You are on page 1of 14

<<Textos científico-técnicos latinos: desarrollo y evolución de la navegación desde

la Antigua Roma hasta la Edad Media>>.

Carlos Medina Hernández

Universidad de La Laguna

csmedher@ull.es

Resumen

El período temporal que transcurre de la Roma antigua a la Edad Media es el que


comienza a concebir la navegación como una verdadera ciencia. Se trata de una
evolución lenta en un principio, que de forma vehemente se estimula con la llegada de
la ciencia árabe a Occidente a través del Al-Ándalus y la transformación y adaptación
del instrumental náutico preciso que llega del Mundo Oriental. El paso de unos pocos,
pero decisivos siglos permitirá el desarrollo de unos sistemas de navegación muy
completos, que irán evolucionando a una mayor complejidad a medida que nos
acercamos a la Baja Edad Media. Este incipiente progreso durante el Medievo vino
dado por la aplicación de la matemática y la astronomía a la navegación en tal época,
demostrando así el cientificismo que comportan estas materias. De este modo,
comienza a aparecer un corpus textual compuesto de tractatus que refieren técnicas
náuticas de orientación bastante desarrolladas frente a la literatura clásica, más
limitada y tendente a la explicación mitológica de sus conocimientos.

Palabras clave: Navegación, Antigua Roma, Edad Media, Literatura científico-técnica


latina, Astronomía.

1. Planteamiento general sobre la navegación

Es tradición que los estudios sobre la navegación antigua partan o nazcan de

hallazgos que la arqueología ha encontrado. El descubrimiento de pecios, cerámicas,

diferentes tipos de objetos propios u otros importados en asentamientos terrestres,

prescindiendo de las condiciones reales del transporte marítimo, sólo pueden mostrar de

forma muy somera e incompleta la situación que ésta tuvo antes del comienzo de
Antigüedad Clásica. Son muy escasas las investigaciones centradas en los medios que

permitían saber cómo fue esta navegación prehistórica, por este hecho mismo de no

tener textos que avalen y revelen cómo se presentó tal época. No obstante, la

importancia de los condicionantes naturales en la navegación antigua fue ya puesta de

manifiesto por diversos autores que recogían las grandes líneas sobre este tema, dejando

claro que requiere un análisis más detallado. No obstante, la bibliografía posterior se ha

limitado, en general, a estos grandes rasgos y, en particular, a reflejar la dirección de las

principales corrientes marítimas.

La navegación marítima es el arte y la ciencia de navegar, ya sea por mar, por

cielo o por cualquier otro tipo de superficie física o virtual. La navegación que se sigue

en esta línea de investigación es la marítima, encajada entre la Antigua Roma y la Edad

Media. Asimismo, puede presentarse como arte y como ciencia. Como arte aparece tal

por servir de motivo a lo largo de textos y narraciones, donde su uso es escénico para

encajar una determinada historia. Como ciencia se cimenta en conocimientos

astronómicos, matemáticos, oceanográficos, cartográficos y físicos.

La navegación practicada en la Antigüedad en Occidente ha sido desde épocas

primitivas un aspecto en la vida del hombre de gran importancia. Esta exégesis se

conforma ya por el hecho de que sirviera de transmisora de cultura de una parte del

Mundo, es decir, desde Oriente, a otra, Occidente, mediante el contacto directo de una

cultura con otra. Esta compleja influencia se presentó propiciada por dos actividades

principales, muy incentivadas en la Edad Media, a saber, el comercio y el ansia de

conquista. Esta circunstancia condujo a la ciencia náutica a una compleja

sistematización científico-técnica, que dio como resultado el avance de numerosas

ciencias relativas a ella y la preocupación por parte de los diversos eruditos de época, la

cual reflejaban en la composición de completos y completos tractatus nautici. Tales


resultan ser la base la de la navegación moderna, además de la ciencia cartográfica o a

hidrografía, entre otras.

