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Nos hiciste para Ti y nuestro corazn est inquieto hasta que descanse en
ti (Las Confesiones, I, 1, 1). Con estas palabras, que se han hecho clebres,
san Agustn se dirige a Dios en las Confesiones, y en estas palabras est la
sntesis de toda su vida.
Inquietud. Esta palabra me impresiona y me hace reflexionar. Deseara
partir de una pregunta: qu inquietud fundamental vive Agustn en su
vida? O tal vez debera decir ms bien: qu inquietudes nos invita a
suscitar y a mantener vivas en nuestra vida este gran hombre y santo?
Propongo tres: la inquietud de la bsqueda espiritual, la inquietud del
encuentro con Dios, la inquietud del amor.
La primera: la inquietud de la bsqueda espiritual. Agustn vive una
experiencia bastante comn hoy: bastante comn entre los jvenes de hoy.
Es educado por su madre Mnica en la fe cristiana, aunque no recibe el
bautismo, pero creciendo se aleja, no encuentra en ella la respuesta a sus
interrogantes, a los deseos de su corazn, y es atrado por otras propuestas.
Entra entonces en el grupo de los maniqueos, se dedica con empeo a sus
estudios, no renuncia a la diversin despreocupada, a los espectculos del
tiempo, intensas amistades, conoce el amor intenso y emprende una
brillante carrera de maestro de retrica que le lleva hasta la corte imperial
de Miln. Agustn es un hombre acreditado, tiene todo, pero en su
corazn permanece la inquietud de la bsqueda del sentido profundo de la
vida; su corazn no est dormido, dira que no est anestesiado por el xito,
por las cosas, por el poder. Agustn no se encierra en s mismo, no se
acomoda, sigue buscando la verdad, el sentido de la vida, contina
buscando el rostro de Dios. Cierto, comete errores, toma tambin caminos
equivocados, peca, es un pecador; pero no pierde la inquietud de la
bsqueda espiritual. Y de este modo descubre que Dios le esperaba; ms
an, que jams haba dejado de buscarle l primero. Deseara decir a quien
se siente indiferente hacia Dios, hacia la fe, a quien est lejos de Dios o le
ha abandonado, tambin a nosotros, con nuestros alejamientos y
nuestros abandonos respecto a Dios, pequeos, tal vez, pero hay muchos
en la vida cotidiana: mira en lo profundo de tu corazn, mira en lo ntimo de
ti mismo, y pregntate: tienes un corazn que desea algo grande o un