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Las bases que pretenden sostener esta posición, podemos resumirlas en las
siguientes:
1.- Cambio de actitud en el juzgador, quién debe tomar ya, un rol directivo, y no
de simple espectador en el procesal.-
3.- Por último, que la sentencia debe, innecesariamente, ser la solución “justa”
al caso concreto.-
En el primer supuesto (a), la admisión expresa por parte del demandado de los
hechos aducidos por el actor al accionar, al no existir "hechos controvertidos",
la cuestión se torna de puro derecho y pasan los autos a sentencia.
En el segundo supuesto (b), la falta de contestación de la demanda sólo crea
una presunción de veracidad de los hechos afirmados por el actor, salvo
prueba en contrario que debe aportar el demandado.
En el tercer supuesto (c), el silencio o la respuesta evasiva o ambigua no es
admisible, ya que la ley no permite, por parte del accionado, conductas
irresolutas en su contestación de demanda.
En el cuarto supuesto (d), en el que el demandado contesta la acción negando
los hechos afirmados por el actor al demandar en forma particularizada,
expresa y categórica, las respuestas negativas pueden adoptar dos
modalidades: 1) respuesta negativa simple, donde el demandado se limita a
negar en forma expresa que el hecho en que el actor sustenta su demanda sea
cierto. En tales circunstancias, queda a cargo del accionante acreditar los
hechos controvertidos en que funda su demanda. 2) Respuesta negativa
calificada: Aquí el demandado no se limita a negar el hecho afirmado por el
actor, sino que da una nueva versión sobre el mismo hecho.
"El hecho no ocurrió como dice el actor, sino de esta otra manera", lo que trae
como consecuencia que asuma la carga de probar su respectiva afirmación.
Otras teorías clasifican a los hechos en constitutivos, impeditivos o extintivos
de un derecho a los fines de la distribución de la carga de la prueba e imponen,
en principio al actor la prueba del hecho constitutivo de su derecho, en tanto
que le correspondería al demandado acreditar el hecho impeditivo, modificativo
y extintivo, pero esta regla no es absoluta porque a veces un hecho impeditivo,
modificativo o extintivo puede ser el fundamento de una demanda o a la
inversa.
Una adecuada distribución de la carga de la prueba, entonces, implica
que cada una de las partes debe probar los presupuestos de hecho de la
norma que invoca como fundamento de su pretensión, defensa o
excepción, sean esos presupuestos constitutivos, extintivos o
modificativos. Y por ello no debe olvidarse que la demanda y la
contestación, tienen la misma naturaleza jurídica, como bien afirma
Rocco, en el, sentido de que la demanda consiste en la solicitud hecha al
órgano jurisdiccional para que declare la certeza de una determinada
pretensión y la contestación, consiste en lo inverso, es decir en una
pretensión declarativa negativa de certeza, que se solicita al mismo
órgano jurisdiccional.
Devis Echandía señala dos aspectos de la carga de la prueba, como regla del
juicio y como regla para las partes. El primer aspecto, excede el punto aquí
tratado porque esta relacionado con la valoración de la prueba, se refiere al
supuesto en el que no hay prueba suficiente por lo que él hace valer esa
consecuencia adversa que el ordenamiento jurídico prevé para quien no probó
y evita la posibilidad de no pronunciarse por no estar la cuestión
suficientemente acreditada. El segundo aspecto se refiere a la carga de la
prueba como regla de distribución de la misma que le indica a las partes a
quien le conviene que un hecho se pruebe.
DESPLAZAMIENTO EN LA CARGA PROBATORIA
La inversión de la carga de la prueba es una excepción a la regla de que
quien afirma prueba, y por tratarse de una excepción es siempre legal, se
ha considerado siempre que su interpretación es restrictiva.
No obstante la interpretación teleológica es posible, visto sobretodo, el
planteamiento Constitucional de constituirnos en un Estado social, de derecho
y de justicia, cual se estableció supra.
Ello así, a pesar de que nuestra ley adjetiva, no recepta la inversión de la carga
probatoria, sin embargo, por estar el empleador en mejores condiciones
técnicas y económicas debe probar afirmaciones que el no realizo, rompiendo
con la clásica regla de Derecho Procesal que dice " Prueba quien afirma."
La inversión opera, cuando: el trabajador—público o privado— reclame el
cumplimiento de obligaciones impuestas por ley o las convenciones de
trabajo o laudo con fuerza de tales.
Es esta la hipótesis más común, mas generalizada. Se pide por ejemplo el
pago de salarios, vacaciones, prestaciones sociales o complemento de
estas y en tanto el empleador haya conformado la premisa de hecho, esto
es, que haya aceptado que el trabajador, su empleado, laboró durante los
días, quincenas, meses, etcétera, cuyo pago se reclama, deberá aportar la
prueba idónea del cumplimiento de esas obligaciones. Esta postura es la
aceptada por la Sala Social del Tribunal Supremo de Justicia, que este
tribunal comparte plenamente.
