DERECHO Y HUMANIDADES / N? 1
/ 2006 /
Democracia y pluralismo agonistico
(CHANTAL MourrE
[UNIVERSIDAD DE WESTMINSTER
Resumen: La autora presenta cn este trabajo la problemitca que te de la mano el establecer
que la politica adversarial es alga obser, y por es razéa, desplazada por lo moral y lo juriico,
axendiendo asa imparcaldad. A tavés del wabsjo nos
muestra las consecuencias de busca siempre el consenso en mateia politica, dejando de lado la
“derecha y la iaquiceda", y cambiéadolo por lo “bueno y lo malo”, olvidando la dstincién noso-
tr0s/ellos que siempre debe exists en la politica es decit a luca agonistica
Abstract: The authoress presents in this work the problematic that brings co establish that che
adversarial polite is obsolete, and for this reason, co displease it for the moral and the juidica ding,
attending 1 the impactaiy they can give. Across this work she shows us che consequences of looking
always for the consensus in politcal matter, leaving atthe side the “right and the left side”, and
changing it for "good and bad", forgeving the distinction we/they who always must exist inthe pol-
acs, isto say the agonistic ight.
Palabras Clave: ‘Teoria Politica, Democracia, Moral.
Key words: Political theory, Democracy, Morality.
Desde hace tiempo estoy preocupada por lo que considero la incapacidad creciente en que nos
cnconuamos para conccbit los problemas que enfrentan nuestassociedades en términos politicos, es
decir, como problemas que requieren decisiones no meramente téenicas sino propiamente politica,
decisiones tomadas entre alterativas reales que suponen la dsponibilidad de proyectos en conflicta
pero igualmenteleghimos concemientes ala forma de organiza nuestra vida en comin. Dareceria que,
en ver del fin de la historia, lo que estamos presenciando fuera en realidad el fin de la politica. No es
ésc, aaso, el mensaje que, ain de modos diferentes, estin taasmitiendo as tendencias mis recientes
en teora y sociologiapoltica, por no mencionar las practcas dominates de los paridos politicos
establecidos? Ellossostienen que el modelo adversarial de Ia politica se ha vuelto obsoleto y que he-
:mos ingresado en una nueva etapa de modernidad reflexiva en la que puede constrire un eonsenso
incusivo en torno de un “centro radical". Todos los que estin en desacuerdo con este consenso son
desesimados como areaicos o condenados como malvados. En tiempos recientes la moralidad ha sido
ppromovida al puesto de nazrativa maesua y esta recmplazando a los discursos politicos y socks,
desacreditados ala hora de proveer lineamientos para la accién coleciva. A tal punto se esi convir
+ Profesoma de Teosa Pots en I Univerad de Weerinster (Lode), h sido doce eintestigaon eo muchas univer
‘Snes de Buopa, Noneaméricay Saami yes matmbno del College Intent! de Phitosope de Pre Es sitorn de
“Hegryand Ss Sate Teor Rasa Donat Doi unto con Eznsto Lada) ere 0s.
aCHANTAL MOUFFE
tiendo ripidamence en el inico wocabulatio leitimo, que en lugar de pensar en tézminos de derecha 0
Jzquienda somos ahotainstados a pensar en términos de lo bueno y lo malo,
La consceuencia de este desplazamiento de la politica por la moralidad es que la esfera piblica
democritica ha resultado seriamente debilitada por la falta de un debate propiamente “agonisico”
alrededor de posibles alternativas al orden hegemnénico existente. De ahi la creciente desafeceién hacia
las instituciones democriticaslberales, que se manifiesta a través de la declinacién de Is participacién.
