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Antonio Quinet LAS CUATRO CONDICIONES DEL ANALISIS Atuel ie Impat : Sei ao Germ . Gare ortagués: Ricardo Gallegy Traduecdén del Ps riginal: -pimato det original: da Anilise en te ar Baier Rio de Janeiro, Brasil Jorge Zaha si -900631-3 ISBN 987-900 ©1996 ATUEL Hl nichincha 19! ; Pagaty Cap Feeral- Ageing Telefax: 381-7107 genta na / Printed in ATES ah a Argentin nnpreso on 1 ANE na needa hecho of deposi ge Sumario Introducci6n. I. Las funciones de las entrevistas preliminares...... 17 IL. El divan ético.. 49 IIL. Qué tiempo para el anilisis? 09 IV. Capital y libido... 108 V. El acto psicoanalitico y el fin de anilisis.. 195 Introduccién Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente Ia veta ‘desde todos los puntos del univers, Vila ar- de, vi las muchedumbres de América, ¥iuna plateada telaraiia en el centro de una piré- mide, vi un laberinto roto... ELAUph, Borges En el principio del psicoanilisis era el acto-el acto inaugu:, ral de Freud al inventar el psicoandlisis y abrir el inconscien- te asu formalizacién. Acto que marca un antes y un después, que trae en si la discontinuidad y como tal tiene fa estructur rade corte, Acto fundador que se renueva en cada psicoané lisis, habiéndonos legado Freud la incumbencia de reinven- tarlo cada vez que, como psicoanalistas, autorizamos el co- mienzo de wn andlisis Dar inicio a un psicoanilisis, a partir de la demanda de ak guien, depende del psicoanalista con su acto de decisin. Pe- ro, aqué fundamenta esa experiencia? {Sera el dispositivo técnico inventado por Freud? Sabemos que existen aquellos para quienes la respuesta es evidente: al dispositivo freudia- no cuyo centro irreductible es la asociacién libre se debe sumar el "contrato” que fija el Hamado setting analitico deter minando el tiempo de las sesiones, su frecuencia, ete., como garantia de su buen funcionamiento, Cualquier pequeiia modificacién en ese registro es supuesta como fatalmente 9 amenazadora para la experiencia psicoanalitica, De abi que Ja sociedad psicoanalitica tipo ipeista (de la TPA Internatio- nal Psychoanalytical Association) se instituye como un Owe del analista que supuestamente garantiza la ejecucién de su practica por intermedio de la imposicién de reglas que de- ben ser cumplidas y propuestas por medio de un contrato a Jos analizantes. Pero, zcémo podemos proponer al analizante una espe- cie de concretizaci6n del Otro, sabiendo que en un andlisis conduicido a su término, el sujeto es Hevado a confrontarse con la falta del Otro [S(X)] justamente porque el Otro fal ta? En lugar de las normas que dicho contrato que pretende figurar el Otro establece, Lacan introduce el concepto de ae to psicoanatitica, retirando al psicoandlisis del émbito de reglas para situarlo en la esfera de la ética. Es el analista que con su acto da existencia al inconsciente, promoviende e! psicoandlisis en lo particular de cada ca cio de tn andlisis es un acto psicoanalitico —tal fa condi del inconsciente cuyo estatuto no es, por lo tanto, Sntico, si- no ético, pues depende de ese acto del analista-. Bl concep- to de acto analitico devela que dicho "contrat" de inicio de anilisis exime al analista de la responsabilidad de su acto -tratase de un contra-acto-. Mi propésito en este libru es intercogar cl conjunto de “normas" que se puso como convencién en Hamar setting analitico, a partir del texto de Freud "El inicio del tratamien- to", donde fas encontramos bajo la designacién de condicio nes Este texto de Freud fue publicado inicialmente en Inter nationale Zeitschrift fer Psychoanailyse en dos partes: la primera, en enero de 1918, titulada "Nuevas observaciones sobre la 1cenica del psicoandlisis: 1. El inicio de tratamiento"; la se- dla, en marzo, con el mismo titulo seguido de "La cues- tien de las primeras Comunicaciones - La dinamica de la 10 tansferencia", El presente libro se centra sobre todo en la primera parte del referido texto freudiano, cuyas partes fue- ron reunidas en un solo texto, tal como aparece en sus Obras Completas. La siguiente frase concluye esa parte ini- ciak "Pues bien, una yez reguladas de la manera dicha las condiciones de la cura, se plantea esta pergunta: En qué punto y con qué material se debe comenzar el tratamien- to", Pues son justamente las condiciones (Badingungen) de analisis establecidas por Freud que aqui enfocaremos: el | tratamiento de ensayo, el uso del divan, la cuestién del tiem- | poy la cuestién del dinero, Se trata de condiciones y no de reglas o normas impues- tas por Freud, el cual establecié apenas una tinica regla p: ra el psicoanilisis: la asociacién libre, que es la respuesta a la_ pregunta sobre el inicio del tratamiento. = Si 1989 fue el afio del cincuentenario de la muerte de Freud, fue también ef del aniversario de la Gnica regla pre- sente en la experiencia analitica: el centenario de la "regla findamental’, "la regla de oro” del psicoandlisis, dictadaa su fimdador en el dia 12 de mayo de 1889 por boca de Emmy von N. Freud interrumpe el relato de esta paciente bajo hip: nosis, para indagar sobre el origen de ciertos sintomas. "Aproveché también la oportunidad para preguntarle por- «qué sufria de dolores gastricos y de donde provenian. Su res- puesta, dada a disgusto, era que no sabia. Le solicité que tra- tase de recordar para decirmelo el dia siguiente. Me dijo en- tonces, en un claro tono de queja, que no debfa continvar pregunténdole de dénde provenia eso 0 aquello, sino que la dejase contar lo que tenfa para decirme."® La aceptacién de la propuesta de Frau Emmy von N. y su ' Freud, S., “O inicio do tratamento", ESB (Eatigao Stonderd Brasileira das obvas pricolégicas compleas de Sigmund Freud, Rio, Imago, 1975-80), vol. XT, pp. 163-187. *Ficud, S,, “Fran Emmy con N.”, SEB, vol. I, p. 107. i generalizacién por parte de Freud lo hacen postular la inclu: si6n del saber en los dichos del analizante para construir el anilisis como talking cure-la cura pot eLhabla, el tratamien- to de la palabra~.” El paciente ~escribe Freud en el final de su obra debe decirnos no solo lo que puede decir intencio- nalmente y de buena voluntad, cosa que le proporcionari | un alivio semejante al de una confesi6n, sino también todo, Jo que su autoobservacién le provee, todo lo que le viene a, ta cabeza aunque le sea desagradable decirlo, aunque le p: rerca sin importancia o realmente absurdo. Si después de es- | ta induccién consigue poner su autocritica fuera de accién, nos presentaré una masa de material ~pensamiento, ideas, recuerdos~ que ya esta sujeta a la influencia del in- consciente”.? ésta, por Jo tanto, la tinica regla del psicoandlisis. Ella no esta dei lado del analista y si del analizante. Tratase de una regla correlativa a la propia estructura del campo psi- coanalitico abierto por Freud. Es la asociacién libre que|| marca el inicio del psicondlisis y también el inicio de cada | psiconilisis; es el punto en que el analisis debe. comenz: Del lado del analista, salvo el precepto de la atenci6: = tante, no hay reglas, sino la ética del psicoandlisis, regida por | el deseo del analista. Nuestro objetivo es el de sefialar, a partir de la ensefianza de Jacques Lacan, los fundamentos de esas cuatro condici nes enumeradas por Freud. Lejos de pretender agotar el te- ma, este trabajo es s6lo una introduccién a las condiciones del analisis, y conserva el estilo de conferencia en el cual fue elaborado. Tratase de verificar en la experiencia psicoanalf- tica cuanto de esas condiciones son determinadas por los propios fundamentos del psicoandlisis. La IPA transformé esas condiciones en reglas sometidas al $ Freud, 8. “Esboco de psicoanaliss’, ESB, vol. XXiL, p. 201. 