El discurso de Millán Astray atacó violentamente a Cataluña y el País Vasco. Unamuno se levantó y criticó el grito de "¡Viva la muerte!" de Millán Astray, diciendo que era una ridícula paradoja y que España ya tenía demasiados mutilados. Cuando Millán Astray gritó "¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!", Unamuno respondió que la universidad es el templo de la inteligencia y que los fascistas no convencerían porque les faltaba razón y derecho.
El discurso de Millán Astray atacó violentamente a Cataluña y el País Vasco. Unamuno se levantó y criticó el grito de "¡Viva la muerte!" de Millán Astray, diciendo que era una ridícula paradoja y que España ya tenía demasiados mutilados. Cuando Millán Astray gritó "¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!", Unamuno respondió que la universidad es el templo de la inteligencia y que los fascistas no convencerían porque les faltaba razón y derecho.
El discurso de Millán Astray atacó violentamente a Cataluña y el País Vasco. Unamuno se levantó y criticó el grito de "¡Viva la muerte!" de Millán Astray, diciendo que era una ridícula paradoja y que España ya tenía demasiados mutilados. Cuando Millán Astray gritó "¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!", Unamuno respondió que la universidad es el templo de la inteligencia y que los fascistas no convencerían porque les faltaba razón y derecho.
l 12 de octubre, da de la Fiesta de la Raza, se celebr una gran ceremonia en el
paraninfo de la Universidad de Salamanca. Estaba presente el obispo de Salamanca, Dr. Pl y Daniel. Asista la seora de Franco. Y tambin el general Milln Astray. En la presidencia estaba Unamuno, rector de la Universidad.
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Despus de las formalidades iniciales, Milln Astray atac violentamente a Catalua
y a las provincias vascas, describindolas como "cnceres en el cuerpo de la nacin. El fascismo, que es el sanador de Espaa, sabr cmo exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos". Desde el fondo del paraninfo, una voz grit el lema de Milln Astray: "Viva la muerte!" Milln Astray dio a continuacin los habituales gritos excitadores del pueblo : "Espaa!", grit. Automticamente, cierto nmero de personas contestaron: "Una!". "Espaa!", volvi a gritar Milln Astray. "Grande!", replic su auditorio, todava algo remiso. Y al grito final de "Espaa!" de Milln Astray, contestaron sus seguidores "Libre!". Todos los ojos estaban fijos en Unamuno, que se levant lentamente y dijo: "Estis esperando mis palabras. Me conocis bien, y sabis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algn modo- del general Milln Astray que se encuentra entre nosotros. Dejar de lado la ofensa personal que supone su repentina explosin contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabis, nac en Bilbao. El obispo, lo quiera o no, es cataln, nacido en Barcelona". Se detuvo. En la sala se haba extendido un temeroso silencio. Jams se haba pronunciado discurso similar en la Espaa nacionalista. Qu ira a decir a continuacin el rector? "Pero ahora -continu Unamuno- acabo de or el necrfilo e insensato grito : Viva la muerte! Y yo, que he pasado mi vida componiendo para dojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendan, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridcula paradoja me parece repelente. El general Milln Astray es un invlido. No es preciso que digamos esto con un tono ms bajo. Es un invlido de guerra. Tambin lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en Espaa hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habr muchsimos ms. Me atormenta el pensar que el general Milln Astray pudiera dictar las normas de la psicologa de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cmo se multiplican los mutilados a su alrededor. En este momento, Milln Astray no se pudo detener por ms tiempo, y grit : "Abajo la inteligencia! Viva la muerte!" clamoreado por los falangistas. Pero Unamuno continu : "Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estis profanando su sagrado recinto. Venceris porque tenis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceris. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitarais algo que os falta: razn y derecho en la lucha. Me parece intil el pediros que pensis en Espaa. He dicho." Hugh Thomas La guerra civil espaola
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