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Algunos elementos para la interpretacién simbolica de la escultura orante novohispana. Siglos xvi y XVII José Alejandro Vega Torres Facultad de Filosofia y Letras, Universidad Nacional Auténoma de México Resvnes Fl estcio de la exculura faneraria del peroda virrinal ha sido poco dessrollado. Quizé esto se cba a los pocos ejemplares que perduran en los diversosrecintos religiogoe de México. La histori srala acerca de este tema es pobre. Sin embargo, el trabajo de Manuel Toustain realizado en 1942 ej las bases para sustentar que la exculura faneraia puede tener una interpretacinstmbélica ba sada cn au contexto de deposicién¢ incasa en ottoe agpectoe como la orientaciin de la visa o la n= usin de ojos pintados, de vidrio o en policomia, Como lo defini David Freedherg, se tata de clementos que permiten afirmar que la escltura funeratia consituyé una especie de dable cuerpo incorruptible del fallecido, Palabras cae: escatura funerara,simbolismo, doble cuerpo. Austaact “The stady of fanerary sculpture from the viceregal period has received elatvely ite attention, Per= haps this isthe result of the all number of sculprures that have survived in religious contexts in Mexico. The historiography on this topic is poor. However, the work of Manuel Tousaint in 1942 has lft us the bases to propose that funerary sulptute may have a symbolic interpretation based on context of depottion and other elements, such asthe orientation of the view ofthe sculpture or the inclusion of painted oF glass eyes These elements suggest that funerary sculpture constituted 2 kind of incorruptible double of the hody of the deceased, as defined by David Freedherg Kisswond: Funerary sculpture, symbolism, double body. 1805, NEM NERO NID 26 8 Jost Aledo Vege ores La problenatica ¥y poco estudiadas. Basta ver que muchos de estos ejemplares han sido olvi- ddados, mal comprendidos ¢ incluso destruidos. Hace ya 93 afios que Manuel Romero de Terreros, en su texto Arie colonial (1 materiales. Si bien su andlisis fue poco profundo, las descripciones de las esculturas que revisé resutaron més que exhaustivas. En cambio, hace 70 afios Manuel Toussaint (1942) ampli la visin en su texto Escultra fancraria dela Nuva Espaia, en el que agreg6 la descripcién de otros ejemplares que Romero de ‘Terreros no describié, mencioné cesculturas que ya desaparecieron ~en su mayoria orantes~ y dio su opinidn sobre la factura de los mismos, No obstante, la interpretacién de estos elementos conforme a su ‘eontexto y posible aproximacién simbélica me parecen ausentes. Sirva pues como antecedente mencionar que las interpretaciones llevadas a cabo sobre las esculturas funerarias hasta este momento son vagas y han quedado en un nivel descriptive. Mi intencién con esta intervencién es rescatar ciertos elementos ‘que me parecen importantes para ofrecer una interpretaci esculturas de diversos recintos religiosos de la ciudad de México, principalmente. Esta escultura, definida como “orante”, ya fue analizada por diversos estudiosos ¢0- ‘mo Phillipe Ariés o Emile Male, quienes las definieron como la representacién de ‘euerpos gloriosos. Por su parte, David Freedberg concibié a la escultura faneraria como un sustituto corporal del difunto, la cual requiere de una ritualizacién para ser consagrada; por ejemplo, orientar la escultura hacia cierto punto o espacio, darle vestimenta proporcionarle “vista” y policromia, pues éstas son un simulacro ‘que sustituye al fallecido, I: cescultura funeraria novohispana ha sido una de las expresiones desdefiadas 21), comenzé con el estudio de estos 1 simbélica de ciertas El cuerpo doble Dentro del arte funerario mundial podemos mencionar como objeto recurrente del rito funerario a la escultura, la cual es en s{ un documento y a la vez un retrato, Esta no debe ser necesariamente fie! al difunto al que alude. En palabras de Martinez Artero (2004; 23): “El retrato, como relato visual, es desde el principio una imagen- documento, eco de un suceso originario que fija una existencia, huella del interés del ser humano por saber la historia de cada cara”. Para esta investigadora el género de retrato, ya sea en pintura o escultura, nacié de la necesidad de los individuos de evra Bees Algunos elementos