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Roberto Cortés Conde, Félix Converso, Luis Coria, Ana Inés Ferreyra y Enrique C.

Schaller

LAS FINANZAS PÚBLICAS Y LA MONEDA EN LAS PROVINCIAS DEL INTERIOR


(1810-1860)

El rasgo más distintivo de las finanzas públicas provinciales fue la gran penuria de recursos. No se puede
concluir por ello que su causa fuera la extrema pobreza de sus economías. Lo que está fuera de toda
proporción es la relación entre la población y el nivel de ingresos fiscales de algunas provincias y los de
Buenos Aires. Estas diferencias sólo en parte pueden explicarse por el hecho de que los gravámenes a la
entrada de mercancías al puerto de Buenos Aires lo hubieran pagado los habitantes de todo el país, y no sólo
los de Buenos Aires. Parecería que la mayoría de las mercancías importadas (“efectos de Castilla”) se habría
consumido en Buenos Aires. Sus habitantes tuvieron una capacidad de consumo más elevada, no sólo por la
diferencia de sus ingresos respecto a las otras provincias, sino también por los elevados costos de transporte
para el interior, costos que limitaron el comercio interprovincial, y por ende, sus ingresos fiscales. Además,
los gravámenes al comercio encarecieron aún más el intercambio.
Los ingresos fiscales muestran que los mercados estuvieron segmentados y que las economías fueron muy
poco abiertas. Mientras que las zonas cercanas a los puertos exportaban más al exterior y consumían más
bienes importados, las del interior producían mayormente para el mercado interno y consumían más
mercaderías domésticas. Los mercados funcionaron en ámbitos locales, con intercambios no muy
considerables; el problema es que la producción que pasó por los límites provinciales fue la fuente principal
de sus ingresos fiscales. Las reformas que trataron de crear impuestos directos (a las ganancias o a los
capitales) fracasaron, debido a que en economías ganaderas muy rudimentarias, su evaluación es muy difícil.
Después de la revolución de 1810, pocos fueron los cambios que se introdujeron en el régimen fiscal. Cada
caja siguió cobrando los antiguos impuestos y pagando los gastos de su propia administración. Los principales
cambios se daban porque algunas regiones que antes pertenecían a la jurisdicción de una intendencia, y
subordinaban sus cajas a la de ésta, comenzaron a separarse y reclamar su autonomía.
El impuesto a las alcabalas produjo la mayor parte de la recaudación (posteriormente sería denominado
impuesto a las importaciones y exportaciones), impuesto que venía de la época de la colonia, destinado a la
administración central, luego de que las cajas locales deducían sus gastos (burocracia civil y militar) se
enviaba el remanente al gobierno central. Así, las administraciones locales tuvieron acceso a recursos que les
dieron una autonomía bastante grande, acentuada gracias a la independencia. La administración de impuestos
fue regional, lo que favoreció unidades políticas descentralizadas.
Las provincias del interior, usaban monedas de plata, siendo la de mayor difusión la de ocho reales. Buenos
Aires recibía sus pagos en oro. La plata se usaba en las transacciones cotidianas, las de oro no. El público del
interior resistió ante el intento de hacer circular el dinero papel. Las monedas de plata del interior, producto de
los saldos positivos de su comercio con los países vecinos fueron usadas para pagar el déficit de su comercio
con Buenos Aires, de donde provenían las importaciones del exterior.
La principal razón para el fracaso de la aceptación del papel moneda, fue el que circulaban monedas de plata.
Los intentos de acuñar moneda fracasaron cuando se perdió el Alto Perú. Esto provocó problemas de
financiamiento, agravados por la ausencia de un mercado de deuda pública y privada. Las deficiencias
presupuestarias se cubrieron con préstamos forzados y las confiscaciones de las propiedades de los enemigos
políticos. Los gobiernos sufrieron limitaciones en sus gastos, resueltas a veces por la posibilidad de pagos en
especie (para los ejércitos), o por apelación a Buenos Aires (a sus subsidios, como en el caso de Santa Fe).
Otra fuente de financiamiento fue la exigencia de gravámenes a las provincias vencidas en guerra.
Córdoba y Corrientes fueron las provincias del interior con más recursos (en parte gracias a su ubicación);
Mendoza, Entre Ríos y Salta también tuvieron intercambio con otras zonas limítrofes. Para las otras
provincias la pobreza de recursos fue casi permanente. Conflictos y guerras que exigieron gastos
extraordinarios y perjudicaron al comercio. Alcabalas a la introducción y salida de mercancías, fueron la
principal fuente de ingreso. En circunstancias de emergencia, contribuciones forzosas, y en pequeña medida,
se enajenó parte del patrimonio provincial. Los conflictos políticos afectaron más a algunas provincias que a
otras y en diferentes tiempos.
Las distancias, los caros y malos transportes condujeron al aislamiento, a gobiernos con autoridad efectiva en
áreas muy limitadas y amenazados constantemente.

