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Con lo arriba mencionado no quiero insinuar que la vida no es más que un juego. De
ninguna manera. Esta vida es cosa seria y debemos tomarla en serio. La vida es bonita
para los que han aprendido ver su belleza. Pero, como todo en la vida, desarrollar esa
habilidad requiere trabajo. Vale la pena entrar en ese trabajo.
Conciencia – una batalla contra el Yo Bajo.
Hay una historia de los indígenas norte americanos Cheroqui: un viejito sabio está
explicando a su nieta sobre una batalla interior que él está llevando a cabo. Dice que es
entre dos lobos. Uno es malo: consiste en enojo, envidia, tristeza, remordimientos,
avaricia, arrogancia, auto-lastima, resentimiento y rencor, sensación de inferioridad,
mentiras, orgullo, sensación de superioridad, y egocentrismo. El otro es bueno: consiste
en alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, simpatía, benevolencia, empatía,
generosidad, verdad, compasión y fe. Después de pensar un rato la nieta le pregunta a
su abuelo, “¿Cuál lobo gana?”
El viejo sabio dice, “Al que alimento.”
La verdad es que nosotros tenemos mucho control de las condiciones que afecta nuestra
felicidad y estado de ser. Muchas cosas de la vida están fuera de nuestro control pero
nuestra actitud hacia lo que nos pasa hace toda la diferencia. Nuestro destino está escrito
pero en forma de borrador y los detalles dependen de nosotros mismos. Y son los
detalles los que nos hacen la vida insoportable o bonita y, aún más importante, es nuestra
actitud y conducta basada en esa actitud que está formando las condiciones, favorables o
no, en el Más Allá.
Hay varios puntos a considerar en la historia arriba mencionada. Uno es que el viejito
sabio se refiere a las emociones como lobos, es decir, entidades ajenas. Son negativas o
positivas pero son para dominar y controlar no al contrario. Y, como ya se ha
mencionado, unas son malas y unas buenas.
Aunque parece obvio que las emociones negativas son perjudiciales, son realmente las
fuerzas que guían la vida de la mayoría de la gente en todas partes.
La Luz de Dios está presente en todos. La Energía Divina está presente en todos. ¿Por
qué, entonces, no somos santos? ¿Por qué no nos sentimos bien de todo? ¿Por qué no
anda bien la vida? Es porque nosotros mismos estamos interponiendo obstáculos entre la
presencia y guía de Dios y nuestra conciencia. Dios quiere ayudarnos y guiarnos pero
creemos que sabemos más. La respuesta es quitar los obstáculos que nosotros mismos
hemos puesto. Las emociones negativas son invasoras que arruinan la vida y nos
conducen a remedios aun más ruinosos. El enojo, envidia, tristeza, remordimientos,
avaricia, arrogancia, auto-lastima, resentimiento y rencor, sensación de inferioridad,
mentiras, orgullo, sensación de superioridad, y egocentrismo son nuestros enemigos.
Debemos ganar la batalla contra ellos.
El primer paso en lograr el control de uno mismo es el conocimiento de uno mismo - ¿qué
es lo que está pasando adentro? Esta requiere que nos convirtamos en observadores de
nosotros mismos, empezando con las emociones negativas mencionadas arriba. Para
llevar a cabo este ejercicio es primordial que uno se queda despierto en todos momentos.
Despierto quiere decir, consciente de uno mismo. Hay que estar en un estado de
vigilancia, como un guardián de la puerta del castillo del rey, observando todos los que
entran y cuidando que no entren indeseables. Y, cuando sí entra algo indeseable, como
el enojo o envidia etc. debemos seguirla, mirando para averiguar ¿de dónde viene, qué
quiere y adónde va? Las emociones negativas son como ladrones trabajando en la
oscuridad. Si prendes la luz, se apenan y tienen que detener sus actividades. La
conciencia es como prender la luz. Las emociones negativas no tienen razón y en la
plena luz del día su naturaleza verdadera se revela y su fuerza desaparece.
Entre más poder tienen las emociones negativas menos tiene el individuo. Las
emociones negativas son como dictadores arruinando las vidas de sus súbditos. Ser
súbdito de las emociones negativas es ser esclavo. Sólo con el conocimiento y la
conciencia podemos liberarnos de ellas y encontrar la Luz Divina que está en todos
esperando que quitemos los velos de encima para que pueda llevarnos a una vida mejor.
El hacha Perdida
Un hombre perdió su hacha y sospechaba del hijo de su vecino. El pensaba que el joven
lucía como un ladrón, hablaba como un ladrón, y caminaba como un ladrón. Pero más
tarde el hombre encontró su hacha mientras estaba cavando en su jardín, y la siguiente
vez que vio al hijo de su vecino, veía a un joven que lucía, hablaba, y caminaba como
cualquier otro chico.
Todos han pasado instancias en la vida en que lo que queríamos oscureció la visión tanto
que lo que vemos no era la verdad sino lo que deseamos que fuera. En la vida cotidiana
vemos a menudo como la gente ve las cosas de manera diferente una de la otra. Si diez
personas fueran involucradas en algún suceso, al siguiente día escucharíamos diez
versiones diferentes del mismo acontecimiento. ¿Por qué? ¿No fue que sólo una cosa la
que pasó? ¿Cómo es que todos vieron lo mismo de diferente manera?
En la historia del hacha también podemos ver otro ángulo del tema que nos ayuda
a entender un poco más de este enigma. El hombre perdió el hacha: ¿Por qué no pensó
primero, “Perdí mi hacha, me pregunto dónde la puse”? En lugar de eso el acusó en su
mente primero a otro, él no quiso culparse a sí mismo. Así que para evitar ese
pensamiento no deseable, su subconsciencia inventó una alternativa más aceptable; fue
otro.
La definición clínica de esquizofrenia es el confundir la realidad con la fantasía. Nuestro
amigo del hacha sufre de una forma leve de este padecimiento aunque ningún siquiatra lo
diagnosticaría así; se considera conducta normal. Ser neurótico, es decir, culpar a otros
de nuestros errores, enojarse y deprimirse, etc., son conductas o maneras de ser tan
comunas que encajan dentro del ámbito de la normalidad.
Los sicólogos llaman a estas reacciones mecanismos de defensa. Para no admitir el error
o dañar la imagen que la persona tiene de sí mismo, la subconsciencia inventa maneras
para mantener su auto concepto o fantasías sobre quién es. Durante los años formativos,
se dice que es debido a su ambiente y/o las cosas buenas o malas que pasan, que ciertas
características se forman las cuales se olvidan y pasan a la subconsciencia pero tienen
sus efectos en el comportamiento de la persona.
Generalmente la gente vive con estas características y la gente las acepta o no según
como coincidan con sus propias manías. Si la conducta llega al grado en que la persona
no puede funcionar bien en la sociedad, o la persona siente emociones fuertes como
miedo, tensión, irritabilidad, depresión y tristeza, a tal grado que la vida se ha vuelto
insoportable, se recurre a un profesional por ayuda.
Dependiendo de la teoría del psicólogo se pueden usar varias técnicas para corregir el
trastorno. El sicoanalista buscará en el pasado del paciente para averiguar la “causa” del
problema. Con este entendimiento se espera que el paciente pueda cambiar por haberse
confrontado con la realidad. El adepto en la teoría de behaviorismo (conductismo)
confronta el problema directamente con ejercicios para eliminarlo sin interés en la causa.
En otros métodos el que sufre se reúne en grupos de personas que tienen trastornos
similares con o sin dirección profesional. Con el apoyo de otros la gente aprende como
controlar y vivir con sus problemas.
En todos los casos el origen fundamental, la causa fundamental, la razón esencial del
problema nunca se sabe. La persona A tiene miedo del sexo opuesto porque fue
abusada por su papá, la persona B está perpetuamente enojada porque sus padres le
negaron una bicicleta, o tiene metas inalcanzables, o fue rechazado por una chica, o fue
despedido de su trabajo. La persona C tiene muy baja autoestima porque sus padres la
criticaron continuamente o la compararon con un hermano de altos logros. Y así
sucesivamente. Pero nada de tratar el mecanismo fundamental del ser lo que ocasiona la
reacción que produce el problema. Nada de ¿porqué? una “causa” produce tal reacción.