12, control institucional, sobre todo en lo que se refiere a los “andlisis didacticos", reduciendo la experiencia psicoanaliti- caa.un estandar, en la cual el analista es un mero empleado del dispositivo. En el capitulo sobre la practica analitica y sus condiciones, en un documento elaborado por una sociedad de psicoanilisis ligada a la TPA, denominado "Presentacién para el uso de un lector lego” (donde se busca informar al piiblico sobre qué es el psicoandlisis y la formacién de psicoa- nalista), las condiciones enumeradas por Freud son erigidas cen reglas, colocadas al mismo nivel de Ia asociacién Libre, que en vez de regla de oro es considerada una condicion igual a las otras. Definese también el marco (cadre, setting) analitico: "El rigor respecto al néimero, la regularidad y la du- racién de la sesi6n, que es fija: nada de lo que el paciente es llevado a decir, bajo la regla fundamental, es susceptible de disminuir o aumentar su tiempo de discurso o de silencio. = Colocéndose como el Otro del analista, la institucién pene- tra a tal punto en un espacio en principio inviolable, que son exigidos de los "didactas” informes periddicos sobre el "pro- greso" de sus analizantes. Recolocar esas reglas, impuestas en el Ambito de condi- ciones, es someter el dispositive analitico a la experiencia diel inconsciente y aa particularidad de cada anilisis e inchi- Ho hasta de cada sesion. Desde hace casi cuarenta afios, a partir de Lacan, se prac- tican las sesiones cortas, Muchas veces esta practica es viven- * Donnet, FL “La psychanalyse et la Société pyychanalyque de Paris en 1988 - Présentation a usage dllecteur profane”, Revue Francoise de Paycha- aiadyse, n° IIL, Paris, PU, 1988. "GL. “Les recommendations d' Edimbourg de 2/8/61". condiciones para «que la Société Francaise de Paychanalyse sea aceptads como institucion- 1niembro de Ia IPA (tna ele ellas siendo Ia exclusion de Lacan de la lista de los diduetas) -y “Lexconmunication’, Ornicar?, Paris, Navarin, 1977, pp. 1931 13 ciada externamente como moda, sobre todo por aquellos que buscan una garantfa en el tiempo fijo de cincventa mi- nutos; otras, criticada de time i money. "2A quién no le gusta ria ganar la misma cantidad de dinero en menos tiempo?". Ese razonaiiento de la sociedad de consumo, organizada para el servicio de los bienes, es absolutamente contrario a Ia ética de Jacques Lacan, que munca abandoné esa préctica por estar fundamentada en la experiencia del inconsciente, incluso contra viento y marea, llegando por esto a ser ex- cluido de la funcin de formacién de Ia sociedad a la que pertenecia.® Liempo y dinero estan disociados eu le expe riencia analitica, Son condiciones que se deben correspon- der y someter, cada una de ellas, a la légica del psicoandlisis que rige el dispositivo inventado por Frend. El rigor no se encuentra en las condiciones erigidas en re- glas, sino en la conduccién del anilisis sobre el cual cl analis- ta debe saber responder. De abt la exigencia establecida por Lacan de un trabajo previo a la decision de aceptar un p: ciente en analisis: las entrevistas preliminares, que tienen sus funciones diagnéstica, sintomal y transferencial. Ellas corres: ponden a lo que Freud denominé tratamiento de ensayo. ‘Tampoco el uso del divan debe erigirse en regia. Tratare- mos, por lo tanto, de buscar las bases de esa practica del van y eaber a lo que ella responde en el ambito del campo freudiano. Si no son las condiciones elevadas artificialmente al esta- tuto de reglas, gqué puede calificar al psicoanalista? La res- pucsta s6lo puede ser una: es el pasaje de analizante a ana- lista en el interior del propio proceso analitico ~pase que es correlativo al final de andlisis~. 8 Gf. "Directive de Stockhiolm” (Lacan “no se resigna a las recomendacio- nes de Edimburgo en st préctica analitica con los candidatos en forma: ion"), “Léexconmunication’, Ornicar?, Paris, Navarin, 1977, pp. 81-82 4 Es esa condicién que es introducida como mds una, en es te trabajo, que se sirve de ese significante propuesto por Lar can al estructurar fa composicién y el funcionamiento del cartel.* El 4 es el elemento que pertenece al conjunto, te niendo la funcién de constituirlo y de hacerlo funcionar. Se puede también aqui evocar la formula borromeana del car tel: x+I, en que al retirarse el +/ del nudo borromeano se ‘obtiene la individualizacién completa de los elementos.” El pasaje de analizante a analista en el final de anélisis es parte, como el +/ del cartel, de las condiciones de andlisis enumeradas en el texto freudiano. Verificando: 1) Una no homogeneizaci6n entre ellas —vacla condicion se cuenta y se fundamenta una a una, cada cual debe ser considerada individualmente y en relaci6n a las otras-. 2) Una estructura borromeana a esas cuatro, sin la cual cllas no representan nada y no forman un encadenamiento las condiciones de andlisis estan sometidas asu estructura~ 8) Una limitaci6n en el tiempo, incluyendo la finitud que es el propio final de andlisis donde hay disolucién del vineu- lo analitico, cuya duracién no puede ser prevista, al contra- del cartel que tiene su tiempo detimitado. La condicién de término de anilisis como +7, de la mis- ma forma que en el cartel, es responsable por el "buen an- she" de las otras condiciones: en Ia decicién de dla al anilisis, incluyendo desde entonces su fin; en la utilizacin del divan, al posibilitar al analista soportar el objeto a para «| analizante; no dejarse levar por e1 capital libidinal del su- jeto, en el corte de la sesién, interrumpiendo la cadena de significantes del analizante. "El acto psicoanalitico, ni visto sareelmodalidad de agrupamiento de personas inventado por Lacan para estudiar psicoanalisis en que cuatro se reiimen y excagen un quinto Tauaclo-+1 para empreder un trabajo en comttn. El cartel constituye el 6r- yanerdle base de Ia Escuela de Lacan, * jomadas de Carteles 1975, Lettres de VEEP, n* 18, 15 ni conocido fuera de nosotros, esto es, jamas discernido y mucho menos todavia colocado en cuestin, es lo que noso- tros suponemos a partir del momento electivo en que el p' coanalizante pasa a psicoanalista."’ Esta condicién +/ ¢s la condicién sine qua non para que el analista conduzea el and- lisis de un sujeto, del inicio al fin. capitulo I LAS FUNCIONES DE LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES * facan, f, “Comptes rednus denseignements - V'Acte psychanalytique™ (L057 (68), Ornicar?, n 29, Paris, Navarin, 1984, 16 17 Cuando curiosamente te preguntaran, buscando s- er qué es aquello, no cebes afirmar o negar nada. Pues lo que quiera que sea afirmado no es la verdad, Yo que quiera que sea negado no es verdadero. {Cémo alguien podra decir con certeza fo que Aquello pueda ser Mientras que por sf misino no haya comprendido plenamente lo que Es? Y, luego de hizberlo comprendido, qué palabra de- be ser enviada de una Region Donde el carruaje de la palabra no encuentra una hhuella por donde pueda seguir? Por lo tanto, a ws cuestionamientos offéceles ape- nas el silencio, Silencio-y un dedo apuntando el camino, Verso budista Nn su texto "El inicio del tratamiento", Freud declara tener licostumbre de practicar lo que llama de tratamiento de en- ‘sayo: tratamiento psicoanalitico de una o dos semanas antes del comienzo del andlisis propiamente dicho. Esto servirfa, n él, para evitar la interrupeién de andlisis luego de un sserto tiempo. Freud no especifica, no obstante, por qué ese ustanniento se interrumpiria, Veremos mas adelante que su sontinuacién esta absolutamente relacionada con la cues ton de la transferencia. Fi ese mismo texto, Freud anuncia que la primera meta 19 del anilisis es la de relacionar el paciente a su tratamiento y ala persona del analista, siendo més explicito en relacion & por lo menos una fimcion de ese tratamiento cle ensayo: la tel establecimiento del diagnésticoy en particular Ia del diagnds- tico diferencial entre neurosis y psicosis. [La expresion entrevstas preliminazes corresponde en Lacan al tratamiento de ensayo en Freud, Esta expresin indica que ‘existe un umbral, tna puerta de entrada al andlisis cotalmen- te distinta a Ja puerta de entrada del consultorio del analista Ge trata de um tiempo de trabajo previo al anélisis propia- mente dicho, cuya entrada es concebida no como conti dad, sino~como el propio nombre tratamiento de ensayo Pa rece sugerit— como una discontinuidad, un corte ep relacion alo que era anterior y preliminar. Este corte correspond a ‘atravesar el umbral de los preliminares para entrar en el dis curso analitico. Este predmbulo a todo psicoandlisis es erigt do por Lacan en posicién de condicién absoluta: "no hay ene ‘radia en anélisis sin las entrevistas preliminares".! En la practica comprendemos, sin embargo, que no sien pre es posible demarcar nitidamente este ‘umbral de analisis. Esto ocurre porque tanto en las entrevistas preliminares ¢o- mo en el propio andlisis Jo que est en juego es la asociacion libre. Este ensayo preliauinar, dice Freud, es propiamente a inicio de un andlisis y debe adecuarse a sus reglas. Se pued Guirds hacer la distincién de que durante esta fase se deja al. paciente hablar casi todo el tiempo y no se explica nada mas que Io absolutamente necesario para hacerlo proseguir en To que estd diciendo. Tenemos, por lo tanto, laindicacién de que, en ese momento, la tarea del analista es apenas la dere Tansar el discurso del analizante. Freud, entretanto, diré que ‘Lacan, J., “El Saber del Pricoanalista” (cielo de conferencias inédito), 2 de diciembre de 1971. 20 “hay razones _— ay reonesslgasest par hacer ese tratamiento de en ayo", Este es el momento en que, por principio, la cuesis diagnéstica est en juego. ATL Las entre imi i ee trevistas preliminares tienen Ja misma estructura ‘isis, pero son distintas de éste. Luego, finalmente, | , ela situaci6n es colocada a nivel de radoja que puede nivel de \ una pai que puede se EP=A GEP#A jue se lee: i gone lo entrevistas preliminares son iguales al anéli im que entrevistas preliminar i 1 mp es son di anilisis, De esto se concluye que: ate - oe coat La setiacin libre mansine fa denticacin de I urea preliminares con el andlisis (EP=A) 7 2- Ese tiempo de diagnéstico h: i HL is lace que se distit - ists preliminares de andi (EP=A) i iti 3 anal estésometido a esta paradoja, a partir de I val decidira si aceptaré o no n ella demand: Alsi a aq anda de andilisis. de el Punto de vita del analisa, las entrevista peli | nares pueden ser divididas en dos ti los tiempos: un tiempo a vomprender y un inomento de z bc re concluir,* en el cual é! ‘omg mento de : ual él toma sn, El acto psicoanaitico se sta en el momento de concinir, asnmido por el anal vn analita, de transformar el trata- nto de ensayo en anisspropiamente dicho 7 a din. étic é 8B dvd ico (cap. M) veremos ebmo el corte que im ice pase eu acto que pee se significado al ae 1» por Ia indicacién del analista di le que el analizan we meste. fi did svete. Ese corte ela seal da por el analista al candid land, de que lo eepta en ands Indecion impor tes pues el hecho de recibir alguien en su eonsitorio ignifica que el analista lo haya aceptado en anilisis, El ver capitulo TIL, *:Qué tiempo para andlisis?” 21 es candidato a analizante y se encuentra con ue el analista que eligié confirme que 1: para que el anilisis se desencadene es suijeto sabe que € la expectativa de q) también lo eligié a é : necesario, ademas de la eleccién del candidato, la eleccion por parte del analista, En la constituciOn de esta doble elec: ~ Gon, el sujeto sera impelido a elaborar su demanda de and) lis, lo que es verificado, como veremios en la prctca, como | hi 16 jel sin- un factor de histerizacion ($ ~ $,) en la produccion toma analitico. 4 3 Podemos dividir en tres las funciones de las entrevistas Jagica antes que cronol6- prelitinares, cuya distribucién es I gica: | - La funci6n sintomal (sinto-mal). 2- La funcién diagnéstica. 3 - La funcién transferencial. 1- LA FUNCION SINTOMAL (SINTO-MAL) La demanda de anilisis puede ser considerada en térmy nos de su producci6n, sienco un producto de la oferta det psicoanalista. "Consegur, en suma, dice Lacan, lo que en el Comercio comin quisieran poder realizar tan facilmente: con la oferta, creé la demanda’.* Hay una cornente de refle- xiGn_ psicosociol6gica asolando nuestros tropicos que <= preocupa por las condiciones de creacién de esa deman por la difusién del psicoandlisis. Esa orientaci6n, al acentua Ja dimension de la oferta para denunciar una supuesta facti- cidad de la difusion del psicoandlisis como una moda, lleva al dlosprecio y la desconsideracién de la propia clinica anal fica, donde Jo que importa es cémo Ja demanda se particu: ntuar fits, Seuil, Paris, p. 617. 22 larizara en un sujeto, que se presenta al analista representa. lo por su sintoma, La demanda en anilisis no debe ser aceptada en estado bruto, sino cuestionada. La respuesta de un analista a al | guiien que llega con la demanda explicita de andlisis no pue- de ser, por ejemplo, la de abrir la agenda y proponer un ho- rario y un contrato. Para Lacan s6lo hay una demanda ver: dadera para dar ini dlisis: la de desprenderse de | un si "ara alguien que viene a pedir un andlisis para conocerse mejor, la respuesta de Lacan es clara: "yo lo des- pacho".* Lacan no considera ese "querer conocerse mejor" como algo que tenga status de una demanda que merezca es correlativa a Ja elaboracién del_| € ma analitico”. Lo que esta en cues- || tin en esas entrevistas preliminares no es si el sujeto es ana- lizable, si tiene un yo fuerte © débil para soportar las aspere- zas del proceso analitico. La analizabilidad esté en funciin del sintoma y no del sujeto. La analizabilidad del sintoma no es \m atributo o calificativo de éste, como algo que le fuese pro- | pio: ella debe ser buscada para que el anilisis se inicie y | | \ (ransformar el sintoma del cual el sujeto se queja en sinto- ma analitico. Ese sujeto pu rs lista para quejarse de ju sintoma y hasta pedir para desprenderse de él, pero eso, no basta. Es preciso que esa queja se transforme en_una de- || manda dirigida al analista y que el sintoma-pase del estatuto || ! dle respuesta al estatuto de pregunta para el sujeto, para que (ste sea instigado a descifrarlo. En ese trabajo preliminar, el sintoma sera cuestionado por el analista que procurara sa- | her @ qué responde ese stntoma, qué goce viene a delimitar. Esa ) ' Lacan, J, “Conférences et entretiens dans les universités nore-américar Scilcet N*6/7, Seuil, Pasis, 1976, p. 88. 