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Pensaba que me hundía, pero no, estaba cambiando… mutando (Ficción)

(Solo para niños y adolescentes prematuros como decía ACE)

Por: F l o w

CAPITULO 1 Parecía que me hundía…

Después de levantarme esa mañana, apabullado por heridas físicas y mentales, me


acompleje de ser lo que era, realmente no me interesaba mi existencia, pero el destino
quería que experimentara el declive para poder darme cuenta de las puertas ocultas que
él tenía para mi disponibles.

Para entonces vivía en Capilla del Monte, otra vez en una carpa, cerca de la entrada de
las cuevas que van a la ciudad de Erks, en un cerrito de nombre Uritorco. En ese tiempo
yo formaba parte de una tribu indígena que le decían los “Come-chingones”. Como les
decía, vivía dentro de una carpa, esta vez dada mi situación económica pues no tenia
empleo, buscaba trabajo aunque fuera de perro guardián de alguna mansión, pues no me
habían aceptado como guía para dirigir visitantes hacia la ciudad luz de Erks, además que
tenía una toz canina y se me caía el alma a borbotones como despegándose de las
cataplasmas de mierda que tenia pegadas a mi sistema celular, o sea, a la memoria
celular, que cada vez no hacían sino repetirme lo mal que estaba, y no saben lo frustrante
que es aquello cuando te quieren hacer sentir como un perdedor.

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Así que deje que el curso del día lo marcara ese destino que me acogía en su lento
desenvolver. Fueron pasando horas como minutos, no cabía en mi mente otra cosa que
un embombamiento, pero gracias a esos desesperantes instantes entre el vacio donde no
pasaba nada, pude descubrir todo lo feo que yo había esculpido dentro de mi ser durante
no solo mi efímera actual existencia sobre este planeta, sino también de todas mis
presencias anteriores en mis otras reencarnaciones. Y me di a la tarea de ir re-
escribiendo todo otra vez pero en papel. No veía aquellos retratos que los hubiera
transcrito en mi alma, ni en mi espíritu, estaban labrados más bien como en el corazón, en
la mente, en la memoria de las celdas, en mis cuatro cuerpos inferiores. Y escribí todo,
llene hojas de papel, no sentí que cargaba rabiecita ni angustia, solo experimentaba el
descubrir y la confesión que me hacía a cada frase sobre aquellos caracteres pegados en
mi íntimo, que de todos modos deberían ser sacrificados para siempre en el epitafio de
una tumba anunciada entre el fuego de los olvidos.

Es tenaz morir para un ser humano, lo siente como un “Fin”, ese término final de su
existencia a la que anhela seguir adherido… en mi caso, como ya llevaba mi tiempito
desprendiéndome de todo y de todos, así pues la muerte se me volvió como una mutación
más o menos, y el peso de mi consciencia me iba librando de toda pesadilla presente,
hasta que mi transformación se pudo dar total. Claro que todo eso se me engendró como
una tempestad, un huracán de cambios que se comenzaron a dar de una forma tan
rápida, que mi cuerpo y órganos comenzaron a sentir un tirón como si se estuvieran
degenerando a velocidades impresionantes.

Claro que luego de dicha agonía entre las tormentas contagiadas por los silenciosos
movimientos de un inconsciente ser vivo que aun palpitaba dentro de mí como pidiendo
clemencia a una muerte ya anunciada, vino la calma de saberme que podría habitar en la
cúspide de los más grandes bosques, donde bien arriba la nieve es perpetua y podía
sentirme como un gigante de diez metros que caminaba por entre los Andes de mis
sueños acampando entre la paz sublime de una reflexión infinita que compartía con una
comunidad dentro de una ciudad de luz azulada sostenida en el aire llena de luminosidad,
cristales y espejos, contigua a increíbles y mágicas crestas de nieves perpetuas... y
entonces ahí fue cuando comencé a escribir sobre un papel, esta vez, las glorias del ser
humano que no soy, sino del que me gustaría ser, para psicocear al inconsciente y situar
al consciente en una posición dispuesta a entablar dialogo con seres superiores.

Pero después de leer una y otra vez tan emotivas frases de aliento para una mente
agonizante al sistema del homo-sapiens, sentí como una contradicción enorme en el
pecho, un toque de rabiecita y una sonrisita burlesca que se me dibujaba en el barbado
rostro, que no he podido afeitar por estar además apestado con esa toz milenaria que
traigo desde mis ancestros indígenas, no sé si de los Apaches, los Tomahawks, los Inkas
o los Koghi. Lo que sí es cierto, es que gracias a ella escribo, al tener el órgano de la
sanidad alterado, o si no, estaría pegado a un TV amaestrando neuronas a que fueran
como parte de un video ajeno que no vive realmente en el medio ambiente donde existo.

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Pero claro, ahí junto al tv fue que se me pego la idea de que el arte contemporáneo tiene
una fuerte tendencia minimalista, parece que juegan a mostrar a un Mickey Mouse y otros
emblemas de infancia, ligados a “grandes” encuentros físicos, como a una silla del siglo
XIX, o untados de un metal corrosivo encontrado en un albergue para tales cosas, o junto
a cortas o largas frases sacadas de libros donde escribió en un otrora algún gran poeta de
las letras contemporáneas. Pero otra vez me toca repetirme: quién soy yo, no más que un
pijao maltratado por la invasión europea de hace 500 años, que no sabe nada de los
descubrimientos culturales contemporáneos que van acompañados de música clásica
bella… me quede fue anclado entre un complejo de mi pasado, además aquellos
señoritones son individuos con grandes estudios en el campo del minimalismo moderno
que apoyan y repiten como si fuera su biblia todo lo que les enseñaron en las respetuosas
escuelas de hermosas artes. Y no me quejo, solo doy un paso al lado, Jerónimo el
Apache quiere cambiar de profesión para independizarse y poder pagar el recibo de la luz

Claro, porque en todo este desbarajuste por el que estoy pasando, el novo arte
contemporáneo nada tiene que ver con que tenga una toz de perro arrastrada, o que
desee cambiar de profesión. Esta transición es solo un cruce mas en el camino, de
aquellas intersecciones que a veces me encuentro y me dan la opción de cambiar mi
posición geográfica, de observar otra cultura, cambiar de tema, sentir otro amor, cambiar
de visión, de juego, de amigos, de alimentos, de colores, de laboro o lo que sea. O tal vez,
me da cosita decirlo, esta transición sea la forma de sacarme la paranoia de desear seguir
pegadito ahí a todo lo que es normal y complaciente para el bohemio que vive en mi.

