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COLECTIVA EN COLOMBIA:
Iniciando el camino
Vólmar Antonio Pérez Ortiz
Defensor del Pueblo
Autora
Angela Andrea Chacón Belalcazar
Asesora
Unidad de Atención Unidad a Víctimas
Presentación .........................................................................................................................5
aneXos ..................................................................................................................................43
BiBlioGraFía ........................................................................................................................45
Alcances de la Reparación Colectiva en Colombia
PRESENTACIÓN
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dilapidada su confianza ciudadana en las instituciones del Estado y aún sin garantías que
impidan la repetición de los hechos violentos. En este sentido, la violencia sociopolítica
y la violación sistemática y generalizada de los derechos humanos individuales y colecti-
vos han generado daños acumulados por generaciones enteras “afectando a la sociedad
en su conjunto, en la medida en que han dejado una amplia estela de personas, familias,
comunidades, organizaciones y sectores sociales victimizados.”1
Así las cosas, la reparación colectiva obliga como punto fundamental, a la recuperación
de la dimensión política de aquellas comunidades, grupos u organizaciones afectados
por hechos de violencia sistemática o generalizada. Estos sujetos colectivos deben
ser considerados como sujetos políticos y de derecho, y por lo tanto su proceso de
reparación debe contribuir a garantizar el pleno ejercicio de la ciudadanía y con ella su
participación social y política en los diversos escenarios del país. Sólo de esta manera
se estará hablando desde lo colectivo, de una efectiva y consistente reparación.
Sin embargo, y para que esto sea posible, es necesario incorporar al proceso de repara-
ción colectiva lineamientos psicosociales que permitan considerar la reparación en su dimen-
sión integral. Sin duda, reconocer los daños emocionales, los cambios en las dinámicas
familiares, la desestructuración del tejido social e institucional de las comunidades y las
De esta manera, el derecho a la reparación integral como derecho de los sujetos colec-
tivos que han sido víctimas implica el desarrollo de una serie de medidas de contenido
tanto material como simbólico, que tienen potencialidades y propósitos reparatorios
distintos. En el contexto colombiano nace para el Estado la responsabilidad de pro-
curar porque dichas medidas de reparación no tengan únicamente un alcance restitu-
torio, sino que también tengan un potencial transformador de las desigualdades sociales,
con miras a garantizar la no repetición de las atrocidades vividas en el país4.
9
Los derechos Los derechos colectivos son derechos específicos de los
cuales son titulares ciertos grupos humanos. Hacen parte
colectivos de los llamados derechos de tercera generación cuyo re-
son derechos conocimiento internacional fue históricamente posterior
específicos de al de los derechos civiles y políticos (primera generación)
los cuales son y al de los derechos económicos, sociales y culturales (se-
gunda generación)5. Se les denomina también “derechos
titulares ciertos de los pueblos” o “derechos de solidaridad”, para hacer
Esta clase de derechos surge como una necesidad derivada de actividades humanas
tan variadas como el desarrollo de la ciencia y la técnica, la explotación de recursos
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en un escenario de crecimiento demográfico sostenido y las guerras o conflictos
armados. Dado que estas actividades no cesan, la protección de los derechos co-
lectivos se caracteriza también por un constante desarrollo. Se trata de derechos de
solidaridad, que no son excluyentes frente a otro tipo de derechos, pertenecen a
todos y cada uno de los individuos y no pueden existir sin la cooperación entre la
sociedad civil, el Estado y la comunidad internacional. Así, los derechos colectivos
generan en su ejercicio una doble titularidad, individual y colectiva, que trasciende el
ámbito interno, caracterizándose porque exigen una labor anticipada de protección
y, por ende, una acción pronta de la justicia para evitar su vulneración u obtener, en
dado caso, su restablecimiento7.
