You are on page 1of 30
lesbo} BE) Corpeta No: 78 TEORIAS DEL PODER /LEOPOLDOMUNERA s1300 $1 BOO» Consyngow, GORENASILIOND = PaneR Fp. HAAS Bogle, OiNRSIOAD WAGORAL De HLOHEAI VOWERSWAD FHPWTAI, OG SPwTHNOGE LAS RELACIONES DE PODER’ Leopoldo Minera Ruiz Profesor Universidad Nacional Las pautas para el estudio de los movimientos populares que analizamos en el capitulo anterior exigen Ia elaboracién de una nocién del poder acorde con las tres dimensiones fundamentales de los movimientos sociales: Ambito conereto de relaciones sociales, proceso de articulaci6n entre actores indivi- duales y colectivos, y acci6n colectiva en la que coexisten el sentido, la racionalidad instrumental y lo simbélico-afectivo. La naturaleza relacional de! poder salta a la vista cuando lo percibimos desde dicha concepcién de los movimientos populares, cuyo nicleo analitico reposa sobre las relaciones sociales; por consiguiente, resulta necesario ubicarlo en la doble perspectiva que caracteriza a estas ciltimas, la cual comprende la interaccién entre los actores copresentes en un espacio determinadso, y la interacci6n entre éstos y los actores ausentes. En otras palabras, como relacién social el poder pertenece ala esfera de las practicas sociales y a la esfera de lo estructural; al terreno de la accion y a el de las reglas y los recursos que la limitan o habilitan, y que ella forma y transforma. 1 El presente texto es uno de los capitulos de la Tesis de Doctorado en Ciencia Politica de Leopoldo Mdnera Ruiz, denominada "Relaciones de Poder en el Mavimiento Popular Colombiana” que est siendo realizada bajo la direccién de Fréderic Debuyst en la Universidad Catdlica de Lovaina (Béigica). 47 1. El poder como relacién social EI poder es inherente a las relaciones sociales, hace parte de ellas y por ende no tiene una existencia independiente. En términos de Foucault fas telaciones de poder son inmanentes a los otros tipos de relaciones (politicas, ecandmicas, de conocimiento, sexuales); constituyen los efectos inmediatos de las particiones, desigualdades y desequilibrios que se producen en ellas, y, reciprocamente, son las condiciones interias de tales diferenciaciones. Por tal raz6n, no estén relegadas a la superestructura, no tienen un simple papel de prohibicién 0 reconduccién, sino que desempefian, allf en donde actuan, un papel directamente productor’. La inherencia con respecto 2 Jas relaciones sociales -incluidas, desde luego, !as relativas a la produccién del condcimien- to- lleva a los actores implicados en ellas a tomar posiciones valorativas frente al poder; posiciones que a su vez inciden en la forma como la ciencia politica ¥en general las clencias sociales investigan este fendmeno. Los principales textos contemporéneos sobre el poder’, de la teorfa de tas él ites de C. Wright Mills al pluralismo de Robert Dahl, det estructuralismo de Parsons a la teorfa de los sistemas de Luhman, del estudio sobre la violencia de Hannah Arendt a la microfisica del poder de Foucault, o de la critica marxista representada por autores como Miliband y Poulantzas al andlisis del sistema y del actorrealizado por Crozier, nos ilustran la carga axioldgica que ahtecede a la elaboracidn de Un cuadro analitico en esta materia’. Es inevitable que el*poder, mas que cualquier otro concepto, genere a su alrededor valoraciones éticas y morales, pues define la situacién social donde, por excelencia, se asumen las posiciones politicas. La teorfa sobre las élites de Mills y ef pluralismo de. Dahl, asf como los desarrollos posteriores de ambas concepciones, caracterizaron dos visiones politicas antagdnicas sobre la sociedad estadounidense en las décadas del Eincuenta y del sesenta, y dos formas contrapuestas de valorar el poder y la ‘democracia. En las obras de Parsons o de Luhman el poder es un instrumento Snalitico indispensable para sustentar: teorfas parciales de la sociedad que ponen el énfasis en la interaccién, en el primer caso, y en lo sistémico en el Segundo; en consecuencia, va antecedido de una valoracién positiva sobre ef 2» FOUCAULT, Michel (1978), pe 114. La antologia de Steven LUKES (1968) y el balance hist6rico realizado por S. R. CLEGG 7980) envel cuadro de fa ciencias sociales nos suministran un panorama general de la discusién sobre el poder hasta mediados de la década del achenta. 4 Ver MILLS C,, Weight (1956), DAHL, Robert A. (1957) y (1961), PARSON, Talcott (1967) 11969) y (1973), LUHMAN, Niklas (1975), ARENT, Hannah (1974), FOUCAULT Michel (1979), 11986) y (1987), POULANTZAS, Nicos (1979) y (1980), MILIBAND, Ralph (1978) ¥y (1983), y CROZIER, Michel et FRIEDBERG, Erhard (1977). 48 papel que juega dentro de la estructura o dentro del sistema social. En la misma direccién axiolégica, Hamah Arendt concibe el poder como el arquetipo de la dominacién legitima; mientras, en sentido contrario, Four cault desmonta su mecanismo represivo y disciplinario. Por Giltimo, Mili- band y Poulantzas, dentro de la tradicién marxista de critica teérica y ética del poder, lo remiten al Estado y @ las clases sociales, fundamentalmente a Ja burguesfa, en tanto que Crozier propone valorarlo de una forma positiva, para permitir que sea ejercido por el mayor nimero de actores dentro de un sistema de accién concreto. A pesar de que el poder es considerado como una categorfa clave para entender y explicar la sociedad, este primer repaso, general y rapido, por las. teorias que se encargan de estudiarlo, sirve para constatar la indefinicién, por exceso de definiciones, y la ambigledad que tiene dentro de las ciencias politicas y sociales. Seria ilusorio pretender escapar a este movimiento dialéc- tico entre el poder y el saber que intenta aprehenderlo intelectualmente. No existe un lugar reservado para el conocimiento puro que nos permita escudri- ‘har las relaciones sociales desde fuera de ellas y captar el poder sin participar en él de forma activa o pasiva. El saber mismo.es una fuerza social que ejercemos en la vida cotidiana, como lo ilustra la actividad diaria de un médico, tun abogado, un psicoanalista, un profesor universitario o un investigador en el campo de las ciencias sociales. En la segunda parte del presente siglo, Foucault, sobre la senda de Nietzsche, y Feyerabend’, con su anarquismo epistemolégico, demostraron que el saber es poder que el poder es saber. Sin. embargo, esta constatacién no nos impide construir alrededor del poder un cuadro analitico que supere las ambigiedades en que lo han sumido las teortas sociales y politicas. Por caminos diferentes, y a veces encontrados, autores como Foucault, Crozier, Lukes, Bachrach y Baratz nos han suministrado una serie de herramientas tedricas para estudiarlo sin convertirlo en un fetiche 0 un antifetiche, en una categoria subsidiaria de la dominacién con poco valor heurfstico 0 en un simple instrumento para justificar visiones globales y parciales de la sociedad. 1.1, El fetiche Como Io sefialé Steven Lukes, tanto Parsons como Hannah Arendt legiti- man el poder, en su esencia, por su eficacia en lo tocante al consenso o al funclonamiento general de la sociedad. En efecto, para Parsons el poder es: 5 Ver: FEYERABEND, Paul (1979). 49 “La capacidad de tomar ~y de mantener- decisiones que son obligatorias para la colectividad de referencia y para sus miembros, en la medida en que sus estatutos comporeen ta obligacién de someterse a esas decisiones. Hay que distinguir el poder de fa influencia, pues promulgar decisiones obligatorias es extremadamente diferente al hecho de intentar persuadir. En nuestra definicién, un ciudadano ejerce ur poder cuando vota, porque |a suma de sufragios determina en forma obligatoria el resultado de la eleccién. Un poder pequefio es de todas formas un poder, de la misma manera que un délar, aunque sea poco dinero, es de todas formas dinero”®, é El factor determinante para considerar como poder una decisi6n vinculante obligatoria es el pape! que ella juega dentro del funcionamiento del sistema social, la manera como se inserta en la estructura de la sociedad. Si facilitar una funcién dentro del sistema puede ser definida como poder, de lo contrario estarfamos frente a un ejercicio ilegitimo de la fuerza o frente a una disfuncio- nalidad del mismo tipo. Parsons apuntala asi su teoria gtobal de la sociedad, al tiempo que asocia el poder “con la autoridad, el consenso y la persecuci6n de metas colectivas, y lo disocia de los conflictos de intereses y, en particular, de la coercién y fa fuerza’”. En otro sentido, dirigido a defender la legitimidad de la democracia como sistema politico, Hannah Arendt establece una sinonimia