Hasta el punto que en este momento me sienta que no puedo seguir escribiendo, hasta
que tome una decisión en esa encrucijada del camino. Ahora no se si esta palabra
“encrucijada”, represente para algunos de Uds. una connotación negativa, la verdad es
que ella en realidad solo personifica la unión donde se encuentran varias sendas, allí
donde el caminante toma una decisión. Lógico, claro está, que para aquellos que toda la
vida han caminado en línea recta sobre la mesa del comedor de las instituciones, pues a
lo mejor no entienden ni mu de lo que estoy hablando, aunque espero que sí.

Estas intersecciones de muchos caminos, se le aparecen solamente a ciertos individuos


que andan por ahí dejando huella obligada sobre la piel de la tierra, entre el aliento del
viento, con gotitas de agua cristalina invisible. Los otros caminos, los lineales, solo
cambian de plano dentro de la arquitectura de una matrix ya evidente y predefinida. De
todos modos instituyo que estos renglones sean leídos solo por aquellos que respiran el
aire fresco de las cavernas angostas de otros conocimientos.

Allí dentro de la carpita mientras pasaba por el surco agudo de las reflexiones en mi
soledad, recordaba a mi madrecita decir cuando aún yo vivía en la choza familiar:

- Si lo oís?, es el viento que suena –dije yo.


- Entonces es un ventarrón, me decía, un ventarrón tremendo.

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Para ella los sonidos, las imágenes y su funcionar, casi todos representaban circuitos con
una alta posibilidad de desastre; y por su condición mental, no había explicación que le
valiera. Así que me tocaba confrontarla suavemente pero firme, o vivir los arrebatos y
consecuencias de unas posibles acciones imaginarias que se abrían entre sus miedos
como prolongados arrebatos de ira o ansiedad mezclada con frustraciones, o… comenzar
mi aprendizaje del amor y demostrar que usaba el afecto cuando compartía con ella.

Era en uno de esos días cuando se iba la luz en el barrio –déjese traer al siglo XXI, eran
casi las seis de la tarde y trataba de sumergirme no en reflexiones, sino en pensamientos
positivos, para que de cualquier acción junto a los abuelos, mi paso fuera de aprendizaje
de una práctica diaria en las sendas del amor, pues era una de las llaves a los portones
ocultos del destino, ya que no hacían sino repetirme de allá de la ciudad intraterrena, los
Progenitores Mayores: que yo vine a esta vida para Servir con paciencia y trabajar para la
Luz y el Amor Universal, y que era un ser de Luz muy poderoso.

Desde muy niño comencé a viajar fuera del hogar materno; primero los paseos de la
escuela rural a lugares pintorescos, luego con amigos en campamento por dos o más días
hacia las veradas cercanas. No les cuento en esta sección los viajes realizados con la
familia a otras aldeas vecinas desde Tucumán hasta el Cauca, que entre otros fueron
numerosos y mágicos… simplemente referiré por encimita aquellos que hice fuera del
hogar materno ya fuera solo, o con amigos, o amadas.

Viaje cuando ya me había graduado de indígena mayor por algunos lugares de la


Colombia en una potranca enduro, algunas veces los viajes lo hacía más que todo con
algunos amigos cercanos con los que compartíamos similar adrenalina x-trema para
internarnos en las selvas y montes cercanos a la Cordillera. Con las amadas era diferente,
nos íbamos en canoa hacia las zonas salvajes del Pacifico, yo jugando a ser Robinson
Crusoe y ellas a una Eva en vacaciones.

Más adelante me dio por expandir fronteras y comencé a buscar rutas por entre otras
líneas geográficas afuera del imperio Inka. No como turista, más bien como un curioso
interesado en el sentir por otras culturas y experimentar la novedad que ello envolvía.
Todo fue interesante en el sentido literal del aprendizaje, pues me encontré con tribus que
hablaban otras lenguas y que se desenvolvían entre el status quo como animales salvajes
alejados del mundanal, algo que se asemejaba al tipo de adrenalina verde de mi ADN. Ahí
fue donde se me fue pegando lo bonito pero también lo feo. Desde ahí fue que
comenzaron a escribirse las grafías en mis células, como les decía antes y con todas las
sonatas inconclusas… quisiera ilustrar esta escena con un pensamiento de esa época:

“…today, I let myself dive


into the real world
and I drank good & bad
and I found out
how beautiful it was
seeing good
just loving the bad…”

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Como viajaba y nomadiaba, interrumpía secuencias lineales y terminaba con estudios, así
fue como no me gradué ni de arquitecto, ni de antropólogo-sociólogo, ni en artes
plásticas, ni en programador de software, ni otras cosas por ahí. O sea que no soy ni
licenciado, ni normalista, ni profesional, ahí un poco de sabiondo de muchas cosas.

Mis conceptos sobre las observaciones hacia la vida que me pasaba al frente, estaban
muy distantes a ser afines con lo preestablecido y muy lejanos de la filosofía de la
Universidad el Gran Inca, que me iba cada vez desilusionando más y más. Me movía
como un pez entre aguas turbulentas practicando solamente lo que me dictara el alma.

Esta no es que sea una experiencia muy recomendable, ya que al realizar el experimento
en carne propia, asume momentos asfixiantes, pero también muchos de satisfacción,
sobre todo aquellos donde la sensación nueva de libertad se entrega entera a uno como
dama de la tierra. Descubrí que no es fácil alcanzarla, es como volar en una moto sin
casco y con el cerebro abierto por entre veredas naturales donde el viento atraviesa todas
las neuronas disponiéndolas a bailar una a una en separadas tonadas dejándolas como
alumbradas a todas ellas individualmente al sentir el viento pasar… todo producto de la
genuinidad del experimento, profesión: Buscador de la Libertad. Pero debo hacerles una
confesión de pecho: siempre he admirado de una forma u otra, a aquellos individuos que
planificadamente desde niños o adolescentes, ya tienen un plan lineal para sus vidas.

- Pero si será realmente el viento el que suena?

Fue mi última pregunta, pienso que desde hoy, me jubilare a mi pasado, significando
ampliamente que me gustaría dejar hasta de escribir, me alejare de muchas cosas a las
que he estado atado durante tanto tiempo como si fueran el estado óptimo y más sublime
de mis capacidades. Ese estado óptimo del que me creo dueño y en el cual como
humano, es aquel que creo debería de alcanzar… hoy lo vomito del pensamiento y me
doy cuenta que esos estados no existen en fase solida, puesto que su temporalidad y falta
de conocimiento profundo y a priori sobre la carpeta roja del universo, los vuelca a quedan
expuestos a ser ilusión de un sueño, que a veces se hace tan largo que peligrosamente
se puede uno quedar pegados a ellos de por vida.

