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Una imagen común que se tiene del profesor uni-versitario es la de aquel abogado, ingeniero o
mé-dico, que conocen su profesión, pero no saben dar clase. Independientemente de las cualida-
des y habilidades personales del profesor y de aspectos de orden vocacional, esta situación tiene
algunas explicaciones.
Sin embargo, para la educación de nivel superior, y aún del medio superior, no hay programas
que pudieran considerarse de cobertura nacional y con un nivel de eficiencia aceptable.
Los programas de capacitación pedagógica, de alguna manera, han resuelto esa deficiencia del
profesional que se desempeña como docente. Sin embargo, en algunos aspectos sólo se han con-
siderado como añadidos, remiendos o pegostes que se le hacen al abogado o al médico para
que logre un nivel aceptable de eficiencia en su actividad de enseñanza. Sin embargo esto no es
suficiente.
Desde siempre en las universidades, pero de manera acentuada en estos últimos años, se ha
desarrollado a su alrededor un grupo permanente y estable de profesionistas que combinan sus
actividades profesionales con la docencia, o bien que se dedican de entero a la docencia. Esta
situación, y la necesidad de preparación pedagógica del profesor, han sido el marco para el desa-
rrollo de una tendencia nacional e internacional denominada profesionalización de la docencia
En términos generales las especialidades difieren de las maestrías en su duración -son más
cortas- y en su orientación o finalidad; están orientadas hacia una mayor comprensión de un
campo concreto de la ciencia y hacia el desarrollo de habilidades para desempeñar las funciones
específicas que se requieren. Las maestrías son un poco largas en términos de duración y crédi-
tos, de cobertura más amplia y con una mayor énfasis en aspectos de orden teórico y de investiga-
ción.
La Universidad Autónoma de Guadalajara, desde hace más de 25 años trabaja tanto en progra-
mas sistemáticos de capacitación y actualización docente, como en postgrados en educación, con
énfasis en la docencia. Actualmente los postgrados con los que cuenta la UAG para cubrir la
necesidad de profesionalización de docentes son: Maestría en Educación, Doctorado en Educa-
ción, Especialidad en Docencia Universitaria, Especialidad en Docencia en Educación Media, Es-
pecialidad en Orientación Educativa, Especialidad en Diseño Curricular, Maestría en Tecnología
Instruccional y Maestría en Educación Matemática
Los programas de profesionalización docente son una excelente opción de desarrollo para
todos los profesores universitarios que han hecho -o desean hacer- de la vida académica, una
carrera, una profesión.
El Director
IMPORTANCIA DE LA
CAPACITACIÓN PEDAGÓGICA DEL
DOCENTE
La formación de profesores es uno de los temas de mayor reflexión en México. Existen instituciones como las escuelas
normales con más de un siglo de experiencia formando maestros; las universidades han creado centros especializados en la
investigación y diseño de la capacitación docente, este ha sido un tema de vigencia permanente que en la actualidad ha
cobrado una peculiar importancia, dada la situación en extremo crítica en que se encuentra la educación en todas partes y
en todos los niveles.
La formación del magisterio debe concebirse como un proceso permanente, que conlleva en su desarrollo amplios
debates académicos que han dado lugar a replanteamientos de políticas y objetivos. Cierto que el mejoramiento del trabajo
docente, no depende únicamente de los programas de capacitación y actualización; pero sí pueden contribuir a que los
profesores reflexionen acerca de su inserción en el tiempo que les ha tocado vivir, para que participen de una manera más
protagónica en la construcción de un porvenir mejor, tarea que redundará en la construcción de una pedagogía basada en el
conocimiento profundo de su objeto (El hombre).
En los últimos 20 años en las universidades e instituciones de educación superior, se ha dado preponderancia a la
realización de actividades de formación de profesores. Tales actividades han impulsado la profesionalización de la docencia
con dos grandes orientaciones: la formación técnica-pedagógica, por un lado, y la actualización en las áreas disciplinarias
por el otro, pero en pocas ocasiones se han ocupado de ambos aspectos a la vez.
Los programas traducen las más diversas y contradictorias concepciones y tedencias vigentes en el medio, ya que en
cierta forma exprean los problemas propios del campo educativo.
Pudiéramos bosquejar una cronología en el surgimiento y consolidación de una determinada modalidad de programas
para la formación docente universitaria; sin embargo, es improtante considerar que el tránsito de una etapa a otra no ha
implicado que necesariamente desaparezcan las modalidades anteriores:
Primera etapa (1971-1973). Cursos de actualización autónomos. Se trata de cursos y talleres “a la carta” sobre
tecnología educativa, elaboración de programas por objetivos de aprendizaje, evaluación del aprendizaje, elaboración de
materiales didácticos, micro enseñanza, técnicas grupales, etc.. Su intención es instrumentar al docente para hacerlo
eficiente, y así elevar el nivel académico.
Segunda etapa (1974-1975). Programas estructurados de formación docente. Los cursos, talleres y seminarios se
ofrecieron en una forma estructurada con diversos propósitos (especializar en docencia, producir materiales de autoformación,
formar el experto en currículo, etc.) y con diversas tendencias (tecnología educativa, enfoques que privilegian aspectos
psicológicos y continúan omitiendo aspectos sociales del trabajo docente, etc.)
En el campo de la educación superior se empiezan a introducir otros contenidos que propician la reflexión, se gesta una
importante corriente de crítica a la tecnología educativa y de búsqueda de propuestas alternativas. En este momento es
importante el hecho de que los docentes, una vez que habían adquirido una serie de elementos técnicos, se confrontasen
Una opción sería que los programas de formación buscaran ofrecer al docente la
posibilidad de ser ejecutor de sus acciones a partir de la reflexión sobre su propia
problemática, incorporando en su historia el quehacer cotidiano para desarrollar
su práctica profesional.
nuevamente con su práctica y se diesen cuenta de que las cosas no cambiarían tan mágicamente como esperaban, situación
que impulsaría a nuevas búsquedas.
Tercera etapa (1976-1998). Posgrado en educación. En este periodo las especializaciones, maestrías y doctorados se
incrementaron de manera considerable; por una parte, favorecidos por las políticas de educación superior, por otra, por la
misma masificación de la universidad que corre paralela a la devaluación de los títulos académicos, o bien por el mismo
“boom” de los estudios en educación.
En cuanto a las orientaciones y tendencias referentes a contrenidos, encontramos la más amplia gama: docencia univer-
sitaria, educación especial, tecnología, administración, evaluación y planeación educativa, etcétera.
Y las más diversas modalidad: cursos del área educativa incorporados tangencialmente a otros contenidos disciplinarios,
programas en educación estructurados en sí, pero fragmentados de los contenidos propios de la carrera; exclusivamente
programas sobre educación: (posgrado que requiere el tiempo completo del estudiante, o bien tiempo parcial).
Conclusión:
Se ha señalado que, por un lado, la formación de profesores intenta “pedagogizar” al docente, en detrimento de la
necesaria profundización del conocimiento disciplinario, y por otro, que con la actualización curricular, el maestro se
convierte en un “especialista” sin adquirir un compromiso con su propia práctica, al no analizarla y ubicarla institucional y
socialmente.
Para realizar con éxito estos programas sería importante contar con profesores interesados en el estudio y la investiga-
ción de su propia práctica, con base en el estudio epistemológico, teórico, metodológico y técnico, comprendiendo que se
trata de un proceso que le permitirá ampliar, profundizar y transformar su práctica docente.
Las autora es coordinadora de talleres de la Secretaría de Educación de Ciencias de la Salud (SECS), en la UAG.
FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN,
TEORÍA EDUCATIVA Y DIDÁCTICA
(Primera Parte)
Cuando hablamos de preparación docente sistemática hemos de reconocer la división del estudio de la educación:
la multiplicidad de caminos para transitar la preparación, las condiciones propias de la situación educativa nacional
y las necesidades surgidas de ella, así como las urgencias, posibilidades y todo cuanto sea pertinente.
En cuanto a la división del estudio de la educación podemos distinguir al menos, tres grandes áreas:
a) La Filosofía de la Educación, en primer campo podemos reconocer el acuerdo casi universal en aceptar la
dependencia esencial a una filosofía, como claramente dicen Dehovre y Jordan: “Todo sistema de educación está
basado sobre la filosofía de la vida”(1), ahora bien, lo mínimo solicitado a la filosofía es la respuesta a las
interrogantes básicas: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? Y ¿a dónde voy?
Estas repuestas dan por resultado aquello que los alemanes llaman weltanschauung, y que es el entramado
rector de toda la vida. Conocer la weltanschauung es muy importante, es como el faro de los puertos, sin él
estamos perdidos y las acciones educativas carecerán de eficacia, incluso acciones muy loables pueden resultar en
una radical oposición y terminar construyendo todo el proceso educativo.
De estas respuestas básicas sobre el hombre solicitadas a la filosofía se derivan las repuestas básicas de la
Filosofía Educativa. Lo que la Filosofía Educativa debe responder, esencialmente, son tres preguntas: ¿Quién se
educa? ¿Por qué se educa? ¿Para qué se educa?
Nos parece evidentemente la importancia de la respuesta, pues no es lo mismo afirmar: El hombre, que decir, los
animales, incluido el hombre. Tampoco es lo mismo responder, el hombre se educa por y para la democracia,
como, veremos adelante; que decir, el hombre se educa para un destino ultraterreno.
b) El segundo gran campo de la educación es la Teoría de la Educación. Aquí se trata del sistema basado en
la filosofía educativa y cuya importancia radica, entre otras cosas, en:
2) Ser el sistema coherente de las verdades, los axiomas, las leyes y los postulados de la educación, los cuales
dirigen la investigación, los métodos, técnicas educativas y la práctica real del profesorado.
Como dicen Redden y Ryan, “por ciencia de la educación se entiende el cuerpo sistematizado de verdades
que se refieren al mejor y más eficiente medio de llevar tal influencia, de modo que el individuo pueda ocupar
el lugar que le es propio en la vida y alcanzar su fin en ella, y la eterna felicidad en el cielo" (2).
La Teoría Educativa impone, por lo tanto , líneas de acción coherentes para el logro del fin educativo, límites
de la acción y posibilidades progresivas de la praxis educativa. Por todo lo anterior, la peor forma de realizar una
teoría educativa es el llamado eclecticismo.
Esto no significa la imposibilidad de incorporar nuevos conocimientos, sino la limitante propia de toda teoría, esto
es, para incorporar cualquier nuevo conocimiento solo existen dos caminos: 1) Hacer una nueva teoría, tal como se
observa en la historia de la ciencia; 2) incorporarlos según su natural posición dentro de la teoría existente.
c) El tercer campo es la Didáctica. Este nivel, al igual que el anterior ha de mantener la coherencia explícita e
implícita con la filosofía de la educación, aunque de manera remota e indirecta, y con la teoría de la educación,
de manera clara, explícita e implícitamente, pues la didáctica toma directamente de la teoría de la educación sus
normas y sus principios, si realmente pretende ser una didáctica científica.
En este punto vale hacer algunas observaciones tendientes a aclarar el concepto de didáctica con el objeto de
evitar malas interpretaciones, pero hemos de ser breves, pues nuestro objeto no es hacer una didáctica, ni siquiera
de un análisis profundo de este aspecto de la educación. Por lo tanto nuestras observaciones se reducen a esto
mismo, simples anotaciones aclaratorias.