Y ello porque la inversión de la prueba, se da en tanto y en cuanto las
hipótesis previstas ocurren normalmente en la vida del trabajo. Las
disposiciones que obligan a la empresa a documentar hechos en libros o
planillas, se refieren a hechos normales de acaecer cotidiano. En efecto,
las horas extras son el producto de un trabajo extraordinario, ese tipo de
acontecimiento debe, obligatoriamente, reflejarse en las planillas y libros,
que al efecto deben ser utilizadas para remitir información a las
Inspectorías del Trabajo, máxime en la empresa pública, donde es
necesario, además, para justificar los pagos por ese concepto. No
obstante, debe recordarse que en esta materia de Horas Extras, se debe
llevar un libro destinado a tal fin, que es de uso obligatorio, tanto para el
empleo público como privado y en consecuencia la prueba en forma
detallada corresponderá a aquella persona obligada a llevar tales
registros o libros.
Es de resaltar que la inversión opera aún cuando se trate de
documentación que no es de obligatoria cumplimiento para el empleador.
Aquí la doctrina es pacífica en cuanto considera, que se está refiriendo a los
supuestos en que se cuestiona el monto de las retribuciones y/o prestaciones
y, se extiende a las obligaciones fijadas por la ley o convención colectiva de
trabajo, y a las pactadas por las partes, pero dejando bien en claro que, si se
alega un haber convenido superior al establecido por la ley o convención
colectiva, deberá el trabajador aportar la prueba de sus afirmaciones
controvertidas.
Diferencia de carga de la prueba y presunción:
La presunción implica un razonamiento que parte de un hecho determinado, y
de conformidad con la experiencia referente al orden normal de las cosas,
permite afirmar la existencia del hecho que se desea probar o inferir.
Las presunciones pueden ser legales u hominis. En las presunciones legales
es el legislador quien sustituye al juez, efectuando un razonamiento,
determinando que verificado tal hecho se tiene por probadas ciertas
afirmaciones. A su vez las presunciones legales pueden ser, relativas o
absolutas, según se admita o no, prueba en contrario. En cambio, las
presunciones hominis, aparecen como establecidas directamente por el juez,
libradas a su criterio, de acuerdo con los principios de la sana crítica y
concordadas con los demás elementos de convicción que surjan de autos, de
allí que los doctrinantes opinen que "Las presunciones judiciales hacen prueba
solamente cuando por su gravedad, número y conexión con el hecho que trate
de averiguarse, sean capaces de producir el convencimiento sobre su
existencia."
Si se trata de establecer la diferencia entre presunciones e inversión de la
carga de la prueba, podemos decir que en las primeras hay un aligeramiento
de la tarea probatoria a favor de quien esta establecida esa presunción y por
ello la otra parte debe destruir esa presunción de veracidad del hecho afirmado,
probando lo contrario.
Debemos tener en cuenta que la inversión de la carga de la prueba opera
por imperio de la ley y sin necesidad de una presunción previa, y por ello
para que funcione basta con que el trabajador aporte una clara afirmación
de las circunstancias de su pretensión y el demandado no haga alegato ni
prueba contraria de los mismos.
La distribución de la carga de la prueba, es un problema estrechamente
vinculado con las características del proceso de que se trate y con el
derecho de fondo que se realiza en ese proceso.
Sabemos que el proceso laboral y por ende el funcionarial, donde se
reclaman conceptos laborales, es un proceso de oficio, donde las partes
no necesitan instar los actos procesales para que estos se cumplan y ello
como consecuencia de las características del derecho de fondo que se ha
de realizar en ese proceso, en el que esta interesado el orden público.
Además se trata de un derecho que tiene su fundamento en la
discriminación inversa que se hace a favor del trabajador y/o funcionario,
para superar las desigualdades de las relaciones del trabajo,
desigualdades que se corrigen no solo en el derecho de fondo, sino
también a en el derecho procesal laboral y/o funcionarial.
En el proceso civil, donde prima la igualdad entre las partes, parece ser lo
justo y equitativo, que corresponda probar a quien afirma. Pero en el
proceso laboral corresponderán mayores cargas a quien dispone de
mayores posibilidades en orden a la posesión de los medios idóneos de
pruebas y a ello se refiere la inversión de la carga de la prueba aquí
tratada.
Dentro de las nuevas corrientes del derecho procesal, la teoría de la carga
dinámica de la prueba establece que debe probar quien esta en mejores
condiciones de hacerlo, pero esta teoría no determina que esa
distribución de la carga de la prueba, de acuerdo a quien se encuentra en
mejores condiciones de suministrarla, sino que es el propio juzgador
quien la va a distribuir en el proceso. Se trata de una teoría que se inicia
en el campo del derecho procesal civil y que en materia procesal laboral
ha sido receptada, pero que no podemos aplicar indiscriminadamente a
otros supuestos que no sean los de los débiles jurídicos, porque como
opina la doctrina, la inversión debería ser siempre legal no excluyendo la
interpretación teleológica.
Las cargas procesales son una manifestación mas de la libertad de la que
gozan los justiciables en el litigio, la que en combinación con la diligencia
que observen a lo largo del proceso, coadyuvan a obtener los resultados
al que cada sujeto aspira en la culminación del mismo.
Las hipótesis de inversión de carga de la prueba y su realización durante
el proceso surgen no sólo de la ley, y su interpretación, no debe ser
considerada peligrosa, toda vez que se trata de una interpretación
teleológica que no puede provocar la desnaturalización del instituto”.