Como ven las consecuencias de la autonomía para escoger su propio destino, camino y
forma de sentir la verdadera libertad, puede generar resultados a la larga algo fatales, si
no percibe uno conscientemente los rededores consecuenciales de esa “realidad” a
tiempo… quiero que sepan que tampoco profundizare en este tema porque no es
realmente de lo quiero escribir ahora.

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Las postreras lamentaciones del último de los mohicanos, aconteció en un bar de calle
inmunda, a media luz, en cualquier ciudad a la que ud se pueda imaginar a un pobre indio
perdedor como yo caminando solo entre poblaciones decadentes con su rostro
atormentado por no encajar en algo que no quiere y con el aura salpicado de fallas
personales por culpa de su libre albedrio. Si no es capaz de imaginarme en una poluta
ciudad, imagíneme en un pueblito, o una barriada del bajo imperio Inca, o del sur
destartalado de Gringolandia (por referencia de alguna película); no importa donde me
imagine, sino como me imagina, así: arrancado, sin un céntimo, con ropas ultrajadas por
el viaje, con una mochila deteriorada por los polvos, el pelo largo y desaliñado, el rostro
curtido por la herencia indígena de mi sangre, con el culo partido de tanto tener que
comer mierda, la misma eme que cagaba terminaba comiéndomela al pagar el tributo de
la acción y la reacción al cacique de turno de cualquiera de mis reencarnaciones.

Pero dese ud el lujo de escoger locación para mis huellas, allí, coloque el bar de mala
muerte tipo oeste pensado por Tarantino. Porque ud es el que escoge todo, porque al
último de los Mohicanos, lo sentenciaron fueron Uds. mismos, en el mismo rincón de la
esquina de todos vuestros complejos arrejuntados y “ocultos”, auspiciados por una firma
multinacional. Yo solo puedo sentenciar cucarachas: las puedo escoger como amigas, o
les hecho fli del verde de Bayer para que se mueran lentamente en agonía cerebral.

Uds. por el contrario, sentaron al último de los Mohicanos en una especie de silla eléctrica
conectada a la decadencia de los Iluminati y le cambiaron de nombre, le pusieron hizque
el “Ultimo de los Chimbombianos”; pero aun así, en medio de vuestra cultura veloz que
anda en MÍO, se fue quedando solitario, arrumado contiguo a todo aquello que arrejunto
toda su vida como evidencias a su creatividad, y untado de un mundo de sueñitos que
colecciono que a la final se le volvieron pendejos, porque la marea de la nueva cultura
minimalista llegaba veloz y con una sonrisita maliciosa y en silencio le fue poniendo el
dedo señalador como al apátrida de los inmortales, por toda la teoría falacia que tanto
parlaba el tipo ese… el último de los chimbombianos.

Pero para cambiar de tema, tendrían que redimir mis neuronas también, porque ya andan
todas untaditas del friki viaje en que Uds. metieron al tipo ese. Y se dicen que no son
culpables… pues como lo van a ser si no alcanzan a ver más allá de sus narices; y no es
por culpa de no tener gafas, porque ven es re-bien, solo que están apostados a seguir
ladrando como perros… que conste que les dije que el tipo ese no era un perro, que no
había que comérselo, fue cuando Uds. me dijeron: que mejor, que “muerte al gato”, que
como fuera había que colgarlo, ahorcar al último de los Mohicanos.

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Yo realmente no sé como llegue a involucrarme tanto entre la vida del chimbombiano ese,
y la de los “ellos”, creo que por aquello de escoger al débil para defenderlo. Pero cual
débil, si todos los videos que he colocado en la pantalla neural, muestran a Chimbo como
un guerrero, una estrella social sub-terranea… oh, ahora que me acuerdo en realidad si
tenía una debilidad al verlo bien: descomunales Sueños, y como los “ellos” lo odiaban por
todo, pues ni modos.

Así fue que cuando descubrieron sus visiones, ahí fue cuando se le vinieron encima, y a
Chimbo le dio por declamarles el siguiente poema de muerto como su último deseo, al
frente de Bellas Artes:

“Estoy loco y no me escondo

Persisto en salir al ruedo para gritar

Como lo hicieron Galán y Gaitán.

Estoy loco y huelo a muerto

Asesinado por los “ellos” minimalistas,

Y todavía me quedan dos años

Para alcanzar el océano de los cambios,

Debo permanecer cuerdo hasta ese día.

Por ahora, luego de que me engañaron

En una entrevista de trabajo

Veo que no nací para atarearme en

Vuestras maquinas de hacer dinero.

Mucho gusto, les presento a:

Los grandes talentos del mañana

La boca viva de uno de los

Sacrificados por la generación

Chimbombiana.”

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No quería escribir, pero no puedo detenerme sino a denunciar cuando quieren los “ellos”
sacrificar a otro hijo de lo Eterno en plena carpeta de la injusticia y en una atiborrada calle
de bar barato escogido por Uds. mismos, a mitad del día. De todos modos a ese
Comechingones, lo asesinaron los “ellos” sin lavarse las manos, y qué, si los “ellos” son
los que son elegidos para tratar de manejar a los que realmente sueñan; entonces que
maten al boludo de Chimbo, a ese también, que crucifiquen a todos los que se rebelan
contra Roma. No sé cómo decirlo bien, o mejor dicho: comencé a decirlo de otra forma sin
ir a escupir saliva como perro, ni vomito como borracho; menos ahora que me han
presentado a una “grilla” y no le perdoné la sonrisita esa de calienta pollas, pues que
chupe ya que le gusta. Ahora ya no se me quedan las ilusiones colgadas del techo, pues
saque el rojo del catre y lo pegue a la parte trasera del carro donde está colgado un
letrero que dice: “Recién Casados”, de hace como cien años, cuando los abuelos
descubrieron esa vagoneta de los años 20’s toda limpiecita y sin un rayón.

No es que me fuera a casar con la grilla, no, era la aventura de buscar el secreto oculto
de tu romanticismo que está pegado detrás del cuadro de tus apariencias; porque me
gusta sacarle lo imposible a las apariencias de los demás, desmenuzarles el muro de
Berlín, destruirles la máscara de sus fortalezas y desenmascarar al niño lastimado que
sus demonios lo ocultan como presa suave que llevan al matadero.

