Professional Documents
Culture Documents
Facultad de Medicina
Autores: Ximena Arias I.; Roberto Bravo M.
Mientras que sólo hay alrededor de 118 elementos catalogados en la tabla periódica, obviamente
hay más substancias en la naturaleza que los 118 elementos puros. Esto es porque los átomos pueden
reaccionar unos con otros para formar nuevas substancias denominadas compuestos. Un compuesto se
forma cuando dos o más átomos se enlazan químicamente. El compuesto que resulta de este enlace es
químicamente y físicamente único y diferente de sus átomos originarios.
Miremos un ejemplo: El elemento sodio es un metal de color plateado que reacciona tan
violentamente con el agua que produce llamas cuando el sodio se moja. El elemento cloro es un gas de
color verdoso que es tan venenoso que fue usado como un arma en la Primera Guerra Mundial. Cuando
estos átomos se enlazan, estas dos peligrosas substancias forman un compuesto, el cloruro de sodio. Un
compuesto iónico típico, sólido quebradizo de alto punto de ebullición (801 °C) que conduce la
corriente eléctrica en estado fundido y en solución acuosa. Este es un compuesto tan inofensivo que lo
comemos todos los días (sal de mesa común).
En 1916, el químico americano Gilbert N. Lewis (1875-1946) propuso que los enlaces químicos
se formaban entre los átomos porque los electrones de valencia de los átomos interactuaban entre ellos.
Lewis había observado que muchos elementos eran más estables cuando ellos contenían ocho
electrones en su envoltura de valencia, razón por la cual, sugirió que los átomos con menos de ocho
electrones de valencia se enlazaban para compartir electrones y completar sus envolturas de valencia
(regla del octeto).
De modo, que cuando se habla de otros átomos y de las uniones que se establecen entre ellos,
siempre se hace referencia a los electrones que le faltan o le sobran para que la configuración
electrónica de su último nivel de energía sea similar a la del gas noble más cercano, es decir, se cumpla
con la regla del octeto.
Mientras que algunas de las predicciones de Lewis han sido desde entonces probadas como
incorrectas, su trabajo estableció la base de lo que se conoce hoy en día sobre los enlaces químicos.
Sabemos que cuando los átomos forman compuestos, ganan, pierden o comparten electrones de
valencia para adquirir la configuración del gas noble más cercano. Esto nos permite establecer que hay
dos principales tipos de enlaces químicos: enlaces iónicos y enlaces covalentes.
En estado fundamental los átomos tienen la misma cantidad de protones y electrones, es decir
son eléctricamente neutros. Sin embargo, en determinadas ocasiones los átomos pueden ganar o ceder
electrones, con lo cual el número de protones no es igual al número de electrones resultando una carga
neta positiva (quien pierde los electrones) o una carga neta negativa (quien gana los electrones),
formando los iones denominados catión y anión. Se denomina catión a la especie cargada
positivamente y anión a la especie cargada negativamente.
Los enlaces iónicos se forman entre metales y no metales, es decir, un átomo altamente
electropositivo (energía de ionización baja) y otro fuertemente electronegativo (elevada
electroafinidad)
Los compuestos iónicos son altamente polares, razón por la cual se disuelven fácilmente en el
agua y otros solventes polares,
En estado fundido y en solución acuosa, los compuestos iónicos conducen fácilmente la
electricidad,
Los compuestos iónicos presentan fuerzas de atracción intermoleculares fuertes, por lo que
tienden a formar sólidos cristalinos con puntos de fusión y ebullición muy altos.
El segundo tipo de enlace químico ocurre cuando los átomos comparten electrones. Al contrario
de los enlaces iónicos en los cuales ocurre una transferencia completa de electrones, el enlace covalente
ocurre cuando dos (o más) átomos comparten electrones. El enlace covalente ocurre porque los átomos
en el compuesto tienen una tendencia similar hacia los electrones (generalmente para ganar electrones,
electronegatividad). Esto ocurre comúnmente cuando dos no metales se enlazan. Ya que ninguno de los
átomos que participan en el enlace querrá ganar electrones, estos elementos compartirán electrones para
poder llenar sus envolturas de valencia.
Un buen ejemplo de un enlace covalente es ese que ocurre entre dos átomos de hidrógeno. Los
átomos de hidrógeno (H) tienen un electrón de valencia. Puesto que la capacidad de esta envoltura es
de dos electrones (gas noble más cercano el helio con 2 electrones en su envoltura de valencia) cada
átomo hidrógeno querrá recoger un segundo electrón. En un esfuerzo por recoger un segundo electrón,
el átomo de hidrógeno reaccionará con átomos de hidrógeno vecinos para formar el compuesto
hidrógeno molecular (H2). Ya que el compuesto de hidrógeno es una combinación de átomos iguales,
los átomos compartirán el par electrones, formando así un enlace covalente.
