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La muerte de mi «doble~ ae yo de visitar a un amigo en el Hotel Paris, de Bue- nos A = cuando, al cruzar el ancho vestibulo, un caballe- que leia su periddico se levanté bruscamente y se dirigid ami cor i e n los brazos abiertos y la sonrisa en los labios. Yo me detuve en seco y procuré demostrarle, e serie que entre él y yo n fa ningu , 0 habia nin v Bray sa d. y bia ningun motivo con mi Todo: s conocemos el sobado recurso de los timadores y sablistas: = a much, se acerca un sefior, simula conocer! tera fas Cosas estrafalarias y termina por lle quitamos una limosna. Viendo a aquel ¢ nos, nos cuen- varnos fa car- -aballero efu- sivo m e . Eonfi “ puse en guardia y procure ofrecerle el gesto mas esqui aeane de que es capaz mi i Be tre aie que yo no era un objeto propicio quo barato y que me tenia atento al To me uallerd NO se MOS S abiertos . iertos y la sonrisa en la boca, y men de mihi * qué palabi i i frialdad wna retribucion as algae mucho convencers aquel trance violent i rostro. Quise, cuando menos, para un quid ataque del sable, Pe- 16 enterado; sega con los bra- tras pronunciaba rar’ eur hacia esfuerzos por Conse 5 emanes efusivos. fe de} error. Hasta que for Je unas CartEses EX 10, despues ¢ 9) 3 sd tanto a mi amigo Rosi! -murmurs Se parece ust’ cexando se aljabs. ‘Note presté demasiada importancia al asunto,y hubiese cvidado pronto la escena del hotel siesa escena no Hegara Trepeiise en la ciudad de Posadas, aunque en forma me- are bjolenta. Tomaba café con varios seiiores de a local dad, cuando observo que uno de ellos me mira fjamente, sees geena de arta abajo yexclamaal fin Sa era porque le ogo a usted habla, dra que es usted el mime Ross. zNo esverad, sore? oso creurstantes alrmaron, eet, Ue YO t= ta holo pecs con el ser Ross, La misna abe se ciimoeale de os jo, idenco ton de os, sobre to, ona gran smejanca nel eaie> a cos aga inde termina que representa para cl ac umano a verde mares penta, derencadaycaactersia go gue Po Ata amare sel exero y arco del alma intron. oMmperaa a preocyparme aquel singular parei. Siempre me mereio extraordinaro interés la rar fe cuenta con que fa Naturale suelerepetie. Dicen qve mata e ula nada, que entre un Bombre oto Bay tbismos ference, como Tos hay entre dos hoes de 3 Imo dol y os ganos de arena Je amis playa Pe Cxlo certo que exten sobre fs cainos del mundo i= char cosas y personas que se paren, hasta cas eg 38 idenitad, Esto individu sermejantes tienen Ys 02% treet e es lama si Porque hecho no Ce stiles oc apocas persona ex wo Fecve Sel cial nos haan for romano al contar aque extra ‘erin extent en an cuadano partic Yel ee Tad Age Otros varos coberano an eno ambien ‘ay a como muchos filsofos generale y hombres de tao La een dl dese ober ellos Por Scspeccin que merece psn: pero os srs cron qe asians ors eales como sob sombrao nuestro reflejo. Meme 0 Pero el asunto de mi doble me dio todavia un tercer es- ecticulo. Esta vez fue en un café de Buenos Aires. {Fstaba yo sentado tranquilamente ante mi taza humean- te,yun sefior, en la mesa de al lado, hacia lo mismo que yo seacaraba su liquida merienda, mientras percibia con plau- ple delectacién el aroma cilido del café. De pronto se juelve, se sonrie, toma su taza en la mano y la sta sobre ini mesa; arrastra su silla junto ala mia, me extiende la ma no y prorrumpe: Cosmo le va, querido Rossi? Yo le hacia a usted en Eur ropa. ronces yo acepté la ocasi6n favorable y me propuse Env arrostrar el conflicto definitivamente "Ya ve usted, sefior, que yo no soy quien se figura. No