Por didáctica se entiende genéricamente, el arte de enseñar. Por este concepto parece clara la posición de ella,
se trata de un arte y, como tal está sujeta a ciertas normas y técnicas especiales; por otra parte, como todo arte,
exige un elemento creativo de carácter personal.
Esto es, todo arte posee normas propias para su ejecución, pero no se agota en ello, sino que las trasciende con
elementos aportados por el artista. Este elemento creativo aportado por el artista es la diferencia entre un Miguel
Angel, u otro grande de la pintura, y un pintor mediano.
Así mismo, la didáctica contiene una serie de normas y técnicas, pero no basta con conocerlas y lograr cierto
dominio de ellas; requiere el aporte humano y personal, de quien las usa para llevarlas a un alto grado de perfección.
Esto explica, en parte, el juicio diverso que reciben ciertas técnicas por parte de los usuarios, también explica, en
parte, la efectividad tan distinta lograda por profesores distintos usando una misma técnica. Damos por conocida la
...El arte de educar no puede estar
librado a un experimen-talismo
didactista.
importancia del grupo, la asignatura y otros factores. De hecho, consideramos que en el arte no existen recetas de
cocina.
Ahora bien este arte no es un arte cualquiera, tampoco es como la pintura y la escultura, pues si bien es cierta la
dificultad en la pintura y en la escultura, y también es cierta la transcendencia de los errores en estas artes, no se
pueden comparar los efectos.
Nos parece clara la gran diferencia entre las consecuencias del error en la pintura y la escultura comparadas con
la trascendencia de los errores en la educación, pues no se trata de un pedazo de lienzo y un poco de pintura
desperdiciadas, tampoco se trata de un poco del más fino mármol desperdiciado, no se trata de seres desechables
y sustituibles.
En el arte de enseñar se trabaja con personas concretas y ninguna persona es medio o simple objeto, sino un ser
con una misión trascendente y un destino ultraterreno fuera de nuestros intereses.
Es clara nuestra postura: a nivel de la filosofía educativa tenemos la firme convicción del destino ultraterreno de
toda persona, destino querido y señalado por Dios. A nivel de la teoría de la educación sostenemos el valor intrínseco
y esencial de la persona, alumno, llamada a un destino ultraterreno al cual accede, al menos en parte, por la educación,
pues bien dice el maestro Anacleto González Flores:
“La Educación comprende dos elementos, uno de carácter negativo y otro de carácter positivo; el primero
es la preservación del mal, el segundo consiste en enseñar a aquel a quien se educa a luchar abierta y
victoriosamente contra el mal y hacerse superior a todas las amarguras y dolores de la vida” (3).
Lo mismo se le ordenó a San Juan Bosco en su primer sueño: “Ponte, pues ahora mismo a enseñarles la
fealdad del pecado y la hermosura de la virtud” (4). De manera tal que el arte de educar no puede estar
librado a un experimentalismo didactista.
Por otra parte, la didáctica exige la interpretación de la enseñanza, pues de este arte se trata. El término proviene
del latín insignere, cuyo significado es: señalar, distinguir; y tiene por sinónimo el de mostrar, del latín mostrare, que
significa exponer a la vista. Ambos significados son concordantes y apuntan a una misma acción, por lo cual podemos
decir que el sentido etimológico de enseñar es: poner ante otro algo para ser mirado y distinguido.
Podemos ahora, terminar esta breve reflexión sobre el difícil arte de enseñar, resaltando la necesidad de, al
menos tres cosas:
b) Ese “otro” ha de haber encontrado, distinguido, algo valioso para ser mirado, debe haber seleccionado lo que
va mostrar.
c) Debe decidirse por la forma o modo en que quiere que el primero, el alumno, mire esa realidad valiosa.
Es claro el lugar donde se coloca la didáctica, su finalidad es dar la solución al tercer punto, pero no ha de
pretender hacerlo a priori, una buena didáctica debe atenerse a las exigencias propias del objeto a ser mostrado,
y a otras condicionantes. Los puntos a y b los aportan la filosofía y la teoría educativa, aunque no de manera
exclusiva.
Ciertamente podríamos avanzar mucho más por estos caminos, pero permítasenos suponer el logro de nuestro
objetivo en esta parte: mostrar el estrecho vínculo entre las tres partes del estudio de la educación. En posteriores
entregas, nos permitiremos pasar a una parte de la didáctica, llamada, con suma ligereza y, quizá, con afán de
novedad, “Dinámica de grupos”, nombre impropio por múltiples razones, algunas de las cuales nos permitiremos
analizar.
______________
NOTAS:
1) Dehovre y Jordan, "Pedagogos y pedagogía del catolicismo". Ed. Fax, Madrid, 1946. p. 46
2) Redden y Ryan, "Filosofía católica de la educación", Morata, Madrid, 1961, p. 66.
3) González Flores, Anacleto, Ensayos, discursos", Jus, México, 1967. p.65.
4) Bosco, Juan (San). "Obras fundamentales", BAC, España 1978. Ed. preparada por Canals Pujol, Juan y Martínez Azcona, Antonio. p. 350.
El autor es licenciado en Psicología y pasante de la maestría en filosofía, de la UAG. Actualmente es catedrático del Departamento de Filosofía
y Ciencia de la UAG.
CONSIDERACIONES FILOSÓFICAS SOBRE EL MÉTODO CARTESIANO
DUDA Y ESCEPTICISMO
Por: Manuel Vargas de la Torre
El principio en que se basa: “nada puede ser conocido con certeza”, o es verdadero o es falso.
Si lo primero, algo hay que sabemos con certeza y el escepticismo universal cae en contradicción.
He aquí las palabras de Platón: “O sabes lo que dices o no lo sabes. Si lo sabes es porque el hombre puede
saber alguna cosa; si lo ingnoras, nada digas, de otro modo pasarías por un insensato”.
Algunos historiadores de la Filosofía han pretendido que la llamada duda metódica de Descartes no es tal en realidad
y que antes de que aparecieran las primeras críticas del “Discurso del Método”, había razones para creer que la duda
cartesiana era real. En efecto, he aquí las palabras de Descartes:
“Yo me propuse arrancar de mi espíritu todas las ideas que me enseñaron... La resolución de deshacerme de las
ideas recibidas, para sustituirlas por otras depuradas en el tamiz del propio juicio y de la propia razón, no es ejemplo que
todos deben imitar”.
Sea como fuere, es indudable que, como la de los escépticos, ella es universal o pretendió serlo.
Los errores de los sentidos, los falsos razonamientos, las ilusiones de los sueños y hasta la suposición de un espíritu
maligno siempre empeñado en hacernos caer en error, movieron a Descartes a dudar de todas las verdades, hasta de
aquellas que aparecen evidentes por sí mismas. Bien pronto, dice Descartes, “descubrí que mientras trataba de pensar
que todo era falso, resultaba forzosamente necesario que yo que lo pensaba fuese alguna cosa. Noté que esta verdad:
<<yo pienso, luego soy>>, era una verdad tan firme, que ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos
podrían destruirla y que, en consecuencia, era lícito ponerla como el primer principio o principio fundamental de la
Filosofía”.
Preguntándose por las condiciones exigidas para que una proposición fuese cierta o verdadera, el análisis del
principio: <<Yo pienso, luego existo>> no revela cosa alguna, sino que se ve muy clara y muy distintamente que para
pensar es necesario existir, y que por lo tanto puede tomarse como regla general que las cosas que se miran de este
modo -muy claras y muy distintiamente-, son todas verdaderas.
La doctrina cartesiana constituye el mejor ejemplo de que la duda universal, aun ficticia o metódica, es una trampa
fatal de la que el conocimiento no puede jamás salir. En efecto, si Descartes ha dudado de todo, como dice, debió dudar
La doctrina cartesiana constituye el mejor ejemplo de que la duda universal,
aun ficticia o metódica, es una trampa fatal de la que el conocimiento no
puede jamás salir.
incluso del principio de contradicción. Este principio, una vez puesto en duda nos puede llevar al siguiente resultado:
<<Pienso, luego no existo>>, o bien: <<no pienso, luego existo>>.
Es así que Descartes implícitamente siguió creyendo en ese principio de contradicción que es inmediatamente
evidente, luego tampoco debió dudar legítimamente de otros principios que tienen la misma calidad de su inmediata
evidencia. Se ve, pues, que Desacrtes fue infiel a su método y que su duda no es realmente universal.
En este primer momento de su método vemos a Descartes en posesión de una sola verdad filosófica: Descartes
sabe que existe. Ahora bien, preguntamos ¿por qué lo sabe? Lo sabe porque Descartes considera que para pensar es
forzosamente necesario existir. Pero esto no significa, argüímos nosotros, que el pensamiento sea necesariamente la
operación de una sustancia, porque cabe la hipótesis de su pensamiento subsistente, que es, en resumidas cuentas, la
conclusión, por demás errónea, a la que llega Descartes cuando afirma que la esencia del alma es el pensamiento.
He aquí a Descartes encerrado en el círculo de hierro de su propio pensamiento. Lógicamente, Descartes sólo sabe
que su pensamiento existe. Una vez en ese plano, el tránsito del orden ideal al orden real es un salto mortal que nunca
llega a su fin. Si las cosas existen, sólo existen en nuestro pensamiento. El verdadero padre del idealismo moderno es
Descartes.
El punto de vista cartesiano se reduce lógicamente: dudo, esta duda es pensamiento, luego el pensamiento de mi
duda existe ¿cómo salir de esta duda? La tarea es imposible y todos los ensayos que intenta Descartes para salir de ella
son una serie de violaciones a su método, como cuando pretende demostrar la existencia de Dios por la idea de
perfección.
Yo dudo, dice Descartes, pero dudar es lo propio de un ser imperfecto. Es así que yo tengo la idea de perfección,
luego esa idea sólo me puede venir de un ser perfecto, esto es, de Dios.
¿Cómo podría Descartes afirmar que dudar es lo propio de un ser imperfecto? ¿Cómo afirmar como cierta esta
tesis, sin ser infiel, al mismo tiempo, al principio de su duda metódica universal? Esta tesis tampoco puede deducirse, lo
que en el sistema cartesiano sería un camino válido del principio, <<pienso, luego soy>>, porque no está de ninguna
manera contenida en él.
El argumento ontológico de la existencia de Dios propuesto por San Anselmo, fue desarrollado por Descartes poco
más o menos así: “El ser que yo concibo como perfecto debe existir, pues si no existiera, al menos le faltaría una
cualidad para ser perfecto; es así que yo concibo un ser perfecto, luego, Dios existe”. Estaba ya demostrado, desde
hacía muchos siglos, que aquí se comete un sofisma conocido con el nombre de tránsito indebido de lo subjetivo a lo
objetivo o del orden puramente ideal del orden real.
Con lo dicho queda suficientemente rebatido el método cartesiano. La filosofía de Descartes se quiebra por su base.
