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Adina Grasina volva locos a todos los doctores de la regin. Su pap tena
un tripn que le serva para abrir las puertas sin usar las manos, y su
mam no era mucho ms delgada, pero ella era una nia mucho ms
esbelta y gil. Desde siempre, Adina haba sido muy rara para comer;
segn sus padres casi nunca coma los estupendos guisos de su madre, ni
probaba sus fabulosas pizzas. Tampoco disfrutaba con su pap de las
estupendas tartas y helados que merendaban cada tarde, y cuando
le preguntaban que por qu coma tan mal, ella no saba qu contestar;
slo saba que prefera otras cosas para comer. As que todos se
preguntaban a quin habra salido...
Un da Adina acab en manos de un doctor diferente. Aunque ya era
algo mayor, tena un aspecto estupendo, distinto de todos aquellos doctores
de grandes barrigas y andares fatigados. Cuando los padres de Adina le
contaron su problema con la comida, el doctor se mostr muy
interesado y les llev a una oscura y silenciosa sala con una extraa
mquina en el centro, con el aspecto de un altavoz antiguo.
- Ven, Adina, ponte esto- dijo mientras le colocaba un casco lleno de
luces y botones sobre la cabeza, conectado a la mquina por unos
cables.
Cuando termin de colocarle el casco, el doctor desapareci un momento y
volvi con un plato de pescado. Lo puso delante de la nia, y encendi la
mquina.