Miroslav Tichý fue un artista checo marginado por el régimen comunista que durante 30 años retrató a las mujeres de su pueblo usando cámaras artesanales hechas de desechos. Su obra, que captura la belleza femenina de forma única, se exhibe ahora en museos de todo el mundo. Roman Buxbaum descubrió la obra de Tichý y ha trabajado para darle reconocimiento internacional antes de que muera, a pesar de que Tichý sigue viviendo como un ermitaño y no se interesa por la fam
Miroslav Tichý fue un artista checo marginado por el régimen comunista que durante 30 años retrató a las mujeres de su pueblo usando cámaras artesanales hechas de desechos. Su obra, que captura la belleza femenina de forma única, se exhibe ahora en museos de todo el mundo. Roman Buxbaum descubrió la obra de Tichý y ha trabajado para darle reconocimiento internacional antes de que muera, a pesar de que Tichý sigue viviendo como un ermitaño y no se interesa por la fam
Miroslav Tichý fue un artista checo marginado por el régimen comunista que durante 30 años retrató a las mujeres de su pueblo usando cámaras artesanales hechas de desechos. Su obra, que captura la belleza femenina de forma única, se exhibe ahora en museos de todo el mundo. Roman Buxbaum descubrió la obra de Tichý y ha trabajado para darle reconocimiento internacional antes de que muera, a pesar de que Tichý sigue viviendo como un ermitaño y no se interesa por la fam
introvertido y excntrico, fue encarcelado y tomado por loco por el rgimen comunista. Marginado por propia voluntad, se dedic luego durante 30 aos a retratar a las mujeres de su pueblo con cmaras artesanales. Su obra se expone hoy por el mundo. Una lata de tomate usada. Un trozo de plexigls abandonado. Un paquete de cigarrillos vaco. Que con desechos de ese tipo se puedan fabricar cmaras fotogrficas es algo de por s sorprendente. Que con el transcurrir del tiempo las imgenes capturadas -todas de mujeres de un pueblo perdido de Chequia- con semejantes cmaras acaben expuestas en museos y galeras de arte de Berln, Zrich y Nueva York, y estn cotizadas entre 4.000 y 8.000 euros cada una, parece algo imposible. Si a esto se aade que el autor se desinteresa del xito y es una especie de eremita de la poca moderna -un octogenario que en 1948 decidi aislarse de la represora sociedad comunista en el poder en su pas, y que pag por ello con una quincena de aos de crceles y hospitales psiquitricos-, entonces la historia ya suena a ciencia-ficcin. Sin embargo, es real. Se trata de la vida y el arte de Miroslav Tich, un hombre considerado un demente sin techo por la gente de su pueblo de origen. En realidad, un hombre quiz menos loco que la sociedad que le rodeaba. Su historia comienza el 24 de febrero de 1948. Ese da, el golpe de Estado de los comunistas checoslovacos derrumba el Gobierno democrtico en el poder y, a la vez, cambia el rumbo de la inestable vida de Miroslav Tich. En aquel entonces, Tich era un excntrico y dotado alumno de la Academia de Bellas Artes de Praga, y la pasin de su vida era la pintura. Esa fecha supone tambin el nacimiento de la barba y el pelo largos que envolveran su rostro durante medio siglo, el inicio de su marginacin de una sociedad que le horrorizaba y de su alejamiento de los cnones de la normalidad burguesa. Aunque la nica ambicin de este hombre extrao era,
fundamentalmente, mantener su libertad, muy pronto su actitud fue
interpretada como una forma de disidencia por las autoridades comunistas, que empezaron a controlarle, a impedirle ejercer la pintura y a acosarle hasta encerrarle en crceles y hospitales psiquitricos durante tres lustros, el tiempo que tardaran en enterarse de que se trataba de un hombre pacfico, sin intencin de animar rebeliones. Una vez libre, Tich se instal en una infravivienda en su pueblo natal, Kyjov. Se trataba, sin embargo, de una libertad limitada, ya que le estaba prohibido pintar. Fue entonces, en los aos sesenta, cuando decidi dedicarse a la fotografa. As empez el romntico e increble recorrido de un hombre decidido no slo a no depender de una sociedad represora, sino tambin a buscar y atrapar la belleza evidente o escondida de las mujeres que le rodeaban. El resultado es un sorprendente y conmovedor monumento a la elegancia y sensualidad femeninas. Desde mitad de la dcada de los sesenta hasta la de los noventa, todos los das Miroslav Tich se levantar pronto y deambular por Kyjov, observar a las mujeres y disparar 100 instantneas diarias. Con cmaras nacidas de la basura -y de su ingenio poderoso-, Tich caza durante tres dcadas la belleza ms profunda de las mujeres del pueblo: en su vida cotidiana, en el mercado, en las paradas de los autobuses, en la piscina comunal Cuando llega la noche vuelve a su agujero maloliente y ampla las mejores fotografas con instrumentos tambin fabricados con desechos. La gente del pueblo le considera un loco, un extrao y manitico clochard. Nadie sospecha que las imgenes cazadas por Tich con sus objetivos de lata son arte puro, que lo que hace este hombre sucio y mal vestido es salvar en sus pelculas una belleza que resulta invisible para los dems; un mundo de armona, sensualidad y gracia que sin su ojo se perdera para siempre. Nadie lo sospecha, salvo