Tenía que contarles todo esto para poder dejar libres las puertas ocultas del destino,
aquel del que les hablaba al principio de este laberinto de persecuciones banales.

CAPITULO 2 El Amor

Pero me cansé de vivir en la carpita en Capilla del Monte, y me lance al infinito placer de
caminar las montañas, la mañana estaba como si los ángeles se hubieran vuelto átomos
que podía respirarlos a cada inhalación. Entonces decidido pensé que lo mejor para mí,
debería de ser comenzar a encaminar las huellas en otra dirección.

A la mitad de la senda por donde iba subiendo, me encontré a esta chica de la tribu de las
montañas, que parecía una pequeña flor apabullada de complejitos, se llamaba Angelita,
nos saludamos y me recuerdo que ella era del grupito de las grillas que conocí el otro día,
entonces como ella tampoco tenía nada que hacer así como importante, nos dimos a
caminar hizque a buscar la entrada a Erks –saben que significa Erks? Hizque Encuentro
del Remanente Kósmico Sideral, nombrecito bien interesante como para estos tiempos,
porque si le estuviera contestando una carta escrita en Olivetti a Andrés y le explicara del
significado de Erks, me diría que estoy más loco que él, pero no, mi amigo Andrés me dijo
de verdad que eso le detuvo la metedera de Valium porque se le calmo la tartamudez que
tenía de una, y en pago me prometió meter mis cuentos en su Libro Negro, el invisible...

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Entonces la Angelita nena grilla me señalo de repente una hendidura en la tierra, como
entre un montículo de arboles, y nos sumergimos entre las ramas y se convirtió el
caminito de hiervas en una semi-cueva que nos iba profundizando mas y mas. Al cabo de
las horas de caminar entre una cueva alumbrada por unas lucecitas que no se sabía si
salían de la piedras de las paredes o de un riachuelito que corría paralelo a las huellas
que íbamos dejando entre la semi húmeda superficie de la entrada de la cueva, nos
detuvimos un momento y ella comenzó a dibujar en el ambiente una serie de románticos
movimientos femeniles de atracción, entonces me dio la oportunidad de comentarle sobre
el amor kundalini.

Toda coquetamente intrigada me pregunto que era, le dije que una forma de hacer el
amor de verdad sin derramar el semen, curiosa me dijo que como se hacía, yo ni corto ni
perezoso, le dije que si quería le mostraba, ella accedió y me di cuenta que no se si yo fui
el que caí en sus lazos de atracción o ella en mi cuento de la serpiente espinal del
kundalini…

Me comencé a quitar la ropa, y Angelita púdicamente me dijo que qué era lo que estaba
haciendo, le dije que iba a mostrarle lo del amor kundalini ese, que ella también debería
de estar sin ropa, y que no tuviera miedo de nada que no la iba a maltratar ni hacer daño,
que era una forma de hacer el amor entre parejas sin los instintos animales.

Cuando estaba totalmente listo, me senté en forma de yoghi sobre algo de tierra suave
junto al riachuelo, y cerré mis ojos por unos segundos, al abrirlos, estaba Angelita al frente
mío, toda en vestido de Eva, hermosa, curvilínea, animal sensible y dulce, con su mensaje
de amor a flor de piel. Le extendí la mano y le dije que tenía que sentarse sobre mis
piernas y con sus piernas rodearme; al hacerlo, mi phallos que estaba burbujeante de
auras, sintió como al irse sentando ella, con su flor abierta al sentimiento de Gaia, se fue
ajustando a la piel interna de su polen que con su suave humedad lo iba como
acariciadamente instalándolo a un lugar, a un hogar fijo dentro del Amor Universal, así
como el agua de un riachuelo pasa y se acomoda al camino por donde va surcando hacia
el mar.

Y penetrándome lentamente entre el interior de Angelita, la indígena vecina, me fue ella


desgranando las poesías secretas que existen sobre la unión de dos seres humanos
terrícolas, a través de algo que reflejaba en su mirar intenso, y que me enviaba sutilmente
mientras sus cabellos le caían suavemente en sus expuestos senos redondos y tiernos
como laderas vírgenes del monte Uritorco.

Así nos quedamos Angelita y yo, el apalache Comechingones, sentados, abrazados,


penetrados, unidos, sintiendo, con los ojos cerrados y palpando las pequeñas partículas
de mensajitos que enviaban las células de nuestras pieles mientras se comunicaban
profundamente como si todo ese espacio sideral y kósmico de Erks se estuviera
transmitiendo a través de nuestras columnas vertebrales.

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De un momento a otro y después de un largo tiempo de estar en esa posición de
amantes, una luz intensa como de sol y blanca como la nieve, exploto dentro de nosotros,
que ya a esas alturas de estar como en una meditación diferente, nos sentíamos como un
solo cuerpo, y la Luz ésta recién nacida, comenzó en nuestros unísonos chakras, a
levantarse como una serpiente hacia las alturas subiéndose por toda nuestra columna
vertebral hasta el cerebro, donde nos dejo todos transformados, iluminados y llenos de un
polvito cósmico del que no tengo palabra como contar, era mágico...

Luego de nuestro gran descubrimiento del kundalini, nos fuimos relajando y bajando otra
vez a nuestra realidad del acá y el ahora, hasta cuando nos dimos cuenta ya estábamos
era dentro del riachuelo jugando a echarnos agua.

Al rato nos vestimos, nos dimos un beso suave y delicado en los labios, y cogidos de la
mano seguimos las huellas del camino hacia lo desconocido.

CAPITULO 3 La ciudad

Como no sabíamos ni dónde íbamos, y como estábamos alumbrados en nuestros


corazones y cerebro con unas luciérnagas siderales que nos mantenían como bobos
sonriendo por todo y con todo, la aparición de una ciudad flotante de una luz lapislázuli al
frente, no nos sorprendió de a mucho, mas bien, nos alegro mas el corazón y nuestros
cuerpos corrieron como anhelantes por algo que estábamos deseando por los siglos de
siglos de los siglos de tanto estar metidos dentro del cuento de los karmas y las
reencarnaciones. Claro, esa alegría se dio puesto que cada uno de nosotros se había era
saturado de esos círculos viciosos repetitivos desde hace mucho tiempo, y nos habíamos
dado a la tarea cada uno por separado y desde antes, a eliminar los procesos repetitivos y
a avanzar en la consciencia evolucionadora del ser Yo Soy dentro de cada uno. Parece
que eso no fue nada de coincidencia nuestro encuentro en el camino allá arriba.

