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Número 12

Diciembre de 1999 - Enero de 2000

CONTENIDO
Editorial
Los grandes retos de la educación superior

Educación
Educación: instrumento de justicia social y valores éticos

Pedagogía
Importancia de la lectura y la escritura

Ética
La felicidad humana

La sociedad y los valores

Ciencia
La navaja filosófica

Filosofía
Hombre, metafísica y sentido

Filosofía
Falta una concepción dominante del hombre PORTADA:
Camile Corot (1796-1875). "La Iglesia de Marissel, cerca
Los grandes educadores en la historia de Beauvais" (1860). Museo de Louvre.
San Benito de Nursia y la educación
EDITORIAL

Los grandes retos


de la educación superior
Por: Flavio Mota Enciso

EN LOS ALBORES DE ESTE NUEVO SIGLO, ante una sociedad en la que el asombro por los descubrimientos
e innovaciones científicos y tecnológicos se han convertido en una cuestión cotidiana, las
instituciones educativas de nivel superior enfrentan grandes retos que impactan no solo su
tarea formadora de profesionistas, sino además precisan de la revisión de sus funciones y
reafirman la importancia de su misión. Entre los principales retos se pueden enunciar:

El reto por la actualización del conocimiento. El crecimiento actual del conocimiento y el


desarrollo tecnológico, hacen que aún el mejor plan de estudios se vuelva obsoleto en poco
tiempo. Parece que cada vez es más lo que hay que aprender. Hasta hace poco las diferentes
disciplinas científicas presentaban focos de desarrollo bien localizados, los cuales tenían, por
así decirlo, cierta “exclusividad” sobre esas disciplinas, pero esto ya no sucede más: la
información ahora se genera en todas partes del mundo y prácticamente la conocemos en el
momento en que está surgiendo. Hasta hace unas décadas eran las instituciones educativas
(y algunas otras instituciones sociales) quienes tenían el conocimiento y eran las encargadas
de transmitirlo a las nuevas generaciones, pero también esto está cambiando radicalmente.
Ahora el conocimiento ha adquirido una característica de ubicuidad. Se puede acceder a él
desde cualquier sitio, a través de las redes electrónicas de información, y la universidad es
sólo una fuente más de conocimientos para el alumno.

A este problema de la explosión del conocimiento se anexa uno igualmente preocupante: el


de la calidad y validez de la información que se recibe. Aunque el conocimiento está al alcance
de todos, debe 0identificarse y seleccionarse de entre un cúmulo de información irrelevante,
confusa y hasta errónea. Mucha de la información disponible no puede clasificarse como
conocimiento, entendido este en su sentido estricto, en término de validez y certeza. Otra
parte de la información disponible cabría perfectamente en la categoría opuesta: desinformación.
La educación debe enfrentar este reto desde dos vías diferentes. Por una parte, requiere de un
proceso continuo de análisis y selección del conocimiento relevante para incorporarlo a sus
planes de estudio, pero por otra parte es imprescindible ampliar sus estrategias formativas
para ayudar al alumno a pensar lógica y críticamente, de tal forma que pueda valorar y
seleccionar el conocimiento que recibe por todos lo medios, no sólo a través de la escuela. Se
requiere formar profesionistas más analíticos, creativos, que sepan enfrentar retos y que se
responsabilicen de su propio aprendizaje.

El reto de la calidad de la educación. Hay una exigencia cada vez mayor por optimizar el
proceso educativo. La universidad tiene que hacer más y mejor en menos tiempo y,
frecuentemente, con menos recursos. Se impone una mayor calidad en todos los componentes
del proceso: programas más actualizados, flexibles y vinculados a necesidades específicas de
la sociedad, contenidos educativos relevantes y significativos, profesores mejor capacitados
para enseñar y relacionados teórica y prácticamente con lo que enseñan; experiencias
profesionales desde la escuela, que realmente integren al alumno al campo ocupacional;
recursos didácticos más ricos, variados y actualizados tecnológicamente; alumnos más creativos
e involucrados con lo que aprenden.

El reto de la vinculación escuela-sociedad. La universidad no puede estar al margen de los


problemas sociales, por el contrario, necesita asumir una de sus principales funciones: ser
promotora de las mejoras sociales. Por eso requiere de una estrecha vinculación con los distintos
sectores sociales: la industria, el gobierno, el campo, el sector salud, etc., y de mecanismos
que le permitan incorporar en sus funciones y programas, las necesidades y tendencias actuales
y, si es posible, anticiparse a ellas.

El reto de la globalización. El problema de la globalización desafortunadamente ya no es un


tema que se puede evitar. La condiciones actuales a nivel nacional e internacional lo imponen
ya como una necesidad social y, por ende, educativa. El libre comercio, los tratados
internacionales, las empresas multinacionales, etc., establecen parámetros para formar
profesionistas, de un lado y otro de la frontera, con competencias comunes; aumenta el
intercambio de información y programas entre los países; la movilidad profesional y estudiantil
hace que se requiera cierta continuidad en los programas educativos de esos países o regiones
donde se genera esta movilidad; cada vez existe más presión para uniformar o estandarizar los
procesos educativos, a través de los organismos acreditadores y certificadores, y esta medida
se ha convertido en una condición para participar en programas de apoyo financiero; y aún
más, participar en el proceso de globalización se está convirtiendo casi en una cuestión de
supervivencia para algunas instituciones educativas. El problema no es si se quiere participar
en la globalización, sino cómo hacerlo, sin que la universidad pierda de vista su misión educativa
y su idiosincrasia.

El reto de la definición de nuevos perfiles y campos profesionales. En la actualidad una


institución educativa ya no puede sobrevivir con los programas de carrera que se ofrecen
tradicionalmente. La nuevas necesidades sociales requieren también de nuevas profesiones y
de nuevas opciones de formación técnica y profesional. Se requiere además, de la revisión de
las funciones y perfiles de desempeño de las carreras tradicionales, pues los escenarios
profesionales también han ido cambiando.

Y sobre todo, el reto de formar personas, al mismo tiempo que profesionistas. Hoy más
que nunca se requiere que las instituciones educativas asuman su función de formadoras de
personas íntegras. A la enseñanza de las innovaciones científicas y tecnológicas se necesita
anteponer la formación humanística. La sociedad reclama profesionistas capaces, pero antes
que esto, personas responsables, honestas, solidarias con la comunidad donde viven, con una
apropiada jerarquía de valores y, sobre todo, con un comportamiento ético.
EDUCACIÓN

Educación: instrumento de
justicia social y valores éticos
Por: Antonio Leaño Alvarez del Castillo

EL MUNDO ACTUAL ES UN ESCENARIO de cambios


tecnológicos, sociales, económicos y educativos
vertiginosos con acercamiento ecuménico en que a
todo nivel se incrementa el grado de competencia.

Las perspectivas que se ofrecen como resultado


de tales innovaciones dependen de si la colaboración
entre naciones y entre instituciones se focalicen
también en las contingencias esenciales, en los valores
trascendentes o tan sólo en cuestiones técnicas e
instrumentales.

La colaboración a todo nivel político, social o


educativo tendrá éxito y procurará la justicia si la
médula de la interrelación es visión generosa y
desinteresada alejada a relaciones basadas en el
estatismo.

Para adaptarse a la realidad mundial, la educación


debe repensarse; repensarse no solamente en
cuestiones instrumentales sino en sus verdaderos
objetivos.

¿EDUCACION, PARA QUÉ?

Es cierto que la educación puede hacerse ahora


sin límites temporales o espaciales, ponerse al alcance
de cualquier persona a muy bajo costo, pero, ¿para
qué? La respuesta, nuestra respuesta, es que la
educación es... debe ser, el instrumento para extender
la justicia social, que todos nuestros pueblos alcancen
unos mejores estándares de vida basados en valores
comunes a toda la humanidad, los valores eternos de
Verdad, Bondad y Belleza como resultado de esa cooperación, un futuro interdependiente, más promisorio.

Debemos cooperar para que la educación opere corno un factor de esperanza y en ese objetivo medular la educación
a distancia, es el mejor medio de lograrlo pues permite pasar fronteras, maximizar recursos humanos e instrumentales
eficientando la educación y promoviendo la justicia social al facilitar la movilidad social.

Uno de los temas más debatidos en la época moderna es el de la Justicia Social. Este cuestionamiento, sin embargo, no
es sólo privativo de los tiempos modernos; su debate se extiende a todos los tiempos de la humanidad. El problema ético de
la Justicia Social abarca aspectos vitales de la relación entre los hombres y de la relación de ellos con la colectividad social.

Siendo en el fondo la Justicia Social, la más alta expresión de la justicia humana y de la equidad; su análisis entraña la
disección de su correlación con la libertad del hombre. La naturaleza humana no puede ser subestimada ya que ella es
parte fundamental y por ello pertenece al orden del Derecho Natural. Debe ser esta correlación entre ambas la parte
medular del tema a tratar.

Sin embargo, la cuestión tiene íntima relación con la economía, y con la tecnología; en tanto que el bienestar humano
requiere que se produzcan en abundancia los satisfactores que demanda la persona para sobrevivir y para obtener un
adecuado estándar de bienestar. En ese sentido es que necesitan utilizar la sociedad y los particulares los mejores métodos
y técnicas de la producción. La economía tiene, en consecuencia, que ver y mucho, con la Justicia Social. La economía y
la tecnología deben estar al servicio del hombre, para mejorar sus aptitudes y realizar sus aspiraciones de bienestar.

La producción de riqueza, que es acumulación de satisfactores materiales, indiscutiblemente es esencial para vivir
mejor. A esa productividad de riqueza debe impulsársele siguiendo las leyes naturales del hombre. Debe tenerse en cuenta
que el progreso y desarrollo no se logra por medios y programas antinaturales. Es muy importante saber y comprender que
el motor del progreso radica esencialmente en el otorgamiento de premios al trabajo del hombre, porque no hay otra
manera de hacer trabajar adecuadamente al ser humano. El sistema que se use para generar riqueza, es decir, acumulación
de satisfactores para el hombre, debe ser el que se acomode a lo normal y natural. Y está probado en la historia de todos
los tiempos que el mejor y único sistema de desarrollo está en la libre empresa. La acumulación de premios al trabajo de
cada individuo viene conformando la propiedad privada. El hombre la necesita para cubrir sus propias necesidades y las de
su familia. Esa propiedad constituida con el fruto del trabajo la requiere el ser humano tanto para el presente como para su
futuro personal y el de su prole. El desea atender las necesidades cotidianas, pero también proteger, en su momento, su
vejez, y ayudar al futuro de su familia. La propiedad privada supone además por su esencia y naturaleza la capacidad
jurídica de las personas a heredar el fruto de su trabajo a quien estima pertinente.

La libertad es parte esencial de la naturaleza humana, siendo ésta la que diferencia al hombre del animal, por lo tanto la
libertad como patrimonio común de todo ser humano sin distinción de clase, de religión, de sexo, está protegido por una
serie de principios para su inclusión en el Derecho Natural primero y que después al ser reconocido como una regla moral
por la sociedad y debido a esa razón se legitima en el derecho positivo. Entre tales derechos, el derecho al trabajo y a la
propiedad han sido reconocidos también en la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada el 10 de
diciembre de 1948.

Los constitucionalistas mexicanos de 1917 se anticiparon en más de 30 años a la Asamblea General de las Naciones
Unidas, al garantizar tales derechos en la Constitución de 1917, la que representa un modelo de sumo equilibrio entre los
derechos individuales y los sociales que ha permitido el desarrollo equilibrado y armonioso de la sociedad mexicana en este
siglo. Nuestro modelo constitucional que ha producido el sistema de economía mixta, es digno de ofrecerse al mundo como
una de las mejores soluciones en la era contemporánea.

Desafortunadamente, en ocasiones grupos radicales propugnan por romper ese equilibrio e intentan crear un socialismo
de Estado que acapare los medios de producción, creando empresas paraestatales cuyo mal fiuncionamiento es reconocido
y afortunadamente corregido mediante la reprivatización o mediante la exigencia de eficiencia.

La Justicia Social, desde luego, tiene intima relación con la economía y con la técnica en la medida en que el bienestar
humano requiere que se produzcan suficientes satisfactores materiales que demanda la persona para sobrevivir primero
(alimentación, vestido, vivienda, salud, educación, trabajo) y para obtener un adecuado estándar de bienestar (comunicación,
información, transporte, descanso, etcétera). La economía así tiene mucho que ver con la Justicia Social, razón por la cual
la economía tiene que estar al servicio del hombre para realizar sus aspiraciones individuales y colectivas.

La producción de riqueza, que es acumulación de satisfactores, es esencial para que el hombre viva mejor. Esa producción
de riqueza en el seno de una sociedad debe Impulsarse, no nos cansaremos de repetirlo, siguiendo las leyes naturales de la
persona humana. Debe tenerse en cuenta que el verdadero motor del progreso y del desarrollo de las sociedades modernas
no se logra por medios y programas antinaturales.

Repetimos que el motor del progreso y desarrollo radica básicamente en el premio al trabajo personal porque aquí está
la clave de la motivación esencial que lleva al hombre a crear riqueza, a innovar, a correr riesgos y a emprender formidables
aventuras empresariales que redunden en beneficio de la sociedad misma. El sistema que se establece
para generar riqueza en abundancia debe ser por lo tanto un sistema que se acomode a estas sencillas
pero inflexibles leyes naturales, porque ignorarlas o violarlas sólo trae como consecuencia confusión
Las intelectual, improductividad, insuficiencia económica, consecuentemente desperdicio de recursos y
depreciación del nivel de vida de las personas.
sociedades
más Ese sistema que garantice la producción de riqueza en abundancia siguiendo leyes naturales de una
perfectas... sana economía ha sido probada a través de la historia de todos los tiempos, como podemos testificar
son las que hoy en día en las sociedades industrializadas en los países libres, en ellos priva el premio al trabajo
individual conforme a su rendimiento real y todo ello constituye, junto con la libertad y otros ingredientes,
permiten el sistema de la libre empresa.
equilibrar
los derechos La acumulación jurídica y real de los premios al trabajo de cada individuo va conformando su
del hombre propiedad privada que el hombre necesita Imperiosamente, como habíamos dicho, para su presente y
para su futuro, para sí y para los que le rodean. La propiedad es necesidad presente y futura. El
con el hombre tiende a atender sus necesidades cotidianas, pero también desea proteger su vejez; disponiendo
interés libremente de los recursos acumulados. Requisito indispensable de la propiedad privada lo suponen,
social. repetimos la capacidad de heredar a quien el titular de la propiedad decida en cualquier momento.
Hasta aquí la clave del progreso que debe equilibrarse con los derechos de todos los factores que
participan en la producción de la riqueza.
Las sociedades más perfectas que los hombres pueden constituir en esta vida son las que permitan
equilibrar los derechos del hombre con el interés social.
La
El Estado moderno juega un papel decisivo en la conceptualización y praxis para coordinar medios verdadera
para que una justa distribución de la riqueza se realice armónicamente, equitativamente, libremente.
justicia
Una incorrecta administración entorpece la producción generando retracción, recesión, desabasto, social
conduciendo al reparto de magros frutos: miseria y pobreza. supera
todas las
En tanto que la riqueza es producida por dos factores fundamentales: capital y trabajo, debe ser
distribuida entre esos factores que la producen generándose así la necesidad de ser justos y equitativos
ideologías
en dicha distribución y ahí, en esa distribución o reparto, es donde debe aplicarse la Justicia Social, lo totalitarias
que nos siempre sucede como corresponde a la equidad. Esta es garantía de mayor bienestar individual que
y colectivo. Ahí, para realizarse la distribución interviene la necesidad de definición del papel del prometen
Estado, que es quien puede regular esa distribución, y al hacerlo no debe tal Estado convertirse en una
institución que ahogue al individuo y menos a su libertad natural y a su bienestar mismo. paraísos
futuros.
La sociedad más perfecta es aquella que más equilibra el derecho individual con el interés social
que también es una realidad insoslayable, digna de consideración y respeto. Toda la gran discusión en
el tiempo moderno y en todos los tiempos sobre la distribución de la riqueza está relacionada con un
amplio y profundo concepto teórico del derecho cuya máxima expresión debe ser la Justicia Social.