soy Rossi, estoy cierto de que no lo soy, aunque todo el mundo se empetie. Pero como este incidente se va repi- tiendo excesivas veces, yo le suplico que me diga, caballero, quién es ese Rossi... YY supe que mi dobleera suizo, de mi misma edad, de un parecido desconcertante. Probablemente nos pareciamos hasta en el cardcter, Mas atin: Rossi padecia iguales acha- {ques crénicos que yo; es decir, que nuestros cuerpas, ues: tos rasgos, nuestras almas, nuestros vicios de Ia sangre o de {os érganos capitales, eran paraletos, simétricos. Con lo cual, senti vivamente deseos de comprobar aque! problema, de identidad: hubiese dado cualquier cosa por ver a Rossi hablarle, medirle de arriba a abajo y de dentro a huera, Pero Rossi tenia algo fantistic: ramente su andanzasy nadie me daa con seguridad astro de su derrotero. Debia de andar por Europa, Ep aquel tiempo necesité también yo stare! océano,¥ lc PTicho de mi fortuna me Ile6 a visa por los agos¥™Or- tafas de Suiza ‘Son Tos suizos unas gentes tral cos aos aients digo de en luna naturaleza geogrifica tan clos mai lvigjero se aa ona nanuraleze Ruma PS as que offecen muy jonarse. Enfrente de uosayvariad ertec: ss tamente anodina, Los hombres no estin alla tono con lay montatias. Todos los suizos ofrecen el aspecto de w ‘queiios burgueses, muy civilizados, pero tambien muy vulgares. Mi paso por Suiza fue breve. Antes que tuviera tempo de abismarme en aquella naturaleza espectacular, el rigor de mis asuntos, quién sabe si también el rigor de mi face bolsillo, me obligaron a marchar. Tomé en Ginebra el by Nete de vuelta, que habia de levarme a Lyon. Como falta. ran algunos minutos para la salida del tren, decid sentar. me en un banco de la estacin y leer con el mayor interés posible un periddico de la localidad. 2Qué me importaban a mf los asuntos de Ginebra? Na 4a, probablemente. Sin embargo, el destino queria que en aaquel momento encontrase en la hoja periodistica un tema interesante, que se referia a la detencién y proceso de un anarquista polaco. Aqui, pues, en este hecho il6gico, se de- ‘muestra que habia una voluntad del destino empeiiada en tenerme atento, abstraido y con la mirada sujeta a las letras ‘cl periddico. Se ve claramente que esa voluntad del dest- no queria que yo no pudiese mirar fuera ni descubrir alas, personas que pasasen, Y pasé, en efecto, una persona culminante por mi lado, ‘asi rozdndome la ropa. Si lega a fracasar aquella ocasi6n, €n todos los momentos que me quedaban de vida no volve- faa presentarse mis, Era el momento decisivo: era es¢ mO- ‘mento convergente fenomenal en que dos existencias, Ve nidas de distancias dispares, se encuentran en un mistno Punto yen un mismo minuto, como dos trayectorias side- Fales que se unen matemiticamente en un punto sefialado el infinito, Ese fendmeno trascendental, ese punto de convergencia matemiética suele marcarse en nuestra vida Por acontecimientos decisivos: es el instante, verbigracia fn que nos encontramos con nuestra amada y en que cr vamos con ella una primera y definitiva mirada, que tiene la categoria de un contrato eterno; o es también el instante €n que tropezamos con el enemigo que nos ha de perder, p INOS e- econdmicos y paciticos, o con el negocio que nos ha de saa, con i ra que serd el punto inicial de un nuevo since miento, 0 sistema de pense Pero si habia una voluntad oculta mi vida en el perisico, otra voluntad fatal compan laanteror,y gracias a ela no se malog clone et ‘mi persona con la otra, con la persona de sle Tooter, hhechos pasajeros, y en ocasiones inverosimiles, noe sean jian a