La evolución de las diferentes técnicas, que los navegantes empleaban durante

su trayectoria marítima, costera en época romana, y en alta mar ya en el Medievo, se irá

conformando y completando desde unas muy rudimentarias, básicas e imprecisas, hasta

otras mucho más avanzadas, complejas y precisas en la Edad Media. Es ya en este

período histórico cuando la astronomía, y por extensión como base de sus estudios las

matemáticas, se aplica con mayor o menor intensidad en la parte teórica de la

navegación y se incluye asimismo en ella una importante novedad, los instrumentos

náuticos.

Desde la Antigüedad la importancia de la navegación y de los viajes por mar fue

relevante. Tal fue su utilidad que personajes de la talla de Heródoto o Virgilio dejaron

constancia en sus obras de su necesidad sustancial para el mundo. De esta misma

manera, la navegación siempre ha resultado ser un conjunto teórico (con aplicación

práctica) por sí sola, que se ha intentado en todo momento fijar y estudiar con

cientificidad.

Dado que no es una disciplina autónoma, pues como se ha comentado forma

necesita de otras disciplinas, relacionada con ésta se proyecta la cartografía, de la que en

los últimos años se ha aceptado, cuya definición más certera es la que reza que los

mapas son representaciones gráficas que facilitan la comprensión espacial de las cosas,

conceptos, condiciones, procesos o acontecimientos del mundo humano, en palabras de

un gran estudioso del tema, David Woodward. Tal definición se presenta relevante por

el hecho de que lleva consigo una visión más restrictiva de qué es el mapa, frente a otras

de carácter más disperso, pues este elemento se considera un objeto en papel en la

tradición europea, con fines sobre todo de carácter utilitario, científico y geográfico, y
cuya calidad debía ser evaluada básicamente en función de su precisión geométrica.

Asimismo, este punto de vista ofrece el contexto cultural más amplio en el que ha

evolucionado la cartografía desde el Mundo Antiguo hasta hoy, porque ésta debe

entenderse no sólo como una verdadera disciplina de la geografía, sino como un

componente más en los estudios interdisciplinares, entre los que destacamos de manera

indudable nuestro núcleo de estudio, la navegación.

Es de sobra conocido que la Antigüedad Clásica ejerció gran influencia en los

europeos de los siglos XV y XVI. Y si cada autor fue modelo de una actividad, la

cartografía reconoció a Claudio Ptolomeo (87 – 150) como su maestro, aunque otros

textos fueron fuente de la que muchos bebieron, como Manilio o Higino (ambos del

siglo I d. C.), quienes ofrecen datos astronómicos bañados de mitología, hecho que

provoca gran complejidad a la hora de deducir cuáles son pura mitología y cuáles

realidad. Es en este mismo punto en el que se mezclan los dos conceptos que están en el

seno mismo de la ciencia náutica, arte y ciencia. También la Naturalis Historia de Plinio

el Viejo (23 a. C. – 79 d. C.) revela abundantes informaciones cartográficas y

geográficas, si bien no trata de una manera directa las técnicas de orientación.

Abriéndose ya la Edad Media, Isidoro de Sevilla (560 – 636) en sus Etimologías

describe ya ciertos aspectos bastantes claros y concisos sobre la navegación astronómica

y las técnicas de orientación en los mares. En esta época nacen igualmente las cartas

náuticas y entran en Occidente y se desarrollan, llegados de Oriente, los diferentes

instrumentos de navegación. Es en este preciso momento histórico cuando los diferentes

avances, en lo que a tales técnicas de orientación se refiere, dejan dilucidar los grandes

intereses que movieron a los antiguos para potenciar su desarrollo, mediante la

confección de mapas y diversos tipos de documentos náuticos (como portulanos y

otros), el comercio, el intercambio cultural y, a un mismo nivel, conquista de nuevas

tierras. Un ejemplo de esta compleja e ingente recopilación de saberes se halla en el De


nauigatione libri tres quibus Mathematicae disciplina explicantur (París, 1549) de

Jacobo de Saá, que es el tractatus latino que sirve de corpus textual de nuestra Tesis

Doctoral, pretendiendo transcribirlo, traducirlo, analizarlo, editarlo y estudiarlo con la

mayor amplitud que se nos presente.