En todos los casos el profesional o alguien ha determinado ¿cuál es la conducta
apropiada y porqué? cuando en realidad sus conceptos están basados en ideas e ideales
subjetivos que varían de un pueblo a otro, de época en época, de una religión a otra, o de
un país a otro.
En muchos casos la curación es no más que el reemplazar de un malentendido con otro,
un reacción con otra, una fantasía con otra, o digamos, curar una herida profunda con un
curita. Al no llegar al fondo verdadero del problema la solución es sólo temporal o
reemplazada por otros.
¿Por qué, entonces, existe la depresión, el miedo, la ostentación, el odio, la arrogancia, la
avaricia, la intolerancia, la apatía, y otros trastornos e injusticias de la vida? Para saberlo
tenemos que regresar a la creación del ser humano y profundizar en los componentes de
su constitución.
Miedo
El miedo es la emoción negativa que genera todas las otras emociones negativas y el
motivo que impulsa la mayoría de las acciones y reacciones nocivas y contraproducentes
en la vida. El miedo es la base de todos los trastornos emocionales y de la conducta anti-
social que infecta nuestro entorno.
Aun más importante, el miedo es el obstáculo principal para los que buscan de desarrollo
espiritual.
El miedo es omnipresente en el mundo – lo tienen los pobres, los ricos, todas las razas lo
tienen, los hombres machos lo tienen, las chica bonitas lo tienen, los poderosos, los
débiles, los malos, los buenos, los belicosos, los pacíficos, los ruidosos, los callados –
casi nadie está exento.
Hay básicamente tres categorías de miedo: miedo innato u original, miedo causado por
nuestras propias acciones y errores y miedo como resultado o reacción a amenazas
reales.
Vamos a empezar con el tercero, el miedo provocado por amenazas reales. Antes de
todo debemos entender que el miedo como emoción es una sensación física. Enfrentado
con una amenaza, digamos por ahora, una amenaza física, el cerebro manda una
selección de químicos (neurotransmisores), a una rapidez increíble, a través del sistema
nervioso que quita el cansancio, agudiza los sentidos y pone todo el cuerpo en un estado
de alerta, listo para defenderse – pelear o huir. Esta es la función básica y correcta del
ser terrenal o nafs. Es algo totalmente fisiológico y práctico. Además de amenazas
físicas como un ataque de un animal en la jungla, un delincuente en la ciudad o un carro
acercándose demasiado rápido, la amenaza puede ser de forma psíquica como el miedo
de perder la fuente de ingresos, la perdida de la novia o novio (o esposo/a), la perdida de
estatus o de algún chisme o lo que va a pensar o decir la gente. Aquí las cosas empiezan
a complicarse, la amenaza puede ser real o imaginaria, serio o trivial – la reacción
física es igual de real. Todo depende de la actitud o creencia de la persona involucrada
– tiene muy poco que ver con la realidad de la situación. Lo que aterroriza a una persona
no es nada para otra. Todo se origina dentro de la persona.
El segundo tipo de miedo proviene de nuestras propias acciones o más bien el miedo de
las consecuencias de nuestras acciones equivocadas. Este miedo está relacionado con
los otros dos. Generalmente actuamos en reacción a algo. Así que si algo pasa que
percibimos como una amenaza (a lo mejor una amenaza a nuestro concepto de quienes
somos – nuestro ego pues) y reaccionamos en defensa con alguna acción media
entupida. Ahora por no admitir que hemos cometido un error, seguimos con otra idiotez
para cubrir el primero y así sucesivamente.
Podemos ver, siguiendo la cadena de sucesos y su trayectoria posible, como es que una
función sencilla para protegernos de daño se convierte en algo mucho más grande, hasta
la realidad central del ser. El nafs o ser bajo crea su propia personalidad o “realidad”
basada en su miedo de ser percibido (por si mismo y/o de otros) menos de lo que le
conviene egoístamente.
Ahora el primer tipo de miedo, el miedo original. Este miedo, una vez empezado, forma
una tendencia temerosa bien establecida profundamente en nuestro ser.
Cuando nacimos nuestro estado original está íntimamente vinculado con Dios. Somos
casi casi uno con Él. Pronto empezamos a cobrar consciencia del mundo. Primero
funciones básicas como hambre y procesos físicos del cuerpo. Entonces vemos cosas,
queremos cosas, el mundo nos fascina. Nuestros gustos y disgustos se refinan. Ya al fin
nos encontramos totalmente involucrados, enlazado con el mundo y la vida. ¿Y qué
pasa? Nos olvidamos de Dios, de dónde viene y a dónde vamos. Por influencias
familiares, sociales y culturales, el ego (el nafs) ha empezado a desarrollar una
personalidad o, usando la palabra con su significado en latín, una persona (en latín
‘persona’ significa ‘máscara’).
El crecimiento de este aspecto del nafs, la personalidad falsa, nos alejamos cada vez más
de nuestra relación original con Dios. El nafs/personalidad cree que él hace cosas, que él
sabe todo y él está en control. Pero en nuestra esencia sabemos que eso no es verdad,
que somos seres totalmente dependientes, que sin Dios no podemos hacer nada. Este es
el origen de una tendencia miedosa. Tenemos miedo esencialmente porque nos hemos
alejado de Dios y eso nos da miedo. Estando inconsciente, este miedo y nuestro
concepto erróneo de lo que somos (que somos tan importantes) el miedo transmuta y se
manifiesta en una gran variedad de formas dependiendo de la historia de la persona.
Pero todo miedo proviene de esta separación temprano de Dios. Por falta de esta
relación íntima con el Creador, la persona lucha contra la mera realidad tratando, de una
forma, de ser Dios. Sin embargo en su esencia sabe que no lo es, que no puede ser, que
sólo Dios es Dios y nada es posible sin Dios. Por eso casi todo el mundo sufre de
complejos emocionales proviniéndose de esta contradicción o conflicto interior.
Sólo restableciendo el vínculo con Dios podemos dominar el miedo. ¿Pero cómo?
cuando el miedo es el primer obstáculo que tenemos que conquistar para empezar a ver,
sentir y experimentar a Dios.
Antes que todo es conocimiento. Sin conocimiento hasta la fe es falsa. Hay tres tipos de
conocimiento. 1. El conocimiento que aprendemos leyendo o que nos enseña alguien
que sabe. 2. El conocimiento que adquirimos a través de la experiencia. Y 3. El
conocimiento que viene directo de Dios por revelación (a través del corazón).
Todos tenemos la potencialidad de recibir guía directa de Dios. A menos que seas un
profeta, esto implica trabajo y la ayuda de un maestro. El primer paso es una
combinación de los primeros dos formas de conocimiento. Acepta lo arriba mencionado
que todos tenemos miedo, que estamos engañándonos a nosotros mismos y empieza un
programa de auto-observación con una honestidad cruel y brutal (pero con comprensión y
compasión). Cada vez que sientas sensaciones de nerviosismo u otras señales de
miedo, presta atención. Observa las reacciones químicas en el cuerpo y como se sienten,
¿qué están haciendo? y ¿cómo te afectan? Entiende que es falso, que la verdad es que
nada va a pasar, no tenemos razón de temer. Haz un estudio de ti mismo, ¿qué te hace
reaccionar con síntomas de miedo? ¿Cuántas cosas?
Ahora, el segundo tipo de conocimiento – aprende de la experiencia. ¿Cuántas veces
han pasado las mismas cosas y qué es lo que pasó? Nada. Todavía tienes vida.
Increíblemente pasamos por tantas cosas, hasta tragedias y seguimos adelante. Todo
depende de la actitud. Aunque no podemos cambiar la situación podemos cambiar
nuestra actitud. Podemos salir bien de cualquier situación – eso es el milagro de la vida.
Debemos entender y creer que nada, pero nada malo puede pasarnos. Todo es para
nuestro bien. Todo lo que parece mal (según nuestros conceptos estrechos) tiene
razones positivas – o como resultado de nuestras propias acciones equivocadas así
sirviendo como aviso o parte de un plan de Dios que conducirá, a final de cuentas, a
aprendizaje, desarrollo y evolución. Si piensas de una forma miope, te duele, te
desesperas, te deprimes y tienes la tendencia a actuar inapropiadamente contra a ti
mismo. Si te relajas y finges ser fuerte (aunque no te sientes tan fuerte) y confrontas el
fantasma de miedo, con el conocimiento de que eso es exactamente lo que es, un
fantasma, gradualmente se deshace, se esfuma, desvanece. Debemos entender, para
repetirlo otra vez, estamos en este mundo de paso. Disfrútalo como un turista. Este
mundo no es la meta. Aun si perdimos todo, saldremos bien. Si vivimos en el nafs
sufrimos continuamente. Si vivimos en el corazón somos invencibles, felices con todo,
aceptando el destino que Dios nos da, buscando y trepando la senda que nos lleva a Su
lado.