La ciudad que estaba colgada de la nada nos fue atrayendo poco a poco hasta que
nuestros cuerpecitos se fueron disolviendo entre la Luz que nos llegaba, dado que la
gravedad de Gaia ya no nos podía sostener más y así fue como nos elevamos
ligeramente hacia nuestro nuevo hogar.

Que les puedo contar de Erks, estaba lleno de seres Luz provenientes de diferentes
lugares, casi todos antiguos; unos venían de la Atlántida, otros de diferentes planetas de
la Vía Láctea, algunos eran Maestros Ascendidos de la misma Gaia, y pocos de otras
Galaxias. Los habitantes eran todos de diferentes tamaños, unos eran de hasta unos 10
metros de altura, otros pequeños como nosotros, pero no se sentía la diferencia de
cuerpos, eran y nos sentíamos como parte de una familia, de una hermandad universal
unida por un Amor Universal.

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Había afuera de la ciudad, unos espejos, o mejor dicho, tres espejos gigantes y un cristal
enorme que colgaba como sostenido de la nada de ese cielo intraterreno. Ese mundo
interior era sorprendente, pues no se sentía uno como si estuviera en una cueva, puesto
que se veía arriba como un cielo azul, el cristal colgando, los gigantes espejos al fondo y
unas montañas como llenas de nieve alrededor de la ciudad.

Que qué teníamos que hacer Angelita y yo?, pues nada en especial ni nada en particular,
ni nada de lo que Uds. se imaginan, solo andar por espacios de cristal que resplandecían
y que al mismo tiempo lo llenan a uno de un algo cósmico y pleno que no le deja sentir
necesidades o deseos de nada más, solo llenarse de Luz, de sentir un Amor pleno, de
nadar en Paz y hablar Verdad con todos los seres que nos íbamos encontrando.

Un día que estábamos contemplando el paisaje en una terraza gigante que daba hacia
una montaña llena de nieve, la más alta, de donde podíamos ver también el gran cristal,
se nos acerco un señor de barba muy blanca que se me hacia familiar, que nos dijo, no
adelanten nada al pensamiento, deben permanecer en Erks, hasta un tiempo prudencial,
afuera en la superficie de Gaia se están dando unos cambios extremos que deben
cumplirse para que esté todo el planeta en sintonía con el Sol central de la Galaxia y
todos los hermanos de nuestro universo en armonía... y luego de decirnos esto, se fue
dejándonos su sonrisa tan dulce como su presencia.

CAPITULO 4 Allá Comechingón

Antes de conocer a Angelita, mientras vivía en mi carpita, allá entre los Comechingones,
tenia, o llevaba una rutina falsificada, aburrida, una de las causales de mi llegada al
“pensaba que me hundía…”. Me había dedicado intensamente a programarme como un
gestor de glorias inexistentes, pasaba todo el día caminando entre los bohíos de mis
conciudadanos, explicando mis tesis del Nuevo Mundo y alegando de que la época de
cambio debería de darse inmediatamente entre cada uno de forma personal.

Claro que nadie me escucho, quien va a escuchar a alguien que es del estrato 1 viviendo
entre privilegiados de una sociedad que parecía glorificarse de sus propias obras que
hacía a diario a través de las tantas voces que salían en forma de palabras santificadas
de mundos internos untados de egos que no conocían la palabra Paz.

Yo era a veces el portador de una noticia apocalíptica, pero ellos, eran el apocalipsis de
una nueva era apersonado. Yo también, tengo que confesarlo en estos monólogos
cuentistas ficcionistas, inventadistas; que tenia a mi otro yo salpicando palabras falsías,
ese era el problema que me identificaba gravemente: mi doble personalidad, mi doble
albedrio, mi dualidad geminiana contradictoria, mi torrencial terquedad a una idea
agonizante, agonizante porque solo vive en mi, afuera, esta muda porque no es
escuchada por nadie ni por nada, solo hablo en silenciosos mono-logos incomprensibles.

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Esa fue una de las razones fuertes por la que fui cayendo en aquel hueco de
incertidumbres mentales donde me sentía que me hundía… aunque en realidad, mutaba.
Porque cuando el ofidio cambia de piel, o el águila se renueva toda, les debe de doler
hasta el alma de todas sus encarnaciones pasadas. Claro que yo tenía mi cable a tierra
conectado en forma estratégica. Era amigo de un combo de medio criminales, no es que
fueran asesinos ni nada de eso, ni tampoco terroristas pues en esos años viejos cuando
viví con los Comechingones, esa tribu era decente, imploradora de bienes de los dioses
invisibles, y gran re-gente que se gano la mayoría su escalón a emigrar fuera de la vista
de la superficie, y penetro lentamente y a su debido tiempo la cuevas eternas del camino
a Erks por protección de la invasión europea, algo similar le sucedió a algunos de los
Mayas, pero de los Incas, solo una.

Este grupo de amiguitos, lo que hacían de criminal, era que no creían en nada de lo que
los ancianos de la tribu decían referente a la nueva era venidera. Ellos solo vagaban y se
negaban a realizar labores de responsabilidad alguna, como yo era algo parecido a ellos,
aun ni vivía dentro de la comunidad, puesto que mi carpita me dio por hacerla, lejos muy
lejos a una altura del Uritorco, de donde podía visualizar los centelleos de luces que en
las noches se veían de cómo naves espaciales sofisticadas, entraban y salían puertas
invisibles de la montaña aledaña.

El grupo de forajidos, como les decía yo, eran adolescentes prematuros y niños salvajes,
yo ya tenía 18 años, y con un alma antigua de millones de años, reencarnaciones
elevadas al cubo y la raíz cuadrada del pensamiento dividida en dos para poder entender
las barrabasadas que decían esos niños con almitas recién elaboradas.

Claro que lo que si entendía bien claro, era que por ser ellos seres recién creados, tenían
bastante desarrollado el ADN con impulsos incrustados del gen “A”, que a muchos de los
de nuestra tribu le habían quitado los ángeles caídos en aquella vez que llegaron a Gaia a
instalarse como dioses de los menos entendidos.

Yo como venía de otra estrella lejana, tenía mi ADAN completo, así que podía entender a
esos niños con mayor facilidad y también a los ancianos de la tribu que tenían el don de
conectarse con las esferas superiores y al gran comando de la Galaxia central, de donde
venían los Progenitores Mayores a realizar sus enseñanzas como Maestros Ascendidos
en este planeta.