La tecnología juega, asimismo, un papel importante papel en la producción de satisfactores especialmente en la producción
agrícola, que genera los alimentos o nutrientes que necesita el hombre para sobrevivir y para optimizar sus facultades
vitales. Asimismo, juega la tecnología un papel importantísimo en la producción industrial y en amplios aspectos de la vida
contemporánea, entre otros en la creación y administración de esas entidades llamadas compañías o corporaciones, en las
que sigue y seguirá siendo eterna mente preponderante para su mejor desempeño el valor moral del hombre y la rectitud de
sus virtudes personales, y desde luego una sana regulación jurídica de las mismas.

El problema del Estado, su conceptualización y praxis es, asimismo, trascendente y decisivo tanto para coordinar el bien
común como para realizar la justa distribución de la riqueza, y su promoción productiva.

La justa distribución de ésta adquiere una importancia tremenda. La plena libertad en la economía, en la competencia
del mercado produce buenos efectos en general. Mas deben ser estos factores positivos moderados con equilibrio y
justicia. La distribución bien realizada es factor de prosperidad y de progreso. Su incorrecta administración frena la
producción y origina sólo el reparto de miseria y pobreza. En realidad lo debido es producir para administrar abundancia y
bienestar, y ésta se logra además aplicando tecnologías adecuadas con el equilibrio entre las libertades humanas y la justa
aplicación de los resultados entre quienes generan la creación de los satisfactores, o sea el capital y el trabajo. Ambos
factores deben ser equilibrados con aplicación de la Justicia Social.

Debe profundizarse el mal planteamiento hecho en el siglo pasado y sobre todo en el presente sobre las tesis colectivistas
de la sociedad humana y sobre las pretendidas soluciones de un Estado Gigante Totalitario y todo poderoso, que promete
resolver todas las desigualdades humanas que algunos consideraron no sólo fruto de las diferencias esenciales de las
distintas personas, sino producto de la existencia de clases sociales antagónicas por naturaleza, que debe una, la explotada,
hacer desaparecer a la otra, parasitaria y explotadora, cuya desaparición se realizará mediante el exterminio total de la
misma. Esta posición, que ha frenado y detenido el progreso humano y que ha producido el sufrimiento masivo principalmente
de los “marginados” que dicen serían los que iban a favorecerse y salvarse con la solución colectivista.

Estrecha correlación entre justicia social y libertad Individual

Este trabajo analizará primordialmente la correlación de la Justicia Social con la libertad individual bien supremo de la
humanidad ya que ambas no solo no se excluyen, sino que la una no se da sin la otra.
He aquí el fondo de la cuestión. Debemos
plantear el problema de la justicia Social
principalmente como debate moral, aclarando la gran Solo en el marco
falacia del aumento de la producción y riqueza de la libertad y
mediante el colectivismo y otras utopías.
el derecho el
En el periclitar del siglo veinte, en el que tantas espíritu humano
luchas se han dado en defensa de la civilización y puede desplegar
de un orden jurídico que garantice la convivencia
social civilizada con plena vigencia de derechos y
toda su
de deberes, debe ser motivo de ponderada capacidad
satisfacción, como de meditación profunda, el creadora,
observar el triunfo del ideal de libertad en plena recreadora y
correlación con la justicia social, superando la
fascinación seductora del totalitarismo estatista.
transforma-dora
de la realidad.
En efecto, la justicia, si la entendemos como la
verdad, en acción supera todas las falsas
contradicciones y sofismas de las ideologías
totalitarias que prometen paraísos futuros, construyendo sistemas policiacos en el presente. Es la justicia ese firme y
constante deseo de dar a cada uno lo que es debido, porque de no ser en esa forma, la justicia se confundiría con la fuerza,
siendo finalmente reemplazada por esa expresión de todas las formas viejas y modernas de la opresión y la injusticia.

No se puede prometer una sociedad ideal o justa ofreciéndose como vía de acceso a ese plano utópico el atropello de
todas las demás libertades y derechos, que son inherentes a la persona humana que vive en una sociedad que ha superado
las leyes propias de la selva, donde domina el más fuerte. Aquella sociedad ideal o utopía nunca se concretará en el mundo
real, sino que, en su lugar, por el contrario, se concentrará una sociedad donde el control reemplace a la libertad, la
esterilidad a la innovación, el dogmatismo al progreso, la ideología a la verdad.

Repetimos que es la Justicia Social la más alta expresión de la justicia humana, fruto de la convicción de que es
imprescindible respetar las libertades individuales, de forma tal que éstas se traduzcan en derechos cuyo ejercicio no tenga
más obstáculo que el esfuerzo de las personas, no sólo al trabajo sino también a la propiedad individual y colectiva. Sólo en
un clima social en el que se equilibren libertad y justicia podrán darse las condiciones de que los trabajadores puedan dejar
de ser asalariados para convertirse en propietarios. Es en este tipo de sociedad en donde se darían las condiciones óptimas
de armonía entre deberes y derechos; entre valores como la libertad y la justicia, entre las clases sociales, entre los
factores de la producción capital y trabajo.

Sin libertad la justicia es una entelequia, sin justicia la libertad es una quimera. Sin libertad ni Justicia no hay progreso
económico porque no se dan las condiciones para que todas las potencialidades psíquicas del ser humano se explayen en
plenitud innovando, solucionando problemas, creando y produciendo riqueza en calidad y cantidad que haga posible la
distribución de los beneficios de la actividad económica.

Es solamente en el marco de la libertad y el derecho conjugados armónicamente, como deberes y derechos, en donde
el espíritu humano, fuente de donde surge la cultura en todas sus dimensiones y facetas, puede desplegar toda su capacidad
creadora, recreadora y transformadora de la realidad. Es el reconocimiento de la intimidad consciente del hombre la
diferencia esencial con el animal irracional. Es en esa intimidad inconmensurable donde se dan los sentimientos, pero por
encima de ellos las categorías superiores del intelecto que le permiten conocer, valorar y ser, actuando coherentemente con
un orden axiológico que acepta como objetivo y por lo tanto superior a toda extravagancia y capricho subjetivo.

Es, en esa intimidad, el segundo mundo del que hablan Ecles y Popper, el de la conciencia histórica del hombre, en
donde la cultura se anida. Allí están en ciernes la filosofía y el derecho, la conciencia y la tecnología, las artes y la
literatura, el mundo Iógico como el ámbito de la intuición creadora, el rigor matemático y el gozo del homo-ludens. Es el
segundo mundo, el ámbito donde se da el aprendizaje, donde se anidan los contenidos ideales subjetivos que luego se
objetivan en la cultura en obras plenas de valor y de sentido. Son estas dos dimensiones las impulsoras de la historia y de
la actividad económica, y no como se ha pretendido, las relaciones de la producción económica y la tecnología vigente, las
que mueven la historia. Es primero la idea y luego la acción y no a la inversa.

En esa interioridad radica, como consecuencia de su procedencia y origen, la auténtica justificación y legitimidad de la
libertad humana, de su dignidad irrenunciable, y de la necesidad de la norma jurídica que le de protección frente a todo
intento de avasallamiento.

En la actividad económica se conjugan diversos factores e insumos con el propósito de producir riqueza que ha de
distribuirse equitativamente entre las partes intervinientes, capital y trabajo.

En tanto en el capital como en el trabajo, consideradas como las dos caras de una misma moneda, emergen un conjunto
de valores y actitudes dignas de considerarse, pues su omisión es causa de atraso. En primer lugar se debe aceptar el
riesgo, pues cada empresa económica tiene las características de una aventura, en la que se puede ganar y se puede
perder, pero que vale la pena correrse.

Riesgo implica valor y coraje para correrlo, talento para identificar los problemas anticipadamente y solucionarlos de
manera pertinente, o sostenerlos aguzando el ingenio, que despierta movido por la dinámica de la necesidad. En una
sociedad cerrada, la innovación languidece como planta de invernadero que ha dejado de recibir los nutrientes de la tierra
y la acción fotosintética de la luz solar. La creatividad en la sociedad cerrada se emplea para mantener los signos vitales del
cuerpo social sometido a condiciones infrahumanas, en lugar de canalizarse constructivamente para el progreso de la
sociedad.

El dominio de la ciencia y de la tecnología, con un impacto directo en la actividad económica, produciendo bienes y
servicios apreciados por la sociedad, se observa de manera dominante en la sociedad abierta, mientras que es marginal en
la sociedad cerrada del totalitarismo socialista que concentra todo su esfuerzo económico en el sector militar, con grave
perjuicio del nivel de vida de la clase trabajadora, violándose así las condiciones elementales de Justicia Social.

Nuestra ponderada satisfacción por el triunfo del principio de la libertad y premio al trabajo personal como promotor del
progreso y de la Justicia Social se justifica por los profundos cambios que las dos grandes naciones de sistema de planificación
económica concentralizada se han visto obligadas a prometer, con varias denominaciones como “perestroica”, “glasnost”
y otras de dominio público las cuales de facto representan una aceptación del fracaso histórico del socialismo totalitario,
comunismo o marxismo-leninismo.

¿Cuáles son las razones que justifican calificar de fracaso histórico el totalitarismo socialista en las dos grandes potencias
donde sus principios se han aplicado cabalmente por casi tres cuartos de siglo de una y casi medio siglo en la otra? Somos
testigos que las naciones socialistas necesitan hoy de la ayuda de las naciones industrializadas en alimentación, ciencia,
tecnología y recursos financieros para salir de la quiebra virtual en que se encuentran, que es peor que la de las naciones
del tercer mundo.

El fracaso del Socialismo es eminentemente económico pues el sistema colectivista ha demostrado fehacientemente su
incapacidad por construir la patria de los trabajadores, el reino de la felicidad terrenal, el paraíso humano en donde la
superabundancia de bienes y su justa y equitativa distribución igualitaria para todos, tuviera existencia histórica. No felices,
en el plano material de la atención de las necesidades humanas básicas, principalmente porque mataron el incentivo al
trabajo del hombre negándose a establecer las premiaciones del esfuerzo individual, como eufemísticamente algunos de
sus más connotados panegiristas señalan, el socialismo ha servido hasta hoy para distribuir inequitativamente la pobreza.
Eso no es justicia social, porque mataron el progreso y la producción de los satisfactores al tratar a todos por parejo,
prevaleciendo el ejemplo a seguir dentro del colectivismo. Está latente ahí la invitación a todos a trabajar como lo hacen los
más flojos e incapaces, que al fin todos reciben lo mismo por su trabajo. Cabe aquí señalar que en las sociedades cerradas
en realidad los trabajadores han perdido su paraíso.

El triunfo de los ideales de la libertad significa el fracaso del totalitarismo marxista en la economía y consecuentemente
en el corazón de su argumentación filosófico-sociológica, en la que hacía radicar precisamente, su autolegitimación, por la
vía de la crítica y condena de la sociedad capitalista que anunciaban estaba condenada a desaparecer.
La historia, verdadero juez imparcial de las ideologías, se ha encargado de mostrar precisamente lo contrario: es el
socialismo marxista el sistema político que está condenado a desaparecer, ahogado por sus propias contradicciones, intoxicado
por sus falacias doctrinales dogmáticas, angostado por la esterilidad de sus principios, y sobre todo por sus principios de
inequidad pseudo igualitarios que mataron los incentivos del individuo para trabajar y producir.

La relación entre teoría y praxis y la sociedad comunista es estrecha. El fracaso es, pues, global, sin que pueda salvarse
ni rescatarse realmente nada útil para sacar a los pueblos del atraso, del hambre, del subdesarrollo. Quienes sostienen aún
que el socialismo es el modelo de político - económico para los países del tercer mundo, ocultan dolosamente la realidad,
pues las naciones que padecen regímenes socialistas no han salido de su condición sino que su progreso se ha estancado
cuando no se han observado francos retrocesos.

Es hora de la reflexión meditada propuesta al inicio


de esta disertación. Una de las grandes enseñanzas
que arroja esta inusual circunstancia histórica que nos
ha tocado como testigos presenciales, es la de poder
estudiar objetiva y fríamente las causales remotas y
próximas del totalitarismo socialista, en su impotencia
por generar riqueza y felicidad los trabajadores y
campesinos del mundo. Estudiar para conocer,
conocer para enseñar a las nuevas generaciones qué
errores no deben volver a cometerse jamás, so pena
de perder la libertad que nos garantiza una existencia
humana plena.

De manera preambular señalaremos que, en pleno


siglo diecinueve, bajo el influjo de la ideología del
supuesto progreso indefinido surgieron doctrinas que,
ante el conflicto existente entre las libertades políticas
garantizadas en las constituciones derivadas de la
Revolución Francesa y el desamparo en que había
dejado a las mayorías al dejar un vacío legal en los
derechos económicos, de los trabajadores, propusieron
un sistema que prometiendo en el futuro alcanzar
libertades y derechos económicos, proponían para tal
efecto acabar con inmediatamente con las libertades
políticas y con ellas, en la práctica, con todas las
libertades del hombre, incluidas las económicas.

Esta doctrina político - económica proponía el totalitarismo estatista, como falsa solución a los problemas de injusticia
social derivada de la situación jurídica en que se desenvolvían las relaciones entre capital y el trabajo en la Europa
industrializada del siglo pasado.

Respecto a los siete grandes pronósticos, profecías políticas que Marx lanzó al mundo en el siglo pasado, dejando a un
lado el discutible tema de su originalidad, bastar con señalar que ninguna de las tesis catastróficas anunciadas solemnemente
se han cumplido, antes por el contrario, en muchos casos ha sucedido precisamente lo contrario a lo predecido por el
hombre de Tréveris.

Urgando entre las siete tesis centrales de dicha doctrina y sus tres supuestos filosóficos subyacentes se encuentran las
raíces de su miseria idealista, anticipo de la esterilidad de sus realizaciones históricas. El socialismo marxista se presentó
como una doctrina científica. Su base intelectual se la proporciona el materialismo dialéctico de Plejanov y Engels. Este
pretendía ser una clave en la interpretación de la historia y la sociedad, una teoría de la estructura y los cambios sociales
y una metodología. Todo esto basado en el supuesto de la existencia de una ley universal, por lo tanto de obediencia ciega
y necesaria, que movería la historia, los pueblos y a los hombres hacia una sociedad sin clases, presentándola como el
futuro utópico hacia el cual deberían tender los hombres su acción.
Quienes se opusieren a esa mítica ley del progreso indefinido, y al devenir y evolución de la historia, estarían
interponiéndose de manera caprichosa, al devenir de la historia y al advenimiento de una nueva era de paz y prosperidad
para toda la humanidad.

Lo paradójico en esta mesiánica concepción de la historia, de la sociología y de la economía, es que el motor de la


historia sería exclusivament las motivaciones económicas y que su dinamismo estaría dado por el principio de la lucha de
clases, razón por la cual una clase estaría llamada a desaparecer aplastada por otra. La paz y la tranquilidad se alcanzaría
mediante el odio y el exterminio de una clase sobre la otra.

No es ocioso recordar que la teoría del valor propuesta por Marx está viciada por el prejuicio de la falsa ley del paso
utópico de la cantidad a la calidad, propuesta de manera general para interpretar todos los cambios en el cosmos, y también
en los procesos econórnicos.

En la actualidad la conquista de los mercados internacionales con bienes y servicios podrá lograrse en la medida que las
naciones sean capaces de ofrecer bienes de calidad, porque la cantidad no conduce a la calidad.

