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LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO or el sentido que tienen y también cémo han sido geSmprendidas» 2lo largo de la historia. Se estudian, ademas, tos ppoBlemas pestoales que plantean algunos casos y situaciones en los fue estén afectadas la jidad y la indisolubilidad. vi esarllo de las cuesGones se fa in recto del matrimonio (vinculo conyugal). Se habla de la upidéd e indisolubilidad como pro- piedades del matrimonio. Pero in gbfiquo y de forma derivada, esas pro- piedades se contemplan tambigrfen relacién al amor conyugal. Es asi como el Magisterio de Ia IgleSia trata, en fos iltimos alos, estas cuestio- BC 19-20; CEC 1644-1648). Y éste os también el ft hoy, casi de manera general, en la teologia. CapfruLo XV LAUNIDAD INDIVISIBLE DE LA COMUNION CONYUGAL. Penetrar en el alcance de la unidad como propiedad del matrimonio €s el intento de este capitulo. Para elfo se considera en primer higar el sentido y significado de esa unidad (1); se contintia con el andlisis de los Gatos de fa Escritura (2); se examina después el tratamiento que ha teni- do en la tradicion de la Iglesia (3); y, por dtimo, se dedica un apartado a la cuestiGn de la defensa» y los atentados contra la unidad (4) 1. SENTIDO ¥ SIGNIFICADO DE LA UNIDAD COMO PROPIEDAD DEL MATRIMONIO La unidad es la propiedad de} matrimonio en virtud de ta cual éste solo puede tener lugar entre un hombre y una mujer. Hace que carezea de validez el intentar contraer un matrimonio que no sea entre un solo hombre y una sola mujer; y también que los ya casados -mientras per. manezea el matrimonio anterior~ no puedan casarse otra vez. Es, por tanto, una propiedad esencial del matrimonio. El amor conyugal, le condicién personal de los esposos, su radical igualdad y dignidad, y el bien de los hijos, exigen que la comnniéa conyugal Sea exclusiva. La unidad «hunde sus raices en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer» y «es el fruto y el signe de una exigencia profundamente humana» (FC 19). Con la venida de ia: del matrimouiy w sacramento ha sido revestida de un sentido y significacién nuevos. Insertado por el sacramento en el amor de Dios 2 los hombres, Hevado hasta la plenitud en la entrega de Cristo en la Iglesia, el matrimonio de los cristianos es, en su verdad més profunda, signo y realizacién de ese amor. Pero, como hace notar la Re- ‘LAS PROPIEDADBS DEL MATRIMONIO. velacién (of Bf 5,25-33; Os 2,21; Jr 3,6-13; Is 4-5; etc.), uno de los ras- gos esenciales y configuradores de esa uni6n y del amor de Cristo por la iglesia es la nnidad indivisible, la exclusividad. Cristo se entreg6 y ama act Iglesia de manera tal, que se ha unido y 1a ema.a ella sola. Asf como el Sefior es un Dios tinico y ama con fidelidad absoluta a su pueblo, ast tan s6lo entre un solo hombre y una sola mujer pueden establecerse la unin y amor conyugal, La unidad indivisible es un rasgo esencial del matrimonio, exigido por la realidad represeatada. ‘Bl sacramento hace que la realidad humana sea transformada desde dentro hasta el punto de que Ta comunidn de los esposos sea anuncio y realizacién eso quiere decir «imagen real>— de la uni6n Cristo-Kglesia. A fa vez que une a los esposos tan fatimamente entre sf que hace de los dos ‘auna Unidad, les une también tan estrechamente con Cristo que su unin es participacién ~y por eso debe ser reflejo~ de la unidad Cristo-Iglesia. «En Cristo Seftor, Dios asume esta exigencia humana, le purifiea y la ‘eleva, conduciéndola & la perfeccién con el sacramento del matrimonio: €] Espisitu Santo infundido en la celebracién sacramental ofrece a los ‘espos0s cristianos el don de una comunién nueva de amor, que es imagen Viva y real de la singolarisima unidad que hace de la Iglesia et incivisible ‘Cuerpo mistico del Sefior Jestis» (FC 19). 2.°LN ENSENANZA ‘DE EA'ESCRITURA SOBRE LA UNIDAD DEL MATRIMONIO No es dificil argumentar en favor de la unidad del matrimonio desde Ja Sagrada Escritura, Es una propiedad afirmada claramente ya desde «los origenes». Ala vez, sin embargo, la Escritura muestra también con clari- dad que esa propiedad no fue observads con fidelidad por el pueblo elegi- do, ¥ se da a entender que la poligamia y, en consecuencia, la rupbura de Ja unidad fue permitida por el mismo Dios. De uno y otro punto se trata a continuacidn. {Cul es el sentido de las afirmaciones de Ia Escritura? a) Unsolo hombre y una sola mujer Para la ensefianza de la Escritura sobre la unidad del matrimonio “gon especialmente relovantes los relatos de tos origenes sobre 1a crea ‘cidn del hombre ~especiaimente Gn 2,24- y los textos de los profetas sobre el simbolismo de la alianza’ matrimonial. Ya en el Nuevo Testa ‘mento, los textos més interesantes se encuentran en los evangelios y les cartas paulinas. ah IA UNIDAD INDIVISIBLE DE LA COMUMION GONYUGAL — Los relatos de la creacién (Gn 224). El sentido del relato de la creacién (cf Ga 2,18-24)* no oftece du- das: por el matrimonio el hombre y la mujer se hacen «una sola came> (Gn 2,24), «de manera que ya no Son dos» (ME 19,6), sino «una unidad de dos» en lo conyugel. La interpretacién que hace el Sefior del texto del Génesis, habla inequivocamente de la exclusividad de la unién conyugal desde «el principio», como se vera a continuacién. F indudablemente contiene una clara referencia ética: la unin conyugal debe ser ai un solo hombre y una sola mujer. — Los Evangelios (Me 102-12). «Se acercaron unos fariseos que, para ponerlo a prucba le pregin taon “Puede cl mado tepodir a a ner?” Ells responds: “Qué os prescribié Moisés?”. Ellos le respondieron: “Moisés permitié escribir al de dior y spurns es hor “enon en cesta In fureza de vuestra cabeza escribié para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de Is eeacién, Dis ls hizo vant y hembra Por es0 dejar el hombre a su pade y a sit madre, y tos dos se bara una sola came, De mnaners que ya'p0 son des, sino tna sola cane. Pues Bien, Yo que Dios ‘nid, no To separe el hombre”, Y ya en casa, los diseipulos fe volvieron @ preguatar eee Elles dijo: “Quien repudie a su mujer y se case con tra, comete adulterio contra aquéila; y si el udis 1 eo ‘casa con otro, comete adalterio" See “EL texto citado @8t8 inciuido en Ia pericopa Sobre la indisolubilidad” del matrimonio (cf Mc 102-12). Formal y directamente se indisolubilidad; pero a la vez, aunque s6io implicitamente, aoe bign, de manera inequivoca, de Ia unidad: lo que es indisoluble es la unidad en la came («se hardn una sola came»), es decir, la comunién conyugal en su unidac indivisible. En Ia condena del divorcio se afirma, por es0 mismo, la unidad del matrimonio. (Cabe decir lo mismo de los demas textos de los Evangelio’ sobre 1a indisolubilidad), Al problema presentado por los fariseos sobre la interpretacién que deba darse a Dt 24,1-4 (la permisin del divorcio dado por Moisés), el Setior responde proclamando de nuevo el plan inicial de Dios sobre el matrimonio 2, Bliexto de Ga onl esuio de sus earcterness ms importantes, e enghensy en, > ela (N-Parn a isan Ge Baza cosy en ks profess leap. Vl Dara los lngures paticlos (MW 332199; Le . cag se eg pros 528,99, Le fan see ep, 2y ene 4 Sobre Ia exégesis dace ast eto por de co se nde to por las escusas exaaids puede coarse 8A DIEZ Ma onde del mormon screen eB, Ma 978, 193) NERD, Ip « monagamde, FarinesLeurann IONS, 5-65; 112-125, LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO Con relaci6n a la unidad del matrimonio las ensefianzas principales son: a) el plan de Dios para el matrimonio es que éste sea uno, es decir, que se celebre entre un solo hombre y una sola mujer; b) el precepto de Moisés permitiendo el acta de repudio se debié a la «dureza del cora- z6n» («dureza de yuestra cabeza») de los hombres: a las dificultades del ser humano para comprender e! plan divino originario; c) lo que sigue vigente —Cristo esta hablando al hombre «hist6rico», es decir, los que Je escuchan y los hombres de todos los tiempos— es aquel plan divino originario sobre la unidad del matrimonio. (El precepto de Moisés ha quedado abolido). Por eso los hombres no pueden hacer que el matri- monio sea de otra manera. Como consecuencia él Sefior afirma que comete adulterio cl ma- ido que repudia a su mujer y se casa con otra; y también la mujer que repudia a su marido y se casa con otro. El acta de repudio no hace des- aparecer el vinculo matrimonial, y mientras éste permanece, no puede contraerse otro matrimonio, La nueva unidn que se intentara, ademas de ilicita, serfa invélida, es decir, nula. — Los escritos paulinas (1Co 7,2-10 y Rm 7,1-3) Los lugares en que San Pablo trata expresamente de la unidad del matrimonio son Ef 5; 1 Co 7 y Rm 7. Son una continuacién de la ense- fianza del Sefior sobre este mismo tema. (Sobre Ef 5 ~que cita a Gn 2,24 en este punto. se trata en lox cap. TH.2 y V2), Ahora itaresan Ios otros hugares: €s decir, Rav y"1Co 7. El texto de Rm 72: «Asi, la mujer casada esté ligada por la ley a su marido miertras éste vive: mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido, Por 50, mientras vive el marido, seré Hamada adthtera si se une a otto hom bre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no es audtera si se easa con otto» El texto de 1Co7,2.10-L1: «<. fenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido (..). En ‘cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el Seftor: que la mujer no se ‘separe del marido, mas en el caso de Separarse, que no-Yuelva a casarse, 0 {que se reconcilie con su marido, y que el marido no despida a su mujer» Los textos de una y otra carta se ¢: tiones concretas sobre el matrimonio y ia destinatarios de la carta, 1Ce proclamia la ensefianza de Rm no s6lo en relacién con la mujer; la afirma también respecto del marido. Se con- templan ademés varias posibilidades: a) separacidn de la mujer y, con LA UNIDAD INDIVISIBLE DE LA COMUNION COWYUGAL acta de repudio, unin con otro hombre; b) separaciGn del marido y, con acta de repudio, unin con otra mujer; y ¢) separacién de uno y otro, sin otra nueva unidn, La ensefianza clara de San Pablo es que, en todas esas hipdtesis, ni Ja mujer ni el matido pueden casarse otra vez. Si ha habido separacién, la tinica posibilidad que cabe es la de reconciliarse o permanecer sepa- rados. EI motivo es que el matrimonio es uno y esa unidad hace imposi- ble otro matrimonio, mientras viva la otra parte. Esta es la doctrina del Setior. El Apéstol ~lo dice expresamente~no hace més que recordar y urgie lo que es precepto del Sefior. b) La «permisin» de la potigamia en el Antiguo Testamento Los textos referidos anteriormente muestran claramente cémo la unidad es propiedad del matrimonio desde «el principio». Sin embargo, esta propiedad no fue observada con fidelidad por el pueblo elegido. La oligamia (uni6n de un hombre con varias mujeres), practicada por los pueblos vecinos a Israel, es admitida también en Israel. Se llega a ver como algo normal en la époea de los Patriarcas. De ‘Abrahdn se dice que tuo esposa y concubina (cf Gn 16,1-4), Esad se ‘cas6 con ttes mujeres (cf Gn 28,9); Jacob lo hizo con dos hermanas y tuvo dos concubinas (ef Ga 29,15-28;30,1-13)... ¥ se extiende sin limites en tiempo de los Jueces y los Reyes. Tanto que de Gedesin se cnenta que tavo sarouchas mujeres» (cf Je 8,30); David, durante su estancia en Hebron tuvo seis mujeres (ef 2S 3,2-5), y en Jerusalén diez concubinas (cf 28 15,16); Salomén si se interpretan bien las cifras tuvo «setecientas mujeres en calidad de reinas y treseientas concubinas» (cf IR 11,1-3): Robosn tuvo dieeiocho mujeres y sesenta concubinas (ef 2Cr 11 18°21), etc ‘Como se ve por los textos citados, junto a fa poligamia se dan tama. bign otras formas de raptura de la unidad. La bigamaa (unién de un solo hombre con dos mujeres) parece ser que fue la mis frecuente, segén se desprende de la fegisiacién mosaics. Asi, por ejemplo, se lee: «si un bom bre tiene dos mujeres ef déa que reparta la herencia entre sus hijos» no ceberd perjudicar al hijo primogénito que proceda de la mujer no favorita (cE Dt 2145-17); y tambign, que no se tomarsn juntamente a dos herma- nas como esposas (cf Lv 18,18). Casos de bigamia ~ademés del ce Ja- cob son los de Eleana (ef 1S 1,2), Joas (ef 2Cr 24,3), ete. El concubinato (unin de un solo hombre con varias mujeres, de las que solamente una era considerada como la esposa veniadera), era una forma mitigada de poligamia. ¥ en muchos casos se dada juntamente con ia poiigamia (cf ios easos de Jacob, David, Salomén y Robosn citados antes). 