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Identidad, Poder y Seguridad Jornada de Debate OTe) wee) BIT res) GRUPO DE INV pee Roe Tse Wolter Tome-a aa eceniee CE on ea Bie anata inna GACIC jado- estan afectandose por los confictos de poder, por las divergencias en las estrategias de los grupos de poder politico? zDe qué manera se estan afectando estas inicia- tivas, con los niveles de corrupcién interna en las organi- zaciones que apoyan o que acompafian estos procesos? De qué manera también se utlizan de forma instrumental estas expresiones, y cémo ello tiene un impacto a veces ¥y genera fragmentaciones internas de los grupos y movi- imientos? Sobre todo de los movimientos juveniles y de la patticipacién de esos jévenes en espacios de accion y deci- sin politica. Creo que es importante, y bueno creo que no nos queda de otra, creo que més importante que lo que podamos decir, es conversar y compartir con ustedes que estan viendo esto, qué estén pensando, y sobre todo, con los j6venes que nos acompafian: ¢De qué manera pode- ‘mos acompaitar la promocisn y la defensa de los derechos politicos, sociales, econémicos y civiles de los diversos sec {ores sociales de la poblacién venezolana y sobre todo, de los jévenes? Transformaciones en los modos de ser del malandro: 2 décadas ANDRES ANTILLANO, crimindlogo, investigador Instituto de Ciencias Penales de la Universidad Central de Venezuela. Bueno, muchisimas gracias por la invitacion, creo que es un tema poco planteado, es un tema que visbiliza al joven ‘bien como un objeto del mercado, de la industria cultural © bien como objeto de las polticas de criminalizacién. No hay una aproximacién que intente develar al joven, sobre todo al joven popular, al joven urbano popular, desde una dimensién mucho més real, mucho mas vinculada con sus procesos, asi que creo que este debate en si mismo, la Cconvocatoia del debate ya es un aporte muy important. Yo lo que quiero sefalar, lo que queria muy brevemente 5 proponer algunas consideraciones, algunas ideas sobre las transformaciones del modo de ser del malandro en los ltimos 40 afos, 30 afos, realmente desde los iltimos 20 afios y su relacin con transformaciones sociales mas amplas. Son, més bien, ideas muy preliminares, son ideas ue ojalé puedan ser completadas por ustedes mas alla de lo que yo pudiera sefalar, Intento plantear ahi, como tres tipos, tres expresiones de! smodo de ser malandro que se han transformado en el tiem- o, que no son puras, las planteo de manera abstracta, pero Por supuesto no estan libres de las propias contradicciones, de las propias mezcias que en la practica se pueden dar. Una es el ‘malandro viejo" otra es una que he denominado el ‘pistolero"; y por timo utiizando un simil de la cércel, tun simil carcelario, es el ‘Pran’, y que puede entenderse tuna sucesion en el tiempo, pero que por supuesto perviven elementos de uno y otro de manera simultanea. EI malandro viejo: el contrapoder Lo que habria que empezar diciendo es que entre ciudad y barrio no hay una equivalencia de igualdad, mas bien son relaciones de exclusién, de dominacién por parte de la ciudad hacia el barrio, insistencia y acomodo del barrio hacia la ciudad. El barrio esta excluido de la ciudad, el bario piolfera en los margenes, no s6lo en los margenes geo- araticos, sino en los margenes legales, en los margenes econémicos, en los margenes sociales, en los margenes urbanos. Pero, ol barrio, ademas de este proceso de exclu- sién, esta incluido en una relacién de insubordinacién, en Una relacién de dominacién, el barrio de algun modo existe porque produce la plusvalia de la ciudad, utlizando un simi propio del marxismo, el barrio es a la ciudad lo que el obrer0 es a la produccion capitalsta. Es lo que permite, lo que posibilta la plusvala de la ciudad, la plusvalia urbana, En el barrio viven y peniven las que producen y reproducen la, Ciudad pero no pueden vivir en ela. La plusvalia econémica, lo que genera una riqueza que no les pertenece; a plusvalia politica, el barrio siempre fue usado corno masa de manio- bra electoral, la gente del barrio votaba pero no decid; y or Ultimo, la plusvalia del deseo, el barrio produce bienes y servicios que la ciudad permanentemente demanda. En ol barrio se estd excluido y a la