pensar que nuestro mundo est llena de whunedce contradictorias, unas favorable y otras enemigas, que son, al fin, las que deciden de nuestros actos: algo paride 4 los que Sécrates bautiz6 con el nombre de ademonios fa niliares» ‘empefiada en retener Sucedié que tna racha de aire arrastr6 mi sombrero ylo arrojé a tierra. Me agaché para recogerlo, y al levantar la ‘mirada vi a pocos pasos a un hombre que se habia deteni- do en el andén; mi brusca maniobra le obligaba a inte- srumpir su marcha veloz hacia el tren que parti Lleaba ‘un maletin en la mano derecha y con la izquierda recenia| su gaban y su bast6n, junto con un libro. ‘Nos miramos. La mirada fue tan rapa, tan fulminante, ‘como un tiro. Pero a pesar de su brevedad nos pareci lar- 2, lenta, incontable. ¥ ocurrié también un fendmeno cur rioso: antes de acabarse aquella mirada brevisima nos pare. 46 que habiamos estado juntos innumerables dias. Nos conociamos en todo lo ancho y profundo de nuestras per- sonalidades. Reconociamos mutuamente la seguridad de tuna completa identficacin. Estabamos ants de acabane quella mirada, en lasituacién de dos amigas dela in ‘odo lo into es familiar ¥ © de dos esposos para quienes Fesobado, Esta de mas que lo digs: oe ia vivido en la Argentina Era Era Ronse suizo que habia vvdo en a Agron 2 aquel ser fantistico del cual uve an esta ‘cuyo nombre me venta persigulends Ot ra an, y Aquel que se conviri6 en un! 1 nombre con quien ert 9 coerce elas cens geal sarees tami enc Ssometene a an erm she? Su penonlidad eterna enema se eo aS SEumo ver oda ners en unasinens oem nos welenteFero gn sea mej see eo Na areas eee roeipaecio cmon cure Bee sean penne nun pn re Sat Pee Ge precio fern Soe nee eee Aierenciador, sino ex el matiz de los ojos eealginn Sel clr ol pont age impress ore ale ides penonatyaporeceneccioe eens re lesd | aa oa aoe ined alata con crpulonaod sass ee conan dtrensr mates eae apni utara WeTaRTERES aa repenoral ovals amayrgue noes asain Sonoaer dens. Senco npn nee ae dhceavimagenenclopee Enuna anreaa Trineritns me nig el enenss un marae de fan inpata Prey deseo shoo cmon Sond nsiedal ae poasuiae ae ara tne gars easton ee esos ae deminaaeaincnsinte que aeneonirars mae mma lncatas la sla. pa dei me ‘hun. Tamign ein aco petsorpend ccm un ademin, apenas bos, Seana fn i ‘brazos, y su rostro claro se entreabrié en un principio fey sont Pero emplend oan wen sr yey Rost se sprees compare Tao transcurrié en menos tiempo del que empleo en contarlo. Yano aunt ee gr de wen Ges tug ona ama dal de got Ratha de mea aa emana de tin Sentence bt fa aptichosa. Teconcen- 4 ss dos ojos clavados en fos mis. entonces sem preston diametralmente opuestaala deamon nt ‘Me puse a temblar como un est . convoy doblaba una curva y desa tia era odio, pero un odio repent ‘categoria de aquel odio me ala rrecimiento feo, tipo, mientras el erro parecia. Lo que ahora sen tino iraconal Adem taba, porque era un abo. siniesto, de esos que preceden al rime ‘Nunca hubiera pensaco que existiesen en nucere ene, ras psicologicas tales rincones imprevsto, sin dada man tra naturaleza lo contiene todo, yls porionesbencheasy raléficas se encuentran distbuidas en eadaindwious Hi bien y cl mal reside en todos los seres slo hab, teas, di ferencia de grado, en forma que sobre el indiaduo non. mal las partes benéficas adquiririn enorme desarrllo, mientras que ls partes maléficas se mantendrn reduc yatrofiadas, Un odio malsano se desperté en mi contra aque hom- bore que me srobaba la personalidad. Nos han educa en Ja escuela del individualism, y cada ser humano se conse dera un