2. Estado actual de la investigación

Antes de la invención de la brújula y de los aparatos modernos de orientación

marítima, por el día el navegante debía orientarse y fijar el rumbo a partir de la posición

del sol y de las señales de la costa. Por la noche, en cambio, la orientación tenía que ser

más fácil gracias a la estrella polar, mientras que sólo los faros podían permitir la

determinación de la posición. La navegación antigua, incluso la de grandes barcos

mercantes que transporta productos alimenticios, se desarrollaba básicamente en mare

apertum, esto es, en primavera y verano, zarpando únicamente en caso de viento

favorable y siguiendo las costas.

El hallazgo del calculador astronómico de Anticitera nos permite reconocer para

el mundo antiguo una muestra de maquinaria sofisticada, un instrumento de navegación,

que utilizaba un engranaje diferencial, no redescubierto hasta finales del S. XVI d. C. A

excepción hecha de este instrumento, era escasa la capacidad técnica de la época para

construir instrumentos de navegación, de los que no conocemos ninguno, ya sea porque

no se haya conservado o porque no se llegara a imaginar y plantear su invención. Ello

hace suponer que se utilizaran de forma común métodos rudimentarios para evaluar la

latitud, del estilo del kamal árabe.

Los primeros siglos de la Edad Media siguen prefiriendo la práctica de la

navegación por derroteros costeros y manteniendo el rumbo fundamentalmente a través


de la suelta de pájaros embarcados. Sin embargo, en poco tiempo se abren nuevas

perspectivas para la navegación con la aplicación a los barcos de avances científicos

como el astrolabio y la brújula. Ello hará posible una navegación de altura. La brújula

será un instrumento decisivo a la hora de permitir la navegación en invierno y a la vez

para impulsar el desarrollo de la cartografía.

Las informaciones que los textos latinos aportan al mundo de la navegación

deben partir de las enciclopedias, historias, crónicas, vidas de santos y literatura de

viajes, en general, que abundan en relatos, quizás desde un punto de vista escasamente

científico. Ejemplos de este tipo podrían ser las Etymologiae de Isidoro de Sevilla (560

– 636). Sin embargo, frente a este concepto genérico, las primeras alusiones en un texto

latino a un elemento que se utiliza para la navegación, en concreto a la brújula, son de

A. Neckam (1157-1217). En sus De naturis rerum y De nominibus utensilium habla de

ella como una aguja insertada, fija a un flotador y situada en un recipiente de agua

(acum super magnetem ponunt). O, por otro lado, el astrolabio, también denominado

walzacora, en las De utilitabus astrolabii y De mensura astrolabii de Gerberto de

Aurillac, Papa Silvestre II (945 - 1003).

En consecuencia, en la Edad Media ya están disponibles los fundamentos

teóricos necesarios para la navegación astronómica: las tablas de Azarquiel o las de

Alfonso X permiten los cálculos necesarios para medir la latitud por la meridiana del

sol, y los cuadrantes y astrolabios son aparatos adecuados para tomar estas medidas. No

obstante, la falta de instrumental y la escasa formación matemática de los marinos no la

hicieron viable hasta finales del siglo XV. En este momento llega también a Occidente

la Geographia ptolemaica, transmitida no por vía islámica, como señala Franz Girón,

sino a través de la traducción latina que del griego hace Giacomo d’Angelo a principios

del siglo XV. Los cartógrafos europeos la aceptan con rapidez y Andrea Bianco y

Nicolás de Cusa siguen su método en sus mapas a lo largo de este siglo y el siguiente.
Faltan, por tanto, estudios sobre textos latinos de navegación e instrumentación

de los siglos XV y XVI, que permitan valorar la pervivencia y transmisión de estos

conocimientos en lengua latina. Sin embargo, es en este momento cuando nacen los

tractatus, como el de Jacobo de Saá o el de Pedro Núñez, que siguiendo principios

diferentes, dada la focalización prestada a la teoría geocéntrica o heliocéntrica,

respectivamente, reflejan el gran avance a que la navegación llegó en esta época.

