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Abstract
*
Artículo publicado en Revista Pedagógica Universitaria. Nº 32-33, Julio 1999-junio 2000. Instituto de
Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana. Pp. 135-152.
Introducción
Múltiples son las formas como se expresa la evaluación (o quizás sería mejor hablar ya de
control, pero con posterioridad diferenciaré estos conceptos y prácticas), si bien tienen en
común la búsqueda de controles centrales ante el avance de las políticas de
descentralización educativa. Ejemplo de ello, en lo referente a los estudiantes, pero que
se hace extensivo a las instituciones educativas, son las llamadas pruebas nacionales de
aprovechamiento escolar, que con diferentes denominaciones y con algunas variantes se
aplican en México y en otros países de América Latina. Al respecto es bueno recordar que
el paradigma de estas políticas educativas ha sido el proceso británico, iniciado en la
década del setenta y aún antes del inicio de la administración de Margaret Thatcher.
Básicamente se implementó a través de un Curriculum Nacional que especifica metas de
logro y que sirve de base para la evaluación mediante pruebas nacionales de corte
standardizado ( McCormick y James, 1996;Terigi,1997; Rodríguez Ousset,1997). No es
mi intención extenderme aquí en las múltiples problemáticas derivadas de la aplicación de
las llamadas pruebas nacionales o de los también denominados operativos nacionales de
evaluación., si quiero señalar que tal práctica está sujeta a serios cuestionamientos en lo
referente a dos temas centrales de la evaluación educativa: ¿cuál es el objeto de la
evaluación? o sea: ¿qué se evalúa?, ¿qué es lo referido? y en segundo término, pero
con igual rango de importancia: ¿en función de qué se evalúa?, ¿cuál o cuáles son los
referentes?. El trabajo sobre estos interrogantes constituye el propósito central de este
artículo, en su desarrollo espero poder retomar el caso de las llamadas pruebas
nacionales para señalar los problemas epistemológicos y metodológicos en juego.1
1
A nivel social cabe señalar que las pruebas nacionales han permitido la clasificación de las escuelas según
los llamados “rangos de excelencia” (Periódico Reforma, 23 de noviembre de 1998; Periódico La Jornada, 5
de enero de 2000 ). La ubicación de las escuelas un “ranking” deriva en efectos de prestigio-desprestigio de
las instituciones. Puede uno preguntarse: ¿es válido juzgar la calidad de cada escuela por el sólo hecho de
evaluar a los estudiantes en ciertas asignaturas? Como veremos más adelante se trata de un típico caso de
deslizamiento del objeto de la evaluación, además: ¿redunda esto en beneficio de la mejora de las escuelas
operando como retroalimentación?, esto resulta difícil ya que no permite explicar y comprender las
problemáticas específicas de cada escuela y región.
Reconocer el peso de ambos interrogantes constituye el primer paso para el análisis de la
metodología para la evaluación de dispositivos educativos que, siguiendo el pensamiento
de Figari(1993 y 1994) y mi propia práctica, expongo en estas líneas. Me permito utilizar
para mostrar su uso, partes de trabajos elaborados por mis alumnos de Maestría. A ellos
mi agradecimiento no solo por este aporte, sino porque pensar juntos ha constituido para
mi una experiencia intelectual y política muy valiosa.
Sin embargo, antes de tales temas, deseo referirme al concepto de dispositivo educativo
expresado en el título de este artículo. Su clarificación permitirá comprender porqué todo
proceso de evaluación de programas y de proyectos educativos requiere una construcción
“ad hoc”, realizada por todos los implicados en la situación educativa . Solo con tales
recaudos metodológicos es posible visualizar a la evaluación como elemento para la
mejora profesional de los docentes y de las condiciones de aprendizaje de los
estudiantes. Aunado a estas cuestiones será necesario, siguiendo a Ardoino ( 1980;1989;
1993a y 1993b) que distingamos dos funciones críticas: el control y la evaluación.