entre el poder y el consenso: “El poder no es nunca la propiedad de un individuo; pertenece a un grupo y existe slo mientras permanece unido el grupo. Cuando decimos que alguien estd -en tl poder, nos referimos efectivamente a que tiene paderes de un cierto ndmero de personas para que actile en su nombre. En el momento en que desaparece ef grupo que dio origen al poder en un principio (potestas in popu: sin un pueblo (0 grupo no hay poder), «su poder: se desvanece igualmente””. Tanto Parsons como Arendt convierten el poder en un valor positive. Lo transforman en un simbofo, en el representante de la potencia justa que permite el buen funcionamiento de la sociedad o del sistema politico. Mas que una categoria analitica que permita dar cuenta de situaciones estratégicas similares, ireductibles al cancepto de dominacién, nos ofrecen un fetiche contempord- neo: un objeto abstracto, el poder, que por su sola razén de existir es conside- rado como legitimo. Un valor en si mismo, un bien social que debe ser aceptado 0 rechazado si compartimos 0 no la opcién ética y politica de los autores. En el caso de Luhman el poder, sin llegar a ser un fetiche, es una pieza PARSONS, Talcott (1973), p. 18 (T.4.A.). LLUKES, Steven (1985), P. 31. ARENDT, Hannah (1974), p. 44 Para la versiGn en espaol utilize ta traduccién de este ‘mismo parrafo en: LUKES, Steven (1985), p. 32. clave en el engranaje entre los sistemas y los subsistemas sociales; por fuera de Jos cuales ng tiene existencia.. ‘i ae 1.2. EI antifetiche Poulantzas, Miliband y Mills, desde una éptica politica opuesta a la de Luhman, Parsons y Arendt, entienden el poder como el resultado de la explotacién 0 la dominacién. Con diferentes aproximaciones te6ricas lo enlazan con las clases 0 con las élites que configuran 10s polos dominantes en la sociedad modema. Poulantzas no deja espacio para la duda en la presenta- cién de sus ideas: “El concepto de poder tiene como lugar de constitucién el campo de las précticas de clase”. "Las relaciones de las clases son relaciones de poder’®. “De hecho, las relaciones de clases son, desde luego, en todos los niveles, relaciones de poder, y el poder no es, sin embargo, més que un concepto que indica el efecto del conjunto de lg estracturas sobre ls relaciones dels préctcas de las diferentes clases en tucha’”™, "Se designard por poder lacapacidad de una clase social para realizar sus intereses especificos”™", Apegado al estructuralismo marxista, Poulantzas reduce el poder a la capacidad de utilizar los medios de produccién para dominar el proceso de trabajo. Por consiguiente, limita su espacio en la estructura sacial a la esfera dela relacién entre el Capital y el trabajo asalariado, y dejapor fuera del andlisis a los actores, a las practicas y a las relaciones sociales que por una u otra raz6n no pueden ser remitidos al conflicto fundamental entre las clases. Poulantzas logra ast introducir a dimensién politica en su modelo analitico, al estudiarla bajo el foco de la explotacién y mostrar las facetas negativas de! poder, pero debilita este ultimo como categoria analitica. Dentro de su critica al capitalismo el poder posee {as caracterfsticas intrinsecas de un valor negativo. Miliband, mediante el puente conceptual que tiende entre el tema de los actores y las élites y el dea explotacion y ladominacién, enriquece la discusién politica dentro del marxismo contempordneo. Sin abandonar el terreno de lo estructural, ingresa en el de la accién; sin embargo, al igual que Poulantzas, no logra superar el marco estrecho de las clases sociales. En su aproximacion teérica, la politica y el poder quedan al margen de la mayor parte de las relaciones en las que se encuentran inmersos los actores individuales y 9 POULANTZAS, Nicos (1979), p. 117. 10 bid, p, 120. 11 bid, p. 124. 51 colectivas, 0 son tangenciales a ellas. La centralidad que Marx fe asigna a las relaciones de produccién no suministra un sustento ldgico que permita afirmar el cardcter exclusivamente clasista de! poder. En los trabajos de Miliband, el uso de este concepto como una nocién valorativa, subsidiaria de su interpre- tacién global de la sociedad, también prima sobre la necesidad de crear alrededor de é! un cuadro analitico, destinado a explicar el entramado de fuerzas que ejercen los actores sociales en sus relaciones. Igual sucede con los trabajos de Mills, que por un camino diferente al del Marxismo, limita el poder a las practicas sociales de las élites y 1o entiende como un valor contrario a la democracia. Poulantzas, Miliband y Mills, en un movimiento pendular frente a los autores que ven en el poder una virtud social, lo vuelven un antifetiche contempordneo: un objeto abstracto que por su sola razén de-existir es considerado como ilegitimo. 1.3. Las relaciones de fuerza’ En la obra de Foucault, por el contrario, el poder'adquiere el cuerpo de una categorfa analitica auténoma, desde el punto de vista axioldgico. Dentro de una linea polftica y epistemolégica critica frente a la modemidad y la sociedad capitalista, no es utilizado como un simple instrumento ideolégico, como un valor en si mismo. Foucault, desde una perspectiva tedrica diferente, hace lo mismo que Marx con la mercancia o Weber con fadominacién: elabora un concepto para comprender e interpretar una situacién relacional antes de valorarla y actuar sobre ella, Aporta asf al debate tedrico dos precisiones iniciale el poder sélo existe en acto, es ante todo una relacién de fuerza y b) es en primer lugar y esencialmente represin'?, pero es también produccién de la vida social: “Hay que cesar de describir siempre los efectos del poder en términos negativos: vexcluye”, “reprime”, “rechaza”, “censura”, “abstrae”, “disimula”, “oculta”. De hecho el poder produce; produce realidad; produce Ambitos de objetos y rituales de verdad. E| individuo y el conocimiento que de él se puede obtener corresponde asta produccién’”", Los limites analtticos en torno al poder quedan definidos por la considera- cién de que es en primer lugar acto y relacién social, por el rechazo de las nociones substancialistas 0 juridicas que ven en él una potencia abstracta del individuo o de las instituciones. En dichas naciones substancialista e! poder es asimilado a la capacidad del sujeto para imponer su propia voluntad, es visto como un atributo de la persona o de los grupos, previo a la accién, a las 12 FOUCAULT, Michel 1979), p. 135. 13. | FOUCAULT, Michel (1986), p. 198. 52 prdcticas y a las relaciones; en otras palabras, previo a lo social. Aparece como meramente subjetivo y queda despojado de toda realidad factual, desprovisto de cugrpory de-vida. Estas naciones tenfan’ at interior de'la Sociologia’ un reconocimiento explicito, en la siguiente definicién dada por Weber: “Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relacién social, atin contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad’"*. Como posibilidad 0 acto en potencia el poder resulta relegado a la condicién de una categoria accesoria de la dominacién, la cual implica, ella si, una relacién de mando y obediencia. Foucault sienta las bases para el estudio politico y social del poder, sin caer en el empirismo de Robert Dahl, quien lo restringe al momento de la decisién, y despeja la brumosa metafisica que Hobbes habfa levantado a su alrededor. En la Voluntad del saber nos dice que el poder debe ser entendido como: “La multiplicidad de las retaciones de fuerza inmanentes y propias del dominio en que se ejercen, y que son constitutivas de su organizacién; el juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones de fuerza encuentran las unas en las ‘otras, de modo que formen cadena o sistema, 0, al contratio, los corrimientos, las contradicciones que aislan a unas de otras; las estrategias, por ditimo que lastoman efectivas y cuyo dibujo general o cristalizacién institucional toma forma en los aparatos estatales, en la formacién de la ley, en las hegemon‘as sociales”"®. El poder se nos revela coms el ejercicio social de la fuerza desde innumerables puntos y dentro de situaciones estratégicas complejas, carac- terizadas por la existencia de una pluralidad de actores y de practicas sociales que se relacionan en forma asimétrica. Surge como la activacién de las energias o las potencias que estan a disposicién de los agentes en una determinada sociedad; deja de ser posibilidad para convertirse en acto y en cuanto tal, en relacion social. Pierde su naturaleza de atributo individual de las personas, para ganar la dimensién de una préctica que slo puede ser entendida en la interaccién y en los efectos reciprocos que esta tiene con lo estructural. Por ende, vive y respira en las tacticas y las estrategias, es intencional pero no subjetivo, no existe en la simple relacién de la persona consigo misma. Pasa a configurar e! corazén de lo social, porque define la confrontacién en diferentes escenarios de actores que al entrar en contacto entre sf ponen en juego su identidad. Adquiere asf la inmanencia con respecto a las relaciones sociales"*, 14 WEBER, Max (1969), p. 43. 