6. CEA.Tossvo, IL marimoni ioreliica. Una tora generate, Ror 1982, {77-19 El abandono de [a poligamia en Israel comienza a imponerse cad vez més a partir del exilio (a. 538 a.C.), y se explica sobre todo por! al las recriminaciones de los profetas que, aunque no critican ‘a poli gamit de una manera explicita (cf CEC 1610), comienzan a predicar contra las traiciones a Ia esposa de Ta juventud (cf Os 2,14-16; Jr 3,1-5; Mi 24 ‘etc.); b) la alabanza que los libros sapienciales hacen del amor que &, marido tiene a la dnica mujer (cf Pr 5,18;11,16; Si 4,10; 7,19; Sb Sie De tal manera que, aunque la fidelidad de que se habla no llega ain i indisolubilidad, el ideal es ya el matrimonio monégamo (cf Si 25,1-2; 26,13-18). El testimonio mas expresivo es el del Cantar de los Canta (cf Ct 22-3; 86-7; ete.); ¢) la consideracién de la alianza de Dios ca su pueblo bajo la imagen del amor conyugal exclusivo y fiel (cf Os | Ir 23,31; Is 54, 12.4-5; Ez 16,62;23). «Todo hombre, tanto e834 entome como en su propio coraz6n, vive la experiencia del nal. Esta experiencia se hace sentir también en tas relax cones entre ef hombre y Ia mujer (..). Segtin Ia fe, este desorden que cons- tatamos dolorosamente, no se origina en la naturazeza del hombre y de la mujer, ni en fa naturaleza de sus relaciones, sino en el pecado. El primer jpecado, ruptura con Dios. tiene como consecuencia primera la ruptura de {a conuni6n original entre el hombre y la mujer» (CEC 1606-1607). El problema, sin embargo, contra la unidad del matrimonio (tam- bién contra la indisotubilidad) no se plantea por ef hecho de la existencia, de la poligamia en el pueblo elegido, sino porque la Escritura da a en~ tender la permision de esa poligamia por parte de Dios. ,B] Sefior habria = dado tna dispensa de Ia disposicién del «principio» y habria concedido | una autorizacién para practicar la poligamia? Los autores no coinciden en la respuesta a la dificultad, No faltan = quienes interpretan los textos legislativos del A.T. sobre la poligamia F como una verdadera autoricacién por parte de Dios, por lo menos para E algunos casos. Dios, por geaves razones, v-g.. para repoblar la tierra des- pués del diluvio, habria suspendido la aplicacién de una ley sobre el | matrimonio dada por Fl al principio; no se trataria de una dispensa en sentido estricto’, La respuesta mas comin, sin embargo, es que en la | interpretaci6n de estos textos hay que tener en cuenta la condescenden- cia divina (synkatdbasis). La existencia del divorcio seria una forma {de disminuir los crimenes domésticos a que los inclinaba la dureza del corazdn. Dios se dirige a su pueblo, acomodandose a la situacién de este = pueblo, a fin de educar y llevar como por un plano inclinado hasta EL, | Como dice San Pablo, ia economia de Ia Ley Antigua es el tiempo de | Ia paciencia de Dios (cf Rm 3,25) y la época de la minora de edad (cf Ga 3.24). La «condescendencia divina» no significa la aprobacién de la E_ poligamia, sino su tolerancia’. Asi resume estos motivos el Catecismo de la Iglesia Catélica: «Ce templando la Alianza de Dios con Israel bajo la imagen de un amor yyugal exclusivo y fiel (ef Os 1-3; Is 54,62; Jr 2-3:31; Bz 16,62:23), profetes fueron preparando la conciencia de! Pueblo elegido para tg comprensién més profunda de la unidad y de la indisolubilidad del wid {timonio (ef Mal 2.13-17). Los libros de Rut y de Tobias dan testimo: ‘conmovedores del sentido hondo del matrimonio, de la fidetidad y de temnura de los esposos. La Tradicién ha visto siempre en el Cantar de i Cantares una expresién tinica del amor humano, en cuanto éste es rele del amor de Dios, amor fuerte como la muerte que “las grandes aguas pueden anegar” (Ct 8,6-7) (CEC 1611). Es indudable que fueron varias las razones de la existencia de fi poligamia en Israel. Junto a otras, se suelen apuntar razones de ox politico (vg. aumentar ef poder formando alianzas con otros pul gracias a los casamientos). religioso (tener muchos hijos se conside como una bendicién de Dios: Gn 16,1; 18 2,5; Sal 113,9 etc). Pere verdadero motivo se debe poner en el pecado. La Fscritura no deja lugar a dudas: el pecado ha introducido en relaciones hombre-mujer un desorden una «dureza del corazin» ( 19,8)- que ha sido la causa de la adulteracién que ha suftido la doctin de «el principio» sobre la unidad del matrimonio. En el pecado esta) causa de la poligamia. Aparte de los relatos de la caida (cf Gn 3), por] menos de mancra indirecta esti esa afirmacién en varias ocasiones: E mek, el primero que toma dos esposas (cf Gn 4,19), ¢s enumerado Jos descendientes de Cain, el fraticida y maldito de Dios (cf Ga 4,31 castigo del diluvio no parece ajeno a la corrupcién de costumbres pak irregularidades sexuales en las telaciones hombre-mujer. 3, LA UNIDAD DEL MATRIMONIO EN LA TRADICION DE LA IGLESIA De manera constante, Ia doctrina y reflexiGn cristianas han procla~ mado la unidad del matrimonio. Sobre la base de la Escritura ~si bien jponiendo el acento cn uno U otro aspecto, segtin Jo reclamaban las dife- 1. Sobre este puto cf P ADNES, Et matrimonio it LA. 1 Slaten dct qu apm de a pli no em uneverdadere fy seg inter giedelvabitan ono on soe collicadon, vs I eprencion de A, Diez Mac, ns? se det maior M2. 282 oa LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO. rentes épocas-, ésa ha sido siempre la doctrina de los Padres, «lel Magis- terio, y también de la teologfa. ay La patristica Los Santos Padres, [as voces més autorizadas de la Tradicién (cf DV 8), son undnimes en afirmar que la unidad es una propiedad del ma- trimonio, por lo menos tal como ha sido restaurado por Cristo. Apoyan esta aliemacién fundamentalmente en la Sagrada Escritura, de manera particular en Gn 2.24 y en los textos citados en el apartado anterior (Mc 10,2-12; y paralelos; Rm 7; 1Co 7). YY como argumentos més usados son los de que ta unidad: a) ests exigida por el designio de Dios desde el principio (Tertuliano [*220], San Jerénimo [} ca. 419}), b) ha sido ratificada por el Sefior (Clemente de Alejandria {+216); c) asf lo exige el matrimonio como simbolo de la unidn de Cristo con Ta Iglesia (San Agustin [+430]). De todos modos. posiblemente porque en aquella época la poligamia estaba prohibida hasta por la ley civil. son escasos 10s testimonios de los Padres sobre la unidad del matrimonio”. Se suelen citar como més representativos de la doctrina patrstica sobre la unidad de] matrimonio a San Iustino (+163)", Clemente de Ale- Jandria, Tertuliano!, San JerGnimo®, San Agustin‘ «(Qué vinculacién la de dos ficles [el hombre y Ia mujer Easados) ‘que tienen la misma esperanza, el mismo deseo, la misma dise‘plina, el mismo Sefior! Dos hermanos, comprometidos en ef mismo servicio: ‘no hay divisién de espiritu ni de came. Donde hay una sola came, alli hay ‘un solo espititu. Juntos oran, juntos se acuestan; juntos cumplen la ley del ayuno, Uno a otro se ensefian, uno a otto se exhortan, uno a otro se sopor- 9, Pac Ia lecture os Padres, en ay las dems corstiones sobre el trnionio, es acceso tenor ot caesta uns serie de ertcioshermeaZutics asolatamtentefendamentales. Ura sintsis ¥ ex plicasin de los miss puede ars on A. FuRsantez,Telogta Sora, ct 289-296. Angie refer fos dinectarments al ras dea insolubliad son splicales nbign para fds axes core a unis ‘lor torte aivareits ot Jere cil un Ge fos Emporsdows cristonaa, no ee stiles me Aoctrina ssurida por la Jerry: by 2s ecesarnditngutr ent l sito ivy al Sto religioso: ©) ‘staguic entre eseparacido»y ecvorcio; d} distingir ene fos agpecos avales, 20109608 oe tidios; ) Los sents oseuros 5 han de icerrear sega fos que Son mds clare, £) ha de het a leptraiguoss do os oxcs. El Autor oere en cnt paginas una abundsate biog a 10. CES. Justo, Apotog. 15: 9G 6, 34. 1h. Ct Cunsents De ALBIavoni4, Stromata M, 4M, 2&8 $C 36, 137. Par iin estado de ls octrina de Cements sobre el matinanin ef J. P, BROUDEHOLX, Moriage et Fama chez Clument alerandre, Pas 1970 12 OF TemtULavo, Ad score 2: PI, 1 1389, 13. CES Fenéowso, ad Jovintanam (a! PL23, 295, TH. CES. AcuseN, De Bono contagat 182 PL 40,38, LA UNIDAD INDIVISIBLE DE LA COMUMION CONYUGAL, tan, Tuntos estén en la Iglesia de Dios, juntos toman parte en el banquete de Dios, juntos pasan las angustias, las persecuciones, las alegrias. No se cealtan Hada el uno al otto, todo es comipartido, sin que por eso sea carga el uno para el otto..." Los Padres proclaman de tal manera fa unidad del matrimonio cris- tiano que algunos Hegan a desaconsejar las segundas nupcias. (En oca- siones, sin embargo, no es del todo clara la motivacién de este consejo: parece deberse a una sobrevaloracién de la virginidad respecto del ma- {rimonio). A pesar de ello, ninguno declara invalidos e ilfcitos los segun- dos y posteriores matrimonios. Se apoyan para cllo en la ensefianza de la Escritura (cf 1Co 7,9-39; Rm 7,2; [Tm 5,14). Y ésta es la doctrina que sostienen contra los herejes En Occidente, tan sélo Tertuliano (1220) es una excepeiéa: considera las segundas nupcias como absolutamente reprobables”. En Oriente se :muestran mis contrarios a un segundo casamiento. Aunque no lo rechazan ¥ nunca lo consideran como invalido, sostienen, por lo general, ue esas Segundas nupcias obedecen a tendencias de la came que deben Ser repro- badas por un cristiano" b) El Magisterio de la Iglesia El Magisierio de Ja Iglesia es también constante:en proclamar la doctrina de la unidad det matrimonio. (Si bien, por lo general, la cues- tidn no se considera en sf misma, sino en relacién con el adulierio y el divorcio). Con anterioridad al concilio de Trento son significativas las intervenciones de Nicolis I (a. 866), Inocencio IIT (a. 1201)" y el concilio I} de Ly6n (a. 1274)" 15, Teeruuano, ad wxorem 2.9,en PL 1, 1415-146, 1, Cfaene propsito Po: Lapniouiz, La vise mordanite, Pais 1913,374397. Tetaliano de fieade tata essen De monogania, sve qua peraece yu as Soca montnisis.No aga a hacer esta ‘onda en su dpoce sector oso se muesta tan poco favorable lt segunda nUpeas que escebe [kl roren pute tnunits ms capone ta que cortsgs an sowv atsenoniy ono a9 de a alles ‘Spee. Ades de Telinna, en ets etapa de catico,defiende Ia supercidad oe a iuded Sobre ns sepundos casamientns ei «Pusey de Herma (7135) (Manat 1,6, -2- PG 2,922), San “Ambrosio (7397) (De suds 11. PL 16,254), Suz lero (1c 419) (Episola 48, x PL 22,499), ‘Sin Again (1430) (De dono vidas 1215: PL 40, 439-40) 17 De cate parecer e¢ Orgenes (288) (Homa in Jeremiam, 20,4, en GCS 2, 189) ys todo, Sin Beso ($379) (Eptoln 185: PU 32-299) y San Uregono Naciancero [7574 (Oran 3, PG 46,792), Atendgoras (7177) legs 2 afer quo segundo easamiento es wun adtrio dente» (Lagat 8866.06), TR. CENiCOU A, Resprewta als bilgars (cap_51) XL.S66, en PL 119,988 19, Ctinoceneao I, Eps, Goudemus, a. 1201 en DS 778 2, CL Canes Il LYON, Profesin de Miguel Palelogo,. 1374, en 4S, LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO Como escriben Auer-Ratzinger, «por lo menos desde los tiempos de Nicolés I (a. 866)..a 1a pregunta de si la monogamia pertenecia a Ia «na~ turaleza del matrimonio» se respondia y enseriaba en sentido afirmativo, sobre todo en relacién con las palabras de Cristo acerca de la indisolubi- lidad del matrimonio en Mt 19,3-9 que invocan el texto de Gn 2,24»": En el siglo XVI, contra la tesis protestante, que defendia la poliga- mia basindose en lo que habfa sido priotica en el Antiguo ‘Testamento, el concilio de Trento (a. 1363) define de manera solemne que la doctrina de la unidad del matrimonio pertenece a la fe de la Iglesia. Son varias cosas Jas que se afirman en el texto conciliar: a) esté prohibido a los cristianos tener ala vez varias mujeres, es decir, el matrimonio es mono- gamnico; b) esta prohibicién se debe a una ley divina; c) esta ensefianza est revelada, al menos implicitamente, en la Sagrada Escritura®, «Si alguno dijere que es licito a los oristianos tener a la vez. varias mujeres ¥ que no esté prohibido por ninguna ley divina [Mt 19,4-9], sea ‘naterma»*. La misma doctrina se expone en el predimbulo que precede & esta definiciGn de fe: «..Que con este vinculo s6lo dos se unen y se juntan, lo ensefis mas abiertamente Cristo Sefior, cuando pronunciadas por Dios las Gitimas palabras (“Por lo cual abandonard el honibre a su padre ¥ a su madre y se unird a su mujer y serdn los dos wna sola carne”: Gn 2238s; cf EF531]. dijo: “Ast, pues, ya no son dos, sino una sola carne” [Me 19.6] ¢ inmediatamente la firmeza de este laz0, con tanta anterioridad procia- made por Adsn, Ia confirms El con estas palabras: “Asf, pues, lo que Dios uni¢ cl Kombre-no lo-separe” (Mt 19,6; Me 10,91>*. Desde esta época el Magisterio de la Iglesia se limita, en lineas generales, a repetir la doctrina de Trento. Tan s6lo varfan los acentos que se van poniendo -segiin los contexios- en los diversos-aspectos implicados en la unidad como propiedad del matrimonio. A partir de la Enciclica Custi connubii (a. 1930) de Pfo XI, el Magisterio adopta cada vez mas una linea de exposicién en la que la consideraciéa de la unidad se desplaza desde Ta unin matrimonial al amor conyugal. Casti connubii insiste sobre todo en que la unidad es una propiedad del matri- monio exigida por la fidelidad y santidad de la uni6n matrimonial. La Constitucién pastoral Gaudium et spes (a, 1965) del concilio Vaticano 21, J.Aueay J.Raramicen, Los sacramento dela ghia, it 30. 