Con todo, los diferentes trabajos científicos que se han realizado, concluyen que

la ciencia náutica navegación en la Antigüedad Romana y en la Edad Media ha de

tenerse como ciencia. Su evolución fue dándose paulatinamente, pasándose desde unos

sistemas muy rudimentarios en época romana hasta una completa y compleja

navegación astronómica, apoyada y precisada incluso por instrumentos náuticos en

Época Medieval.

La lenta evolución náutica se vio forzada por la regularización, acaecida hacia

finales del imperio, de viajes entre el Mediterráneo Occidental y el Oriental. Como es

obvio pensar, esta navegación romana se hacía bordeando las costas, es decir, se trataba

de una navegación en la que no se perdían de vista las tierras, que resultaban ser un

medio de orientación bastante usual. Debiéndose esto al hecho de que no se utilizara,

con seguridad por desconocimiento en Occidente (pues los árabes sí lo poseía según sus

textos lo revelan), un método fiable de orientación que permitiese una navegación por

alta mar. En efecto, la navegación costera se daba tanto dentro del Mediterráneo como

fuera de él: es decir, por las costas de la Hispania Citerior, de África del Norte en la

vertiente atlántica y Norte de Europa, requiriéndose naves mejor preparadas y de mayor

tamaño para subsistir principalmente a las tormentas y demás fenómenos climáticos que

pudieran darse. Tanto en esta misma época, como ya en la Edad Media, los textos

revelan que el año para los navegantes se dividía, como hemos dicho, en mare clausum

(otoño e invierno) y mare apertum (primavera y verano).


Llegado ya el Medievo, una suerte de afán cientificista de acusado rigor hace

progresar, bajo la marca de las matemáticas y la astronomía, la ciencia náutica. Este

aspecto queda marcado en la elaboración de múltiples textos que explican causas y

principios de los quehaceres náuticos, recogiéndose, a su vez, de la práctica previa de

los navegantes. Junto a tales obras teóricas, la llegada de los instrumentos náuticos hizo

posible avances no sólo a nivel de la navegación, sino a nivel de la misma astronomía y

matemática. Así pues, se presentan la brújula y el astrolabio como elementos novedosos

que necesitan ser descritos y utilizados. Las técnicas, por su parte, de orientación son ya

astronómicas y la base de ésta se halla en la matemática, pero también en la filosofía y

en la lógica. Estas técnicas se fundamentan en el conocimiento astral y se enmarcan en

unas leyes matemático-filosóficas. A partir de este principio y de su estabilidad, se

procede con todos los demás aspectos.

Para finalizar, no puede dejar de mencionarse un tipo de literatura que está en

estrecha relación con la navegación, que es la literatura enciclopedística, que en efecto

durante la Edad Media vivió su mayor auge. Si bien los orígenes hay que buscarlos en la

obra de Plinio o Varrón, Isidoro será quien reúna los diferentes enfoques que en su

época se produjeron en sus Etimologiae. La obra isidoriana es la compilación más

completa que existió hasta época, entendida como enciclopedia con posterioridad. Así

pues, los diversos enciclopedistas medievales, como Vincensus Beauvensis o Hrabranus

Maurus verán en el autor hispánico su primordial fuente a la hora de componer sus

compilaciones.

