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Sleyuemer rele Nee! Soliloguios Rewivuricne y soliloquios MeonOnes EW Nl OAS TG Ge) pe ees ag en endl LA DICHA DE, ENMUDECER Titulo oF Sean ee riginal: Soliloquies in England and Later Soliloquies (1922) © Editorial Trotta, S.A., 200 Ferraz, 55. 28008 Modtid Teléfono: 91 543 03 61 Fox; 91 543 1488 E-mail: editorial@trotia.es hitp://wwwetrotio.es segtin lo edicig © The MIT Press, 2006, icton de Chole Sclyner’s Sons, New Yok (1986190 © Daniel ore no Moreno, para la traduccién y las notas, 200? ISBN: 978-84-9879-075/ Depésito legal: S. 1.258-200 Impresio” Gréficos Varona, S* Do) HERMES EL INT! ERPRETE Un viajero ha de ser devoto de Hermes y yo lo he amado siempre por encima de los otros dioses por la encantadora unién que en él se da de juventud y experiencia, diligencia y prudencia, modestia y risa, y lengua presta y buen corazon. En él las tempranas burbujas de mofa se disuelven de inmediato en cortesia y amabilidad. Es el garo alado del Olimpo, dispuesto a cederle el sizio a los demas y a fingir servirlos, pero, en realidad, es mas sabio y feliz que ninguno de ellos. Hay en él cierta picardia y el habito de ser cémplice en el engafio. Posee un gran don para la disertacién, y su abundante elocuencia, siempre impecable enel fondo y en la forma, no abraza la verdad tan apretadamente como la gente piadosa esperaria de un dios que, como perspicazmente dicen, no puede tener ningin motivo para mentir. Pero los dioses no necesitan motivos. Las mentiras de Hermes son bromas, representan c6mo po- drian haber sido las cosas y sirven para mostrar el extrafio accidente que es la verdad. El reproche que Virgilio dirige a Juno, «¢Tal malevolencia en mentes celestiales?», nunca podrfa aplicarse a esta afable divinidad que, si es de algtin modo un picaro (cosa que yo no admito), es un pica- ro desinteresado. El no le ha hecho ofrendas a la fortuna ni es un padre de familia ni se ha comprometido con ninguna causa contra su voluntad. Homero dice que Hermes era un ladr6n; pero la belleza de la mitologia reside en que cada poeta puede refundirla segiin su propia intuicién y su sentido de lo adecuado; tal como, de hecho, hacen también los lemnes tedlogos, aunque pretendan que la teologia es ciencia y no estén lo suficientemente bien despiertos como para darse cuenta del impulso sofador, dramatico, que les empuja 2 construirla. Ahora bien, segtin mi punto de vista, el latrocinio de Hermes y el hecho de que fuera patron de los bandidos, los mercaderes, los retéricos y los mentirosos, lejos de ser indignos de su naturaleza divina, son una magnifica y humorfstica expresién de ella. El no robo el ganado a Apolo para aprovecharse. A Apolo mismo —un joven dios de lo mas exquisito— se le daba una higa por su ganado y por su rtistica ocupacién; al adoptarla, estaba haciéndole un amable favor a un amigo o planeaba una escena de amor © era una apuesta 0, simplemente, deseaba ser idilico porun momento. Era un placentero schergo (tras el andante que habia interpretado en el 249 FOLILOQUIOS POSTERIORES cielo en su adyocacién de dios-Sol & inspirador de todos os profetas) {con gracia sobre su cayado de pastor o yacer bajo la con, COR a ee altozano, en medio de | Pe de los Arboles en algtin musgoso a at a artical ae que apacentaba, o tener embelesadas a ed eae a . ‘Ades Con las maravillas operfsticas de su canto. Hermes, cue bt hi era un nifio muy pequefio, simplemente querfa, al Sa a me Mofarse del engreimiento de su hermano mayor de largo cabellos y a Apolo, en verdad un artista extasiado y ho un presumido, invulnerable, como Hermes, en su divina independencia, no le importé lo mas minimo la pesada broma ni el ridfculo, sino