabeza bien
puesta" 3 que m s que acumular saberes cristalizados y atomizados,
contenga principios organizadores que posibiliten interrelacionar los
saberes, darles sentido y dudar de ellos, y puedan disponer a los agentes educativos hacia una actitud crtica y de cambio como mejora.
3. "La primera finalidad de la enseanza fue formulada por Montaigne: vale ms una
cabeza bien puesta que una repleta", expresa E. Morin (1999: 23).
Lo cabeza
bien
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puesta