oterpetan sel de esultur onante novohispana Siglo vey twascender a la muerte y de figurarse mediante un objeto o serie de objetos que los representen, en una especie de sustitucién magica. esto la autora lo designa como la construccién de un “otro” 0, mejor aiin, de un “doble”: Los comicnzos del retrata pueden ser vistos como una sucesin de acciones que se carac- terizan por la coneiencia de la muerte y la consteuceiin abjensal dela ihima mirada, Para preservarla se sacaban las mascarilas mortuorias en cera, en Ins que atin quedaba la bella de la vida, Estas primeras muestras pueden ser lamadas ya “dable” del difunto por cuanto adquieren y portan un legado del sujeto vivo a través de la Gtima mirada impresa en los rasgos files del rostro en el trnsito de la vida ala muerte (...] Bor otea pate, hay un doble fsico, EJ “doble” que procede del Ambito de la escukura [..] es la igura sida que susti- tuye al dfunto y acoge el fantasma inmateral [..] Adelantando acontecimientos, el doble seria pues la construccién desesperada de la imagen del rosto ante el pavor de disohuciin [...] A materializacién de una posibilidad de seguir viviendo como viven los ancestros en los hijos y éstos en sus descendientes a través de la memoria del linaje, creando asi otra memoria paralea a la de le acontecimientos hecha doble (..] iden: 27 En efecto, la construccién de un “doble” obedece finalmente a la necesidad de generar una memoria del fallecido; sin embrago, seré imperecedera al constituirse sobre una base material concreto-sensible donde la esencia del fallecido permanezca, Asimismo, Martinez Artero explica que la “esencia” del difunto, al que podemos denominar de diversas maneras “como fantasma, aliento 0 espiritu-, puede residir migicamente en la elaboracién de un sustento fisico como la escultura: “Nacimiento, y escisin irreversible, el ‘doble’ es el enigma de la representacién, Se tata de un segundo cuerpo que absorbe la sustancia espiritual, invisible (espectro, eidolon, phan tasma, énima) y es capaz de hacerla sobrevivir en su parte material visible, la imagen (éinago, similtudo, smulacrum), lo que permite entender el surgir de la obra de arte como, luna construecién plistica, metafora de la ausencia” (ibidem: 35). La “esenci” en ln escultura David Freedberg menciona que las esculturas, en especial aquellas que pertenecen a tun contexto religioso, se consagran de diversas maneras para que sean “habitadas” por una esencia o sustancia, Entre estos rtos 0 formas de consagracién se pueden cenunciar los siguientes: 1805, NEM. NERD VIDE 26 + FL Jost Aledo Vege ores 4) “Abrir”o pintar los ojos, 8) Dotar de vestimenta ¢ incluso poneste accesorios. 9) Orientaslo hacia un contexto de lo sagrado, ya sea en un espacio w orientando su ‘mirada hacia lo divino, 4) Bendecir o lavar la imagen con agua benclta 0 lustral Investir 0 dar “Vida” a una imagen se entiende, segiin Freedberg (2011: 107), como la etapa final que se da @ una escultura, ¥ a su ver inaugura su nuevo estatus: “Es la ‘etapa final porque se realiza cuando se dan los toques finales ala estatuas pero tam bién inaugura el mucvo estatus de la imagen, porque ésta es colocada en un santuario ‘0 en otro entorno sagrado, Como todos los ritos de consagracién, es a la vez un sito de fin y de comienzo; es esencia, marca la transicién de objeto inanimado hecho por eLhombre a objeto con vida”. La dicotomta yacente-orante ‘Ya expresé que la escultura tratara de sostener la esencia de lo que representa. En el ‘caso de la funeraria, buscaré mantener la esencia del difunto, de sustituislo, de darle permanencia mediante un objeto que reemplace el cuerpo que se descompondra. En su libro El cadfver (1980), Louis-Vincent Thomas menciona que por lo general toda cultura se valdra de diversos medios para darle un soporte material al fallecido; desde rmutiecos o esculturas de estricto parecido 0 mediante objetos que lo representen, como una méscara, una prenda de ropa o incluso una parte de su cuerpo: “[...J con las representaciones metonimicas 0 metaforizantes de las figuras, sempre se trata de reemplazar el cadaver que ya no esta, de sustituir los desechos con una imagen que nos trangquilice de ofrecer al difunto una base s6tida que él podré habitar o requerit, de perpetuar su recuerdo” (Thomas, 