Esta es la doctrina. La praxis ha sido coherente con la idea, debe reconocerse, al menos en este punto. En efecto el
socialismo marxista que justificó el Estado opresor, la dictadura del proletariado, cristalizó en regímenes totalitarios, despóticos,
crueles e intervencionistas en los asuntos internos de las demás naciones del mundo, a las que llevó la lucha de clases y
variadas formas de subversión de las instituciones políticas.

Así como el colectivismo ha sido incapaz de crear riqueza y bienestar para los trabajadores y campesinos bajo su férula,
estéril en producir, ha sido fértil en la creación de estados totalitarios.

La doctrina sustentadora del colectivismo es el marxismo

Intentaremos explicar esa doctrina económica, social, política y filosófica y conceptualmente edificada sobre principios
y supuestos falsos que no han resistido el veredicto implacable, objetivo y justo de la historia. De allí que sus realizaciones
históricas, a partir de 1917 en Rusia, hayan sido consecuentemente estériles en el campo económico, social, científico
tecnológico y en especial en su oferta de producir bienestar a su creciente población.

El materialismo dialéctico de Plejanov y Engels pretendía ser la clave para la interpretación de la historia y de la
sociedad, una teoría de la estructura y de los cambios sociales y una metodología, supuestamente científica, para ser
aplicada en todas sus manifestaciones de vida social, intelectual, académica y científica. Toda la cultura debería ser
interpretada y entendida con base en la visión del hombre y de la cultura propuesta por tales pensadores: el hombre sería
sólo un animal productor (homo faber) que ~ se guiaría por una ley ciega que es la única motivación económica del hombre
(homo economicus). Esto sería así por que habría una ley universal descubierta supuestamente por Marx y segudores.

Esta misteriosa y oculta fuerza que según este grupo de intelectuales guiaría de manera ciega y necesaria los destinos
de hombres y culturas, conduciría hacia una sociedad sin clases, ofrecida con fervor religioso, con claros ribetes mesiánicos,
como un paraíso terrenal, el paraíso de los trabajadores. Aquí radica la miseria filosófica del marxismo porque esa supuesta
ley universal de la historia, ciega e inexorable no existe en la realidad. Sólo tendrá la misma validez de una expresión onírica
de aquellos que quieran creen en los sueños como realidades.

El marxismo ha instalado una dictadura, pero no del proletariado, sino sobre el proletariado, de ahí que se pueda calificar
a esas sociedades como los paraísos perdidos de los trabajadores. De ahí que la justicia Social ha sido escamoteada a
obreros y campesinos en esas naciones. Ellos han sido las principales víctimas del error montado sobre millones de
cadáveres.

El colectivismo marxista es antinatural, de ahí el fracaso económico del comunismo socialista en todo el mundo. La
teoría del valor propuesta por Marx está viciada por el prejuicio, sostenido por Engels, de la supuesta ley del paso de la
cantidad a la calidad y la reducción del trabajo. Este sofisma sugiere que la justificación del marxismo no radica precisamente
en la existencia de estómagos vacíos, cuanto en la existencia de cabezas vacías. Si a la mencionada ley se le suma la de la
interpretación de los contrarios y la superación de las contradicciones, se tendrá un panorama conceptual completo de las
débiles bases teóricas de esta ideología descalificada tanto en la teoría como en la praxis.

En el corazón mismo de la doctrina marxista, de Marx. y de Engels, se encuentra la justificación de la violencia como
metodología política de toma del poder, de eliminación de las fuerzas opuestas, de sostenimiento y de expansión mundial.
En la teoría de la lucha de clases como motor de la historia, necesaria y por lo tanto legitimada por esa dictadura del
proletariado, con la inversión de la pirámide social, para que una clase aplaste a otra, esta la justificación del estado
totalitario, la construcción del Estado policía, la legitimación del terror del Estado y todas las manifestaciones del genocidio
político y racial que la historia del siglo XX ha observado. Remito a los autores al Premio Nobel Alexander Solzhenitsin
como elemento de prueba. Nadie ha enjuiciado a ese sistema económico, político y social como ese ruso extraordinario.

Las profecías apocalípticas de la doctrina marxista como la tesis catastrofista de la muerte de la sociedad capitalista por
el crecimiento del proletariado explotador, no se ha cumplido en absoluto. Antes, por el contrario en las sociedades capitalistas
el proletariado vive en condiciones económicas muy superiores que en los países socialistas, como es fácil constatar,
aunque la distribución de la riqueza deja mucho que desear aún. La lucha de clases carece de interés para los obreros de
las naciones industrializadas porque su nivel de vida es alto como acceso a la propiedad privada, pero no sucede en el
colectivismo.

Resumiendo esta segunda cuestión de la


doctrina marxista puede considerarse
francamente superada por sus inconsistencias
conceptuales y por los hechos históricos que
contradicen todas sus profecías catastrofistas. El
materialismo histórico, basado en el materialismo
dialéctico, no puede explicar sin caer en paradoja
insoluble los grandes acontecimientos de la
historia de la humanidad. como el cristianismo y
el islamismo. Es falso que la naturaleza de los
útiles y de las herramientas determinante de la
vida económica. Sin capital ni trabajo intelectual
aquellas son inútiles.

La lucha de clases es una simplificación


grosera de la historia donde Marx confunde la
lucha de partidos transformándola, por un acto de malabarismo intelectual, en lucha de clases. Grandes períodos de la
historia muestran armoniosas y estables relaciones entre las clases sociales y económicas unidas con propósitos políticos,
religiosos y económicos. Esta “afirmación desesperada” de Marx encuentra su propia contradicción en el hecho de que el
Marxismo es una causal ideológica cuando propone la conciencia de clases, no una causal económica.

La teoría marxista del valor criticada vehementemente por sus contemporáneos copiada de David Ricardo recibe las
mismas objeciones que el resto de las teorías valor-trabajo. La obsesión de Marx de reducir el producto general por el
producto del trabajo manual cae en un reduccionismo que pretende ignorar el factor de la necesidad de un bien respecto de
su valor.

Independientemente del snobismo y del consumismo, la Teoría de la Plusvalía de Marx es irrescatable, como señala
Aftalion, quien dice que después de tantos análisis críticos “nada se ha podido conservar de ella”. El intento de Marx de
reducir el precio del coste de trabajo por el precio de mantenimiento del trabajador y de su familia no explica cómo podría
producirse, ni en 24 horas ni en un año, sin el concurso del trabajo intelectual y sin la participación del capital. Para Loria,
Marx incurre en tales contradicciones que sólo conducen a una amplia “bancarrota doctrinal” y aun “solemne suicidio
cientítico”.

Las leyes de la concentración capitalista y de la proletarización creciente con desaparición progresiva de las clases
medias, dice Gonnard, fue criticada hasta por sus colegas socialistas. La discusión conceptual fue superada por los
acontecimientos históricos, pues las naciones capitalistas industrializadas han crecido las clases medias
hasta conformar las mayorías.
La mejor
En síntesis, la naturaleza del marxismo como sistema de ideas políticas y económicas, puede calificarse sociedad
como un sistema utópico, mesiánico y catastrofista que ha sido superado por los propios hechos históricos
y por las realizaciones históricas de esa ideología, demostrando que su aplicación en el campo económico será en la
conduce a la ineficiencia y a la proletarización creciente, en lugar que al progreso y al bienestar de los que todos
hombres. El fracaso ha alcanzado aun a sistemas que han propugnado el socialismo por la vía pacífica tengan la
electoral porque lo que no funciona es el colectivismo mismo, particularmente en lo que se refiere a
producción agrícola, que es la producción verdaderamente vital a todos los pueblos del mundo. La
oportunidad
razón de esa falla mayor en el campo es que ahí opera más decisivamente el incentivo del premio al y la
trabajo. Recuérdese que en 1973, ante la amenaza inminente de una hambruna generalizada, concurrieron posibilidad
a comprar granos y alimentos a los graneros de Estados Unidos cinco países: Rusia, China, Cuba, Chile de ser
y México. En esa fecha esos países vaciaron las bodegas de reserva de los Estados Unidos, costándole
a México el pago en efectivo y en oro por la gran importación alimentaria que ese año hicimos junto a
propietarios
los otros cuatro países socializados.

La naturaleza humana como papel fundamental


en todas las manifestaciones superiores del hombre

La naturaleza humana integralmente concebida reconoce a la interioridad de la conciencia histórica del sujeto, el papel
matricial de toda la cultura objetiva, incluidos el derecho y la economía, como ámbito de las libertades, de la creatividad,
innovación de la inteligencia y de la voluntad, es punto de partida de toda doctrina política económica sana, preocupada por
hacer realidad la Justicia Social, para las grandes mayorías de una nación. En primer lugar se señala que la antropología
materialista que nutre el pensamiento colectivista, afirma que el ser humano es tan sólo un animal más evolucionado que el
resto de los grupos, sin que exista una diferencia esencial entre el hombre y la bestia, tan sólo un grado diferente de
evolución.

Este principio filosófico que tiene el antecedente de las expresiones más pobres del pensamiento filosófico griego, es
adoptado por el materialismo dialéctico como propio, y a partir de esa afirmación construyen el resto de su mundo ideológico
antinatural.

Se explicaría la cultura del hombre y su comportamiento como el resultado del juego determinado de fenómenos físico
- químicos, donde radicaría toda la esencia misma del hombre confundiendo las consecuencias con las causas primeras y
los medios con los fines. Así el hombre estaría dominado por la pura necesidad de obedecer el instinto y a las fuerzas
ciegas y misteriosas de la historia. La libertad y la dignidad consecuente serían una pura ficción, como sostiene Skinner, el
padre del conductismo.

En el ser humano se dan mundos estrechamente relacionados. El mundo de la necesidad es el mundo de la materia y el
mundo de la libertad es el mundo del espíritu. En el animal el mundo de la necesidad instinitiva domina todas sus
manifestaciones vitales propias de su alma animal. En el hombre sucede lo contrario cuando este se comporta como tal
recordando aquella sentencia estoica “Obra de manera tal que lo menos que pueda decir de ti es que eres un hombre”.

El mundo uno, que es el mundo material de la corteza cerebral y de los fenómenos físico-químicos. El mundo dos que
opera sobre aquel, que es el mundo de la conciencia histórica anterior donde radican todas las funciones superiores del
intelecto, como el análisis y la síntesis, el pensamiento lógico y matemático y la intuición creadora. Ahí encontramos a la
inteligencia y a la voluntad del hombre, que gracias a su libertad permite transformar los contenidos ideales ahí acontecidos
-esto es ideas- en obras llenas de valor y de sentido; esto es cultura.

La cultura la entendemos en el sentido más amplio. Tanto como origen de la misma y su asimilación por el sujeto, como
en sus objetivaciones históricas: la filosofía y la metafísica, la ciencia y la tecnología, la ética y la moral, el orden jurídico, las
instituciones políticas y económicas, las máquinas, la arquitectura, la poesía y la literatura. La cultura es el producto del
espíritu humano capaz de plasmar sus ideas subjetivas en obras objetivas; capaz de crear e innovar, de producir y de
convivir civilizadamente con sus semejantes.
La cultura del espíritu humano está pues orientada a valores, la cual, como es producto del libre albedrío, puede ser la
cultura de la libertad y el progreso, como la anticultura de la domesticación del hombre como animal instintivo. La cultura
está orientada a valores, siendo estos ordenamientos axiológicos los que determinan el tipo de sociedad que se construye
y la forma de vida que se escoja: son los valores económicos, ordenados por la justicia y la convivencia social los que hacen
a una sociedad Justa, y no el dominio ciego de fuerzas ocultas que moverían misteriosamente la historia.

Es en la interioridad de la conciencia donde se alberga la libertad como posibilidad de querer y de hacer y de ser. Por su
voluntad el hombre se propone metas y objetivos para su propio bien y el de su familia y de sus semejantes. Su trabajo
intelectual y físico reclama una justa remuneración y la libertad para poder ejercer dominio sobre las cosas, esto es la
propiedad. En lugar de pensar que la mejor sociedad sería en la que todos quedan sometidos a meros proletarios, la mejor
sociedad será en la que todos tengan la oportunidad y la posibilidad de ser propietarios.

Quiero terminar este trabajo explicando mi posición personal respecto de este problema de la Justicia Social.

La defensa de todos los puntos que he expuesto no significa que yo sea un supercapitalista o liberal a ultranza, y que no
me conmueva la insuficiente solución realizada hasta hoy por los estados tanto del mundo socialista como también en
alguna medida por el mundo libre en relación con la promoción del bienestar de las clases más necesitadas que requieren
mejores técnicas productivas, mejor manejo de los asuntos públicos, mayor distribución de la riqueza y un mejor Estado de
Derecho.

Personalmente recibí un ejemplo de mi propio padre, el ingeniero Nicolás Leaño Vélez, quien siendo diputado local de
la Legislatura de Jalisco promovió el 14 de marzo de 1913 la primera ley o de las primeras leyes protectivas de los
trabajadores: la Ley de Descanso Dominical Obligatorio, misma que se turnó para su conocimiento y opinión a los municipios
del Estado de Jalisco, que la apoyaron, siendo aprobada la ley el 13 de marzo de 1914, publicándose por la Comisión de
Gobernación presidida por Miguel Palomar y Vizcarra. Esa ley formó parte de un paquete de leyes protectivas de los
obreros que preparó el Partido Demócrata que presidió mi padre y que ganó la abrumadora mayoría en el honorable
Congreso del Estado de Jalisco en la segunda década del siglo XX. Esas leyes se referían a limitación de jornadas de
trabajo exageradas, igualdad de empleados nacionales respecto a extranjeros en compañías foráneas existentes en el país.
y sobre todo promotoras de aumento de salario a los obreros.

Fue esa una hermosa aunque dolorosa época de México en los principios del Siglo XX que culminó con la aprobación
de la Constitución de 1917, común denominador en las aspiraciones de los mexicanos y gran equilibradora de los derechos
individuales y sociales.

No podría ser y no soy refractario a la mejor distribución de la riqueza, aunque disienta del colectivismo opresor e
improductivo. Pienso además que la Justicia Social debe practicarse más y platicarse menos.

Es importante señalar que la demagogia en el propio mundo libre hacia el igualitarismo y hacia un paternalismo mal
entendido, han desarrollado una irresponsabilidad respecto al trabajo que se va generalizando en todos los ambientes y en
todos los países, con las honrosas excepciones de pue- blos súper laboriosos. Si ese desgano al trabajo no se corrige
mediante el convencimiento, la educación, la propaganda y aun la legislación, corremos el riesgo de hacer nulatorio el
margen de bienestar, por deficiencias en el trabajo creador. Necesitamos además tanto de buenas leyes como de buenos
jueces y tribunales.

Hay progreso humano por doquier, pero falta un algo esencial; la restauración de los valores morales y el retorno del
hombre hacia Dios. Sin ese retorno no se arreglará la sociedad contemporánea.

CONCLUSIONES

1. La Justicia Social es la más alta expresión de la Justicia humana y del derecho.

2. La Justicia Social se conjuga y complementa con la libertad individual, o sea con el principio de los derechos del
hombre.
3. La Justicia Social es de derecho natural.

4. La Justicia Social es parte fundamental de la filosofía del derecho.

5. El colectivismo y/o marxismo ha fracasado en el siglo XX.

6. El motor del progreso y desarrollo humano es el premio al trabajo.

7. El premio al trabajo acumulado es la propiedad privada.

8. El sistema que genera el progreso y el bienestar individual y colectivo


es el de libre empresa.

9. El Estado es indispensable no sólo para hacer posible la convivencia


social, sino para distribuir equitativamente la riqueza entre los factores
que la producen: capital y trabajo.

10. El Estado, entre más delgado, sencillo y simple sea, más llena sus altos objetivos.

11. La economía mixta es magnífica generadora de bienestar social si ella es equilibrada y el Estado respeta
adecuadamente el amplio margen necesario de la iniciativa privada y conserva para sí solamente aquellos campos sociales
indispensables para su desempeño.