23 Mt () érmines freudianos on ver ser formutada ¢ uti hizo fracasar la represidn y sur « coustitnide el problematica puede i dle la siguiente forma: A (si D entonces A). Fl diagnéstico slo tiene sentide si sine, de orientacién para la ‘conduccion del andlisis. Por to tanto,” tel diagndntico soto puede ser buscado el registro simbOli- fo donde son articuladas las preguntas fundamentales del a muerte, la procreacion, la paterni sujeto (sobre el eso dad) en ocasion de Ja travesia del ‘complejo de Edipo: fa ins: cripcién del Nombre del Pacire & el Otro del lenguaje te- whe como efecto la produccién de Ia significacion Falica, per vnitiendo al sujeto inseribirse en. I dlivisin de los sexos- ‘A partir de lo simbélico puede hace el diagndstico di- ferencial estructural por medio de los tres modos de nege- cast son de Edipo ~negacion de la castraci6n del Otro- corres gia las tres estrusciuras clinicas. Un tipo de nega- io conserva, manifestandose de pondiente ‘Gidn niega el elemento, pero 6 Lacan, Ja Badiophonie” Sie n* 2/8, Senile Paris, 1970, p- 89: 26 dos maneras janeras: en 6 oe la seneabh (Verdriingung) del neurético servando el elemento ee os en el inconsciente y en be aesrmenida (Verleugnung) del perverso que lo niega ee set elation Cre a el ico es un modo d a Ee ee an do de negacién que no deja trazo 0 veiiek ae no conserva arrasa. Los dos modos dle segiGoa van implican la admision be isibn del Edipo 6 eo, a que no sucede en la forclusién eet ada 6 oe jodo de negaci6n es concomitante a un tipo d no. lo. ado, re - tonne de lo.as 6s. En la represion, lo que es nega. oe io sin scr en Habe le a forma de ‘inom Lsintoma neurstico. En Ia desmentida, lo a i pera omer anaes afirmado y retorna en oa bajo Ia forma del dal pavers. Tn | a : rs lel perversi 08 lo que es negado en lo simbélico re a lesa tomatism 2 ir toma a cuya expresién mas evidente es la alue haciga.Gomo el retorno se xen oneal, & Gacin fuera Ge , se emplea el neolo; y 6 ta , $e el gismo "forclusion” version del término francé: io foen ddmbito ee i francés forlusion, utilizado en el ambito ince par feta. pests prescripto, 0 sea, aquel puede més hablar porque legalmente no existe mas. El término forclus indica por sf mismo es 1 de lo simbdlica, nm como forma de negacién ¢ ugar de retorno, la "inclusi6 ‘orucunra eice | forma de negecén | lugar de retorao | tens Neurons és = represion (Wardiingueg | simbético sinoma veactsign desmnentida P (Vringenng) simbtico fetiche tricot forclasion (Verwerfeng) real altsinaci 27 2Cémo se manifiesta ese diagndstico diferencial estructue ral en la clinica? En a newrosis, el complejo de Edipo, nos dice Freud, es, victima de un naufragio, que equivale a la amnesia histérica, Elneurotico no recuerda lo que suicedié en su infancia (am- nesia infantil), pero la estrusuctura edipica se hace presente en el sintoma. Un ejemplo es la idea obsesiva del Hombre de Jas Ratas, formulada en la frase: "si veo una mujer desnuda, mi padre debe mori", La represi6n de la representacion del desco de muerte del padre retorna en lo simbélico bajo la forma de sintoma: la idea obsesiva, expresada en esa frase, denota su estructura edipica, 0 sea, la prohibici6n, conecta- da al padre, de ver una mujer desnuda. EI sintoma prove ‘asi un acceso a Ja organizacién simbélica que representa al sujeto. En la perversién, hay admision de la castracié sim: Délico y concomitantemente un rechazo, una desmentida. Ese mecanismo, asi como los otros modos de negacién, ocu- rre en funci6n del sexo femenino: por un lado, existe fa ins- cripci6n de la ausencia del pene en la mujer, por lo tanto, de la diferencia sexual; por el otro, esa inscripcién es desmen- tida. El retorno de ese tipo de negacién particular del per- verso es cristalizada en el fetiche, cuya determinacién simb6- lica puede ser aprehendida a través de su estructura de len- gquaje, como se ve en el ejemplo con que Freud inicia su ar- ticulo "El Fetichismo". Lo curioso es que no recurre a los fe- tichistas clésicos, a los que adoran pic, bombacha 0 cual quier otro objeto mas préximo del sentido comtin. Freud ex: pone el caso de un paciente cuya condicién de deseo esta re- lacionada a un determinado "brillo en la nariz" del otro, El analisis revelaré un juego de palabras translingtiistico que permite entender este enlace: brillo, en aleman glanze, es homéfono a glance que, en inglés, significa mirar. El secreto dle exe fetiche residia en el hecho de que este sujeto vivid los 28 \jjwrov aos de su infancia en un pafs de lengua inglesa. Ji) la pista de Ia constitucién del fetiche que demuestra Wi tleterminacion por las coordenadas simbélicas de la his-_ ‘Juiii lel sujeto, denotando, como todo fetiche, el objeto sional en cuestion (la mirada). 11 la psicosis, el significante retorna en lo real, apuntan- diy |) velacion de exterioridad del sujeto con el significante, Junio aparece de una forma general en los disturbios de len- Wiuje constatables por cualquier clinico que se confronte ‘H0i) tin psic6tico; su paradigma son las voces alucinadas. Se s)cuentran también intuiciones delirantes, en las cuales el siijoto atribuye una significacién enigmaticaa un determina- sly contecimiento que no consigue explicar; ecos de pensa- {uiento, donde el sujeto escucha sus pensamientos repeti- los, y puede atribuir a alguien esa resonancia; pensamientos Jjpuestos, en los cuales el sujeto no reconoce como suya la suena de significantes, que adquiere una “autonomia" que juliere como obra de otro, En suma, todo el cortejo que Clé- {yinbault llamé de automatismo mental. Son ideas no dialec- liyables, que por no poder ser sometidas a dudas o cuestio- Jonas, La duda es caracteristica del neurdtico porque denota na division del sujeto, donde hay un sfy un no. En la psico- iy, la certeza ~certeza delinante por excelencia- ya mucstra, por lo tanto, un disturbio en el lenguaje. Por otro lado, la forclusién del Nombre-del-Padre implica la "cerificacién" ignificante falico (NPo > go), teniendo como efecto la jinposibilidad de situarse en la divisién de los sexos como hombre © mujer, efecto que podra manifestarse en una serie de fenémenos, que van desde la vivencia de castracién hasta Ja transformacién en mujer. Freud describe la funcién del diagnéstico en el texto "EL inicio del tratamiento", con respecto al anzlisis de psicéticos: "Sé que ciertos psiquiatras dudan menos que yo en hacer un 29 juuiniento se imponen como bloques monoliticos, como cer- | CC O— diagnéstico diferencial, pero pude convencerme que tam- bién ellos se engaiian con frecuencia, Sin embargo, es preci- so notar que, para el psicoanalista, el error comporta mas consecuencias deplorables que para dicho psiquiatra clinico . En un caso dificil en que el analista cometié tal error de orden prictico, provocando muchos gastos intitiles, é1 pone en descrédito su método de tratamiento [...]