La decepción
La decepción es la causa mayor de la infelicidad, la tristeza, la depresión, bueno, también
el enojo y la frustración. Nos decepcionan nuestras parejas, hijos, parientes, vecinos,
gobernantes, la condición del mundo y con nosotros mismos también – parece que nada
sale bien. Nada es como esperamos. Nadie hace cosas como se debe, según nuestro
concepto de como se deberían hacer las cosas. Dimos un buen ejemplo para a nuestros
hijos y mira como salieron.
Como maestro de Inglés señalo a mis estudiantes las palabras que yo llamo palabras
engañosas. Hay muchas palabras en inglés y español que suenan muy similares y
pensamos que significan la misma cosa pero no es así, son muy diferentes. Dos de estas
palabras son ‘decepción’, en inglés, ‘deception’ que se pronuncia ‘dicepshan’ (más o
menos), vocalizados suenan muy similares, sin embargo ‘deception’ significa engañar o
engaño. Normalmente no se puede traducir una con la otra pero en relación de lo que voy
a hablar, están relacionados porque nuestra decepción es un producto de auto-engaño.
Estamos convencidos de que el mundo se debe conformar a nuestros conceptos. Casi
todo el mundo sufre del complejo dios, creemos que somos dioses. Sabemos todo y
todos deben prestar atención.
Es posible que tengamos la razón. Supongamos que sí. ¿Qué importa? Todavía no
tenemos el derecho de esperar que otros tengan que escucharnos. Estamos buscando y
esperando un mundo perfecto. Aunque es posible aprender y saber lo que es correcto, la
conducta correcta, eso no significa que el mundo debe ser perfecto. En realidad ya es
perfecto. No puede existir lo bueno sin lo malo. Dios, que es Uno, creó el universo con la
palabra, o sea, la vibración o Una Vibración, y una vibración se compone de una agitación
entre partes. El universo depende o es basado en la dualidad. Es como los cables de luz
que entran en tu casa. Tienen dos partes, una positiva y la otra negativa. Ninguno tiene
poder sólo, sólo con los dos juntos se producen la energía. El mundo es así, la dualidad
produce la vida. Imagina tu vida si naciste perfecto y si todo saliera perfecto. Son los
problemas en la vida les que producen la energía, la vida. “OK” dices, “si todo es
perfecto, que el mal debe existir, ¿no debo hacer nada, dejo que los malos se salgan con
la suya?” No, no es tan sencillo. Tenemos que luchar contra el mal, afuera y adentro. Si
no, no habrá balance, ¿ves? es raro pensar así, pero el balance es una fricción amable
que produce la vida, el crecimiento y el desarrollo, sin esa fricción amable todo pararía.
¿Qué pasaría si los malos dominan a todo? En poco tiempo se destruirían aún ellos
mismos. Dice en el Corán que si Dios no usa a un grupo, que sea bueno o malo, contra
otro, el mundo se destruiría. Podemos ver como en muchos conflictos en el mundo no
hay buenos, es malo contra malo y el menos malo gana porque era necesario eliminar los
súper malos aún si los menos malos todavía andan sueltos haciendo sus porquerías. Su
tiempo llegará también. Muchos movimientos civiles que han producido cambios
importantes en las sociedades, que han beneficiado a mucha gente, fueron dirigidos por
hombres o mujeres no tan buenos, ego-maniacos, egoístas, mujeriegos, enojones, hasta
asesinos. Algunos hombres muy famosos y alagados por la historia no fueron, en
realidad, tan buena gente.
Así es el mundo en que vivimos. Es deprimente si crees que este mundo es toda la cosa.
Pero no es tan deprimente si entiendes que este mundo es un campo de entrenamiento,
que lo que pasa aquí es parte de un programa o curso de estudios, preparado por un gran
maestro que, aunque no podemos verlo directamente ni entenderlo, Él sabe exactamente
lo que está haciendo, y que todo está diseñado para nuestro beneficio y que al
graduarnos pasamos por otras partes. Aquí es algo temporal y todo lo que pasa aquí es
parte del programa, una prueba. Así que no es lo que pasa lo que importa sino como
reaccionamos a lo que pasa.
¿Estás contento con tu vida? ¿Todo está perfecto? No sabes el control que tienes.
Podemos estar felices bajo cualquier circunstancia. Podemos controlar las emociones y
escoger como sentirnos.
Todos te abandonaron. Te traicionaron. Tu negocio falla. Eres un fracaso. ¡Es una
prueba! ¿Cómo vas a reaccionar o tratar con eso? Eso es lo que importa. ¿Sabes que
hacer? Si estás controlado por las emociones, si estás apegado a que todo debe ser
como tú quieres, te va a salir muy mal.
Puede ser aún peor para los muy muy exitosos. Muchas veces ellos creen que ellos
mismos son responsables de su éxito. Están bien engañados. Todo pasó porque la
Fuerza Divina arregló situaciones a su favor y les dio habilidades para aprovechar la
situación. Es una prueba. Si se creen dioses, reprueban.
La vida es como una película. La mayoría están siguiendo el guión al pie de la letra y
algunos han aprendido a tomar sus propias decisiones y actuar independientemente.
Andan libres entre los demás observando y aprendiendo. Si olvidan por un momento que
todo es una película y que va a terminar, rápidamente se conviertan en inconscientes
como los otros actores. Podemos ser independientes del guión de la película pero
nuestra dependencia total del gran director es irrevocable. Todo el escenario fue puesto
por Otro, no tuvimos nada que ver con eso, no podemos tener crédito por nada. Sólo
tenemos que aprender a maniobrar dentro de este ambiente sin olvidar que es algo
temporal y sólo relativamente real. Si te enamoras de lo que tienes o has hecho - hasta tu
propia vida, estás perdido.
Si aprendes a desapegarte del mundo y las cosas, todo se vuelve increíblemente
interesante y maravilloso. Al separarse de uno mismo (el nafs/ego, el cuerpo, las
emociones) el mundo, el universo se abre y todas las barreras desaparecen, todo es
grande y bonito. No confundas las emociones con el amor. El amor es una onda de la
frecuencia divina. Sintoniza con esa frecuencia y entras en otra dimensión, libre.
Sólo libre del nafs, podemos ver y hacer.
No te preocupes, se feliz
Guau, ¿es todo, sólo hazlo y todo estará bien?
Pues, sí y no.
La primera cosa que necesitamos preguntar es ¿qué significa ‘ser feliz’? Es un
sentimiento o sensación de bienestar ¿no? O, la ausencia de dolor o preocupaciones.
Así que por ‘se feliz’ se puede entender ‘no te preocupes’. Siguiendo esta línea de
razonamiento, una persona que no tiene preocupaciones y está relativamente sana, es
feliz. Así que ser feliz no es algo que tienes sino algo que no tienes.
Una persona con trastornos emocionales no es feliz. Una persona con disturbios o
perturbaciones no es feliz. Una persona con muchas preocupaciones no es feliz.
Entonces la respuesta o remedio para la infelicidad no es obtener o acumular algo. La
gente con mucho dinero no es necesariamente feliz – se dice que no se puede comprar la
felicidad. ¿Cómo puede ser que un rico no sea feliz – tiene todo, no? Si, tiene todo,
incluyendo muchas preocupaciones – preocupación por su dinero, por su carro, su casa,
etc., o como cualquiera, por sus hijos, la familia y por lo que piensan los demás de él.
Es verdad que la mayor preocupación de mucha gente se centra en el dinero o la falta de
él. Pero el principal provocador de la preocupación no es lo que tenemos o no tenemos, o
sea, cosas materiales, sino lo que piensa la gente de nosotros. De hecho una gran parte
de las cosas que compran las personas y que las ponen en aprietos financieros (por ser
cosas fuera de su alcance) se compran por motivos de apariencia. La gente tiene una
imagen de quien es (que siempre tiene algo que ver con lo que piensan otros) y tratan de
cumplir esa imagen (o tienen complejos por no ser capaces de hacerlo). Muchas
preocupaciones se originen de la incapacidad por lograr lo que uno cree que debe lograr o
cumplir una imagen inculcada en su subconsciencia por la sociedad, la cultura, la familia,
sus socios, etc.