¿Por qué constituye un objeto hasta cierto punto novedoso y particular de esta época?,
¿qué diferencia este concepto de las ideas de programas, currícula o proyectos como
elementos instituidos y de relativa permanencia?, precisamente el carácter de
construcción realizada ex profeso y su posible carácter transitorio (lo cual no niega su
posible institucionalización futura) de las estructuras de mediación (mesoestructuras)
que sirven de puente entre el Sistema Educativo en su nivel macro y sus grandes
finalidades y el hacer concreto de maestros y alumnos en cada salón de clases. Tales
dispositivos educativos no son otro que los currícula, los programas, los proyectos
educativos. Pero no se trata de designar lo viejo con nuevos nombres o de agregar otro
término al lenguaje pedagógico. Se trata de ver cuál es el nuevo sentido que programas,
proyectos, currícula adquieren en el marco de las actuales políticas de descentralización
educativa de corte neoliberal.
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Resulta importante señalar que es posible conceptualizar al dispositivo desde diferentes ópticas. Para un
análisis de la noción de dispositivo pedagógico en las perspectivas del psicoanálisis, de M. Foucault y la
didáctica sugiero la lectura de Souto, Marta. et.al. (1998). Grupos y dispositivos de formación..
oferta y la demanda3. Ofertas diferenciadas…para los diferentes gustos del consumidor.
Como si la variedad asegurase la excelencia, como si todos los ciudadanos (en esta
lógica debería hablar de consumidores, pero me resisto al término por sus connotaciones
ideológicas y economicistas) tuviesen posibilidades de elegir en igualdad de condiciones
y con la misma información acerca de la validez de cada opción.
Sin embargo, estamos ante elaboraciones que pueden ser efímeras, que muestran la
pérdida de un referente único: el modelo nacional propio de los sistemas educativos
altamente centralizados y la necesaria búsqueda de referentes específicos inherentes a
cada situación educativa. Esto plantea problemas muy interesantes a la evaluación
institucional. De su resolución dependerá la legitimidad de la evaluación y su capacidad
para comprender cada situación específica, sin operar como mero control.
Del mismo modo una institución educativa necesita mecanismos de control: ¿cuántos
alumnos tiene?, ¿cómo se comporta la matrícula?, ¿cuáles son sus índices de deserción
y de egreso?. Pero así como en el ámbito médico el solo control, por ejemplo de la
presión arterial no es suficiente, porque hace falta la interpretación de este dato por parte
3
Este planteo se sitúa en contraposición con las conquistas de la Ilustración moderna, las cuales han
significado la intervención y responsabilidad del Estado para la distribución de la educación como un servicio
público y con efectos niveladores (Bolívar, Antonio; 1996).
4
(Ardoino, J.(1993a) considera que en las ciencias del hombre y de la sociedad es posible distinguir dos
paradigmas: el de la ex - plicación y el de la im-plicación. Cada uno de estos paradigmas supone diferentes
maneras de concebir el objeto de conocimiento y la finalidad de la investigación científica..
del profesional, también en el ámbito escolar la sola presencia de datos arrojados a través
de mediciones estadísticas solo permite ubicar a la institución con respecto a parámetros
generales, por ejemplo la media nacional de aprovechamiento o de deserción, pero no
posibilita comprender qué elementos en juego, propios de esa situación específica,
constituyeron las causas de tales resultados, cuáles son los principales problemas y/o las
acciones favorecedoras de logros. En el ámbito las actividades de enseñanza y de
aprendizaje la sola calificación de un alumno en una prueba, ya sea a través de números
o conceptos, sólo arroja la ubicación de su resultado con respecto a una escala, que
puede ser de 1 a 10; de NA a MB, pero no aporta elementos acerca de las múltiples
causas de tal resultado, no permite comprender a los estudiantes cuáles son los procesos
que deben modificar, reforzar, etc.
Desde este enfoque la evaluación, como proceso complejo, consiste en aplicar a objetos
definidos (comportamientos, instituciones, sujetos, currícula, planes y programas,
proyectos individuales o colectivos, etc.) un instrumento crítico, elaborado, racional que
permita el análisis sistemático tendiente a la interpretación del fenómeno en cuestión y la
construcción de un juicio de valor acerca de ellos (Ardoino,1989; Barbier,1999).
¿Qué evaluamos?