35 FOUCAULT, Miche! (1987), p. 113. 16 bid,, p. 114, 53 En la obra de Foucault, fa imagen dual de la sociedad como un sistema o una estructura dividida por el poder de arriba a abajo, del Estado a los actores, en una oposicién binaria y global entre dominadores y dominados, cede el lugar a un intrincado tejido de relaciones de fuerza que van de las prdcticas a fas estructuras y regresan de éstas a aquellas. Sin embargo, e! poder sigue atado a la \égica de la dominacién, pues Foucault no logra romper definitivamente amarras con las teorfas substancialistas. Reserva la prdctica del mismo, el ejercicio social de la fuerza, a quienes dominan una situacién estratégica determinada: los actores, a vetes andnimos otras veces definidos con claridad en sus escritos, que utilizan las técnicas de control y disciplina sobre la sexualidad, la locura, el crimen o la enfermedad. En consecuencia, el poder resulta limitado por una concepcién de lo social que esta atrapada en otra dualidad, constitutiva de la dominacién. Las relaciones sociales son entendidas como el encuentro entre un sujeto activo, ef que ordena, y un Sujeto pasivo, ‘el que obedece. Entre un actor potente y un actor sometido. La afirmacién de que todo poder implica una resistencia, incluida en la mayor parte de sus trabajos, no mitiga esta dualidad. Foucault no analiza la negociacién, la resistencia o 1a emancipacién como ejercicio social de una fuerza, con caracter{sticas similares al realizado por los actores dominantes en un 4mbito social determinado. Poder y dominacién conservan en su formula- cién teérica una simbiosis que permite el ingreso, por la puerta de atrés, det sujeto, del actor potente con sus atributos y sus potencias. Si el poder es fundamentalmente un acto, una relacién de fuerza que forma y transforma el sentido de las prdcticas sociales sobre las cuales se hace efectivo, no puede ser atribuido exclusivamente a los actores dominantes, sin hacer de él una cualidad del sujeto que domina. Sin traicionar la perspectiva tedrica de Foucault, y en funcién dela reflexién que estamos desarrollando, podemos aceptar la definicién de fa dominacién que da Weber como: “Un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta (‘mandato”} del “domi- nador” o de los “dominadores” influye sobre los actos de otros (del “dominado” (0 de los “dominados”), de tal suerte que en un grado socialmente relevante esos actos tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado por si mismos y como méxima de su obrar él contenido de! mandato (“obediencia’)""”. De acuerdo con ella no hay duda de que la dominacién conlleva el ejercicio habitual de una fuerza que conduzca a la obtencién de la obediencia. Pero as{mismo, los procesos de negociacién, de resistencia o de emancipacién 17 WEBER, Max (1969), p. 699. 54 frente a la dominacién, ausentes an la sociologfa weberiana y poco presentes en la filosoffa de Foucault, conllevan el ejercicio de una fuerza que altere 0 destruya el mandato que estd en la base de la dominacién. El poder constituye la categorfa clave para comprender y explicar la dindmica de las relaciones de fuerza en una sociedad, es decir, el movimiento permanente entre la dominaci6n, la resistencia, la negociacién y la emancipacién. Reducirlo a la dominacién es asignarle a los actores dominantes el ejercicio de la fuerza, convertir el poder en una substancia del sujeto que domina,.en un atributo de cierto tipo de actores sociales. Nada mds contrario al nominalismo que proclama el mismo Foucault: “Hay que ser nominalistas, sin duda, el poder 9 es una institucién, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarfan dotados, es el nombre que se presta a una situacién estraté- gica compleja en una sociedad dada‘. 1.4, Recapitulactn ‘Av La construccién de un cuado analitico alrededor del poder tiene como primera tarea la superacién de las teorfas sociales y pollticas que lo tratan como un valor en si mismo (como un fetiche o un antifetiche); como un simple instrumento para justificar visiones globales de la sociedad o como un concep- to subsidiario de la dominacién. El poder empieza a adquirir la naturaleza de una categorfa analitica auténoma, desde el punto de vista axiolégico, cuando deja de ser un concepto que representa una substancia o una potencia del sujeto, un atributo 0 un defecto y se convierte en acto, en ejercicio social de una fuerza’. 8. Entender el poder como acto significa ubicarlo en el contexto de las practicas sociales de los actores individuales y colectivos; en el espacio donde la sociedad es producida por el encuentro y la confrontacién de miitiples actores, dentro de las posibilidades y los limites definidos por !o estructural. implica concebirlo como una relacién social mediada por el ejercicio de la fuerza: por la utilizacién de las potencias o energfas a disposicién de los actores que intervienen en ella. En cuanto acto el poder es relacién social. C. Desde ef punto de vista analitico el cardcter relacional. del poder se deriva de su existencia como uno de los momentos constitutivos de las 18 FOUCAULT, Michel (1987), 113, 19 Las fuerzas son las potencias 0 energias que culturalmente estin a disposicién de lot actores: e saber, las armas, el reconocimiento, la reglas, ls simbolos, los mitos, la culpa Yen general, los medios sociales que amplian el campo de la incertidumbre de los otros. actores y que las teorfas sobre el poder agrupan como fuentes o recursos del mismo, 55 relaciones sociales, de su’inherencia 0 inmanencia con respecto a ellas. En esa medida, hace posible el estudio de situaciones estratégicas complejas, por a diversidad de actores y de acciones, cuyo entrelazamiento conforma un tejido que va delineando la sociedad de abajo hacia arriba, de las pricticas sociales ailas estructuras, para regresar de éstas a aquellas. E! poder trasluce la dindmica de un movimiento que permite fa articulacién y rearticulacién de Jo social en un juego permanente de fuerzas. D. La dindmica que deja percibir el poder no es reductible ala l6gica de la dominacién; incluye la negociacién, la resistencia y la emancipacién. Va mas alld de una visién dual que divide las relaciones sociales en sujetos activos ypasivas, Nos caloca en el escenario donde los agentes sociales se representan ast mismo, movilizando recursos, creando 4mbitos simbélico-afectivos e im- primiéndole sentido a sus acciones. Nos remite de nuevo al universo de los actores y los movimientos sociales. 2. Las dimensiones del poder La definicién general del poder como relacién social, que acabamos de presentar, carece de los elementos practicos necesarios para estudiar los casos concretos en fos que hay un ejercicio social de la fuerza. Ademés, requiere de precisiones complementarias para sabér cudndo este ejercicio puede ser entendl- docomo poder y cudndo no. El estidio practico del poder rios induce a completat et cuadro analttico.a su alrededor, a volver operativa la categoria que lo representa. En esa direccién las investigaciones sociales y politicas que indagan, dentro de una perspectiva relacional y empirica, sobre los anexos entre el poder y la accién social, offecen un rico material de referencia. Desde las décadas del cincuenta y del sesenta la mayorfa de estos trabajos tienen como fundamento los escritos de Robert Dahl”; los cuales encontraron eco en la sociologia de las organizaciones, especialmente en las tesis de Michel Crozier. 2.1. Las dimensiones empiricas Como base para su andlisis, Dah! utiliza una descripcién simple de fa situacién que ilustrarfa una relacién de poder; de acuerdo con ella, A tiene poder sobre B en la medida en que, gracias a una tentativa coronada por el éxito, logre que B haga algo que, de otra manera no harfa”". En un texto 20 La primera parte del andlisis sobre el aporte de Oahi, de Bachrach y de Baratz sigue et derrotero critico del texto de Steven LUKES (1985). 