vez incluido en una estrategia subordinada de dominacién; por parte del barrio, la retaciin 5 de resistencia a esta relacién de dominacién y exclu sion, pero también de acomodo, de moverse y de ver cémo se adapta a la vida de la ciudad. Yo diria que el malendro aparece en esta doble relacion de inclusién-exclusiin 0 in clusién subotdinada y resistencia-acomodo, es cigamos la doble agua, la doble dinémica, el terreno pantanoso y movi donde aparece la figura del malandro, particularmente del rmalandro viejo. “El malandro escoge entonces Ia exclusi6n desafiante a la inclusion subordinada” El malandro viejo se definia porque rechaza las pautas culturales de la inclusién subordinada, rechaza por ejemplo la escuela, no participa en la escuela que lo prepara para ser mano de obra barata. Rechaza las explotaciones del mercado laboral; el malandro viejo no trabaja, se niega a entrar en la lgica de la explotacién, no participa en el espa- cio pablico domesticado, No participa en la industria cultural convencional, genera su propia cultura, perférica a la in- dustria cultural convencional. El malandro escoge entonces la exclusién desafiante a la inclusion subordinada. De alli, tuna de las acepciones del término malandro-malandreo € el desafio, a trasgresin a los drdenes subordinados, a la autoridad, a la jerarquia, a la moral convencional del inmoviismo y el acatamiento-obediencia, El malandro viejo invierte los signos de la autoridad y las relaciones de poder, y reverte la asimetria del poder de la ciudad sobre el barrio en el desafio de estas relaciones, por eso el malandro viejo siempre es presentado como el protector del barrio, como el justcieto del barrio, de algin modo como la venganza del barrio, Eso lo podrfamos ver facilmente en el uso sim- bolico de la Corte Malandra en el culto mariaioncero, que 1 €s nuevo, desde los aos setenta viene esto, porque es la idea de un malandro que simboliza, -probablemiente no haya sido, pero lo simboliza- una revuelta contra la ciudad, luna revuelta contra el poder. El malandro viejo revierte las relaciones de poder y de algin modo termina reivindicando el barrio, el barrio se ve en el malandro como aquel que desafia y echaza aquello que oprime al bario. Sin embar- 0, hay que tener cuidado con una apologia del malandro viejo, porque de todos modos el malandro viejo no esta del todo excluido, y su desafio también puede resultar funcional a a ciudad, funcional al poder. La rebeldia de! malandro también es funcional a los poderes que intenta entrentar, porque por un lado, el malandro garantiza la distribucion de bienes y servicios que la ciudad le demanda, participa en una criminalidad digitada, controlada por el poder y ga- rantiza el surinistro al barrio de bienes y servicios que la Ciudad no le provee. De algun rodo tiene un efecto ahi apaciguador, genera una esperanza falsa en fa que termina siendo aceptable el orden. Insisto, es funcional a la ciudad y ala kigica de la ciudad, quizas, una manera de verlo es tun personaje que tradicionalmente se asocia mucho con el rmalandro, que es el motorizado. El motorizado, en una ciu- dad, como son las ciudades nuestras, resulta, justamente poresta velocidad infractora que violenta todas las normas, que quebranta todas las convenciones del transito, resulta nnecesario, ninguna empresa podria existr si no tuviera su motorizado. Qué se espera de él que se coma las luces, que se coma las flechas, etc, entonces eso también podria ser una buena analogia para entender esta idea de como el malandro viejo termina capturado, utiizado y recuperado por el poder El Pistolero: El poder disperso. Desde 1989, si querernos tomar una fecha que marca una fisura, una ruptura, en 1989 se duplica el ntimero de homi- cidios en Caracas, desde entonces no ha parado el nimero de muertes violentas en la ciudad, hay dos factores claros que a mi me parece que tienen un impacto directo sobre el aumento de la violencia ese ato: Uno, que el estado ensefia a matar, el estado inaugura un modo cultural de resolver los conflicios con la feroz represién {que se vivié en ese momento, que es la violencia mortal, el Estado entonces, nos ensefid a todos a matar ese ato. Dos. El paquete econémico, que genera unos procesos de desesiructuracién de las condiciones de