Las cosas o situaciones físicas como amenazas, inconveniencias y molestias se pueden
remediar con acciones físicas y generalmente son de duración corta (si la persona no está
tan perturbada emocionalmente para actuar). Pero las preocupaciones emocionales nos
afectan más profundamente y pueden durar toda la vida.
Sería bueno considerar el punto de vista cabalista (de la Cábala, la rama mística de
Judaísmo) para ayudarnos entender el ¿por qué? no debemos preocuparnos y cómo
podemos dejar de preocuparnos. La palabra Cábala significa ‘recibir’. Estamos para
recibir, somos como vasijas las cuales Dios está por llenar. Esto es nuestra naturaleza y
propósito. Pero para ser llenada una vasija tiene que estar vacía. La vasija de la persona
normal está tan llena que nada puede entrar – está llena de sí misma. “Hasta que seas
como un niño entrarás el Reino de Dios” dijo Jesús (la paz sea con él). Un niño todavía
no está lleno de tantas influencias sociales, culturales, familiares, acondicionamientos,
prejuicios, gustos y disgustos, preconcepciones, aversiones e inclinaciones y así está
abierto y listo para recibir.
Si supiéramos la realidad de la existencia, de forma interno o sea conocimiento interno no
tendremos miedo o preocupaciones de nada. Toda infelicidad se origina por el apego o
amor a este mundo y sus cosas. Aún el deseo de la felicidad trae su contrario. Si
pudieras entender en la profundidad de tu ser la realidad de que Dios te cuida totalmente
y de todas maneras si sólo se Lo permites, sabrías el significado de la declaración “tener
nada es tener todo”. Si pudieras vaciarte de todo tú, o sea, el gran YO y fueras como una
vasija vacía lista para recibir, Dios te llenaría de Si Mismo y con eso, los conceptos de la
felicidad e infelicidad pierden todo significado. Así que, no te preocupes, se feliz.
El descontento
Toda depresión emocional, tristeza y descontento se motivan en personas porque su vida
no se conforma con lo que ellos quieren que sea. No han conseguido sus deseos, no se
le da la importancia que esperan o no han logrado el éxito que imaginan que merecen.
Pero todo el criterio sobre lo que basan sus expectativas son erróneas, es decir, las
expectativas, esperanzas y deseos están basados en un concepto del mundo y la vida
que no coincide con la realidad. Así que viven en una fantasía.
Hay en juego varios principios - el complejo dios, la identificación y el complejo de
inferioridad, entre otros. Es muy común que la gente crea y espere que la vida debe
arreglarse según su concepto de cómo deben ser las cosas. Por supuesto ese concepto
sólo favorece a ellos mismos, lo que quiere decir, para su conveniencia material o
emocional. Todos quieren sentirse importantes y que su vida esté cómoda y sin mucho
esfuerzo. Todos se forman ideas e imágenes en su mente acerca de sí mismos – de
quienes son. Esta imagen está basada básicamente en el miedo. En un punto en nuestro
desarrollo olvidamos o perdemos el contacto íntimo con Dios. Nacimos con Él y nuestra
alma es casi todo lo que existe en ese momento – somos casi casi uno con el
Todopoderoso. Poco a poco el alma terrenal (el nafs) crece debido a las necesidades e
influencias de la vida. Al desvanecerse el recuerdo de donde venimos sentimos un gran
hueco adentro. Sentimos miedo. El alma sabe que no podemos existir sin Dios, que
somos totalmente dependientes. Este conocimiento está bajo la superficie, inconsciente -
nos sentimos solos y vulnerables, tenemos miedo. Para compensar la perdida de Dios, el
ego busca sustitutos en el mundo material – posesiones, posición y “amor”.
Lo que hemos olvidado es que Dios nos cuida. No tenemos que preocuparse de nada.
Pero este cuidado sólo le puede aprovechar los que permiten que Dios actúe. Si estamos
tratando de ser Él, si estamos lleno de “YO”, el gran “YO”, Dios no cabe. Sólo cuando
estamos en un estado de receptividad, como una vasija vacía, podemos recibir. Dios nos
creó para recibir. Su naturaleza es dar. Nosotros tenemos que darnos cuenta de nuestra
realidad como dependientes de Dios, secundarios a Él. Mientras estamos actuando como
dioses, exigiendo que todo siga nuestros deseos, ponemos una barrera entre Él y
nosotros, obstaculizando el fluido de guía y regalos divinos. El gran obstáculo que nos
separa de Dios somos nosotros mismos. Si nos hacemos a un lado, se abre la puerta de
la presa, liberando un torrente de bendiciones divinas. Eso es lo que Dios quiere, Él
quiere ayudarnos a desarrollar y crecer en Su imagen siendo verdaderos hijos de Dios.
Tal vez te haz preguntado ¿porqué en todos los escritos sagrados se repite una y otra
vez, “adora a Dios”, haz culto a Dios”, “recuerda a Dios”, “ama a tu Dios”? ¿Crees que
Dios necesita tu adoración o tu amor? Para nada. Dios es independiente, auto-suficiente,
sin ninguna necesidad. La adoración de Dios y el amor a Dios es sólo para nosotros
mismos, para ponernos en un estado de receptividad. La remembranza de Dios y el amor
a Dios nos ponen en nuestro lugar – dependientes. Cuanto más recordamos a Dios,
cuanto más pensamos en Su majestad, cuanto más mostramos agradecimiento, cuanto
más pedimos Su ayuda, más reducido queda el ego y el gran “YO”. En este estado más
vacío, la presencia divina nos llena y con esa, guía y ayuda.
Pero no todas las oraciones llegan a Dios, no todo culto sirve, no todas las suplicas atraen
respuestas. Sólo amor desinteresado sirve. El amor no es mercancía de intercambio, el
amor es un estado de conciencia. El amor a Dios y a Su creación incondicional y con
toda aceptación nos convierte es recipientes de Su amor, guía y generosidad. Este amor
es la única solución del descontento, depresión, tristeza y preocupación.
El Deseo
Saqué la siguiente definición del Budismo del Internet:
Buda tuvo la misión de aliviar el sufrimiento e insatisfacción humanos. En su primer
sermón proclamó las Cuatro Nobles Verdades y el Sendero Óctuple, que son el
fundamento del Budismo. Las Cuatro Nobles Verdades son:
1. La vida es sufrimiento e insatisfacción.
2. La razón del sufrimiento es el sedeo insaciable o el anhelo de un logro individual.
3. Al cesar el deseo, también cesa la insatisfacción.
4. El modo de lograrlo consiste en seguir el Sendero Óctuple.
(El Sendero Óctuple es más o menos como los Diez Mandamientos, un código de
comportamiento de la vida que no voy a listar porque este escrito no es sobre el Budismo
ni un sermón sobre el comportamiento sino del deseo.)
Los sueños 1
“Esta vida es un sueño. Cuando mueres, despiertas.”
“El sueño es el hermano de la muerte.”
“Cuando duermo, mi cuerpo está dormido pero mi corazón nunca duerme.”
Muhammad, el Profeta del Islam (PB)
“Un sueño no interpretado es como una carta no leída” – El Talmud
“Pero mientras pensaba (José) en esas cosas, un ángel del Señor apareció en un sueño y
dijo: José, hijo de David, no tengas miedo, toma a María como esposa, lo que está
concebido en ella es del Espíritu Santo”.
Nuevo testamento, Mateo 1:20
Los sueños han fascinado y dejado perplejo al hombre desde siempre. Sin embargo su
importancia o significado debe ser obvio por su omnipresencia en la Biblia, el Corán y en,
por lo menos, el aspecto esotérico de todas las religiones.
Las ideas de lo qué son los sueños varían de pura superstición hasta los métodos seudo
científicos de los psicoanalistas.
En la Biblia y el Corán, Dios habla a los hombres y mujeres en el estado del sueño. Si
una persona es religiosa eso debe hacerla pensar y preguntar. ¿Qué son estos sueños
que predicen, avisan y surten sabiduría? ¿Y por qué los míos son puras tonterías?