22. Bs detina de fe depinidaen Tonto au la polignmya ene eistanes el Coniio slo habla de oligamiatntltnea~ ex por lo menos. la (Fe redbuo se ene en cuenta ems Ve lider). Que a poligamia, eas, sea invade por ley dWvina es Cocina prcclamaca cunstanerente porel Magistsio dela Tees. 23, Conc, Taswto, Ses. XXIV, Cénores sobre ef sacramento del muon, 12 XL1S63.0n. 1, nS ist! 24, Tbidom,Doctrioa sobre el sacramento del marron, \\X11563 es D8 1799, 25. C£PIOXEEne. Cant coma, 3LXT1930,n.20,0n EF, 721-722 EA UNIDAD INDIVISIBLE DE LA COMUNION CONYUGAL, Tl aborda el tema desde el amor conyugal: la unidad del matrimonio es reclamada por la naturaleza del amor conyugal, la dignidad personal de Jos esposos y el bien de los hfjos (cf GS 48). Por su parte la Instruccién Donura vitae (a. 1987) de la Congregacién de la Fe dice que esa unidad esta pedida por el bien y derecho de los hijos en cuanto personas, la fi- delidad de los esposos ¥ la naturaleza de la paternidad y maternidad*, El Carecismo de la Iglesia Caidlica tecoge la exposiciGn de Gaudin et spes (cf CEC 1644-1645). ©) Launidad, «exigencia» antropolégica En el marco de los datos de 1a Escritura y fa ensefianza de la tra- dici6n, la reflexiGn teolégica ha ido elaborando el argumento antropo- J6gico sobre la unidad del matrimonio: es una propiedad exigida por la condicién personal de los esposos y también por la dignidad de los hijos. La unidad pertenece al ser del matrimonio y estd pedida por la misma ley natural: ‘De Ja unidad cuerpo-espiritu en la persona humana -el hombre es «corpore et anima unus»— y de la imposibilidad de reducir la sexualidad a simple biologfa —la sexualidad es una modalidad de la corporeidac—, surge la unidad del matrimonio, como una exigencia de la verdad del pacto de amor conyugal con que.se han unido, Na bay autenticided en ‘el amor couyugal cuando, en esa relaciGn, los esposos no estin compro- metidos a la vez y del todo con la totalidad existencial de su ser «espfritu encaznado»,es decir, con la totalidad de su masculinidad y feminidad, en cuanto dimensiones de su ser sexuaimente distintas y complementarias. ‘AL amor de los esposos, en cuanto esposos, le es esencial la totalidad, cuya primera condici6n es ta unidad 0 exclusividad («ano con una») ‘Una totalidad que debe comprender todo Jo conyugal; que, por tanto, no requiere Ja entrega de otras facetas no implicadas en la conyugalidad. Ademés, debe entenderse slo de una manera exigitiva: la verdad del pacto y amor conyugal exige la totalidad. 4B] amor de los esposos exige, por su misma naturaleza, la unidad y la indisolubilidad de la comunidad de personas que abarca Ia vida entera de los esposos: “De manera que ya no son dos, sino una sola came” (Mt 19,6; ef Gn 2,24)» (CEC 1644). 26, CDF, Inte, Dorn vitae, 2211987, Ie EF S, 4627-4628, Abort este tan en es ie sos deicados a's fecundactin afc hetero, ‘Vr CET, Atue I. Ravana, Lnesacomente del Iglaia, ct, 303; $-TORAS DE AUN, Sie prlag 65,01 LAS PROPIEDADES DEL. MATRIMONIO La unidad del matrimonio aparece también ampliamente confirma- da por la igual dignidad personal que hay que reconocer en los esposos, segiin subraya el Catecismo de la Iglesia Catélica (cf CEC 1645; cf GS 49; FC 19). Por su masculinidad y feminidad, e] hombre y la mujer son diferentes; pero, en cuanto personas, son radical y esencialmente iguales: sus relaciones mutuas tienen que desarrollarse en términos de igualdad. Lo que no sucederia, si el viriculo que les ne no fuera exclu- sivo (0 no lo fueran las telaciones a que ese vinculo da lugar). El amor esponsal, cuya fuente m4s profunda es el amor de Cristo-Esposo a la Iglesia-Esposa, es siempre donacién y entrega: afirmaci6n de la persona del otto conyuge en su dignidad y peculiaridad. Cuando el Apéstol ex- horta a que «las mujeres (estén siumisas) a sus maridos, como al Sefior, porque el marido es cabeza de la mujer» (cf EF 5,22-24), ha de entender- se como una sumisi6a recfprova en cl temor de Cristo (ef Ef 5,21). «En la relaci6n Cristo-Iglesia la sumisidn es s6lo de la Iglesia, en Ia relacién marido-mujer la «sumisi6n» no es unilateral sino recfproca» (MD 24), Por otra parte, aunque la transmisién de la vida humana puede tener lugar fuera del matrimonio, la dignidad personal de los hijos s6lo se protege adecuadamente dentro de la unidad del matrimonio. Dada la condicién personal de los hijos, la procreacién incluye necesariamente laeducacién, que se verfa granclemente dificultada en un contexto distin- to de la unidad matrimonial. Con frecuencia los autores haan formulado ste argnmento en el contexte de los finass del matrimonin. Le unidad no es Cxigida por «ol derecho niatural-pelmaricn, sirw pork dorecho natural secundario», como medio de favorecer la consecucién del fin primario (la procreaciGn y educacién de los hijos), y del todo necesaria, para los fines secundarios (los demés fines del matrimonio), segtin Ia terminologfa clésica al tratar de los fines del matrimonio*. 4. La «FIDELIDAD» ¥ LAS «RUPTURAS» 0 ATENTADOS CONTRA, [LA UNIDAD CONYUGAL ‘Como comunién interpersonal, el matrimonio esté llamado a crecer cada vex mis. La celebracién del matrimonio es debe ser ol inicio de un existir juntos, cuya meta no es otra que la identificacién con la unién de Cristo con la Iglesia. La comunién entre sf y con Cristo, que partici- pan y en la que han sido inseriados por el sacramento, ha de expresarse 28, CES. Tons 08 AQUINO, Sipe g. 65, a. 1; Contre Gent. IV, 124. Sogn Santo Tomé poland 2 opone alos prinapios proses dela ey astral la poigami, ot cambio, al dere Datura seeunao. C£'C. BIAKE, Lt instablgad muaimonial 9 Lt defensa de as personas, {SexThs 221990), 145156, be {1A UNIDAD INDIVISIBLE DE L4 COMUNION CONYUGAL en la existencia de cada dia. Ese es el dinamismo de su amor y unién conyugal. Por eso, entre otras cosas, el esfuerzo de los esposos ha de di- rigirse a alejar de si cuanto pueda entorpecer esa comunién: en concreto, cualquier forma de que deriva, en cierta manera, del «Nosotros» trinitario (ef GrS 7.8) ha de realizarse existencialmente. Esta Hamada «a crecer continuamente a través de la fidelidad cotidiana ala promesa matrimonial de la reefproca donacién total» (FC 19). A los ‘esposos siempre les cabe alcanzar una mayot identificacién con el «No- sotros» divino. Siempre es posible reflejar con mayor transparencia esa «cierta semejanza entre Ja unién de las personas divinas y la uni6n de los hijos de Dios -en este caso, los esposos—en la verdad y en el amor» (GS 24). Siempre puede darse una mayor radicacién del amor de los esposos en el amor de Cristo por la Iglesia y, en consecuencia, siempre es posible una mayor fidelidad al reflejar el amor divino participado <. cl uno al otro, cada dia, amandose «con la ilusién de los comienzos». Sabiendo que las dificultades, cuando hay amor, «contribuirdn incluso a hacer mds hondo el armor» «Digo constantemente, a 10s que han sido llamados por Dios a formar tun hogar, que se quieran siempre, que se quieran con el amor ifusionado que se tuvieron cuando eran novios, Pobre concepto tiene del matrimonio que es un Sacramento, un ideal y una vocacién—, el que piensa que el amor se acaba cuando empiezan las penas y los contratiempos, que la vida lleva siempre consigo. Es entonces cuando el carifo se enrecia. Las tomrenteras, de las penas y de las contrariedades no son capaces de anegar el verdade- 10 amor: uné més cl sacrificio gencrosamente compartido. Como dice Is Escritura, aquae multae —las muchas dificultades, fisicas y morales~ non ‘Potwerunt extinguere carizatent (Cant 8, 7),n0 podrén apagar el carifio»® Con una visi6n profindamente reslista, foto de] convencimiento del sentido vocacional del matrimonio -«j (...) el matrimonio ¢s un ca- 0, J, BscRvk De BALACUER, Conversaciones, cit, 9 of Bs Cris gee pas, cit, 2 LA UNIDAD INDIVISIBLE DE LA COMUNION CONFUGAL mino divino en Ia tierra»! le gustaba repetir -y de la «experiencia», como consecuencia del trato con tantos matrimonios empefiados en vi vir su matrimonio con fidelidad, San Josemaria aconsejaba asi, entre otras cosas, a los esposos cristianos, para encontrar la felicidad en su vida matrimonial: «La atencién de la mujer casada debe centrarse en el marido y en los hijos. Como la del marido debe centrarse en su mujer y en sus hijos. Y a esto hay que dedicar tiempo y empeiio. Todo lo que haga imposible esta, tarea, e8 malo, no va (..) >Que se quicran. ¥ que sepan que a lo largo de la vida habré rifles y dificultades que, resueltas con naturalidad, contribuirén incluso a hacer iis hondo el cari, »Cada uno de nosotros tiene su cardcter, sus gustos personales, su ge- rio ~su mal genio, a veces—y sus defectos. Cada uno tiene también cosas agradables en su personalidad, y por eso y por muchas mAs razones. se le puede querer. La convivencia es posible cuando todos tratan de corregir as propias deficiencies y procuran pasar por encima de las faltas de los, emis: es deci, cuando hay amor, gue anula y supera todo lo que falsa- ‘mente podria ser motivo de separacidn 0 de divergencia. En cambio, si se S1 alguno dice que no puede aguantar esto o aquello, que le resutta iruposible callar, estf exagerando para justificarse. Hay que pedir a Dios Jafuerza para saber dominar el propio capricho; la gracia, para saber tener 1 dominio de sf mismo, Porque los pelignos de un enfado estén ahem gue Se pierda el contro! y las palabras se puedan Henar de amargura,-¥. Tleguen a ofender y, aunque tal vez.no se deseaba, a herit y @ hacer dato 31, Tider LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO. »Bs preciso aprender a callar, a esperar y a decir las cosas de modo positivo, optimista. Cuando él se enfada, es el momento de que ella sea especialmente paciente, hasta que Hegue otra vez la serenidadl y al revés, ‘Si hay cariio sincero y preocupacion por aumentarlo, es muy difici! que los dos se dejen dominar por el mal humor a la misma hora... C) »A veces os tomamos demasiado en serio, Todos nos enfadamos de cuando en cuando; en ocasiones, porque es necesario; otras veces, porque nos falta espiritu de mortfieacidn. Lo importante es demostrar que esos enfados no quiebran el afecto, reanudando la intimidad familiar con una sonrisa, En una palabra, que marido y mujer vivan querigndose el uno al otro, y queriendo a sus hijos, porque asf quieren a Dios»* b) Las «rupturas» o atentados contra ta unidad ‘Ala unidad y exclusividad del matrimonio y amor conyugal se opo- nen la poligamia y el adulterio. También, aunque s6lo en cierto sentido, cualquier forma de lujuria que atente contra la fidelidad conyugal, v.z., la masturbacién, los actos homosexuales... Aqui, sin embargo, se consi- deran tan sélo 1a poligamia y el adulterio. Es necesario, ademds, advertir que con el término «ruptura» no se alude a Ta disolucién del matrimonio, es decit, no se afirma que por la poligamia y el adulterio que realicen los esposos deje de existir el vin- Culo matrimonial verdadera y vélidamente cOntraido, Se Habla desde el” punto de vista ético. Y se refieren aquellas formas de actuacidn de los esposos que contradicen Ia unidad en cuanto propiedad del matrimonio: To que se conoce como pecados. (Otra cosa es que fueran condiciones que se establecieran a la celebracién misma del matrimonio, 5 trata en el cap. XI, 2) — La poligamia Es la primera de tas formas de infidelidad conyugal y de ruptura de Ta unidad. Nose ajusta ala ley moral y contradice radicalmente la comu- nin conyugal y la unidad del matrimonio por varias razones (cf CEC 2387). a) En primer lugar, la poligamia niega directamente el designio de Dios, tal como es revelado desde los origenes (cf TC 19: GS 47). tre el hombre y la mujer, que por el matrimonio se han hecho «una sola carne» (ef Mt 19,5; Gn 2,24), se ha constituido et compromiso confir- ‘mado por el mismo Dios (ef GS 48), de mantenerse unidos para siempre (of Mt 19,9). b) Adenids es contianaa la igualdignidad del hombe'y la mujer en el matrimonio (of GS 49; CEC 1645) y va contra la navurale- dar. 107-108, 1A UNIDAD INDIVISIBLE DE-LA COMUNION CONTUGAL za del amor conyugal que, en cuanto tal, reclama la exclusividad en la totalidad y la totalicad en Ta exclusividad. c) Por otra parte, se opone, ‘o.al menos dificulta grandemente, el bien de los hijos, en cuanto fin del matrimonio: porque, aunque con la poligamia es posible la transmisién de la vida (muy dificil en la poliandria), es evidente que son muchos los inconvenientes que entonces se dan para la educacién de los hijos, como misin comin del padre y de la madre. Es clisica la afirmacién de que la unidad es una propiedad del ma- trimonio exigida por la ley natural, Existen, sin embargo, algunos autores que, admitiendo gue la poligamia no e3 tan perfecta como la monogamia, sostienen que no irfa en contra de la ley natural. Se tratarfa tan slo de una prohibicicn por Is ley positiva de Dios. Pero no es éste el parecer cornin en la teologia®, En los cristianos unidos en matrimonio, la poligamia, ademas, con tradice a la razén mds profunda de la unidad de su matrimonio y amor conyugal: la fidelidad de Dios a su alianza, e] amor de Cristo asu felesia. Contradice este misterio de amor del que su matrimonio es participacién real, y contradice tambign el sentido nuevo que, por ello, han adquitido sus vidas, «EI sacramento del matrimonio —recuerda el Catecismo de la Iglesia Catélica— hace entrar al hombre y a la mujer en el misterio de la fidelidad de Cristo para con su Iglesia» (CEC 2365). El adulterios...