electoral 0 de la atraccién que ejereen los partidos populistas de derecha que desafian al estabishment
politico,
Hay muchas razones pata la desaparicién de una perspectiva proplamente politica: algunas tie-
zen que ver con el predominio de un régimen de globalizaciéa neoliberal, otras con el ipo de cultura
consumista individualsta que impregna las sociedades industiales més avanzadas. Desde una pess-
pectiva més estrictamente politica, esti claro que el colapso del comunismo y la desaparicidn de las
frontems poltias que habian estructurado el imaginario politico durante la mayor parte del siglo XX
han conducido al desmoconamiento de los referentes politicos de la sociedad, La difuminacién de las
fronceras entre derecha € izquienda que hemos presenciado constantemente ¥ que tantos celebran
como un progreso, constituye desde mi punto de vista una de las principales razones para la creciente
izrelevancia de la esfera piblica politica democritica y tiene eonsecuencias muy negativas para la poli-
tica democritica. Volveré sobre este punto mis adelante, pues quisiera examinar en primer lugar la
responsabilidad de la teoria politica en relacién con la incapacidad en que nos huallamos actualmente
para pensat en réeminos politicos
Las limitaciones de la teoria democritica liberal
Como teérica de la poltica, estoy particularmente interesada en el ol que ha jugado la tea po-
liven en la desaparicidn de una visién propiamente politica. Eo afos recientes la comprensi6n wad
ional de In democracia como agregacién de intereses el modelo “agrepativo”- ha sido creciente-
mente desplazado por un nuevo paradigma que, bajo el nombre de “democracia deiberativa”,nipida
‘mente esti imponiendo los términos de la discusién. Uno de sus principios centrales es que las cues-
tones polticas son de naturaleza moral y, por consiguienre, susceptibles de tratamiento raconal. EL
objetivo de una sociedad democritica es, desde esa perspectva, la creacién de un consenso racions
alcanzado por medio de procedimientos deliberativos apropiados cuya finalidad es la de generar deci-
siones que representen un punto de vista imparcal, en interés de todos por igual. Todos los que po-
‘nea en cuestion la mera posbilidad de semejante consenso ricional y que afitman que la politica es un
dominio en el cual siempre es razonable esperar discordia, son acusados de socavar la posibilidad
‘misma de la democracia. Tal como lo expresa, por ejemplo, Habermas: “Silas cuestiones de justcin no
pueden trascender Ia autocomprensién érica de formas de vida en competencia, y si las opasiciones y
cconflctos de valores existencialmente relevantes deben penetrar todas las cuestiones controvertidas,
entonces en slkimo aniliss terminaremos cn algo parecido a la concepeién que Carl Schmitt tiene de
la poltica™.
sta rendencia tedrica a asimilar la poliia a la moralidad, entendida en términos racionalistas y
toniversalistas, borra la dimensién de antagonismo que es inerradicable de la politica. Bsto ha contsi-
buido al actual desplazamiento de lo politico por lo jusidico y lo moral, que son percibides como
terrenos particularmente adecuados pata alcanzat decisiones imparcales. Hay, por consiguiente, un
fuerte vinculo entre esta clase de teoria politica y el retroceso de lo politico. ¥ ésa es la raz6n por la
{que me preocupa el hecho de que el modelo deliberativo de democracia sea habitualmente presentado
[HABERMASS,Jagen, Kd Spoon Peripens, Cardozo Law Review, ol 17, Maro de 1995, 85, pg, 188
18DEMOCRACIA ¥ PLURALISMO AGONISTICO,
‘como el mis apropiado para la etapa actual de la democracia Sin duda, este tipo de teoria se combina
bocn con la politica de Is retcera via y ss pretension de stuarse “ms alla dela inquierday la derecha",
pero ~como argumentaré en un momento- es preisamente esta perspecdva post-poidea la que 008
‘welve incapaces de pensar de un modo politic, de formulas preguntas poicas y de proponer res
puestas politcas
Este desplazamiento de lo poltico a lo juidico es muy claro, por ejemplo, en la abra de John
avis, quien menciona a la Corte Suprema como el mejor ejemplo de Lo que él denomina el ibre
ejezccio de la razdn pica", que es desde su perspectiva el modelo mismo de Is deliberacién demo-
ctica, Otto ejemplo puede ballarse en la obra de Ronald Dworkin, quicn en michos de sus ensavos
otorpa primaca al poder judicial independiente, considerado como elimérprete de la moralidad pole
cade una comunidad. Sega todas las euestones fundamentales que enfreaa una comunidad pol
ticaen al terreno del empleo, I educaci, Ia censura la iberad de ascciacién, et, son mejor zesuel-
tas por los jueces, en a medida en que imerpreen la constituci6n con referencia al principio de la
‘gualdad poltica, Bs muy poco lo que queda pars la discusin en la arena politica.