Para hablar de derechos colectivos se debe hablar de quiénes son sus titulares y en
este sentido, dejar claro que sin sujetos individuales no es posible concebir sujetos
colectivos. En principio, se pueden mencionar como sujetos colectivos: las nacio-
nes, los pueblos, las universidades, los partidos políticos, las familias, las sociedades
Los derechos colectivos son pues derechos cuyo titular no es un individuo sino un
11
grupo o conjunto de individuos. En la sociedad actual y cada vez más, existen faculta-
des o acciones que no pueden ejercerse sino de forma colectiva, y ello porque existen
intereses, bienes, fines o necesidades colectivas cuya defensa y realización sólo pueden
llevarse a cabo de forma grupal. Además, hay realidades humanas que no son suscep-
tibles de identificarse absolutamente con lo individual. La filiación, el amor, la amistad,
el lenguaje, la solidaridad, el afecto a una historia común, la ilusión de compartir una
vida, son datos de la experiencia humana que deben ser diferenciados y que no pueden
ser ignorados, si no se quiere destruir incluso una parte importante de la misma identi-
De acuerdo con el Convenio 169 de la OIT, ratificado por la Ley 21 de 1991, las
autoridades colombianas tienen la obligación de consultar a los grupos étnicos,
en aquellos casos en que se adelanten medidas de carácter legislativo o admi-
nistrativo que puedan llegar a afectarles directamente. Por su parte, el Decreto
1320 de 1998, prevé la consulta con las comunidades indígenas y negras para
la explotación de los recursos naturales dentro de su territorio, únicamente en
15. Para los Raizales este derecho lo constituye el territorio ancestral que con-
forma las islas de San Andrés y Providencia, donde recrean y ejercen todas
sus expresiones culturales. El Pueblo Rom es, por naturaleza, itinerante y
nómada, razón por la que es difícil hablar del concepto de territorio con
relación a esta etnia. No obstante, conforman un grupo humano que habita
especialmente en los sectores urbanos del país, en condiciones de invisibili-
dad étnica para mantener su integridad como grupo, sus estructuras sociales
e identidad cultural, que los diferencia del resto de la población.
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Igual que en el caso de los demás derechos fundamentales de los pueblos indígenas,
el derecho a la jurisdicción especial mantiene una estrecha relación con el derecho a la
autonomía, pues es mediante su ejercicio que los pueblos indígenas imparten justicia
en sus comunidades. Lamentable este derecho no fue previsto en la Constitución
para los demás grupos étnicos, lo cual no quiere decir que las Negritudes, los Raiza-
les o los Rom, no posean usos y costumbres ancestrales, para regular internamente
sus relaciones sociales y familiares. Un ejemplo de esta realidad lo constituye los con-
sejos comunitarios de las comunidades negras de la Costa Pacífica, cuyas autoridades
y ancianos adelantan importantes labores de mediación y resolución de conflictos
internos, mediante la aplicación de sus propias reglas, para evitar que las contradic-
ciones surgidas en la comunidad los afecten o debiliten.
5. Derecho a la etnoeducación:
6. Derecho a la etnosalud: 15
La garantía del derecho a la salud para los grupos étnicos está consagrada en la
Ley 21 de 1991, aprobatoria del convenio 169 de la OIT, en la Ley 691 de 2001
y en el Decreto 1811 de 1990, normas que ordenan el respeto de la medicina
tradicional y la coordinación entre esta y la medicina occidental.
2. LA REPARACIÓN COLECTIVA:
SU DIMENSIÓN POLÍTICA Y LA
17
IMPORTANCIA DE LOS
LINEAMIENTOS PSICOSOCIALES
17. El Estado es responsable, por acción u omisión, de violar una norma del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos o del Derecho Internacio-
nal Humanitario y está jurídicamente obligado a reparar el daño causado y a
hacer cesar las consecuencias de la violación. Así se desprende de numerosos
tratados y convenios internacionales, de la jurisprudencia y doctrina inter-
nacionales, de las normas consuetudinarias y de los principios generales del
derecho, aplicables a las relaciones entre los Estados.
18. Una mirada hacia adelante: Elementos para la reparación colectiva en Co-
lombia. Fundación Social.