Los niños eran un grupo de unos 10 o 12 individuos conformado entre varones y hembras.
A no a todo el mundo le encaja estos dos términos, será mejor decir: varón y varona?,
realmente no sé, puesto que si digo hombres y mujeres queda demasiado maduro el
vocablo y si se dice niños y niñas, queda demasiado minimizado, dado la calidad humana
que ellos manejaban.

Les contare una pequeña anécdota que se me dio junto a ellos, como para que se hagan
a la idea de estos niños Comechingones:

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Estaba yo sentado cerca a mi carpita, la cual había adaptado para que no le entraran
bichos insectoides por ningún lado, y al mismo tiempo manejar una circulación de aire
adecuada para mis pulmones que necesitan de mucho aire movible. Me dedicaba en los
atardeceres, después de estar contemplativamente admirando los ocasos de sol, a
sentarme como un yoghi a pensar en cosas que no ocurrían en la realidad ocular.
Entonces fue cuando me sorprendieron los niños…

CAPITULO 5 La Aventura

Entraron cuatro de ellos al perímetro de la carpa, uno de ellos, una niña de cuatro años
volátil en el mirar, me grito desde lejos, no se habían percatado que yo estaba más arriba,
en una planicie debajo de árbol gigantesco que hacía de pívot al esquema de bosques
que tenía el Uritorco.

- “Señor, que venga que le vamos a mostrar algo que le va a resultar entretenido

Yo los voltee a mirar desde mi posición, sin decir nada aun, cuando uno de ellos, mi
diviso.

- Allá esta –me señalaba


- Hola señor, podemos hablar con ud?, me dijo la niña que me llamo
- Hola – les dije, y levante la mano.
- Ya subimos, dijeron en coro mientras se correteaban, se fueron acercando por un
senderito que llevaba a la punta de la colinita, cuando estuvieron al frente mío,
todos sonrisas, volvió a hablar la niña pequeñita
- Es que hay algo fascinante que queremos compartir con ud, señor

Sin decir palabras, me baje del montículo donde estaba, descalzo me encamine a la
carpa, ellos me siguieron en silencio, jugaban mientras caminaban, entre en la carpa y
recogí un bolso y me puse las sandalias únicas que tenia. Salí de nuevo y le dije

- Bueno chicos, no están jugando con migo no?


- No señor, somos diferentes a los otros niños, lo que queremos que vea, es
importante para nosotros saber ciertas cosas con respecto a nuestra propia
identidad
- Que identidad es de la que hablan
- Somos semillas de las estrellas, venimos con otra misión diferente a los terrícolas
- Semillas de las estrellas?, uhm, interesante, les dije
- Si, polvo estelar es que somos, reencarnado en humanoides, dice la chiquita

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Nadie dijo mas palabras, me puse a seguirlos hacia donde me llevaban, eran cuatro de
ellos, la niña de unos 4 años, los otros tendrían entre 7 y 9 años. Nadie me hablaba,
caminaban con una seguridad impresionante, como si fueran pequeños guerreros de
alguna película de Manga. Claro que como la época en que esto se sucede es antes de la
invasión europea a América, pues a veces se puede juntar aspectos del hoy
contemporáneo con el ayer primitivo si a uno le da la gana, y a mí me da.

Los niños no tenían nada de primitivo, llegamos a un área donde la hierba de la pequeña
planicie había sido como quemada con algo, más adelante, me di cuenta que había una
especie de almendra gigante con luz como la del sol que le brotaba, estaba a cierta
distancia. Como no sabía que era, les pregunte, a lo que me respondieron, que era de un
señor desde el sol central que venía a traernos unos materiales de trabajo, y un mensaje
del Concilio de los Ancianos.

Los materiales resultaron siendo unos cinturones que se pusieron cada uno, les pregunte
que qué papel estaba yo haciendo aquí, a lo que me respondió el mas grandecito de ellos,
que no me llegaba ni a la cintura, que ellos debían de recibir los materiales, pero que una
persona mayor debería recibir el mensaje.

Así fue como termine viéndome sentado como en otro mundo paralelo, junto a un señor
de barba blanca, que resulto siendo el mismo que nos visito a Angelita y a mí el otro día.
Me dio muy claro el mensaje al todo dentro de mi pensamiento, mientras que su mirada
me arrullaba y me transportaba a un lugar muy pacifico.

“Las hormigas caminan todo el día

Por entre las laderas de tu montañita

Ellas llevan el sustento a sus nidos anclados

Bajo la tierra que sostiene la vida,

Tienes que ir a buscar a todos aquellos

Que en tu tierra y en las tribus cercanas

Escuchen tu voz para que bajen todos

A las profundidades de los túneles debajo

De esta tierra, y eviten el día de la transformación

A la superficie de Gaia.

Llévalos y guíalos tu

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Ellos no escucharan tu vos debe ser lo más probable

Pero háblales de todos modos

Alguno de ellos te oirá

Y el día de tu partida, ese día se te unirán los que son

De tu tribu.”

Como yo no tenía muy en claro aun todo el mensaje, para asimilarlo, me quede en
silencio y cerré por unos segundos los ojos, cuando los volví a abrir, estaba otra vez en la
colinita donde usualmente hago mis meditaciones. Claro que al instante supe el
significado de mi misión: levantar mi voz a todos los seres vivos de los rededores,
contándoles la buena nueva.

Así fue como pase mucho tiempo abriendo mi boca y soltando palabras de ánimo, pero,
como les dije antes, no me escuchaba mucha gente, eran como algo sin sentido lo que les
decía. Pocos me miraban con curiosidad y serios. De todos modos pase mis últimos días
junto a los Comechingones, cantando mi misión, mientras que los niños, junto a mí todo el
tiempo y con correas al cinto, me seguían a todas partes siempre jugando. A mí me
parecía que ellos tenían como otra misión o propósito en su existencia.

El caso es que el día que me dio por irme de mi carpita, y cogí camino al no sé donde, allá
lejos donde me encontré con Angelita, ese fue el día mío, porque el anterior, la mayoría
de mi tribu se había desvanecido entre la nada y todo era un caos, y nunca supe cómo.