La respuesta es que los suyos son iguales que los personajes de los escritos sagrados
pero los mensajes y la realidad de lo que está pasando en el sueño se le escapan por la
misma razón que el hombre normal, aunque tiene un corazón espiritual (alma), no recibe
guía divina pura. Para entender el porqué, hablaremos de la naturaleza de los sueños y
el ser humano.
Generalmente se dice, correctamente, que los sueños son de dos tipos: reflejos de
nuestra vida cotidiana con sus problemas y placeres mas nuestros complejos, miedos,
fantasías, deseos y frustraciones; o mensajes de índole espiritual. Eso no está lejos de la
verdad pero tampoco es todo.
El profeta Muhammad dijo que el sueño es el hermano de la muerte. ¿Qué quiere decir
con eso? Como sabemos, somos criaturas sutiles (almas) dentro de cuerpos densos.
Nuestro apego a nuestros cuerpos y a este mundo a través de los sentido físicos,
obscurecen y distorsionan nuestra percepción de la verdad. Esa es la razón por la que
hacemos ejercicios espirituales – para cobrar conciencia de este hecho de forma concreta
y real, haciendo una separación en que el ser real, el ser sutil o alma, está descubierta y
manejando los asuntos en vez del ser bajo. Cuando dormimos, el cuerpo y sus sentidos
son apagados, no funcionan. El alma (el corazón o cuerpo sutil) se desconecta
parcialmente del cuerpo y anda en mundos superiores. Esta actividad del cuerpo sutil que
experimentamos, vemos y sentimos en los sueños. La razón de porqué lo que
experimentamos no es claro, parece ilógico o hasta ridículo, es que la información es
interpretada por el cerebro del cuerpo denso que percibe las cosas a través de nuestras
emociones y entendimiento no completos, distorsionados. Las imágenes son de forma
simbólica según el criterio distinto de cada individuo.
Ahora bien, ¿qué son estos lugares adónde vamos? Pues, adónde es algo que cada
persona que cobra conciencia durante sus sueños debe determinar por si mismo, pero lo
que es importante entender, es la realidad de esos lugares. Los mundos de los sueños,
como los mundos interiores de la mente, son tan reales, si no más real, que este mundo y
vida física, densa y sólida en que vivimos.
Antes que todo es importante reconocer las analogías entre soñar y estar despierto. En
los dos tenemos una mezcla de lo real y lo falso. Pero normalmente muy pocos ven lo
falso en el mundo y los que sí entienden que las cosas no son como parecen limita el
engaño al campo psicológico – el hecho, de que hemos hablado mucho, de que nuestros
miedos, deseos, fantasías y mucho más que anda suelto en el cerebro (la mente chango
se llama) oculta la verdadera naturaleza de las cosas y situaciones de la vida. Aunque
esto es muy pertinente a lo que trata esta obra, hay algo mucho más básico que debemos
considerar primero.
Tenemos la tendencia de pensar que, porque podemos ver y sentir algo, es real o por lo
menos más real que lo que no podemos ver y sentir. Este mundo denso y sólido es real y
los sueños y supuestos mundos psíquicos y espirituales no los son. Aun científicamente
eso no es la verdad. Si un objeto material se divida en sus partes básicas y esas en sus
partes, los compuestos, entonces a los átomos y partículas subatómicas, el resulta será
nada más que energía – todo es pura energía. La “sustancia” de este mundo está
compuesta de nada sustancial. La densidad de los objetos es pura ilusión. Aun el dolor
que sentimos al chocar con un objeto sólido resulta de nervios y químicos en el cuerpo y
en realidad no existe.
¿Quién eres? Tu verdadera realidad es tu alma. Si eso es la verdad, ¿Qué es tu cuerpo?
Si una mesa, una silla o un carro no existirían sin un pensamiento primero, una idea
mental, una imagen cerebral, ¿cuál es más real, el objeto sólido o el pensamiento? Si te
golpeo con mi puño te lastimaría por unos días. Si crees que nadie te quiere, aunque no
sea la verdad, puede turbarte y llevar un complejo psicológico por toda la vida. ¿Qué es
más real, el golpe o el pensamiento?
Todo es como un sueño. Ver la verdad de esta vida, este mundo, requiere primero
entender y realmente ver la irrealidad básica de este mundo. Nada aquí tiene una
realidad inherente e independiente. Todo lo que vemos debe su existencia a algo más.
Todo lo que vemos, lo vemos de una forma diferente de alguien más. Su verdadera
realidad es amorfa e incierta. Todo este mundo es el producto de la mente.
El primer paso en el trabajo con los sueños es ver el mundo y la vida como un sueño.
Imagina que estás moviéndote entre actores en una película, todos siguiendo el guión y
sólo tú eres libre, improvisando tu parte.
Los sueños 2
El tiempo. El tiempo es parte del acertijo de la realidad. El gran enigma que aunque no
existe realmente afecta nuestra percepción de la realidad de todo. El tiempo existe y no
existe.
¿Has visto que el tiempo no existe en tus sueños? Las cosas del pasado, el presente y el
futuro suceden todo al mismo tiempo e instantáneamente – todo cambia en un parpadeo.
En el mundo denso donde vivimos durante las horas despiertas, el tiempo existe y todo
depende de una manera u otra en él. Pero el tiempo no es una constante. El tiempo es
diferente para cada persona, cada situación y como comprobó Einstein, de diferentes
ángulos o lugares. Aun más, el tiempo varía de cosa a cosa y de una edad a otra.
Algunos personajes en la historia (Napoleón y Alejandro por ejemplo) lograron hazañas
espectaculares en muy poco tiempo – murieron en sus 30. Es decir en algunas edades
las personas vivieron vidas completas en el mismo tiempo que tú o yo apenas estábamos
empezando. Para otra gente, como Noé y otros mencionados en la Biblia, vivieron
cientos de años. Hay animales que tienen vidas de sólo unos días u otros que viven más
de cien años. Vivir toda la vida en dos días es difícil de imaginar, sin embargo para ellos
es normal. Y ¿qué de las cosas?
Si pudiéramos ver cualquier cosa en su tiempo, vemos que todo está en moción constante
igual que nosotros o un animal. Una mesa de madera vive. Nace e inmediatamente,
como nosotros, empieza a morir y al final de cuentas, muere. La madera de la mesa está
en un proceso de putrefacción, está en descomposición frente a nuestros ojos, sólo que
no podemos verla porque está pasando dentro de otro marco de tiempo. Todo lo que nos
rodea está en movimiento hacia su propia muerte – todo, poco a poco, está regresando a
sus orígenes. La madera se está pudriendo, el metal está se oxidando, el agua se está
evaporando, el papel, el plástico, el cemento, todo está cambiando de una forma a otra. Y
todo dentro de sus propios marcos de tiempo. No estamos conscientes de esta cualidad
vacilante, voluble, maleable, plástica y difusa de todo en nuestro ambiente porque
nosotros estamos atrapados en nuestro propio campo de referencias de tiempo también.
Es como una película, para el proyector o mejor, reduce la velocidad tanto que no
podemos ver el movimiento, la acción se congela, vemos la gente de la película en un
instante de su tiempo. Vemos la mesa en un instante de su tiempo. Todo parece
congelado cuando en realidad todo es un torbellino de acción.
En nuestras relaciones con otras personas también encontramos una falta de
concordancia. Dos personas hablando sobre cualquier cosa en realidad están ambos
hablando de dos cosas diferentes. Cada cual es llenado de sus propios deseos y fines
ego centrados. Cada cual con sus propios entendimientos diferentes de todo el asunto.
Todos ven todo diferente - ¿qué es rojo, qué es grande, pequeño, qué es allí, aquí, qué es
ahorita, en un rato, temprano, tarde? Todos vivimos es nuestros propios mundos
diferentes. Para ti tu mundo y los asuntos de tu mundo son sumamente importantes pero
para todos fuera de tu mundo, tu vida y tus preocupaciones no valen nada. Lo que es
importante hoy no lo es mañana. Lo que te gustó hace unos años no te interesa hoy. La
moda de ayer parece absurda ahora.
Durante el día de hoy, una gran cantidad de cosas sucede en la vida de un individuo.
Revisando el día podemos ver los sucesos como bloques, digamos, tres, cuatro o diez
secciones. O podemos ver todo de forma más detallada, como cientos o miles o una
infinidad de cosas, acciones.
Contempla lo arriba mencionado y compáralo con un sueño.