Por otro lado, dado el carácter generalizador, en lo que a temas se refiere, la

enciclopedia resulta de suma importancia para el estudio de cualquier ciencia, como la

navegación. Es, pues, en este mismo punto en el que se relacionan género literario y

ciencia, de una forma bastante compacta por la abundancia de temas, más o menos

recurrentes y disciplinas que el uno y la otra vinculan. A lo largo de su historia esta


ciencia ha progresado bajo la marca de las matemáticas y la astronomía. Este aspecto

queda marcado en la elaboración de múltiples tractatus que explican causas y principios

de los quehaceres náuticos, recogiéndose, a su vez, de la práctica previa de los

navegantes. Todos estos motivos y circunstancias se intensificaron y muchos de ellos se

resolvieron en gran medida en la Edad Media.

De la misma forma, relacionado con el género enciclopedístico, la educación

medieval se basó en el uso de dos vías de estudio rigurosas: estas vías se superponen

para ofrecer al alumno, en este caso referido al navegante, un conocimiento lógico del

mundo y de los fenómenos que ocurren en él. Las disciplinas del trivio y el cuadrivio

son los elementos que rigen el recorrido docente del enseñante y alumno medievales.

Si bien los conocimientos fueron conducidos en su mayor parte por la Iglesia

Cristiana, que era la institución que llevó la Cultura durante toda la Edad Media, los

datos que manejan los enseñantes proceden en de los Santos Padres, Agustín o Tomás

de Aquino, y de los filósofos clásicos, sobre todo de Aristóteles. Esta circunstancia

ofrece un punto de visto lógico de la enseñanza. Tal lógica, pues, deja de lado todo

conocimiento que no se ajuste a su principios, no pudiéndose aplicar su estudio a

diferentes ciencias, como la navegación.

Asimismo, la aprehensión del navegante está solidificada en este tipo de estudio

riguroso y científico. El que pretenda llegar entender el sistema astral debe estar

auspiciado por la Astronomía. Esta disciplina, que forma parte de la segunda vía, el

cuadrivio, está supeditada a otro más general, la Matemática, ambas a su vez a la

Aritmética. El número es la base de toda la ciencia occidental a nivel del conocimiento

náutico. De esta forma, pues, quedan al margen todas las disciplinas que no tengan

como base el número en cualquiera de sus ámbitos de aplicación, como por ejemplo la

Astrología.
La navegación, en efecto, no es una disciplina autónoma, sino que, como hemos

comentado, ha de estar vinculada a otras. De esta misma forma, el navegante debe tener

constancia de los diferentes bagajes de que precisa aquélla para poder tener una

aprehensión completa del uso de su ciencia, siempre basada en datos objetivos y lógicos

que conducen a una travesía, en alta mar o cuando se precise el uso de las técnicas

necesarias para la observación astral, y con la ayuda suplementaria y el apoyo de los

instrumentos náutico necesarios, lo más segura posible, al margen los inconvenientes,

como tempestades y demás, que la naturaleza pueda plantear durante el recorrido.

Para finalizar esta actualización y puesta al día sobre la investigación que se

lleva a cabo, podemos concluir que el investigador que se enfrenta a ella debe tener,

como sucede en cualquier otra investigación, pero en ésta se requiere con más

vehemencia, un patrón o un ideario claro y preciso sobre una serie de puntos, los cuales

han sido enumerados a lo largo del cuerpo de este texto. Tal necesidad, se ha llegado a

la concusión mediante experiencia propia, viene demandada por la gran cantidad de

siglos que se estudian. La tan amplia evolución de una disciplina como la navegación,

que abarca un período histórico tan extenso, que va desde los siglos VIII-VII a. C. hasta

el siglo XVI de nuestra era, lleva a una cimentación intelectual, informativa y

bibliográfica que precisa de claridad científica para poder presentar un trabajo científico

coherente y lógico.