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En este escenario nace la Ley 975 de 2005 y sus decretos reglamentarios, ofreciendo
entre otras, una alternativa para la reparación de los daños colectivos causados por
18 los grupos armados al margen de la ley: los programas de reparación colectiva, diseñados e
implementados por el Gobierno Nacional, siguiendo las recomendaciones que para
el efecto formule la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).
Según el mandato legal, el programa de reparación colectiva deberá incluir “acciones
orientadas a recuperar la institucionalidad propia del Estado Social de Derecho par-
ticularmente en las zonas más afectadas por la violencia; a recuperar y promover los
derechos de los ciudadanos afectados por hechos de violencia y a reconocer y dignifi-
car a las víctimas de la violencia”.19
1. Medidas de Indemnización:
Ahora, teniendo en cuenta las características del conflicto armado interno en Colom-
bia, también es procedente otorgar indemnizaciones a los grupos de personas cuyos
19
derechos colectivos hayan sido vulnerados. Para tal efecto, la jurisprudencia de la Cor-
te IDH sirve como criterio de orientación. En fallos recientes, la Corte ha ordenado
indemnizaciones como medida de reparación de los daños materiales e inmateriales
causados a comunidades indígenas en países como Paraguay, Guatemala y Suriname.22
Ante esta situación es necesario dejar claro, que un programa de reparación co-
lectiva debe reconocer el daño y el dolor sufrido por las víctimas y al mismo
tiempo, contribuir a reconstruir el tejido social fragmentado por la violencia. En
este sentido, un plan consultado con las comunidades, que considere sus carac-
terísticas culturales y sus necesidades sociales, alcanza un efecto reparador, res-
ponde de mejor manera a sus necesidades y expectativas y restituye la capacidad
de agencia y el liderazgo colectivo perdidos a causa de la violencia.
2. Medidas de restitución:
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Las medidas de restitución, persiguen devolver a la víctima a la situación anterior a la
violación manifiesta de las normas internacionales de Derechos Humanos o la viola-
ción grave del Derecho Internacional Humanitario. En consecuencia, su objetivo prin-
cipal no es otro que el de borrar o anular las consecuencias del acto ilícito y restablecer
la situación que probablemente hubiera existido de no haberse cometido dicho acto.24
3. Medidas de rehabilitación:
26. Ídem.
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Ahora, determinar la magnitud de los daños colectivos, no es igual para todos, depen-
de de diversos elementos como: las historias personales, la organización o comunidad,
los valores culturales y espirituales, el tipo de hechos de violencia, particularidades ét-
nicas, culturales, generacionales y de género, entre otros. Pero precisamente por estos
aspectos, es clave incorporar en el trabajo de valoración de los daños, el componente
psicosocial, con el fin de revelar aquellos otros aspectos intangibles que determinan la
29. Ídem.
30. Reparación. Hechos del Callejón. Disponible en: www.indh.pnud.org.co
Septiembre de 2009.
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5. Garantías de no repetición:
Ahora, una vez identificadas las medidas que deben integrar el derecho a la reparación
colectiva, es importante señalar cuáles pueden ser las estrategias psicosociales que se
31. Asamblea General de las Naciones Unidas. Sesión 64 del 16 de diciembre de 2005.
Alcances de la Reparación Colectiva en Colombia
En este sentido, resulta fundamental defender la idea que las reparaciones deben te-
ner una vocación transformadora y no puramente restitutoria, esto es, que las repa-
raciones no sólo deben enfrentar el daño que fue ocasionado por los procesos de
victimización, sino también las situaciones de exclusión que sufrían las víctimas. En
efecto, desde esta perspectiva, las reparaciones deben tener un potencial transforma-
dor de las relaciones de poder que hicieron posible la comisión de atrocidades y que,
de permanecer inmodificadas, pondrían en riesgo la sostenibilidad del nuevo orden
democrático y pacífico buscado a través de ellas34.