Los sueños 3
Los sueños suceden en el cuerpo humano. Sin el cuerpo humano no habrá sueños. Es
la costumbre de los teólogos y filósofos desvalorar el cuerpo y hablar de esta vida como si
fuera un castigo (por el pecado original), una horrible prueba que tenemos que aguantar
(pasar las del Caín) para llegar al Paraíso. Como una gran burla de Dios. Que negativos
son ellos. Pero es entendible cuando considera que es, en realidad, una reacción natural
contra la actitud común y corriente de la vida y el mundo, de tan poca seriedad, como si
no fuera más que un juego, como si no existiera nada más que el mundo material y esta
vida. El hombre normal ni piensa en lo qué es la vida, de dónde viene y adónde va. Las
dos actitudes están equivocadas. Tanto esta vida y el mundo como el cuerpo humano
son de suma importancia. Son como un pasaje a otros mundos. Este mundo es una
parte esencial de un gran todo, una etapa del proceso de la evolución del alma. Aquí
tenemos la oportunidad única de cumplir unos requisitos y ver y entender unas realidades
que determinarán nuestro destino en las etapas posteriores.
En las primeras fases del proceso de despertar es natural ver las cosas de forma negativa
(como algunos teólogos o gente en busca de la Verdad). Todo es malo, todo es pecado,
todo feo, duro y anti-Dios. Es porque ven sólo la mitad del cuadro. Este mundo oculta y
revela a Dios. Es decir, el apego a este mundo, el amor de este mundo, el no entender la
verdadera naturaleza de las cosas materiales y la vida terrenal, nos dirige fuera de Dios
(Lo ocultan) y cierra el camino a la evolución posible mientras el entendimiento y trato
correcto de este mundo y nuestra vida nos revela a Dios y nos conduce por la senda que
puede unirnos con Él.
La naturaleza sólida y densa del cuerpo humano y el mundo en general, es sólo una
ilusión creada por los sentidos. La materialidad del mundo es una manifestación y reflejo
de Dios mismo hecha de una forma con propósitos específicos. El plano material es
como una estructura creado por Dios para hacer el viaje del alma humana más fácil. Es
como las llantas de entrenamiento en una bicicleta de niño o las rejas de su cuna para
que no se caiga. La materialidad de este mundo y nuestros cuerpos es para mantener las
cosas en sus lugares para que podamos navegar con más facilidad.
Cada cosa tiene una realidad mucho más extensiva de su forma estática material. Su
realidad real es invisible a los ojos externos pero se le puede ver con los ojos interiores.
El cuerpo humano es un punto de acceso a mundos y universos. Normalmente (con los
ojos externos) vemos el cuerpo como un conjunto de huesos, músculos, órganos, etc.
Pero en realidad “dentro” del cuerpo está todo el universo. Si pudieras ver dentro con los
ojos internos verías túneles, caminos y espacios inmensos como en una de las películas
de ciencia ficción en las cuales las personas se meten dentro del sistema de una
computadora con su enreda de circuitos e infinidad de espacio y niveles.
La psicología del ser humano es mucha más complicada de lo que piensan aun los
psicólogos. Para entender los sueños o más bien, para los propósitos nuestros, el estado
del sueño, debemos tener un conocimiento básico de cómo funciona y la estructura, del
psique humano. Digo “estado del sueño” en vez de sólo “los sueños” porque este estado
no existe sólo durante las horas que generalmente se espera tener sueños – es decir,
cuando estamos dormidos. El estado de sueño es un nivel de consciencia que está con
nosotros las 24 horas, sólo que generalmente no nos damos cuenta. Sin embargo,
nuestra condición psíquica durante los sueños (de la noche) y nuestro estado psíquico
durante las horas de vigilia son iguales. Y, como vamos a tratar más adelante, el estado
del sueño se puede logar a cualquier hora.
La verdad es que el estado normal de vigilia es en realidad lo opuesto – un estado del
sueño. Todo lo que ve el hombre normal está pintado por un archivo gigantesco cerebral
de recuerdos, asociaciones, prejuicios, influencias, adoctrinamiento, sugestiones y todo
tipo de “input” (información metida) a lo largo de la vida. Es por eso que Jesús (la paz sea
con él) dijo que sólo los que son como niños entrarán al reino de los cielos. Los niños ven
las cosas puramente, sin un montón de asociaciones. Hay formas de meditación y
prácticas espirituales que tienen como propósito el ver las cosas como son, sus formas
etc. sin la distorsión del cerebro. Sin embargo la realidad de las cosas todavía es mucho
más.
Bajo la superficie de la consciencia del ser humano subyacen las realidades y
motivaciones que impulsan a la persona y crean su mundo y realidad ilusoria. El
“inconsciente” es toda la gama de experiencias que han dejado sus huellas que realmente
dirigen la conducta “consciente” de la persona. Esto no es tan diferente de la psicología
tradicional. Este concepto de la realidad, una realidad personal y distinta y esta
telenovela de actividad cerebral crea los sueños o, al menos una parte de los sueños.
Los sueños están corriendo constantemente dentro de cada uno de nosotros todo el
tiempo día y noche. Como este rollo inventado por el ser bajo (el nafs del que hemos
hablado) distorsiona nuestra visión externa del mundo, también los miedos, fantasías y
emociones negativas pintan los sueños tapando una fuente de guía divina y un nivel de
consciencia real dentro del complejo interno del hombre.
Este nivel de consciencia o subconsciencia, el estado de los sueños, es como un camino
de dos sentidos. Con el tiempo, poco a poquito, con los ejercicios espirituales, el velo de
tonterías creadas por el ser bajo, sus reacciones emocionales a la vida, disminuyen y
suavizan de forma que se transforman en guía y reflejos reales de la Verdad. Además, el
quitar el velo revela la apertura del camino hacia otros mundos.
Los científicos modernos nos dicen que el universo empezó, hace miles de millones de
años con una explosión. Había un punto infinitamente denso dentro de lo que todo el
universo fue compactado. (Lo mismo dice la cosmología cabalista.) Dicen los científicos
que el universo está expandiéndose o arrojándose fuera de su punto de origen, a una
velocidad tremenda. Nosotros, incautamente, nos preguntamos, ¿en dónde estaba el
punto de origen?
Hubo una vez cuando los científicos dijeron que el átomo era la cosa más pequeña que
existía y que no se podía dividir. Ahora cada rato se descubren partículas más pequeñas
y aunque debido al tamaño tan pequeño es poco probable que podrá seguir
descubriéndose más, lo más probable es que lo pequeño se asemeja a lo grande. Es
decir, como el universo no tiene orilla tampoco hay un fin del mundo de las partículas
subatómicas.
Todo estriba en la ilusión de la materia. Una vez que una persona ha llegado a entender
o más bien, experimentar, la realidad o irrealidad relativa del mundo material, la existencia
de un universo o universos dentro de uno mismo no parece tan fantástica.
Cuando morimos ¿adónde vamos? El cadáver queda aquí en el mundo material y
empieza un proceso de putrefacción. ¿Y nosotros? Si el ángel de la muerte viene por
nuestra alma ¿cómo llega y cual ruta toma para llevarnos a dónde?
Ser observador 1
Observarse a uno mismo es el primer paso para lograr la conciencia. Bueno, ¿qué quiere
decir, conciencia y porqué digo eso? Ser consciente significa estar despierto – saber lo
que está pasando en un momento dado. Decir eso implica que ahora no estamos
despiertos, que no sabemos lo que está pasando. ¿Verdad? ¿Estamos despiertos?
Veamos.
Vamos a tomar como un ejemplo un peleador de un arte marcial, un samurái tal vez, en
una época de conflicto. Para sobrevivir en un ambiente hostil, este debe estar
continuamente en guardia, vigilante y alerta. Si no, no estará listo para un ataque
inevitable y las consecuencias serán mortales. ¿En qué consistiría no estar listo, no
vigilante o alerta? Si su atención es cautivada por una cosa especifica a tal grado que
pierde la consciencia de lo demás, él no estaría listo para defenderse contra un ataque
que proviene de otro que desvía su atención. El objeto de su atención lo ha absorbido
dejándolo medio ciego a lo que está pasando a su alrededor.
Para estar alerta y listo para cualquier eventualidad el samurái mantendría un enfoque
abierto – sus ojos no estarían enfocados en nada en particular sino en todo al mismo
tiempo como visión periférica. También mantendría su mente en una condición similar –
no enfocado en ningún pensamiento. No es decir que tiene la “mente en blanco” (algo
casi imposible) sino que él está separado del creador de los pensamientos, el cerebro. Se
ha convertido en un observador imparcial.