3. Bibliografía básica

Se detalla a continuación una serie de obras básicas que han servido de base para
nuestro estudio. Sin duda se detallan las más relevantes y precisas, dado que nuestro
tema de estudio posee una muy prolífica actividad bibliográfica dada la cantidad de
asuntos y disciplinas que se inmiscuyen en éste.
AA. VV., La diffusione delle scienze islamiche nel Medio Evo europeo: convegno
internationale, Roma, 1984.
AA. VV., Ciencia y cultura en la Edad Media: actas VIII-X, La Laguna, 2002.
AA. VV., Curso de Conferencias sobre Historia de la Cartografía Española. Madrid,
1982.
ACHUTEGUI, J. J., ET ALII, I Simposio de Historia de las técnicas. La construcción
naval y la navegación, Santander 1995.
AGUIAR AGUILAR, M., “Las fuentes orientales de la Astronomía Andalusí”, en Al-
Andalus y Oriente Medio: pasado y presente de una herencia común, 2006.
AGUIAR AGUILAR, M., “Notas sobre la astronomía de herencia árabe en Occidente
en el siglo IX H./XV J. C.”, en Dynamis, 21 (pp. 257-267) 2001.
AGUIAR AGUILAR, M. Y GONZÁLEZ MARRERO, J.A., “El tratado astronómico
del sexagenarium: una aportación mudéjar valenciana a la historia de la ciencia”, Sharq
al-Andalus, 13 (1996), pp. 183-202.
AGUIAR AGUILAR, M., “Las aplicaciones del cuadrante de senos en agrimensura a
través de un tratado árabe oriental del siglo XIV”, Ciencias de la Naturaleza en al-
Andalus 4 (1996), pp. 93-113.
AGUIAR AGUILAR, M., “Notas sobre la astronomía de herencia árabe en Occidente
en el siglo IX H./XV J.C.”, Dynamis. Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque
Historiam Illustrandam, 21 (2001), pp. 257-267.
AGUIAR AGUILAR, M. Y GONZÁLEZ MARRERO, J.A., “Un tratado latino de usos
del cuadrante de senos conservado en la Biblioteca nacional de Francia (ms. lat. nº
10263)”, Faventia 27/1 (2005), pp. 113-123.
AZNAR VALLEJO, E., Viajes y descubrimientos en la Edad Media, Madrid, 1994.
AZNAR VALLEJO, E., “Los itinerarios Atlánticos en la vertebración del espacio
hispánico: De los Algarbes al Ultramar Oceánico” en Itinerarios medievales e identidad
hispánica: XXVII Semana de Estudios Medievales (Estella 17-21 de julio de 2000), pp.
47-82, 2001.
AZNAR VALLEJO, E., “Identidad y alteridad en los procesos de expansión
utlramarina: el ejemplo de ‘Le Canarien’”, Cuadernos del CEMYR, Nº 10, pp. 169-184,
2002.
BABINI, J., La ciencia en la Alta Edad Media, Buenos Aires 1968.
BABINI, J., La ciencia en la Baja Edad Media, Buenos Aires 1969.
BABINI, J., La ciencia en el período grecorromano, Buenos Aires 1968.
BAGROW, L. History of Cartography, Chicago 1985.
BEAUJOUAN, G.- POULLE E., “Les origines de la navigation astronomique aux XIVe
et XVe siècles” en Le navire et l’economie maritime du XVe au XVIIe siècles, París, pp.
103-117, 1957.
BENSAÚDE, J., L’astronomie nautique à l’époque des grandes descoubertes, Berna,
1912.
BENSAÚDE, J., Regimento do estrolabio e do quadrante. Tractado da spera do
mundo, Munich 1914.
BERNAL, J. D., Science in history, Harmondsworth 1969.
BOAS, M., The scientific renaissance, Londres 1970.
BRASA DÍEZ, “Luces y sombras en el siglo X. Gerberto de Aurillac. Año Mil”,
Revista Española de Filosofía Medieval, 7 (2000).
BROC, N. La Géographie de la Renaissance, París 1986.
CAVALLO, G, ET ALII, Il Medievo Latino, Roma 1992-97.