Así las cosas, la reparación colectiva debe abordar la restitución en su dimensión trans-
formadora de las relaciones sociales, económicas y políticas que han permitido la ex-
clusión o marginación de las comunidades al acceso a sus derechos y a una ciudadanía
plena. En Colombia resulta inapropiado restituir simplemente a las comunidades a la
situación de marginalidad o de pobreza extrema en la que se encontraban antes de los
hechos violentos; asumir la reparación colectiva desde su visión transformadora, permi-
tirá la consolidación de un orden democrático, incluyente y durable, posibilitando a las
comunidades vislumbrar que a través de los cambios vividos por la reparación, tendrán
plenas garantías de la no repetición de las violaciones a sus derechos humanos.
considerar que la aludida protección es también a favor de cada uno de los miembros
de las comunidades nativas, garantizando que estos puedan autodeterminarse dentro
y fuera de su territorio según su propia cosmovisión38.
Así, las comunidades negras cumplen con esta doble condición, y por ende, se ubican
bajo el supuesto normativo del Convenido mencionado. En Colombia, la consolidación
Esta posición fue reiterada, entre otras, en las Sentencias T-652 de 1998, C-620 de
2003, C-030 de 2008 y C-461 de 2008, en las cuales ha mencionado que:
“… Cuando procede ese deber de consulta, surge para las comunidades un dere-
cho fundamental susceptible de protección por vía de la acción de tutela, en razón
a la importancia política del mismo, a su significación para la defensa de la iden-
tidad e integridad cultural y a su condición de mecanismo de participación…”44
De esta manera y teniendo en cuenta que la consulta previa busca asegurar la efectiva
protección de los intereses colectivos y los derechos fundamentales de las comunida-
des en mención, la Corte ha establecido que los procesos de consulta deberán ante
todo garantizar los usos y costumbres de los pueblos y comunidades, respetando sus
métodos o procedimientos de toma de decisiones que hubieren desarrollado, reafir-
mando el valor como derecho fundamental, no tanto como personas individualmente
consideradas, sino como personas que se desarrollan en un entorno comunitario45.
b. Las comunidades deben tener conocimiento pleno sobre los proyectos de exploración
o explotación de recursos naturales en los territorios que ocupan o les pertenecen.
en función del tipo de medida a adoptar. Así las cosas, el proceso debe adelantarse con
las autoridades legítimamente constituidas de dicha comunidad, y en ausencia de una
autoridad con representación general, habría que acudir a las instancias que, de buena fe,
se consideren más adecuadas para dar curso al proceso de consulta.47
Así las cosas, en la preconsulta se deben definir de común acuerdo entre las autori-
dades gubernamentales y los representantes de las comunidades, las bases del pro-
a. Que la comunidad tenga un conocimiento pleno sobre los proyectos destinados a ex-
plotar o explorar los recursos naturales en los territorios que ocupan o les pertenecen,
los mecanismos, procedimientos y actividades requeridos para ponerlos en ejecución.
presenten, en relación con la defensa de sus intereses. Se busca con lo anterior, que
la comunidad tenga una participación activa y efectiva en la toma de decisiones, las
cuales en la medida de lo posible, deben ser acordadas o concertadas.
4. CONSIDERACIONES FINALES
37
Consideraciones finales
que permita reconocer las violaciones y los daños
sufridos por los sujetos, logrará dignificar la identi-
dad colectiva de las víctimas. Al respecto, entrar en
contacto con las comunidades y reconocer el dolor
que han padecido, permitirá por un lado, rescatar la
verdad histórica, al mismo tiempo que incentivará
la participación activa de cada miembro que integra
dicha comunidad. Durante la concertación, es nece-
sario adoptar medidas especiales que a través de las
instituciones competentes, salvaguarden las personas,
las instituciones, los bienes, el trabajo, la cultura y el
medio ambiente de las comunidades víctimas de he-
chos de violencia sistemáticos y generalizados.
Así las cosas, esta etapa resulta de superior importancia en el proceso, ya que de-
berá prever los tiempos necesarios para que las comunidades étnicas, puedan lle-
var a cabo sus procesos de toma de decisiones y así, poder participar activamente
en determinar cuáles de las medidas que conforman el concepto de reparación
integral, se adecuan a sus modelos culturales y sociales.