inclusi6n social sobre las clases populares. A partir de este momento se dan dos procesos definitvos que transforman el bartio, y las relaciones entre el bartio y la ciudad y transforman el rol del malandro, son los procesos de exclusion y fragmen- tacién. Por un lado la exclusin, la mayoria de los jovenes, estan fuera de los mecanismos de inclusién simbélca, la feducacién, la cultura, de inclusién laboral, econémica, ta bajo, por os altos niveles de desempleo y del consumo, Las dinamicas que definen la inscripcién social, te conceden Feconocimiento ¢ identidad, es decir, ser alguien, estén bloqueadas por los procesos de exclusién que se gene- ran. Asi que el joven del barrio no es nadie, estén muertos socialmente antes de que los mate la bala, un proceso en que sencilamente el joven no cuenta, no es nadie, es un ‘excedente, sobra en la sociedad que ha prevalecido desde 1989 en adelante, Aun hoy en dia, concediendo la impor- tancia que se le ha dado a lo social, ain la tasa de exclu- sion de los jévenes es alisima, Si tomamos por ejemplo el desempleo, el desempleo entre javenes entre 18 y 30 afios, duplica casi la tasa de desempleo total de la poblacién. Un. estudio reciente del PNUD sefialaba, por ejemplo, como cerca del 50% de la poblacién de los barrios que habia estudiado algo nunca salian del barrio, y esta tasa aumen- taba el 80%, es decir, los j6venes del barrio no salen del barrio. La ciudad es algo ajeno, la sociedad es algo que no esta contemplado en su imaginario, En segundo lugar, la fragmentacion, los procesos sociales, econémicos, que se generan a partir de 1989 generan en el bario (que eran mas 0 menos uniforme la clase populat), genera un proce- so de fragmentacién, de ruptura social, en el mismo barrio Convive un obrero que cobra 15 y dltimo, y en ese sentido tiene un grado grande de inclusién, con un joven que jamas fen su vida va a conseguir trabajo. Esto termina disolviendo los vinculos sociales en las clases populares, la sociabilidad que funda, que permite, que hace posible la comunidad. El delto en este tiempo, en esie periodo, se cieine sobre si mismo, se vuelve hacia el barrio, ya no es el delito inter- clase -el malandro que comete delito fuera de! barrio, como estaba contando Olimpo, a los sifrins, a las clases alas- sino es un delito contra el barrio, un delto intraclase, en que la comunidad es la victima. Comienza a prolferar una violencia expresiva. No es una violencia por ejemplo para robar, que supone un grado de violencia, sino una violencia que parece tener un fin en si mismo, que se vuelve expre- iva, que se vuelve un simbolo. La violencia se convierte fen un mecanismo utlizado que se espera para corwertise en alguien, para recibir respeto y reconocimiento, es deci, ‘es un mecanismo espireo, es desesperado, extremo, para aquel que no es nadie, que no cuenta socialmente, que no participa en los mecanismos que otorgan identidad y reco- nocimiento y se convierta en alguien, Ya no es un acto contra el poder la violencia, sino ya es tun acto contra el igual, el malandro ya no actiia contra el poder, sino contra el otro, contra su par, es una violencia horizontal, que se convierte en una fuente de respeto y de defensa contra el irespeto. La violencia, en suma, es una fuente de respeto, de estatus, de reconocimiento, y tam- bién una defensa contra el irespeto. El malandro no es quien ejerce la violencia contra el poder, como deciamos, es la violencia que otorga, es una violencia que permite el ejercicio del poder y otorga una identidad posible, fa Gni- ca identidad posible para muchos, que es la identidad de malandro, de pistolero. Hay ademés, una relacién ambigua ‘con la comunidad, porque por un lado es protector y por el otto es agresor, la atera, Formalmente, en el barrio se dice ‘que no hay malandros: ‘no, en el barrio no hay malandros, los malandros vienen del barrio de al lado" y tienen algo de razén, y cuando vas al bario de al lado dicen fo mismo del barrio donde estuniste antes, entonces, son posiciones ue son intercambiables, Aqui lo importante es que el doble quiebre, las relaciones de inclusién subordinada del barrio a la ciudad y de la cohesién de la comunidad, hacen que se desestructuren las relaciones tradicionales de poder y la democratizacién de la