. Cuando el paciente no es acometido por histeria 0 neurosis obsesiva, sino por parafrenia, el médico se encuentra en la imposibi lidad de sustentar su promesa de cura y es por esto que tie- ne todo el interés en evitar un error de diagnéstico". En re-| lacién a la cura, como efecto terapéutico esperado en un) anilisis, concordamos con Lacan cuando dice que un sujeto, como tal, es incurable”: él no puede ser curado de su incons- ciente. Por més anilisis que se haga, incluso atravesando la fantasia y llegando hasta el final, el inconsciente no va a. jar de manifestarse: el sujeto est barrado (8 guan la persistencia de los lapsus, sueiios y chistes en los su- jetos ya analizados. Entonces, zcul es la promesa de cura que el psicoanalis- tano puede sostener en el caso de la psicosis? Sélo hay una respuesta a esa pregunta: el analista no puede prometer in- cluir al psicético en la norma falica; no puede hacerlo "nor mal”, incluirlo en la norme male. rma esta regida por el Edipo y por el complejo de castraci6n, cuyo producto es el ‘significante Filico, prioridad para ambos sexos. La forclu- sion del Nombre-del-Padre (NP) excluye al sujeto de la nor- ma filica (NPo > go), anulando cualquier esperanza del analista de hacerlo bascular para el lado de la neurosis. No se puede, por lo tanto, volver neurético a un psicético. He aqui lo que se puede deducir de la adyertencia freudiana, 7 Lacan, J. “Comptes rendus d’enseignements - l'Acte psychanalytique™ (1967-1968), Onricar? n 29, Paris, Navarin, 1984, p. 18. 30 confirmada por la continuidad que Lacan dio a su ensefian- 2a, asi también como por la propia experiencia analitica. Si el sujeto es psicdtico, es importante que el analista lo sepa, pues la conduccién del andlisis no podra tener como referencia al Nombre-del-Padre o la castraci6n, De abi laim- portancia de detectar la estructura clinica del sujeto en las entrevistas preliminares. Otra manera de interpretar el texto freudiano es conside- rar que, para Freud, hay una contraindicacién de psicoana- lisis para psicéticos, En Lacan, hay algunas indicaciones que sefialan coma minima, cierta prudencia. Sin embargo deja go de cada analista la resoluci6n de aceptar 0 no al psi- cotico en anilisis, "Sucede que aceptamos pre-psicéticos en anilisis y sabemos en lo que eso va a dar: va a dar en psicéti- co'.® EL anilisis, como lugar de toma de la palabra, puede desencadenar una psicosis hasta entonces no declarada. En- ‘amos, entre tanto, indicaciones de otro tipo. "La para: ola, quiero decir la psicosis, es para Freud absolutamente fundamental. La psicosis es aquello delante de lo que un nalista no debe, en ningun caso, retroceder."? En esos ca- (os interpretar que, frente a una psicosis ya desen- nada, no habria por qué no acoger Ia demanda de ana- lisis de ese sujeto. Lacan da otras indicaciones sobre la es- \nuctura de la tansferencia del psicético que muestran que Au posicién no es la de contraindicacién.”” I) cuanto a la cuestién mas general del diagndstico, La- (un llega a decir: "Existen tipos de sintomas, existe una cli- hia, Solo que ella es anterior al discurso analitico y si el dis- (11180 analitico trae una luz a la clinica, esto es seguro, pero An, pode "son, J. Le Séminaire tore [1 (1955-1956), Paris, Seuil, 1981, p. 285, * (can, J, “Overcure de la Section Clinique”, Omnicar?, n° 9, Seuil, 1977, Mer vines, A. linc de Pal, tor, Salvador, 1960, 31 fore no es cierto." Qué clinica existe antes del discurso analiti- a el lugar del Otro del sujeto a quien son dirigidas sus co si no la clinica psiquidtrica? Lacan recurre a ella sirvién- demandas, es importante detectar en ese wabajo previo la dose, por ejemplo, del concepto de automatismo mental pa- modalidad de la relacién del sujeto con el Otro, Fated diapratico'p eearaliieuide lidco'de la paicouis; que oe Para el obsesivo, el Otro goza, como lo ilustra en el caso del Hombre de las Ratas la figura del capitan cruel que trae La clinica a partir del discurso analitico es, por lo tanto, | ' escena, con su relato del suplicio de las ratas, un goce te- algo que debe ser construido, En esa clinica, slo hay un ti | trible y mortificador; Ese Otro del obsesivo es patente en el po clinico posible de ser afirmado, la histeria: "que los tipos personaje del Padre de la horda primitiva del mito de Totem clinicos resultan de la estructura, ha aqui lo que puede escri ) Tabi, que es, como dice Lacan, un mito de obsesivo. Se tra- birse, aunque no sin dudar. Sélo hay certeza y sélo es trans- {a de un Otro detentor de goce, que impide su acceso al su- misible para el discurso de la histeria."!® La transmisibilidad Jeto. Ks un Otroa quien nada falta y que no debe, por lo tain- en anilisis siempre fue una preocupacién para Lacan. Es lo 10, desear: el obsesivo anula el deseo del Otro. Se instala en su fundamento en la légica del significante. que aparece bajo la forma de matena, cuya etimologia nos tse lugar del por la imposibilidad, El tinico ti- Tratase de \da, legisla y lo vigila constante- indica aquello que se aprende, 0 que se ense po clinico transmisible a nivel de una conceptualizacién for- males la histeria. A pesar de eso, Lacan nunca dej6, a lo lar- go de toda su ensefianza, de intentar situar los otros tipos cli- nicos a partir de la experiencia analitica. jnente. La fantasia del obsesivo trae la marca del imposible «lesvanecimento del sujeto para escapar del Otro.!# En la tentativa de dominar el goce del Otro para que és lw no emerja, el obsesivo no s6lo anula su deseo sino tam- check Medicis weetastnecss Abie sorednkauawioietl bién pretence Henar todas las lagunas con significantes para rente a la direccién del andlisis, traspasar el plano de las ¢s- inpedir ese goce: no para de pensar, dudar, calcular, contar. cerca te can! BEE flip pervertiGn) oaFwllegee, Asituar al Otro como amo y seiior, el obsesivo acaba en la) ‘al plano de los tipo isteria - obsesién), aunque, jposicién de esclavo, trabajando y esforzindose en engaiar al | “no sin dudar’, para que el analista pueda establecer Ia estra- selior demostrando buenas intenciones manifestadas en su | ‘tegia de la direccién de andlisis, sin la cual queda a la deri- trabajo.t8 Con todo, 1 mismo se engaiia al creer que es "eu. va. irabajo que le debe dar acceso al goce".!® El mito del amo y “La base de la estrategia del analista en la direcci6n “o «lel esclavo es para Lacan un mito de obsesivo. andlisis se reficre a la transferencia,! con la cual el diagnés- contramos en Ja clinica del obsesivo la conjugacién en, tico debe estar correlacionado. | Otro de dos significantes: el padre y la muerte, denotan- Dado que el analista seré convocado a ocupar en la trans do la articulacién de la ley con el asesinato del padre en la (onstitucion de la deuda simbélica. Esto aparece en los im- 1 Lacan, Ju “Introducao a edigao alema de um primeiro volume dos E+ ;, cxitos” (Walter Verlag), Falo n° 1, Salvador, Fator, 1988, p. 10. "thd, p. 315. 