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Buenos Aires mantuvo durante el período 1830-1850 su situación predominante, gracias a la posibilidad de
movilizar ejércitos y ayudas financieras. Las provincias del interior reiteraron su pretensión de participar en
los impuestos que percibía Buenos Aires, presión que fue resistida con éxito durante el gobierno de Rosas. La
solución, fue ceder los ingresos de aduana a la nación a partir de 1853, A partir de San Nicolás se suprimieron
las adunas interiores, además fueron desapareciendo gradualmente los gravámenes al comercio
interprovincial. Pero las provincias con economías pastoriles rudimentarias no pudieron recaudar un volumen
significativo de impuestos a las ganancias y al patrimonio que reemplazara a los que había renunciado, y
sufrieron una drástica caída de ingresos. El gobierno nacional debió postergar la vigencia de los antiguos
tributos, e incluso subsidiar a algunas provincias. Cuando en los ochenta, gracias a una nueva tecnología de
transporte, el país aumento sus exportaciones y por ende sus importaciones, crecieron los ingresos,
concluyendo con el principal problema de su sostenimiento.

Finanzas públicas y moneda en la provincia de Córdoba

La primera década revolucionaria bajo un gobierno central

La revolución no interrumpió la continuidad del régimen fiscal colonial. La Caja Principal de Córdoba, que
dependía de la de Buenos Aires, y a la que estaban subordinadas las de Mendoza, San Luis y La Rioja,
continuó recaudando los mismos impuestos. Pronto, sin embargo, comenzaron los cambios.1813, impuesto
extraordinario para los gastos de gastos de guerra. Los cambios más importantes fueron consecuencia de la
separación de Mendoza y las provincias de Cuyo, San Luis y San Juan en 1813.
Córdoba, debido a su posición geográfica, fue una provincia privilegiada. Por ello, en la década del treinta fue
la provincia del interior que contó con mayores recursos fiscales (excepto Corrientes), aún así sus recursos
son pocos en relación a Buenos Aires.

Ingresos y gastos de la provincia

La información de la época generalmente incluye en ingresos las sumas provenientes de préstamos. Hay una
fuerte declinación a partir de 1811 y luego una recuperación hasta llegar a 1819, en que se superan
nuevamente los 100000 pesos. Los gastos extraordinarios (de guerra) y los militares fueron las partidas
sobresalientes del gasto público.