Estamos conscientes que es necesario mejorar la calidad y relevancia de los contenidos educativos y facilitar el acceso
a la tecnología que permita a todos ser productores y no solamente consumidores de productos educativos.

Nuestro deseo es que esta reunión produzca un examen y redefinición de la misión de la educación superior y de la
estructura de las instituciones para dar mayor relevancia al concepto y realización de la educación continua y a distancia.

Vayamos como nuevos apóstoles de la educación a buscar la Justicia Social para todos empleando los invaluables
recursos que nos brinda la nueva tecnología y los modelos educativos de la educación continua y a distancia.

* Tesis académica presentada por el Rector de la Universidad Autónoma de Guadalajara, en la Reunión de conexiones Globales Para la
Educación Superior.
PEDAGOGÌA

Importancia de la lectura
y la escritura
Por: Herminia Ruvalcaba Flores y Esther Ma. Fors Cruz

RESULTA IMPRESCINDIBLE, al trata de explicar la importancia de la lectura


Foto: Yéssica Velasco

y la escritura, recordar los procesos mentales a los que están


indisolublemente ligadas: pensamiento, memoria y creatividad. Se han
estudiado ampliamente la influencia de los aspectos gráficos de los textos
y los aspectos discursivos implicados en los actos de la lectura en
diferentes contextos, tanto urbanos como rurales.

La lectura y la escritura son procesos de diversa índole, uno es


receptivo y otro es productivo. El lenguaje escrito tiene que ver con lo
que seamos capaces de recordar, y la lectura no es únicamente la
decodificación del texto. El significado, como parte de la estructura pro-
funda del lenguaje, debe ser proporcionado por los lectores en su
interacción con el texto escrito.

No existe acuerdo en la literatura pedagógica acerca de cómo y


cuándo deben los niños comenzar el aprendizaje de la lecto escritura.
Algunos autores consideran que hasta entrar en la escuela no debe
comenzarse este aprendizaje; por el contrario, otros rechazan este punto
de vista y plantean que desconoce todo el conocimiento que ya tiene el
niño antes de comenzar la escuela, y que teniendo las oportunidades, los
niños se interesarán por la lecto escritura aún antes de la edad escolar e
incluso comienzan a establecer relaciones entre le lengua oral y la escrita.

Analizando históricamente el proceso de lecto escritura, observamos que en el pasado no existían tantos mensajes
visuales escritos como en la actualidad, ni la sociedad era tan letrada. El niño de hoy se encuentra a cada paso con
mensajes escritos, muchos de los cuales llaman poderosamente su atención, e indagan con los adultos sobre los textos.
Estas explicaciones que se ofrecen a los niños de pocos años, lo van relacionando con textos escritos de diversa índole, ya
sean mensajes publicitarios o textos de cuentos e historietas infantiles. El ambiente lector del hogar será un factor muy
estimulante para los aprendices. El observar a los familiares leyendo o escribiendo textos los animará a preguntar, y si los
adultos les permitan interactuar, esto favorecerá grandemente su aprendizaje.

El aprendizaje de la lecto escritura requiere de diversos conocimientos y habilidades entre ellos, por ejemplo, conocer la
funcionalidad del texto escrito, poderlo distinguir de otros mensajes impresos y saber formar las letras y las palabras entre
otras. La mayoría de estos conocimientos se desarrollan entre los tres y los siete años de edad. Los niños con el tiempo irán
distinguiendo las diferentes funciones de los impreso e irán adquiriendo la capacidad de distinguir entre las características
del lenguaje oral y el escrito y el conocimiento de cómo organizar la escritura en un papel.

Cuando son capaces de distinguir la correspondencia grafema - fonema han realizado un avance considerable en el
aprendizaje de la lengua. Para que este aprendizaje se realice con éxito, se necesitan diferentes grados de ayuda de padres
y maestros, sobre todo, para que los niños puedan contextualizar el lenguaje y comprender que hay formas sintácticas que
se dan en el lenguaje escrito que no se usan en el lenguaje oral. Saber, por ejemplo, que cuando el interlocutor está frente
a nosotros se puede intercambiar es significado de los diferentes turnos de la conversación, pero que no sucede así en la
lengua escrita que requiere la mayor precisión en el uso del lenguaje para que el destinatario del texto pueda comprender
lo que el autor escribió.

Es necesario también contribuir a la satisfacción de la curiosidad infantil y a su interés por conocer lo que les rodea,
comprender que es esencial el conocimiento de algunos conceptos básicos sobre el proceso lector, para poder entender y
progresar en las habilidades lectoras. Es esencial que antes que antes de comenzar el aprendizaje sistemático de la lectura,
el niño tenga ya algunos conceptos elementales como el de las letras y palabras y que sepa que en nuestra lengua se lee
de izquierda a derecha. La implicación activa de los niños en el proceso de la lecto escritura les permitirá poder reflexionar
y hacer preguntas que sirvan de base para su información acerca de la lectura y la escritura.

La discusión sobre qué procesos deben ser enfatizados en el proceso de aprendizaje de la lectura aún continúa y
encontramos posiciones fundamentadas en la lectura para la decodificación y otras en la lectura para el significado. Como
es lógico, los niños van a ser preparados para ambos procesos, pero en muchas escuelas profieren trabajar durante un
tiempo antes de la decodificación y después introducir el trabajo con los significados.

En nuestra opinión, los dos procesos son esenciales para el desarrollo de habilidades lectoras y de las estrategias
correspondientes. La escuela debe trabajar con materiales que sean significativos e interesantes para los niños de manera
que se puedan desarrollar en la decodificación y también preocuparse por el contenido de lo impreso.

Hay autores, (Díaz Argüero, Celia, 1997) que han señalado ejemplos de algunos tipos de conocimientos que pueden
influir en el uso convencional que hacen los niños de los elementos gráficos y señalan por ejemplo, la búsqueda de
regularidades gráficas en la escritura, la identificación de unidades en la oralidad, la construcción del valor sonoro convencional
de algunas grafías, la identificación de elementos constituyentes de una palabra y la introducción de algún elemento que se
reconoce como integrante de una palabra La explicación de estos supuestos nos lleva a una reflexión acerca de cómo los
maestros realmente contribuimos o no al aprendizaje de la lengua por nuestros alumnos.

Los actuales programas de lengua materna en la mayoría de los países conciben a la lectura y la escritura como
procesos interdependientes: se escriba para que el texto sea leído. Si lo que se escribe nunca se lee, el proceso no se
completa. Se hace énfasis en la metodología de la enseñanza, al trabajo con el significado del texto, al incremento de la
comprensión lectora sobre los aspectos puramente mecánicos, y se insiste en que el alumno escriba para comunicar
significados. El propósito de este enfoque es la formación de lectores autónomos, centrados en la comprensión del texto y
que vean en la escritura la vía para expresar lo que tiene sentido para ellos y comunicarlo.

Las autoras pertenecen al Departamento de Diseño Curricular de la DAPA.


ÉTICA

La felicidad humana
Por: Héctor Gómez González

UNO DE LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES del orden ético es, sin duda alguna, el problema de la felicidad.

Ya en el principio de los estudios filosóficos, en el Oriente pagano, este problema atrajo la atención de los filósofos, los
cuales, por su espíritu reflexivo y observador, advirtieron muy pronto esa ansia insaciable de felicidad que atormenta a todos
los hombres desde que nacemos a la vida racional hasta que exhalamos el último y postrer aliento de nuestra vida.

A partir de Sócrates, la cuestión sobre el bien supremo o felicidad perfecta del hombre ha sido básica en las doctrinas de
la mayoría de los filósofos, constituyéndose como centro de sus sistemas de Ética o Filosofía Moral.

La solución que se dé a la misma, prejuzga la de la mayoría de las cuestiones que se agitan dentro de la ciencia ética; por eso
no pocos filósofos han reducido sus especulaciones en el campo de la Ética a resolver tan solo la cuestión del bien supremo del
hombre.

Esta idea de la felicidad perfecta del hombre, que la Divina Revelación había de perfeccionar hasta convertirla y transformarla
en el dogma de la visión beatífica, fue ya considerada por la sabiduría antigua, aun antes de ser iluminada por la antorcha de la
fe, como el verdadero principio del orden moral.

Todo hombre que reflexione seriamente sobre sí mismo y sobre su propia vida, se ocupará del mismo tema. Es la cuestión
que más directamente nos afecta; ninguna otra puede, como ella, atormentarnos o elevarnos, sumirnos en la desesperación o
elevarnos a las alturas más sublimes. Con razón constituye el punto terminal y la cumbre de toda la filosofía y de toda la vida.

Y la contestación a esta inmensa y eterna cuestión es la que decide acerca del valor o la inutilidad, tanto de un sistema
filosófico como de la vida humana.

TENDENCIA DEL HOMBRE A LA FELICIDAD

¿Y de dónde nos viene esa propensión que sentimos a la felicidad? ¿Cuál es la fuente de donde mana esta vehemente
inclinación que siente nuestra voluntad, y a la cual, según sea dirigida, es el encanto o el tormento de nuestra vida?

a) No depende de las diferencias individuales


Es esta una propensión independiente de las diferencias individuales y accidentales de los hombres. No depende de la
diversidad de las edades, de los caracteres, de la educación, de la posición social, del grado de instrucción ni de la variedad de
otras circunstancias personales. El ansia de ser feliz existe tanto en el anciano decrépito como en el joven vigoroso; no menos
en el rústico, que en el educado que, con una educación esmerada, ha aprendido a moderar los arranques impetuosos de su
corazón. Esa ansia de felicidad no escapa al pobre, sencillo e ignorante, o al sabio, que ha desarrollado la actividad de sus
facultades con el tesoro de su ciencia.

b) Ni del atractivo de los objetos.


Tampoco puede ser atribuida al atractivo de los objetos que nos rodean o de otros que se ofrecen a nuestro conocimiento
y amor. Porque los objetos buenos y amables son, en verdad, un
Foto: Yéssica Velasco

aliciente que excita la tendencia al bien, un principio exterior que


contribuye con el estímulo de la bondad a actuar y dar movimiento a
nuestra propensión a la felicidad; pero es necesario que haya, además,
un principio interior, que sea una disposición subjetiva, una proporción
y conveniencia de la facultad con el objeto, es decir, de la voluntad
con el bien; y si no la hubiese, la voluntad no se determinaría:
permanecería fría e insensible a la presencia de la bondad de las per-
sonas o de las cosas.

Por eso la presencia de los colores, por vivos que sean, no


impresiona al que carece de la vista, ni la armonía de los sonidos al
sordo, ni el bruto se conmueve a la presencia de los objetos bellos,
por falta de aquella proporción de las facultades del sujeto con el
objeto presente.

c) Se debe a la naturaleza misma de la voluntad.


Más aún: no es otra cosa la tendencia al bien y a la felicidad de que venimos hablando, que la proporción de la voluntad con
el bien y la felicidad, sin la cual ningún acto elícito de amor, deseo, gozo, etc., sería posible, por la falta de relación y armonía
entre la potencia y el objeto. Dentro de nosotros, por consiguiente, en nuestra voluntad, es en donde hemos de buscar la secreta
fuente, el rico manantial de este poderoso influjo.
Y como ya hemos visto que no se debe a las diferencias individuales que producen en la voluntad las variedades de
educación, cultura, edad, etc., es preciso reconocer que se debe a la naturaleza misma de la voluntad, a la cual es tan connatural
la tendencia la bien y a la felicidad, como lo es al entendimiento el buscar la verdad.

d) Es una tendencia innata.


Esta tendencia, es una tendencia innata de nuestra voluntad, la cual se siente inclinada con gran vehemencia por la misma
naturaleza hacia la felicidad como hacia su propio objeto y perfección.

Por eso experimentamos que no es esta una tendencia libre, adquirida por elección de la voluntad sino que es espontánea,
irresistible y como instintiva. Es una tendencia que, así como sin nuestro consejo nació y se apoderó de nuestra voluntad
simultáneamente con el desarrollo de nuestra parte racional, así se conserva en ella, independiente de nuestro libre consentimiento,
y se enseñorea de nosotros y nos domina y manda en todos nuestros deseos, siéndonos tan imposible el emanciparnos de su
imperio como renunciar al amor de nuestro bien y perfección, como despojarnos del horror que tenemos a se infelices y
desgraciados.

CARACTERÍSTICAS DE ESA TENDENCIA

Resumiendo todo lo expuesto, la tendencia a ser feliz es en el hombre: 1) esencial a nuestra naturaleza racional, que brota ya
al alborear de la razón, apenas ésta conoce el bien en general; 2) propia y adecuada a nuestra naturaleza, ya que por ella apetece
el bien en general, que es el objeto formal y adecuado de la voluntad; 3) fundamental, ya que en todas las cosas que apetecemos,
en todos los objetos en que fijamos nuestra complacencia y amor, allí encontramos el objeto de esta primera tendencia avasalladora,
allí la encontramos dando a todos los actos de nuestra voluntad movimiento, calor y vida; 4) irresistible de tal modo, que nadie
puede querer no ser feliz y todos se sienten no pocas veces impulsados con impulso necesario a ser felices, y, desde luego, en
todos sus actos obran guiados por el deseo de ser felices; 5) universal, se halla en todos los hombres, de todas las edades, de
todos los tiempos, de todos los climas y de todas las culturas; 6) constante, se da en todos los instantes de la vida de cada
individuo que tiene uso de razón.

Ahora bien: una tendencia como esta, esencial, propia y adecuada, fundamental, irresistible, universal y constante, es, a
todas luces, una tendencia verdaderamente natural.

EL CONSENTIMIENTO COMÚN DE LOS FILÓSOFOS

Otra prueba clara y evidente de que la tendencia del hombre a la felicidad es una tendencia natural, es el consentimiento de
todas las escuelas filosóficas antiguas y modernas.
Por más discordes que sean las opiniones de los filósofos al tratar de cuál es el objeto concreto de nuestra felicidad, todos,
desde luego, admiten como un hecho de experiencia irrecusable que existe realmente esa tendencia natural a la felicidad. Por
vía de ejemplo, citemos tan solo algunos testimonios de las tendencias filosóficas más encontradas.

Aristóteles, en el capítulo primero de su Ética a Nicómano, apoyándose, como suele, en la experiencia, toma como base de
toda su teoría y sistema ético la tendencia natural a la felicidad, y afirma terminantemente que es cosa clara y evidente el hecho
de que todos los hombres aspiran a la felicidad perfecta; Platón, en sus famosos Diálogos, reconoce también este hecho;
Cicerón, en el Ortensio, declara ser máxima indudable la de que todos los hombres quieren ser felices. San Agustín hace suya
esa sentencia de Cicerón.

Kant, por su parte, dice que el ser feliz es necesariamente el deseo de la criatura racional, finita , y por consiguiente un móvil
irresistible e inevitable de su apetito.

HA DE PODER SER SATISFECHA NATURALMENTE

En efecto; es principio cierto, científico y admitido como tal por los sabios de todas las tendencias, y principio fundamental
en las ciencias naturales y filosóficas, el que toda tendencia natural ha de poder ser satisfecha naturalmente.

¿Cuánto más, tratándose de una tendencia tan esencial, tan propia, adecuada y fundamental, como hemos visto que es esa
tendencia? El hombre no puede ser una excepción en ese principio comprobado en Biología para todos los seres vivientes. Si
de esta tendencia natural del hombre a la felicidad perfecta no se deduce realmente que está destinado a ella por el Hacedor,
tampoco podemos decir que el ojo está destinado parta ver y el oído para oír.

¿Qué es este apetito o tendencia grabada en el fondo de nuestro ser por la mano próvida del Creador? Es una señal exterior
con la cual nos manifiesta que su amorosa solicitud nos destinó para la felicidad; es como una voz divina, la cual con poderoso
acento nos promete y nos convida al mismo tiempo al gozo de la bienaventuranza.