Para cada par de electrones compartidos entre dos átomos, se forma un enlace covalente único
(enlace covalente simple). Algunos átomos pueden compartir más de un par de electrones, formando
enlaces covalentes múltiples. Por ejemplo, el oxígeno (que tiene seis electrones de valencia) necesita
dos electrones para completar su envoltura de valencia. Cuando dos átomos de oxígeno forman el
compuesto O2, ellos comparten dos pares de electrones, formando dos enlaces covalentes (enlace
covalente doble); el nitrógeno (que tiene cinco electrones de valencia) necesita tres electrones para
completar su envoltura de valencia. Cuando dos átomos de nitrógeno forman el compuesto N2, ellos
comparten tres pares de electrones, formando tres enlaces covalentes (enlace covalente triple).
Las estructuras de puntos de Lewis son una taquigrafía para representar los electrones de
valencia de un átomo. En la siguiente tabla están las estructuras de puntos de Lewis para los átomos de
los dos primeros períodos de la Tabla Periódica.
Las estructuras de Lewis también pueden ser usadas para mostrar el enlace entre átomos. Los
electrones que se enlazan se colocan entre los átomos y pueden ser representados por un par de puntos,
o un guión (cada guión representa un par de electrones, o un enlace). A continuación, se señalan las
estructuras de Lewis para el compuesto H2, el O2, y el N2.
H2 H:H H-H
O2 O O
O O
N2 N N N N
Nótese que algunos electrones de valencia no intervienen en la formación del enlace covalente
(ver la estructura de Lewis del compuesto O2 y N2); estos reciben el nombre de electrones no
enlazados o pares de electrones libres.
El enlace covalente, independiente de que sea simple, doble o triple, se subdivide en dos tipos el
Enlace covalente puro o no polar y enlace covalente polar.
Las moléculas H2, O2 y N2 son un buen ejemplo del primer tipo de enlace covalente: el enlace
puro o no polar, ya que ambos átomos en la molécula tienen una igual atracción (o afinidad) hacia los
electrones. Los electrones que se enlazan son igualmente compartidos por los dos átomos, y se forma
un enlace covalente no polar. Siempre que dos átomos del mismo elemento se enlazan, se forma un
enlace no polar.
Un enlace covalente polar se forma cuando los electrones no son igualmente compartidos entre
los dos átomos. Los enlaces covalentes polares ocurren porque un átomo tiene una mayor afinidad
hacia los electrones que el otro (mayor electronegatividad), sin embargo, no tanta como para empujar
completamente los electrones y formar un enlace iónico. En un enlace covalente polar, los electrones
que se enlazan pasarán un mayor tiempo alrededor del átomo más electronegativo. Un enlace covalente
polar se puede considerar como intermedio entre un enlace covalente puro y un enlace iónico. Un buen
ejemplo del enlace polar covalente es el enlace hidrógeno - oxígeno en la molécula de agua.
Los enlaces covalentes se forman entre los no metales, es decir, átomos con
electronegatividades iguales o similares,
Los compuestos covalentes son parcialmente polares o no polares, razón por la cual son, en
general, insoluble en el agua y otros solventes polares,
En estado fundido y en solución acuosa, los compuestos covalentes no conducen la electricidad,
Los compuestos covalentes presentan fuerzas de atracción intermoleculares débiles por lo que
tienden a presentarse como líquidos o gases, es decir, presentan puntos de fusión y ebullición
bajos (menores a 350 °C)
Al contrario de los compuestos iónicos, los compuestos covalentes existen como verdaderas
moléculas.
Los electrones que participan en la formación del enlace químico no siempre se distribuyen del
mismo modo entre los átomos unidos. La distribución de los electrones entre los átomos depende de la
fuerza de atracción por parte del núcleo de cada átomo sobre los electrones de enlace.
Todo lo que nos rodea está constituido por moléculas. Los estados en los cuales se presenta la
materia son una manifestación de las fuerzas de atracción que mantienen unidas a las moléculas
(Fuerzas o uniones intermoleculares). Las fuerzas intermoleculares son el resultado de la geometría
molecular y la polaridad de los enlaces covalentes.
Los electrones en los átomos se sitúan en orbitales atómicos y cuando los átomos se combinan
para formar moléculas, los electrones se sitúan en orbitales moleculares (recubrimiento máximo), y ya
no pertenecen a un átomo determinado sino a toda la molécula. Como los orbitales atómicos tienen
formas geométricas determinadas, el recubrimiento máximo se llevará a cabo en direcciones concretas,
geometría molecular. De ahí se deduce que el enlace covalente presenta un carácter fuertemente
dirigido e impone formas geométricas características a las moléculas.
La polaridad de un enlace se mide con el momento dipolar, que se define como el producto de
la carga y la distancia entre los núcleos de los átomos que forman el enlace; la unidad para medir los
momentos dipolares es el Debyes y sus valores oscilan de 0 a 11 Debyes).
Como el momento dipolar es una magnitud vectorial, para determinar si la polaridad de una
molécula poliátomica es o no polar habrá que hacer la suma vectorial de los momentos dipolares
correspondiente a cada enlace covalente polar y en consecuencia considerar su geometría molecular.