21 Acojolainterpretacién de Steven LUKES (Ibid, p.5) queno se limitaa la primer definicién {que da Robert DAHL ("A tiene poder sabre B en Ia medida en que puede conseguir que 56 posterior agrega que el juego de fuerzas para adoptar una decisién y el resultado que de é| se deriva, confarman el ‘nica escenario posible para el estudio del poder por parte de tas ciencias sociales”. Mediante estos dos postulados, Dah! realiza un doble proceso de individualizacién y aislamiento, con la finalidad' de metamorfosear e! poder en un objeto del conocimiento. Por una parte, presenta la relacién social como la interaccién entre actores que deben ser aislados y entendidos como individuos, asf sean actores colectivos, para colocar sus précticas bajo el microscopio social; por otra parte, hace lo mismo con las acciones y las reduce a los compartamientos (conductas) en el momento de la decisién y del conflicto manifiesto entre dos individuos. Lukes considera en forma apropiada que este esbozo de! poder lleva a Dahl a un enfoque unidimensional, el cual: “entrafia una insistencia en el comportamiento a la hora de adoptar decisiones sobre problemas en torno a los cuales hay un conflicto observable de intereses (subjetivos), entendidos como preferencias expresas por una deteminada politica y revelados a través de una participacién politica” Las primeras fisuras de este procedimiento de individualizacién y aisla- miento aparecen dentro del mismo empirismo. Bachrach y Baratz ponen inicialmente el dedo en la llaga con su tesis de las no decisiones, definidas como “una decisién que conduce ala supresién oa la inhibicién de un desaffo latente y manifiesto frente a los valores y los intereses de quienes decidan”™*, En tales términos, el nondecision-making serfa un medio para impedir, antes de que vengan formuladas 0 antes de que lleguen al terreno de las decisiones importantes, las solicitudes o exigencias de cambios en la distribucién de las ventajas y privilegios centro de una comunidad, o, si ninguno de los dos pasos anteriores logra su objetivo, para impedir la ejecucién de una decisién en el Proceso politico”*, Con miras a hacer efectiva la no-decision, los beneficiarios del ejercicio del poder movilizarian a su favor inclinaci valores, creencias, rituales y procedimientos institucionales. Este enfoque bidimensional, segun la clasificacién de Lukes, incluye en el estudio det poder un comportamiento que no habfa sido tenido en cuenta por Dahl, aquél que 8 haga algo que, de otra manera, no harla"y, en la cual el énfasis esté puesto en la posibilidad de conseguir un resultado, sino que la complementa con una aclaracién Dosterior def mismo autor, quien insiste en la necesidad de que se trate una "tentativa coronada por el éxito”. Con esa pequeria anotaciin Dahl abandona !a perspectiva subtancialista y se inscribe en la relacional. Ver: DAHL A (1957). 22. Ver: DAHL, Robert A. (1961). 23. LUKES, Steven (1985), p. 10. 24° BACHRACH, P. e BARATZ, MS. (1986), p. 72 (7.d.A). En este trabajo utiliz6 fa version italiana del libro que tiene publicado originalmente en inglés bajo el titulo Power and povery. Theory and practice. Nueva York, Oxford University Press, 1970, 25. biden, 57 incide sobre el campo de accidn (entendido aqut como sistema concreto de adopcién de las decisiones) de una determinada colectividad. Al resaltar la importancia que aun desde una concepcién empftica tiene lo estructural frente ala accién social, quiebra parcialmente uno de los aislamientos y una de las individualizaciones hechas en el enfoque unidimensional: la relativa a las deci- siones, No obstante, conserva el resto de las herramientas cognoscitivas elabora- das por Dah!: el comportamiento y las intereses subjetivos como eje del andlisis, fa existencia de un conflicto evidente para tener un hecho falseable y verificable, y los actores limitados a los individuos aislados que se relacionan como tales. En los trabajos de Bachrach y Baratz Ia insistencia en los comportamientos y conductas individualmente observables, conduce a una diferenciacién entre fuerza y poder que introduce dentro del empirismo la simbiosis entre el poder y la dominacién. Segdn ambos autores el poder implica la obediencia, y en su ejercicio las amenazas de una sancién son suficientes para lograr el objetivo buscado; mientras que la fuerza implica la desobediencia y el cumplimiento de dichas amenazas**. En la base de ésta diferenciacién hay una identificaci6n implicita entre la fuerza y la violencia o la coaccién fisica, que a pesar de no tener sustento analitico ha hecho carrera en ta sociolog{a”; a ella opongo una nocién de fuerza en términos de potencia o energlas (de acuerdo con la delimitacién conceptual que hice en la nota dieciocho de éste capitulo). La reduccién de la accién a los comportamientos fleva a Bachrach y Baratz, debido a su coherencia tedrica, a convertir el poder y [a fuerza en dos simples conductas observables, desprovistas de fos elementos de la accién social (el sentido, lo simbdlico-afectivo y la racionalidad instrumental); en dos formas diferentes de ejercer algo que nunca ha sido definido. Al igual que en Dahl, et oder es més que una relacién social, confrontacién y encuentro entre actores en el marco da lo estructural, es una situacién relacional, posicionamiento de unos actores frente a otros, En esta ultima, la manera como los actores perciben, valoran y producen lo social esta ausente, o presente como simple perjuicio o inclinacién; no obstante, ella es la Gnica que permite captar el algo definido de los conductistas™, las potencias y energias que activan o movilizan quienes entablan una relacién social. La fuerza como niicleo del poder. 26 BACHRACH, P, e BARATZ, MS, (1986), pp. 57-58. 27 Poe ejemplo, Raymond Boudon y Francois Bouricaud (1990) acogen esta diferencia al definir el poder en su Diccionario eritico de la sociolegta. 28 Steven LUKES (1985) califica la conceptualizacién del nondecision-making como una Critica cualificada del behaviorismo: sin embargo, en la medida en al Bachrach y Barat asimilan las no decisiones a una decisién y ponen de relieve tos comportamientos que Hevan a ellas, mds bien podriamos hablar de una behaviorismo cualificado. 58 Steven Lukes, ademds de confrontar el conductismo con la nocién de intereses reales que presentaremos més adelante, articula su enfoque tridimen- sional alrededor de la critica a la tendencia que limita los actores a los individuos aislados y la accién a los conflictos evidentes. Considera en primer lugar que los dos enfoques anteriores dejan por fuera las prdcticas socialmente estructuradas y culturalmente configuradas de los grupos y las instituciones; o sea, el dmbito amplio de los estructura que no puede ser circunscrito al nondecision- making. Luego, pone de manifiesto la' importancia que tienen los conflictos latentes o lo que llamaremos més adelante el ejercicio oculto del poder: “"Dicho con todo rigor, A puede ejercer poder sobre B consiguiendo que éste haga Jo que no quiere hacer, pero también ejerce poder sobre é! influyendo en sus necesidades genuinas, modeléndolas o determinandolas. De hecho, yno estriba el supremo ejercicio del poder en lograr que otro u otros tengan los deseos que uno quiere que tengan, es decir en asegurarse su obediencla mediante el control sobre sus pensamientos y deseos? No hace falta llegar al extremo de hablar de Un mundo feliz 0 del mundo de B.F. Skinner para percatarse de que el control de! pensamiento adquiere un sinfin de formas menos totales y mas mundanas, a través del control de la informacién, a través de los medios de comunicacién social y a través de los procesos de socializacién’””?, Los conflictos latentes crean la tercera dimensién (después de la decisién y la no-decision) y constituyen “la contradiccién entre los intereses de aquellos que ejercen el poder y los intereses reales de aquellos a quienes excluyen’”. Con esta definicién, Lukes introduce en la discusién sobre el poder el tema de los intereses reales; de los deseus o preferencias de un actor cuando es puesto en condiciones de elegir con autonom{a’’. Los conflictos latentes, que giran en tomoa problemas politicos potenciales, configurarian el nucleo de! control sobre lo que Lukes denomina el programa politico de:los actores, sobre el sistema concreto de accién que resulta afectado por quienes ejercen el poder. Ante la imposibilidad empfrica de probar la existencia de fos intereses reales, pues suponen la hipétesis de la autonom(a relativa del actor para escoger lo que objetivamente desea, la cual no puede ser ni verificada ni falseada, el enfoque tridimensional lleva el empirismo al limite de su capacidad cognosci- tiva en este campo; lo coloca frente a dos alternativas sin salida, renunciar al estudio del poder como un fenémeno andlogo a los fenémenos fisicos 0 dejar por fuera de su anilisis los aspectos mas directamente relacionados con él: aquellos que hacen referencia ai sentido de la accién, a la orientacién y al significado que los actores le imprimen. Detrés de la concepcién empirista queda como una sombra la pregunta relativa a los intereses de los actores 29 LUKES, Steven (1985), pp. 22 y 23. 