Tacluso pragmatistas como Richard Rony, pese a que llevan a cabo una extca importante y de
Jatgoaleance del enfoque racials, allan a la hora de proporcionas una aterativa adecuada, De
hecho, el problema de Rony es que, aunque de un modo diferente, mbién termina privlegiando el
consenso y perdiendo la cimension de lo poiico. Si bien el consenso por el que aboga ha de er al-
‘aozado mediante le persuasion y la “educacién sentimental”, no a eavés de la argumeatacibn racio-
ral, ezee sin embargo en la posibildad de un consenso inclusivo y, por lo tanto, ea la ckminaciéa del
antagonism.
De hecho la situacin actual puede ser vista como a realizacin de una tendeneia que, como lo
tha argumentad Carl Schmit, se inscribe en el corazén mismo del liberalism, cuya ineapacidad cons-
tiutiva para pensar en séxminos verdaderamente poliicos expica que tenga siempre que recusrr a
otros tipos de discurso: econémico, moral o juridico. SE que puede parecer paruddjico, 0 incluso per-
vers, remitir a Schmitt —adversaro declarado de la democeacia liberal ea un intento por remediae
lus defciencias de los e6ricos democrtico-lberales, pero estoy convencida de que a menudo pode-
smos aprender mis de fos exticosinransgentes que de los apologisasblandos.
a fuerza dela extca de Schmitt raiea en el hecho de que pone en primer plano lo que consti-
‘use h principal debiidad del pensamiemto liberal: su incapacidad para aprehender le especiicidad de
lo politico. Ea El amapto at b police eseribe: “El peosamiento eral elide o ignora al Estado y a la
paolcca de un modo genuinamentesistemitico, yen su lugar se mueve en el seno de una polardad
tipia y recurreme entre dos esferas heterogéncas, las de la étca y la economia, spina ¥ negocio,
‘educacin y propiedad. La deseonfianca era frente al Estado y a a politica se explica a pari de los
piincipios de un sistema para el cual el individuo es y debe sey siendo tanto frminus« quo como
ferns a gue”
[En otras palabras, el pensamiento liberal es necesasamente ciego a lo politico en vitud de su
indvidealismo, ue lo vuelve incapaz de comprender a formacin de Kentidades coleedvas. No obs-
tante, lo politico versa desde el camicnzo acerca de las Formas colectivas de identifica, puesto que
on este campo testamos pemanentemente con la formacién de un “nosotros” opueste a un “elo”.
Lo politico se relaciona con el conflew y el antagonism, su difiretia span, como lo express
Schmit, esl dstncin entre el amigo y el enemigo. No resulta sorprendeate, pues, que el racioalis-
‘mo liberal no pueda captr su naturaleza, dado que el racionalsmo requiere la negacén misma de la
inerradicabildad del antagonismo. El iberalismo necesita negar el antagonismo desde el momento e”
aque, al poner en primer plano el momento ineludible de la decsin —en el endo esticto de tener
SCHMITT Cat, ona des pola, use Eto, Mads 191 pg 9.