que fue el primero en sumarse a la risa, Si Hermes consiente en ser patron de ladrones y prestamistas, lo hace con el mismo espiritu. El sonrie, colocado, bolsa en mano, en el pequefio altar sobre las guaridas, como para recordarles que todo es un despojo que los mortales pueden arrebatarse mutuamente, robando o negocian- do, y que el objetivo de todos sus viajes y ferias y asaltos en el camino es una bagatela como la que los sucios nifios que juegan en la calle colocan como ficha en sus juegos. Pero Hermes no se impacienta ni siquiera con los golfillos, con sus gritos y sus estridentes rifas. El se rfe de sus mue- cas; no le parece que sus chanzas sean mas vacfas que las de los mayores; no se ofende con sus bromas pesadas sino que les envia suefio cuando yacen amontonados bajo alguna arcada o cuando se tumban al sol en las escaleras del templo. Con la misma benevolencia preside las cocinas de Jos ladrones que los astilleros y las oficinas de los mercaderes; no es que se preocupe en absoluto por quién gana o quién acumula tesoros, sino que Ja perspicacia y la viveza de los negocios le resultan deliciosas en sf mismas. A él le gusta seleccionar la pasion y centellear en la vida mas s6rdida; el confuso alboroto de la civilizacion agrada sus sentidos, como el dulce vaho que se eleva del sacrificio vespertino, En nada se muestra con més claridad su admirable temperamento y superioridad de alma que en sus amores con la bella Maya. Otros hablan mal de ella, pero él le tiene mucho, mucho carifio y es profunda- mente feliz con su amor, Es una relaci6n secreta, aunque todo el mundo ha oido hablar de ella; pero la ninfa es un misterio; de hecho, aunque todos la han visto en una u otra ocasién, nadie sabia entonces que era ola Sélo Hermes la reconoce y la ama en la persona propia de ella y la ama por su nombre, pero en privado. A veces, con la indiscrecion yel eee “Spas ee jovenes se permiten cuando beben, sus un poco y calla. Se dice de ae ee a chi: a mi ce mabnadestaissdloe ia nth ca aut ¢s un ser salvaje inmanejable, mit sin;motivo-y, idad » ‘xposita que siempre aparece y desaparece edae Bee ‘ado su caprichoso temperamento, a la vez exigente y », la consideran algunos; pero otros se 250 HERMES EL INTERDRETE slaw etieriid de que e&, Por Constitieién, nelanedli aque ae alenta sold a mento, apenas distinguible [remayiey Oy tambien, en el mar, con el cabello sueles « aloe Ritene es Hernies viela hasta ella y la jee al viento y gimien- ina exiliada en todo liar y ében todo lugar esta i aces Hite, @ (cur &8ta en casa. Se rumore: que, en Onente, ella ha Geupado una posicién dlevaca ee a Heid del Universo, pero en Europa no tiene ningtin pice “i : eatablee i : se sabe si en realidad es una diosa, actions iebiche ado un hada ican fantasma al servicio de los demas; de modo que no tiene en Hingin Hagar nl templo ni rustico santuario ni oraculo respeta- le, Maa atin, ha contocionado indeciblemente al Virtuoso, que tanto yalora la genealogfa, al decir, tal como se cuenta, que ella no tiene idea alguna de quién es el padre de sus hijos. Ante eso, Hermes se rie con alborogo dictendo que es una de las inofensivas ocurrencias que ella se permite simplemente porque ge le ocurren y porque le encanta mostrar au Independencia y mofarse de los juiciosos censores de este mundo. El eatd completamente seguro de que ella no ha tenido nunca ningén pre- tendiente salvo él y que ni sofaria con admitir a ningtin otro. Incluso con él, ella esta siempre volviendo a sus tenaces rechazos y negativas e insultindoloy pero, cuando el fuego del despecho alcanza el mayor enfado, él s6lo tlene que mirarla con firmeza y rodearla alegremente con au brazo, como diciendo: «No seas tonta», para