La pregunta parece de una resolución fácil, incluso en el curso de este trabajo he hablado
de evaluar acciones, programas, sujetos, instituciones, etc. Sin embargo resulta común
confundir aquello sobre lo que se expresa un juicio de valor (un estudiante, un programa,
un curriculum) y los datos, las informaciones, los rasgos, los indicadores “a partir de los
cuales” se realiza tal juicio. En el caso de la evaluación de un dispositivo educativo
determinado: un curriculum en su doble acepción de curriculum formal y curriculum real o
vivido, los diferentes corpus de datos acerca de sus distintas dimensiones de análisis: el
curriculum formal (proceso de elaboración , estructura, componentes, etc.); la práctica
educativa (actividades de programación individual y conjunta, metodologías
implementadas, procesos de comunicación y de toma de decisiones, formas de
evaluación, etc.), constituyen los datos que dan paso en forma progresiva al juicio de
valor acerca del curriculum en su conjunto. De igual manera una prueba, un examen
arroja determinados resultados que derivan en una evaluación del estudiante, no de la
prueba en sí. A través del análisis del examen, de su corrección y calificación el maestro
produce juicios de valor acerca del alumno y su aprendizaje. En ambos casos, trátese de
un dispositivo educativo o de un estudiante, hay una selección acerca de qué rasgos se
considera importante incluir, así en el caso del examen habrá maestros que le darán
relevancia a la exactitud de la información, o a la capacidad crítica, o a la ortografía….;
para evaluar el curriculum podremos considerar o no la infraestructura física; las
relaciones de la institución con su entorno social, etc. En consecuencia el objeto de la
evaluación es un objeto construido.
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Conviene señalar que el “encuentro” con el objeto real, por ej. un establecimiento escolar, es precedido,
necesariamente, por ciertos preconceptos que se tienen acerca del mismo.
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Diferencio el trabajo de evaluación realizado mediante indicadores de la elaboración de interrogantes
complejos acerca del objeto de la evaluación. En el primer caso tiene prioridad una visión “objetiva” del objeto
de la evaluación, haciendo hincapié en lo observable. En el segundo caso se antepone una visión del objeto
de la evaluación como sujeto de la misma, atendiendo no solo a lo observable sino a las relaciones entre los
diferentes elementos y a las intencionalidades y representaciones de los actores involucrados en el proceso.
El rigor epistemológico y metodológico con relación al objeto de la evaluación nos alerta
sobre el problema del posible deslizamiento de este objeto, es decir el pasaje no
identificado y a menudo inconsciente, de un objeto de la evaluación a otro (Auziol,1989).
Se trata de los casos de generalización de juicios realizados con base a la evaluación o el
control de un objeto particular. Por ejemplo: si con base en los resultados de los
estudiantes en pruebas de rendimiento en determinadas áreas del conocimiento (por
ejemplo español y matemáticas), mediante las cuales se puede constatar qué grupos de
alumnos en las diferentes escuelas tienen un rendimiento mayor en estas áreas se realiza
la inferencia de un juicio global sobre las escuelas, como podría ser una posible escala
acerca de la diferente calidad de las escuelas, un orden de jerarquías respecto a ellas. Tal
inferencia carece de sustento en el proceso mismo de la evaluación, puesto que se realiza
con base únicamente en el rendimiento de los alumnos y no se ha realizado la evaluación
de la escuela atendiendo a sus diferentes dimensiones.
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Figari (1994) también alude al uso de la noción de referencial cartesiano en el dominio de las matemáticas,
como el sistema que permite situar un punto en el espacio con relación a dos o “n” dimensiones. Lo cual
permite identificar la posición de un objeto con relación a un conjunto de otros objetos que juegan el rol de
“sistema de referencia”.
En consecuencia el referencial puede darse con relación a dos sistemas de coordenadas
diferentes:
♦ Del orden del paradigma8 y
♦ del orden del sintagma.
Llevados estos conceptos al terreno que nos ocupa, cuando en el curso de una
evaluación apelamos al orden del paradigma, tomamos en consideración la existencia de
un modelo general preexistente (diferentes formas que puede revestir un curriculum,
una institución educativa…), el cual sirve de parámetro o patrón para juzgar el dispositivo
evaluado. Aquí en referente es anterior y exterior al objeto-sujeto de la evaluación.