A pesar de que la medición del momento dipolar no informa específicamente sobre la longitud o
ángulos de enlace, si lo hace con respecto a la geometría global de una molécula. Esto hace suponer
que moléculas que posean enlaces covalentes polares pueden tener un momento dipolar total cero,
debido a su geometría simétrica. Observe el siguiente cuadro:
Por ejemplo, en la molécula de CO2, los enlace C=O son enlaces del tipo covalente polar y
presenta una geometría lineal, ángulo de 180° respecto del átomo central (el carbono), es decir, es una
molécula totalmente simétrica, presenta un momento dipolar total nulo, lo que hace que la molécula sea
no polar. En cambio, en la molécula de H2O, los enlaces O-H son enlaces del tipo covalente polar y
presenta una geometría angular, ángulos de 104,5° respecto del átomo central (el oxígeno), es decir, la
molécula presenta una asimetría, es decir, un momento dipolar total no nulo, lo que hace que la
molécula sea polar.
Las moléculas biatómicas son necesariamente lineales (ángulos de enlace 180°), y consecuencia
si el enlace es covalente polar la molécula será polar, pero las constituidas por tres o más átomos
presentan algunas complicaciones como observamos en el cuadro anterior.
1
mezcla de orbitales atómicos de un mismo átomo para generar un conjunto de orbitales híbridos con una orientación
espacial específica para poder enlazarse con otro átomo.
A medida que aumenta el número de átomos, aumenta el número de formas que podría adoptar
la molécula y la geometría no es tan simple de definir, por ejemplo, las proteínas y ADN.
De todo lo anterior podemos concluir que una molécula que posee momento dipolar es una
molécula polar y la que no lo posee, es no polar. En potras palabras, una molécula que presenta solo
enlaces covalentes no polares será una molécula no polar y una molécula que presente enlaces
covalentes polares podrá ser polar o no polar dependiendo de la geometría (simetría) de la molécula. En
el caso de las moléculas orgánicas en general son asimétricas, por lo tanto, el hecho de presentar un
enlace covalente polar indicara que la molécula es polar o a lo menos tiene una zona polar.
Las uniones intermoleculares, fuerzas de atracción entre moléculas, juegan un papel decisivo en
la estructura de las biomoléculas de elevado peso molecular, es decir, en la conformación
tridimensional específica, que es necesaria para su función biológica, por ejemplo, en las proteínas y
ADN, y las propiedades físicas de las moléculas, por ejemplo, la solubilidad.
Atracción ion – ion. Los compuestos polares ionicos, es decir, aquellas que presentan enlaces
ionicos (catión y anión), están unidas por fuerzas de atracción electrostáticas entre los iones de
carga opuesta. Estas fuerzas dan origen al enlace iónico y por lo tanto se dan entre moléculas
con cargas netas. Por ejemplo, la sal de mesa (Na+Cl-), el ion positivo (cation de sodio) es
atraído por el ion negativo (el anión cloruro).
Atracción ión-dipolo. Los iones de una sustancia pueden interactuar con los polos de las
moléculas polares neutras. Así, el polo negativo de una molécula atrae al ion positivo y el polo
positivo interactúa con el ion negativo; las partes de cada molécula se unen por fuerzas de
atracción de carga opuesta. Por ejemplo, en el proceso de disolución del cloruro de sodio
(NaCl) en agua, cada ion Na+ se rodea de varias moléculas de agua por el polo negativo (polo
negativo) y cada ion Cl- se rodea de varias moléculas de agua por el polo positivo (polo
positivo).
Atracción dipolo-dipolo. Las fuerzas de atracción dipolar operan entre dos o más moléculas
polares neutras. Así, la asociación se establece entre el extremo o polo positivo (+) de una
molécula y el extremo o polo negativo (-) de otra. Por ejemplo, en el dióxido de azufre (SO2),
el polo negativo (átomo de oxígeno) de una molécula de SO2 es atraído por el polo positivo
(átomo de azufre) de otra molécula de SO2 y así sucesivamente.
Fuerzas de Van der Waals. Las fuerzas de Van der Waals son de naturaleza eléctrica y se
deben a la existencia de dipolos instantáneos en las moléculas. Son de importancia para
moléculas no polares o paretes no polares de las moléculas. En las moléculas no polares si se
aproximan lo suficiente, se puede generar un desplazamiento de la carga que provoque al
formación de dipolos instantáneos, los cuales posibilitan la atracción y la unión entre las
moléculas. De acuerdo con esto, las fuerzas de Van der Waals aumentan con el volumen
molecular, ya que si los volúmenes son grandes las moléculas son más fácilmente deformables
(polarizables). Por ejemplo, debido al movimiento de los electrones en moléculas como el H2, el
O2, el CO2, el I2 y el CH4, se suelen producir desequilibrios momentáneos en la distribución
electrónica, generándose así polos positivos y negativos. Aunque estos polos cambian
continuamente de posición, producen una interacción débil entre las diferentes moléculas no
polares, cuando éstos son complementarios.