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ESBOZO

¿Como se desarrolla una idea?

Fundamental para la reformulación es comprender como funcionan los mecanismos que llevan a la
generación de una idea y a su desarrollo posterior. ¿Cómo si no comprender en toda su complejidad
el saber? Si el niño se relaciona con el ambiente en todo su ser cuando adquiere consciencia de sí
mismo, nosotros deberíamos buscar relacionarnos con el conocimiento adquiriendo consciencia
sobre nuestro pensamiento. ¿Qué lleva a proponer la reformulación? En mi caso la falta de sorpresa
ante nuevos conocimientos.

Para poder derribar y redefinir la estela de piedra tallada a lo largo del tiempo que es el
conocimiento humano, para poder comenzar con esta tarea, creo es imprescindible un lenguaje
común. Un lenguaje común que como todo lenguaje cambiará una vez que sirva como instrumento
de comunicación. Por ello quiero hacer notar la diferencia entre el saber y el conocimiento. El
conocimiento es la acumulación de datos, argumentos, realidades observadas, vividas, anotadas.

El saber entiendo que es la capacidad para comprender la realidad, para interpretar el conocimiento.
Si el conocimiento deriva de la forma de “saber” de una determinada sociedad, la falta de sorpresa
ante nuevos conocimientos puede derivar de una falta de estímulo ante la forma de saber establecida
y aceptada. Un lenguaje común. En cualquier caso, considero que el lenguaje es la primera traba
para la comunicación, y a la vez su gran instrumento, de la misma forma que la herramienta manual
es la primera traba para que nuestro tacto palpe, sienta de veras aquello en lo que trabaja, pero es
gracias a lo que podemos llevar a cabo con efectividad y satisfacción dicho trabajo. En segundo
lugar, un método de trabajo común. ¿Qué método de trabajo?

La esquematización mental, la sucesión lógica y secuencial de argumentos es hoy día la forma


correcta para llegar a “saber”, para “conocer”. Puede decirse que tal idea deriva de la creencia en la
posibilidad de descubrir la verdad. ¿Y que es la verdad y que es la realidad? Tan vasta e inabarcable
es la reformulación que es infinitamente bella por el campo de actuación que abre, el juego que
ofrece, la penosa tarea que promete. Podemos plantarnos ante ella con dos actitudes (y ya habrá
tiempo de hablar de la persistente existencia en el conocimiento occidental de las “dualidades”). Un
método de trabajo que parta desde lo singular, que parta desde un punto concreto del saber, desde
una formulación pequeña de algún pequeño campo del saber, para expandir posteriormente, o
interconectando entre sí pequeñas formulaciones.

Creo, por intuición, que ese es el método de conocimiento mundano. A través de una interconexión
de pequeñas “verdades” se obtiene una formulación de lo que es “el mundo” y de cómo hay que
“pensar” para “entenderlo”. De esta forma pueden surgir ideas sugestivas, una mente sensible puede
hacernos ver aspectos de la realidad que nunca habríamos sentido. Digamos que el arte en su
conjunto funciona así. Digamos que una mente menos abstracta, mas “común” puede transmitirnos
las pequeñas verdades que conoce gracias a la experiencia, a su “sabiduría de vida”. En cualquier
caso, la reformulación de este modo se quedaría en una sucesión de ideas sugestivas, interesantes,
en un cúmulo de interioridades, en otro rincón de Internet donde expresar nuestras voluntades.

El movimiento reformulativo debe ser más. Debe ser más para poder reformular. El “razonamiento
mundano” del que hablábamos antes sigue anclado en una determinada forma de “pensar”.
Por otro lado, podríamos plantearnos esta abismal tarea a través de la creación de un cuerpo teórico
vasto, complejo y perfecto en su lógica interna, lo que ya de por sí es una tarea nada desdeñable. A
través de un pensamiento inicial desarrollarlo en su complejidad. Es básicamente el razonamiento
mundano de los intelectuales. Y es que toda idea al fin y al cabo es indemostrable en su origen.
La misma idea de que pensar puede llevar a la verdad. Se demuestra en todo caso a posteriori.
Podríamos explayarnos durante mucho tiempo, enredándonos en los laberintos del pensamiento, en
sus recovecos y en sus lados oscuros, si nos quedáramos comprendiendo y explicando como
creemos que ha funcionado durante largo tiempo, en la filosofía, en la ciencia, en el saber común, la
mente humana y las diversas formas de razonar. No es este el momento para la filosofía de la
ciencia. Ni por preparación de los que escriben ni por principio de la reformulación.

El movimiento reformulativo nunca podrá tener un cuerpo establecido, nunca podrá sustentarse,
pues por su misma concepción, mutará conforme aumenta el conocimiento y el saber de sus
participantes. Es un juego que cambia mientras se juega, que varía sus reglas. Lo más similar a todo
ello es una conversación. Y como tal entenderé mi escrito. Dejándome llevar por las
interconexiones voluntarias que haga mi mente. Buscando un equilibrio entre una fija
esquematización rigurosamente lógica y una irracionalidad poética similar al monólogo interior. Un
juego ambivalente en la cuerda floja.

Y es que la reformulación es una hoja en blanco, donde comenzar, es lo más complicado, pero no lo
fundamental. El comienzo, para ser efectivamente reformulación, no debe suponer un armazón
desde el que no poder salirse. Pero sí debe servir como referencia. Sólo se puede reformular en
referencia a lo ya establecido y a lo ya dicho y pensado. Tanto desde “fuera” como desde dentro de
la misma reformulación.

Por tanto, hace falta un “principio”. Quizás ya nos plantearemos más adelante el porqué de un
principio para pensar. El movimiento reformulativo inicia en mi caso con la discusión sobre la
noción de progreso y su diferencia fundamental con la noción de desarrollo. Progreso entendimos
era el replanteamiento de lo obvio, desarrollo, la profundización de lo ya establecido como obvio.

Termino aquí. Dejo abierto. Es una simple introducción. El diálogo registrado y anotado es
fundamental. La interpretación de lo dicho para elaborarlo después podría ser el siguiente paso. Se
ha esfumado mi capacidad de concentración ahora.

J.Cierot

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