~ “ Oita de las formas de infdelidad conyugal es el adulterio™, Se sue- Je definir como la relacién sexual entre un hombre y una mujer, uno de Jos cuales ~al menos—esté casado. Constituye una de las amenazas mas graves contra el matrimonio. El adulterio aparece condenado abierta- mente en la Escritura Aungue el acento se pone en los actos externos y en los detechos del marido,el Antiguo Testamento setiala ya la malicia y gravedad de desear (acto interno) la mujer del projimo (Ex 20,17; Dt 521). La ensefianzaes que el adulterio lesiona gravemente la estabilidad del matrimonio y es un pecado contra el designio divino sobte esa institucién. Se dice tam- hign que dehe ser castigado por lo menos en algunos easos—con diver- sas penas que pueden llegar hasta la pena de muerte (ef Dt 2222-24) 55. Como autres cisco misrepresent vara eta ons suc tse J. Gs (11429) (De marimonio, 17: Operas ll, Arberes 706,05), Caxerano, (F153) (in Gen XVI Conmenta rn 5 Serpnae, Lyon (699 se. CTOH. Jove, Chat barrage: An Fistoleal and Det nal Sad Loses 1948, 5787, ‘Sh Sobre el onigeny sgnicade det témino flo que dice Jun Past M, Aloe. 1 X.1980,0. 5, en BF 5, 2529 AS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO Los vontextos en que se habla del adulterio como pecado, y.cn conse~ ccuencia, se condena, son variados: a) a veces se conden expresa y directa mente (CF Ex 20,14; Lv 18,20; Dt 5,18): en el sexto mandamiento del Decd- logo se dice: «no cometerds adulterion; b) otras veces se advierte contra la atraceion de la mujer casada (ef Pr 6,24-34); ) se alerta contra la gravedad y las consecuencias del atulterio (cf $i 73,22-26); d) y también se presen: a como una traicidn y un pecado que es comparado a la idolatefa (en los, profetas)®. A medida que, con el progreso de la Revelacion, los profetas, se sirven cada ver mis de fa imagen del matrimonio para revelar la alianza de amor y fielidad entre Dios y su pueblo, se va comprendiendo mejor Ta naturaleza del adulterio como un atentado contra la unidad del pacto con. yyugal que a la ver hieve a los esposos comprometidos en ese pacto, El Nuevo Testamento, siguiendo la linea del Antiguo, confirma y proclama Ia gravedad del pecado de adulterio: peto sobre todo es un {estimonio del amor de Cristo para con los que manifiestan artepenti- miento, El Seifor condena con toda claridad este pecado, lo eaumera entre los pecados que manchan al hombre (cf Mt 15,19; Me 7,21-22). Se refiere al «cadulterio del corazén» (es decir, 1a mirada concupiscente a un hombre 0 ‘una mujer casados) y al «adulterio del cuerpo» (el adulterio en sentido: propio): «Habéis ofdo que fue dicho: «no adulterarés>. Pero yo os digo gue todo el que mira a una mujer desedndola, ya adulterd em su cora- z6n» (cf Mt 5.27-28). Ala vez, sin embargo. los evangclios testimonian, abiertamenté la actitud de misericordia y perdén del Sejtor, 2 diferencia del A.T. en que se apuntaba principalmente al castigo. No se disminuyen la gravedad y malicia del pecado. Lo que se hace es, por un lado, no dar tanta relevancia a los aspectos juridicos, y, por otto, poner de relieve la accién salvifica de Cristo para con los arepentidos (cf Jn 8,1-11)". Los demés escritos del Nuevo Testamento ~de manera particular San Pablo- advierten también claramente de la malicia del pecado de adulterio, que excluye del Reino de los cielos (ef 1Co 6,15) y contra- ice a Ia dignidad del cuerpo, elevado por el bautismo a la condicién de «templo del Espiritu Santo» (cf 1Co 6,19) y «vaso» bendecido y santificado por Dios (cf 2Co 4,7). Contradice ademas el amor tinico y exclusivo de los esposos destinado, por designio divino, a formar parte y significar el amor entre Cristo y su Iglesia (cf Ef 5,25-33). "A lo largo de los siglos la Igiesia ha condenado siempre el adulterio y ha advertido de su gravedad. Los Santos Padres, los grandes teélo- 35. Cf Jas Panto I, Aloe. 27.VBLI98D,n0. 2-5, en BE 3, 2625-2630. 36, Cia este props el comentario de Tuan Pago Hal episodio dele mujer soprendida ex VIL (988.1. 1d. en FES, 833-1856, gues Cita Mets, LAUVIDAD INDIVISIDLE DE LA COMUNION CONYUGAL gos medievales, los autores de las épocas posteriores, el Magisterio de la Tglesia son constantes y undnimes en esta cuestiGn. En los primeros siglos se estimaba que el adulterio encerraba tal gravedad que era uno de los pecados que ~junto con la idolatrfa y el homicidio— excluia de la comunién con ta Iglesia. Era castigado con la excomunién, y el que lo habla cometido tenfa que someterse a la penitencia pablica. El Magis- terio reciente de la Iglesia ha insistido de nuevo en que el adulterio es incompatible con la fidelidad reclamada por el amor conyugal (cf GS 49). y conlleva la ruptura misma de ese amor”. La Escritura y la TradiciGn no dan lugar a duda alguna sobre fa gra- vedad del adulterio. En sf mismo considerado ~es decir, objetivamente considerado—es un pecado grave contra la castidad y la justicia. Cuando el Magisterio de la Iglesia, siguiendo a la Escritura y la Tradicisn, con- dena el adulterio y proclama su gravedad moral no hace una concesin a los estilos culturales de épocas determinadas. Propone una doctrina ‘que, por estar contenida en la Revelacién y envaizada en la humanidad del hombre y de la mujer, es irreformable y de perenne actualided. Por eso no admite ninguna excepcisn (cualesquiera que sean las razones que se invoquen), ni siquiera en el caso de que se cometiera con el con- sentimiento del propio cényuge*. Desde el punto de vista objetivo es siempre gravemente pecaminoso. El Catecismo de la Iglesia Catélica hace un buen resumen de los ‘motivos de Ja malicia moral del adulieria- «El aulterio es una injusticin El gue lo comete falta a sus compromisos. Lesiona el signo de Ia Alianza que es el vinculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro eényuge y atenta contra la institucién del matrimonio, violando el contrato que Te da origen, Compromete el bien de la generacién humana ¥ de los hijos, que necesitan Ge la unicin estable de los padres» (CEC 2381). Son Jos argumentos que tradicionalmente ha emplead Is teologia partir de jos bienes de la persona y de la sexvalidad, de la naturaleza de la union y amor conyugal y del bien de los hijos, en cuanto «razin de ser» 0 fin del matrimonio. Es tin pecado contra el cuerpo, que entravia la pérdida de sa significado esponsalicio. (Cf cap. XVII 2). Carecen de valor las «razones» que ~especialmente a partir de los afios setenta, en torno a la publicacion de la enciclica Humanae vitae 37. C£SaNtO ORD, Der 411.196), 9.922 DS 213 38, Sera se dce~ cx lov cates de disfuncien sexual de les esposes; como medio pare evict solodadyfasracisa 9 como medio para gbieost favors y evi dace, Btonses€ adltero podeta ‘Set compatible on lor valores del muito, ya quo, oa ee cniico de aloes lo que se ara se- wer ch mayor ben etn el masce eal. De esta opinién ce para 1- FLEYENER, Suton [EbceTh ew Bray, Philips 1066, 168-165, AS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO {a. 1968)— algunos autores aducen para justficar las relaciones sexuales extra-matrimoniales, por lo menos en algunos casos”. Esa forma de razonar ~se debe contestar— supone una concepcién de la sexualidad antropolégica y éticamente irmelevante: por no valorar adecuadamente la corporalidad humana, no se percibe que la sexualidad posee una sig- nificacién intrinseca e inmanente a si misma, que no depende de la que quiera conferirle la voluntad humana. Por eso hay actos intrinsecamente malos y el fin nunca puede justificar los medios: en el caso que nos cocupa, el adulterio. Tampoco un hipotético consentimiento del propio conyuge podria hacer licito el adulterio, ya que los detechos-deberes conyugales, enraizados en la entrega y aceptaciGn de la persona por el consentimiento matrimonial, no dependen de la decisién humana (cf GS 48). Y, por otto lado, como en el supuesto anterior, se estarfa ante una concepcidn de la sexualidad que introducira una ruptura de Ta unidad sustancial de la persona humana. Bibliografia Catecismo DE LA TGLesta CaroLica, an. 1644-1645; 2364-2365; 2380-2381; 2387 JUAN Pablo TL, Exh, Apost. Familiaris consortio, 22.X1.1981, n. 19. Carta Apost. Gratissimam sare, 2.1994, nn. 8-11. B DACQUING, Storia del matrimonio cristiano alla luce della Bibbia, I Inse~ parabilita @ monogamia, Torino-Leumann 1988, A. Dizz Macuo, Indisolubilidad del matrimonio y divorcio en la Biblia, Ma- drid 1978. J. Hewvapa, Reflexiones en torno a la unidad ¢ indisolubilidad del matrimonio, en VV.AA., Studi in onore aii Pietro Agostino d’Avack, Hl, Milano 1976, 731-702. A. FERNANDEZ, Teologéa Moral, IL, Burgos 1993, 222-234. 39, CER, Bocias, Eidos del amor en VWAA., Sesualdad promarimonial, Salamanca 1973, 22.29; M. Vibat, Replawecmiento moral de la texualded premamrnuonial, ex VV.AA., Sevalidad premairimonil, it, 184-188; A. VALSGCCH, Novlacgo, ep DETM, 708; A. HORTELANS, ProBloma ‘emule de moral Moral del amor’ a ered, 424, CariruLo XVI UNA COMUNION INDISOLUBLE La unidad y la indisolubilidad son propiedades diferentes. Una cosa es que la entrega recfproca sea exclusiva, y otta, que dure para toda Ia vida, Pero se reclaman e implican mutuamente; ya que, en el fondo, no son més que dos aspectos de Ia misma realidad. Lo que és indisoluble no es otra cosa que la «unidad de los dos» (cf Gn 2,24; Mt 19,6), €s decir, la comunién conyugal en su unided indivisible (ef FC 19). La indisolubi- lidad hace referencia a la permanencia del matrimonio que, una vez que se ha conttiide, no sé puede disolver. Estudiads la unidad en el capitulo anterior, se considera ahora la indisolubilidad. : : Pero, dado que son dos las perspectivas desde las que es posible considerar esta propiedad —desde los propios cOnyuges y también desde fuera de ellos—,es necesario tratar separadamente una y otra posibilidad. En el primer caso se habla ~con terminologfa clisica~ de la indisolu- bilidad intrinseca. En el segundo, de ta indisolubilidad extrinseca del matrimonio. En este capitulo tratamos de la indisolubilidad intrinseca, comen- zando primero por determinar su sentido y significado (1); siguiendo después con la ensefianza de la Escritura (2); 1a comprensién de esos datos por parte de Ja Tradicidn (3) y el Magisterio de la Iglesia (4); se continga con Ias xvotes autcopuldgicas a favor de la indisolubilidad (5); finalmente se hace una consideraciGn sobre la actuaciGn de los es- posos en la «defensa» de esa propiedad (6) LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO 1. SENTIDO ¥ SIGNIFICADO DE LA INDISOLUBILIDAD COMO PROPIEDAD DEL MATRIMONIO La indisolubilidad pertenece a la esencia del matrimonio. Cuando se afirma que, por ¢! matrimonio, el hombre y Ja mujer que se casan for- ‘man una «unidad de dos» (cf Gn 2,24; Mt 19,5), se habla de una unidad tan profunda que abarca la totalidad de las personas de los esposos, en cuanto sexualmente distintos y complementarios; y, por ello, connota necesariamente la perpetuidad. Es una unidad que, por su propia natu- raleza, exige la indisolubilidad. La indisolubilidad no puede entenderse como tina condicién extrinseca, yuxtapuesta al matrimonio; es el req: sito indispensable de la verdad de la donaci6n matrimonial, a la vez que su manifestacién més genuina, Tan s6lo de esa manera sera posible vivir existencialmente el matrimonio como comunidad de vida y amor. El consentimiento matrimonial como donacién recfproca interper- sonal, el amor conyugal a que da lugar, la dignidad personal de los es posos, el bien de los hijos reclaman que el matrimonio, ademés de ser exclusivo—entre un hombre y una mujer- sea indisoluble, es decir, para siempre. La indisolubilidad es una dimensién esencial de Ia comunidn conyugal por le que, una vez que ésta se ha constituido, ya no se puede disolver. No esté en ja voluntad de los cénytuges poder romper el vinculo conyugal que han contraido, En este sentido se dice que el matrimonio es intrinsecamente indisoluble. «Esta union intima, en cuanto donacién mutua de dos personas, lo ‘mismo que el bien de los hijos, exigen la plena fidelidad de los cnyuges y reclaman su indisoluble unidad» (GS 48). En el matrimonio cristiano esta indisolubilidad —como aconte- ce respecto de Ja unidad, tal como se ha sefialado en el capitulo ante~ rior es «confirmada, purificada y perfeccionada por la comunién [de Jos esposos] en Jesueristo dada mediante el sacramento del matrimonio» (CEC 1644). No se puede hablar de «dos clases» de indisolubilidad en el matrimonio cristiano (la que le cortesponderia como realidad huma- no-natural y la que le pertenecerfa en cuanto