La autonomía provincial

Tras el levantamiento de Bustos y la disolución del poder central, la provincia tuvo un gobierno autónomo, el
mando de sus ejércitos y el manejo de sus finanzas. La Caja se transformó en tesorería provincial y los
impuestos a la introducción y paso de mercadería continuaron siendo los más importantes. 1821, crisis
económica y baja de los ingresos, que hacia 1826 pareció disiparse. En gran parte, ello se debió a cierta
reorganización de la administración de la hacienda y al fin de la guerra civil, con la consiguiente reactivación
del comercio. Hacia 1827 nuevas complicaciones en lo interno: guerra civil, caída de la entrada de
importaciones (por la guerra con Brasil). Córdoba no aprobó la constitución de 1826, y luego se desligó del
Pacto Federal. Como consecuencia de ello se deterioraron las relaciones con Buenos Aires y el comercio se
vio afectado.
Aumento provisorio de ingresos entre 1829.1830. Se observa un crecimiento sostenido entre 1835y 1839,
años de relativa paz interior y buen entendimiento con el régimen rosista (Ley de Aduana de 1835, medidas
para atraer el comercio del interior hacia Buenos Aires). Descenso posterior resultado de la reacción del
interior contra el Régimen rosista, la revolución de octubre en Córdoba y la sublevación de Juan Pablo López
(1839-1842). El triunfo de Rosas sobre las provincias posibilitó un largo período de paz que afirmó al
gobierno de Manuel López.
Los conflictos que afectaron la estabilidad política afectaron la recaudación y se reflejaron en el aumento de
los gastos de guerra. Cuando los ingresos no cubrieron los gastos se recurrió al endeudamiento, a la
confiscación de propiedades de enemigos y a la enajenación de parte del patrimonio provincial.

Bajo un régimen nacional. La confederación

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La eliminación de aduanas internas, si bien necesaria por la formación de un mercado ampliado y para el
progreso del país, terminó con la mayor fuente de ingresos de las provincias. Impuestos directos a la
propiedad, a los capitales o a los ingresos eran de difícil evaluación, con lo que no pudieron reemplazar como
fuente de recaudación a los gravámenes al consumo.

Finanzas públicas y moneda en Cuyo

A pesar de la revolución de Mayo, Mendoza continuó con el mismo esquema tributario, en el que prevalecían
las alcabalas, los diezmos, el papel sellado y algunos monopolios del estado, eliminándose las contribuciones
al trabajo. Se agregaron en la primera década los derechos de estado y los gravámenes extraordinarios para el
tráfico interprovincial. Erogaciones más austeras, debido a los menores recursos. La crisis financiera de 1820-
21 introdujo algunas modificaciones y cambios institucionales, como la separación de San Luis y San Juan.
Durante los años de guerra, desde 1829 hasta 1833, las finanzas y la prestación de servicios se desorganizaron
y el empréstito forzoso fue la principal fuente de recursos, destinada a la guerra. En general, en la década de
1830 y 1840 existió equilibrio presupuestario con un nivel de gasto relativamente bajo. Los impuestos sobre
las transacciones eran simples, fáciles de fiscalizar y cobrar. Cuando la provincia intentó otro sistema
tributario (como el impuesto al patrimonio), éste fracasó y se volvió al viejo esquema.
Con la Batalla del Pilar, Mendoza se vio envuelta en la guerra civil, lo cual produjo la desorganización casi
total en la prestación de servicios. Después de la primera campaña del desierto (subsidiada por Buenos Aires)
hubo una relativa paz y se mantuvo la estructura financiera local en lo relativo a los tributos. Sobre fines del
período se crearon nuevos gravámenes a las exportaciones de ganado y cobre, y derechos por la utilización de
potreros. La provincia mantuvo básicamente la estructura tributaria colonial, que recién fue modificada
sustancialmente en 1855. Los gastos resultaron de diferentes circunstancias, de las condiciones de paz o de
guerra vigentes en el país y en la provincia (incluidas las tribus pampeanas o del sur). La prestación de
servicios, durante algunos años, fue casi nula, como ocurrió con la educación. Equilibrio fiscal y bajo nivel de
gastos fueron notas características, al igual que cierta prolijidad administrativa. Baja presión fiscal, se
mantuvo el equilibrio financiero sin apelar a subsidios nacionales, quizá deliberadamente para mantener cierta
autonomía de Buenos Aires y de Rosas.