1 pid, 1 id, p. BLL 19 Lacan, Ju Beis, p. 889. Mh, p. 824 32 38 pases del obsesivo relativos a la paternidad, al dinero, al tra: bajo, a la justicia y a la legalidad, Si el obsesivo es aquel que garantiza al Otro, siendo por lo tanto su fiador,!7 su deseo es- ta condicionado por el contrabando. Para la histérica, el Otro es el Otro del deseo, marcado por la falta y por la impotencia para alcanzar el goce, tal co- mo demuestra el padre de Dora, cuyo deseo va a sostener con su sintoma de afonfa (determinado por la fantasia de felatio): $ 0 a > s(A). La histérica confiere al Otro el lugar dominante: en la es ccna de seduccién de ou fantasfa, en que figura el encuentro con el sexo, ella no esta presente como sujeto, sino como ob- |jeto: "No fui yo, fue el Otro", Eso aparece en la clinica como_ una reivindicacién al Otro, a quien, a diferencia del obsesi-_ vo, no debe nada: es el Otro quien le debe. Si el obsesivo es camotea la inconsciencia del Otro suponiéndole el goce, pa ra la histérica el Otro no tiene falo. Si tampoco ella lo posee, debe asumir, entonces, la funcién de parecer ser el falo. La histérica no es esclava; ella desenmarcara la funcién del sefor haciendo huelga. Sin embargo, est siempre en la biisqueda de un dueito, de un amo: inventa un amo, no pa rasometerse a él, sino para reinar, apuntando las fallas de su dominacion y maestria.!® La histérica estimula el deseo del Otro y se hurta como objeto: es lo que confiere a su deseo la_ marca de insatisfaccién.!® Los tipos clinicos también se sitdan distintamente en cuanto al deseo que se estructura, no como una respuesta si- no como una pregunta inconsciente que se sittia en el nivel de "2Quién soy yo". Para el obsesivo, se trata de una pregun- ta sobre la existencia (cestoy vivo 0 muerto?); para la histéri- 1 Tid, p. 688. ¥ Lacan, J., Le Séminaire, Gvre XVIE-L'onvers de la psychanabse, Seuil, 1991, 150. 1 Lacan, J., Boils p. 284, (1, sobre el sexo (¢soy hombre o mujer?) que es tomada por |, cuestién tanto para el hombre como para la mujer histé- rica~"zqué es ser mujer?"2” Esta interrogacién sera hecha a partir de la otra mujer, como es el caso de la Sra. K para Do- tay de la vecina de la bella carnicera. Freud basa su diagnéstico de Dora en la connotacién de ilesplacer (en el caso, la repugnancia) conferida al goce se- sual. "Sin duda, considerarfa histérica a una persona a quien na ocasién para excitacién sexual despertase sensaciones que fueran preponderantemente o exclusivamente desagra- dubles, fuese © no esta persona capaz de producir sintomas 12 vomiéticos. Esa connotacién del goce sexual, apuntada por Freud, de inenos placer en la histérica y de mas placer en el obsesivo, se encuentra desde el manuscrito K de su correspondencia con Fliess, donde, con intencién de establecer la etiologia de las neurosis, procura diferenciar histeria, neurosis obsesi- Vay paranoia a partir de la modalidad del goce vivenciado enel primer encuentro con el sexo y de la vicisitud de la re- presentacién vinculada a esa experiencia. Esa modaliza- cin del goce sexual en los tipos clinicos es un criterio diag- ndstico determinado por la fantasfa fundamental que no de- he ser dejada de lado en las entrevistas preliminares. Lacan, J, Le Séminaire, ore HT, Seuil, 1981, pp. 191-192 ¢ 283. " Freud,’ “Pragmento de anilise de um caso de histeria”, ESB, vol. VI, p. 26 nor reud, S., “Manuscrito K", ESB, vol. I 35 8 -LA FUNCION TRANSFERENCIAL, "En el comienzo del psicoanilisis esta la transferencia’, nos dice Lacan, y su pivote es el sujeto supuesto saber.” El surgimiento del sujeto bajo transferencia es lo que da la se- al de entrada en andlisis y ese sujeto es vinculado al saber. Es lo que comprendemos en la propia formulacién de la re- gla de asociacién libre por Frau Emmy von N., cuando pide que Freud se calle: para ella hay un saber presente en sus propios dichos. La resolucién de buscar un analista est4 vinculada a la hi- potesis de que hay un saber en juego en el sintoma o en aquello de lo que la persona quiere desprenderse. Es lo que Jacques-Alain Miller llama de pre-interpretacién hecha por el sujeto de su sintoma.** El establecimiento de la transferencia es necesario para que un anilisis se inicie: es lo que denominamos la funcién, transferencial de las entrevistas preliminares. Pero la transfe~ rencia no es condicionada o motivada por el analista. "Ella esta ahi, dice Lacan en la Proposici6n’, por gracia del anali- zante. No tenemos que darnos cuenta de lo que la condicio- na. Aqui esta ella desde el inicio." La transferencia no es, por Jo tanto, una funcién del analista, sino del analizante. La funcion del analista es saber wulizarla. La primera formulacién de esa cuestién puede ser encon- trada en el articulo de Lacan "Funci6n y campo de la pala- bray del lenguaje", cuando habla de transferencia de saber: Se trata de una ilusién en la cual el sujeto cree que su verdad se encuentra ya en el analista y que éste la conoce de antema- no. Este “error subjetivo" es inmanente a la entrada en an& Lacan, J, “Proposition di. 9 octobre de 1967 sur le pyychanalyste de 'E- cole", Sale n° 1, Seuil, 1968, pp. 1430 Miller, J-A. “Entrada em andlise”, Faton® 2, Fator, 1988, 36 lisis, La subjetividad en cuestién es correlativa a los efectos constituyentes de la transferencia, que son distintos a los efectos ya constituidos antes de ese momento, Esa subjetivi- dad correlativa al saber como efecto constituyente de la iwansferencia es lo que Lacan formulara como suyjeto supuesto saber: "Cada vez, dice él en el Semindrio X7, que para el sujeto esa funcién del sujeto supuesto saber esta encarnada por quien quiera que sea, analista o no, eso significa que la trans- | ferencia ya esta establecida.” Si el analista presta su persona para encarnar ese sujeto juesto saber, no debe identificarse con esa posicion de sa- her puesto que es un error, una equivocacién. La posicién ‘lel analista no es la de saber, ni tampoco la de comprender 4) paciente, pues si hay algo que debe saber es que la comu- nicacién esta basada en el malentendido. Su posicién, mu- tho mas que la posicién de saber, es una posicién de igno- rancia, no la simple ignorancia ignara, sino la docta ignoran- iste es un término de Nicolau di Cusa (siglo XV) que es lefinido como "un saber mas elevado y que consiste en co- nocer sus limites", La docta ignorancia no s6lo es una invita-| ion a la prudencia, sino también a la humildad; una invita- ti6n a precaverse contra lo que seria la posicin de un saber] bsoluto: contra la posicién del analista de aceptar esa impu-| jyeldn de saber que el analizante le hace. El saber esta pre! supuesto a Ta funcién del analista, EJ sujeto supuesto saber es definido por Lacan, le su ensefianza, como “aquel que est4 constituide por el ualizante en Ja figura de su analista’, mas tarde lo har equivaler a Dios Padve®® Identificarse con esta posicién es )sformar el anélisis en una préctica basada en una teorfa na teologia) que no incluye la falta. ia. cn, Ju “La méprise du sujet sapposé savoir", Sileen® 1, Seuil, 1968, ps9, 37 La disyuncién de la funcién del sujeto supuesto saber de la persona del analista va'a aparecer de forma patente en la for- malizacién de Lacan de la entrada en andlisis, formalizacion que esta hecha con el algoritmo de la transferencia2® s > Sq 3 (Sy, Sp Sm) A; Algoritmo, segiin la definicién del Diciondrio das matemé- ticas de A. Bouvier y M. Ceorge, e6 una "referencia de reglas a ser aplicadas