CAPITULO 6 Angelita

Mi nombre es Angelita, vengo de una tribu de nombre los Calchaquíes, de los Diaguitas,
algo dominados por los Incas al norte de lo que es hoy la Argentina, mi madre era
descendiente de una tribu Boliviana también Inca, su nombre fue Mama Killa hija de los
dioses, descendiente de una hermana de Manco Capac , mi lengua materna era el Kakan,
luego cogimos todos los modismos de la cultura Inca, al tiempo que nos invadían en todos
nuestros aspectos culturales, sociales, etc., mi familia una vez realizo un viaje hasta el sur
de Colombia y de vuelta a la tierra Tucumana, fuimos a visitar una familia en lo que hoy
llaman el Cauca dentro de la tribu de los Guambianos en una región denominada
Guanacas también bajo el dominio Inca, mi papa nos llevo por muchos meses a través de
una carretera que habían hecho los Incas, mi mama aprendió a manejar los telares allá
donde vivían sus familiares. Yo nací en el camino de ida, al llegar al asentamiento donde
vivían ellos, cerca de lo que se conoce hoy en día como Silvia.

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Mi familia era muy influenciada por la cultura Inca en todas sus funciones. Así lo mismo
todas las tribus que vivían en esos primeros siglos dentro del perímetro de expansión del
imperio Inca. Mi papa nos trajo de vuelta a nuestra aldea después de varios años de vivir
en Silvia. Una vez de vuelta, volvió mi papa otra vez a las labores de agricultura que tenia.

Pero volviendo a la historia con mi amigo Comechingón, les puedo solamente decir, que
una noche llena de estrellas, me llego una luz fuerte como la de un sol desde una de las
estrellas a las que estaba observando que se me metió por dentro, allá en mi tierrita
tucumana, yo ya tendría unos 13 añitos, mujer de raza inca, fuerte como un árbol, alta
como una llama, bella como una noche de estrellas boliviana, y después de eso, fue como
si no tuviera familia, ni terruño ni nada, todo lo Inca se me iba y todo lo Tucumano se me
desvanecía, me fui caminando desde el montecito donde estaba, hacia el sur desde
donde una energía me halaba. En mitad del camino, me encontré con el Comechingón
ese, guapo, alto como un árbol y del grosor del mismo, con esa cabellera indígena
salvajemente afeitada en un lado con una piedra filuda que le había dejado marcas de
sangre al realizar el corte. Su nombre ni lo sabía, son cosas que en el mundo nuevo no
son validas, cada uno tiene una identidad y ella representa una misión o un destino.

El día que me enseño a hacer el amor dentro de uno de los senderos subterráneos debajo
de esa tierra cordobesa, junto a un riachuelito que nos estuvo cantando, o mejor dicho
susurrando sonatas de ángeles todo el tiempo que permanecimos unidos entre la
serpiente del kundalini, ese día me sentí transformada como un ángel lleno de luz. El me
cogió de la mano después de nuestro amorío, y después de habernos nadado y jugado un
rato entre las aguas del riachuelo cantor. Luego me llevo hacia lo más profundo de esos
laberintos, me decía, me acuerdo: “Este camino, va a Erks, ciudad de luz santificada por
el Creador”, y me seguía llevando cogidita de su mano, yo me sentía como en el mismito
cielo, no importaba donde me llevara, porque ese polvo cósmico que se me subió con la
kundalini, me dejo toda empapada de un brillo, que me mantenía transportada todo el
tiempo.

El día que llegamos a la ciudad de luz color lapislázuli, me sentí como si hubiéramos
llegado a mi chocita de amor, nos elevamos hacia ella cogiditos de la mano como
hermanitos, y llegamos a un núcleo de hermandad que ni se como decirlo, puro abrazos y
amadas miradas que nos penetraban todos nuestros cerebritos y pensamientos. Me
acuerdo haber vuelto a mirar al Comechingón, y su rostro estaba todo transparente
iluminado de algo que alimentaba mi corazoncito.

Yo les voy a ser sincera con Uds. amigos lectores de esta bitácora de dos indígenas en
intratierra junto a toda esa hermandad universal de seres creados para una vida futura. En
nuestra nueva vida, el Comechingón y yo, no volvimos a hacer la danza del kundalini ni
más, eso parece que fue algo que tenía que ver con la pureza de la vida anterior.

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Aquí en Erks, a uno ni se la pasaba eso por la mente, habíamos experimentado una
transformación indescifrable en nuestros seres, no solo en el físico, sino en el interno.

El día que nos elevamos hacia la ciudad flotante, ese día superamos la gravedad de
atracción de la Gaia, que cuando uno está bajo tierra, es aún mayor. El Comechingón,
como le digo yo, es un chico muy amable con todo y con todos, es mi amigo del alma, mi
compañero astral, mi pareja sideral, mi eterno compinche para cualquier misión que nos
manden los ancianos de la galaxia a su debido tiempo. Por ahora, mientras les cuento
esta historieta, estamos aun viviendo allá abajo, si, debajo de la tierra de donde Uds.
viven, porque allá abajo, existen ciudades, caminos y gentes de muchos otros planetas y
de Gaia también. Los caminos van desde la tierra del Comechingón, hasta lo que llaman
Uds. Rusia, Nepal, Europa, etc.

CAPITULO 7 La Misión de los Niños

Se acuerdan de aquellos niños de mi tribu que vivían en forma salvaje cuando no me


había dado aun por irme a vivir a la ciudad flotante de Erks?, pues bueno, como nunca les
dije que es lo que hacían ellos, ni cuál era su famosa misión acá en Gaia, ni para que era
que les habían mandado esos cintos de poder en la nave espacial, pues dejare que ellos
mismos le cuenten a Uds. como fue todo:

Hola, mi nombre es Ardjä, hija del Sol, magneto fluorescente de una época moderna que
como rayito de luz, me enviaron acá a tierra suramericana a impregnar del polvito solar
toda la naturaleza verde que me fuera encontrando. Viaje desde la Guajira hasta la
desembocadura del Gran Rio en el Atlántico, luego baje al gran sur y subí los Andes y los
grandes desiertos.

Hola mi nombre es Tujlön soy también hijo del Sol, carmesí fluorescente en épocas de
invierno, mi misión con el cinturoncito de poder era de llevar calor en todos los inviernos a
los Hijos de Hombre.

Hola mi nombre es Närjkjä, soy un poco más que sustancia solar, penetro neuronas y
cambio estructuras humanas, es el poder concedido desde lo alto para mí.