sacramento). La sacra- mentalidad, recuérdese de nuevo, no se introduce en el matrimonio de ios eristianos como una dimensién yuxtapuesta 0 paralela a la realidad shumana-creatural. Es esa misma realidad primera la que. al ser asumida enel misterio de amor de Cristo por Ja Iglesia, es confirmada y ratificada en el sacramento’, 1. Tenieedo en event a maturalocs dela mesivaigny fimneza que et matimonio adits com sacracatalidade lisio, 20 lengaaje teat geo, afumar que [a ndisoleblidd es una aconehsion UNA COMUNION INDISOLUBLE Siadguiere un sentido y una significacién nuevas que corresponden a la realidad, a la transformacién que por el sacramento se ha operado en la unin matrimonial. En la fidelidad absolutamente incondicional e irrevocable de Cristo a su Iglesia, de la que el matrimonio cristiano es tuna participacién real y especifica, estin el motivo y la significacién més profundas de la indisolubilidad: «representar y testimoniar Ia fidelidad de Dios a su alianza, de Cristo a su Iglesia» (CEC 1647). De la misma manera que no se pueden separar en Cristo su humanidad y divinidad (ni la Iglesia, de Cristo), asf tampoco se puede romper la utidad de los esposos que se ha constituido por el sacramento. El matrimonio viene a ser la manifestaci6n histérica y visible del amor de Cristo a su Iglesia Entre sacramentalidad e indisolubilidad se da una relacién tan profunda que la indisolubilidad permite reconocer Ia sacramentalidad, y ésta, a su vez, es el fundamento titimo de la indisolubilidad. La consécuencia es que la indisolubilidad es una propiedad intrinseca y, por tanto, universal ¥ permanente del matrimonio, No es slo una exigencia ética y una dis- posicién disciplinar «En virud de Ia secramentatidad de su matrimonio los esposos que- dan vineulados uno a otro de la manera més profundamente indisoluble. Su reciproca pertenencia es representacién real mediante el signo sacta- ‘mental, de la misma relacién de Cristo con la Izlesia» (FC 13), ~ La plenitud de significado, a ia que Ja indisotubilidad es Nevada por el sacramento, comporta que el amor de Cristo por la Iglesia sea Ia fuente y la norma de la fidelidad y relacién de amor entre el hombre y la mujer en el matrimonio. En el sacramento los esposos cristianos encuentran iltimamente la necesaria libertad y liberaci6n de la «duteza del corazén> para vivir las exigencias de Ia indisolubilidad. En la sacra- mentalidad est la ra76n profunda de que la indisolubilidad no se deba reducir aun mero «ideal». al que los esposos deberdin tender, convenci- dos, sin embargo, de que no podran alcanzarlo jamés en su existencia. Porque Cristo sale al encuentro de sus vidas y les acompaiia (cf GS 48), cuentan con los auxilios necesarios para superar las dificultades y res- ponder siempre con fidelidad. «Viniendo [Jesis} para restablecer el otden inicial dela creacién per- turbado por el pecado, da Ja fuerza y Ia gracia para vivir el matrimonio en la dimensién nueva del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo, renunciando a ema» de os pimeros principio ds aly aaa. Nose tata de uso de ess pinsipios que son evi ents en x miamon 9 ques conocen sedan una deduce sil do oss priciplosevientes. Para Sento Toms eran Sioa dea indiseubiies del matiosio eistiano est ea a sacramental. CESuppl. ST a LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO sf mismos, tomando sobre sf sus cruces (cf Mc 8.34), los esposos podria ‘comprendes” (ef Mt 19,9-11) el sentido original del matrimonio y vivirlo con Ia ayuda de Cristo. Esta gracie del matrimonio cristiano es fruto de la Cruz de Cristo, fuente de toda la vida cristiana». Por eso son dignos de reconocimiento y estima los esposos que, «aun encontrando no leves dif cultades, conservan y desarrollan el bien de la indisolubilidad» (FC 20) Sobre la doctrina de la indisolubilidad es significativa, en la historia de la teologia, la aportacién de San Agustin. De los tres bienes propios del matrimonio ~la proles (procreacién), la fides (fidelidad) y el sacra- ‘mentum (sacramento)-, slo el sacramentum es especttico del matrimo- nio cristiano; y consiste en hacer que el matrimonio de tal manera sea indisoluble que nunca se pueda disolver, a no ser por la muerte de uno de los conyuges’. Se produce en el vinculo conyugal una indisolubili- dad de tal naturaleza, que hace que cualquier otro vinculo, no s6lo sea to, sino que ni siquiera pueda surgir (sea invalido). El simbolismo de Ja union de Cristo y de su Iglesia ~ensefia San Agustin— esté en la base de la indisolubilidad del matrimonio cristiano? La argumentacién agustiniana es seguida en la teologia posterior: se desarrolia en la Spoca medieval por tedlogos como Hugo de San Victor 4%, Pedro Lombardo (71160)* y Santo Tomés (71274); después es sostenida con fuerza, en ta época moderna, por Belanmino (#1621). Scheeben (+1880), etc. Es también Ja linea argumentativa seguida en Ia teologfa actual’, Eo la cacramentalidad esté 1a razéa esencial ‘de Ja in disoiubiiidad; y eulie una y otra se da uag'felacion dé cauSalidlad feeiproca. La indiso: iubilidad es una dimensiGn del matrimonio, profunda y misteriosa, que manitiesta el misterio del amor de Dios. 2. CFS. Aaustty, De bono contugat. 15, en PL. A, 384; fom, De mupis et concupiscenia, 0: PE 4.22055 3. Chico, 4. CFHoco os San ViewoR, De sacramensz, U2 J1-8, en PL 176,498-496, 5. CrPepmo Leatnatto, Seae Nya 3113 5. CES. Tones ps AgInD, Suppl, gi? 0. 7. CER. Bataraaio, De mazrimoni, exp. unico, 4 8. CEM. J, ScuseseN, Los ister det erstianiono, cit, 605, 682-687, 9. CEE. Haye, Indisolubiie,en CTL, Problomes docinas sie 11. Par algunos autores la rasén de ia incsolbiidad hay aue poets en wntad de Cavin C8. Leees Sates, alidad del amor y ta sesuitad, ci 477: para jesifca sv posicion sede 4 otos autores, vg Perrone U, Navarot, 300 | | UNA COMUNION INDISOLUBLE 2. Los DATOS DE LA ESCRITURA En la Sagrada Escritura son claras las referencias a la indisolubi- lidad del matrimonio. Pero a la vez no ofrece duda alguna el hecho de ‘que, en Ia Biblia, se de una normativa juridica que permite y regula el divorcio (Dt 24,14); y, ademés, hay unas palabras del Sefior que pare- cen dejar abierta esa posibilidad, por los menos en algunos casos (Mt 5,32;19,9). Unos y otros textos se examinan a continuacidn a) La enseftanza sobre la indisolubilidad = El Antiguo Testamento Como se ha considerado ya (cf cap. I, 1-2), el designio originario de Dios sobre el matrimonio es que sea indisoluble. La indisolubilidad del matrimonio pertenece al proyecto creador de Dios: «Por eso dejard el bombre a su padre y a su madre y se unira a su mujer y serdn los dos una sola came» (Gn 2.24). El texto habla claramente de que se trata de una uni6n intima, total y duradera; no es una unin temporal y externa, Hacerse una sola came es instaurar una comunién que reclama por si misma la indisolubilidad. Después, sobre todo con los profetas, la fidelidad matrimonial es presentada como una imagen de la fidelidad de Dios a Ja Alianza (Ex 34,16). El adulterio, en cambio, es un simbolo de la infidelicad del pue- blo para con Dios (Os 4,2; Jr 3.638; Ez 23; ete.). (CF cap. V, 1). Aunque por el pecado. se:introdujo la «dureza del-coraz6ny en el ser humano, hasta el punto de que Moisés hubo de permitir «lar el acta de repudio» (Dt 24,1), el divorcio se consideraba siempre como una excepcién a la ley originaria de la indisolubilidad”. EI libelo de repudio a que se refie~ reel Deuteronomio (Dt 24,1-4) no es una «licencia» para divorciarse, es s6lo la prohibicién del matrimonio de una divorciada, Sélo el judaismo posterior interprets este pasaje como la concesién de un privilegio a Israel por ser el pueblo de Dios". ~ El Nuevo Testamento Enel Nuevo Testamento la afirmacién de la indisolubilidad del ma- tsimonio se hace expresa y directamente. Se recuerda que es una propie- ‘dad que pertenece al matrimonio segtin el designio originario de Dios: y, 1, CFA, Dez Mac, Inlaid det manana vivorei on Te Ri 11°35. Bonsieven, Le divoros dane le Nowed: Testament, Paty 1948, divorcio ex Be, cansasy valor delay Bice del divorei ef: Fexsunora, 255239, LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO ala vez, que la concesién del acta de repudio o divorcio no debe ser per mitida, ha quedado abolida, Para cl estudio de esta cuestidn, los textos principales se encuentran en los evangelios y en los escritos paulinos. Los primeros (Mt 5.32; 19,3-9; Mc 102-12; Le 16,18) coinciden en Ja enseffanza que exponen sobre la indisolubilidad, pero ofrecen tam- bién algunas variaciones. Es comtin el contexto: proclaman la indiso- lubilidad en un marco de distincién y correccién de la Ley Nueva a la Ley Antigua, Las variantes ms notables son: Mc trata de la ilicitud del divorcio considerado de manera general; en cambio Mt contempla la cuestién desde la consideracién de los motivos que «podria» justificar el divorcio; pero Ia variacién mas fuerte es la eldusula «divorcista» adu- cida en Mt'5,32 y Mt 19.9: «a no ser en caso de fornicacién», como se veri después. Los textos paulinos de mayor interés son 1Co 7,10-11 y Rm72-3. — El texto de Mt 19,3-9: «Se le acercaron unos fariseos que, para ponerlo a prueba, le dijeron: Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?". El respoa- dig: “;, no habéis leido que el Creador, desde el principio, ios hizo vardn y hembra, y que dijo: Por eso dejard el hombre a su padre y a su madre y Se unird a su mujer, y los dos se hardn wna sola carne? De manera que ya no son dos, sino und sola came. Pues bien, lo que Dios unis que no lo se pare el noinbre”, Dicente: “Entonces zpor qué Moises presembio dat acta de divorcio y repuiarta?” Respondidles: “Moises, tentendo en cuenta lt dureza de vuestra cabeza, 08 permitié repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue asf. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer salvo el caso de fornicacién— y se case con otra, comete adulerio">" Segtin se dijo ya (cf cap. 111 2), se aborda aqui directa y formalmen- te la cuestidn de Ia indisolubilidad det matrimonio. A la pregunta sobre c6mo ha de interpretarse la Jey de Moisés que permitfa el divorcio (Dt 24,1-4) -si de una manera rigurosa o de tuna manera laxista'™, el Seifor no entra en Ja casufstica presentada por los fariseos y responde recor dando el designio originario de Dios sobre el matrimonio, Segtin este designio el matrimonio cs indisoluble, y, en consecuencia, debe quedar abolida cualquier practica que no sea conforme con el plan divino («al 1. Berto pilsin Mo 10,19 s+ ancuentin ono camo anterior en el apt segiodn ‘ise inser ate mewn el eta (adic en ete. T aparado 2) se dene a yo, dees mane. spesiion, er lr ado, sod 8s caus etcepivas at indo ela despus 15, La posters npocva defen por la escela de Shar sestenfe que el mation slo se podia sciver en coo de infidel dad o adler dela mujer, 0 cambio, la escuela de Hille wirmaba Sue era cite despa la mujer por casei tie, UNA COMUNION INDISOLUBLE principio no fue asi»; por tanto, «lo que Dios unis que no lo separe el hombre»). EI matrimonio es de tal manera indisoluble que comete adulterio tanto el que se divorcia de su mujer y se casa con ota, como el que se casa con la divorciada. (Lo mismo Vale de la mujer respecto del mari- do). Si se comete adulterio es porque él matrimonio anterior no se ha disuelto, sino que permanece. El Sefior confirma de manera absoluta la indisolubilidad del «principio». Por tanto la indisolubilidad es una pro- piedad de fodo verdadero matrimonio, no sélo del matrimonio cristiano Es tal la radicalidad de las afirmaciones del Sefior con relacién a la ley mosaica sobre el divorcio que los discfpulos se atreven a manifestarle su extrafieza (Mt 19,10; Me 10,10). Pero el Sefior no aminora la doctrina, insiste de nuevo en proclamar la indisolubilidad. Propone esta ensefian- za como definitiva, Con la misma fuerza es afirmada la indisolubilidad en Le 16,18 (CCE 1614-1615) — Los eseritos pauilinos, Son los textos de Rm 7.2-3 y 1Co7,10-1 recugids en el capitulo anterior sobre la unidad del uaurissionio, 14, Sep estionen los exogets, ne }scomo en el «Sermén de Ia Montafia» al hablar de ~ UNA COMUNION NDISOLUBLE que se trata de una verdadera excepci6n a la indisolubilidad del matri- monio: se permitirfa el divorcio en el caso del adulterio del hombre 0 de Ja mujer. Para algunos autores catdlicos estos incisos constituirfan también una excepcidn a la doctrina de ta indisolubilidad. Esta seria la ley universal, paro cabria la posibilidad del divorcio en algunos casos determinados. Al- ‘guns sedialan como excepciones que posibilitarian el divorcio los casos de «graves perturbaciones sexuales»y ése serfa cl sentido que habria que dar a la palabra «fornicacién»”. Otros hablan de que el matrimonio se podria disolver en el caso de adulterio: San Mateo se dirigiria alos judfos Convertidos y, con esa permisidn, les facilitaria vivir las exigencias del matrimonio cristiano”. Segiin esta hipdtesis la indisolubilidad serfa una propiedad del matrimonio, pero el mismo designio divino habria previsto ue puidiera ser modificada en algunos casos dificiles. En los evangelios se encontrarfa una excepcion a la ley general de la indisolubilidad, y seria el caso particular del adulterio, El Seffor por tanto, slo estarfa rechezan- do las conductas demasiado libertinas que se habfan introducido®. Otros prefieren interpretar esos incisos como una concesi6n a fa situacion de «dureza del corazén» en que pudieran encontrarse algunos cristianos®, Estas explicaciones, sin embargo, no encuentran apoyo en el con- texto ni son coherentes con la ensetianza que se propone allf sobre 1a indisolubilidad. En efecto, el texto apela claramente al designio de Dios det «principio» para afirmar la condicién indisoiuble del matrimonio, que -so confirma de nuevo, y, ademiés, declara abolida la ley mosaica sobre.la ~~ permnisién del divoreio: Por otta parte, no tendria Ingar esa. superacién y perfeccionamiento de la ley mosaica (cf ML5,17), que es el contexto.en él ue se trata la cuestidn (cf Mt 5 313): Io que haria el Sefor seria acomo- darse 2 la interpretacién rigurosé de la escuela de Shammai, Precisamente Jo que habfa tratado de eludir, al situar su respuesta sin descender a la casuistica que se le habia planteado. 