Por cierto, Descartes no hubiera cometido muchos de sus errores si hubiera tenido en cuenta esa vieja filosofía que se
vanagloriaba en ignorar. Causa molestia oír a Descartes declarar a Gassendi: “Que ni siquiera me preocupa saber si ha
habido hombres antes que yo y voy a filosofar como si estuviera solo en el mundo”.
El autor es pasante de la Maestría en Filosofía por la UAG. Pertenece al Centro de Estudios Humanísticos.
...Y la inocencia ¿Dónde está?
Por: Florencio Mendoza Hernández
PARECE MUY NORMAL QUE EN ESTE FIN DE SIGLO la sociedad esté adormecida, y a veces, indiferente a lo que está
sucediendo a los infantes, tanto en nuestro país como en el mundo entero.
Bastantes campañas se han estado realizando para satisfacer sus necesidades económicas, que en cierta manera
los alienta a tomarle sentido a la vida, pero definitivamente hacen falta otras cosas más.
No se menosprecia esa labor social que muchas personas u organismos promueven, dedicando parte de su tiempo
y en algunos casos una entrega completa para llevarles alegría, pero no olvidemos que sólo se está dando una parte de
ese apoyo necesario, también es un deber orientarlos y darles apoyo moral.
En estos tiempos, las familias agobiadas por su difícil situación económica, han preferido preocuparse más por el
sustento material, y ser indiferentes a ese apoyo moral e inclusive espiritual, que tanta falta hace a los niños.
Haciendo remembranzas de las familias que estaban formadas por más de cinco miembros, hasta los 70, se recuer-
dan aquellos padres de familia que luchaban por unirlas y enseñarles el camino de la rectitud y el bien.
Se fomentaba el respeto a los mayores, a los bienes ajenos, a los vecinos, a los compañeros, es decir, al prójimo, pero
también se les enseñaba a trabajar, a estudiar y a convivir.
La autoridad tan respetada que se tenía hacia los padres, pasaba a segundo término y en algunos casos se limitaba.
Con ello se demostraba que se hace más notorio el desenfreno emocional de la juventud, y comienzan a refugiarse
en la música rock, las drogas, homosexualismo, lesbianismo, amor libre, aborto, satanismo y delincuencia. Pocos, en
realidad, se daban cuenta de lo que se estaba pre-
parando en detrimento de las generaciones futuras.
Hoy por hoy, éstos son los jóvenes modelos a seguir: el hombre de © Copyrigth. IMSI. Masterclip.
la nueva era, alejado de los principios que lo deben conducir a su destino final.
No olvidemos, además, que a partir de 1990, nuevas estrategias de publicidad comienzan a generar mercados
potenciales entre la niñez, pero de igual manera orientadas a pervertir la mente de los pequeños.
Se empiezan a fabricar videojuegos con exceso de violencia, juguetes con imágenes horrendas, diversiones peligro-
sas para su corta edad, caricaturas tendenciosas con lenguajes obscenos, distracciones enfocadas hacia la maldad.
Todo esto unido a un mismo fin: distraer sus pensamientos disfrazando la malignidad, con apariencias de bien.
Lo anterior suponía que las actuales promociones se dirigían a un estrato social exclusivo, pero los acontecimientos
que se han venido presentando demuestran lo contrario.
La mayoría de los niños que viven en la calle, que no gozan de solvencia económica y están obligados a trabajar
sufriendo cualquier tipo de agresión física o moral, también son consumidores potenciales y esto es lo que más preocupa
hoy en día.
Algunas estadísticas de organismos asistenciales describen que el 95% de los niños que viven fuera de la potestad
familiar se drogan, gastan su dinero en videojuegos y muchos se prostituyen.
Si ya se había comprobado el éxito obtenido con los jóvenes, ¿por qué no planearlo también para los niños? Así sale
a la luz pública que la empresa Walt Disney, dedicada al entretenimiento blanco, decide producir caricaturas donde el
mal vence al bien, con esas escenas en donde se burla de la religión cristiana, agregando además secuencias que
promueven los antivalores.
Nuevamente se empieza a combatir su inocencia, se les da acceso a Internet, a la televisión por cable, medios de
comunicación que les permiten visualizar imágenes o leer textos que no pueden comprender a su corta edad, pero ya
tienen sembrada la duda.
Y qué decir de los niños conducidos a la perversión en su propio hogar, donde sufren vejaciones, malos tratos o
castigos indignos de un ser humano.
A nivel mundial existen bandas de pederastas, que utilizan la inocencia de los niños para hacerlos participar en
películas pornográficas, homosexuales que los adoptan para pervertirlos, mafias que los controlan, para la explotación
comercial y abusos físicos que llegan a la misma muerte.
La esperanza existe, pero para
ello es necesario que los padres
de familia retomen su deber y
responsabilidad, siendo los guías
morales y espirituales de sus
hijos, enseñándoles el camino
del bien, fomentando los valores
y principios que deben regirlos,
para no tener que lamentar en lo
que está terminando este fin de
siglo.
Foto: J. Reyes
El colmo del mal ha invadido los hogares donde sus propios padres los utilizan para satisfacer sus vicios, induciéndolos
a pedir limosna hasta la madrugada, poniéndolos en riesgo grave de perder sus vidas.
La Secretaría de Salud ha dado a conocer que los niños que son atendidos en tratamientos psicológicos, manifiestan
un alto grado de inseguridad, han perdido la autoestima. De igual forma presentan debilitamiento emocional y sienten
temor hacia las personas adultas, y es que en el mundo actual se ha perdido por completo el respeto a los infantes.
Las notas periodísticas que se publican a diario, siguen anunciando desde malos tratos hasta crímenes horrendos,
niños quemados en su hogar al estar encerrados porque sus padres salieron a tramitar su divorcio, o violados por
drogadictos y degenerados al encontrarlos solos.
La lista de encabezados es interminable, pero todos con un mismo ingrediente, futuros jóvenes que perderán el
respeto a sí mismos, hacia los demás, y estarán preparados para violar las normas más elementales que la vida cotidiana
exige para un buen comportamiento.
Generaciones de personas que consumirán todo lo que el mundo ofrece, pero aun así, a pesar de los malos tratos, los
niños manifiestan sus sentidos en algunos escritos, que muchas veces conmueven, y que vale la pena transcribir.
La esperanza existe, pero para ello es necesario que los padres de familia retomen su deber y responsabilidad,
siendo los guías morales y espirituales de sus hijos, enseñándoles el camino del bien, fomentando los valores y principios
que deben regirlos, para no tener que lamentar en lo que está terminando este fin de siglo.
El autor es ingeniero de
profesión. Actualmente
labora en el diario Ocho
Columnas
Las escuelas laicas
Por: Héctor S. Gómez González
Laico tanto significa como lego; viene de laos, voz griega que significa pueblo y plebe. Escuela laica, atendiendo
el significado de la palabra, puede traducirse por Escuela popular o del pueblo.
Pero no es así como la entienden los conspiradores en contra de la escuela cristiana y del buen sentido común; para
éstos, Escuela laica es la Escuela no religiosa, esto es, la escuela impopular y más antipopular de todas las escuelas.
Escuela laica no significa, pues, escuela del pueblo o de la plebe, como la traduciría un griego, si resucitara, ni
menos escuela regida por legos; ni tampoco escuela neutra o inconfesional.
Escuela laica, para los intelectuales que tienen hipotecada la inteligencia a sociedades anticristianas significa la
Escuela sin Dios o atea, y por tanto, enemiga prácticamente de Dios y de cuanto con Él se relaciona, empezando por
el alma y su educación, y terminando por la moral, el derecho, la sociedad, y hasta el sentido común.
Si educar es desarrollar en el hombre todas las facultades que Dios le ha dado, en orden a los fines que Él mismo le
ha señalado, y conforme a las leyes por Él establecidas, descartando a Dios de la educación, carece ésta de principio,
fin y norma adecuados, por ignorar de dónde viene, a dónde va y por dónde debe ir o guiarse el educando, para no errar
ni perderse.
Y esto es lo primero y más fundamental en Pedagogía, resulta que la Escuela laica es la ignorancia
del a b c pedagógico, es la antieducación, es la antipedagogía más fundamental o radical.
Llamar, pues, a la Escuela laica la última palabra del adelanto pedagógico, es el summum de la
ignorancia y el non plus ultra de la pedantería, todo en una pieza.
Resulta interesante hablar de masculinidad y de femineidad en estos tiempos que la moda unisex se encuentra en boga.
Los roles masculino y femenino se asumen en el hogar y se asientan durante el proceso de socialización.
La familia, dice Nieto H. Margarita(1), es la institución social que dirige la formación física, moral y espiritual del
niño. Es en el hogar donde crece y se desarrolla acorde a los preceptos dictados por sus padres.
Y así, en la familia, de una manera suave, se inicia el proceso de socialización que va conduciendo al aprendizaje de
formas de comportamiento aceptadas y aprobadas: las niñas desarrollan una conducta femenina y los niños desarrollan
una masculina.
Sucede que cuando el joven crece en el contexto de una familia mal integrada, con modelos que nos fueron los
idóneos para identificarse con el rol que le corresponde, se encuentra expuesto con mayor desventaja a las influencias
externas negativas de su medio ambiente, entre otras, las de los medios masivos de comunicación. Estos se encargan
de enviar diariamente mensajes confusos y ambiguos respecto a la sexualidad.
La mercadotecnia de los medios masivos de comunicación tiene como fin vender, y para ello se encuentra fuerte-
mente preparada, haciendo uso de video-clips, la moda, letras de canciones, revistas de ídolos del momento, etc. Todo
ello acompañado de las consabidas fórmulas rápidas (light) para tener éxito social y superar los sentimientos de
inadecuación, inseguridad, etc. Esos sentimientos son propios de la adolescencia.
Los medios masivos de comunicación se caracterizan por introducir en los diversos estratos sociales pautas de
comportamiento y de consumo; se ha estudiado y comprobado que cada medio (TV, prensa, cine, radio, etc.) ejerce
sobre su auditorio diferentes tipos de influencia, que van desde la función persuasiva, a la enajenación y la manipula-
ción.
El adolescente puede hacer uso de la moda unisex o se puede convertir en un comprador compulsivo; lo inquietante
es que asume el rol equivocado, adoptando comportamientos del sexo contrario.
Los medios de comunicación pueden persuadir e inducir actitudes específicas a los jóvenes, lo cual no preocuparía
ni tendría la mayor importancia si los jóvenes estuvieran entrenados para discriminar selectivamente lo que perciben,
pero esto desafortunadamente no ocurre así.
Es difícil cubrir el sol con un dedo; de la misma manera, lo es evitar que el joven se asome a las atractivas ventanas
que son los medios y que simplemente están a la mano.
¿Qué podemos hacer los que nos entramos involucrados en la tarea educativa para reforzar las conductas mascu-
linas y femeninas? Podemos elaborar programas que discutan las diferencias individuales en cuanto al sexo. Podemos
elaborarlos en base a los siguientes indicadores:
Un plan que contemple debidamente estos aspectos, debe incluir todo lo siguiente:
Conclusión:
Sabemos los maestros que no es fácil contrarrestar todos los estímulos y mensajes a los que se encuentran expues-
tos los jóvenes fuera del aula, pero debemos capacitarnos para trabajar con las diferencias individuales, fortalecer una
relación maestro-alumno efectiva y, sobre todo, no perder de vista que los maestros también somos modelos de identi-
ficación.