que ella, en segui- da, se calme y reconozca que todo era simulado, pero que no podia evitarlo, Es asombroso ver cudn razonable se vuelve entonces, cudn perfectamente confiada y franca, de modo que ninguna otra compaiia wiede ser mas profundamente deliciosa. Entonces es, en sus brazos, tan como una pluma. La verdad es que sdlo vive para él; no tiene, en realidad, ningtin hijo, slo hermanas pequefas que estén, también, més « enamoradas de él y él de ellas; y, cuando él no esta, ella duerme ‘toda st vida, En todos aquellos extrafos quehaceres y vagabun-— se le atribuyen, ella slo camina en suefios. La cercania de | pierta y le da su vida —la tinica que ella tiene—. Su nom ( ‘dice mucho de él, tan leno de piedad ca y algo loca. Dicen en la moteada luz del gustaba devanarse una absurd a ~=— SOLILOQUIOS FOSTERIORES « para él no son enigmass él nunea es atra- pado en el enredo y se tte al ver cuan sen Se entontecen Jon pobres tereos MOF tales, aiguiendo testaruc Per guna enrevesa. dla plana una ver que han dado cor ella por casua ‘i aS cre Ta pierden para siempre lo obvlo, Elles hace las indicaciones urtivas que puede para romper el hechize que low clegay pero ellos estan tan aferrados asus falsas preconcepciones que he le comprenden, s6lo se quedan atin mas per- plejow A veces, ain embargo, eaptan la indicacion, su saga dad se aviva, arden y la intuicién, al resolver todo ocioso enigma, ama los eniginas slo porqu fib pensamientos armoniva las disonantes cuerdas de la mente. La vara de Hermes tiene serpientes enrolladas a su alrededor, pero etd coronada de alas, de modo que, con su toque, hace que se desva- nezean el excozor y la espiral de la preocupacion, y que podamos libe- rarnos de la apatia y del torpe encanto y podamos ver, tal como hace el dios, cudn tontos somos. Todos esos misterios que nos confunden no son, en realidad, misterios; son la lengua verndcula de la naturale: Low riaticos, y los fildsofos también, creen que todo lenguaje, salvo el suyo, ev un galimattayy se apenan del extranjero que habla solo un. len- suaje Ininteligible y estan seguros de que se condenard, a no ser que al- gin impertinente misionero de su propio pais le predique rapidamente la verdad, Incluso discuten con la naturaleza intentando convencerla de que no puede moyerse o que no puede pensar o que no puede tener mas dimensiones que las de su comprension. Oh, con un solo toque de la curativa vara de Hermes el Intérprete podrfamos entender el lenguaje de lox pajaros y el de las estrellas y, tras reftnos con lo que dijeran de nosotros, verlamos entonces nuestra imagen en el espejo de lo infinito y nos reitrfamon de nosotros mismos! Este es realmente un dios amable, humano aunque sobrehumano, amigable aunque insobornable, que no predica, que no amenaza, que no impone érdenes nuevas, absurdas 0 taciturnas, a las aturdidas almas, sino que desenreda, que aligera, que hos muestra la inocencia de las cosas que odiébamos y la obviedad de law covas que desaprobébamos o negdbamos, Nos interpreta para los dioves, y éstos nos aceptans nos interpreta entre nosotros, y nos damos cuenta de que también el extranjero hablaba una lengua clara: feliz él si era wablo ef su propio idioma, Sélo al heraldo divino le es dado captar eas aca enema st alegre voz a ningtin dialecto de los ' spires estros tartamudeos y los olvida; cuando deci- rd ae ee nt candles alguna mea go mensamente con nuestro pease propuesto, aplaude y disfruta in- por él y es como suyo. ic “él mi mite Ronen asi esinenna en el que parece que cl Girne “ i od ae — recto y nitido, hacia un mar en fa ad iHesclendoerene a a alma; sino que, en las fronteras de la 252

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