30 p25 31 1B AD. 59 sociales en el caso de que no hubiera sido ejercido el poder sobre ellos; ya que a partir de la caracterizacién de Dahil, en los tres enfoques el problema del cambio de sentido suscitado por el poder en las practicas sociales que el transforma estd implicito y no resuelto, Como afirma D. Zolo en la intraduccién al libro de Bachrach y Baratz: “Los fendmenos relatives al poder, como en general los fendmenos politico- sociales, presentan 1a caracteristicas tipicas de la “racionalidad limitada”: no pueden ser referidos @ ninguna ley universal inmutable en el tiempo'y en et espacio; estén subordinados a complejas mediaciones simbélicas que permiten al méximo interpretaciones plausibles, no explicaciones monolégico-deducti- vas, rigurosamente verificables o falseables; se escapan a cualquier tentativa de previsién en e! corto 0 en el largo plazo; son précticamente inseparables de los Juicios de valor que conciernen a los intereses sociales en juego, protegidos o amenazados por el poder’, 2.2, De las decisiones a las relaciones sociales Si seguimos con atencién el hilo que nos permite circular por los tres enfoques empiristas, vemos que el punto de partida es una valoracién positiva, del poder, comprendida en el pluralisrno politico de Robert Dahl, Crozie capta con precisién este aspecto y lo desarrolla cuando nos invita a abandonar una visién negativa del poder y a permitirle al mayor numero de actores posibles entrar en el juego de las relaciones que éste origina, con més autonomia, libertad y posibilidades de escogencia™; propuesta plausible si el poder fuera un bien accesible a todo el mundo, una suerte de mercancla para el consumo masivo, sus aristas con la dominacién estructural no existieran y no estuviera inserto en la légica maltiple de la dominacién-resistencia-negociaci6n-eman- cipacién. Partimos de esa valoraci6n positiva, decfamos, pasamosa un enfoque que introduce elementos-estructurales en fa discusién: y en consecuencia, vuelve relativa la identidad entre poder y bien social, y terminamos en un enfoque radical, segén {a expresién del propio Lukes, que recoge y supera los dos anteriores al integrar el plano de ia interaccién con fo estructural y retomar los anexos entre. el poder y la alineacién de los propios intereses. En ese recorrido hay un ndcleo conflictive que facilita el desarrollo de la discusi6n, la relacién entre la decisién individualmente considerada y el contexto que la circunda y le otorga sentido. En el enfoque unidimensional tal relacién esté ausente, en el bidimensional se insinda por intermedio del nondecision-ma- king y el tridimensional adquiere cuerpo con os conflictos latentes. o 32 En: BACHRACH, P. ¢ BARATZ, MS. (1986), pp. 23-24. 33. CROZIER, Michel et FRIEDBERG, Erhard (1977), p. 434 y 55. 60 Para hacer més visual este recorrido, retomemos la ilustracién de Dahl: A tiene poder sobre B en la medida en que, gracias a una tentativa coronada por el éxito, logre que 8 haga algo que, de otra manera, no haria; sumémosle ahora el aporte de Bachrach y Baratz: 0 que A logre que 8 no haga algo que, de otra manera, harfa; remnatemos con el de Lukes: o que A logre que B haga algo como si quisiera hacerlo, cuando en condiciones de autonomia relativa no lo haria o harla algo diferente. Aquello que parecta claro y simple al principio se vuelve un Galimatfas, porque hemos pasado de una situacién a una relacién y de una decisién aistada a una decisién dentro de una praxis, entendida ésta como el conjunto de las practicas sociales de un actor en un Ambito social determinado. Mirada la situacién inicial desde esta Sptica, 8 puede ceder a las pratonsiongs de A siguiendo una estrategia que le permita mantener inalterado el sentido de su praxis y transformar el sentido de la praxis de A. En el ejemplo cotidiano ms frecuente, un nifio (B) puede acatar una orden de su padre (A) con el unico objetivo de obtener un permiso que de otra manera le seria negado y continuar después desobedeciendo la misma orden, en este caso, tanto el padre como el nifio logran que el otro haga algo que de otra manera no hatia, pero solo el nifio transforma, aunque sea temporalmente, el sentido de la praxis del padre. El nifio adopta su decisién porque haba recibido una orden paterna, sin ella habrfa actuado de otra manera, pero su accién sélo puede ser entendida y explicada en el universo del sentido que la define; asf como la autorizacion del padre solo adquiere significado en el sentido de su praxis, que el nifio percibe con claridad. Sin querer caer en el casuistica que genera este tipo de ejemplos fimitados a situaciones relacionales, es conveniente ilustrar con ellos y desde su propio terreno los limites del cuadro analltico operativo del empirismo. El sentido de la praxis de los actores, que fue la barrera contra la Que tropez6 Lukes al tratar los intereses reales, suministra el material analitico necesario para el estudio concreto del poder como relacién social, sin sacrificar sus manifestaciones mas importantes. 2.3. Las dimensiones relacionales Después de haber examinado {os instrumentos analiticos de! empirismo con tna finalidad practica (encontrar pistas que nos faciliten el estudio de los casos. Concretos) es necesario regresar ala caracterizacién general del poder para hacerla Operativa. Habiamos dicho que esta dltima estaba centrada en una préctica habitual de los actores sociales, el ejercicio de una fuerza en el contexto de una relacién social; no obstante, la constatacién sobre la existencia o inexistencia del Poder en casos concretos quedaba en suspenso ante preguntas como, quién la éjercia, en qué condiciones y con qué resultados, Para responderlas conviene traer de nuevo a colacién el rasgo esencial de las relaciones sociales: ocupan al mismo tiempo el terreno de la accién y el de las reglas y los recursos que las limitan 0 61 habilitan, y que ellas forman y transforman; por consiguiente, constituyen escenario donde confluyen las acciones sociales de los actores copresentes dentr de su émbito y de las actores ausentes de é!. En esa medida, la fuerza que enciert el poder es efercida en forma coyuntural por quienes participan en fa relaci6n social y en forma estructural por aquellos que representan grupos 0 institucions con précticas socialmente estables y culturalmente configuradas. Si ten en cuenta que las decisiones se adoptan dentro de un contexto estructur: definido por las relaciones sdciales que las enmarcan y por el universo d sentido en el que estén inmersas, podemos sacar una primera coreesy prdctica: el ejercicio del poder es atribuible a fos actores individuales colectivos en tres niveles, en el proceso decisional propiamente dicho, en el Ambito relacional concreto y en la produccién del sentido de la praxis. El proceso decisional, como su nombre lo indica, representa las diferentes etapas que llevan a adoptar una decisién. En él, los actores sociales crean, movilizan 0 activan los recursos que consideran pertinentes para alcanzar objetivos precisos; por ende, es el nivel donde prima la racionalidad instru- mental, el célculo sobre los medios més apropiados para lograr determinados fines. Es el espacio en cuyo interior las diferentes fuerzas en juego se confron- tan, se articulan o se pierden, dando como resultado una relacién asimétrica que transforma el sentido de la praxis de uno 0 varios actores. Las burocracias péblicas o privadas, con sus jerarquias, reglas, preferencias personales, canales de comunicacién subterréneos y demds rasgos conocidos sirven para ilustrar el proceso. Quizds por ello, el pluralismo politico y la sociologia de las organizaciones centran sus estudios en este nivel. E! Ambito relacional concreto representa el contexto inmediato del procesp decisional. EI conjunto de acciones y reglas que definen los limites de las decisiones y los recursos, reales o potenciales, a disposicién de los actores. Encierra los valores, los simbolos, fos saberes, las creencias, los rituales y los procedimientos institucionales que facilitan ciertas acciones y obstaculizan © impiden otras; por eso en él se manifiestan las no-decisiones de Bachrach y Baratz. Sin embargo, al habilitar y constrefiir simulténeamenie, no se reduce s6lo a ellas, también abre un campo amplio de decisiones posibles. Es el nivel donde se ponen en juego, frente a una dimensi6n estructural que fos conforma y sobrepasa, el sentido de las acciones y a identidad de fos actores. Las élites © los sanedrines contempordneos encuentran aqui el terreno propicio para realizar practicas que no tienen la visibilidad de fas desarrolladas por la burocracia, pero que con frecuencia son més eficaces. La teorfa de las élites' yi corrientes marxistas como la de Miliband privilegian este nivel para su andlisis. 