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NOTAS:
(1) Nieto H. Margarita: “Por qué hay niños que no aprenden”.
La autora es docente en
el área de ciencias
sociales del CBTIS No.
41. Cursa la maestría en
Educación por la UAG
en la unidad Ensenada,
B.C.
EL EDUCADOR PRÁCTICO
Nuestra tarea es hermosa y muy importante, es necesario que estemospreparados para abrir un espíritu y forjar un
carácter, para levantar un alma y preparar una larga sucesión de influencias durante toda la vida, con la finalidad de que
ayuden al perfeccionamiento personal y al perfeccionamiento de los demás. Ya que nuestra tarea no es una labor
cualquiera. Es necesario que cada día, cada mañana, cada hora, cada minuto, cada instante de nuestra vida, tengamos
la visión fresca y objetiva de ese panorama que abarca el proceso de la educación, para que no sea desviado, a veces,
por la vulgaridad de algunas tareas y de la ingratitud de ciertas naturalezas, por ejemplo, cuando nos llega la envidia por
otros o, simplemente, estamos celosos porque los otros están haciendo las cosas bien y mejor que nosotros.
Pero fuera de esos casos, muy raros por cierto, en el medio normal,
no debemos de abandonar a nuestros colegas. Sepamos colaborar, ya
que la justa posición oficial no basta, es necesario el entendimiento leal
y cordial, la comprensión, el sacrificio y el amor propio.
Otro de los errores notables en nuestra labor es el exagerado "yoyismo" (aunque la mayoría de nosotros no lo
notamos, los demás sí lo hacen), porque no queremos aceptar o porque simplemente estamos ciegos por las barreras
que nos impiden ver, vemos en los demás cosas que no vemos en nosotros, o, como dice el dicho vulgar, la zorra no se
mira su cola, pero sí ve la de los demás.
Cuando alguno de nosotros habla, debe evitar este "yoyismo", identificándonos con este punto y con nuestro mundillo
y, en lugar de usar el "yo" o el "mi" por delante de todo, usemos de manera natural el plural "nosotros" y así evitaremos
esa influencia que es reprochada por los pedagogos y educadores. También evitemos hablar de nuestros triunfos o
nuestras penas, de nuestras actitudes, de nuestra familia, etcétera.
Tratemos de sacrificar ese ego que se externa y que ponemos por delante de todo, seamos modestos y tratemos de
practicar la virtud de la humildad. No queramos estar en todas las pláticas o hablar demasiado con ese "yo" y ese "mi".
El autor es licenciado en educación y pasante de la maestría en Filosofía por la UAG. Actualmente es asesor docente del Departamento de
Aprendizaje de la DAPA.
Los proverbios enseñan mucho de educación
De la docílitas
“Porque la indocilidad
lleva a los necios a la muerte...” (Prov. I, 32)
El insigne parlamentario español, Donoso Cortés, decía en 1850: “El error fundamental en esta materia consiste en
creer que los males que Europa padece nacen de los gobiernos. Yo no negaré la influencia del gobierno sobre los
gobernados... Pero el mal es mucho más hondo, el mal está en los gobernados; el mal está en que los gobernados han
llegado a ser ingobernables” (1). Hoy podemos aplicar este razonamiento a la educación y decir: “El mal está en que los
educandos han llegado a ser indóciles a la educación”. Y también suscribimos lo dicho por Donoso Cortés, respecto a
los gobernantes, aplicado a los profesores. Más aún, aceptamos como válido para profesores y alumnos la afirmación
“el burlador no ama al que le reprende, ni se junta con sabio... el corazón inteligente busca la sabiduría, la
boca del necio se pace con sandeces” (Prov. XV, 12,14).
Sin embargo, no hemos de creer que todo lo logra la dulzura del maestro, pues lo primero es la docilidad del
educando: “Zarcillo de oro y collar de plata es para el oído dócil la amonestación de un sabio” (Prov. XXV, 12).
Es claro el asunto, el docente ha de ser amable, pero su amonestación lo será si hay docilidad en quien escucha; por ello
nos dice: “da más resultado la reprensión en un sensato que cien azotes en un necio” (Prov VII, 10). Y no se crea
que el Sagrado Libro desecha la vara: “Quien hace poco uso de la vara quiere mal a su hijo; el que lo ama, le
aplica pronto el castigo” (Prov. XIII, 24). Pero dice aún mucho más: “castiga a tu hijo pues hay esperanza; pero
no te dejes llevar a darle muerte” (Prov. XIX, 18). Y atempera con precisión: “¡Cuan buena una palabra dicha a
tiempo!” (Prov. XV, 23).
Ciertamente más de un “moderno” dirá: “¡Se va a traumar!”, “¡Qué violento e injusto!”, “¡Cavernario!” Afortuna-
damente para mí, no soy yo quien esto afirma, son las Sagradas Letras y todo buen católico sabe que son Palabras
Divinas. De esta manera tendrán el siguiente dilema: O Dios se equivocó, o los Freud y cía., están errados. Respondan
los católicos y quienes no lo son, pues bien sabido es que incluso en la India el precepto es más extremoso, y los
protestantes no han borrado este Libro Sagrado. Baste notar que negar la Verdad Divina muestra, precisamente,
indocilidad y, por lo mismo, dificultad para la adquisición de la sabiduría.
Terminemos esta breve anotación citando al filósofo y educador Josef Pieper: “<<En las cosas que atañen a la
prudencia nadie hay que se baste a sí mismo>> (S. Th. 2-2, q 49, ad 3); sin docílitas no hay prudencia perfecta.
Naturalmente que por docílitas, no se ha de entender la docilidad ni el celo inconciente del “buen escolar”. El término
alude más bien a esa disciplina que se enfrenta con la polifacética realidad de las situaciones y cosas que brinda la
experiencia, renunciando a la absurda autarquía de un saber de ficción. Por docílitas debe entenderse el saber-dejarse-
decir-algo, aptitud nacida no de una vaga “discresión”, sino de la simple voluntad de conocimiento real (que implica
siempre y necesariamente auténtica humildad)” (2).
Ese saber-dejarse-decir-algo se ha perdido, en mucho, con ese afán de llevar siempre la razón y creer que nunca
nos equivocamos, por ese engreimiento que nos hace creernos los superhombres que todo lo descubren por sí mismos,
por ese afán de desprecio a lo hecho por otros. Por ello nos reprocha la Sabiduría: “Os convidé y no respondisteis,
tendí mis manos y nadie prestó atención; rechazasteis todos mis consejos, y ningún caso hicisteis de mis amo-
nestaciones. Por eso también yo me reiré de vuestra calamidad, y me burlaré cuando os sobrevenga el espanto,
cuando os sobrevenga cual huracán el terror...” (Prov. I, 24s.), y Mons. Dr. Juan Straubinger nos advierte en su
comentario de este “rugido ante la indiferencia, la inercia endeble o la artera hipocrecía...”
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NOTAS:
2) Pieper, Josef, “Las virtudes fundamentales”, Rialp, 4a edic., Madrid, 1990, p. 149.
PSICOLOGIA EDUCATIVA
Un diamante en la formación
del hombre
Por: Juan Martín Aréchiga Maravillas
En los momentos actuales nuestra sociedad enfrenta cambios acelerados, en los que se busca sentar las bases para una vida
productiva y preparar a los educandos para enfrentar los retos que la sociedad le impone, por lo que las instituciones
educativas tienen el compromiso de res-ponder a esas experiencias y necesidades que exaltan el desarrollo armónico del
individuo, en el que la misma sociedad lo subordina a un bien común y busca en él una identidad nacional.
Para lograr dichos propósitos se considera importante que se conozca el Qué de la Educación. Al responder a este
cuestionamiento es importante comprender las diferentes teorías educativas, en las que se puede precisar el perfil del
educando que necesita la sociedad.
El maestro juega un papel fundamental, por ser el conductor del proceso enseñanza-aprendizaje; a él corresponde fijar el
objetivo central de la educación, que es el de instruir a los hombres en la verdad, en los deberes que
debe cumplir y los medios para lograr su fin último.
El objetivo educativo es el reflejo de la filosofía que debe profesar toda persona que se diga
El maestro es maestro, para que responda al Para Qué de la educación.
“un texto
viviente que Para ello es necesario poseer o adquirir el poder para convencer a los educandos y conducirlos
a un crecimiento natural, donde manifiesten su bienestar en el desarrollo de las potencialidades que
enseña con el determinan su personalidad.
ejemplo y
artista, en El aspecto que es considerado como el más significativo, puesto que está enfocado a la naturaleza
misma del educando, es en el que se busca la disposición (acto volitivo) consciente para desarrollarse
tanto que en el conocimiento, y afrontar la realidad con actitudes positivas, motivadas por las formas de
practica la pensar y del desarrollo de las actividades trascendentales en su adaptación al medio, que le permite
pedagogía no proyectarse como una persona de éxito.
como técnica, Este elemento es precisamente la Psicología Educativa, diamante en la formación del hombre,
sino como arte ya que un niño es distinto a los demás niños y es distinto a sí mismo a través del tiempo.
superior”.
¿POR QUE LA PSICOLOGIA EDUCATIVA ES UN DIAMANTE DE LA FORMACION
DEL HOMBRE?
Vasconcelos
Porque se manifiesta con un elevado poder de Refracción, que obliga a la persona que se
rehúsa a cumplir una promesa u obligación, a cambiar la dirección de su manera de proceder,
© Copyrigth. IMSI. Masterclip. “El final de la educación no es
tanto descubrir como saber y saber
no tanto para poder llegar a ser o
llegar al Ser”.
Vasconcelos
llevándolo a tomar el camino correcto, para alcanzar primeramente su fin natural y posteriormente su fin último.
Así podemos observar que muchos de nuestros estudiantes excepcionales pueden ser atendidos con el auxilio de este
instrumento del conocimiento humano, que nos permite conocer las potencialidades individuales y planear la metodología
más adecuada a la situación en que se encuentra el educando.
De aquí el cuidado que debe tener todo profesional de la educación, de no caer en el error fundamental de la estandarización
de los hombres, pues si todos fuéramos iguales, todos llegarían a terminar una carrera profesional, y los sistemas de vida,
así como las situaciones económicas, serían igual.
Este breve marco de referencia nos señala que el desarrollo del estudiante, desde su etapa preescolar hasta el nivel
profesional, debe ser enfocado de manera diferente según las distintas escuelas y sistemas en que se desenvuelvan.
Otra característica sobresaliente del porqué la psicología educativa se puede considerar como un diamante es la Reflexión,
en la que el maestro tiene la obligación de aconsejar, persuadir y convencer al estudiante que tiene un problema, para que
juntos, observen el motivo que ocasionó dicho conflicto y así proceder a adquirir hábitos que le permitan tener la capacidad
de transformase a sí mismo, conociendo el dolor y sufrimiento de un fracaso y la necesidad de seguir adelante para
encontrar una guía que lo lleve a la felicidad, lo más lejos de la ignorancia, más cerca de la comprensión y entendimiento,
donde se refleje el sentimiento y su saber.