Mas, si el objeto de la felicidad no existiese, o si nos fuera imposible llegar a conseguirlo, esa voz divina nos engañaría,
prometiéndonos lo que no estaba dispuesto a cumplir; nos hubiera dado el Creador, en la voz de la naturaleza, las prendas de una
dicha ilusoria y engañosa; nos hubiera enderezado y aun impelido con ímpetu que, sin poder evitarlo, siente nuestra voluntad
hacia un término venturoso, el cual para nosotros no existiría.

¿Puede esto decirse de Dios? ¿Puede esto conciliarse con el concepto que tenemos, por vulgar e incompleto que sea, de su
naturaleza y de su sabiduría, de su Providencia y demás atributos? De ningún modo. Eso sería como decir que Dios nos había
criado para hacernos víctimas de una ilusión y de una esperanza que ocupa todos los momentos de nuestra vida, y que, sin
embargo, no había de ser más que un sueño irrealizable y una ocasión de funestos desengaños. Luego, Dios, autor de la
naturaleza humana, y autor, por tanto, de nuestra tendencia a la felicidad, le señaló también un término: luego hay un objeto de
nuestra felicidad, un objeto de nuestra felicidad, un objeto que constituye nuestro último fin y descanso perfecto.

¿CUÁL ES EL OBJETO DE NUESTRA FELICIDAD?

Si nuestra tendencia a la felicidad ha de ser satisfecha naturalmente, lo que nos importa ahora averiguar es cuál es el objeto
cuya posesión hará feliz a la voluntad humana.

Para la mejor inteligencia de este punto céntrico en todo este problema, recordemos con los doctores algunas nociones
clásicas en esta materia.

Felicidad es la posesión del sumo bien.

Sumo bien - dice Santo Tomás - es aquel bien cuya posesión puede satisfacer plenamente nuestra voluntad. Esa felicidad
puede ser perfecta e imperfecta.

Será felicidad imperfecta la posesión del sumo bien, pero en tales condiciones que no se satisface plenamente nuestra
voluntad; y será felicidad perfecta si esa posesión es perfecta, de tal modo que satisfaga plenamente nuestra voluntad. Por fin,
la felicidad se divide en natural y sobrenatural.
La primera es la que corresponde a las exigencias de nuestra naturaleza.

Foto: Yéssica Velasco


La segunda es puro don indebido a ella: Nosotros, aquí, tratamos de la felicidad
perfecta, pero natural. No de la sobrenatural o visión beatífica, a la cual estamos
destinados en la actual Providencia por pura benignidad de Dios Nuestro Señor.

Condiciones que ha de tener la posesión del sumo bien para que constituya
la felicidad.

1. Que excluya todo mal.


2. Que satisfaga plenamente la voluntad.
3. Que la posesión del sumo bien sea perpetua y tranquila.
4. Que esté al alcance de todos.

Es de advertir que estas condiciones no las ponemos nosotros arbitrariamente,


sino que se deducen analizando por el método rigurosamente científico de la
introspección, tan en boga hoy día en Psicología Experimental, esa ansia natural
de ser felices que todos experimentados y que hemos demostrado, ha de poder
ser satisfecha naturalmente por todos si su conducta moral no lo desmerece.

Esto supuesto, preguntamos de nuevo: ¿Cuál es el objeto de nuestra felicidad


perfecta? Veamos algunas opiniones de los filósofos sobre el objeto de la felicidad:

1. Los hedonistas, según los cuales la felicidad perfecta del hombre consiste
en los placeres sensibles y materiales gozados con la mayor abundancia e intensidad
posible en este mundo. Defendieron esta doctrina en la antigüedad Epicuro y
Aristipo y sus discípulos, y en los tiempos modernos los sensistas y materialistas,
que son hoy día verdadera legión, como dice atinadamente Cathrein.

2. Los estoicos defienden que la felicidad perfecta consiste en le ejercicio de la virtud.

3. Los kantianos, según Kant, y la escuela kantiana, el objeto y fin último de la voluntad humana es la realización del bien
absoluto el cual consiste:

a) En la adecuación completa de la voluntad humana con la ley moral.

b) En la perfecta felicidad que de ahí se deriva; pero como esta adecuación completa es imposible alcanzar para todos y
cada uno de los seres racionales de este mundo material, en todos y cada uno de los instantes de su vida, también resulta
imposible que voluntad ninguna llegue a conseguir la perfecta felicidad que se deriva de aquella perfecta adecuación o santidad.

No queda, por tanto, al hombre - dice el mismo Kant - otro destino ni otra felicidad perfecta que el continuo y perfecto
acercarse a esa perfecta felicidad. Es lo que se llama el progreso indefinido individual.

4. Los defensores del naturalismo panteístico, tan en boga hoy día, teórica y prácticamente, en Ética y en Derecho.

5. Los defensores del freudismo. Para Freud y los freudianos, el hombre se halla sujeto necesariamente a la ley del placer,
sin poder obrar contra ella: es esclavo siempre de la líbido, fuente primordial de toda su actividad consciente. La vida del
instinto sexual constituye toda la vida del hombre, desde la infancia misma hasta la muerte. Su satisfacción constituye el destino
del hombre sobre la tierra y el único bien a que puede aspirar.

DOCTRINA VERDADERA

Por fin, los filósofos todos, católicos y aún cristianos, defienden unánimemente, y como doctrina del todo cierta, que el
objeto único capaz de hacer al hombre feliz, es Dios mismo: Bien Sumo e Infinito.
El objeto de nuestra felicidad es Dios.

Vamos a demostrarlo; pero antes haremos, con todos los filósofos católicos, dos advertencias preliminares:

1. Ante todo, hacemos notar, con Santo Tomás, que conviene distinguir con cuidado dos cosas: el objeto de la felicidad en
común y el objeto de la felicidad en concreto.

La razón de esta diferencia es evidente y nos la suministra la misma experiencia, porque, como dice el Santo Doctor, todos
los hombres quieren la felicidad, mas no todos quieren el concreto y verdadero objeto en que realmente está la verdadera
felicidad.

En efecto, si por la introspección examinamos y analizamos un poco lo que sentimos y experimentamos en nosotros
mismos cuando queremos averiguar la condición del objeto a que se dirige esa tendencia natural e irresistible a la felicidad,
advertimos en seguida que esa tendencia natural tiene mucho de indeterminado e indefinido en cuanto a su objeto.

Deseamos el bien; pero ¿qué bien? Queremos ser felices; pero ¿cuál es el objeto de esa felicidad? ¿Son las riquezas, honores,
comodidades? ¿Son los placeres de la familia, de la amistad, de la ciencia o de la virtud?

El deseo natural de la felicidad nada de esto determina, y nada de esto queremos en particular cuando nos sentimos
arrastrados hacia la felicidad y cuando decimos “quiero ser feliz”.

Capaz nuestra voluntad de amar todos los objetos donde se encuentra algún bien, siendo todos ellos aptos para satisfacer de
algún modo esa tendencia natural y de hacernos así de alguna manera felices, el amor innato al bien y a la felicidad nos presenta
todos estos bienes de una manera vaga y confusa; a todos ellos nos inclina en general y a ninguno en particular; a todos ellos
tiende la voluntad por su peso natural, mas sin dejarse trabar de ninguno; por encima de todos ellos flota su propensión al bien.
Háse la voluntad con relación al bien, como el entendimiento, por cuya luz se rige aquella, con respecto a la verdad.

Así como el objeto adecuado de la capacidad natural de nuestro entendimiento es no esta verdad o la otra en particular, sino
la verdad general, así el objeto adecuado de la voluntad es el bien universal, indefinido e indeterminado: es la felicidad no con la
posesión de este o aquel objeto o persona, sino la felicidad en general, la felicidad con la posesión del bien que en su estado de
abstracción y generalidad no se ofrece sino bajo la razón de bien, y en este sentido de bien perfecto: bien que no constituye esta
o aquella parte de la felicidad, sino la felicidad perfecta o simplemente la felicidad. Todo esto, por más que parezca muy
filosófico y rebuscado, queremos expresar, a lo menos implícitamente, cuando, pasando la tendencia innata a manifestarse por
actos de la voluntad, usamos de estas o parecidas frases: “Yo quiero ser feliz”, “yo aspiro a la felicidad”.

Nosotros aquí hablamos, como se ve, del objeto de la felicidad en concreto, y , además, nos referimos a la felicidad perfecta
natural, no a la sobrenatural que esperamos obtener como cristianos.

2. Sea la segunda advertencia que, aunque estos tres conceptos, sumo bien, felicidad perfecta y último fin del hombre en
abstracto se distinguen entre sí, en el orden real y concreto, coinciden en un mismo objeto, por eso los suelen tomar los
filósofos como sinónimos en esta cuestión; así lo haremos nosotros en adelante.

Decimos que el objeto en concreto de la felicidad perfecta y natural del hombre es Dios mismo, Bien infinito.

¿Cómo es posible que la voluntad que tiene esa capacidad general para todo bien se llene y se satisfaga plenamente con la
posesión de ninguna criatura? Una tal capacidad, cual es justamente la de nuestro entendimiento, en cuanto a la verdad y la de
nuestra voluntad en cuanto al bien, aunque en sí y subjetivamente sea limitada por ser propia de una criatura, no obstante siendo
indefinida en cuanto a su objeto o potencialmente infinita, sólo puede llenarse en toda la comprensión de su tendencia con el Ser,
que es puro acto e infinito, con el Ser que reúne a sí, sin límite ni imperfección alguna, la plenitud de ser, de la verdad, del bien,
de la perfección, de la belleza y unidad; en una palabra, con el Ser inefable de Dios.

En Dios, y sólo en Dios, según lo enseña la sana filosofía de acuerdo con la fe, se hallan de un modo concreto y subsistente,
formal y virtualmente, todos los bienes y perfecciones en un grado ilimitado; las increadas y las creadas, las existentes y las
posibles; Dios es un piélago insondable de bondad y hermosura, y por eso Él y sólo Él, es el objeto que puede llenar cumplidamente
la capacidad y tendencia a la felicidad de la voluntad humana.
Por tanto, es claro y evidente, por lo que antecede, que la luz de la sana filosofía persuade al ánimo sincero y libre de
prejuicios de que sólo Dios, el Bien infinito, es el objeto de nuestra felicidad perfecta y natural.

Esto nos lo ha demostrado directa y positivamente la introspección y análisis de la tendencia natural de nuestra voluntad a
la felicidad.

Ahora vamos a verlo confirmado con otro argumento, llamado por los filósofos a posteriori e indirecto.

Consiste este argumento en excluir los bienes creados, en que, como vimos, ponían la felicidad del hombre las demás
opiniones filosóficas, haciendo ver que en ninguno de ellos, ni en ningún bien limitado de cuantos podemos conocer por la
razón natural, encuentra nuestro corazón el objeto de su bienaventuranza, para inferir de ello la misma conclusión de que
nuestra felicidad se encuentra en el bien increado, en Dios. Este argumento, a la vez que confirma el anterior, tiene sobre él la
ventaja de ser más palpable e inteligible para toda clase de personas, pues tiene a su favor la experiencia propia y ajena,
resultando, por lo mismo, de una evidencia irresistible.

Dijimos antes que el sumo bien, objeto de la felicidad perfecta, debía tener las siguientes condiciones:

1. Que excluya todo mal.

2. Que satisfaga plenamente esa ansia innata de ser feliz

3. Que su posesión sea tranquila y perpetua

4. Que esté al alcance de todos

Hicimos ver que estas condiciones no las ponen los filósofos católicos arbitrariamente y a priori, para concluir que solo
Dios las reúne y Él solo puede ser el objeto de nuestra felicidad; antes al contrario, se deducen con toda evidencia del análisis
introspectivo de las características de nuestra tendencia natural a la felicidad.

Ahora bien, ninguno de los bienes creados (vida, salud, placeres, riqueza, honores, sabiduría, virtud, progreso indefinido,
etc.), ni todos ellos juntos reúnen esas cuatro condiciones. Luego, ninguno de ellos ni todos
ellos juntos pueden ser el objeto de nuestra felicidad.

En razón de lo anterior, concluya usted si no resulta evidente que solo en Dios, que
reúne en Sí todas las perfecciones, está el objeto de la felicidad humana.

El autor es Director del Centro de Estudios Humanísticos y catedrático del Departamento de


Filosofía y ciencia de la UAG.

Solo en Dios, que reúne todas las


perfecciones, se encuentra el
verdadero objeto de la felicidad
humana.
AXIOLOGÍA

La sociedad y los valores


Por: Daniel Aceves Rodríguez

DESDE HACE YA ALGÚN TIEMPO el tema de los valores es común denominador en los distintos sectores de la sociedad, se
habla de ellos en los discursos de las campañas políticas, en las reuniones empresariales y cámaras correspondientes, en
los colegios y asociaciones, en fin, todos coinciden en decir que la sociedad vive una “crisis de valores”, manifestada de
muy diversas manera todas ellas como fiel reflejo de los distintos problemas que nos agobian. Tomando esto así, todo hace
indicar que el camino para solucionar una buena parte de nuestros problemas será: el retorno de el hombre a los valores, sin
embargo a pesar de estar convencidos de que la recuperación de los valores es uno de los principales medios para mejorar
nuestra vida, aún queda muy lejos de nuestras manos la verdadera comprensión de lo que son en sí los valores, más aún, al
ser un vocablo del domino público en los discursos o estar de moda en boca de muchos, se ha generado una peligras
confusión de términos que puede hac4erle perder su verdadero sentido.

La vida humana es una continua búsqueda de valores, el hombre puede decirse, tiene hambre de valores, esto lo
podemos demostrar con el siguiente ejemplo:

El ciudadano de cualquier tiempo y lugar siempre ha deseado un estado que gobierne justamente, esto es, busca en ello
el valor justicia, pero no solo lo desea de sus gobernantes, también lo quiere en todos los ámbitos de su vida, por ejemplo lo
desea en su hogar, con sus amigos, en su trabajo, en el deporte y demás actividades que realiza, es algo que desea tanto
recibir como dar, lo mismo podemos decir de todos los demás valores como la verdad, fidelidad, honestidad, honradez, etc.

Haciendo esta aclaración, podemos decir que la preocupación que en distintos sectores se ha dado por los valores es
plausible y encomiable, mas debemos hacer conciencia de dos puntos importantes:

a) La recuperación y el retorno a los valores no se


Foto: Yéssica Velasco

dará con discursos, frases bonitas o análisis sociales


y políticos, para lograrlo se necesita vivirlos, llevarlos
a la práctica en cada acto de nuestra vida, cuestión
de carácter difícil y compleja.

b) Cuidarnos de la manipulación, en muchos casos


malintencionada, que algunas organizaciones sobre
todo políticas y “educativas” (ONG’S, cátedra Paulo
Freire, etc) tratan de realizar, considerando como igual
a los valores y a su correspondiente valoración que
es meramente subjetiva.

Previas consideraciones, establecemos para dejar


claro, que los valores son cualidades del ser, que están
en el ser mismo manifestándose en sus actos, siendo
estos actos “algo” de los seres de la naturaleza,
existencia y dichos de las personas o cosas, se trata
de una característica propia de todo cuanto existe, independiente de la forma como ésta exista, oral, mental, escrita,
material, institucional; por lo tanto, no podemos eliminarla de la realidad y dejarla como una simple ilusión, los valores son,
y estos no cambian, ni con el tiempo ni con las costumbres, por eso debemos rechazar esas falsas posiciones que tratan de
alinearnos a las ideas de que “antes eso era malo, pero ahora ya no lo es tanto, son otras épocas...”. Y de ahí parten para
juzgar o justificar actitudes erróneas como: la homosexualidad, el aborto, las relaciones extramaritales, la educación basada
en la centralidad de la persona (antropocentrismo ), etc.

De la conclusión anterior, surge otro dilema: ¿Es captado el valor por todos y en igual sentido?, la realidad y la experiencia
nos dice que no.