62 La produccién del sentido de la praxis representa el proceso por medio del ccual los actores le otorgan significado y orientacién a sus acciones, y por esa senda, construyen sus identidades o sus identificaciones sociales. Es el marco cultural que antecede y conforma las decisiones, y sin el cual no podrfan ser adoptadas. En él, cada actor, a partir de los elementos que encuentra en su ‘experiencia y en la apropiacién de lo estructural, procesa su universo valorativo y simbélico para definir la relacién que tiene con su quehacer social. Este nivel, al contrario de los dos anteriores, hace referencia a un espacio interno al actor que Lukes intenta captar con la nocién de los intereses reales, En consecuencia, aqut el poder aitera la produccién misma del sentido y no el sentido ya producido, como sucede en el 4mbito relacional concreto 0 en el proceso decisional, El concepto de alienacién, o de enajenacién, en el marxismo, ef estar por fuera de sf mismo y responder a !os designios de los otros, corresionde a una de las imagenes posibles que nos proyecta el poder sobre la produccién del sentido de la praxis. Una segunda conclusién practica puede ser extraida del andlisis de estos tres niveles y de la critica al empirismo: el ejercicio social de la fuerza que caracteriza el poder conlleva, para ser tal, la alteracién, en funcién de los intereses de quien gjerce, del sentido de la praxis del actor 0 de los actores sobre los cuales se realiza. Alteracién que proviene del desequilibrio entre las fuerzas que se confrontan en el proceso decisional, de las limitaciones o reorientaciones que sufren las acciones en dmbitos relactonales concretos, o de la formacién misma del sentido en el proceso desu produccién. £1 que dicha alteracién del sentido de la praxis serealice en funcién de los intereses de quien eferce el poder, evita tener que recurrir en el andlisis a la nocién de los intereses objetivos o reales del actor sobre el cual recae {a fuerza; nocién de una indudable capacidad descriptiva, pero que a la hora del estudio de casos concretos queda sometida a una serie de hipdtesis especulativas que estén mds relacionadas con los intereses reales del investigador que con aquéllos del actor. Una tercera conclusién practica, sobre la cual reposan las dimensiones relacionales del poder, surge de la forma diferente como se manifiesta el elercicio social de la fuerza en estos tres niveles. En ei primero, el decisional, hay un ejercicio directo: de uno o varios actores sobre el otro 0 los otros. Encierra un juego racional de posicionamientos y tdcticas que nos remite las situaciones relacionales. Es una practica visible para los actores que participan en la relacién social, en la cual es notoria la presencia de los rostros cotidianos del poder: la influencia, la manipuiacién, la autoridad o la simple y lana imposicién. Como se trata del ejercicio directo de una fuerza entre actores Copresentes en el mismo mbito relacional, e! conflicto es evidente. Esquema 1. Ejercicio directo de la fuerza. EI esquema 1 nos permite ver en forma gréfica un caso simple™de este ejercicio directo y visible. Consideremos que los cuadros A y B corresponden a dos actores copresentes en e! mismo 4mbito relacional (R) y que la elipse' representa el nivel decisional. A ejerce el poder sobre 8 en forma directa y dentro det proceso decisional {D); como éste exige la presencia activa de quienes participan en él, en el esquema no intervienen los actores ausentes del Ambito relacional que enmarca la adopcién de las decisiones. Dentro de la estructura jerdrquica de la burocracia, la orden de un funcionario (A) a su subordinado (8) para que adopte una decisidn en un sentido contrario al que éste habla escogido con anterioridad en condiciones de autonomfa, seria él ejemplo tipico de este ejercicio directo, siempre y cuando B obedezca el mandato de su superior. 4 ‘os cuntr eaquemas que presentaré a continuacion coresponden a casos simples en es cuales el ejercicio de ta fuerza es visto en una sola direccién y sin ilustrar el juego de fuerzas entre varios actores. 64 Esquema 2. Ejercicio indirecto de la fuerza. En el segundo'esquema, el del mbito relacional concreto, el ejercicio es indirecto: de uno 0 varios actores sobre el contexto de la accién de otro u otros, En general, es un ejercicio oculto para quienes forman parte de la relacién social. Como intervienen actores presentes y ausentes el conflicto entre ellos Puede ser evidente o latente. Lo mismo que el esquema 1. el 2 incluye dos niveles, el decisional (0) y el relacional (R) que lo circunda; el. cuadro Z simboliza un actor ausente cuyas practicas inciden sobre la relaci6n social en |a que estan presentes A y B. Como puede observarse, A y Z actiian directa- mente sobre el émbito relacional e indirectamente sobre B. La cortupcién por Parte de una élite industrial (Z) de ciertos empleados claves de la administra- cién publica para lograr que un Ministro (8) adopte un paquete de medidas sconémicas y no otro, , con un objetivo similar, la manipulacién y la ‘ocultacién de una informacién importante por parte de un funcionario medio (A) que tiene acceso privilegiado a'ella, constituye uno de los casos més comunes de este ejercicio indirecto. Las acciones de A y Z inciden sobre B por intermedio de terceras personas que operan dentro de su Ambito relacional concreto 0 por la alteracién de los elementos indispensables para orientar un Conjunto de decisiones pablicas, Esquema 3. Ejercicio internalizado de la fuerza. En ef tercer esquema, el de la produccién del sentido, el ejercicio es intemalizado®: uno o varios actores asumen las limitaciones y habilitaciones que resultan de la précticas de poder de otros actores como suyas proplas y en funcién de ellas definen sus acciones. En general, es un ejercicio imperceptible, no solo invisible, para quienes forman parte de la relacién social. El conflicto siempre © latente, pues esté mediado por la internalizacién, y cuando se hace evidente origina “una confrontacin directa 0 indirecta en fos procesos decisionales 0 en los émbitos relacionalesconcretos. nel esquema 3 tanto Z como A ejercen una fuerza (lustyada on ura lfnea discontinua) que penetra en el cuadro de B y afecta el nivel de ta produccién del sentido (S). En las secasrelgiosas contempordneas las palabras de fos sacerdotes (A) o de un gran sacerdote misterioso, lejano y desconocide (2), con frecuencia conduce a los feligreses a renunciar a todos sus bienes materiales, que teominan alimentando fas arcas personales de los guias espirituales. Este ejemplo no te diferencia mucho de otros casos de alfenacién,recurrentes en nuestra vida cotidiand, que estén en la base de la sociedad de consumo, 35. Ullizo el concepto que desarrollan Berger y Luckmann, para ellos la internalizacion es: vila aprehensign o interpretacién inmediata de un acontecimiento objetivo en cxanie cxprest significado, 0 #22, en cuanto es una manifestacién de los proceso subietwos de Serttue, en consecuencia, #¢ vuelve subjetivamente significaives para mi”. BERCER, Peter y LUCKMANN, Thomas (1986), p. 164. 66 Esquema 4. Dimensiones relacionales del poder. Estas formas del ejercicio social de la fuerza, directo y visible, indirecto y oculto e internalizado e imperceptible, conforman las tres dimensiones relacionales del poder. En el esquema 4 las podemas ver ilustradas én su Conjunto, Las dimensiones relacionales nos permiten definir el poder como ejercicio directo, indirecto o internalizado de la fuerza por actores presentes 0 ausentes en el Contexto de una relacién social. Ejercicio que altera el sentido de la praxis del actor © los actores sobre los cuales recae, en funcién de los intereses dé quien lo realiza. ‘demas de! sentido, ef poder conlleva la racionalidad instrumental, entendida como el célculo de los medios necesarios para hacer efectiva una fuerza en el contexto de una relacién social, y 10 simbélico-afectivo, implicito en los ritvales, mitos o Perjuicios que lo animan. Las estrategias y los mecanismos que analizaremos a Continuacién fo hacen efectivo, le otorgan vida como practica social. 