cslabsn autdnomo de fa cadena que principiay acaba en la eternidad, No sé silos buditasorientales = en oro sent de pesos panes 5 smetempsicoss les permite considerave como parts uc- twantes aleatrias del gran Toxo nowt, ls occidenta- Jes, hemos convenido en que cla hombre ene un alma y lun destino particulares y que wx ser humane es autno- ‘mo ¢ inconfundible. Somos, pues, natralmente esas ¥ {emi egoismo el que se rebelaba conta la dea de formar un doble «yor. en Por que se atraves aque! humbe ei au me hai oa psn Yo no me peste «fa todo entero: otro hombre para de mi persons Sentiame dexdolado en ds. Me nena Wee teaser que ena derecho asa de mi erena ‘me pertenecia, por consiguict te acencia de od. ai «yo» me ieitaba, me Head de im mi camino? :Por se cb i fl teense ays tn nt ites amt Choma "Bue a delirar; me ima. Este odio insano hubiera sido causa de graves males si no legaraa acudir la fortuna en mi favor. Pasadon alguna meses, ropecé en Buenos Aires con el sefior que ere aa vex, amigo mio y de Rossi. Nos saludamos. Conteniendormt impaciencia detras de una sonrisa indiferente le pregunte: Qué sabe usted de Rossi. ~Muris, ~iGundo, dénde?. No se saben ciertos detalles; era un hombre bastante exiraio, y todo lo que a él se refiere guarda una apariencia fantisica. Pero ex indudable que muri en Suiza. Pobre Rossi! Tenia un gran corazén. Esta iiltima frase, que venia a representar el sentido de un epitafio, resoné en mi alma siniestramente. La hora & nal suele ser aduladora: si en vida se nos arranca el pellejo, por lo menos hay la piadosa costumbre de despedirnos be- nnévolamente. La hora de la alabanzas le llega a todo mise- rable, y nadie se marcha sin un epitafio cortés: »Tenia un gran corazén..n Pero esta frase, que humanamente debia despertar en ii el respeto, despert6, al contrario, una alegria torva, una alegrfa malsana y criminal. {Ya estaba libre de mi enemigo! 1a estaba solo en el mundo! {Me pertenecfa todo entero! iHabia, pues, conquistado mi personalidad! Tilden de perenecerme todo entero, de haber quistado fa integridad de mi «yoe, ocasionaba en el fondo dde mi alma aquella alegriaferoz. Una alegria salvaje, incu ‘a, proterva, impudorosa, cinica, Silas cosas de dentro pro” ceden como las cosas externas, en aque! momento mi alm recom debia estar iendo a carcajadas.:Libre, completamente ie bre. Me vei ibre dela dependencia del votros, de la co. taboracién del «otro. La Sociedad Rossy Compuiase hae bia disuelto, Lo més estimable, que es la autonomia ‘sonal, estaba reconquistad, ‘pasado ef primer momento de inconscenci, cuando tos instints irreflexivos y barbaros se amoriguaron, nati fen mi conciencia el remordimiento, Me sen tan aesino Como el timo salvaje que asesina a su rival en la evuelia ddeuna encrucjada. Nolle habia matado materialmente; a sangre nose via, ni el asesinato merecia levarse ante un tribunal pero el tfimen estaba cvidente. Toda mi voluntad, en un momen- to de tensi6n intima, habia sido arrastrada contra Ros ‘Mlegrarse de una muerte, con la intensidad que yo puse en tai alegria, es lo mismo que consumar es muere. ¥ por {30 vino después la reaccién,y sto explica la inmensidad demi remordimiento inmediato. Debi de ponermelivido, porque mi confidente exams mabe veras le a afectado la muerte de Rosi? “Es natural que sf je dsimuladamente=; después de todo, se trata de un hermano ideal. Pobre Ros! "Vestas dos utimas palabras repreentaron en i boca la cofrenda que mi conciencia dolorida mandaba al cadaver de aque! a quien yo assin€ mentalmente

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