Es natural que no todos captamos el valor en su misma intensidad, de ahí que existan tal vez de buena intención varias
opiniones, (no así las que con toda premeditación son emitidas para confundir), pero esto no invalida todo lo anterior, ya que
es claro que una cosa es el valor, lo valioso de algo y otra, el conocimiento que logremos de ese valor, por lo que debemos
ser cautos en la afirmación de si algo es o no valioso solamente porque así lo parezca, por ejemplo una pintura de un famoso
autor, no podrá ser bella para un invidente, pero no por esto significa que la pintura en sí no sea bella, igual lo puede ser un
poema para alguien que no sepa leer. En la actualidad hay más ciegos y analfabetas intencionales que no les interesa que
se de a conocer el valor en su verdadera dimensión.

Por lo anterior podemos expresar que esta “crisis de valores” de que tanto se habla en distintos foros, parte de la gran
confusión que existe entre los términos valor y valoración, así como la verdadera práctica de los valores. Para aclarar esta
diferencia, señalamos que el valor es eterno, claro y con una finalidad; la valoración en cambio es variable, subjetiva, fugaz
dependiendo de cada quien, y prestándose a manipulación como es en algunos casos la actual tendencia.

Con los valores no se puede manipular, el valor es y será siempre. No puede haber una verdad para ti y otra para mí, lo
bueno no pudo haber sido ayer y ahora no, los valores existen primero en el ser, y se concretiza en él perfeccionándolo,
ayudándole a cumplir en el fin para el que fue hecho. Una persona es mejor si es sincera a que si es mentirosa, será aún
mejor si además es respetuosa, aumentará su valor si también es honesta y honrada y así sucesivamente.

Siendo así por esto que los valores enriquecen mejor a la persona cuando son vividos, practicados; es decir, la sociedad
será mejor cuando sus integrantes vivan y respeten más los valores que, cuando solamente los valoricen y cada quien
“respete y practique” lo que ellos piensan que es “bueno” tal y como lo promulgan los falsos derechos humanos, las
concepciones educativas humanístico - antropocéntricas que fundamentan el acto educativo en un proceso “cosmológico”,
“pluriétnico” y “pluricultural” que solo ellos entienden, pero que en la realidad solo es una educación abierta en una
mentalidad utilitaria y hedonista en total alejamiento de los valores supremos, los valores morales en que debe estar basada
la verdadera educación, aquella en la que en conjunto alumnos y maestros buscan la verdad, donde el estudiante capta los
valores supremos y le hacen trascender por encima de sí mismo, dándole un verdadero sentido a la vida.

Qué bueno que exista en todos los ámbitos la preocupación por este tema, la sociedad lo necesita y , la responsabilidad
claro está, es de todos al cumplir nuestra función de educadores (padres, maestros, etc.) buscando siempre que la educación
no esté centrada solo en la persona, sino en los valores superiores que son los que la hacen trascender y la perfeccionan.

El autor es QFB. Actualmente es subdirector de Educon Patria.


CIENCIA
La navaja filosófica
Por: Roberto Braun Pelayo

EN NUESTRO MUNDO ACTUAL, donde las orientaciones pseudocientíficas del New Age y otras más nos confronta a cúmulos
de afirmaciones de todo tipo -a veces contradictorias- es importante contar con una herramienta que nos ayude a juzgar y
decidir entre ellas.

“Frustra fit per plura quod


ieri potest per pauciora”
(es fútil hacer con más lo que se puede
hacer con menos)

Este principio del método científico nos dice que, cuando tenemos varias explicaciones para el mismo fenómeno (o
varias hipótesis), entonces la más sencilla de ellas será la que tenga más probabilidad de ser verdadera. Se le llama
“navaja” porque “corta” las hipótesis más complicadas.

Dicho de otra manera, la hipótesis más sencilla será la que contenga o que esté soportada por el menor número
de suposiciones. Cada suposición agrega incertidumbre a la hipótesis así que entre menos suposiciones, menos incertidumbre.

Hablemos brevemente acerca de la incertidumbre. Esta variable se define como la magnitud probable del error, y está
relacionada con la aproximación con que conocemos algún dato. Si tenemos una incertidumbre del 25% eso significa que
conocemos el dato con una aproximación del 75%. Si la incertidumbre fuera del 10%, entonces la certidumbre o aproximación
será del 90%. En su manera más sencilla, la aproximación total de un resultado se calcula como el producto de las
aproximaciones parciales. Así que, por ejemplo, si tenemos una respuesta que está basada en datos, cada uno de ellos con
cierta aproximación, digamos 86%, 90% y 74%, la respuesta tendrá una aproximación total de 0.86 x 0.90 x 0.74 = 0.57 ó
del 57%, y la incertidumbre sería del 43%.

Supongamos que revisamos el caso de dos estudiantes que obtendrán su calificación final de Física con el promedio de
cuatro exámenes parciales. Uno de ellos, un estudiante poco preocupado, nunca fue con su profesor para averiguar sus
calificaciones, así que, si al final del semestre trata de adivinar su promedio, lo único que puede asegurar es que estará
entre 0 y 10, puesto que ignora todos sus resultados. El otro estudiante obtuvo calificaciones de 10 en los primeros tres
parciales pero ignora aún cuál fue su última nota. ¿Cuál tendrá más incertidumbre acerca de su resultado? Lo peor que le
puede pasar es que haya sacado cero en el último parcial, en cuyo caso su promedio será de (10 + 10+ 10 + 0)/4 = 7.5; lo
mejor sería que haya sacado otro 10 y que su promedio sea de 40/4 = 10. Así que, vemos que el primer estudiante tiene una
mayor incertidumbre, puesto que lo más que puede hacer es suponer sus cuatro calificaciones, mientras que el segundo
solo supone una. Solo como una curiosidad, la incertidumbre del primero será (10-0)/10 = 1 ó 100%, la incertidumbre del
segundo será (10-7.5)/10 = 0.25 ó 25%.

Pongamos otros ejemplos que servirán para aclarar nuestro punto:

Si experimentamos dejando caer libremente una gran cantidad de cuerpos desde una cierta altura,
por ejemplo un metro, observamos que al soltarlos, todos (excepto los globos con helio,
claro) se mueven hacia la tierra. Propongo dos hipótesis:
IMSI, MasterClip.

1) En el centro de la Tierra vive una bruja malvada cuya gran avaricia la hace
desear poseer todo lo que existe, así que, por medio de embrujos y encantos, atrae
hacia sí todas las cosas.
2) Los cuerpos en libertad se mueven hacia la Tierra por acción de una fuerza natural llamada gravedad, que existe
entre cualquier par de cuerpos, cuya magnitud es proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al
cuadrado de su distancia.

¿Cuál de esas hipótesis tiene más probabilidad de ser cierta? Pues, como decíamos antes, la que esté basada en menos
suposiciones. La primera supone que se puede vivir en el centro de la Tierra, supone que las brujas existen, supone que
tienen poderes mágicos, supone que esos poderes actúan sobre todas las cosas, etc., etc.; la segunda afirmación no solo
supone menos cosas sino que es propositiva, cuantifica las cosas y nos permite someterla a prueba. Podemos tomar un
cuerpo y ver si cumple con la conocida expresión de la Gravitación Universal de Newton.

Así que las suposiciones de la segunda hipótesis pueden someterse a prueba, es decir, la segunda hipótesis es falsificable,
palabra traducida del inglés “falsifiable” y que quiere decir que podemos examinarla experimentalmente para ver si es
falsa. Este es un criterio esencial en la Ciencia. Una hipótesis que no sea falsificable debe ser rechazada en Ciencias de
inmediato, sin más. ¿Cómo podríamos tratar de probar si deveras existe una bruja en el centro de la Tierra? Nunca nadie
ha ido, tal vez nunca vaya nadie ya que el centro de hierro está fundido y a una temperatura aproximada de 6 mil grados
centígrados. No hay aire, ¿o suponemos que la bruja fabrica su propio aire? Tampoco hay comida, ni gravedad, ni espacio
para que alguien viva ahí. Si suponemos que la bruja a pesar de estos inconvenientes tiene poder para vivir ahí y que
además es indetectable por nuestros medios tecnológicos, hemos dado al traste con todo, puesto que nuestra hipótesis es
de lo más imposible de falsificar (es decir, imposible de someterla a prueba experimental).

Finalmente, si vemos un puntito luminoso que se mueve en línea recta en el cielo nocturno ¿qué será?

1) Una nave extraterrestre tripulada por seres inteligentes (NETSI).

2) Un satélite artificial.

La primera supone que existen los seres extraterrestres, supone que están aquí entre nosotros, supone que son inteligentes,
supone que son tecnológicos, supone que se dejan ver de lejos, supone que hay naves extraterrestres, supone y supone y
supone.

La segunda no supone nada, los satélites son cosa de todos los días, así que ¿cuál tiene más posibilidad de ser cierta?

La Navaja Filosófica nos dice que cortemos las hipótesis que tienen más suposiciones y que examinemos primero las
más sencilla, pues tienen más probabilidades de ser ciertas, si fallan, examinemos las demás, por orden de complejidad,
hasta dar con la que cumpla con las condiciones.

La próxima vez que usted escuche afirmaciones descabelladas, piense en las


alternativas y examínelas por complejidad, utilice la “navaja filosófica” en el análisis
de explicaciones fantasiosas como en el caso de la astrología, la homeopatía, la
OVNIlogía y demás pseudociencias que pretenden engañarnos y hacernos caer en su
garras. Analice, piense, pregunte a los que saben, y no se preocupe por tener una
“mente abierta”, eso solo es un “cliché” de los pseudocientíficos que pretenden hacernos
creer que cualquier cosa es posible, aún las que están científicamente demostradas
como imposibles. Tener la mente abierta significa dejarse llevar por la evidencia formal
y no dejar que entre a nuestro cerebro cualquier mala yerba que los pseudocientíficos charlatanes
pretendan plantar.

¡Defiéndase!
IMSI, MasterClip.

El autor es ingeniero mecánico electricista. Actualmente es Jefe del Departamento de Física del
Instituto de Ciencias Exactas de la UAG.
Hombre, metafísica
y sentido
Por: Cristina Espinosa Hernández

A DECIR DE CARLOS DANIEL LASA: “Universidad es un cuerpo que se ocupa de dar satisfacción a la naturaleza humana por
cuanto en ella se cultivan los diversos saberes pero a la luz del saber total”; también “... es la corporación de estudiantes
y profesores que, por la investigación y la docencia, se ordena a la contemplación de la verdad”.

En otro más de sus aspectos Lasa dice: “...la Universidad enseña el saber básico, fundamental que es la filosofía, a fin
de que el estudiante pueda construir su propio rompecabezas convirtiéndose en un verdadero universitario y no en un
diversitario”. Todos ellos son argumentos perfectamente válidos, terriblemente contundentes; pero en nuestro caso, como
docentes que somos, o que al menos pretendemos ser, debemos preguntarnos, por principio de cuentas ¿ tenemos realmente
claro, definido, lo que como hombres (en sentido genérico) buscamos al estar en la Universidad? ¿ entendemos con toda
precisión lo que el estar en ella significa ? ¿cuál es el verdadero sentido de la Educación, o por qué y para qué queremos
ser “educados” ? Son estos cuestionamientos los que trataremos de dar sentido a continuación.

El mundo frío que hoy vivimos nos ha alejado de las cosas esenciales, fundamentales, que por la propia naturaleza
humana llevamos de manera inherente, entre otras, la sabiduría, y la felicidad; y es así que creemos que “somos sabios” si
conocemos mucho de nuestra disciplina académica; somos felices, si esta cantidad de conocimientos nos permiten manipu-
lar nuestro entorno de tal manera que podemos con ello obtener “ganancias” traducidas en cuestiones materiales (una
buena casa, un buen carro, etc.); incluso nos llamamos educados cuando tenemos buenos modales !! Entre otras cosas,
me parece que el problema reside en que hemos mal interpretado la esencia de todos estos conceptos y lo que es más
grave, así hemos vivido creyendo que lo hemos hecho bien.
Foto: Yéssica Velasco
El hombre busca conocer más, saber más, y sin embargo no es Sabio, es poseedor de cierta cantidad de conocimientos
que lo vuelven hábil, incluso notable, en la disciplina en la cual fue instruido, pero nada más. Por otro lado, justamente
llamamos Educación a lo que recibimos en la escuela, cuando ésta es solo instrucción que ni con mucho son lo mismo. Y
por supuesto viene el hecho más dramático desde mi punto de vista, que es la utilización de estos dos “errores” para
convertirlos en nuestro concepto de Felicidad.

En primera, en segunda y en última instancia el Hombre debe ser consciente de que esa búsqueda, sea del orden que
sea, debe llevarlo hacia la Verdad en su más puro sentido y que esta en consecuencia le proporcionará la Felicidad.

Hay que tener bien en claro que la Educación no es una cualidad o un objeto propio del ser humano, por el contrario, es
un “accidente” que le sucede y que puede o no adherirse a él: el Hombre, no nace educado, pero sí nace con la posibilidad
de ser educado, y es por su voluntad, que es una facultad del espíritu que elige serlo; si el Hombre guarda su verdadera
dimensión, sabrá entonces que la Educación no es ni con mucho el dominio de una disciplina, ni termina en una acto de
graduación universitario: es una constante búsqueda de la verdad que es infinita.

Entonces, la Educación no es un proceso estático, es un constante movimiento que lleva al Hombre a desarrollar todas
las facultades que posee y lo modifica en cuanto a la calidad de Hombre que es, no en cuanto a la cantidad de conocimientos
que posee. Y es aquí donde reside uno de los principios básicos de la Educación, en mi particular punto de vista: en la
medida en que esta sea integral, esto es, desarrolle y/o perfeccione las facultades humanas, será un proceso más eficiente,
más completo, y para ello no puede perderse en ningún momento, el principio de unidad que rige al ser humano: el Hombre
no es ni multiplicidad, ni diversidad, el Hombre es Unidad y en la medida en que no se pierda está visión es que se alcanzará
la contemplación de la Verdad.

Ahora bien, si la Educación es un proceso, hay que entender quienes son las partes que lo integran y que papel juegan
en él; de manera general está compuesto por profesores (educadores) y alumnos (educandos); de manera tradicional se ha
establecido que quienes educan son los primeros y quienes reciben la educación son los segundos; sin embargo, cuando
Lasa dice que los educadores no son sino alumnos mayores no se aleja en absoluto de la realidad: para que el proceso sea
continuo y veraz ambas partes deben manifestarse de manera activa, es algo así como si el alumno se educa, pero el
maestro se reeduca, si cabe la expresión, ya que finalmente ambas partes van en busca de la Verdad.

Y cuando hablamos de Educación, no podemos dejar de señalar que son tres sus ejes, fundamentos y/o esencia:
Filosofía, Universidad y Pensar.

No es la intención el menospreciar la parte del significado mismo que estos términos tienen, pero en función de la
síntesis vamos a dejar de un lado esta parte. Lo que sí vamos a resaltar es la enorme diferencia que existe entre lo que
solemos entender e interpretar de ellos y lo que verdaderamente son.

Cuando hablamos de Filosofía estamos llevados (malamente llevados) a pensar en algo que no tiene de manera práctica
alguna utilidad, cuando la ciencia como tal implica todo lo contrario: la filosofía es la ciencia que estudia todo lo que es, y
todo lo que es no es un conocimiento parcial, es un conocimiento total que implica además de unidad, cohesión; entonces
es posible comprender el sentido que la Universidad debe tener: es, debe ser, donde la multiplicidad de disciplinas se
ordenan y encuentran su sentido para convertirse en uno solo (Lasa expresa que sino fuera así el concepto de Universidad
debería ser cambiado por Diversidad, “con perdón de la mayúscula”); y pensar implica que, quién realiza este acto,
característica del Hombre, cuenta con una unidad de medida que le permite comparar y distinguir en la realidad. Dicho de
otro modo, ninguno de estos conceptos es concebible sin la existencia de la Unidad en su más puro aspecto.