Consideraciones finales
individuales de rehabilitación y restitución y medidas de satisfacción de alcance
general. Todos estos mecanismos tienen el propósito de que los efectos de los
crímenes desaparezcan, tanto para restablecer la dignidad de las víctimas como
para garantizar que los mismos no vuelvan a ocurrir.
Ahora, la política pública tiene como fuente el carácter social del Estado de De-
recho consagrado en la Carta Política Colombiana. En efecto, esta política busca
llevar a la práctica, la cláusula de la ciudadanía social prevista en la Constitución.
Como tal, se trata de un deber del Estado que siempre está vigente y que no
requiere de ningún acontecimiento determinado para activarse. Dentro de este
deber estatal, se encuentra su obligación de garantizar progresivamente y sin
discriminación derechos como la salud, la vivienda, la educación, entre otros, a
todos los ciudadanos. Por ello, en principio, todas las personas son beneficiarias
de estas políticas generales y tienen derecho a que se desarrollen y una vez desa-
rrolladas, al acceso a ellas en igualdad de condiciones52.
• Los procesos de reparación colectiva, deben tener presente durante todo el desa-
rrollo, la interculturalidad, que supone el mantenimiento de relaciones de coordi-
nación, y no de subordinación, entre dos o más sociedades o grupos culturales,
de tal manera que se encuentren en condiciones igualitarias para la elección,
planificación y ejecución de las medidas que busquen la reparación integral de
las comunidades. El enfoque intercultural se convierte en fundamental, porque
garantiza la real inclusión de la población afectada que ha sido tradicionalmente
excluida y discriminada.
Sin embargo, y en caso que no sea posible restituir los territorios y facilitar el
retorno, la ley prevé que se deberán restituir, en todos los casos posibles, tierras
cuya calidad y cuyo estatuto jurídico sean por lo menos iguales a los de las tierras
que ocupaban anteriormente, y que les permitan subvenir a sus necesidades y
garantizar su desarrollo futuro. Cuando los pueblos interesados prefieran recibir
una indemnización en dinero o en especie, deberá concedérseles dicha indemni-
zación, con las garantías apropiadas.
Consideraciones finales
mente la verdad total y absoluta de todos los hechos que marcaron trágicamente
el trascurrir de cada grupo afectado. La investigación judicial, debe ser garantía
de plena visibilización de la verdad, de reconocimiento público de los hechos, de
sanción a los responsables, de prevención de nuevas violaciones y de indemni-
zación económica como compensación de aquellos daños que pueden ser valo-
rados pecuniariamente.
ANEXO I.
43
2. 3.
1. Definir los derechos
Determinar Realizar un
colectivos afectados inventario del daño
el sujeto colectivo con los hechos colectivo
violentos
6.
Elaborar 5. 4.
Anexos
metodologías para Socializar las Diseñar
la evaluación y medidas de las medidas de
monitoreo de la reparación colectiva reparación colectiva
reparación colectiva
ANEXO II.
44
1. A petición del interesado la Dirección de
Certificación Etnias del Ministerio del Interior y de Justicia
de presencia de tiene 15 días hábiles, para certificar la presen-
grupos étnicos cia de grupos étnicos en el área de influencia
del proyecto o de las medidas a realizar.
5.
Fase de Adopción concertada de medidas, sistematiza-
protocolización y ción del proceso y seguimiento de acuerdos.
seguimiento
BIBLIOGRAFÍA
• Asamblea General de las Naciones Unidas. Sesión 64 del 16 de diciembre de 2005.
• Corte Constitucional. Sentencia C- 208/07.
45
• Corte Constitucional. Sentencia C-030 de 2008.
• Corte Constitucional. Sentencia C-169 de 2001.
• Corte Constitucional. Sentencia C-175 de 2009.
• Corte Constitucional. Sentencia C-377 de 2002.
• Corte Constitucional. Sentencia C-449 de 1992.
• Corte Constitucional. Sentencia SU-039 de 1997.
• Decreto 1320 de 1998.
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rechos Humanos y Derechos Indígenas: “Nuestros Derechos Humanos”.
• La dimensión política de la reparación colectiva. Corporación AVRE. Clara Cas-
tro y Andrea Becerra.
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