19CHANTAL MOUFFE
ue decide en un terreno indecidible— lo que el antayonismo revela es cl limite mismo de tado con
senso racional
Desde mi punto de vista, es esta negacién del antagonismo lo que impide a la teoria Uberal pen
sar la politica democritica de un modo adecuado. Lo politico en su dimensién antagénica no puede
set borrado por el simple hecho de su negacién, del deseo de su desaparicion, que es el upico gesto
liberal; semejante negacion s6lo conduce @ la impotencia, impotencia que cartctetiza al pensamiento
liberal cuando es confrontado con la emergencia de antagonismos que, septin la tear, deberian perce
necer a una época ya superada en la cual la r3250 todavia no habria logeado controlar ciertas pasiones
supuestamente arcaicas. Tal como lo mostraré en un momento, esto es lo que se encuentes en la rai2
de la incapacidad actual para captar la naturaleza y las causas des nuevo feadmeno del populismo de
derecha que esti incursionando en Europa. Fs por eso que considero de la mayor importancia prestar
atencin a Schmitt cuando afirma que “el fendmeno de lo politico sélo se deja apreheader por refe-
zencia ala posibilidad real de la agrupacisa segin amigos y enemigos, con independencia de las coase-
cuencias que puedan detivarse de ello para la valoracién religiosa, moral, estétiea o econdmica de lo
politico”, Fsta es una percepeién crucial y considero que Schmit esti en lo cierto cuando llama
‘nuestra atenciéa al hecho de que lo politico estéligado a la existencia de una dimension de hostildad
en as sociedades humanas,hostlded que puede adoptar muchas formas y manifesacse en muy diver-
05 tipos de relaciones sociales. Desde mi punto de vista, este reconocimiento deberia constitair el
punto de parida para na reflexidn adecuada acerca de los objetivos de la politica democritica,
Ciestumente, Schmire nunca desarro6 estas intuiciones de un modo teérico, y esa es la razén
por la cual en el cusso de mi trabajo he tratado de formularlas con mis sigueosidad a través de la critica
del esencialismo desarrollado por varias corrientes del pensamiento contemporiineo, Esta critica revela
{que uno de los principales problemas del liberalism es que despliega una logics de lo social basada en.
tuna concepeién del ser como presencia y que concibe la objetividad como inkerente las cosas mis-
‘mas, Esta es la raz6n por la cual no puede aprehender et proceso de constroccién de las identidades
politcas. Es incapaz de reconocer que solamente puede haber una identidad cuando ella se construye
como “diferencia” y que toda objetividad social se constituye por medio de avtos de poder. Lo que se
alega a admitir es que toda forma de objetvidad social es en ttima instancia politica y que debe evar
Jas marcas de los actos de exclusin que rigen su consttuci6n,
Emplearé la nocién de “exterior constitutivo” para explicitar mi argumento, Este tfemino ha si-
do propuesto por Henry Staten para referrse a una serie de temas desarrolldos por Jacques Derrida a
través de nociones tales como las de “suplemento”, “marea” y “difirana”. Su objetivo es el de subrayar
el hecho de que la creacién de una identidad supone el establecimienso de una diferencia, diferencia
‘que es a menudo consttuida sobre la base de una jerarqula: por ejemplo, entre forma y materia, negro
y blanco, hombre y mujer, etc. Una vez que hemos comprendido que toda identidad es relacional y
‘que la afiemacin de una diferencia es decir, la percepeién de un “otro” que constituye su “exterior”
‘es una precondicion para la existencia de cualquier identidad, podemos formular mejor la idea de
Schmitt acerca de la posibilidad siempre presente de la relacin amigo/enemigo; o, para decislo de
‘otro modo, podemos comenzar a percibie de qué modo una relacién social puede convertitse en el
terreno de produccisn de un antagonism,
De hecho, como ya lo he indicado, cuando nos teferimes a las identidades politicas —que son
siempre identidades colectivas- estamos tratando con la creacién de sa “nosotros” que solamente
puede existr a partir de la demarcacién de un “ellos”. Esto no significa, por supuesto, que esa relacién.
sea necesariamente antagénica, Pero si significa que siempre existe la posibildad de que eta relacion,
nosotros/ellos se convierta en una relacién entre amigo y enemigo. Fllo sucede cuando los atras, que
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2DEMOCRACIA Y PLURALISMO AGONISTICO;
hasta entonces eran consideridos como simplemente diferentes, comienzan a ser percibidos como
cuestionando nuestra identidad y amenazando nuestra existencia, Desde ese momento, cualquier for-
sma de relaci6n nosotros/ellos, sea relgiosa, nica o econémica, se convierte en sede de un antago-
Lo que es importante en este punto es el econocimiento de qué la condicién misma de posibili-
‘dad de formacidn de las identidades polsicas es al mismo tiempo la condicin de imposbilidad de una
sociedad de la cual pudiera eliminarse el antagonismo, El antagonismo es, por consiguiente, una posi-
bilided siempre presente, como lo subrayara repetidamence Schmitt. Esta dimensin antagénica es lo
‘que he prapuesto denominat “lo politico” para distinguisio de “le politica”, que eefiere al conjunto de
pricticas e insdmciones euya finalidad es erear un orden, onganizar la coexistencia humana en condi-