Si esto lo llevamos a la Educación, en el plano universitario, la pregunta que cabría hacerse sería: ¿ realmente estamos
haciendo, profesores y alumnos, lo que corresponde para cultivar esa unitotalidad del saber ? O ¿estamos, de una manera
vacía transmitiendo conocimientos que solo instruyen a nuestros alumnos y los hacen capaces en alguna disciplina pero
incapaces en todo lo que les rodea?

Porque finalmente, en la esencia del ser, no hay una división entre cuerpo y alma, cuerpo y alma son uno, y si partimos
de ello el Hombre no se concibe como partes, sino como un todo; todo Hombre que se precie de serlo no debe perder de
vista quien es y hacia donde va, porque si no sabe ni quien es ni adonde
va no puede construir un mundo con características humanas.

La existencia del hombre depende de un hacer sin fin: dejar de hacer


es dejar de ser. El hombre es aspiración a la sabiduría que debe ser
fuente de estímulo y atracción, que le permita no solamente ser sino
trascender. Se es sabio, en alguna medida, cuando se sabe con verdadera
certeza la respuesta a las dos interrogantes planteadas: quien soy y adonde
voy, porque entonces se actúa en consecuencia.

La esencia de un hombre no se puede violentar pero sí se puede ma-

IMSI, MasterClip.
nipular, y la Educación permite justamente esto: moldear la esencia del
ser de tal forma que aunque sea un individuo con características
particulares que lo distingan, sea el mismo tiempo parte de un todo, de la
unidad a la que pertenece que es el mundo.

La Educación, es esta conjunción de un todo, de un unum, viene a dar al


hombre crecimiento personal, lo enriquece, ya que el intelecto tiende de manera obligada y forzosa a conocer la verdad; de
ahí que el alumno es el “elemento vivo y constitutivo” de la Universidad en tanto que debe aplicarse al aprendizaje que se
ordena a la investigación y que necesariamente lo lleva a la contemplación de la verdad, aunque por otro lado deben existir
los profesores que cultiven esta forma de saber: sin ambas partes la realidad de la Universidad pasa a ser una ficción.

Es verdaderamente importante que el hombre de hoy deje de ser un “sabio parcial”, alguien que sabe mucho de algo,
para convertirse en un “sabio total”, alguien que de manera mas integral no busca el dominio de las cosas sino de sí mismo,
alguien que no piensa que el poder está en el dominio de una disciplina, sino en el conocimiento de la esencia de quienes lo
rodean, alguien que se considera parte de un todo y que además conoce el todo (la analogía que Lasa hace del rompecabezas
del árbol).

“Un saber que no pone a sabiendas su fundamento, no es un saber sino solo un opinar” dice Lasa casi en la parte final
de su libro. Me gustaría agregar que un hombre que cree saber, por el solo hecho de asistir a la escuela, es mucho más
ignorante que aquél que reconoce que porque no sabe es que está en la escuela y que es justamente ella quien le proporcionará
los elementos, a través del desarrollo de sus facultades, para alcanzar el bien, la verdad y la felicidad, en un afán de que el
hombre se reencuentre con sus raíces primarias, fundamentales; en pocas palabras, consigo mismo.

La autora es licenciada en Economía y catedrática del Departamento de Economía de la UAG.


FILOSOFÌA

CRISIS EDUCATIVA Y ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA II

Falta una concepción


dominante del hombre
Por: Fernando Sánchez Cu

EN LA ANTERIOR OCASIÓN AFIRMAMOS que vivimos en medio de una crisis


educativa, que esta crisis es real y no solo ilusoria, y hemos dado argumentos
para evidenciar que lo dicho tiene fundamento tanto en la experiencia como
en las múltiples voces de alarma que la ponen de manifiesto, en México y el
extranjero.

Ahora, a través del postulado de dos tesis fundamentales, pretendemos


hacer aún más evidente (y lo evidente no necesita demostración alguna) esta
situación:

TESIS I

Toda teoría pedagógica está sustentada en una concepción del


hombre

Esta proposición no es algo novedoso, y en realidad se sigue de cualquiera


de los siguientes presupuestos esenciales a toda Teoría Pedagógica:

a) El educador y el educando son personas humanas que realizan el acto


IMSI, MasterClip.

educativo.

b) Toda Teoría Pedagógica propone un modelo de Hombre Educado, lo


cual supone dos extremos: El hombre no - educando (imperfecto) y el hombre
educado (perfecto). En medio de estos extremos se ubica el proceso educativo
(métodos, contenidos, etc.) que pretende lograr la realización del hombre perfecto.

En ambos supuestos se evidencia esta tesis primera. Mas no queremos conformarnos con esta constatación, por ello se
citan a continuación cinco autores actuales como constancia de esta tesis.

1. MAKARENKO (1938). Para Makarenko el ideal de hombre educado es el “Nuevo Hombre Soviético”, para lograrlo ha de
pasar por una educación centrada en la total sumisión del hombre individual a lo colectivo, así nos dice: “Afirmamos que donde
el individuo se enfrenta a la colectividad, los intereses de esa son primeros que los personales...” y un poco más adelante
afirma: “La cuestión reside en qué exigir. Yo pondría aquí una fórmula, por lo visto no susceptible de desarrollo y que debe ser
siempre la misma. Lo primero y único que hay que exigir, es la subordinación a la colectividad...” Lo anterior se encuentra en
los “Problemas de la Educación Soviética” (2° Conferencia: “Problemas de la educación escolar soviética” (1938), cfr. Bowen
y Hobson; 1997).

Con esto puede verse la búsqueda de un ideal educativo, aunque ciertamente no podemos decir que lo hemos expuesto
completo. Pero lo que más nos interesa en este momento es mostrar su postura respecto a nuestra primera tesis, por lo tanto
hay que preguntar ¿qué piensa respecto del hombre?

La respuesta podemos encontrarla en la 1ª Conferencia (Cfr. Bowen y Hobson): “Por finalidad educativa entiendo el
programa de la personalidad, un programa del carácter humano, incluyendo además, en la noción de carácter, todo el contenido
de la personalidad, es decir, también el carácter de las manifestaciones externas, de la convicción interna, de la educación
política y de los conocimientos; en una palabra, incluyo decididamente todo el cuadro de la personalidad humana; considero
que los pedagogos debemos poseer este programa de la personalidad humana y esforzarnos por conseguirlo”. En esta cita
pueden notarse varios aspectos de la idea educativa de Makarenko, pero nos interesa resaltar la existencia de una idea sobre lo
que el hombre es y la certeza con que se postula la necesidad de conocer su naturaleza.

2. R.S. PETERS (1959). De este autor presentamos una cita tomada de su obra “La Educación como Iniciación” donde
plantea su concepto de educación con base en la Iniciación: “Una de las características distintivas del hombre es que él solo,
entre las criaturas, tiene un marco conceptual variable que determina los aspectos bajo lo que actúa. El maestro puede concebir
su cometido de maestro de maneras muy distintas. Cerrar los oídos arbitrariamente a estos diversos puntos de vista es limitar
su cosmovisión, refugiarse en una especie de miopía monádica”.

Aclaremos que cosmovisión, weltanschauung y concepción del hombre son términos íntimamente ligados. El término
cosmovisión es la traducción de weltanschauung y contiene básicamente la concepción de una persona respecto al problema
de Dios, del Cosmos y la Vida, siendo en este último donde se realiza la síntesis de los dos primeros y se refiere a la concepción
del hombre que se tiene. Por lo tanto, lo que Peters solicita es una concepción del hombre capaz de introducir nuevos
conocimientos.

3. IVAN ILLICH (1971). Si seguimos acercándonos en el tiempo, la necesidad de precisar con mayor claridad el concepto
de hombre subyacente en toda postura pedagógica se hace más patente. Este autor propone la eliminación de la Escuela como
Institución, para trasladar la función educativa a la sociedad y a las instituciones intermedias entre el individuo y el estado.

En su obra “La Sociedad Desescolarizada”, hacia el final del capítulo Trampas del Aprendizaje afirma: “Nuestra reseña de
las instituciones educacionales nos lleva a modificar nuestra imagen del hombre” (p.143) con lo cual queda claro que ha
partido de una idea del hombre y cree haber llegado a otra distinta.

Esta nueva concepción del hombre se opone a la actualmente reinante en el mundo. “Los empeños por encontrar un nuevo
equilibrio en el medio ambiente global dependen de la desinstitucionalización de los valores. La sospecha de que algo estructural
anda mal en la visión del homo faber es común en la creciente minoría de países tanto capitalistas como comunistas y
‘subdesarrollados’” (p.157).

El hombre que propone “llamarlos hombres epimeteicos” (p160).

4. HANS SCHEUERL (1982). Este educador alemán hace depender la solución de las relaciones entre Personalidad, Educación
y Sociedad del concepto que tengamos de lo que es la naturaleza humana. La cita que ponemos a continuación está tomada de
su ponencia en el VIII Congreso de la “World Association For Educational Research”, celebrado en Helsinski en 1982: “La
solución a nuestra pregunta sobre de qué es aquí lo primario y qué es lo derivado, dependerá de la idea que tengamos sobre la
‘naturaleza’ humana. Propongo por ello, para una mejor explicación de la relación complementaria introducir en nuestro
triángulo conceptual, primero heurísticamente, el concepto de ‘naturaleza’ humana”.

5. C. WULF (1996). En su artículo “Antropología Histórica y Ciencia de la Educación” hace un recorrido histórico de la
relación existente entre estas dos ciencias. En este artículo nos dice: “Toda percepción, reflexión, acción e investigación en
educación contiene presupuestos antropológicos. Si la antropología apunta al ‘perfeccionamiento’ del hombre, contiene
necesariamente ideas antropológicas sobre la capacidad de ser formado del ser humano y sobre los límites en que resulta
influenciable o sobre su ‘carácter de incorregible’”. Esta última condicional es objeto de una investigación histórica donde
demuestra la conexión permanente y necesaria entre ambas ciencias a través del estudio de diversos educadores y filósofos.
Podríamos ampliar tanto las citas como los autores, pero consideremos haber mostrado suficientemente esta tesis primera:
TODA TEORÍA EDUCATIVA SE SOSTIENE SOBRE UNA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE Y DEPENDE DE ELLA.

TESIS II

La actual crisis educativa se debe a la falta de una concepción del hombre que sea dominante

Esta segunda tesis la dividiremos en dos partes para su demostración: en primera instancia hemos de probar que en las
épocas anteriores existió una postura dominante de la cultura y de la educación, que permitió sostener las teorías pedagógicas.
Y, en segundo lugar, hemos de demostrar que en la actual época llamada post-moderna existe una multiplicidad conflictiva de
visiones del hombre por las que se presenta la crisis educativa.

Antes de iniciar debemos aclarar un par de cuestiones referidas a las épocas históricas: 1) Estamos conscientes de la
imposibilidad de establecer fechas inamovibles respecto a una y otra época, esto se debe a la imposibilidad de establecer una
línea divisora fija entre las distintas situaciones culturales, por lo cual nos atenemos a la división más común. 2) Deseamos dejar
constancia anticipada del modo de trabajo, en este aspecto
nos atenemos a la opinión que les merece cada época a
diversos autores, especialmente en lo referente a la
cosmovisión reinante en cada una.

1. EL MEDIOEVO: Esta época posee una cosmovisión


fundamentada en la filosofía escolástica y la doctrina
católica que regía la vida y cultura reinante. En este tiempo
se logra una gran unidad cultural, política y social
manifestadas en la educación y costumbres. Es ante esta
cultura que surgirán nuevas orientaciones cuyo sello será
la impronta de épocas posteriores. Podemos decir que la
visión del hombre se finca en las siguientes certezas:

* Dios existe como ser Personal uno y trino.

* El cosmos y la vida han sido creadas por Dios.

* El hombre es creado a imagen y semejanza divina,


con un cuerpo y un alma en unión substancial.
.
lip
erC
* Existe la noción clara de pecado, caída, redención y Ma
st
SI,
eternidad para el hombre. IM

* Los actos humanos determinan la eternidad a la que


es destinada la persona humana.

2. EL RENACIMIENTO (Siglos XV - XVI): Es la primera época que presenta una cosmovisión enfrentada a la Edad Media;
aunque no puede decirse que se trate de una orientación única, sí podemos decir cuál fue la orientación dominante y esta será
el objeto de nuestro interés.

a) Lo primero que se manifiesta es un afán profundo de liberación: “Tal vez la diferencia fundamental entre un hombre de
la Alta Edad Media y el hombre del Renacimiento, puede hallarse en la fuente de autoridad sobre la que cada uno de ellos se basa
para formar sus juicios”.

“El hombre de la Edad Media tiene un Iglesia y una jerarquía sacerdotal junto a un orden social, relativamente establecido,
que lo guía... El hombre del Renacimiento, desarrolló una forma de confianza en sí mismo... él es, en cierto modo, su propio
juez...” (Manheim, K. (1966), Introducción a la Sociología de la Educación. Madrid. p69).

b) De aquí se pasa a la exaltación de la libertad, la cual se manifiesta claramente en la obra de Rabelais: “La idea que domina
toda la obra de Rabelais es el horror por lo que es reglamentario, disciplina, obstáculo puesto a la libre expansión de la actividad.
Todo lo que contiene los deseos, las necesidades, las pasiones de los hombres es un mal.
IMSI, MasterClip.

Su ideal es una sociedad donde la naturaleza liberada de constreñimientos pueda desarrollarse


con toda libertad” (Durheim, E.: La Evolución Pedagógica en Francia. Tomo II, p.12).

c) Esta concepción va a tener repercusiones en la modernidad: “un espíritu


independiente... emancipado de muchos prejuicios que en su entorno tenían entonces
curso forzoso... Pero conste que digo: para su época, y esto implica con bastante claridad
que entre su libertad y la nuestra no hay grandes diferencias” (Fevre, Lucien (1959). La
Religión de Rabelais. El Problema de la Incredulidad en el Siglo XVI. UTEHA. p.37).

3. REFORMA Y CARTESIANISMO: Esta época da un paso más en la oposición y


desaparición de la antigua visión medieval.

a) Se propone como ideal la acción exitosa: “La actividad en este caso asume un
carácter compulsivo: el individuo debe estar activo para poder superar sus sentimientos
de duda y de impotencia... El hecho de tener éxito (en las actividades) constituía un signo más o menos distintivo de ser uno de
los elegidos”. (Fromm, E. (1966): El Miedo a la Libertad. Paidós).

b) A este afán activista con ribetes religiosos, se le une otro nuevo: el dominio sobre la naturaleza como fin máximo de la
ciencia y del hombre con el objeto de lograr el máximo posible de confort y comodidad. “En lugar de la filosofía especulativa
enseñanza en las escuelas es posible encontrar una práctica, por medio de la cual... podríamos... hacernos dueños y poseedores
de la naturaleza, lo cual es muy de desear, pues nos permitiría gozar de los frutos de la tierra y de todas las comodidades que
hay en ella”. (Descartes, R.(1902): Oevres de Descartes: Discours de la Methode & Essais. V. VI. París. pp 61-62).

3.- ILUMINISMO. En esta época es cuando hace su aparición Rousseau que llena con sus ideas toda esta era. Los puntos
fundamentales sobre los que descansa toda su concepción del hombre son:

* El salvaje Noble como ideal de hombre;

* La Sociedad pervertidora, de la cual el hombre se desprende de su libertad absoluta y la entrega al Estado, voluntad general
que se manifiesta en la mayoría absoluta (50% + 1).

Pero al mismo tiempo hace su aparición la visión enciclopedista que mira al hombre como un recipiente vacío el cual debe
ser llenado con todo los saberes de todas las ciencias, nace así la famosa concepción del Hombre Ilustrado como ideal del
hombre educado.

