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Luis D. Bolvar
S mltiple, como el universo, escribi Fernando Pessoa en uno de sus aforismos.
Hablar sobre Eugenio Montejo (1938-2008) supone hablar de un poeta mltiple, una voz
entretejida de otras voces que dialogan en un mismo cuerpo. No se puede hablar de
Montejo en singular, hay que hacerlo en plural. Su obra supone, adems, un ejercicio que
desafa cualquier intento de adscripcin del poeta a una tendencia o grupo especfico dentro
del panorama de la poesa, no slo a nivel venezolano sino tambin a nivel continental.
Como seala Miguel Gomes (2007), Montejo se alej de las tendencias imperantes entre
sus contemporneos, los poetas que comienzan a publicar en los aos 60 y que siguen
ciertas lneas estilsticas bien diferenciadas: una poesa de races expresionistas (la de
Gelman y Lihn, por ejemplo); una poesa preocupada por el realismo verbal y el
prosasmo (entre la que destacan los antipoemas de Nicanor Parra); y, finalmente, una
potica hermtica y experimental, a la manera de Lezama Lima (Gomes, 2007: 12). Las
preocupaciones estticas de Montejo siguen un camino distinto; su poesa se sita en un
entre-lugar, en el limbo de la individualidad potica que renuncia a una praxis lrica
nostlgica de lo clsico y, a la vez, desdea los gestos vanguardistas. Segn Gomes,
Montejo se aleja
tanto de lo hermtico o la afectada exuberancia como de los fciles coloquialismos. En
l no se perciben poses modernas, incluida la que ya no es siquiera la ms moderna
de todas, proclamar el fin de la modernidad; tampoco, pese a la sobriedad o la armona
patentes en sus versos, podra achacrsele la solemnidad del conservador (dem).