1980: 73). Fs comin que en el arte funerario se represente una dicotomia casi universal, el c= lo vida-muerte, en la que se figura a la muerte como trénsito para renacer: En el caso de la escultura fimeraria, encontramos esta dicotomia representada en los conceptos visuales del yacente-orante. Es importante mencionar que toda cultura, asi como representa los efectos de la muerte, tiene en contraparte simbolos y elementos que ros remiten al renacimiento y al florecimiento en otra vida. Asi, sila representacién del yacente comienza a presentarse como un muerto ordinario, écémo representar la bienaventuranza de la resurreeeién? (Vega, 2009: 162). Pera Bees Algunos elementos oterpetan sel de esultur onante novohispana Siglo vey En Europa, hacia el siglo XIV y durante el Xv, se tienen ejemplos de esculturas antes junto con otto tipo de tumbas, como las laudas sepulcrales o los timalos fune~ rarios. Se define alas esculturas orantes como aquellas representaciones de personajes rmasculinos y femeninos que, arrodillados, parecen orar,y se les asocia con las primeras representaciones de la transmigracién del alma. Asi, en algunas tumbas comienza la asociacién del yacente ~ya como la parte fisica y muerta~ y el orante como la parte eterna y resucitada~. El orante constituye una representacién que nos brinda la idea el triunfo sobre la muerte: “AL lado de los yacentes, y luego en st Tuga la mirada ‘menos avisada descubre otra serie de efigies funerarias: el difunto esta representado en elas, por regia general de rodillas, a veces de pie, ante una persona de la ‘Trinidad, y absorto en la contemplacién de una escena santa. Los denominaremos orantes. Al princi al yavente en la convencién funeraria” (Aviés, 1985: 208) De esta forma el orante se convierte, dentro de la escultura tumbal, en la imagen de un bienaventurado que ahora presencia una hierofa celestial y divina: el donante qui sobrenatural [...] entre el siglo XV1 y el Xvi, el orante munca fue representado solo, y éste sobre su tumba [...] Forma parte de la Corte celestial [...] es una figura de cternidad: ante la majestad del padre eterno [...] ante la Virgen y el nitio..Jo ante jo se asocia a los yacentes, Latego estan solos: entonces el orante ha sustituide ces deci, una manifestacin “De hecho, los orantes aparecen en el espacio de las iglesias cuanda re simular su futuro en el mds alli. Porque el orante es un personaje la vista de algunos grandes santos” (ibidem: 214), Almas elementos de inteypretacn simbiica de (a escultra orantenovohispana Ente los elementos simbolicos que me parece que estin presentes en la escultura novohispana, sin duda uno de ellos es la orientacién, de acuerdo con lo expresado por Freedberg. En el caso muy bien documentado por el padre jesuita Francisco Flo- rencia, se menciona que la escultura de Alonso de Villaseca, ubicada en la capilla del colegio de San Pedro y San Pablo, se hallaba orientada hacia el altar mayor, ubicada por encima de su propia tumba; es decir, sobre sus restos, de manera que en este ejemplo tenemos presente la dicotomia yacente-orante: [.-Ly porque se viese , que duraba, y permanecfa en su nimo la estimable memoria de {quien con su hija le habia dado tanta viqueza; aiios después, cuando se acaba la iglesia, le crigié un ostentoso mausoleo toda de mirmol blanco obra corintia con colurnas acana- 805, NEM. NERO VIDE 26 + 73 Jost Aledo Vege ores Jada, que sstentan el vstosoremate, que forman dos roles que estin tenendo un hermoso excud de sa armas [..] Eas ‘ran las armas de sa profunda nobleza 1a desu hidalguia cristina, son las cuatro virtues cardinales, pradenca, justi, fortaleza ytemplanza, en los cuatro nichos el inercalunnio [J] a fe la esperan- ‘a por remate de los roles, y ln caidad (todas con sub insgais) debajo del arco redondo, que cera el nicho principal, en que ests eta de co eli de ris ira a atr major [.] Al wn lado, y ‘otro de st esata, esti dos cigieas de bronce dorado, y debaja, sar la lac de su sep, cuatro leones del miso «metal (J (Morenci, 1955: 322-323) Respecto a lo anterior, Aris (1985: 211) rmencona qc la tambas reales de Fee TES a ano My pe Ty sus familiares extn dispuestas de Fogtfe at Azan Toe tal manera que las esculturas orantes, laboradas por Pompeo Leon, estén vsbles en ta iglesia