CROMBIE, A. C., Historia de la ciencia: de San Agustín a Galileo, Madrid 1996.
CRONE, G. R., Historia de los mapas. México-Buenos Aires 1956.
DAUMAS, M. (ed.), Storia della Scienza, Roma-Bari 1976.
DEACON, M., Scientists and the Sea 1650-1900: A Study of Marine Science, Ashgate
Publishing Company 1997.
DE MEO, C., Lingue tecniche del latino, Bolonia 1986.
DERRY, T. K. - WILLIAMS, T. I. (eds.). A Short History of Technology, Oxford 1966.
DÍAZ MARTÍN, L. V. ET ALII, Ciencia y Técnica en la Edad Media, Valladolid 1985.
DIXON, C., Navegación astronómica básica, Madrid 1985.
FLORA, F., Astronomía náutica = Navigazione astronomica, Milán 1987.
GONZÁLEZ MARRERO, J. A., “El latín como vehículo de expansión de la ciencia
árabe del siglo XV”, Boletín Millares Carlo 20 (2001), pp. 85-93.
GONZÁLEZ MARRERO, J. A., “Las islas atlánticas en el Liber de Mensura Orbis
Terrae del monje geógrafo irlandés Dicuil del siblo IX”, Anuario de Estudios
Atlánticos, 56, (2001), pp. 71-89.
GONZÁLEZ MARRERO, J. A. – MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<Tipos de
navegación desde el Mundo Clásico hasta la Alta Edad Media>>, Cuadernos de
Filología Clásica. Estudios Latinos. 2010.
GONZÁLEZ MARRERO, J. A. – MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<Técnicas
astronómicas de orientación e instrumentos náuticos>>, FORTVNATAE. Revista
canaria del Mundo Clásico. 2010. En prensa.
GONZÁLEZ MARRERO, J. A. – MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<A propósito de las
técnicas de navegación en la obra de Alexander Neckam>>, Medievalia. 2010.
GONZÁLEZ MARRERO, J. A. – REAL TORRES, C., “La interpretación mítica del
firmamento, de Cicerón a San Isidoro de Sevilla”, Revista de Estudios Clásicos.
Estudios Latinos 19 (2000), pp. 35-52.
HARLEY, J. B. - WOODWARD, D., (eds.) The History of Cartography, Vol. 1, Book
1: Cartography in Prehistoric, Ancient, and Medieval Europe and the Mediterranean,
Chicago 1987.
HARLEY, J. B. – WOODWARD, D., (eds.) The History of Cartography, Vol. 2, Book
1: Cartography in the Traditional Islamic and South Asian Societies, Chicago 1992.
HARLEY, J. B. – WOODWARD, D., (eds.) The History of Cartography, Vol. 2:
Cartography in the Traditional East and Southeast Asian Societies, Chicago 1994.
HÉBERT, E. (dir.), Instruments scientifiques à travers l’histoire, París 2004.
ISPIZÚA, S. Historia de la Geografía en las edades antigua y media con relación a los
grandes descubrimientos marítimos en el siglo XV y XVI por españoles y portugueses,
Madrid 1922.
KENNEDY, E. S., Astronomy and astrology in the medieval islamic world, Berlín
1998.
KUPCIK, I., Cartes geographiques anciennes, París 1981.
LEINEKUGEL LE COQ, M., Premieres images de la Terre, París 1977.
LEWIS, A. R., The Sea and medieval civilizations, Londres 1978.
LINAGE, A.- GONZÁLEZ BUENO, A., Occidente Medieval Cristiano, Barcelona
1992.
LINDBERG, D. C., Science in the Middle Ages, Chicago 1978.
LÓPEZ PIÑERO, J., El arte de navegar en la Europa del Renacimiento, Madrid 1986.
MANTELLO, F. A. C., Medieval Latin: an introduction and bibliographical guide,
Washington 1996.
MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<La navegación en la Edad Media y las huellas
ptolemaicas>>, Actas del V Congreso internacional de Humanismo y Pervivencia del