3. Las estrategias y los mecanismos del poder El ejercicio social de la fuerza que configura el poder adquiere formas Concretas en procesos sociales como la dominacién o la resistencia, en Ios 67 cuales una combinacién de elementos articulados por él (mandato, obedien- cia, reconocimiento, aquiescencia o rechazo) garantiza la estabilidad y la dind- mica de las relaciones de poder. Unidad y movimiento son las caracterfsticas de estos procesos o mecanismas, cuyo funcionamiento. depende de las estrategias, de las prdcticas realizadas por los actores sociales para extender o proteger su campo de accién y reafirmar su identidad. Los mecanismos y las estrategias son las piezas que permiten completar el cuadro anaiitico sobre el poder. 3.1. Los mecanismos La separacién conceptual entre la dominacién y el poder que hicimos con anterioridad requiere de varias precisiones précticas. Para llegar 2 considerar el ejercicio social de una fuerza como poder es indispensable que se trate de lo que Dahl llama una tentativa coronada por el éxito. El actor que lleva adelante una prictica de este tipo debe alcanzar al menos una parte de los ‘objetivos buscados con ella; debe cambian en alguna medida el sentido de la praxis de otros actores, en funcién de sus propias intereses. Por consiguiente, debe obtener agin grado de obediencia o de aquiescencia por parte de otro que se resiste ante su fuerza; de otro modo no tendrla necesidad de ejercer ésta ye trataria de un tranquilo acuerdo de voluntades entre seres humanos libres. No existirfa el poder, pues la resistencia y fa obediencia 0 aquiescencia finales de quien resiste son connaturales a él. La resistencia es manifiesta cuando se trata de conflictos evidentes. En los contictos latentes, donde el ejercicio de la fuerza es estructural y no coyuntural, la resistencia adquiere la forma de pequefias luchas cotidianas que ante la invisibilidad © imperceptibilidad del poder terminan con frecuencia en la resignacién y en explicaciones suprasociales sobre las limitaciones de la propia accién; verbigracia, tras el recurso a imagenes como la del destino ineluctable, ef orden natural de las cosas, 0 el designio divino, frecuentes entre los sectores populares que viven bajo tuna aparente o real sumisién pasiva, se esconde una larga historia de resistencias cotidianas fracasadas o truncas. La diferencia entre el poder y la dominacién no reside en ta existencia 0 no de la obediencia, sino en el cardcter permanente de ésta para que fa dominacién pueda ser tal; el “estado de cosas” del que hablaba Weber en su definicién®*. Si el poder de quienes resisten se'Vueive habitual y contrarresta el poder de quienes dominan, la obediencia permanente se desmorona y la dominacién entra en crisis. Un proceso de emancipacién con respecto a ella empezarfa a andar. Si, por el contrario, esa resistencia solo alcanza objetivos 36 Verlacita que entecede a la nota 16 de este capitulo 68 puntuales o ninguno de los actores conquista el dominio en una relacién social dada, estarfamos frente a un proceso de negociacién, que en este tiltimo caso y dependiendo de sus resultados puede dar origen a otro proceso de dominacién o de ‘emancipacién. La dominacién, la resistencia, la emancipacién y la negociacién son procesos, y en cuanto tales, mecanismos que funcionan movides por relaciones sociales cuyo motor es e! poder. Son los mecanismos del poder. 3.2, Las estrategias Las estrategias son las formas concretas de ejercer e! poder, 0 con més precisidn, de ejercer la fuerza contenida en él, dentro de una proyeccién temporal Y espacial que implica una sucesién de etapas o momentos. Por lo tanto, no se agotan en una sola accidn, son las practicas sociales de cuya articulaci6n surge el movimiento que pone a funcionar los mecanismos. E! célculo sobre los medios apropiados para alcanzar determinados fines y la movilizaci6n de recursos (de cosas tangibles o intangibles que permiten una acumulaciGn) que de él se deriva, constituyen su cara mas visible, Sin embargo, como lo resaltan Crozier y Fried- ”, las estrategias no pueden ser reducidas a los cdlculos, simples de actores que tienen desde un comienzo los objetivos claramente definidos y un inventario completo de los bienes a su disposicién. Por el contrario, son practicas que discurren en un campo donde los medios, los fines y los recursos son definidos y redefinidos de manera permanente dentro de los mérgenes se'alados por el sentido que los actores le otorgan a sus précticas. Como vimos en el capitulo sobre 'os movimientos sociales, la racionalidad instrumental que comprende el cAlculo de medios y de fines estd determinada por la construcci6n de la identidad de los actores sociales y por !a forma como conciben y valoran sus proplas acciones, el Ambito relacional en el que éstas se desarrollan, las oportunidades que les offece el contexto, los otros actores y los Ifmites estructurales de sus précticas, Las estrategias tienen un elemento de sentido, sin el cual es imposible entenderlas. Asimismo, el célculo de medios y de fines se rompe o se transforma con facilidad bajo el influjo de los simbolos y los efectos que entran en juego cuando una fuerza es ejercida. En consecuencia, el arte de hacer efectiva una fuerza para convertirla en poder en un tiempo y un espacio determinados (eso es precisamente una estrategia) exige utilizar una racionalidad instrumental, limitada por la incertidum- bre connatural a las précticas sociales, dentro de un universo de sentido que la condiciona y bajo el influjo de los afectos y los simbolos que mueven a losactores. La naturaleza misma del poder nos ofrece los criterios para elaborar dos tipologfas de las estrategias, las cuales se desprenden de sus carac- terfsticas principales: el ejercicio de una fuerza en el contexto de una 37 CROZIER, Michel et FRIEDBERG, Echard (1977), pp. 55-57. 69 relacién social y fa alteraci6n del sentido de la praxis. En el primer caso’ tomamos como referencia tedrica el trabajo de Bourgeois y Nizet’® sobre la presion y la legitimacién, y en el segundo la obra de Crozier®; en ambos, dentro de un cuerpo analitico diferente al que les sirve de sustento. Con respecto al ejercicio social de la fuerza las estrategias pueden ser consideradas como de presién, legitimacién y represién*?; con respecto a la alteracién del sentido de la praxis como ofensivas y defensivas. 5 3.2.1, Estrategias de presién, legitimacién y represion Dentro de la concepcién del poder expuesta en éste capitulo, las estrategias de presién presuponen la amenaza, hecha a uno 6 a varios actores en la eventualidad de que acttien en una determinada direccién, de imponerles una sancién que los privaria de un recurso necesario para la satisfaccién de sus intereses 0 que les impediria alcanzar los objetivos buscados. La amenaza solo es efectiva si el actor que la recibe la valora ‘como real y juzga su cumplimiento como mas nacivo para sus intereses que la realizacién (ono realizacién) del comportamiento sobre la que ella recae; si considera que el castigo resultante de su ejecucién es mas perjudicial para 41, desde la perspectiva de su universo de sentido, que las transformaciones en su praxis ocasionadas por la accidn o inaccién encaminadas a evitar la transformacién de la amenaza en acto. Este aspecto de la presién es asimilado con poca propiedad, dentro de la sociologia de las organizaciones a la dependencia de un actor con respecto a otro”. La amenaza puede ser directa, pesar sobre el Ambito relacional concreto o sobre la produccién de sentido. La ley o los réglamentos, cuando son eficaces y regulan las relaciones de actores que no los reconocen como legitimos, son percibidos por éstos como una amenaza real y permanente. En ello reside su eficacia. En los palses donde la objecién de conciencia no es aceptada institucional- mente, la norma que regula el castiga para quienes se oponen a prestar el servicio militar, hace parte de una estrategia estructural de presién; parecida a tantas otras que restringen la autonomia individual en las sociedades contempordneas. 38 BOURGEOIS, Etienne. NIZET, Jean (1995). 39. Aparte de El actor y el sistema, texto ya citado, ver también: CROZIER, Michel (1963) 40 Con la precaria justiticacién de que el uso efectivo de la fuerza (Ja coaccién) es poco frecuente dentro de las organizaciones, Bourgeois y Nizet dejan por fuera de su tipologia la represion. Ibid. p. 51 41 As{lo hacen Crozier, Bourgeois y Nizet. 