violencia revoca las retaciones de poder persistentes. La ciudad no tiene como controlar el barrio, no tiene como ejercer poder sobre el barrio, pero el barrio tampoco tiene como autoregularse. En ese sentido se cispersa el poder a través de lacispersion de la violencia Los malandros a través de la violencia no establecen rela- ciones de poder permanentes, estructuradas, sino que se ‘rata de un poder precaro, inestable, reversible, de guerra incesante, un poder instantneo, fluido, que no funda rela- ciones de dominacién pero tampoco permite la resistencia Por el contrario, termina profundizando la disolucién de los vinculos sociales que permititan que la misma comunidad ‘se movilice para transformar su realidad, El Pran, el poder despético Lahipétesis es que lainestablidad del poder previo, de esta violencia incesante que nunca se termina de consoldar, de cristalzar como forma de poder y dominio, empieza a dar lugar ~yo creo que es un proceso en ciemes, en desar- rollo- a formas més estables y estructuradas Ye dominacién sobre el barrio, el modelo es el *Pran carcelario", Es un ejercicio despdtico sobre la comunidad, nuevas relaciones de dominacion que monopolizan la violencia, los signos, los bienes, el sexo, el deseo y la identidad, ya no se trata del mmalandro que defiende el barrio, sino el malandro que se converte 0 que pretende sero! jefe del bario, el Pran del barrio. Sien la dimensién anterior los términos que acom pafian la idea del malandro pistolero es el *hampa serk a el que ‘no se deja chigdirear’, es un problema de respeto, aqui el problema es montarse en el cartel, ejercer un domi- rio asimétrico, brutal, donde la violencia excesiva es una semidtica para garantizar el poder sobre e! mismo barrio, En en un momento donde el estado parece haber perdido el monopolio, 0 evidenterente ha perdido el monopolio sobre la fuerza y la comunidad la capacidad de autoregularse, empiezan a aparecer formas estructuradas muy violentas de dominio del barrio por el mismo barrio, que empiezan a tener fornas que son preocupantes. No es un fenémeno, por cierto, inédito de Venezuela. En distintos paises esto ha venido ocurriendo, por ejemplo, la razén por la que ha disminuido la violencia en Colombia, més que los planes de seguridad y los resultados bondadosos de la politica de se- {Gutidad del gobierno colombiano, ha sido més que nada pov la hegemonia de los paramilitares que monopoliza la violencia que antes estaba dispersa, cosa que ha ocurrido también en Brasil. Quizas estamos a puerta de un ejerccio semejante, donde grupos armados terminan ronopolizando la violencia y armando estructuras més 0 menos permanentes de domi- rnaci6n desptica, brutal, de! barrio sobre el mismo bart. EI malandro y la figura del “individuo” Lo tltimo que queria seftalar es la vinculacién del malandro con la tradicién occidental. El malandro y el deliactente po- pular por lo general, no es ni el ciudadano domesticado de la tevolucién francesa ni el proletariado revolucionario, dis- ciplinado, con conciencia de clase que ~como también en la tradicion modema plantea el marxismo-. Yo creo que e! rmalandro més tiene que ver con otra tradicion en la moder- nidad, que es la del “indviduo', e! hombre que se hace a si rmismo, es una tradicion que aparece ya en ‘La Picaresca’, en “EI Buscén" por ejemplo, en ‘El Lararilo de Tormes', que es la idea del hombre que no respeta las convenciones, on voluntad de poder, que violenta la ley para conseguir e! éxito a cualquier costo, y que termina recibiendo reconoci- miento. El malandro es un personaje exitoso en los barrios, siempre ha sido visto como un sujeto exitoso, E! malanciro yo creo que encama esta idea, encarna la idea de! indviduo {que violenta las convenciones, impetuoso, con voluntad de poder, que se sale de los vinculos convencionales y que se hace a si mismo contra las circunstancias. Esto hace que el malandro tenga una naturaleza muy ambigua, puede ser el revolucionario, el agitador, el pionero de las grandes sublevaciones; o puede ser también el que, por el contrario, ejerce el dominio mas atroz, la violencia mas cruel contra los suyos. Esta doble naturaleza del malandro es quiz la {que ha jugado durante todo este tiempo.

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