Así fueron todos los niños desfilando, eran doce en total, y cada uno iba explicando su
misión de poder que se le había encomendado. No puedo dejar en escrito digital lo que
dijeron todos ellos, puesto que la mayoría de ellos, tenían misiones secretas que tenían
que ver con las fechas por venir y el futuro de la raza humana como tal en su tercera,
cuarta y quinta dimensión, algo complicado y demasiado avanzado para muchos.

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A ellos los vine a ver otra vez en Erks, donde junto con Angelita, formamos un grupo
grande de loquitos infantiles del futuro. Pero nada de locuras insanas como las que se
veían en el mundo de los humanos, solo nos decíamos así por vacilón, pero nuestras
posiciones eran respetadas por todos lo mismo que nosotros respetábamos bastante a
toda la hermandad interplanetaria que vivía en nuestra temporal ciudad en el aire.

CAPITULO 8 La Canción escogida

Hubo una canción que nos gustaba a Angelita, a los niños y a mí allá en la ciudad
lapislázuli, se llamaba “I am coming” de un terrícola, decía más o menos entre otras así:

“Me acerco mas a una parte dividida tuya

En ese momento de unión, siento un éxtasis

Al fin soy libre

Si, por fin para librarme de mi pasado

Y por un futuro que me llama

Me acerco aquí, ni como hombre ni como mujer

Porque estamos unidos

Somos uno con una cara humana

Estoy en la tierra y estoy en el espacio

Estoy naciendo y estoy muriendo (mutando)

Estoy en la tierra y en el espacio

Estoy naciendo, estoy mutando”

Lo valiente de la canción es que tomaba palabras que acabábamos de descubrir nosotros,


como ese morir que traduje o cambie a mutar, como dejar el pasado y entrar al futuro,
como aquella de que estoy en la tierra y en el espacio, y la otra que no soy ni hombre ni
mujer, porque nos identificaba en Erks por el proceso de mutación, nos íbamos
cambiando a seres diferentemente superiores donde no encajaba diferencias o
sexualización.

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Allá los seres eran como Humanoides de forma, aunque con diferencias de tamaño o
detalles, pero humanoides con una luz interna tan hermosa que encendía el universo de
una nueva dimensión, donde el sexo no era una función indispensable como en las
dimensiones de baja intensidad donde lo animal era básico en funcionamientos
determinados. De todos modos, estos eran temas que ni se nos pasaban por la mente allá
en la ciudad lapislázuli, puesto que estábamos como entretenidos con otras maravillas.

CAPITULO 9 El día que mi otro yo se des-fusiono

Esta parte no se las había contado tampoco, la pueden meter antes de todos los
capítulos, porque tiene que ver con un lado invisible, aquel en el que mi otro yo, el niño
malo, se desmiembra y decide decir lo que nadie de verdad quiere escuchar:

“Soy el niño desagradable, contradictorio, mentiroso y dual que vive dentro de Flow, el
mismo que fue allá arriba en los primeros capítulos asesinado por el mr. Creativo ese,
porque no es capaz de sostenerme, al mismo que asesinaron Uds. como el pensador que
soñaba, el Comechingón. Soy brutal fruta madura que dice lo que le da la gana con quien
al frente mío este o no, le digo lo que sea y como sea. Pruébenme a ver si le quedo mal a
mi chapa.

Me cago en vuestros pensamientos políticos, creo que son como los de Pilatos y falsos
como una moneda de 1 peso. Me cago en vos si sos de los primates que andan despacito
sin ir a hacerse daño en los bordes del tenis finito donde tenés metida la pecueca, porque
el peinadito está muy arregladito y sos javeriano de mierda.

Soy el que destruye el arte del pendejo del mr. Creativo ese del otro yo allá arriba que me
manda a comer mierda y que me corta de todas sus células mentales o del corazón, me
corta a cada rato, porque se está volviendo un gilipolla de esos que caminan por la
sombrita, hizque espiritual el boludo ese metafísico que se cree hijo del Dios Altísimo, que
porque, dice él, no le hace daño a nada ni a nadie, y practica una serie de pendejismos
que él considera son muy nueva onda.

Que se va con su puta a vivir al foso allá abajo a una ciudad disque de vidrio, disque
porque el ciclo de la tierra llego a su cambio. Que son todas esas pendejadas que dice
mr. Creativo, yo por mi parte no entiendo nada, de todos modos ese señor me va a
sacrificar de una, porque cuando me da por salir y decir lo que siento, él se pone todo
depresivo, como cuando yo vivo y reino, el se aburre y se muere porque no es capaz de
sostener el peso de mi existencia, por eso, es que me toca a mi disolverme en el éter de
la nada, porque de todos modos, lo admito, el mr. Creativo me venció con sus
meditaciones y conexiones con jerarquías mayores que le ayudan, así no vale, además, él
no deja que a mí me ayuden las fuerzas terráqueas de la oscuridad… me ha tenido en
solitario y sin comer ni beber nada, por muchos años, hizque él los necesita para no sé
qué mierda de crecimiento, me desparchó del todo…”

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Lo siento pero me toca cortarlo, ya ven como habla sin parar?, eso fueron unos párrafos
que tenia grabados antes de que lo comenzaran a perseguir los “ellos”; el suelta una
cantidad de cosas dentro de mi pensadera, que van en contra de la realidad de lo nuestro;
pero el mío ser tiene que perdurar, puesto que el alma y el espíritu, están es pegados a
mí a través del cordón de plata que me atraviesa la coronilla. Él era solo una epidemia
que debía ser cancelada de antemano y hace mucho rato, es un precoz el tenaz, que
acelero la mía existencia, por eso fue que lo pusimos al banquillo.

Ahora señor lector, se da ud mismo cuenta, de que valía la pena escoger locación donde
mi otro yo fuera ilustrado en un bar de callejuela, el lugar donde iba a ser vendido por el
Judas de la historia, ya sabes quién fue el Judas, pero no te sintas mal porque lo
debíamos era crucificar y colgar de un árbol alto, para que no soltara sangre contaminada
por ahí como si estuviera todo limpiecito.

Era mi niño perdido, ahora quedé fue solo y liviano, con mi infancia resanada, con mi niño
natural íntegro y salvo, sin la mala compañía de esa pesadilla ambulante. Quede desnudo
de compañías, mi otro niño, del géminis de mi nacimiento ha muerto. Lo ahorcaron y dejo
de ser, partió…

Gracias a Uds. les doy por la gran ayuda que me brindaron en esta misión, los dejo, ciao
(o chao?) hasta el próximo reporte de mis viajes entre este mundanal y el otro espacial.

FIN

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