70 Las estrategias de fegitimacién contienen {as précticas encaminadas a obtener el reconocimiento de los actores sobre los cuales se ejercen y, por ende, estén en la base de la internalizacién del poder. Dicho reconocimien- to es una justificaci6n interior, no siempre consciente, para asumir como propios los intereses ajenos, una vez que han sido vencidas las resistencias iniciales. Proviene de motivos afectivos 0 simbélicos (incluidos en ellos los, religiosos), de la creencia en la validez absoluta de la prdctica, del acata- miento de la tradicién o de la expectativa frente a determinadas consecuencias externas, Mientras las estrategias de presién estén encaminadas a obtener la obediencia, las de legitimacién buscan la aquiescencia. La construccién politica del consenso y la hegemonia gira alrededor de una multiplicidad de estrategias de legitimacién que tienen como escenario principal, pero no.dnico, a las instituciones educativas y a los medios de comunicacién. Las estrategias de represién corresponden al uso directo de la coaccién fisica 0 sicolégica para lograr la obediencia o la sumisién de uno 0 varios actores. El cumplimiento de muchas de las amenazas que conforman {as estrategias de presién se traduce en el paso de éstas a las de represién. En las sociedades contempordneas la coacci6n fisica esta intimamente relacionada con el control policial o militar de lx poblacién; la sicoldgica reposa sobre el manejo de los miedos y las incertidumbres, como en las diversas formas de tortura que, sin necesidad de la agresién fisica, minan la identidad de sus victimas. La represién pretende lograr !a sumisi6n, 0 sea, una obediencia total, sin resistencias. Las estrategias de presiOn, legitimacién y represién no se excluyen entre ellas, pueden ser utilizadas en forma simulténea dentro de un mismo mecanismo de poder. En el caso colombiano veremos cémo frente a la protesta popular el gobierno ha utilizado, en diferentes ocasiones, desde las amenazas, con la implantacién del Estado de Sitio, hasta la represién armada y sicolégica, pasando por las mas diversas practicas de legitimacién: reformas legales o constitucionales, promesas de satisfacer las reivindicaciones o cam- bios notorios en el discurso politico. 4.2.2. Estrategias ofensivas y defensivas Dijimos atrés que vistas desde la éptica de la alteracién del sentido dela praxis, ‘as estrategias son ofensivas o defensivas. Mediante el ejercicio social de una 42. En lo atinente a la legitimidad nos separamos de las tesis de Bourgeois y Nizet que la reducen ala conformidad otorgada anormas sociales acaptadas como pasitivas”, ex decie ‘una racionalidad de acuerdo con los valores; SOURCEONS Etienne, NIZET Jean (1995), 35. Nos colocamos mas bien en ia linea tebrica de Weber que encuentra el fundamento de fa legitimidad en 12 recionalidad de acuerdo con los valores o con ios fines, en la tradicién y el sentimiento o en fa religion. Ver: WEBER Max (1963), p. y 1057. 7” fuerza, el poder permite ampliar o restringir el horizonte de sentido que tienert los actores sociales y, en consecuencia, hace los mismo con las oportunidades para actuar. Extiende la autonom/a y la independencia con respecto a los intereses y las préctices ajenas, 0, en direccién contraria, fortalece la hetero- * nomfa y la dependencia. De hecho, al ser relacional, realiza las dos cosas al tiempo, con consecuencias opuestas para quien lo ejerce y para quien lo recibe, sin que éstas puedan ser cuantificadas y convertidas en elementos de una coperacién miatemética cuyo resultado lleve a concluir que la suma de las porciones de autonomfa son iguales a {a suma de las porciones de heteronomia®. Las estrategias ofensivas tienden a extender la autonomia y la independencia, mientras que las defensivas tienden a mantener las existentes de cara al ejercicio de una fuerza externa. La tensién permanente entre quien domina y quien obedece ‘est marcada por estas estrategias que facilitan el analisis de la dindmica interna de! poder: como despliegue 0 como concentracién de energfas, como extensién del Propio campo de accién o como proteccién del mismo. Cada una de estas dos estrategias, ofensiva y defensiva, puede ser combinada con aquellas que hacen referencia directa al ejercicio de la fuerza; asf encontramos estrategias ofensivas de legitimacién 0 defensivas de presién, o en cualquiera de las otras combinaciones posibles. 3.3. Epilogo sobre el poder Los movimientos populares ofrecen un escenario privilegiado para el estudio del poder como relacién social, Estén atravesados y constituidos por procesos de dominacién estructurales como el de las clases sociales; son un Ambito relacional concreto en el que se articulan actores con identidades diferentes y, frente al exterior, se manifiestan como una acci6n colectiva, como una praxis con un sentido definido por el conflicto. En ellos el ejercicio de la fuerza asume sus tres formas, directa, indirecta e intemalizada; y por esa raz6n, el poder es observable en sus dimensiones relacionales: afecta el proceso decisional, e! Ambito relacional concreto y la produccién del sentido de la praxis, Existe entre los actores que forman el movimiento, entre el movimiento ¥ los actores externas que le sirven de apoyo y entre el movimiento y sus adversarios, La dindmica entre la dominacién, la emancipacién, la resistencia y la negociacién pertenece a la naturaleza de los movimientos populares y al Conflicto que ellos desarroltan por el control y la orientacién de los campos 43. Si en una elacin de poder, ay 2 corresponden a las porciones de autonomia de dos actores diferentes, y hy alas de heteronomia, a + a! nunca va a ser igual ah + h, porque la StutonomiaY las heteronomia de cada aciorresponde a un universe de sentido nico que no ‘2dmite ni comparacién, ni cuantifcacién, Por esarazén, los juegos matemticos para explcar tas relaciones de poder resuitan tan alejados de la realidad social. 72 sociales. A su alrededor las estrategias toman nuevas formas; ast, por ejemplo, las de presién son al mismo tiempo protesta social y criminalizacién de la misma, las de legitimacién residen en las practicas de integracién institucional adelantadas por el Estado o en las transformaciones estructurales promovidas por los actores populares, las de represién no solo vienen del exterior del movimiento, sino que crecen en su interior. El estudio de las relaciones de poder nos ofrece la posibilidad de entrar en el universo politico de los movimientos sociales, guiados por algunos instrumentos analiticos para no perdernos en una marafia de descripciones. 73 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ARENDT, Hannah (1974), Sobre la violencia, México, Mortiz. BACHRACH, P. e BARATZ, M.S. (1986), Le due facce del potere, Padova, Liviana. BERCER, Peter y LUCKMANN, Thomas (1986), La construccién social de la realidad, ‘Madrid, Amorrortu-Murguia. BOUDON, Raymond N BOURRICAUD, Francois (1990), Dictionnaire critique de la sociologie. Paris, PUF. BOURGEOIS, Etienne. NIZET, Jean (1995), Pression et legitimation, Paris. PUF. CLEGG, Stewart R. (1989), Frameworks of Power, Londres. Sage. CROZIER, Michel (1963), Le phénoméne bureaucratique, Parfs. Seuil. CROZIER, Michel et FRIEDBERG, Erhard (1977). L’Acteur et le Systéme, Paris. Seuil. DAHL, Robert A. (1957). “The Concept of Pawer", En: Behavioral Science No. 2, pp- 201-205. DAHL, Robert A. (1961), Who Governs? Democracy, and Power in an American City, New Haven y Londres. Yale University, Press. FEYERABEND, Paul (1979), Contre la méthode, Esquisse d’une théorie anarchiste de la connaissance, Paris. Seuil. FOUCAULT, Michel (1979). Microfisica del poder, Madrid-La Piqueta. FOUCAULT, Michel (1986). Vigilar y castigar, Madrid, Siglo XX. FOUCAULT, Michel (1987), La voluntad del saber, Madrid, Siglo XXI. LUHMAN, Niklas (1979), Potere e complessita sociale, Milan, ll Sagiatore. 74 LUKES, Steven (1985). EI poder, un enfogue radical, México, Siglo XI, LUKES, Steven (1986), Power, Oxford, Basil Blacwell. MILIBAND, Ralph (1976), Marxismo y politica, Madrid. Siglo XXI, MILIBAND, Ralph (1983), £1 Estado en la sociedad capitalista, México Siglo XXI, MILLS, C. WriGht (1956), The Power Elite, Nueva York, Oxford University Press, PARSONS, Talcott (1967), Sociological theory and modern society, Nueva York y Londres, The Free Press y Collier-Macmillan. PARSONS, Talcott (1969), Politics and Social Structure. Nueva York, The Free Press, PARSONS, Talcott (1973), Le syst#me des societés modemnes, Paris, Dunod. POULANTZAS, Nicos (1979), Poder politica y clases sociales en el Estado Capitalista, México, Sigto XI. POULANTZAS, Nicos (1980), Estado, poder, y sacialismo, Siglo XI. WEBER, Max (1969). Economia y sociedad, México, Fondo de Cultura Econémica, 75 Moyo 2003.

You might also like