Ingresos y gastos

Aumento de ingresos entre 1812 y 1813, dado que Mendoza se separó de la gobernación intendencia de
Córdoba y encabezó la de Cuyo, siendo ella la capital, con aduana propia. Disminución de ingresos desde
1815 a 1817, debida a la interrupción del circuito comercial con Chile, que se reabrió en febrero del 17, tras la
victoria de Chacabuco. Nuevas posibilidades por la guerra civil en el litoral, por lo tanto el mercado chileno
se vuelve más importante. 1820, descenso de los ingresos cuyanos, por un menor tráfico con Buenos Aires,
en el período en que ésta decidió su autonomía.
Escasez de circulante casi crónica, aún desde la época colonial. El gobierno de Mendoza creó una Casa de
Moneda, pero al escasez del metálico provocó que rápidamente se falsificaran (al igual que en Tucumán).
Moneda desprestigiada y no aceptada en otras provincias.
Aumento de ingresos a partir de 1825, por una política de proteccionismo y por el bloqueo del puerto de
Buenos Aires (1826). Al integrar la Liga del Interior, Mendoza quedo atada a la suerte de José Maria Paz. Ya
en 1836, los aumentos se debieron al Convenio con Chile de 1835. A mediados de siglo el mercado chileno se
volvió más atractivo porque se abría un destino final en California (por la fiebre del oro).

Las provincias del Norte

Salta: provincia con fronteras exteriores y ubicación geográfica que la convertía en paso obligado para
muchas mercaderías. Tras las guerras de independencia el intercambio fue bastante activo, lo que le permitió
tener una economía orientada al comercio, lo que le dio ingresos mayores que el resto de las provincias. No
pudo aislarse de las luchas internas, y sufrió las consecuencias de la victoria de Quiroga, que le impuso una
fuerte contribución. Otras provincias tuvieron también que pagar esas indemnizaciones, aunque con
magnitudes menores.

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Tucumán: provincia mediterránea sin mercados externos. Tras su autonomía organizó un sistema impositivo
que continuó el colonial. Principales fuentes de ingresos: alcabalas a los bienes importados del exterior, o a
los de las provincias vecinas. Sus gastos más importantes fueron los de las guerras que afectaron su ingreso
por el comercio. Tras la caída de Rosas, y la implementación de las disposiciones del Pacto de San Nicolás, se
eliminó la percepción de impuestos a la introducción y salida de mercancías. Un nuevo régimen fiscal, basado
en los impuestos directos, se aprobó en 1852. Tucumán tuvo más éxito que Córdoba, ya que bajo el nuevo
régimen no tuvo la misma caída de ingresos. Se pasa de los impuestos al consumo al impuesto a la riqueza.

Las provincias del litoral


Corrientes: caso excepcional, mayores recursos, estabilidad política inusual y larga. 1821: administración
autónoma y bastante ordenada. Posición geográfica ventajosa. Ríos: vías de comunicación por las que hubo
un comercio activo con Paraguay y Brasil. Sectores mercantiles que influyeron para una organización
eficiente y organizada. Las entradas de aduana fueron su principal fuente de ingresos. Se mantuvo autónoma
respecto a Buenos Aires y al margen de los conflictos que devastaron al interior. A veces se apeló a recursos
extraordinarios y a la disposición de su propio patrimonio en tierras públicas. Los gastos de guerra
absorbieron la mayor parte de los ingresos. Escasez monetaria debida probablemente a sus saldos comerciales
negativos con Buenos Aires. Corrientes rechazó el papel moneda porteño desde 1826.

Santa Fe: bajo la égida rosista, administración y ejército subsidiados por Rosas. Posición geográfica que la
convertía en barrera de defensa porteña.

Entre Ríos: también entró en la órbita porteña, atravesó largos períodos de conflicto, en los cuales los
gobiernos vivieron aquejados por la falta de recursos, lo que trataron de subsanar recurriendo a préstamos o
ayudas de Buenos Aires. Fuerte aumento de los ingresos a partir de 1833, lo que inició un período de mayor
estabilidad y autonomía respecto de Buenos Aires.

[Roberto Cortés Conde, Félix Converso, Luis Coria, Ana Inés Ferreyra y Enrique C. Schaller, “Las
finanzas públicas y la moneda en las provincias del interior (1810-1860)”, en Nueva Historia de la
Nación argentina, Academia nacional de la Historia, tomo V, Buenos Aires, 2000, pp. 507-536. ]

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