16, Pasa la pesca de los onttoros sobre esta cuertiinpuede conslrse a C. Voor, Appl cunon it priive de I Economien en matore de divorce dans le Dro oral, on «RevDecaay $2 (1089) 81-10; C. Pola. Al vont elas glia oriodosas ovlecales,en VWAA., EL vieulo ‘narinopal¢Divorsio ndisolbildad?, Macrd 1978, 371-433, L. Baassws, Hl alvoria rll chee Oriental Rierea storia sal attgiamentocatoice, Bologna 1976, 1 Paws, Lad ‘vowed les ees Ontentles.ct DUC 1, 505-507: M. Iver, Maviaga dans Ee Ges DTC, 3393 3827, Be lara oom poise prstasia oJ Pane L. Visovek, Nuevo iro de Ua fecruriana. Enenyo de formar aetial, Barcelona 1077, 646655, 17, Se apoya esta poncin on 8 do Ls signifieados de terino porea,Sibien la mayor de lo sttees ented en el esol kinase ree al ade, CL #{CHOUZEL, Le sens de «por~ ‘vine dane es rises masthfennes,en NRT» 110 (1983), 803-910 1, Se poole lar wR. Sennackiautet, Beta moral del Naevseanenio, De Jess we Iglesia primitive [Barcelona 1988, 179-181, 19, Eats ierretacisa, comin ene les sundress, Gene 1979, 62-58 "Bate os opina ar G, Gav, Nuove evecehe wie por ls lea delle elaurote Mt sul dtvorioen Seat 99 (19TH), 83.98, wastantes, o sontenida por R. Foci, Le sir et la LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO. Pero si, como sostiene la Iglesia Catélica, estas cléusulas no pue- den ser interpretadas como una excepcida a la indisolubilidad, surge entonces el problema de cual es su sentido, y, consiguientemente, cual es la interpretacién que se les debe dar. (Se prescinde de otras cuestiones exegéticas. v.g.,si son un aifadido de Mto un silencio de Me y entonces cémo explicarlo; si son las mismas palabras de Jest, ete.). Las respuestas principales sobre la interpretacidn de esas cldusules se reducen a explicar el alcance de cada uno de los miembros de los incisos, En concreto, cual es el sentido: a) de las particulas «salvo» (mé) y «excepto» (parekids); b) de la palabra «fornicacién» (porneia); c) 0 también, se explica el problema diciendo que se trata de la figura de la «separacién» (permaneciendo el vinculo), no del divorcio. La afirma- cidn comin dada por estas respuestas es que los incisos 0 cldusulas no introducen excepcién alguna a la ley de la indisolubilidad. En concreto, se explican como sigue. = Las particulas «salvo» (m2) y «excepto» (parektos) Pata algunos autores la solucién a la dificultad contra ta indisolu- bilidad planteada por esas cléusulas esté en mostrar que esas particulas («salvo» y «exceptor), que pueden tener un valor exceptivo e indicat una excepcién, tiene una significaciGn diferente: prohibitive (Mt 19.9) e inclusive (Mt 5,32). La preposicida «salvon (m2) deherd enterderse camo una negacién quiere decir «ni siquiera». El sentido, por tanto, del texto serfa: «Ahora bien, 08 digo que quien repudie a su mujer—ni siguiera en caso de forni- cacidn- y se case con otra, comete adulterio» (Mt 19.9). ¥ la preposicion excepto» (parektés) deberd entenderse con sentido inclusivo: significa incluso». El sentido del texto seria: designaria las uniones ilegales: los concubinatos (las uniones no matrimoniales) 0 las uniones incestuosas (los matrimonios contraféos entre parientes dentro de los gra dos prohibidos por la ley [Lv 18}). Segiin esta interpretacién el sentido Gel texto seria: «salvo en caso de eoncubinsio 0 uniones incestuosas» ‘Ademés de ratificar la doctrina de la indisolubilidad en todos los casos, se condenarfa claramente esa clase de uniones que no pueden considerarse indivolubles ya que ne son un verdadero matrimonio ‘A favor de la interpretacién de porneia como uniones incestuosas se oftece como argumentos que: a) en ef mismo versieulo ~hablando del divorcio— se usa el término nioicheia (Mt 19.9), y no el término porneia, para designar el adulterio; b) el mismo término porneia es empleado en 1Co 5,1 para sefialar el matrimonio del que se habfa casado con Ja mujer de su padre, y es claro que en ese texto Jo que se contempla es una unién incestuosa condenada en Lv 18,8; y ¢) la misma conclusiGn se despren de de las prescripciones del Concilio de Jerusalén, cuando dice que los convertidos de la gentilidad deben abstenerse de las uniones incestuosas (porneia) (Heh 15.20,29:21 25) 23, En lack con el sguficado de pore ef C, Manwocn, Parole de Gest sl dvorto. i traticke prove ad un ripentarentotolagice,caronsco «pastoral dela dotrina 313.389. bldad y divorcio en to Bibi, Made 152-259) y eon anteriondad « M. Zenwtcr (De matrbnonio et aivorto m Evangelion «Verb Dons 38 (1860) 198-212) 1 Howse (Le dvore an le Noweau Testamere Pars 1988, 50-0) (mos aores se decent por inerpreat a énaino fomcacin» some refer alos masinocios otras ente ies. Seria el mismo cao del prvleato paling de 1Co7.12-16, Son paidaries fe saopilin T, Sreasiate (Maton divorcsta? Saudi utd 5,32 ¢ 19.9 Brescia 986), $. BARTS (lewis ye dora, en Este 32 1573], 385388). LAS PROPIEDADES DEL MATRIMOMIO Entendido asf el sentido del témino «fornicacién» (porneia), el texto en el que se insertan estas eldusulas, ala vez que proclama la in- disolubilidad del matrimonio, dice también que esa indisolubilidad no tiene lugar en los concubinatos y uniones incestuosas. En estos casos se debe proceder a Ia disolucién y hay libertad para contraet matrimonio. ‘Las uniones anteriores no erai verdaderos matrimonios. Se tratarfa de un inciso affadido por San Mateo a la predicacién de Jestis™ — Las cldusulas consideran la posibitidad de «separacién», no de «divorcion Hay autores que solucionan la dificultad diciendo que la respuesta del Sefior a los fariseos considera s6lo la «separacién» ,n0 tiene en cuen- ta el adivorcio». El sentido del texto seria que los esposos se pueden separar en el caso de adulterio, pero no pueden casarse: «os digo que quien repudie a su mujer (Io que se permite en caso de adulterio) y se casa con otra (lo que esté prohibido) comete adulterion. Las eldusulas afectarfan tinicamente a la frase «quien repudie a su mujer», no alla frase ‘ey se casa con otras Pero esta interpretacién no explica bien cémo, en el texto de Mt 199, el inciso haya de referirse tan s6lo a la primera parte de a frase y no a toda ella. Por otra parte, la cuesti6n que proponen los fariseos Versa sobre el divorcio, no sobre la separacién. Ademés, entre los judios no existfarla figura de la'sepaizcidu: fa concesibn det libelo de repudio comportaba, en a interprétacidn dada’al texto de Dt 24 por judaismo posterior, 1a posibilidad de contraer un nuevo matrimonio. 3. LA INDISOLUBILIDAD EN LA TRADICION DE LA IGLESIA Con independencia de las soluciones que puedan darse a la «dificul- tad» presentada por los incisos de Mt, una cosa es clara: la Iglesia nunca ha encontrado en el adulterio un motivo para Ia disolucién del matri- monio. El matrimonio es indisoluble. La doctrina de la indisolubilidad 25, Se haifa insoducido para reoxdar a fos coaveridos dela genilidad as dispesiciones el (Conca de Jerusaln (ch 15.29) Eu orden asa valor doctinal eqn yaseapuncé en ots gues no eae slevancia ls cuestisn Sob st son padres dl Saflor odo los apéstoles, ya qu es ambos _ Shen x ering eyeing 1- ONSEN La Soren dane lp nna Taeamient, 42) sens ae fen palabras del Sef; en cambio A. Disz Macho (Indisolubiiad y divert ela Biblia. 3122) Aetende gue son adicenes de San Mateo 126. Psa soiveién es clisca Defends por Sav JeRosu> (Fea 419-820) Un Mathew 19°: PL. 126.138) y Sao Tons (11275) (Suppl. 62, 2.5 os defendida por un gran atuero de ators ant 20 y modermos. Como autre eprsetatvg se pede citar enizees mnodemos a J. DUPONT (Mariage edison dans Boonie. Matti 19,12 er paraies, Dries 195979). UNA COMUNION INDISOLUBLE forma parte del designio de Dios sobre el matrimonio y est contenida en la Revelacién, a) La unaninidad de los cinco primeros siglos Se puede decir que los primetos testigos de la tradicién tanto en Oriente como en Occidente- son undinimes en Ia defensa de la indisolu- bilidad y también en la condena del divorcio™. A partir de la Escritura sostienen que la unién matrimonial no puede romperse en vida de los cOnyuges. Ni siquiera en el caso de adulterio el conyuge inocente puede volver a casarse. Una vez que han contraido matrimonio, los esposos s6lo tienen la posibilidad de separarse; nunca la de divoreiarse y con- traer un nuevo matrimonio. Se debe notar que los Padres la mayoria de ellos— ofrecen esta doc- tring en comentarios a los incisos de Mt 5,32 y Mt 19.9 que leen segin su sentido mas conflictivo, es decir, como referidos a la posibilidad de divorcio y de celebracién de un nuevo matrimonio en caso de adultetio. Pero aun asf, siempre los interpretan como «separacién: esa es la tinica posibilidad que se les concede. Y se apoyan en que la indisolubilidad ¢s ensefianza del Sefior recogida en la Escritura*. San Agustin es el primero que argumenta la indisolubilidad del matrimonio a partir de la ninién de Cristo con la Iglesia: el matrimonio cristiano es indisoluble porgue.es «imagen» de] misterio de-amor.indisoluble y fiel de Cristo a su Iglesia® ‘Sin embargo, existen también textos de algunos Padres cuya inter- pretaci6n es dudosa y necesitan alguna aclaracién” e, incluso, hay un 21, CEH, Cuovert, L'Egive printve face au divorce: Du premier au cnguitme sce, Pals 1971; foes, Mariage ef divorce. Coiba ef caracteres sacerotaue dant Ege anclenne, Taino 1982; TRNCON, Lr doctrine Ln incolublided del matrimonso en l primer milena, eu SCs 150973}91-136. Ademas se pueden consular P. ADSES. El matrimonta, it, Atte! RACZI eR, Los sacraments de ia gles. ie, 307; A. FERNANDEZ, Telogia oral, i, 308: LIER matrimonio, cit 171-72 "28. Como Padies mis represeuatvasestn «Ex Basto%o oe Henbas (a. 141-155) (Mandanam 44.8:BG 2,918), Sa Jus ( 183) Apoloata 115: PG G40), arewsconan(t 177 en pr rspani, $8 PO, O83), CLEnaNTe De Adsiasteta [1 210) (Soman, 225 PO 8.1900) Teese (220) Ge patina, 1: PL 1268), Onicenes (+731) (Com, in Matheur, 1423: GCS 10, 340-341), SaWANERESO (7397) (Lacon 8 A-T= PL 15, 17861767), San ACUI 420) (De bow conga: [en OCE 41, 1964199); De Genet a literam, 01: PL 34, 397: De consis aaerine 123° PL, S,A82) 6 28. CEP. ADs nario, et, 86, 30, A este propés ect exos do los Padres: Ss Frisco (} 367) (Advers haeress, 2.50: 9G 42,180 181}, San Basta0 (1 9) (Epi oon ad Anpilockian 188.86 32.677), San AGL (430) (De fe operas 18,35: PAD, 221), Sas La6N Mona (f 461) (Ad Nisetam Be. 159: PL, 56,1136), Save ls contoveria en a intareatcig del texto de San Epfenioct MP Nac, Divorce 2t Mariage ohes 8. Eniphane, en eVigchnse 37 (1983), 197-103, Hc Catz, Encore sur avorce AS PROPLEDADES DEL MATRIMONIO comentario del Ambrosiaster a 1Co 7,10-11 que defiende claramente 1a posibilidad de un nuevo matrimonio én el caso de separacién por adul- terio". Por eso no faltan autores que sostienen que, durante estos prime- 10s siglos, los Padres no son undnimes en proclamar la indisolubilidad del matrimonio y que ensefian, incluso, la posibilidad del divorcio®. Con todo, los textos de los Padres que se citan en contra de la in- disolubilidad y las conclusiones a que ~apoyandose en ellos~ Hegan al- gunos autores, no parece que oftezcan una base suficientemente s6lida para negar esa ungnimidad. Ciertamente no se puede ignorar la difi- cultad que encierran esos textos, dado que en su tenor literal aparecen como contrarios a la indisolubilidad. Pero es claro también que pueden ser interpretados de manera coherente con la doctrina de Ia indisolubi- lidad, expuesta por ellos mismos en otros Iugares de sus escritos y por et romartag sion Bphighare on eV» 38 (L988), 27280 laid cane eto de San Steutn of H. Caoucet La initia el matrimonio en os Paves de ia ise. e0 VAN Elvincado marina Divert ndsoulda?, Maes 878, 1 ext de Sa at Sad conresponde au epiesta Obispo de Agueye oi Papo le msponde de una manera qu parce? ‘ite fe posibdas do ivrcoy de un ate taimono ons] eion de quo mara 4a el desert, encenve que sa mujer o ha casa com oro. Mina gens opran eu ata ‘Sua sous pastoral benevolent fin e evita aes yes oF WOU a abd det mariontoy ct, Moen, a solide pesoal de Egle acca en malar de lvoe ef emariage, et sLavTaPils 4 (1988), 19-1) ons soon qe a et 9 daa & ‘gua excepotn ia indol dad A. Gast © Gach, La noebided del mimo en primer meio nasy lca maton i 10. Si Aouaostren, Consort in Epon ad Corns Prima ‘Seam dn ste gus eonbe nos 858366563 que aaa Ratrosi. 