Otro enfoque que nos permite reafirmarlo como diamante, son las diferentes tonalidades como se presenta en la
transferencia (soporte del aprendizaje), factor principal para que el alumno enfrente la vida con actitudes, conductas y
comportamiento social y productivo adecuados. No es fácil descubrir, marcar o insinuar los caminos que el educando habrá
de seguir, muchos menos hasta qué punto podrá desenvolverse dentro de la sociedad. Aquí, el maestro sólo puede establecer
estrategias como un trabajo preventivo, donde las funciones de acto intelectual e instintivo estén en igual de circunstancias,
formando conciencia de todo aquello que le rodea y lo hace auténtico, desarrollando una potencia en el alma que no se limita
sólo a trasladar ideas abstractas o concretas, sino que le permite transformar todo aquello que le rodea, esto produce una
mayor participación y autosugestión del estudiante para integrarse a un sistema, donde deja de ser un elemento pasivo y se
hace activo, al participar en los diferentes programas socio-políticos y de asistencia social, a través de un servicio que
presta en forma obligada a la sociedad.
Se puede decir que la Psicología Educativa es un buen conductor del conocimiento de la personalidad, mediante el
proceso enseñanza-aprendizaje, para ser aplicado en las diferentes joyas humanas que están sin labrar, y que pueden ser
cristalizadas al aplicar este sistema.
Para lograr el éxito de la Psicología Educativa como un verdadero diamante, es de suma importancia definir a uno de los
elementos fundamentales de la educación, el maestro, de quien el filósofo mexicano José Vasconcelos dice que es:
“Un texto viviente que enseña con el ejemplo, y artista, en tanto que practica la pedagogía no como técnica, sino como
arte superior”.
ARTE QUE PURIFICA Y TRANSFORMA EL ESPIRITU
Con este pensamiento se llega a la conclusión de porqué la Psicología Educativa es un diamante. Pues un factor de
intenso brillo en la formación del hombre, es la higiene mental (adamantino), resultado de un aprendizaje que lleva a la
verdad, obliga al cumplimiento, y se encausa a lograr el fin último del hombre que lo lleva a ser perfectible.
De acuerdo con la aplicación de este propósito, los alumnos, los maestros y los padres de familia abordarán nuevas
perspectivas en el trabajo relativo al conocimiento, no con verdades fragmentadas que dificulten el enlace entre el pasado y
el presente, sino con la realidad que afrontarán a diario en la formación de sus hábitos, habilidades y actitudes intencionales,
fomentando su capacidad crítica y de participación, que los posibilite a realizar un análisis y mejor comprensión de las
acciones humanas, para formar a un hombre nuevo que emplee sus energías para el bienestar de los demás.
Gran ejemplo de todo lo antes expuesto se refleja en la figura creadora del Maestro José Vasconcelos que afirmaba:
“El final de la educación no es tanto descubrir como saber y saber no tanto para poder llegar a ser o llegar al Ser”.
Con esto busca frenar esas ideas abstractas, absurdas, que entorpecen al estudiante en su etapa escolar, por los diferentes
convencionalismos pedagógicos que forman una barrera que evita la entrada al conocimiento objetivo.
Sin embargo, el brillo especial que hace resaltar a la Psicología Educativa es la formación del carácter en el educando, al
tomar conciencia del cómo saber hacer que trae como resultado lograr ese fin auténtico que conduce al hombre a su gloria
y redención.
El autor es licenciado en administración de empresas, egresado del IAETAC. Cursa la maestría en educación en la unidad Tecomán.
Actualmente es profesor del mismo Instituto.
El aborto ¿derecho o
crimen?
Por: Miguel Angel Rolón Velázquez
En estos días en México se ha desatado una fuerte polémica por el tema del aborto cuando el secretario de Salud
Pública, Ramón de la Fuente, ha hecho la propuesta de que sea discutido el tema en la Cámara de Diputados.
Es bien sabido que los diputados y senadores no son representantes de la voluntad del pueblo, pues lo que la mayoría
hace es recibir consignas de William Clinton y compañía, que quieren desde hace varios años imponer el aborto a un
pueblo creyente en Dios y en su justicia y que por consecuencia rechaza ese crimen.
Por otra parte, es importante anotar que no todo se puede opinar y pasar a votación, por ejemplo, no podemos pasar
a votar temas de derecho natural. No está sujeto a la opinión de las personas el derecho a la vida que tiene en niño
nonato. “¡Oh diosa democracia, cuántos crímenes se han cometido en tu nombre!”, y en México quieren cometer el
peor de los crímenes (después del deicidio): el aborto.
El principio que rige la ética reza: “No hagas a otros lo que no quieras para ti”, y yo les pregunto a los que opinan a
favor del aborto ¿les hubiera gustado que a ellos los hubieran asesinado? La respuesta en una persona normal sería que
no. Entonces, ¿por qué ellos quieren matar a un ser inocente e indefenso y con premeditación y ventaja? ¿Qué acaso
eso no los convierte en criminales?
Pongamos por ejemplo a los Estados Unidos, en 1979, cuando todavía no se legalizaba el aborto, se abortaban 150
mil niños nonatos. A partir de 1980, cuando se legalizó el aborto, fueron más de medio millón los practicados al año.
La industria del crimen genera grandes ganancias. En Estados Unidos un aborto cuesta en promedio 5 mil dólares,
de los cuales el 50% va a manos de los médicos asesinos y la otra mitad a los administradores de esa industria del
crimen.
Aún es tiempo. En México no queremos ese crimen de seres inocentes que mueren en el vientre de la madre
descuartizados, quemados o como se practique el aborto.
Los mexicanos queremos un país donde se respeten los derechos del hombre , y el más preciado de todos ellos es el
derecho a la vida, porque es la vida misma lo mejor que podemos recibir.
Hay que parar este genocidio por el bien de la familia, de México y de la humanidad: ¡No al aborto, sí al derecho a
la vida!
El autor es contador público. Pasante de la maestría en filosofía. Actualmente es jefe del Departamento del Filosofía y Ciencia de la UAG.
Educar: vocación de titanes
Por: Ma. Rosario Chavira Macías
La misión del maestro es orientar y motivar las actividades del alumno, sin embargo ésta no es su única labor ya
que también el profesor toma el papel de líder, consejero, director de la clase. Además, debe dialogar, aclarar,
exponer, ser modelo, etc.
La profesión de maestro, por lo tanto, exige una fuerza intelectual y una voluntad a toda prueba, de tal manera
que ni el paso de los años pueda disminuir el entusiasmo, la entrega, la responsabilidad con que se dio al inicio y
pueda correr el riesgo de caer en la rutina.
Como ser humano el maestro también debe ser motivado y así su labor pueda ser reflejada en sus estudiantes por
medio de sus triunfos cuando lleguen a ejercer una profesión.
La vocación del maestro por lo tanto estarse renovando continuamente por medio de reflexiones que lo ayuden
a seguir y mantener las cualidades características de la misma.
El maestro debe seguir superándose académicamente en su área para estar al día, ya sea leyendo o asistiendo a
cursos. Además del conocimiento académico, el profesor debe estar bien informado sobre los adelantos del
comportamiento humano. Cada vez que finalice un año escolar hagamos las siguientes preguntas ¿qué aprendí en
este año escolar?, ¿qué voy a cambiar o modificar para el siguiente?
Hay que trabajar en equipo, sobre todo en cuanto a disciplina y formación de hábitos y así el alumno lleve una
continuidad en su educación.
La comunicación constante
con los padres de familia, trae
La profesión de beneficios a nuestros alumnos.
maestro exige
una fuerza No hay que abusar de nuestra
intelectual y autoridad dentro del salón de
una voluntad a clases, el maestro tiene que
Foto: J. Reyes
de que ya la hemos impartido varios años no se necesita prepararla, al contrario, la clase va variando al transcurso
de los años, ya que esto puede repercutir en una baja del rendimiento escolar.
El maestro que prepara como se debe una clase, no tiene problema ya que se torna amena y acapara la atención
del alumno.
Cuando sintamos que estamos a punto de “explotar” acordémonos de esta frase “cuenta hasta diez”; hay que
respirar profundamente para controlar nuestras emociones, ya que es más difícil y penoso reparar el daño ocasionado
a la autoestima del alumno.
Debemos guiarnos fielmente por el horario de clases y ser puntuales en cada una de ellas, pues de lo contrario
daremos la impresión a nuestros alumnos la falta de organización e ineficiencia.
Hay que demostrar seguridad y respeto frente al grupo para captar la atención y sientan confianza en uno. La
inseguridad y la prepotencia nos ocasiona muchos problemas para captar la atención de nuestros alumnos.
Al presentarnos frente al grupo debemos de esmerarnos en darle buena imagen a nuestros alumnos, hay que
recordar que los problemas personales se quedan en casa, así mismo esmerarnos en nuestro aseo personal y
vestirnos con ropa adecuada. No es necesario vestir ropa cara y lujosa, sino simplemente bien arreglada.
Tenemos que estar conscientes que la motivación es una de partes fundamentales de nuestro trabajo, por lo
tanto, hay que mantenerla desde el primer día de clase.
Esforcémonos en conocer el potencial real del alumno por medio de tareas, por lo que hay que esforzarnos en
estructurar los trabajos que realizarán fuera del salón de clases.
También se debe fomentar otro tipo de hábitos como la limpieza, la puntualidad, el respeto, etcétera.
Ojalá que estas sencillas reflexiones nos ayuden a rechazar la flojera mental a la que todos los maestros están
tentados a caer. No es posible que si estamos ayudando a tantos estudiantes a triunfar en muchos aspectos, nosotros
nos quedemos predicando sin dar el ejemplo.
La autora es estudiante de la Maestría en Educación en la UAG, unidad Tecomán. Es profesora del área de Química, en el IAETAC.
La importancia de leer
Por: Evangelina Granados Rodríguez
Todo ser humano aprende las conductas que le exige su cultura y las que le permiten una vida más fácil y tranquila.
En lo referido al lenguaje es necesario un largo y permanente proceso que el hombre empieza desde la infancia. Es con
la familia donde realiza sus primeras actividades de lectura; cuando el pequeño comprende que lo impreso significa
algo, inicia su aprendizaje. De las circunstancias en que se aprenda, y de los elementos que se utilicen para motivar la
lectura, aprenderá que en un futuro se entusiasme por los libros.
La lengua es aprendida y reflexionada por el uso interrelacionado de las cuatro destrezas básicas que todos los seres
humanos desarrollamos: escuchar, hablar, leer y escribir. Las actividades para trabajar estos aspectos de la lengua se
llevan a cabo manipulando y reflexionando una amplia variedad de textos, entre ellos los literarios. La literatura propor-
ciona elementos para mejorar el lenguaje, pero deberá cuidarse mucho el tratamiento que se le dé en el aula, para que
ésta tenga realmente el sentido propuesto en los programas educativos.
Es necesario cuidar la forma de abordar la literatura, para que los alumnos conciban
la lectura no sólo como instrumento de información, sino como una actividad agrada-
ble que tiene un fin en sí misma. El acto de leer va más allá de la comprensión,
poniendo en acción no sólo las actividades del pensamiento, sino también la sensi-
bilidad del niño, sus emociones, su imaginación, su creatividad, etc.