en un orden determinado a un ntimero fini- to de datos, para llegar con certeza a cierto resultado, inde- pendientemente de los datos. Un algoritmo no resuelve s6 Jo un problema, sino toda uma clase de problemas, dife. renciados por los datos y gobernados por las mismas pres cripciones". Algoritmo es, por lo tanto, una formula cual- quiera. El algoritmo de la transferencia es el matema de la entrada en andlisis; es ta formalizacién que esta en resonancia con lo que Freud postula en la apertura del texto "El inicio del tra- tamiento”, cuando hace la famosa comparaci6n del psicoa- nalisis con el juego de ajedrez: "Todo aquel que espera aprender el noble juego de ajedrez en los libros, pronto des- cubriré que solamente las aperturas y los finales de los jue- gos admiten una presentaci6n sistematica exhaustiva y que Ih infinita variedad de jugadas que se desenvuelve después de Ia apertura desafia cualquier descripcién de este tipo" Freud dira entonces que formulara algunas reglas para el inicio del tratamiento. Ese algoritmo de la transferencia es lo que responde, en un esfuerzo de formalizacién, indepen- diente de las particularidades de cada tno, a la propia es- Wuictura de Ja entrada en anilisis. Lacan, J "Proposition, op. cit 38 " dle] numerador de esa fraccién es el llamado signi- {icuite de la transferencia: un significante del analizante se ine 4 un significante cualquiera (Sq), que viene a repre- senlar al analista, Este significante fabricado por el analizan- Jp seri con el que elije a aquel analista: puede ser el nombre, piopio © algun trazo particular. Esa elecci6n del analista es jy nalizada por Lacan como una articulacién de dos signifi- ‘;uiiley que corresponden al_establecimiento de la transfe- ‘ela. El efecto de esa transferencia significante es un suje- 1, representado en la formula por s (significado), que esta ‘orrelacionado a los significantes del saber inconsciente [estos significantes S,, $,... Sn, dispuestos en una cadena, jie representan un conjunto de significantes del saber in ‘/onsciente). La articulacién del significante de la transferen-| ‘ii con el significante cualquiera del analista "elegido" por | analizante tiene como efecto la produccién del sujeto: ujuello que un significante representa para otro sign lv 6g: 7 52). Bse sujeto no es real, es producido como sig- Hificado (s) articulado a través de una suposicion de saber | juconsciente. Se trata de la institucién del sujeto de la libre qnociacién inaugurada por la articulacin significante (S Sq) que es el propio sujeto del inconsciente represen- uclo en la formula de la fantasfa ($ 0 a). Es este sujeto que sora destituido al término de la relacién transferencial: "la slostitucién subjetiva, dice Lacan, en la 'Proposicién’ esta ins- ‘yiptaen el ticket de entrada”. Ese sujeto supuesto saber, aqui lepresentado por el denominador, no es necesariamente im- puesto el analista por el analizante. Lo que importa es la re- InciOn que fue establecida por el analizante entre el analista y ol sujeto supuesto saber, EL sujeto supuesto saber, fundando los fenémenos de Wwansferencia, no trae ninguna certeza al analizante de que el analista sepa mucho jlejos de eso! El sujeto supuesto saber 4 perfectamente compatible con el hecho de que sea con- ican- 39 cebible para el analizante que el saber del analista es basta te dudoso.""7 Evidentemente, en el inicio el analista nada sabe resp to del inconsciente del analizante. Eso est mostrado clara: mente en el algoritmo en el cual ese significante cualquiera (Sq), que representa al analista, no tiene relaci6n con el sax ber inconsciente, Encontramos aqui formalizada la afirma- cin de Freud de que todo paciente nuevo implica la consti- tucién del propio psicoanilisi otros casos no vale nada, no puede ser tanspuesto para aquel caso. Cada caso es, por lo tanto, un nuevo caso y como tal, debe ser abordado. El algoritmo de la transferencia est construido a partir de otro algaritmo que se encuentra en su base: el algoritmo, saussuriano $/s, que implica el referente del signo lingtiistico, esto €s, aquello a lo que el signo lingiifstico se remite: el ele- mento del mundo que es designado por ese signo. En el algoritmo de la transferencia, la significacién del sa- ber inconsciente corresponde al lugar del referente en el signo saussuriano, s6lo que aqui esa significacién del saber es latente, sin dejar, sin embargo, de ser referencial. Lacan articula ese saber del sujeto en su particularidad con el saber textual, dado que el "psicoandlisis clebe su consistencia a los textos de Freud”, A uavés del algoritmo de la transferencia, Lacan vincula el psicoandlisis en intensién. al psicoandlisis en ex. tensién, pues apuesta en la transmisién del saber particular. por via de su articulaci6n con los textos de Fre “2Cual el efecto del establecimiento de ese sujeto supues- to saber? Es el amor, Con el surgimiento del amor se da la transformacion de la demanda, una demanda transitiva (de- manda de algo, como por ejemplo, librarse de su sintoma) 2 Lacan, J, “Le savoir du psychanalyste” (cielo de conferencias inédito) 40 4 vuelve demanda intransitiva (demanda de amor, de presen- J, ya que el amor demanda amor). | amor es el efecto de la transferencia, pero efecto bajo_ pl uipecto de resistencia al deseo como deseo del Ouro. Fren-| Jv sl surgimiento del deseo, bajo la forma de pregunta, el snalizante responde con amor; cabe al analista hacer surgir) #1) esa demanda la dimensién del deseo, que es también co- wctado al establecimiento del sujeto supuesto saber. Este| {ortesponde, condicionandolo, a un sujeto supuesto desear. He aqui la articulacién con la funcién sintomal, pues hacer parecer la dimension del deseo es hacerlo surgur como de- wo del Otro, Hevando el sintoma a la categoria de enigma jjor la relaci6n implicita del deseo con el saber. No basta la demanda de desprenderse de un sfntoma; es preciso que éste aparezca al sujeto como una cifra -por lo unto, algo a ser decifrado~ en la dinamica de la transferen= 1), por intermedio del sujeto supuesto saber: 1é quiere ese amor de transferencia? El quiere saber Alora, la propia transferencia es definida por Lacan como el “amor que se dirige al saber". No obstante, su finalidad, co- ino la de todo amor, no es el saber, sino el objeto causa del \lewwo. Ese objeto (el objeto @) es lo que confiere a la trans- ferencia su aspecto real: de real del sexo. Tratase aqui de la Nortiente de Ia transferencia como la_pnesta en acto de la, {oalidad sexual del inconsciente, A la transferencia como re- peticion en que los significantes de la demanda son dirigi- {los al Otro del Amor donde es colocado el analista, viene a (ontraponerse Ia transferencia como un encuentro del or- tien de lo real del sexo, Es el objeto a que, al venir a obturar |i {ata constitutiva del deseo, se vuelve ese objeto marayillo- w del cual, para Alcebfades, Sécrates es el continente: wyalpo &), En el Seminario VII, Lacan hace del Banguete de Platén el texto central sobre la transferencia, Sécrates aparece como 41 aquel que nunca pretendié saber nada, mas alla de lo que di- ce respecto a Eros. Es por estar en el lugar del sujeto st puesto saber sobre el deseo que el discurso de Aleibiades se dirige a él. La demanda