Permite, sin duda comparar diferentes dispositivos en contraste con un modelo general,
pero no capta la singularidad de cada uno de ellos.
8
Paradigma: conjunto de formas que puede tener un morfema (elemento de la palabra que permite reconocer
su categoría gramatical) según la función que desempeña en el sintagma, vale decir en la combinación que la
incluye (Figari, 1994).
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R.Barbier(1993; 71) considera que el referente, en su status, aparece relacionado con el nivel de los
objetivos. Sin embargo también aclara que es necesario, en el curso de una evaluación, realizar un proceso
de especificación de normas o de criterios a partir de los objetivos. Expresa: “No basta con disponer de
objetivos “en función” desde los cuales evaluar, sino que es necesario además que de una forma u otra los
objetivos puedan dar lugar a una comparación con los elementos factuales recogidos. Dicho de otra manera,
el referente ha de tener una forma tal que se le pueda relacionar con los datos de referencia”. Por mi parte
estimo que el manejo de los objetivos como base para la elaboración de criterios debe hacerse con sumo
cuidado y, en todo caso, constituir algunos de los referentes, pero no su totalidad, ya que se correría el riesgo
de no evaluar a los objetivos así como aspectos o resultados no previstos con anterioridad.
importancia de la especificidad de cada situación y de la participación democrática y bien
fundamentada de todos los actores institucionales.
Este último punto no solo lo planteo desde una visión democrática de la evaluación
educativa, lo que en si ya es importante, sino también desde la perspectiva del paradigma
de la im-plicación a que hice referencia ya en este trabajo. Hablar de im-plicación en su
doble perspectiva de im-plicación de tipo libidinal e institucional10 requiere considerar al
dispositivo a evaluar como sujeto de su propia evaluación y no en mera calidad de objeto.
A las preguntas acerca de: ¿quién evalúa?, ¿quién o quiénes tienen derecho a evaluar?,
la respuesta correcta es todos, todos los sujetos implicados en la situación, si bien como
manifestara con anterioridad en términos de poder no solo importa quién evalúa sino en
nombre de quien lo hace y sobre todo quién o quiénes determinan los referentes de tal
evaluación.
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La im-plicación tiene su anclaje en lo imaginario, de ahí su carácter opaco y ambiguo, puede incluso ser
totalmente inconsciente y requerir un trabajo de elucidación. No debe confundirse con el compromiso que es
voluntario (Ardoino, 1998).
Con base en Loureau, Ardoino(1980) se refiere a la im-plicación institucional atribuyéndole un sentido
material, lógico e incluso físico. Como el conjunto de determinaciones de un objeto, su posición en un sistema.
Este mismo autor, siguiendo a Lapassade interpreta a la im-plicación libidinal como el resultado del juego de
la afectividad profunda. Aunque la im-plicación insitucional tiene libidinalidad y la im-plicación libidinal tiene
siempre carácter político.
El cuadro de doble entrada que muestra el diagrama (cuadro 1), podrá ser tan amplio
como las dimensiones que, a juicio de los evaluadores, sean pertinentes para delimitar el
objeto de la evaluación. En algunos casos, la complejidad del mismo objeto lleva a
elaborar sub-dimensiones de análisis en el seno de cada dimensión.
Cuadro 1
La dimensión de lo producido evalúa los resultados, vale decir los productos alcanzados,
pero sin limitarse a una visión binaria de logro o no sino con la intencionalidad de
analizarlos con relación a sus valores pedagógico, social, individual, económico, etc.
Por último las estrategias permiten la formulación de interrogantes acerca del abordaje
pedagógico, la formación del personal docente, la comunicación entre los diferentes
actores y, como una cuarta categoría de análisis, las formas de toma de decisiones.
En mi práctica docente con esta metodología los alumnos de maestría han mostrado gran
creatividad en el diseño de sub-dimensiones o categorías de análisis acordes la
singularidad de cada dispositivo educativo a evaluar. Así el trabajo de un grupo11 de la
Maestría en Didáctica de la Universidad Nacional de San Luis(Argentina)a propósito de la
evaluación del: “Proyecto curricular de formación del Departamento de educación y
formación docente” desglosa la dimensión relativa a “Elementos productores de objetivos”
en las siguientes categorías de análisis:
• Docentes.