supeion, mientras que sus cuerpos son los yacentes que reposan enlacrpta tal como sucede en el caso anterior. Por su parte, Fernndes y Vetia (1981; 520) mencionan casos simitares en Pucbla durante el siglo xv, en los que se menciona que se puso escultura sobre los restos mortales de Alonso Mota Escobar y de Diego Lagarche. Otto ejemplo ubicado en la capilla de los Medina y icazo, dentro de la parroquia de Regina Coelli, es la escultura de Buenaventura Medina y Picazo, La capilla de la Purisima Concepcién, mandada a construe por l propio religios, se bende 15 de noviembre de 1733, Alli se mandé venerar a la Santisima Virgen en su advocacién de la Purisima, y para ese afio se menciona ya la existencia de la escultura de este benefactor; es decir, dos afios después de su muerte (Obregén, 1971: 17-18}, En este ejemplo escultérico tenemos algunos elementos para realizar su interpre- tacién simbslica contextual. La escultura de don Buenaventura Medina y Picazo se halla en un nicho, en la capilla que él mismo pidié construir del lado del Evangelio: Pee ra Bees oterpetan sel de esultur onante novohispana Siglo vey aca de Tt cn de Mien "Naina de i Intervene, cud de Meio otograia ut Ajo Vea eres, Fotografia Jn luna Vers Tree mirando a una escultura hoy existente de la Purisima Goncepcién del siglo xvi, se muestra arrodillado, De esta forma el orante es decir, don Buenaventura Medina como resucitado~ se encuentra frente a lo sagrado, representada por la Virgen Ma~ ria, Sin embargo, la dualidad yacente-orante aqui se encuentra ausente (figura 1}. Por tiltimo, debo mencionar das esculturas de la segunda mitad del siglo Xvi, las cuales corresponden a los benefactores del ex convento dieguino de Churubusco. Me refiero a las de don Diego del Castillo (figura 2) y Blena de la Cruz (figura 3}, localizadas en las actuales instalaciones del Museo Nacional de la Intervenciones. Por desgracia las esculturas fueron removidas de su contexto original, Diego del Castillo era natural de G: ‘mo un modesto caldero y logré reunir una gran fortuna debido a su manejo con la anada, habia llegado a la Nueva Espaiia co- plata, Doné a la iglesia el retablo mayor, que costé 3 300 pesos, y contrat al maestro, escultor y ensamblador Juan Montero, Asimismo, se habla de la contratacién para las, pinturas de este retablo a Baltasar de Chavez (Castro, 1982: 9), Es posible que tanto 1805, NEM. NERO VIDE 2G #75 Jost Aledo Vege ores la escultura de este personaje como la de su esposa se hallaran cerca del presbiterio dela iglesia de Churubusco, empotrados en alggin nichor “Fue enterrado en la iglesia de Churubusco en el presbiterio del dia 15 [1678]” (Mena, 1921: 262) Desafortunadamente no sabemos cémo fueron sus sepulturas de manera integral Su escultura, con las manos regocijadas en el pecho, probablemente dirigia la mirada hacia el altar mayor, hacia la presencia divina de Cristo, junto con la escultura de su ‘esposo, es muy probable que se situara en el presbiterio, donde reposaban los restos de Diego del Castillo, Ambas esculturas de seguro miraban hacia el altar mayor, aunque Lauro Rosell (1947: 10) menciona que se ubieaban en dos nichos hacia la entrada de Ia tribuna, en uno de los brazos del crucero de la iglesia, y que, en efecto, ambos personajes fueron enterrados en el presbiterio del lado del Evangel, Comentario finat ‘A pesar de los brevisimas ejemplos que perduran de la escultura fiuneraria orante, es posible obtener algunos elementos que nos permit bélica de las mismas. Hemos tomada en cuenta que fueron dotadas de “vista” y, en relacién con esto, quedaron orientadas hacia una imagen en particular considerada n dar una interpretacién sim- como sagrada, De acuerdo con Ariés, asi dispuesto el orante se confirma que estos personajes representan a seres que trascendieron hacia el espacio de lo sagrado y lo sobrenatural. Asimismo, sus esculturas son el sustituto de un cuerpo que se descom- pondra. En este caso la escultura es el asiento incorruptible donde se fija la esencia del individuo fallecido, sobre todo cuando a se le asocia ~de ser el caso~ con los restos del fallecido. Bibligrafa ARIES, Philippe, BY embre et a marr, Made, Taurus (Humanidades), 1985, Casto, Bian y Alonso Axsuns, Churubusce. 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