Mundo Clásico. Homenaje a Juan Gil. 2011. En prensa.
MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<La primera alusión a la latina a la brújula. Alexander
Neckam>>, Miscelánea Medieval. 2010.
MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<La aprehensión hacia la astronomía y la matemática en
la formación técnica del navegante>>, FORTVNATAE. Revista canaria del Mundo
Clásico. 2010. En prensa.
MEDINA HERNÁNDEZ, C., <<La navegación en la obra de Alfonso de Palencia>>,
Actas del V Congreso de Latín Medieval Hispánico. 2011. En prensa.
MILLÁS VALLICROSA, J. M., Estudios sobre Azarquiel, Madrid 1950.
MILLÁS VALLICROSA, J. M., Estudios sobre la historia de la ciencia española,
Barcelona 1991.
MILLÁS VALLICROSA, J. M., Nuevos estudios sobre la historia de la ciencia
española, Madrid 1991.
MORELAND, C. – BANNISTER, D., Antique maps, Londres - Nueva York 1983.
MOREU CURBERA, C. de N., Astronomía y navegación, Vigo 1972.
MUMFORD, L., Técnica y Civilización, Madrid 1994.
NEUGEBAUER O., A history of ancient mathematical astronomy, Berlín 1975.
ORRISON, J. L. – MUEHRCKE P. C. – KIMERLING, A. J. – GUPTILL, S. C.
Elements of cartography, Nueva York 1995.
PIGHI, G., “De re nautica vetere” Latinitas 14 (1966), pp. 241-277.
POULLE, E., Astronomie planétaire au Moyen Àge latin, París 1996.
RAISZ, E., Cartografía general, Barcelona 1972.
RONCIERE, M. de la, Mollant du Jourdin, Michel. Les Portulans. Cartes marines du
XIIe. siecle au XVIe. París 1986.
ROUGÉ, J., Recherches sur l'organisation du commerce maritime en Méditerranée
sous l'Empire romain. Ports. Routes. Trafic, París 1966.
SARTON, G., A guide to the history of science: a first guide for the study of the history
of science with introductory essays on science and tradition, Nueva York 1952.
SARTON, G., Introducción a la Historia de la ciencia, Barcelona 1970.
SARTON, J., The life of science: essays in the history of civilization, Nueva York 1948.
SHIRLEY, R. W., The mapping of the world. Early printed world maps: 1472-1700,
Londres 1983.
STAHL, W. H., Roman science: origins, development, and influence to the later Middle
Ages, Madison 1962.
TANGHERONI, M., Commercio e navigazione nel medioevo, Roma 1996.
TONTA, L., Elementi di navigazione astronomica, Livorno 1936.
VÁZQUEZ MAURE, F. – MARTÍN LÓPEZ, J., Lectura de mapas. Madrid, 1986.
VERNET, A., Études medievales, París 1981.
VERNET, J., Astrología y astronomía en el Renacimiento: la revolución copernicana,
Barcelona 1974.
VERNET, J., Estudios sobre Historia de la Ciencia española, Barcelona 1998.
VERNET, J., Estudios sobre Historia de la Ciencia medieval, Barcelona 1979.
VERNET, J., Lo que Europa debe al Islam de España, Barcelona 2001.
VERNET, J., Nuevos estudios sobre astronomía española en el siglo de Alfonso X,
Barcelona 1983.
VERNET, J., Textos y estudios sobre astronomía española en el siglo XIII, Barcelona
1981.
WILLIAM G. L. R., Geography, Cartography and Nautical Science in the
Renaissance: The Impact of the Great Discoveries, Aldershot 1985.
WOODWARD, D., (ed.), The History of Cartography, Vol. 3: Cartography in the
European Renaissance, Chicago 2007.
ZAMORANO, R., Arte de navegar (edic. de V. Sánchez Muñoz), Madrid 1973.
ZHMUD, L., The origin of the history of science in classical antiquity, Berlín 2006.

You might also like