Estas ideas se van a manifestar en nuestro siglo mediante el memorismo (herencia de la ilustración) y la orientación de la
Escuela Libre (de marcada influencia rousonisana).

4.- POSITIVISMO Y PRAGMATISMO: Es en esta época cuando se acentúa la concepción sociologista del hombre y la
educación, al tiempo de hacerse biologista. Nacen así las primeras concepciones que reducen al hombre a la condición de un
animal socialmente adaptado. Cuando Spencer declara que “el primer requisito para el éxito en la vida es el ser un buen animal”
y por lo tanto “el ascetismo desaparece de la escuela”, está enunciando con gran precisión su concepto del hombre. (Spencer,
H.(1913): La Educación Intelectual, Moral y Física. 6 ed. New York).

“La felicidad y prosperidad de una Nación depende de la organización física de sus habitantes”. (p.191)

“Una buena digestión, un pulso fuerte y un genio alegre son elementos de felicidad que no se pueden suplir con ningún
género de ventajas exteriores” (p.241)

“El Exceso de cultura es peligroso porque compromete la salud, y sin ninguna compensación en la vida, y de este modo
hace doblemente amargas las desgracias”. (p242).

Con estos breves ejemplos creemos haber mostrado que cada época ha tenido una idea del hombre que se ve reflejada en la
Teoría pedagógica correspondiente.
Es pertinente aclarar que a cada cambio de cosmovisión le ha ido unida una crisis educativa cuya resolución ha sido
implementar la nueva visión en todos los ámbitos: políticos, social, educativo; en una palabra, cultural.

También es importante señalar que ninguna de estas visiones del hombre y la educación ha logrado el triunfo absoluto en su
momento, de tal manera que han sobrevivido pequeños reductos de las posturas derrotadas. Esto tiene una especial importancia,
pues al correr de la historia se han ido acumulando hasta llegar al choque actual.

Con este apunte entramos en la segunda parte de nuestra demostración: La época actual presenta la crisis por acumulación
y contraposición de las más diversas concepciones del hombre presentes en las Teorías Pedagógicas. Algunas de las percusiones
la hemos tratado en el apartado anterior, pero hemos de ver lo que dicen los pensadores actuales de esta situación.

1. SOROKIN, P.A. (1957): Este autor plantea el problema de la “cuantofrenia” y la “testomanía” cuya raíz última se
encuentra en el positivismo.

“Vivimos en una época de testocracia, mediante nuestros test de inteligencia, estabilidad emocional, caráter, aptitud, tendencias
inconscientes y otras características de nuestra personalidad, los testócratas deciden en gran parte nuestra vocación y ocupación.
Desempeñan un papel importante en nuestros ascensos y descensos de categoría, y en nuestros éxitos y fracasos en una
posición social, reputación e influencia. Determinan nuestra normalidad o anormalidad, nuestra inteligencia superior o estupidez
definitiva, nuestra lealtad o posibilidad de subversión... han sustituido al Ángel de la Guarda, ya pasado de moda que se suponía
que guiaba la vida de cada persona. Por todo esto, son responsables de nuestra felicidad o desgracia y finalmente de nuestra
larga vida o muerte prematura”. (Achaques y Manías de la Sociología Moderna y Ciencias Afines. Madrid. p.88)

2. BLOOM, B. J. (1975). Plantea la estandarización del aprendizaje que siempre ha de lograrse, pero al mismo tiempo se
opone a esa medición que tanto molesta al mismo Sorokin: “Debe partirse de la base de que casi la totalidad de los estudiantes
son susceptibles de dominar lo que se le enseña con la condición de que arbitren los medios y las actividades adecuadas para
este aprendizaje de dominio... Plantearse el aprendizaje para el dominio es plantearse una estrategia que... trate de desarrollar los
talentos de todos antes que invertir tiempo y dinero en predecir y seleccionar talentos”. (Evaluación del Aprendizaje. Bs. As.
cap. 3)

3. El mismo HEGEL, J.E.F. (1770-1831) atacaba, por su parte, la concepción de la pedagogía del juego desarrollada
posteriormente por Pestalozzi y Fröebel, esta crítica es importante pues en Hegel se fundamentan muchos autores en la
actualidad. “Se esfuerza por presentar a los niños, en su ser que sienten incompleto, como si fueran completos, haciéndolos
pagados de sí mismos; turba y profana su verdadera, propia y mejor necesidad, y produce, en parte, el desinterés para las
relaciones sustanciales del mundo , del espíritu; y en parte, del desprecio de los hombres porque a ellos como a niños se han
presentado los hombres mismos pueril y despreciablemente”. (Grudlinien der Philosophie des Rechtes oder Naturrecht und
Staatswinssenschaft im Grundrisse. Frankfurt, 1970. III. Ic, 174. p. 328).

4. Esta lucha puede tomar perfiles alarmantes, tal como sucede en PIERRE TROTIGNON cuando durante el mayo francés
escribía: “Rechazamos el mundo. Ya ni siquiera somos ‘traidores’, porque eso implicaría una afinidad con lo que estamos
traicionando. Somos los vietcongs del pensamiento... La filosofía del mañana será terrorista. No una filosofía del terrorismo,
sino una filosofía terrorista aliada a una política activa de terrorismo”. (Cit. por Brezezinski, Z. La Era Tecnotrónica. 2 ed.
Paidós. Bs. As. 1979. p. 159.)

Podríamos ampliar las citas en las más diversas orientaciones, pero con estas consideramos suficientemente probada
nuestra tesis segunda: LA ACTUAL CRISIS DE LA EDUCACIÓN ESTÁ SUSTENTADA EN LA FALTA DE UNA
CONCEPCIÓN DEL HOMBRE CON SUFICIENTE VALIDEZ PARA CONJUNTAR LOS ESFUERZOS EDUCATIVOS.

______________
BIBLIOGRAFÍA:

* Bowen, James y R. Hobson, Peter (1997): “Teorías de la educación; innovaciones importantes en el pensamiento educativo occidental”, Limusa,
México.

El autor es licenciado en Psicología y postulante de la maestría en Filosofía por la UAG. Actualmente es catedrático del Departamento de
Filosofía y Ciencia.
Los grandes educadores en la historia

San Benito de Nursia


y la Educación
Por: Mario Castañeda Rojas

S E LE CONSIDERA EL MÁS EMINENTE legislador del


monaquismo latino. Fue fundador de la Orden de los
Benedictinos y organizador de la vida monástica en
Occidente.

Nació en la Comarca de Nursia, Umbría, en el año


486, en el seno de una familia piadosa y noble que
disfrutaba de buena posición económica.

Sus primeras letras las estudió en Roma, en donde le


dieron en el rostro los vicios y travesuras de algunos de
sus compañeros. A los 17, cumpliendo con los deseos de
su madre, estudio dos años, pero se dió cuenta que la
vida de estudiante no le agradaba por considerarla
corrupta y, además, lo acechaban los peligros morales,
viendo día a día que sus compañeros sucumbían al
torbellino de las pasiones carnales. Durante este tiempo,
al parecer, estudió retórica, filosofía y derecho.

Dejó estudios, padres, deudos, comodidades y regalos


de esta vida, para retirarse al desierto, en donde se hizo
discípulo de un anacoreta llamado Romano, encerrándose
en una cueva abierta en la roca que parecía como una
especie de sepulcro.

Durante su retiro, en medio de una vida de


mortificación, tuvo muchas tentaciones. Se cuenta que
en una ocasión le llegó una tentación sensual terrible y
vehemente, y para combatirla el mancebo se desnuda y
se tira en un campo lleno de espinas y abrojos,
revolviéndose en ellas hasta que todo su cuerpo quedó
lastimado y llagado, pagando así con sangre aquel ardor
que Satanás había encendido en sus miembros.

A lo largo de su vida religiosa, Benito fundó doce


pequeños monasterios, entre ellos el famoso monasterio
de Monte Casino. Para construir este último, San Benito debió
derribar el altar dedicado a Apolo, ídolo a quién adoraba la
gente rústica que aún era pagana.

Era tanta la influencia del monje, reconocido por su sabiduría


y virtudes, que atraía a muchos hombres de los pueblos de su
alrededor; muchos caballeros y señores llevaban a sus hijos
desde tierna edad para que les enseñaran e instruyeran en las
cosas de la virtud.

Como maestro, exigía mucho a sus alumnos. Pedía un


constante esfuerzo ininterrumpido en la oración, ya que Dios
los invitaba a avanzar sin tropiezos y sin descanso por un largo
y estrecho camino que conduce a la cumbre de la perfección
espiritual.

En el año de 529, San Benito escribe la "Regula


Monachorum", en la que reglamentaba la vida monástica.
También implementó, para la formación de novicios, un plan
de estudios que se realizaba en la llamada escuela interna.

Para el siglo VII, la mayoría de los monasterios franceses, españoles, ingleses y alemanes seguían esta regla, llegando
a su máxiko apogeo en los siglos XI y XII. Numerosos papas (Sivestre II, Gregorio VII, Urbano II) y hombres de estado
formaron parte de este orden.

En el siglo XIII la aparición de las órdenes mendincantes hizo que la influencia de la orden de San Benito disminuyera,
sin embargo, en los tiempos modernos todavía esta orden religiosa ha dado a la Iglesia hombres eminentes como Don
Gueránger, fundador de la Congregación en Francia, y Don Pather, abad de San Wandrille, que restauró el canto gregoriano
con ayuda de los monjes de Solesmes.

San Benito, su orden y su regla han permanecido gracias a la asistencia de Dios y a prodigios extraordinarios obrados
a través del santo monje. Ejemplo de ello es cuando Totila, rey de los godos , quiso probar a San Benito en su don de
profecía. Mandando a un cortesano suyo, llamado Riggo, vestido con las ropas reales y con gran acompañamiento, a que
fuera a visitar a San Benito; desde su celda, el monje vio al rey fingido y le dijo: “Deja hijo ese vestido que traes que no es
tuyo”. Después lo visitó Totila y lo reverenció como un gran santo y San Benito lo reprendió por sus crueldades y desafueros
diciéndole: “Muchas malas has realizado, cesa ya la maldad, tomarás a Roma, pasarás el mar, vivirás 9 años y en el décimo
morirás”. La profecía se cumplió.

Así como profetizó la muerte de Totila, también profetizó su propia muerte: seis días antes de entregar su alma al
Creador mandó abrir su sepultura y el sexto día se hizo llevar a la Iglesia donde recibió los santos sacramentos. Murió el 21
de marzo del 543. Sus reliquias exhumadas de Monte Casino fueron trasladadas a Fleciry-Sur Loire, cerca de Orleáns.

España lo nombró, en 1948, patrono del cuerpo de archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos.

Una oración para pedirle favores a San Benito: “Te suplicamos Señor, que por intercesión del bienaventurado Abad San
Benito nos haga agradables en tu divino acatamiento para conseguir por su patrocinio lo que no podemos conseguir por
nuestros propios méritos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.” ( Morell Francisco de Paula. Flor Sanctorum de la familia
cristiana. Santa Catalina, Buenos Aires).

SUS OBRAS

* Regula monachorum.
* Los monjes.
* Contemplación y oración.
* Lectura divina.
* Dilatado el corazón.
* El Abad, Vicario de Cristo.
* El arte espiritual.

SUS IDEAS EDUCATIVAS

San Benito vivía para su creador y no quería saber nada del mundo ya
que lo consideraba un incitador al pecado, por tal razón se refugiaba en
una cueva escondida. Su sistema educativo tenía como fin principal agradar
a Dios siempre como fin supremo y vivir en santidad por medio de las
perfecciones que se adquieren cada día (con mucho esfuerzo) alcanzando
la pureza de corazón en la gracia de Dios, siendo puro, virtuoso y libre de
pecado carnal, además de ser franco consigo mismo, teniendo la honradez
y el desinterés para llegar a la verdad.

Es claro que el ideal educativo de San Benito se centra en la educación


religiosa principalmente, y a esta se agregan los valores de la sabiduría o
ciencia (por la cual nos podemos comunicar con el único maestro que
tenemos y que es Dios), la justicia (que da más gracias a los que evitan
las tentaciones carnales y que no se rinden en la vida monástica), la
urbanidad, la discreción, la fuerza de voluntad, y la dulzura.

CONCEPTO DE EDUCACIÓN

En su concepto de educación introduce el fortalecimiento de las relaciones con Dios con el fin de aspirar a la felicidad
por el amor a a la religión y a la virtud.

San Benito de Nursia reglamenta la vida, principalmente la monástica, tanto en lo referente al empleo del tiempo como
en la doctrina espiritual. Sometía a sus discípulos a comprometerse a estar toda la vida al servicio de Dios, a vivir siempre
juntos en comunidad, en el dormitorio, en el refrectorio, en el coro y en las salas de trabajo. Fomentaba el ayuno durante
una parte del año y la práctica de una abstinencia perpetua, acostarse sobre una estera y no conservar riqueza alguna. Tal
era la disciplina educativa que imponía.

Es como una especie de pedagogía religiosa y social buscando vivir en comunidad con sus reglas en la misma oración,
la contemplación y en la lectura divina, elementos centrales de la formación del alumno. Además, no se descuidaban la
formación escolar, las normas dadas, la renuncia al mundo y el amor eclesiástico.

Respecto a la formación del maestro quería que este fuera comprensivo, que se adaptara al alumno desde el principio
hasta el final de sus enseñanzas. Todo maestro debe corregir, enseñar con sus propias prerrogativas, dadas del amor de
Dios; por que solo el alma del educador sabe amar profundamente a sus alumnos, para crear en ellas un modelo de amor
misericordioso; debe guiarlos y exhortarlos a la oración.

Esto es principalmente la educación en la Institución de San Benito que tiene como fin formar en lo moral, en la
autoridad, en el gusto de lo estético e intelectual, en la bondad, en la compasión y ternura para ser hombres de Dios.

IDEA DE HOMBRE

De lo anterior se puede deducir que su idea de hombre es un ser que tiene relaciones, de fidelidad, respeto y de virtud,
que se logra con la práctica de la oración, el cual tiende a la misma unión con Dios, venciendo las tentaciones, principalmente,
pero a la vez es un ser débil, frívolo y vano.
LOS MEDIOS EDUCATIVOS

* La oración, que es la plegaria que alimenta el alma y nos acerca al Creador.

* La contemplación, en la que hay admiración oculta por la esencia incomprensible de Dios.

* La plegaria progresiva, que es una oración, un rezo o una súplica para Dios en la que se abre el corazón en la soledad.

* El ayuno, que es una especie de renuncia y práctica religiosa que lleva a la perfección espiritual.

* La renuncia al pecado y al vicio carnal, que se cura con el conocimiento de la plegaria progresiva.

* La práctica de las virtudes como la sabiduría, la justicia, la urbanidad, la honradez, la discreción, la misericordia, la
dulcura, la virtud de religión, el orden moral, la abstinencia, la humildad, el gusto estético en lo esencial y la visión de la
belleza de su alma y sus obras.

* La bondad, compasión y ternura del corazón.

* La formación intelectual, aunque él fue autodidacto y teodidacto y un hombre culto por las Sagradas Escrituras.

* La misma disciplina que era muy rigurosa e iba contra todos los vicios y pecados capitales.

CONCLUSIÓN

Este sistema formativo educativo de San Benito, aunque tiende a tomar principalmente la educación religiosa, no
excluye las otras formas de educación como la educación intelectual, la formación del carácter, la práctica de las virtudes,
etc., con un sistema disciplinario muy riguroso, pero muy efectivo para obtener el fin de la educación y el fin del hombre ya
que los sometía al compromiso de estar en esta vida al servicio de Dios, de vivir en comunidad, de ayuno, de la práctica de
la abstinencia perpetua, mortificar el cuerpo y la misma pobreza.

El autor es licenciado en Pedagogía y postulante de la Maestría en Filosofía por la UAG. Actualmente es asesor docente en el Departamento de
Aprendizaje de la DAPA.

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