Como docentes, alguna vez nos hemos desesperado porque nuestros alumnos sienten cierta antipatía por la lectura
y tal vez hemos tratado de implementar estrategias para ir superando este problema, aunque, sin lugar a dudas, los
resultados no han sido totalmente satisfactorios. Es muy claro que la alfabetización por sí misma no crea lectores,
simplemente capacita para leer. Será un proceso posterior -con el que tendremos que colaborar seriamente- el que
desarrolle esa capacidad y la transforme en un hábito placentero.
Es preciso reflexionar sobre nuestras prácticas cotidianas de lectura. Los textos literarios se usan por una parte
como ejercicios de lingüística, de copiado o transcripción, o la resolución de cuestionarios; por otra parte, existe la
preocupación por la “lectura eficaz”. Es decir que un niño lea tal y como dice el texto sin saltarse palabras y con una
buena dicción. A esta reflexión hay que añadir nuestra enorme preocupación para que los libros de la biblioteca escolar
estén impecables y si es posible, guardados
Resulta muy importante analizar si nuestras prácticas de lectura son las que los niños necesitan, las que les gustan
o por las que sienten agrado. Como maestros tenemos una enorme responsabilidad, y de la calidad de nuestro trabajo
depende, en buena medida, que los alumnos encuentren sentido a lo que leen en la escuela. Habrá que ser muy
cuidadoso al seleccionar las lecturas y los fines para los que se utiliza, recordando qué tan importante es crear circuns-
tancias de lectura en un marco funcional, como también importa que sea agradable y tenga sentido por sí misma, así
como reforzar la idea de la lectura como placer y no sólo como trabajo, es decir asociarla a los momentos más libres,
más felices del niño.
El cuento ha resultado de mucho agrado para los pequeños, sobre todo, del primer ciclo, quienes solicitan a su
maestra o maestro les platique un cuento; este gusto particular de los niños debe ser aprovechado para que los alumnos
se involucren en la lectura, la comprendan y la sien-
tan, que se den cuenta que leer es como platicar con © Copyrigth. IMSI. Masterclip.
un amigo; y que poco a poco encuentren el mismo
sentido a escuchar un cuento que leerlo.
Uno de los problemas más comunes en la enseñanza de las matemáticas es la falta de una transferencia adecuada de
los contenidos, misma que provoca un aprendizaje defectuoso y poco significativo.
En las reuniones estatales de academias de matemáticas, siempre se trata en su agenda de trabajo este problema,
que se refleja por resultados muy pobres en las evaluaciones aplicadas, y porque el estudiante presenta una serie de
consecuencias tales como desmotivación por el estudio de las matemáticas, incluso se atribuye que un gran porcentaje
de la deserción escolar se debe a este problema.
De aquí se deriva que la mayoría de los alumnos vean las matemáticas como un mal necesario, y sólo busquen el
número suficiente que represente en su calificación la aprobación de dicha materia, sin importar el aprendizaje de la
misma.
Ante la problemática antes expuesta, se han buscado causas que la provocan, y muchos profesores comentan que
los alumnos no tienen los pre-requisitos o antecedentes necesarios de los niveles anteriores, es decir, que alumnos que
terminan la primaria no traen los conocimientos básicos que le permitan continuar con su aprendizaje en la secundaria;
de la misma forma -aseguran-, a los alumnos que terminan la secundaria les falta requisitos previos que le permitan su
desarrollo normal en el bachillerato. Como se observa el problema lo endosan a los niveles anteriores, lo cual es cierto,
pero no se va al fondo del mismo.
Otro asunto a tratar en la agenda de estas reuniones es el avance programático, y en sus informes es raro el
profesor que lleve su avance al día, y se comenta que por lograr dicho avance se deteriora el aprendizaje, incluso fuera
de reunión algunos profesores comentan que poco les importa si el alumno aprende, y que ellos buscan cumplir con el
dichoso avance programático.
Es tan frecuente este tipo de conversaciones, y reflejan una clara preocupación por el avance de los contenidos, más
que de las habilidades a lograr como efecto del proceso enseñanza-aprendizaje.
También es frecuente observar que los problemas que cometan los profesores fuera de clase no corresponden
exactamente al quehacer prioritario, sino que más bien reflejan preocupación por los contenidos. Rara vez su preocu-
pación se debe a problemas de la educación matemática, es decir, se manifiesta poco interés en la forma de cómo los
alumnos pueden y deben aprender los contenidos, así como los problemas de tipo psicológico y de aprendizaje de los
educandos.
Marco conceptual
La matemática, en su carácter de ciencia formal, tiene dos atributos fundamentales muy importantes y poco utiliza-
dos por el profesor en su hacer matemático. Dichos atributos son el rigor y vigor de las matemáticas.
El rigor lo podemos entender como el conjunto de leyes y propiedades, tales como axiomas, teoremas, corolarios,
que dan sustento al andamiaje de las matemáticas, que permiten la obtención de conocimientos a partir de otros.
El rigor lo podemos concebir como la fortaleza que tienen la matemática al interactuar con otras disciplinas como lo
pueden ser las ciencias fácticas (la química, la física, la biología, la economía, entre otras). Se puede decir que la
matemática, en su carácter de ciencia formal, es una especie de "comodín" que se puede convertir en cualquier ciencia
fáctica al momento de aplicarse, que es lo que llamamos "matemática aplicada".
Las características anteriores que posee la matemática hacen que se facilite la transferencia de los propios conoci-
mientos matemáticos, lo que sería paradójico para la opinión de muchos profesores de matemáticas que aseguran que
la transferencia, en esta disciplina, es muy difícil.
Se ha observado que algunos profesores utilizan y entienden el término de transferencia como la aplicación de la
matemática a otras ciencias, y no es sólo eso, sino que también dicho término implica la aplicación del aprendizaje
previo como ayuda al aprendizaje subsecuente dentro del mismo contexto matemático (deducción matemática).
El aprendizaje de las matemáticas debe darse de manera lógica y natural en las siguientes etapas:
Primera etapa: Examen reflexivo del conjunto de conceptos matemáticos o ideas matemáticas. Todo trabajo
racional se funda en el conocimiento y uso de estas especies de piezas fundamentales que son las ideas o conceptos.
Ellas permiten elaborar un conocimiento organizado y posteriormente comunicarlo.
Gran parte del aprendizaje de las matemáticas aparece asociado al uso de las definiciones, que son expresiones
formales de las condiciones necesarias y suficientes que se transforman en reglas oficiales de decisión. A través de
estas definiciones se construyen o se formalizan los conceptos o ideas matemáticos. En esta primera etapa se desarro-
llan habilidades específicas asociadas al manejo de dos aspectos claves: la regla de decisión intelectual (definición), y el
conjunto de referencias formado por el uso de dicha regla.
Segunda etapa: En ésta, las ideas y conceptos tratados en la anterior se recombinan para generar ciertas construc-
ciones fundamentales que permitan continuar el trabajo hasta cristalizarlo en respuestas concretas a problemas especí-
ficos. Estos armados todavía teóricos, constituirán los teoremas, fórmulas, algoritmos, propiedades, corolarios, axiomas,
postulados, etc., que se puedan considerar con el nombre de generalizaciones. Estas generalizaciones matemáticas, por
su naturaleza estructural, constituyen una propuesta específica de acciones para llevar a cabo bajo condiciones dadas.
Un teorema corolario, fórmula o propiedad, señala un caminmo específico para un trabajo matemático determinado.
Tercera etapa: Esta se caracteriza por el juego interactivo, donde una vez conocidas las piezas del juego (concep-
tos matemáticos) y sus reglas o condiciones (teoremas, fórmulas, propiedades, etc.) se emprende la transferencia en
forma de aplicación a las distintas disciplinas (vigor matemático). En esta etapa se vislumbra el aspecto amable y
motivante de la matemática, que es uno de los aspectos a tratar, pero no el único e indispensable.
Propuesta
Ante esta problemática, se han sugerido estrategias de solución, algunas viables e interesantes a mi juicio. Una de
ellas va al extremo de poner mayor énfasis a la etapa final. Esta postura la defino como "transferencista", en el sentido
de aplicación a otras asignaturas. Otra postura pone mayor énfasis a la parte del rigor matemático, a esta postura la
defino como "purista" o teorética. Incluso hay posturas de reducir las matemáticas a fórmulas y algoritmos que,
aprendidos de memoria, dan al estudiante una ingenua seguridad y una cierta sensación de haber cumplido con su
responsabilidad de aprender.
La solución concreta que propongo es que demos a cada una de las etapas el justo valor e importancia. Tan
importante es el sustento teórico y algorítmico, para poder elaborar transferencias a otras áreas del conocimiento, como
la propia transferencia a dichas áreas, que sirva de motivación para el estudio del contexto básico teórico. Es importan-
te que se dé un equilibrio entre las tres etapas, las cuales se complementan y deben ser abordadas con sumo cuidado.
De lo anterior se deriva la necesidad de que el docente en matemáticas tenga una preparación muy completa, tanto
en los contenidos como en aspectos pedagógicos, así como en conocimientos de psicología educativa. De tal manera
que los dominios de la actividad del profesor de matemáticas deben ser muy amplios, contemplando conocimientos en
las distintas ciencias fácticas, así como un acervo considerable de cultura matemática.
El autor es matemático, docente del IAETAC, alumno de la maestría en Educación, unidad Tecomán.
Disciplina preventiva para
la formación de la juventud
Por: Ma. del Carmen Ramos Ruiz Velasco
El ser humano busca siempre la felicidad, y ésta sólo se logra cumpliendo las normas y reglas
...Cuando la que nos ha dado nuestro Creador.
juventud Una de las formas de cumplir con estas normas nos la sugiere Don Bosco, dándonos una
conozca y serie de pautas que permiten al hombre actuar con tranquilidad, con amor, con confianza y con
actúe conforme alegría durante toda vida.
al deber ser, se
Todo esto se logrará cuando realmente el ser humano actúe con base en la verdad, en la
logrará una bondad y en la belleza, pues los actos realizados así, realmente le ayudan al hombre a irse
Patria con perfeccionando poco a poco y a lograr un carácter firme y noble que engrandecerá a la vez a
jovenes toda la sociedad en la que se vive.
educados y Actualmente, el joven de nuestro México, se encuentra en un mundo que le proporciona
exitosos. diversidad de formas de actuar, diversidad de formas de divertirse y de trabajar, pero sin
mucho esfuerzo; por lo que estas maneras de vivir le dan vaciedad al alma del joven, pues no
le proponen una meta noble ni real por alcanzar, no le dan las herramientas que son necesarias
para vivir, al contrario le dan desasociego, intranquilidad y desgano que le llevan rumbo a su
perdición, con las drogas , el alcohol y las nuevas tendencias ideológicas que le destrozan.
Buscan en recreos inadecuados algo que llene sus corazones, pero los llenan de desdichas y fracasos.
La juventud mexicana requiere de una formación en principios y valores rectos y nobles. El sistema de educación
preventivo tiene esta forma de educar, forma agradable de llenar las almas juveniles de amor por la vida, de lucha ante
las adversidades y dificultades que se le presentan , le forman su carácter, sus sentimientos y emociones .