32 As, ne ls flos 1967 y 1577, VI. Poapiil, PS. Moin, MP. Nauta ¥ 0. Cae pusican 1a sere dest ne deter quel maperia do os Padres, atria cea (313) apr ‘nis pond de doll del matrimwtoy de unas nuevas popes e avo de ul. C2 JPost, Divorce) nuevo mamom. Janes pana wre dna catia naa, Bien Ales ‘Meo 190) races dl egal Mariage an Divorce Towards 2 nex Cato Teachng, New Yorke 1967) PS. Mowicr, Le wdvoren pour Mo 'impic ahow 379; 19.0), en , permitidas por algunas autoridades en la Tgle- sia, es atestiguada ya por Origenes" ero se trataria sélo de casos de tolerancia, Serfan tan slo «permisio~ nes» con el fin de evitar las situaciones desastrosas que pudieran seguir- se de Sdincioniar con’ sevetidad Tos atentados contra’ la indisolubilidad”. Despies, esta praxis de permisividad -para evitar males mayores~ habria sido recogida en algunos Sinodos particulares y colecciones canénicas,y, desde ahi, como normas pastorales, habrian pasado a algunas Colecciones 36, Bsevidente que el andisis de estos documents, quiere procede eon rigor, debe nacre ‘on tos enleiosHermendticos que eviten decir onclisiones aortic. jena por eempeto & Jos textes, Bsos eterios en resumen sa: a) las norms eeien ea edo de ia legsleton or ‘stan, , 9 ano, es Papas es fe Fi egy sobre te, dado que erasing stmic lpoder civ Slo desputs de Carlo Magno les Obispospudieron diewr norms que rogulasea lo rneimonislb) se dbe wasting cuidadceamente la nturlesa decade uno de os docteno, ot ‘gen, procedeia importancia del ema sobre ol qu legit. (Es cara la diferoncia de autridad {ue cerespande Te dacision de nn Sitado 9 Conc paricaar. de on Caniiounivereal, aa [Sesitn evnies paca o de una colon gue se dpi ads aIplea-) ©) ede sneepeonal limporancia es la exegesis de lo terminos empleades, yu qe ol mattmoaio se gelcbe on imbios situs deteesiaades,y, dems, ao exe na terminaoeia previa d) por oes lado, es preiso ob ‘Svar las norma hereadsias ins comune: fterprearo tio en context celta fst CIA, Faasinoe7, Teologta Moral, cit, 325327. “a7. En ate sentido 2 puoden cia con antritidad al silo V los Conciios de Evi (a. 300 16 Sv) y Aris (a 314). Desputs del siglo V, los Gaels, XI de Cartago (a 40), Mile (8 416), ‘Agers 483) los Cloaesapostlicns a. 420-428), XT de Toedo (a 81), Fri (2, 796), Pars ) y Nats 895). ‘38. Cl Oxccents, In Mather Honailia, 4.23.00 PG 13. 39. CECH Moviaea, [Bie done Empire Romain i eer), alive oti Pci 1979, 0A COMUNION INDISOLUBLE Canénieas. Por otra parte no se pucde olvidar el cardcter divorcista de las leyes civiles. Ademds es el tiempo en el que la Iglesia trata de evangelizar los «bécbaros> cuyas leyes permitian el divorcio. En cualquier caso es necesario advertir que a veces no esté claro el sentido de lo que Tos eénones quieren expresar®, y, otras veces, es muy discutible el valor de los concilios que transmiten esos eénones“, Lo que sf es claro es que desde finales del siglo VII «ningtin Concilio deja el menor margen ni resquicio para pasar a segundas nupcias mientras viva el otro eénytger" b) Las Colecciones Canénicas son recopilaciones de cénones, de origen muy diverso, redactadas por autores particulares (nos fijamos en cl primer milenio), cuya finalidad es suplir la falta de una regulacién o legislaci6n universal en la Iglesia". Seguin fuera el Ambito de aplicacién de las colecciones, suelen dividirse en colecciones de cardcter universal (para toda Ia Iglesia 0 Ambitos eclesiales extensos) y particulares (para alguna iglesia particular). El valor de tas colecciones, por tanto, es tauy diverso: depende del valor que, con su uso, les haya dado la competente autoridad jerérquica. Gozan de mayor autoridad las colecciones de ca- récter universal En relaci6n con el tema de la indisolubilidad se constata que no existe ningdin texto divorcista en las colecciones de cardcter universal. Si existen, sin embargo, algunos textos en las colecciones canénicas particulares;y perduraron hasta ei Decreto de Graciauo, a mediados del siglo XII". eat De todos modos, para una recta interpretacidn de estas colecciones no se puede olvidar, cate otras cosas, la naturaleza de estos escritos Muchas veces se limitan a incorporar los cénones sin mas, sin que ello. comporte ningtin tipo de aprobacién. Por otra parte, se debe tener siem- pre en cuenta el caréeter «localista»; y, lo que es més importante, hasta el siglo XII no se determina con claridad la distincién entre nulidad del 40. Tale ol easo de los Conciios de Agde(s. $06), Ide Oncans (a $33), Herod (a. 613) Soisors (4 14). No est claro silo qu se pete 2 sla el dvereioo tambiga ua nuovo matin ios sess dein protibici oslo de un consjete ‘41 Esta ove Cos los Concis, claramentasivoeiit, 20 Compitene (a, 257) 7 Verbeie (a 758), Los aires discuten del valor de ess Cones y dela sentcida de Tes ates. Sobe ete punto A Gascts ¥ Garcla, Ca edsoibilidad marino enel primer mini, e325. RINOON, Eatudsclubidad del netrimont, es 42 CEA.Gancia ¥ Ganctn, La neolabilidad matrimonial ene primer nlleno, sit. 138, 443 Hasta! 1917 no ene logs la pomulaacén del Csdigo de Detecho Cannieo (El Cédigo vigeme es de 1983). Hasta enences fa normatta por la que se regia la vided la Iglesia eva Inde fas ‘Decrease (de ells fe ata conic) ates, ae Ine nesses Candticas 45, CEA, Gascin y Garcia, La inalsctubld matrimonial eno poner miler, ot 13, Eston textos vores se exeuentan sobre todo en las colecionesPeaitencales. Al respec se debe sordar que ess libres ocoleccones sno fas ibeosautorizados por la Iglesia, sino mezostabajos prradon t LAS PROPISDADES DEL MATRIMONIO ‘matrimonio y disoluci6n del vinculo’, A veces lo que se presenta como motivo de disolucién del matrimonio no es otra cosa que una declara- cidn de nulidad, debida a la existencia de algdn impedimento que habia hecho que, en realidad, no se hubiera contrafdo matrimonio. c) Las Decretales es el nombre que se da «a las Cartas que los Papas dirigfan a los distintos prelados sobre cuestiones relativas a la dis- ciplina 0 como respuesta a algunos asuntos doctrinales de importancia, ‘0 a soluciones concretas a problemas que surgian en alguna iglesia parti- cular». En ellas se encuentran abundantes referencias a las cuestiones matrimoniales, y en las que siempre de manera explicita se proclama la indisolubilidad®. Esta doctrina se vio confirmasla muchas veces por las actuaciones de tos Papas en contra del proceder de los reyes y otros personajes in- fuyentes que pretendfan disolver el matrimonio y contraer otro nuevo, aduciendo casos de adulterio, parentesco, lepra, eic. Un caso paredigmé- tico fue el proceder del Papa Nicolis I (a. 858-867) frente al rey Lotario 1, que pretendia divorciarse de su mujer para casarse con la concubine’. A las pretensiones del rey el Papa respondié una y otra vez que «lo que Dios unid, no fo separe el hombre». Son las leyes del Estado las que deden someterse a la ley del Evangelio”. — Oriente En los primeros siglos, la doctrina sobre la indisolubilidad fue la isma‘en Oriente y. Occidente. Pero no ocurre lo mismo a partir del siglo VI. Desde entonces, en Oriente, la Iglesia admite oficialmente el divorcio, aunque por mutuo consentimiento”. ; : Quizés por el sometimiento al poder civil, la Iglesia Oriental adopts la legislacién imperial, primero del emperador Justiniano (a. 527-561) y, después, de sus sucesores; y termin6 por admitir el divorcio «en cinco 45. CLI. Gauosser,Insizobbieé da mariage chen, ct 287 46. A. Fexnanpex, Tenia Moral, ct, 348, El conjnto de las decrees dé gee al Corpus Jars Canonii CP. Loxtaan0ia,Lecciones de Deco Cansnito, Mada 1988, 28 3. ‘AP CEA.Gancia ¥ Gasess, La indsolubildad mirmonit em el prbnerraleno, ct Ms CCaytetan Rooaiccrr, La Ine ent dtm de a Flea deo sgt XU hasta Tent, SOVVAA. 2! eco matrimonial cit, 206219 48. Eley Loaro qua easase con su arate Walreda, Para elo arusuba de adubero incese ‘ugso ase mujer Theuthorts. Dos Coneilioscelebrades on Aquisgia (a 860 y 862) sececiero & Ia ‘etcin dat ry y dolarron nly so matrimonio con Thoutergs. D la Setenea Ge ets Sinodas Favorable a Lotro se retrial Paps, El Papa en ds legados (los Arzobisps de Teévecsy Colo 1a) para anula fo dacdu an Aguserin. So reunion en Met (a. 863). Com 8 legacns te djaron Inlencar pare ey confimafon lo deci ea Aquisgzin, el Papa celebs un Coaciio en Letran ue a0 1 stun ce os Sodas anecores avoraies a Lotto. 449. Son numeroses os esters de Nicos 4 voc de fa osoudad Algures esa reco ids 20 EF 1, 82-86 130. CPJ. Aus. Rateneer, Lo sacraments de Isles cit, 310. (Nos estamos refiendo & laglesiaortodoxa, 26a as glesas erento qu forma pars de I fgesia celica We j UNA COMUMON INDISOLUBLE casos, seilaladamente cuando est probado el adulterio de la mujer 0 su conducta es notoriamente escandalosa".. Después, Ia canonistica y Ja teologia oriental creerén encontrar en la Escritura y en los Padres argumentos para apoyar esta doctrina: es decir, Ia Iglesia tiene potestad para disolver los matrimonios, cuando no existan otros medios para dar solucién a las situaciones desesperadas"., Pero s6lo tardiamente tendra lugar la recepcién de esta doctrina en la legislacién eclesiistica. Fue ef concilio de Constantinopla (a. 920) el que dio cardcter oficial a esta doctrina. El primer caso de autorizacion candnica tuvo lugar en el si- glo XP". En estos casos, sin embargo, nos encontramos ya ante la diso- Tuci6n extrinseca de los matrimonios. (Una cuestién que se considerara en el capitulo siguiente. 4. LA ENSENANZA DB TRENTO SOBRE LA INDISOLUBILIDAD El coneilio de Trento trata de la indisolubilidad como propiedad del matrimonio en el predmbulo o capitulo doctrinal y en los cdnones 5,6 y 7 de la Sesién XXIV sobre el sacramento del matrimonio”. En 08 lugares el concilio sale al paso de las teorfas protestantes que, con su doctrina sobre el matrimonio como realidad meramente profana, propugnaban la secutarizacién de la unién matrimonial y, como con. secnencia, Ia posibilidad de la concesidn del divorcia por la autoridad de} Estado. Por otro lado, al poner el aceuto cu el aspecte contractual humano, hactan depender la posibilidad del divorcio, en el fondo, de la decisién de los cényuges, Legitimaban esta posibilidad en la Escritura, Contra estas doctrinas el concilio, una vez definida la sacramentalidad del matrimonio (cf en. 1), condena también solemnemente las précticas divoreistas: en concreto la posibilidad del divorcio «a causa de herejia 0 por cohabitacién molesta o por culpable ausencia del eényuge» (cn. 5) En todos estos supuestos el matrimonio es indisolubie. Pero el concilio, al afirmar la indisolubilidad del matrimonio en el caso de adulterio, no sélo tiene delante a Jos protestantes sino también SL, B.ABNts, Ei marion, cit 39, 52, Sobre este pun cf PL. Huis, espace ae sprincped’xconomlen dns le domaine ma frimonia, en oRevtxCarm 28 (1978), 46.33; Ioan, Latoute de Elise athedows via vs ts Inariag des divoreés, en eRevDxCaa> 29 (1979), 4430, E. MeuuA, El vnculo marion fa fos eta teotogta sacramental y de i teologe mort de ia gla orodera. en VAN. Matt inonio 5 Buorco, et 187-2 53. Ct. Avon. Rarzooen, Las sacraments de a Iglesia 310, 54, Gi Cove. Tues, Ses, XXIV, Docirina sobre ef sacramento del matrimonio, en DS 1798: eines sobre ol sacramento de mairinonioca 5,89 7.et DS 1803, 19069 1807 Sone len. 6 vets adelante l hsbc dee indislubdad extiascca de} mame LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO. 2 los orientales, cuyas pricticas divorcistas no quiere condenar. Por eso. ‘usa una formula que, a la par que condena la tesis protestante, no hiera Ia sensibilidad de Ia Iglesia Oriental’, Ademés, si bien los padres con- ciliazes eran undnimes en la afitmacién de que el matrimonio es indi- soluble por su propia naturaleza, no eran igualmente coincidentes en la interpretacién de Tas cliusulas de Mt 5,32 y 19,9". ¥ tampoco se querfa condener como herética la opiniGn de algunos Santos Padres, principal mente de San Ambrosio a quien se identificaba con el Ambrosiaster. En. consecuencia, segin el parecer comin de los autores, lo que se afirma en el texto del concilio es: a) en caso de adulterio el matrimonio es in- disoluble por lo menos por la decisién de los cényuges; b) Ia Iglesia es infalible cuando propone esta doctrina”. Este es el texto del canon 7 del concilio: «Si alguno dijere que fa Iglesia yerra cuando enseiié y ensefia que, conforme a la doctrina del Evangelio y los Apéstoles [Mc 10; 1Co 7], n0 se puede desatar ef vinculo del matrimonio por razén del adulterio de uno de los cényuges, y que ninguno de los dos, ni siqaiera el inocente, que no dio causa para el adulterio, puede contraer un nuevo matrimonio mientras viva el otro cényuge. ¥ que adultera lo mismo el que después de repudiar 4 la adifltera se casa con otra, como la que después de repudiar al adéltero se casa con otro, sea anatema». La indisolubilidad del metrimonio no es definida en si misma, s6lo indirectarnente: en la condena de la tesis protestante, que decfa que la Iglesia cae en el error al ensefiar la indisolubilidad del matrimonio en caso de adulterio, «La sentencia més conuin entre los te6logos actuales es qule se trata de una verdad de fe, pero a la que no cabe calificar como definicién dog- mdticay®, Los autores clisicos suclen referirse a esta doctrina calificén- dola como «verdad de fe» 0, al menos, como «prdximia ala fe» 55. CFS. Pupssnaz, Teologia Moral, it, 382 P. Apts, El matrimonio, cit, 189-Un esto pormenerizula dal tevto puede verse en P. Russe, Divorsc In sequit ad adalterio el Como di ‘Trento (1303) ex Cea 6 (1970). 