En este estado, nuestro guerrero, ve todo y reaccionaría, según su entrenamiento,
automáticamente defendiéndose sin esfuerzo.
Bueno, ¿pero cómo se aplica esto en nuestra vida? Primero somos también guerreros
pero carecemos de entrenamiento en defensa propia. El enemigo mora dentro de
nosotros mismos. No sabemos esto porque creemos que somos uno - pues, muy lejos de
la verdad. De hecho somos como un ejército de yo’s dentro, cada uno peleando por el
control.
¿No es bueno concentrarse? dices, ¿no debo dar toda mi atención a mi trabajo, a la otra
persona con quien estoy hablando o a cualquier cosa que estoy haciendo? Pues si, pero
¿realmente pasa eso? El cerebro es como una computadora que está programada
automáticamente para buscar referencias y vínculos a cada cosa ya sea palabra u objeto.
Lo que llamamos concentración generalmente es, en realidad, absorción en el cerebro y
la función o más bien el yo que tiene el control en ese momento.
Si has practicado la meditación de enfoque abierto has visto como el cerebro salta de un
tema a otro tratando de involucrarnos en cada uno. Que, cuando nos negamos a hacer
caso a los pensamientos, se va, reemplazado por otro. Podemos observar este juego o
caemos en su trampa.
Al grado de que estamos libres del apego a estos pensamientos continuos del cerebro,
más conscientes estaremos. Más conciencia, más libertad.
Estamos en el trabajo. Estamos involucrados en un proyecto. ¿Estamos verdaderamente
concentremos en lo que estamos haciendo o perdidos en el laberinto del cerebro? Sólo
sabremos si damos un paso hacia fuera de nosotros mismos, es decir, tomamos el rol de
observadores de nosotros mismos. Observar, nos coloca en el mirador del cuerpo sutil lo
que es el corazón. El corazón es la puerta de la guía divina. Si nos colocamos allí
suficiente tiempo, es como un limosnero esperando pacientemente en la puerta del rey –
eventualmente el rey siente piedad y abre la puerta. Allí en la puerta a los mundos
superiores, poco a poca lo que vemos empieza a tomar un aspecto distinto, más claro y
más real. Nos damos cuenta que lo que llamábamos concentración era en realidad una
forma de esclavitud. Una forma de auto-engaño. Creemos que con la concentración
vemos las cosas mejor, cuando en realidad, caemos en una trampa del ser bajo (el YO
falso) que está manejando el cerebro para engañarnos y conservar su identidad.
Así que estar despierto, no es concentrarnos en lo que estamos haciendo, sino estar
presente en este momento. Yo estoy escribiendo. ¿Viéndome, o dándome cuenta que
estoy haciendo esto, me impide hacerlo? No, al contrario, un espacio muy grande dentro
se abre y otras dimensiones de lo que está pasando se vuelven visible. Y cuanto más
práctico la auto-observación más veo.
Ahora bien, ¿Estamos jugando un juego? ¿Esta técnica es un sustituto para la drogarnos,
para embriagarnos? ¿Para qué hacer esto?
Si buscamos las razones de algo, ya sea en la ciencia (la física) o en asuntos espirituales,
pasamos de causa a causa hasta que llegamos a un callejón sin salida. Llegamos a la
causa de las causas – Dios.
No puede ser que Dios haya creado este mundo para nada, por un capricho. Y debe
haber una razón muy buena. Si no sabemos la razón me parece raro no querer saber
porqué estamos aquí y que es todo esto, el mundo, el universo.
Según nuestra interpretación de las palabras de Dios de las escrituras sagradas y los
sabios, llegamos aquí en forma incompleta como una etapa de nuestra evolución la cual
continúa después de esta vida. Estamos aquí para conocer a Dios a través de sus
manifestaciones. Cada cosa es una manifestación de Dios. Por no estar realmente
despiertos no vemos todo como una manifestación del Creador. No vemos a Dios en todo
porque no somos totalmente conscientes.
Nuestra ceguera, origen del apego y amor de la creación en lugar del Creador. Este
hecho se puede ver o entender si analizamos la naturaleza de las cosas materiales y
psicológicas – todo lo que existe funciona según las leyes científicas. La física de las
cosas de este mundo es sólo parte de un sistema de leyes mucho más grande – la ciencia
universal o divina.
Regresando a nuestro guerrero, el samurái. De repente, como es de esperar, se
encuentra frente a frente con un retador. Espadas arriba en posición tradicional de en
guardia, listos para atacar o defenderse. Están circulando a su derecha esperando una
oportunidad para atacar. Por un momento nuestro samurái pierde su enfoque abierto y su
atención se concentra en la espada del oponente. Ve su filo y su brillo. Su mente
(cerebro) salta a las posibles consecuencias si él no logra defenderse adecuadamente.
Además con su atención enfocada en la espada no ve cuando el otro cambia la dirección
repentinamente y nuestro héroe no siente la hoja de la espada pasar por su cuello.
Hay expresiones como “me llamó la atención”, “me gusta…” y otras que implican que las
cosas tienen poder o pueden hacer algo para iniciar algún proceso en el cerebro o
ejercitan algún poder sobre nosotros. Somos, los seres humanos expertos en echar la
culpa. La verdad es que todo se origina dentro de nosotros mismos. Al contrario de la
canción popular “Tu eres el culpable…” somos los culpables. ¿No es verdad que todos
vemos las cosas de una manera distinta? ¿No es verdad que todos recuerdan
acontecimientos de manera diferente? ¿Cómo? si la cosa o el acontecimiento es el
mismo. Porque todos estamos fabricando nuestra “realidad”. Esta “realidad” está basada
en percepciones que llegan al cerebro después de que se filtran a través del nafs (ser
bajo, alma terrenal) y sus miedos y fantasías – lo que quisiéramos que fuese la verdad.
La gente ve el mundo según lo que ellos quieren que sea en lugar de cómo es.
Cada cosa que vemos incita recuerdos y asociaciones, deseos y esperanzas, en el
cerebro que nos caen encima de obscureciendo nuestra visión y nuestra percepción del
objeto o situación y la imagen que se forma en el cerebro y nuestra memoria se plasma
según eso y no de la realidad que tenemos enfrente. Y para colmo, reaccionamos según
la percepción equivocada formando una cadena de malentendidos y resultados uno
basado en otro como un rumor corriendo el pueblo – nunca fue la verdad y al llegar a su
fin ni se asemeja a la primera mentira y ha hecho mucho daño en su camino.
Tomando el rol de observador de nosotros mismos nos tomamos un sitio fuera del nafs y
sus maniobras. Desde allí vemos con más claridad lo que está pasando. Gradualmente
el nafs, como el ladrón expuesto a la luz encendida, empieza a perder su control. En la
puerta del corazón tocando con nuestras oraciones, prácticas espirituales y deseos de
ver, conocer y ser guiado por Dios, la puerta se abre poco a poco y una luz sale, haciendo
visible lo que anteriormente era invisible.
Ser observador 2
Hemos hablado de “ser observadores” de uno mismo con el propósito de estar
consciente, alertas, despiertos, es decir, no ser devorado por lo que está pasando en los
alrededores, nuestro acondicionamiento e inclinaciones negativas, así no andamos como
autómatas reaccionando a todo.
Vamos a tomar otro ángulo. Por casualidad leí una cita por un yoqui hindú. Dice: “Si
estás enojado o tienes dolor, sepárate del enojo y dolor y obsérvalos. Exteriorizar es el
primer paso de liberación.”
Esta es una frase bien cargada. Primero es el último – es decir, debemos tratar con la
última palabra primero. Liberación. Todos quieren libertad pero muy pocos son los que
saben que es la libertad. Puede significar la libertad de hacer lo que quiero hacer – tener
lo que quiero tener, ir adonde quiero ir, ser lo que quiero ser. Suena bien hasta que
piensas un poco. Será como el cuento de hadas en que a un hombre se le otorgan tres
deseos – todo lo que él quiera. Resulta que todo termina en un gran lío. Nuestro
entendimiento de quien somos, de qué queremos o necesitamos y lo que es bueno para
nosotros, es tan escaso que los planes de nosotros nos llevan a un desastre.
