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MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y
TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS.
MÓDULO DE INVESTIGACIÓN
ALUMNO:
MIGUEL ANGEL IBARRA MARTÍNEZ.
TUTORA:
Olga Grijalva
SEDE:
ILCE PUENTE
ENSAYO:
ETICA
FECHA: 15 DE FEBRERO DE 2010
Ahora soy profesor de alumnos con una edad promedio de 12 años. ¡Todos ellos
son usuarios de internet! El 30 % de mis alumnos cuenta con computadora e
internet en casa (al inicio del ciclo escolar apliqué un estudio socio-económico). Los
que no son tan afortunados acuden con frecuencia a los llamados café-internet.
Todos ellos tienen un correo electrónico, saben crear blogs y publicar lo que les
plazca, algunos crean videos y los suben a la red, descargan música, películas,
programas, etc. Cuando les pedimos una tarea que implique la búsqueda de
información ninguno de ellos acude a la biblioteca tradicional, irremediablemente se
dirigen a internet.
En 1995, Seymour Paper imaginaba una máquina capaz de almacenar una gran cantidad
de información y de mostrarla a los usuarios en forma de texto, imágenes, videos, audio,
animaciones, etc. La llamaba “La máquina del saber”, y creía que tendríamos que esperar
mucho tiempo para que tal tecnología existiera, y también pensaba que este artefacto
revolucionaría la educación. Creo que Seymour Paper se equivocó en sus predicciones; la
máquina del saber no tardó tanto en aparecer, y ahora que está entre nosotros aún no ha
tenido el impacto que se esperaba en el ámbito educativo.
Algunos estudiantes son tan descuidados que entregan sus trabajos incluyendo la
dirección electrónica del sitio del cual copiaron la información, y aún así sostienen
que ellos escribieron todo. He sido testigo de compañeros profesores que califican
trabajos como el que describo y no se percatan del engaño, no se dan cuenta de
que el alumno no hizo más que imprimir el contenido de un sitio web que
posiblemente ni siquiera leyó . Lo anterior le sucede principalmente a profesores
que no tienen ningún contacto con el uso de la internet.
Yo imparto la asignatura de ciencias, a mis alumnos les resulta difícil lo que Morín
llama comprensión intelectual, porque muchos de los contenidos que debemos
estudiar resultan poco significativos para ellos y además son demasiado abstractos.
Sin embargo, con las explicaciones adecuadas los estudiantes terminan
comprendiendo buena parte de los contenidos.
Por eso debemos promover los factores que benefician la comprensión humana
mencionados por Morín; el bien pensar, la introspección, la conciencia de la
complejidad humana, la apertura subjetiva hacia los demás y la interiorización de la
tolerancia.
Pienso que no hace falta ser especialista para ganarse el derecho de opinar, pero sí
es necesario conocer las ideas generales del tema que se discute. Es especialmente
necesario, creo yo, conocer las consecuencias de una decisión.
Cada alumno llega a la escuela con sus propias normas morales, de manera que
podemos observar, y tenemos que soportar, una gran variedad de conductas. Los
profesores intentamos insertar en nuestros alumnos algunas normas morales que
consideramos imprescindibles; les insistimos en que hurtar no es correcto, que
resolver sus diferencias a golpes no es lo más adecuado, que deben saludar
cuando entre el profesor, que no tiren basura, etc.
No es ético que un profesor deje de promover la ética en sus estudiantes, así que, por ética,
los profesores estamos obligados a conocer lo que nuestros alumnos pueden encontrar en
internet.
COMPRENDER A LA FAMILIA.
CONCLUSION.
Morín, Edgar. (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO,
Librería El Correo de la UNESCO.