84-880: L. BRESGAN, La Indaba del maimonto en el cio de Trento: a4... BL viculo marimenial, et, 219-258; Ina, De indslubiate ma ‘moni ca Concitum Trideninum: opiniones recenes, animadversones et nova documenta eft . La decisiGn de ser fieles no se introduce en la donacién matrimonial de los esposos como algo posterior, como si fuera la consecuencia de su amor. La fidelidad, por el contrario, precede a su amor y le ofrece su objetivo. ‘No hay amor sin fidelidad. ¥ no hay fidelidad en €l matrimonio sin indi~ solubilidad: la indisolubilidad es ta forma objetiva de la fidelidad. En el matrimonio, amor, fidelidad e indisolubilidad son aspectos integrantes y complementarios de la misma tealidad: el amor matrimonial. Antes que ley o precepto, antes que exigencia social, la indisolubilidad es exigen- cia interna de la donacién matrimonial «La indisolubilidad del matrimonio no es un capricho de Ia Iglesia, y ni siquiera una mera ley positiva eclesidstica: es de ley natural, ce derecho divino, yresponde perfoctamente a nuestra naturaleza y al orden sobrena- tural dé la gracia. Por eso, en Ia inmensa mayoria de Ios casos, resulta con- dicidn indispensable de felicidad para los cOnyuges, de seguridad también spiritual paca tos hijos»"®. exigitiva y tendencial. Por su misma naturaleza y desde su misma rafz la comunién conyugal est llamada a ser para siempre, Esa es la raz6n de que si luego, en la existencia concreta, de hecho no es asi, el matrimonio no deja de ser verdadero. No se pueden identifica et ser y el deber ser oii el hecho del amor © comportamiento concrete. I bien de los hijos Citando al Vaticano II, Familiaris consortio argumenta que la indi- solubilidad, enraizada en Ta donaci6n personal y total de los cényuges, esté exigida también por el bien de los hijos (ef FC 20). Es la misma. argumentacisn empleada para la unidad de! matrimonio: el matrimonio debe ser indisoluble porque. de no serlo, diffcilmente se podria proveer de manera adecuada a la edueaciOn de los hijos. La condici6n personal de los hijos reclaroa la indisolubilidad del mairimonio como contexto idéneo para el desarrollo de su personalidad. Sélo el matrimonio indiso- Juble, en efecto, watiende perfectamente a Ia protecci6n y educacisn de Ios hijos, que debe durar muchos afios, porque las graves y continuadas cargas de este oficio més fécilmente pueden ser llevadas por los padres cuando unen sus fuerzas»® (2. 5, Bscaivd be BaLAauER, Conersaclones 8.07. (63. Pio XL Ene. Cart conn, 3 XIE.1930 0.37, en BF 1,732 LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO Asta arguinemtacién se han referido a veces los autores con la afir- macién de que la indisolubilidad es una propiedad requerida por el «fin pprimario» del matrimonio: la procreaciSn-educacién de los hijos* 6. La INDISOLUBILIDAD, DON Y TESTIMONIO Con independencia de los motives y factores que puedan intervenir ~tegislaciones permisivas, ambiente secularizado, ideas equivocadas de la libertad...-, el hecho es que la indisolubilidad les parece a no pocos como un valor trasnochado, de otros tiempos. Existen también quienes Jo ven como ideal hermoso, deseable; pero inalcanzable en Ja realidad. La verdad, sin embargo, es otra, segtin testimonian tantas genera- ciones de mattimonios en todas las épocas. Aunque, a veces con dificul- tades, la fidelidad est4 al alcance de todos. No es un «ideal» al que slo puedan aspirar algunos matrimonios especialmente privilegiados. El matrimonio ~se recuerda de nuevo- es vocacisn cristiana a la santidad. Por eso es claro que la indisolubilidad es un don: es decir, una ilamada de Dios que al mismo tiempo es gracia ~participacién real en 1a indisolubilidad irrevocable con que Cristo esta unido y ama a su Igle~ sia, capaz de hacer permanecer a los esposos siempre fieles entre si «Cristo renueva el designio primitivo que el Creador fa inserito en 1 corazon dei hombre y de la mujer, y-en ia celebracidn del sacramento dei matritnonio ofréce tun “cofazon nuevo"? de este modo Ios cényuges no sélo pueden superar la “dureza del corazén” (cf Mt 19,8), sino que tambien y principalmente pueden compartir el amor pleno y definitive de Cristo, neva y etema Alianza hecha carne. Asf como el Seftor Jestis es el “testigo fiel” (Ap 3,14), es el “sf” de las promesas de Dios (cf 2Cor 1.20) y, consiguientemente la realizacién suprema de la fidelidad incondicional ‘on la que Dios ama a st pueblo, asi también los cényuges cristianos estén Mamados a participar realmente en la indisolubjlidad irrevocable, que une 2 Cristo con la Iglesia, su esposa, amada por El hasta el fin (ef Jn 13,1)» (FC 20). Nadie tiene derecho ni los esposos ni ningtin otro~ a rebajar las exigencias propias de la indisolubilidad o a no tener en cuenta la fuer- za ~sanante y clevante— de le gracia. Son parte de la vocacién matri- monial. Cuando Dios llama a una misiGn determinada -en este caso el matrimonio, lo hace teniendo siempre en cuenta las coordenadas 64. CES, Tons v& Aum, Suppl, 467 22. CEA. FoRiNvee, Toolagin Moral ct, 18-419; G, Caz20., I onda cl matrimonio secondo i princp d 8. Tommoso, Ror 1985, {UNA COMUNION INDISOLUBLE hist6ricas ~tiempo, lugar, caracteristicas personales, etc... en las que hha de dar su respuesta el que recibe la vocaciGn. Por eso forma parte de Ia fidelidad a la vocacién ~a la fidelidad matrimonial- el esfuerzo, que, indudablemente, puede exigit no pocas veces comportamientos heroi- cos, para superar las dificultades y vivir las exigencias que derivan de la indisolubilidad. La fidelidad conyugal Ja alcanzan quienes, venciendo el egoismo que acecha constantemente la comunién conyugal, se esfuerzan por amar de verdad y, confiando en Ja gracia de Dios, son conscientes de {que «quien ama de veras al propio consorte, no lo ama por cuanto recibe de él, sino por él mismo, con la alegrfa de poder enriquecerlo con el don de sf(..). Fidelidad que a veces puede ser dificil, pero que nadie puede negar que es siempre posible, y siempre noble y meritoria. El ejemplo de tantos esposos, a lo largo de Tos siglos, demuestra no sélo que la fide- lidad es concorde con la naturaleza del matrimonio, sino que es fuente de intima y duradera felicidad» (HV 9). Aunque los momentos que atraviesen sean dificiles y vivan inmer- sos en la mediocridad, los esposos jamés deben caer en el desénimo 0 justificar lo inadecuado de su situacién. Deben advertir y ser conscicn- tes de que el don que han recibido es una invitacién a rectificar: una fuctza ~fuerza de Dios- para transformar su existeneia en un camino de fidelidad. Estén a tiempo y son capaces de llegar hasta las més altas cotas dei amor. Por eso mismo, el proceder recto cott los matrimonio en dificultad es siempre propotierles la verdad: mostrarles con claridad las exigencias del designio de Dios sobre la indisolubilidad. S6lo asi se les podré ayudar, y la comprensign serd ejercicio de la caridad. La defensa de la indisolubilidad es una de las cuestiones claves en la nucva evangelizacién. Y es tarea de todos los cristiano, que, sin embargo, deberd realizarse segin la diversa manera de participar en Ia misién de la Tglesia —jerarquia, laicos-, y también segdin las diferen- tes situaciones en que se ha de Hevar a cabo esa participacién Papa, Obispos, religiosos, laicos en las diversas actividades que desempefian, familia, ete... -, segtin recuerda la Exhortacién Familiaris consortio (ct FC 70-76). Pero es indudable que un lugar insustituible en ese queha- cer corresponde en primer lugar a los mismos matrimonios, tanto hacia dentro ~en el mismo matrimonio— como hacia fuera, es decir, respecio a otros matrimonios. Yo realizarin, primero con el testimonio de mutua fidelidad siempre renovada; y después,con su palabra, haciéndose eco de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad, En este apostolado merecen wn reconocimiento especial aquellas pa- rejas que, «aun encontrando no leves dificultades, conservan y desarrollan el bien de la indisolubilidad; cumplen asf de manera titil y valiente, el AS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO cometido a ellas confiado de ser “signo” en el mundo: un signo pequefio y precioso, a veces expuesto a tentacidn, pero siempre renovado de la in- cansable fidetidad con que Dios y Jesucristo aman a todos los hombres acada hombre» (FC 20). Refiriéndose a las mujeres injustamente afectadas por la infidelidad del matido -sobre ese punto se le preguntaba, pero la contestacién vale también para el marido, afectado injustamente por Ia infidelidad de la ujer-, San Josemaria decfa: «si esas mujeres tienen ya hijos a su cargo, hhan de ver en esto una exigencia continua de entrega amorosa, maternal, entonces muy especialmente necesaris, para suplir en esas almas las defi- ciencias de un hogar dividido. Y han de entender generosamente que esa indisolubilidad que para cllas supone sacrificio, es en la mayor parte de las familias una defensa de su integridad, algo que enaoblece el amor de Jos esposos ¢ impide el desamparo de los hijos>* ‘Muy parecidas son las palabras de Juan Pablo Ialudiendo a la misma situacién: «Pero es obligado también reconocer el valor del testimonio de aquellos cényuges que, habiendo sido abandonados por el otro c6nyuge, con Ia fuerza de la fe y de la esperanza cristiana no han pasado a una nue- va unin: también éstos dan un testimonio de fidelidad, de ta que hoy el ‘mundo tiene gran necesidad. Por ello deben ser animados y ayudados por los pastores y por los fieles de la Tglesia» (FC 20) Bibliografia (CarntSio DE LA ToLiia, rin, 1646-1648; 2364-2363: 2382-2386. JwaN Pasto II, Exh. Apost. Familiaris consortio, 22 X11982, n.20, L. Bressan, La indisolubilidad del matrimonio ‘en el Concilio de Trento, en Waa. El vinculo matrimonial. ¢Divorcio o indisolubilidad?, Madrid 1978, 319-238. C. Bure, La indisolubilidad matrimonial y la defensa de las personas, en «SerThn 22 (1990), 145-156 H. Crouzes, La indisolubilidad det matrimonio en los Padres de ta Iglesia, en W.AA.. El vinculo matrimonial ;Divorcio o indisolubilidad? , Madrid 1978.61-116. A. Diez MACHO, Indisolubilidad y divoreio en la Biblia, Madrid 1978 W. Kasper, Teologéa dei matrimonio cristiano, Santander 1980, 65-100 65, JLEScRWvA be BaL ate, Canersacianes, et .0.97 CariruLo XVII LA\NDISOLUBILIDAD «EXTRINSECA» E LA COMUNION CONYUGAL Por mds que se deteriore la Konvivencia en el matrimonio,e! vincu- Jo conyugal no puede ser disuelt§ por la decisién de los cényuges, tras- ciende el dmbito de su voluntad (Y¢ indisoluble intrinsecamente, segiin se acaba de ver en el capitulo anterity). Pero ,cabe que, por lo menos en algunos casos, se pueda proceder a léNlisolucién de los matrimenios por alguna instancia externa a Jos mismo\ esposos? El matrimonio es una realidad sagrada.y. en el caso de los eriNianos, es, ademés, sacramento. El Estado, la autcridad civil no tiene se dpncluye— potestad algima para ~~ disolver el matrimonio (cf cap. VIII, 2). ;¢ puede decir lo mismo de la Iglesia? Se examina, en consecuencia, la chestiGn de Ia indisolubitidad extrinseca del matrimonio, (Otra cosa es 1a Yeparacién conyugal ~per- maneciendo el vineulo~ de lo que se trata en & capitulo XVI}. En el tratamiento de este tenia se hace nece\ario diferenciar entre la cuestién «de hecho» y la «de derecho». Es decit\eémo la Iglesia ha ac- tuado hasta ahora (Io que ha hecho) y si, a pesar d&\que no hayadisuelto los matrimonios en el pasado, puede hacerlo en el Kuturo (lo que puede hacer 0 Ia cuestién «de derecho»). Considerando esths dos aspeetos ~la cuestién de hecho y de derecho- se analiza, en primeNugar, lapotestad de la Iglesia en relacidn con la «disolucién» del matrinlynio de os bau- tizados (1); y, después, esa misma potestad respecto del \natrimonio de los no bautizados (2) Como consecuencia de la comprensisn ce la naturaleza y de la «potestad de las llaves» recibida de Cristo, la Iglesia fue:

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