Este mes celebramos el da del agricultor, en reconocimiento a su trabajo podemos reflexionar
sobre la labor que realizan cientos de miles de personas que se dedican a esta actividad que no solo es econmica sino que trasciende lo material y fortalece el espritu. Los agricultores proveen gracias a Dios los alimentos que tenemos en nuestra mesa, como producto de su trabajo, luchando muchas veces en contra de adversidades fuera de su control, nos alimentamos gracias a su esfuerzo y dedicacin. El agricultor es motivo de orgullo y ejemplo, por lo que podemos aprovechar su figura para retomar al menos dos principios sobre la labor del ser humano en la tierra y la recompensa que Dios brinda por su trabajo. Primero, en la tercera carta de San Juan encontramos lo siguiente: Amado, yo deseo que t seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, as como prospera tu alma. 3 Juan 1:2, vemos como Dios desea que seamos prosperados, nuestro trabajo debe ser un medio para alcanzar esta promesa del Seor, juntamente con salud, prosperando tambin nuestra alma, como dice el dicho popular el trabajo dignifica al ser humano, ya que le hace sentirse capaz y til, permitindole lograr proyectos personales, as debemos sentirnos, porque el trabajo que nos proporciona el Seor debe cumplir con estos objetivos. Segundo, todo trabajo que realicemos debemos realizarlo para el Seor, como se menciona en la carta a los colosenses Y todo lo que hagis, hacedlo de corazn, como para el Seor y no para los hombres; sabiendo que del Seor recibiris la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Seor servs Colosenses 3:23-24, aqu se nos muestra que nuestro trabajo tendr recompensa, especialmente si se pone en las manos del Seor, ya que nuestro trabajo debe ser como cosecha, que permita crecimiento y mejora, tal y como cuando el agricultor trabaja su cultivo.
1 de Corintios 15:58: As que, hermanos mos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Seor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Seor no es en vano.