La época de “La imaginación al poder” y el movimiento de mayo
del 68 en Francia, situó al diseño nacional en un escenario de
grandes desafíos, en medio de un contexto social donde los afiches y el mural político comenzaron a tomarse el espacio público. Los carteles hippies de esos años, las ilustraciones de Heinz Edelmann para el Submarino Amarillo, la influencia del cartel cubano, (occidental en su diseño y del este para su mensaje), el arte óptico y la imagen conceptual, además de una energía arrolladora que inspiraba a grandes cambios, impulsó a algunos “grafistas” a delinear estilos que fueron únicos e insipiradores para generaciones de diseñadores. A diferencia del diseño industrial, el diseño gráfico se nutrió de las calles y tuvo un claro arrastre popular que eclipsó incluso la poderosa influencia de la gráfica norteamericana presente en la mayoría de los bienes de consumo. Así, el período de fines de los 60 y comienzos del 70 es posible catalogarlo como la época de oro del afiche en Chile, específicamente el período que termina abruptamente en septiembre del año 1973.
Ana Cortés, profesora del ramo de afiche en la Escuela de Artes
Aplicadas, escribía sobre el tema en un artículo publicado en la "Revista de Arte de la Universidad de Chile" en 1937:
"Una ciudad sin gritos pegados en los muros sería hoy en día casi una ciudad silenciosa".
Interpretando estas palabras, el afiche, cartel o poster es un soporte
nacido en la ciudad y para la ciudad, el cual muchas veces ha sido visto como una obra menor pero que ha sido para muchos creadores un canal de comunicación directa y efectiva con el público. En este período se fueron confluyendo política, educación y arte; lo que ponía en cuestión y revisión una sociedad que se aprestaba a grandes cambios y reflexiones, a discusiones en los centros universitarios e intelectuales del país en torno a la imagen, a su función, a su deber como comunicadora y como impulsora de un país a un camino de mayor justicia social.
Las representaciones desarrolladas en esta época se convertirían en
metáforas visuales de aquel momento muy particular de nuestra historia, como también los murales callejeros y los panfletos. La iconografía del cuerpo que trabaja Waldo González, por ejemplo: las manos, los ojos, las bocas. Los rostros de los campesinos, obreros, empleados, estudiantes, niños, mujeres.
El mundo social se hacía presente en sus esperanzas, deseos y
angustias, donde apreciamos la textura, y el grueso del contorno para expresar la fuerza de la imagen contra la fragilidad de las expresiones. Waldo González
Realizó sus estudios en la Escuela de
Artes Aplicadas en la década del 50. Fue el primer licenciado del país en "Artes Plásticas con mención en afiche y propaganda", obteniendo la máxima distinción y con honores,
Parte destacada de su obra (1970-
1973), la realizó en conjunto al profesor Mario Quiroz para la "Polla Chilena de Beneficencia" esto lo llevó a realizar una notable serie de afiches, que se destacarían por sus temáticas eminentemente educativas y de profunda reflexión en lo humano, político y social, Waldo González haría del afiche un instrumento de investigación en todos los campos. Realizó siempre un detallados análisis de las estructuras sintácticas y semánticas, y de las variables que implican el diseño de una pieza gráfica.
A través de su trabajo y del ejercicio de la docencia aportó siempre
un marco conceptual y teórico que vino a consolidar al diseño gráfico como una disciplina con estructuras, métodos y lenguajes propios, aunque dijo de sí mismo: “No nos considerábamos diseñadores, éramos grafistas”
Como parte de su obra, realizó cerca de 80 afiches entre los años
71 a Septiembre del 73 para la Polla Chilena de Beneficencia y llegaron a imprimirse cerca de 250.000 ejemplares por tiraje. Vicente Larrea
Vicente Larrea siempre ha mantenido una
postura crítica sobre la enseñanza del diseño en Chile. Lo hizo antes y lo hace ahora. El sello caraterístico de la oficina de Larrea, con colores llamativos, trazos gruesos de contorno irregular y fondos degradados (además de un inteligente uso de la fotografía), generó una suerte de “escuela” en un momento de búsqueda y recuperación de las raíces latinoamericanas por medio de la música, el cine y la literatura. La agencia de diseño gráfico de Vicente Larrea debe ser considerada pionera en nuestro medio. Regularizó muchas de las marcas del medio chileno entre otros trabajos propios. Luis Albornoz
Luis Albornoz, junto a los hermanos Vicente y Antonio
Larrea crearon la gráfica emblemática y colorida de los discos para el sello Dicap, afiches callejeros y otras piezas gráficas que se han transformado en definitoria de una época. Brigadas muralistas Brigada Ramona Parra
La Brigada Ramona Parra (BRP) fue creada en 1968. Es el nombre
que recibe la brigada muralista del Partido Comunista de Chile. El nombre de Ramona Parra es en honor a una joven militante asesinada durante una protesta realizada en la Plaza Bulnes el 28 de enero de 1946. En sus orígenes la BRP no tenía ningún fin estético y en su génesis no contó con ningún artista experto. Sus conocimientos se fueron adquiriendo mediante la experiencia de pintar en las calles perseguidos por Carabineros y de manera clandestina. Varios artistas son los que conformaron la brigada, destacándose entre ellos Alejandro “Mono”Gonzalez, uno de los principales creadores y diseñadores de la característica gráfica del movimiento. Lo esencial para los muralistas del BRP es entregar un mensaje con contenido a los transeúntes comunes y corrientes. Existe toda una iconografía que caracteriza este estilo, que incluye elementos como la espiga, el puño, la estrella, las aves, y los trabajadores. Brigada Elmo Catalán Muralistas de larga trayectoria, y militantes del Partido Socialista Chileno, la BEC como otras brigadas, tienen una estructura nacional en que los jóvenes van decidiendo los estilos, colores y temas, por un Chile sin hambre, con trabajo y con democracia participativa. Hernán Vidal (Hervi) Los primeros cartelistas fueron Camilo Mori, José Balmes, Nemesio Antúnez y Francisco Otta, que aunque eran pintores mayormente, incursionaron el el cartel ocasionalmente.
Fueron Waldo González, Vicente Larrea, Luis Albornoz y
Santiago Nattino los más comúnmente conocidos. Muchos cartelistas o ilustradores aprendieron de ellos.