Roman Buxbaum. Gracias a Buxbaum, la historia y el arte de Tich no se han perdido en el olvido. La familia Buxbaum era amiga de la de Tich desde cuatro generaciones atrs, y Roman -que hoy tiene 49 aos, es psiquiatra y vive en Zrich- conoci al excntrico Tich cuando era nio. Buxbaum es hoy, adems, uno de los pocos que tienen acceso a l. "Miroslav es una persona introvertida, que no quiso adaptarse a las reglas establecidas. El choque con la sociedad le coloc en una espiral de la que surgi un hombre desinteresado por el mundo real y sus materialidades. Tich empez entonces a descuidar su aspecto, a romper sus relaciones, a construirse un universo propio", cuenta Buxbaum. "De ah surge el equvoco. Por su aspecto descuidado, todos le consideraron un vagabundo, un demente. Sin embargo, es una persona sensible y culta. El mundo
que se fabric, en el que se encerr, estuvo siempre repleto de
libros: de filosofa, historia, poesa, y de ptica, lo que le serva para construir cmaras". Dice Buxbaum que tiene recuerdos de Tich desde su niez, pero que fue en los aos ochenta cuando descubri su tesoro. "Su obra me provoc desde el principio emociones fuertes y contradictorias. Yo saba que all haba un tesoro del que nadie conoca siquiera su existencia. Durante muchos aos estuve preguntndome si era justo o no intentar sacarlo a la luz. Tich hizo aquellas fotos para s mismo, sin ninguna intencin de publicarlas. Pero, a pesar de que no estuviera interesado, yo senta un fuerte impulso: que la gente pudiera disfrutar de su obra. Y tambin que Tich fuera reconocido pblicamente como artista antes de morir. La gente del pueblo se rio de l durante dcadas. Ahora no entienden muy bien cmo es posible que la obra de ese loco est colgada en grandes museos ni comprenden qu es lo que tienen de especial sus fotografas, pero han tenido que asumir que es un artista. Espero que eso garantice a Tich algo de respeto en los ltimos aos de su vida". Consciente del valor de la obra de Tich, Buxbaum empez a recolectar y guardar sus fotos. "l no da mucha importancia a su trabajo fotogrfico. Se considera ante todo pintor. Por eso descuidaba, perda, rompa su material. A veces lo regalaba. Mientras la duda sobre qu hacer segua viva dentro de m, fui recolectando mucho material". Y la duda se disolvi hace cinco aos. "Volv a Kyjov de vacaciones, y me di cuenta de que Tich estaba envejeciendo rpidamente. Sent, de repente, que deba hacer algo antes de que se muriera". Se llev entonces parte del material a Zrich para ensearlo a los dueos de una galera. Y desde all empez a circular por el mundo. Pas por la Bienal de Sevilla de 2004, por la Nolan / Eckman Gallery de Nueva York, por la Kunsthaus de Zrich (justo tras una exposicin de Henri Cartier-Bresson), por la galera Arndt de Berln. Algunas de sus fotos alcanzaron una cotizacin de entre 4.000 y 8.000 euros en el mercado. Y un documental sobre su vida y obra, Tarzan in pension, que el propio Buxbaum dirigi y cuyo ttulo est tomado de la respuesta que Tich daba a la gente de Kyjov cuando le preguntaba si era un pintor, un fotgrafo o un filsofo. "Soy un Tarzn retirado!", contestaba. "Yo descubr sus fotografas en la galera de Zrich a la que las haba llevado Buxbaum", cuenta Tobia Bezzola, comisario de la exposicin sobre Tich en la Kunsthaus de la ciudad suiza. "Me qued fascinado al instante. Al principio pens que se trataba de la obra de un joven
que reelaboraba viejo material fotogrfico, porque Tich no se
limitaba a hacer fotos, sino que en muchos casos fabricaba tambin marcos que yo crea sobrepuestos posteriormente. Luego me contaron su increble historia. Contact con Buxbaum, fuimos a Kyjov. All pude conocer al autor y profundizar en su trabajo. Se trata de una obra con un tema nico, obsesivo: cuerpos femeninos La belleza de las mujeres de Tich es sorprendente. La mayora no son guapas, y, sin embargo, l sabe capturar su belleza. En ningn momento, Tich acept hablar conmigo de la galera erticoemocional que representa su obra. Se escondi tras comentarios filosficos, enigmticos; a veces interesantes, a veces banales. Mi impresin es que quera despistarme. Que el sentido profundo de las fotografas era algo demasiado ntimo como para que le apeteciera hablar de ello. La perspectiva de la exposicin le dej indiferente, lo que me pareci coherente con su filosofa". A pesar del reconocimiento internacional que sus fotos estn cosechando, Tich sigue viviendo en el mismo agujero en Kyjov. "No podra ser de otra forma", dice Roman Buxbaum. "Yo cuido de l e intento que pueda disfrutar de los beneficios econmicos que su obra produce, pero l no lo acepta. Entonces, el dinero que he recaudado con la venta de algunas fotos lo uso para promocionar su obra, financiar publicaciones y organizar un archivo a travs de una fundacin llamada Tich Ocen. En todo caso, gran parte de sus fotos no se pondr a la venta", explica. "Naturalmente, Tich no ha venido a ninguna de las galeras en las que se ha expuesto su obra. Ni se lo pregunt", aade. "Pero cuando le ense el catlogo vi en sus ojos algo que se pareca a una especie de felicidad". Ahora, los de Kyjov ya no se ren tanto del extrao hombre de la barba larga que iba siempre cargado con objetivos de lata.