Los muchachos requieren de bondad, de amabilidad, de preocupación por el vecino o por el prójimo, de tener el
deseo de vivir para ganarse su felicidad eterna.
La paz y la serenidad que su alma necesita para vivir sanamente, como verdadero ser humano, no podemos propor-
cionársela los maestros o los padres de familia , eso ellos mismos la tienen que buscar y encontrar, pero lo que los
educadores sí podemos y debemos proporcionar son las herramientas que les ayuden a lograrlo.
Los padres de familia y los maestros tenemos la obligación de ayudar en la formación integral de nuestros hijos y
alumnos y, por ello, si conocemos bien el sistema de disciplina preventiva, formaremos hombres rectos e instruidos,
pero, sobre todo, hombres de estudio y de trabajo, que amen su Patria, que tengan voluntad y carácter para cumplir con
el deber; que sean honrados y justos, que hagan a un lado la pereza y se esfuercen día con día, poco a poco, por tener
el tiempo y el coraje de triunfar ante el error, ante el mal y ante la fealdad.
Por esto, maestros, luchemos por que nuestros alumnos conozcan y cumplan a la perfección el reglamento de la
Institucion Educativa en la que laboramos y cumplamos con nuestra vocación, que es formar personas íntegras para sí
mismas, para la sociedad y para la Patria.
El sistema de educación preventiva nos sugiere dar a conocer las normas para que los alumnos cumplan con sus
obligaciones y así eviten caer en el error y en la maldad y, por lo mismo, ser castigados.
Con certeza pedagógica se puede afirmar que cuando la juventud mexicana conozca y actúe conforme al deber
ser, se logrará una Patria con jovenes EDUCADOS Y EXITOSOS.
La autora es licenciada en pedagogía. Actualmente ocupa la jefatura del Departamento de Capacitación Docente de la DAPA.
La relación maestro-alumno,
un compromiso mutuo
Por: María Eugenia Escamilla Meillon
Es indiscutible el hecho de que al inicio de cada período escolar, y a medida que va avanzando el semestre, crecen las
expectativas del alumno con respecto al desempeño y actitud de sus profesores, y a su vez, los profesores esperan que
sus alumnos respondan de acuerdo a lo que ellos mismos deciden que es lo más conveniente para su crecimiento como
estudiantes y seres humanos.
Estas expectativas variarán según las necesidades e intereses personales, así, para los alumno que desean adquirir
los conocimientos y habilidades propios de su profesión, esperarán profesores expertos en su área, con carácter firme
y exigente; aquél que sólo desea cubrir los trámites necesarios para obtener un título, poco le interesarán la capacidad
y habilidades de sus profesores. De igual manera, así como existen profesores cuya mayor preocupación es brindar a
sus alumnos una formación integral, y ponen todo su esfuerzo y dedicación para lograrlo, también existen aquellos para
los cuales su único interés es ver remunerado su trabajo, importándoles poco si sus alumnos aprenden o no.
Lo que sí se puede asegurar, es que dentro del ambiente estudiantil sobresalesn ciertas cualidades y habilidades
deseables en los profesores tales como:
Cuando el profesor logra reunir todas, o la mayoría de estas características, es lógico que espere de sus alumnos
otras cualidades, como:
* Que sean críticos: que se cuestionen, que indaguen, que fundamenten y mantengan una comunicación franca y
abierta con el profesor y con sus compañeros.
* Que sean honestos y reconozcan sus errores, asumiendo las consecuencias de sus actos.
* Que sean activos y responsables en su tarea de aprendizaje, dispuestos a ampliar y profundizar sus conocimientos.
* Que todas sus acciones se encaminen al cumplimiento de sus deberes como miembros de una comunidad, y que
muestren un verdadero sentimiento de pertenencia al grupo.
Es muy probable que si se reúnen en el aula un profesor con verdadera vocación, como el modelo que desean los
alumnos, y unos alumnos como el maestro espera que sean, se aseguraría la eficiencia en la enseñanza y el aprendizaje,
dando origen a una dimensión más amplia del hecho educativo.
La autora es licenciada en educación. Pertenece al cuerpo de asesores del Departamento de Capacitación Docente de la DAPA.
El docente-orientador
Por: Lic. Ma. Dolores Bayardo García
Cuando tenemos la fortuna de impartir clases a alumnos que recién ingresan a estudiar a nuestra Universidad, nos
enfrentamos a diferentes situaciones que sufren durante el primer semestre, tales como la llegada a un lugar distinto al
de origen, la adaptación a un nuevo estilo de trabajo y, sobre todo, a bastantes y nuevas responsabilidades.
En muchas ocasiones pensamos que no tenemos la obligación de escucharlos o de ayudarlos cuando ellos lo solici-
tan, porque nos quitan el tiempo o porque simplemente tenemos suficientes problemas como para escuchar o tratar de
solucionar los de otros. Sin embargo, no debemos olvidar que una de las misiones más importantes que tenemos, es la
de permitir a nuestros alumnos acercarse a nosotros cuando se les presenta alguna dificultad.
Esto no significa que nos vamos a convertir en padres suplentes, o que vamos a dar la solución a sus dificultades, es
simplemente recordar que somos maestros, y que esta palabra encierra una gran responsabilidad, la responsabilidad de
formar seres humanos en cuerpo y alma.
* Primeramente debemos de sentirnos muy honrados, por lograr que este alumno que se siente desolado o desorien-
tado encuentre en nosotros a una persona confiable.
* Dedicarle unos minutos de nuestro tiempo, puesto que ese momento puede ser muy importante para la decisión
que el alumno tome.
* Ser empático, tratar de entender lo que el está pasando, aunque para nosotros tenga una solución sencilla.
San Basilio
Por: Ernesto Ávalos López
Educado en la Universidad de Atenas, Basilio recibió una completa educación clásica; debió pasar por el currículum
ordinario, que incluía las artes liberales, la retórica y la filosofía, basado todo ello en amplias lecturas de los antiguos, lo cual
seguramente influyó en sus puntos de vista respecto de los clásicos.
Durante algún tiempo fue profesor de retórica en su ciudad natal. Apasionado del ideal monástico y deseando consagrarse
a una vida más perfecta, entre los años 357 y 358, recorrió Siria, Mesopotamia y Egipto, visitando monasterios para
informarse de este género de vida.
Posteriormente se retiró a Anessí, a orillas del Iris, cerca de Neocesarea (Ponto), para practicar una vida erimítica
consagrada al estudio y a la oración. Allí compuso “Las Reglas Monásticas Largas” (que contenían 55 reglas), que después
completó con “Las Reglas Monásticas Breves” (en número de 313).
Hacia 360 hizo, junto con San Gregorio Nacianceno, una antología de textos de Orígenes (Philocalia). Fue ordenado
sacerdote y consagrado obispo de Cesarea en 370. Su precaria salud no le impidió desplegar una incansable actividad de
gobierno y una enérgica lucha contra el arrianismo, el apolinarismo y los anomeos y enfrentarse con el emperador Valente.
En las 365 cartas de su espistolario nos ha dejado el mejor retrato de su carácter, reflejando su espíritu equilibrado,
sereno, clarividente, inflexible en la ortodoxia y en el cumplimiento del deber. Presentan un sugestivo panorama de las
múltiples preocupaciones doctrinales y disciplinarias que asediaban a un obispo del Siglo IV.
Autor de numerosísimas epístolas, San Basilio trató en sus escritos de multitud de temas: uno de los más extensos es la
“Homilia a los jóvenes acerca de la utilidad que pueden sacar de la lectura de autores profanos”, en el cual se contiene una
formulación más o menos explícita de sus puntos de vista sobre la educación. Aunque se desconoce la fecha en que fue
escrito este discurso, lo cierto es que es tan importante que durante siglos enteros fue la base de toda la educación cristiana
superior. En él se rechaza el contenido moral y religioso de la poesía antigua, pero se alaba su forma.
En esta homilía, Basilio establece como verdad fundamental que la Sagrada Escritura debe ser el libro por excelencia de
los cristianos, pero añade que al estudio de la Biblia se pueden añadir el de los autores profanos, y argumenta que estos
estudios despiertan y fecundizan el espíritu.
Basilio afirma la necesidad de subordinar todas las cosas a la vida futura, también reconoce que la vida futura puede
obtener algunas luces en las letras paganas, que son el ornamento de la vida presente. Dice al respecto que "como los
tintoreros comienzan por someter a especial preparación el objeto destinado a ser teñido, y sólo luego le dan el color de
púrupura u otro cualquiera; así también nosotros, sin queremos que perduren indelebles en nuestras almas la fuerza y el
amor de la virtud y de la honradez, nos ensayaremos previamente en esas cciencias profanas y luego oiremos con fruto las
sagradas enseñanzas. De este modo, habituados a ver la luz del sol en el reflejo del agua, podemos después fijar nuestras
miradas en el mismo sol" (1).
“Del mismo modo que el goce de las flores se limita en los demás seres a su fragancia y colorido... mientras que las
abejas... tienen al mismo tiempo la facultad de sacarles miel, así también en este caso aquellos que no busquen simplemente
en estos escritos lo dulce y placentero, podrán extraer de ellos algún beneficio para sus almas... También nosotros, si somos
prudentes, sacaremos de esta literatura lo que nos conviene y es conforme a la verdad, y pasaremos por alto lo demás” (4).
El santo estudia lo que se puede recibir y adoptar de la sabiduría de los antiguos, pero también previene contra lo que se
debe rechazar. Hay que rechazar las escenas del vicio, las enseñanzas referidas a la naturaleza de los falsos dioses, los
sentimientos voluptuosos, y, en fin, el paganismo feroz. Para aprovechar las lecturas de los poetas paganos será necesario
saber desentrañar y conservar, al mismo tiempo, todo lo que se inspira en la virtud.
De acuerdo con el capadocio, el estudio de los autores paganos suministra a los cristianos armas para defender la
verdad. Dice: “debemos considerar que nos espera un combate, el más violento de todos los combates, por lo cual hemos
de trabajar y sufrir todo lo que podemos soportar para prepararnos a él; y hemos de consultar a todos aquellos hombres,
sean poetas, historiadores u oradores, que puedan proporcionar alguna utilidad provechosa a nuestras almas" (5). Los libros
profanos contienen preceptos y ejemplos propios para infundir el amor al bien, sin embargo "no hay que aplicarse a todos
por igual; cuando nos cuentan hazañas o palabras de hombres virtuosos debéis estimarlos e imitarlos haciendo el mayor
esfuerzo posible por emularlos. En camnbio, si tratan de malvados hay que evitar la imitación de esos ejemplos tapándonos
los oídos, como los mismos poetas cuentan que hacía Ulises para no oír el canto de las sirenas. Porque el habituarse a las
malas palabras es como encaminarse hacia las malas acciones" (6).
Para él, al seleccionar en las obras paganas aquello que contribuya al bien del alma, tiene que darse una doble preocupación;
el estudiante, además de rechazar lo moralmente nocivo, debe tener cuidado de elegir los elementos valiosos por su utilidad
espiritual, y no simplemente para poder gozar de alguna de sus posibles cualidades intrínsecas.