Preparación de los docentes
Condiciones institucionales del trabajo docente
• Alumnos
• Recursos Materiales
Planta física y equipamiento
Sistema de información y biblioteca.
11
El excelente trabajo elaborado por las licenciadas Carmen Barale, Saada Ventolita, Ana María Cometta y
María Luisa Granata. Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis, julio de 1997.
El planteamiento de los interrogantes de la evaluación constituye un proceso complejo.
Existe, en general, la tendencia a formular interrogantes de tipo descriptivo que solo
señalan la presencia o ausencia de un determinado rasgo o proceso. Este tipo de
interrogantes, incorrectos, corre el riesgo de confundir este componente del proceso de
referencialización con la redacción de indicadores propuesta en algunos modelos de
evaluación institucional. En este último caso la evaluación se reduce a constatar la
presencia o ausencia de determinados rasgos y su comparación, a efectos del control
más que de la evaluación, con normas prefijadas12. Además las preguntas que llevan a
un sí o un no, no permiten recoger datos significativos respecto a la dimensión estudiada.
Para tales interrogantes resulta imprescindible que los participantes en la evaluación (que
a la vez son los actores institucionales) pongan en juego sus vivencias, experiencias y
conjeturas sobre la situación - objeto de la evaluación.
Este último componente “corona” el proceso de elaboración del referencial, el cual sin
duda siempre es provisorio y podrá ampliarse, modificarse, enriquecerse sobre la marcha.
de sistemas de referencias distintos, los cuales no pueden reducirse unos a otros. Mucho más que una
posición metodológica, se trata de una decisión epistemológica. La educación, definida como una función
social global que atraviesa el conjunto de los campos de las ciencias del hombre y de la sociedad, interesa
tanto al psicólogo como al psicólogo social, al economista, al sociólogo, al filósofo o al historiador, etc. Etc., y
es aprehendida en su complejidad”(Ardoino,1993b;31).
Cuadro 2
Dimensiones y
categorías
de análisis
A. Fundamentos
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El también excelente trabajo de las licenciadas Alejandra Amantea, Constanza Necuzzi, María Verónica
Perosi, Liliana Pinto y Leonora Zamudio Silva de la Maestría en Didáctica de la Universidad de Buenos Aires,
Facultad de Filosofía y Letras. Agosto de 1999.
Cuadro 3
DIMENSIONES Y
CATEGORÍAS DE
ANÁLISIS
A. FUNDAMENTOS INTERROGANTES
A.1. Finalidades
DIRECCIONES DE CORPUS
DIMENSIONES Y ESTUDIO
CATEGORÍAS DE MÉTODOS Y
ANÁLISIS TÉCNICAS
A.FUNDAMENTOS
A1. Finalidades
• Valores de
referencia y *Expresiones de los
*Búsqueda de valores, ideas, actores: información
representaciones de enfoques respecto a la y respuestas de los
los actores... educación y a los procesos de cuestionarios;
intervención pedagógica que registro de
poseen los profesores de la entrevistas,
institución. documentos,
Entrevistas en materiales y
profundidad, encuestas y proyectos.
análisis de documentos.
*Búsqueda de las repercusiones
de las representaciones de los * Documentos,
actores en relación con la materiales, proyecto,
concepción de enseñanza. expresiones de los
actores.
Entrevistas en
profundidad.
*Análisis de las orientaciones y *Documentos,
concepciones con relación a la materiales, proyectos
tecnología que asume el equipo
pedagógico.
Entrevistas y análisis de
documentos.
*Búsqueda de orientaciones
compartidas con relación a la *Documentos,
tecnología por parte del equipo materiales, proyectos,
pedagógico y por los expresiones de los
profesores. actores.
Entrevistas
Cuadro 5
DIMENSIONES Y
CATEGORÍAS
DE ANÁLISIS CRITERIOS GENERADOS
A.FUNDAMENTOS
A.1 Finalidades
• Valores de *Presencia y vigencia de una concepción compartida acerca
referencia y de la tecnología y su inserción en la modalidad a distancia.
* Reconocimiento de las posibilidades de enriquecimiento
representacion
de la práctica educativa de los docentes a través de la
es de los intervención pedagógica.
actores...