La libertad real es libertad de nosotros mismos. La libertad real parece una contradicción,
es ser libre a través de la esclavitud a Dios – la sumisión a Dios que en realidad es una
forma de vínculo íntimo con Dios en que Él nos guía. En que nuestras acciones son
predicadas en la voluntad de Dios. Aunque parece un trueque, yo entrego (dejo) esto y, a
cambio, me das eso, no es exactamente así. No estamos dejando algo – en realidad,
nunca hemos tenido nada, todo es una ilusión creada por una ilusión – el nafs. Nuestro
ego dice, “yo soy esto” pero “esto” es no más que una fantasía basada en reacciones
defensivas debido a nuestros miedos bien enraizados. Y nuestras ideas de quien somos
cambian de momento en momento al enfrentar nuevas “amenazas” o ideales más
emocionantes o atractivos.
La realidad de lo que digo, que nuestras ideas de lo que somos son puras fantasías, se
hacen manifiestas cuando nos encontramos en dificultadas en la vida – el dolor nos hace
honestos. En la luz de la tragedia o retos grandes, nuestra naturaleza débil y dependiente
surge a la superficie. Aunque el grado del problema necesario para esta catarsis varía de
persona en persona, todos tenemos un punto en que no podemos fingir más.
Pero estos momentos de honestidad no duran mucho para en hombre normal. Su
ignorancia acerca de sí mismo es tanta que los mecanismos de defensa regresan tan
pronto como la presión de los problemas disminuye. Para la persona que realmente está
en la senda de Dios, a quien le importa la verdad, la honestidad consigo mismo es
esencial. Descubrir quien realmente somos, aunque al principio es doloroso, nos lleva a
un nivel de libertad en que somos libres de la necesidad de mentir, de ponernos
mascaras, y de necesitar muletas emocionales. A final de cuentas, al descubrir quien
somos, descubriremos a Dios.
“Bueno, me gusta. Pero ¿qué tiene que ver con tratar con el dolor emocional, el enojo y
otras emocionas negativas que me asaltan en seguida?”
Pues, si llegas a ser quien realmente eres, esos dolores y emociones negativas ya habrán
desaparecido. ¿Por qué? Porque hay que vencerlos para llegar al ser real – no hay otra
manera. Todas son reacciones originadas por el nafs, el ser bajo. El nafs en su estado
no dominado es el principal obstáculo que bloquea el corazón – la morada del ser real.
Dominar al nafs es la meta de todas las sendas espirituales. Todas usan los mismas
métodos, el enfoque en Dios a través de la repetición de Sus nombres – mantras (llamado
zikr en Sufismo), canto y oración – ejercicios de respiración, meditación, movimientos
físicos como la danza sagrada, hatha yoga o las artes marciales mas la ayuda en un nivel
psíquica de un maestro que ha viajado el mismo camino. Pero, además de ejercicios y
ayuda, el aspirante tiene que trabajar en sí mismo, usar su propia fuerza de voluntad.
Nada es gratis.
Sólo una persona muy rara no ha experimentado dolor emocional o luchado contra fuertes
emociones. Pero ¿quién se siente el dolor? ¿quién está enojado? Pues, no eres tu, es el
nafs, el ego. En la cita del yoga hindú anteriormente mencionado dice que se debe
exteriorizar las emociones para lograr la liberación. ¿Qué quiere decir?
Hacemos ejercicios que tienen como objetivo lo que llamo conciencia corporal. Sentir y
experimentar el cuerpo íntimadamente es un método para terminar con la identificación
con el cuerpo. Veo mi cuerpo, siento mi cuerpo, conozco mi cuerpo, así que no soy mi
cuerpo. Habito mi cuerpo, uso mi cuerpo y aprendo de mi cuerpo. Cuanto más
experimentamos la realidad de esta separación o no identificación, cobramos más
conciencia del corazón y el ser real. De igual manera tenemos que conocer el nafs, el ser
bajo o ego. ¿Cómo se hace eso? Si estás en el centro de un torbellino no puedes ver
dónde estás – eres parte del torbellino. Generalmente cuando una persona está enojado
o adolorido, está totalmente embrollado en la emoción – no está enojado, es enojado. La
gente se vuelve parte de la emoción. No puede ver nada. Tanto que, se dice que si no
sientes las emociones no estás vivo o no eres humano. Están totalmente engañados por
el nafs o ser bajo.
No te confundes. El amor no es una emoción. Amor (con sus derivaciones compasión y
comprensión) es una onda tangible que es encuentra en todas las cosas pero el ser
humano normal no lo siente mucho por las mismas emociones que se originan del nafs y
cubren el corazón y los sentidos interiores del cuerpo sutil necesarios para sentir las
realidades que subyagan la existencia. Las emociones son parte de cuerpo denso, no
más reacciones químicas iniciadas en el nafs.
Para ver el nafs y entender las emociones hay que tomar un paso ajeno y observar las
emociones desde afuera. ¿Cómo? Primero es conocimiento. Acepta que no eres tu
cuerpo. Que habitas este cuerpo (y su conjunto de partes) temporalmente mientras estás
aquí en este etapa de tu vida eterna. Este cuerpo y su alma terrenal (el nafs) está
contaminado por influencias y acondicionamiento ajeno. Tu eres un chispa de la esencia
de Dios. Esta realidad se encuentra en el corazón. Cuando tomas la decisión de
observarte a ti mismo, quien es observando es el ser real operando desde el corazón.
Cuanto más tomas esta posición en el mirador del corazón como observador, más fuerte
se vuelve el corazón y más débil se vuelve el nafs y menos efectivos sus trucos y
engaños.
El nafs es de este mundo – transitorio, temporal, efímero, fugas, débil, vulnerable,
sensible, reaccionario. Pobrecito, a cada rato le duele. Está apegado a todo – sus cosas,
su importancia. Necesita sentirse importante porque sabe bien que realmente no lo es.
Está lleno de miedo – sabe que no puede hacer nada sólo. Es completamente
dependiente y no le gusta, quiere ser fuerte e independiente, quiere ser Dios. Así que
inventó su propia identidad imaginaria para cubrir su realidad escasa.
¿Es eso lo que quieres ser cuando en realidad tu realidad es lo contrario? Como Dios es
el océano y tú eres una gota de Él, compartes Sus atributos siempre y cuando te liberes
del dominio del nafs. Para hacerlo tienes que conocerlo. Colócate en el mirador del
corazón y obsérvate a ti mismo objetivamente. Primero no te va a gustar lo que ves pero
con el tiempo te vas a amar lo que ves.
Estimado lector –
Puedes pedir aclaraciones de cualquier cosa que leas en este
ebook. Simplemente escribe tus dudas a la dirección de
correo electrónico mojamadabdula@yahoo.com.mx . Los que
vivan cerca de Celaya Guanajuato son bienvenidos a
visitarnos en nuestro centro sufí.
El Sufismo
El último párrafo de esta obra dice: Lo bueno es que también el individuo tiene la capacidad y
oportunidad de salir de la estampida colectiva de la muchedumbre y tomar una senda diferente
entrando en la corriente del río divino en donde podemos unirnos directamente con el patrón
divino poniéndonos en armonía con el universo… Lo bonito es que mientras no podemos tener las
dos cosas, este mundo (como es) y a Dios al mismo tiempo, podemos transformar el mundo en que
vivimos… y estar en dos lugares al mismo tiempo – con un pie en este mundo y el otro pie en el otro
mundo grande, real y bonito. De esta forma cumplimos con nuestro trabajo o propósito en esta
etapa de la existencia y construimos una barrera de protección y una vida feliz.
Bueno, ¿cómo?
Aunque una persona puede llegar muy lejos por su propia cuenta, llega a un punto en que no se
puede viajar más en la senda espiritual sin ayuda, se requiere una forma más allá de libros y
esfuerzo personal. Uno necesita guía y una conexión interna, entre corazones, con alguien que ha
trepado el camino. El Sufismo es la senda más actualizada de la enseñanza “oculta” o
experimental que todos los profetas enseñaron a sus compañeros más íntimos paralela con la
religión formal.
La Tariqa Sufí Islámica Qadiri‐Rifai queda a tu disposición. Escribe al Sheij de la Tariqa con tus
dudas y para averiguar si es lo que tú estás buscando.
Sesiones Diarias
ven a hablar con el maestro Mohammad Abdullah