Al referirse a la importancia del cuidado del cuerpo, Basilio dice que “el cuidado exagerado del cuerpo es manifiestamente
una locura, porque es a su vez una desventaja para el mismo cuerpo y una carga para el alma que se ve oprimida bajo su
peso y convertida en su esclava. Empero, si lo sometemos a la razón, apenas habrá cosa huana que merezca tanta admiración
como el cuerpo” (7).
Esta actitud de moderación y equilibrio la extiende Basilio al espíritu y a los asuntos intelectuales.
A partir de unos orígenes sencillos y poco conocidos, las escuelas monacales estaban destinadas a ser la más característica
de todas las instituciones cristianas, y su principal agente de educación. San Basilio no fundó una orden propiamente dicha,
ya que esto supondría una organización jerárquica, lo que no ha existido en el monacato oriental. San Basilio es precursor
de los grandes educadores de la época monástica, que fueron, durante largos siglos, los maestros y bienechores del pueblo.
En su retiro de Anessí, con algunos compañeros, entre ellos su gran amigo Gregorio de Nacianzo, se dedica a la práctica
de una vida eremítica consagrada al estudio y a la oración.
En el monasterio fundado por San Basilio se conjugaba la vida de estudio y la vida contemplativa, de hecho, existen
pruebas concretas de la producción de manuscritos en su monasterio, y sus propios escritos dan a entender que en ningún
momento se abandonaron la lectura y el estudio de la filosofía. Se fomentaba entre los monjes el ideal de convertirse en
hombre cultivados, y su monasterio se constituyó en modelo de monacato culto y educado.
San Basilio prefiere conventos de dimensiones medianas y de población reducida, de tal suerte que cada uno de los
religiosos pueda conocer a su superior y ser conocido de él. El trabajo manual es allí obligatorio, pero entrecortado por
oraciones en común y a horas fijas.
En el monasterio se estableció un internado para los niños que luego llevarían vida secular. Estos internos eran educados
e instruídos por frailes bondadosos, cultos y experimentados, a los cuales el santo recomedaba que reprendiesen con
afabilidad a los jóvenes discípulos y que los formasen con cuidado en las virtudes cristianas. También a los niños quería que
se les inculcasen el amor al estudio y a la ciencia. Aconsejaba que se les interrogase frecuentemente para cautivar su
atención y despertar su interés por el trabajo.
Para la dirección espiritual de sus monjes, San Basilio, con colaboración de San Gregorio Nacianceno, escribió sus
“reglas”. Aunque no se conserva de manera íntegra, la regla de San Basilio está perfectamente documentada, y se puede
reconstruir hasta cierto punto a partir de sus otros escritos, de suerte que a él se atribuye tanto la primera introduccón
formal de una regla monástica como la concepción misma de la institución monástica.
Las grandes reglas, en número de 55, están compuestas de acuerdo a la forma catequística. Estas preguntas y respuestas
se complementan mutuamente y revelan el espíritu, a la vez que el deseo de introducir al discípulo en la escuela de las
Divinas Escrituras (las cuales constituyen el fundamento de la legislación monástica) y conducirlo a la práctica perfecta de
la pobreza, de la obediencia y del propio renunciamiento.
Las reglas tenían igual aplicación para hombres que para mujeres, y fueron prontamente adoptadas en los monasterios
de la región.
En cuanto a la organización del monasterio, San Basilio deja a los superiores la más amplia libertad para adaptarse a las
circunstancias de tiempo y de personas; sólo está atento a dar principios luminosos y seguros que puedan guiar al monje en
la vida del espíritu.
BIBLIOGRAFIA:
* “Historia de la pedagogía”, EDELVIVES, España, 1975.
* James Bowen, “Historia de la educación occidental”, T. 1, Ed. Herder.
* A. Federico Ozanam, “Los orígenes de la civilización cristiana”, Ed. Agnus,
México, 1946.
* Raphael Sineux, O.P., “Los doctores de la Iglesia”, Ed. Tradición, México,
1975.
* Werner Jeager, “Cristianismo primitivo y paideia griega”, Breviarios del
F.C.E., México, 1965.
* Fray Justo Pérez de Urbel, “Los monjes de la Edad Media”, T. 1, Ed. Ancla,
Madrid, s/a
* Klimske - Colomer, “Historia de la filosofía”, Ed. Labor, España, 1953.
* Enciclopedia de la religión católica, T. 1, Dalmau y Jover S.A., España, 1950.
* Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, Dr. D. Niceto Alonso Perujo y Dr. D.
Juan Pérez Angulo, Librería de Subirana Hermanos, editores, Barcelona, 1885.
_______________
NOTAS:
(1) San Basilio, "Discurso a los jóvenes", Ed. Lumen, Buenos Aires, Argentina, 1988. p. 15.
(2) Idem, p. 17.
(3) Citado por James Bowen, “Historia de la educación occidental”, T. I, Ed. Herder, p.354
(4) Idem.
(5) San Basilio, "Discurso a los jóvenes", Ed. Lumen, Buenos Aires, Argentina, 1988. p. 15.
(6) Idem., p.19.
(7) Idem., p. 39.
El eureka de Galvani
Por: José Chávez Chávez
Con esas consideraciones, hoy presentamos el relato de Luigi Galvani acerca de la forma como hizo el descubrimiento
de la electricidad dinámica o "galvanismo" (llamada así en su honor).
Galvani fue un físico y médico italiano (Bolonia, 1737-1798). En su juventud pensó seguir la carrera eclesiástica,
pues era un ferviente católico, pero por presiones familiares estudió medicina. Fue profesor de anatomía en la Universidad
de Bolonia, pero en 1797 perdió su cátedra al negarse a prestar el juramento cívico típico de la Revolución Francesa que
la República Cisalpina exigía a los funcionarios, quedando así en la miseria y muriendo poco después.
Como anatomista ocupó un lugar distinguido y llevó a cabo numerosas e interesantes observaciones.
También logró efectuar con éxito experimentos en los cuales se hacían funcionar preparaciones animales mezcladas
con aparatos eléctricos. Así pudo mostrar que varias ancas de rana se contraían cada vez que recibían una descarga
eléctrica. Posteriormente pudo observar que aun sin el aparato eléctrico, las patas de rana se contraían simplemente
con poner el nervio y el músculo en contacto con dos metales diferentes.
La corriente eléctrica
(1)
Por Luigi Galvani
El descubrimiento fue hecho de la siguiente manera. Había disecado y preparado una rana como se ve en el dibujo.
Mientras atendía otras cosas, la dejé sobre una mesa en la cual se hallaba una máquina eléctrica a cierta distancia de
su conductor, separada de éste por un espacio considerable. Ahora bien, si alguna de las personas presentes tocaba por
casualidad y levemente los nervios crurales internos de la rana con la punta de un escalpelo, todos los músuclos de las
El experimento patas parecían contraerse una y otra vez, como si estuvieran atacadas
de Galvani. por fuertes calambres. Otro de los presentes que nos estaba ayudando
en las investigaciones eléctricas creyó haber observado que la acción
se producía cuando se desprendía una chispa del conductor de la
máquina. Asombrado por este nuevo fenómeno, me llamó la atención
sobre él, en momentos en que meditaba profundamente sobre otras
cuestiones. Excitado, con un entusiasmo y un ansia increíbles, traté de
probarlo para arrojar luz sobre este misterio. Por consiguiente, yo mismo
toqué uno u otro nervio con la punta del escalpelo y, al mismo tiempo,
uno de los presentes hacía saltar una chispa. El fenómeno era siempre
idéntico. En el mismo instante en que saltaba la chispa, cada músculo
de la pata era indefectiblemente sacudido por vivas contracciones, como
si el animal preparado estuviese atacado por el tétanos.
Pensando que estos movimientos pudieran originarse por el contacto con la punta de un cuchillo, que posiblemente
causaría el estado de excitación, más bien que por la chispa, volví a tocar con la punta del cuchillo de la misma manera
los mismos nervios de otras ranas, y con mayor presión aún, pero esta vez aunque nadie hiciera saltar la chispa. En
estas condiciones no pudo notarse movimiento alguno. Llegué por eso a la conclusión de que, para provocar el fenómeno,
se precisaban tanto el contacto con un cuerpo como la chispa eléctrica.
Por este motivo, apreté nuevamente la hoja del cuchillo sobre el nervio y mantuve así mientras la chispa saltaba y
luego mientras la máquina no funcionaba. El fenómeno ocurría solamente mientras saltaban las chispas.
Repetimos el experimento, usando siempre el mismo cuchillo. Pero observamos que dichos movimientos, aun con la
chispa, a veces se producían y a veces no.
Excitados por esta novedad del fenómeno, resolvimos investigar la cosa de una y otra manera, para seguirla
experimentalmente, usando siempre el mismo escalpelo, a fin de descubrir en lo posible las causas de esta diferencia
inesperada. Y este nuevo esfuerzo no resultó infructuoso- Logramos descubrir que todo el fenómeno dependía de las
diferentes partes del escalpelo que sostenían los dedos. En efecto, el escalpelo tenía mango de hueso; si si sostenía éste
en la mano no se producían contracciones, aunque saltara la chispa; pero tenían lugar si el dedo descansaba sobre la
hoja metálica o sobre el remache de hierro, por medio del cual la hoja estaba fija al mango.
Ahora bien, como los huesos secos tienen una naturaleza eléctrica, mientras que la hoja metálica y el remache de
hierro tiene una naturaleza conductora, también llamada no eléctrica, fuimos llevados a suponer que, teniendo en los
dedos el mango de hueso, el fluido eléctrico que, de una u otra manera actuaba en la rana, era retenido, pudiendo entrar
en cambio al tocar la hoja o el remache conectado con la misma.
Finalmente, para poner la cosa fuera de toda duda, empleamos en lugar del escalpelo a veces una varilla delgada de
vidrio H, que se había limpiado de humedad y polvo, y, otras veces, una varilla de hierro. Con la varilla de vidrio no sólo
tocamos los nervios de la pata, sino que también los hemos fregado fuertemente mientras se estaban produciendo las
chispas, pero en vano; a pesar de todo nuestro empeño, el fenómeno no se producía, aun cuando gran cantidad de
poderosas chispas se desprendiesen del conductor de la máquina a una pequeña distancia del animal. En cambio, el
fenómeno se produjo cuando tocamos el mismo nervio, aun levemente, con la varilla de hierro, y sólo saltaban chispas
muy pequeñas (2).
NOTAS:
(1) Fragmento de De víribus electricitatis in motu musculari commentarius (1791), L. Galvani, reproducido en la Antología de física, Lecturas
universitarias. Universidad Nacional Autónoma de México, 1971.
(2) Según John D. Bernal (La ciencia en la historia, UNAM), Galvani descubrió la corriente eléctrica, pero no llegó a darse cuenta de ella. Su interés
por la fisiología de los nervios hizo que viera en sus experimentos, más bien, una prueba de la electricidad animal. Se necesitó de la mente más lógica
de su compatriota Alessandro Volta (1745-1827), profesor de física de la Universidad de Pavia, para llegar a comprender cabalmente el resultado
obtenido por Galvani. En 1795, Volta demostró cómo es posible producir electricidad prescindiendo de cualquier animal, colocando siempre dos
piezas de diferente metal en un líquido o en un paño húmedo. Y, de este modo, produjo la primera pila de corriente eléctrica.