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Vista aérea del Puerto Príncipe que quedó colapsada después del terremoto de Haití en
2010.
Daños producidos por el terremoto del año 1960 en Valdivia, Chile. Es el sismo más
fuerte registrado en la historia de la humanidad, con 9,5 grados en la escala de Richter.
• 1 Origen
• 2 Localizaciones
• 3 Propagación
• 4 Fallas geológicas
• 5 Ondas elásticas
• 6 Terremotos inducidos
• 7 Escalas de Magnitudes e Intensidades
• 8 Referencias
• 9 Véase también
• 10 Enlaces externos
Origen
El origen de los terremotos se encuentra en la acumulación de energía que se produce
cuando los materiales del interior de la Tierra se desplazan, buscando el equilibrio,
desde situaciones inestables que son consecuencia de las actividades volcánicas y
tectónicas, que se producen principalmente en los bordes de la placa.
Aunque las actividades tectónica y volcánica son las principales causas por las que se
generan los terremotos, existen otros muchos factores que pueden originarlos:
desprendimientos de rocas en las laderas de las montañas y el hundimiento de cavernas,
variaciones bruscas en la presión atmosférica por ciclones e incluso la actividad
humana. Estos mecanismos generan eventos de baja magnitud que generalmente caen
en el rango de microsismos, temblores que sólo pueden ser detectados por sismógrafos.
Localizaciones
En un terremoto se distinguen:
Donde:
Propagación
El movimiento sísmico se propaga mediante ondas elásticas (similares al sonido), a
partir del hipocentro. Las ondas sísmicas se presentan en tres tipos principales:
Ondas elásticas
La energía liberada durante un temblor se propaga por la Tierra en forma de ondas
elásticas denominadas ondas P, ondas S y ondas superficiales de Love y Rayleigh. Las
ondas P hacen que el suelo se mueva hacia delante y hacia atrás en la misma dirección
en la que se propagan (ondas de compresión); las ondas S producen movimientos
perpendiculares a su dirección de propagación (ondas de cizalla), y las ondas de Love y
Rayleigh producen movimientos horizontales y elíptico-longitudinales del suelo,
respectivamente. Por su capacidad de transmitirse por el interior de la Tierra, a las
ondas P y S también se les conoce como ondas de cuerpo. A diferencia de éstas, y como
su nombre lo indica, las ondas superficiales solamente viajan cerca de la superficie
terrestre. La onda P, por ser la más rápida, es la primera en registrarse en una estación
sismológica. Se transmite por la corteza a una velocidad promedio de 6 km/s. La onda S
es más lenta y se propaga a una velocidad de aproximadamente el 60% de la velocidad
de la onda P.
Terremotos inducidos
Hoy en día se tiene la certeza de que si se inyectan en el subsuelo, ya sea como
consecuencia de la eliminación de desechos en solución o en suspensión, o por la
extracción de hidrocarburos, se provoca, con un brusco aumento de la presión
intersticial, una intensificación de la actividad sísmica en las regiones ya sometidas a
fuertes tensiones. Pronto se deberían controlar mejor estos sismos inducidos y, en
consecuencia, preverlos, tal vez, pequeños sismos inducidos pudieran evitar el
desencadenamiento de un terremoto de mayor magnitud.
Referencias