dirigida al a po _puesto saber se presenta como demanda. de transferencia de, saber. Esto es ilustrado en el inicio del Banquete, cuando ‘Agaton se dirige a Sécrates que esta entrando: "Aqui, Sécra- tes! Reclinate a mi lado, a fin de que en tu contacto disfrute de la sabia idea que se te ocurrié en fiemte de casa, Pues es evidente que la encontraste y que la tienes, pues no habrias desistido antes.” [175d]. A lo que Sécrates, despreciando irénicamente esa suposicién de saber y apuntando al en- gaiio de una supnesta transferencia de saber, replica: "Seria bueno, Agatén, si de tal naturaleza fuese la sabiduria, que del mas Ieno escurriese al mas yacio, cuando uno al otro nos tocésemos, como el agua de los vasos que por un hilo de jana se escurre del mas leno al mas vacio. Si es también ast la sabiduria, mucho aprecio reclinarme a tu lado, pues creo que de ti seré acumulado por una vasta y bella sabidurfa. La mia seria un tanto ordinaria, dudosa como un suefio, en cuanto la tuya ¢s brillante y muy desarrollada’. El diecurso de Alcibiades, cuando éste compara a Sécra- tes con un sileno, 1i0s revela que la suposicién de saber €s co- rrelativa a la atribuci6n al Otro de la transferencia del obje- to precioso que causa el deseo. Dice Alcibiades: "Afirmo en tonces que él es muy semejante a esos silenos colocados en. Jos talleres de los orfebres, que los artistas representan con un pifano una flauta, los cuales abiertos por el medio, se ye que tienen en su interior estatuillas de dioses (agalmata tivon)". Los silenos tienen dos acepciones: eran divinidades del séqquito de Dionisio figurados con cola y cascos de buey i6n de sujeto sur ™ Plavin. 42, © de chivo y rostro humano singularmente feo; eran tam- bién pequefios embalajes para ofrecer regalos, cajas de jo- yas, Mas adelante, en su discurso, Alcibiades vuelve a insistir ‘en esa comparacién, destacando lo que se encuentra en el interior de Sécrates mas alla de su (fea) apariencia: "Una embargo, qué Sécrates esta serio y se abre, no sé si alguien ya vio las estatuas (agalnata) allé adentro; yo por mi parte una vez las vi y tan divinas ellas me parecieron, con tanto oro, con una belleza tan completa y tan extraordinaria que yo s6lo tenia que hacer inmediatamente lo que me man- dase S6crates.” Son esos agalmata que Alcibiades quiere reci- bir bajo la forma de saber cuando se encontré a solas con él “como si estuviese a mi alcance [...] ofr todo lo que él sabia" esperanza sustentada en la equivalencia del sujeto supues to saber con el sujeto supuesto desear- "juzgando que él es taba interesado en mi belleza." [217d]. El establecimiento de la tansferencia en el registro del suber a través de su suposicion, es correlativo a la delegacion dle un bien precioso que cau leseo, causando, por lo unto, la propia transferencia. Isten ‘Para Lacan, hay una identidad entre el algoritmo de la inansferencia (donde s6lo aparecen significantes) y lo que es connotado como agalna, en el Banguele de Plat6n. Si en la \ransferencia hay presentificacién de la realidad del incons- ciente en cuanto sexual, es por causa de ese objeto maravi- Hloso: agalma, El discurso de amor que Alcibiades dirige a Sécrates co- ino aquel que contiene el objeto precioso de su deseo, tiene como respuesta la salida de Sécrates de esa posicién de de- seable Sécrates va a senalar, para Alcibiades, que es Agatén b1 objeto de su deseo, Sécrates sabe que no tiene ese objeto precioso y que detenta su significacién. Rechaza, sin embar- yo ese simulacro, diciéndose indigno del deseo de Alcibia- ‘les, En relaci6n a Sécrates, el analista debe asumir una po- 43 sicién diferente el analista debe consagrarse al agalna~ la esencia del deseo. El analista debe estar dispuesto a pagar él precio de verse reducido, él y su nombre, a un significante cualquiera, en nombre de ese agalma, en el cual Lacan reco- nocié el objeto a como un "plus-gozar en libertad y de con- sumo mas corto". 2 El surgimiento de ese sujeto supuesto saber es correlative al objeto a, del cual el analista, a diferencia de S6crates, de: be "hacer semblante", provocando asf la torsion de los térmi- nos de lo que era el discurso histérico y haciendo que el can- didato al anilisis entre en el discurso analitico propiamente dicho. El corte promovido por la entrada en anilisis se da cuando hay un_giro de los elementos y el sujeto pasa a pro- dlucir los significantes-amos (S,) de su sometimiento al Otro. Sige) a LA RECTIFIGACION SUBJETIVA En el tiempo preliminar al anilisis propiamente dicho podemos incluir un tipo de interpretaci6n del analista, de- signado por Lacan como rectificacién subjetiva. Al criticar los autores que tienen como meta de anilisis fa relacién con larealidad, 0 sea, el fin de anélisis como adaptaci6n a la rea- lidad, lama la atencién sobre el hecho de que Freud proce- da con el Hombre de las Ratas en sentido inverso: "O sea, él comienza por introducir al paciente a un primer discerni- miento (repérage) de su posicién en lo real, aunque éste aca- rree una precipitacién, no dudamos en decir, una sistemati- zacion de sintomas."*” ® Lacan, J, Radiophonie’, Siliet 2/3, p. 89. Lacan, J, Beis, p. 46. 44 Lu rectificacién subjetiva que Freud provoca en el Hom- hve de las Ratas, considerada por Lacan como interpreta. + Jon decisiva, se encuentra en la parte F, "La causa precipita- stor de la enfermedad", cuando le dice que el conflicto en- Jie sui proyecto de casarse con una joven pobre y el proyec- {0 lumiliar de casarlo con una joven rica, como el padre, es Jenuclto por la enfermedad: "cayendo enfermo evitaré la t- {wa de resolverlo en la vida real". Freud rectifica asf el orden {lv las cosas modificadas por el sujeto, cuya neurosis impedia ja decision de Ia eleccién entre su amor (liebe) por la dama y ls voluntad (wille) det padre, mostrandole que ésta fue la solucién encontrada para no escoger y por Io tanto, no pro- coder, "En realidad, dice Freud, lo que parece ser la conse- ‘uiencia es la causa 0 el motivo de estar enfermo”. Esta recti- ficacion introduce la causalidad de la neurosis en la no elec- (On entre Ia joven rica y la joven pobre, apuntando a la di- Vision del sujeto. El comentario de Freud en esa rectifica ibn, de que “los resultados de una enfermedad de esa natu- lez nunca son involuntarios", promueve todavia la res- ponsabilizacién del sujeto en la eleccién de Ia neurosis. En ln rectificacién subjetiva hay, por lo tanto, introduccién de la dimensién ética -de la ética del psicoanilisis, que es la ética lel deseo co spuesta_a Ia patologia del acto que la eurosis intenta solucionar, escamotedndala Otro ejemplo de rectificacin subjetiva de Freud, califica- do por Lacan como notorio, es “cuando obliga a Dora a constatar que, de ese gran desorden del mundo de su padre cuyo daiio es el objeto de su exclamaci6n, ella hizo mas que participar, que ella se habfa constituido como la clavija de ese desorden y que éste no podria haber continuado sin su condescendencia”. Mas adelante, Lacan continéta: "Subrayé | hace mucho tiempo el procedimiento hegeliano de esa in- versién de las posiciones de Ia bella alma a la realidad que | clla acusa. No se trata de adaptarla a ésta, sino de mostrarle | 45

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