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SESIÓN 6: FILOSOFÌA Y CIENCIA

LECTURA 1
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El CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Desde sus orígenes, la ciencia se ha convertido en la forma de conocimiento más eficaz


que ha desarrollado el ser humano. Su eficacia se debe, como veremos, a la invención y a la
aplicación de métodos rigurosos y apropiados. De ahí la importancia de estudiar y analizar los
métodos de los ciencias, señalando su alcance y sus limites.
¿Qué clases de ciencias hay? y ¿cuáles son los métodos utilizados por las distintas clases de
ciencias? son las dos cuestiones básicas en los que se centrará nuestro estudio.

1. CLASIFICACION Y ORIGEN DE LA CIENCIA

Lea atentamente los siguientes enunciados:

1. Cuando un rayo de luz incide en un espejo plano, su ángulo de incidencia es igual a su


ángulo de reflexión.
2. La masa de sustancia depositada en un electrón es proporcional al número de
electrones transferidos (electrolisis).
3. En su funcionamiento las neuronas se comportan de acuerdo con la ley de todo o nada.
4. La cohesión de los miembros de un grupo social aumenta ante la amenaza de una
agresión exterior.
5. Las personas con gran necesidad de rendimiento no escogen tareas ni muy fáciles ni
muy difíciles, sino, tareas de dificultad intermedia.
6. La ambición de los demagogos propició la radicalización de la democracia ateniense y
la derrota final de Atenas frente a Esparta.
7. (a + b)² = a² + 2ab + b²

Estos siete enunciados tienen algo en común: todos ellos son verdaderos. Sin embargo,
entre unos y otros existen notables diferencias en relación con su contenido, es decir, en
relación con aquello que dicen y aquello de lo que hablan. Estas diferencias nos llevan a
establecer ciertas distinciones que proponemos a continuación.

Ciencias empíricas y ciencias formales

Una primera consideración de los enunciados propuestos nos invita a separar el último
de ellos contraponiéndolo a los seis primeros tomados conjuntamente. En efecto, los seis
primeros enunciados comparten una característica común: todos ellos dicen algo acerca del
modo en que, se comportan cuerpos, organismos o personas; todos nos informan acerca de
algo que pasa en el mundo. Podemos decir que se refieren a hechos. Por el contrario, el último
de los enunciados no se refiere a hechos, no dice nada acerca de lo que sucede en el mundo;
podríamos decir, y suele decirse, que carece de contenido factual.

Los seis primeros pertenecen a distintas ciencias empíricas (física, química, biología,
sociología, psicología e historia, respectivamente). El último pertenece a las matemáticas, que
es una ciencia formal.
Podemos, pues, dividir las ciencias en: empíricas y formales. Ciencias Empíricas (o factuales)
son aquellas cuyos enunciados se refieren a hechos, afirman o niegan algo acerca de lo que
sucede en el mundo. Por el contrario, Ciencias formales son aquellas cuyos enunciados no se

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Tomado de CALVO, T. y Navarro J.M., Filosofía, Madrid: Anaya, 2002.
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refieren a hechos, no afirman ni niegan nada acerca de lo que sucede en el mundo. Las
matemáticas y la lógica son ciencias formales.

Ciencias naturales y ciencias sociales o humanas

Los seis primeros enunciados tienen en común el pertenecer a ciencias empíricas, el


referirse a hechos. No obstante entre ellos cabe establecer, a su vez, una nueva diferencia. En
efecto, los tres primeros enunciados se refieren a fenómenos o hechos de la naturaleza,
mientras que los tres siguientes se refieren al comportamiento de los seres humanos: la física,
la química, y la biología son ciencias naturales; sociología, la psicología y la historia son
ciencias humanas o sociales.

De acuerdo con estas distinciones, el conjunto de las ciencias suele clasificarse del
siguiente modo:

Lógica

FORMALES Matemáticas

Física
NATURALES Química
(Bioquímica)
CIENCIAS Biología, etc.
EMPÍRICAS
Economía
HUMANAS Sociología
O SOCIALES Psicología
Historia, etc.

Origen y desarrollo de las ciencias

En la unidad primera señalábamos que las ciencias empíricas, tal como actualmente se
entienden y cultivan, se caracterizan por tres rasgos fundamentales: practicidad,
matematización y experimentalidad. Estos rasgos distinguen nuestras ciencias empíricas frente
al modo en que estas habían sido entendidas y cultivadas, en general, por los griegos y a lo
largo de la Edad Media.

La ciencia empírica moderna se origina a partir del final de la Edad Media y, desde
entonces, no ha cesado de multiplicarse con la creación de nuevas ciencias. Su desarrollo y
consolidación se produjo, en primer lugar y de manera definitiva, con la física y la astronomía,
en un proceso que va desde el siglo XV hasta los inicios del siglo XVlII: Copérnico, Kepler,
Descartes y Galileo son autores fundamentales en el avance del método científico y de la
ciencia físico-matemática. (Galileo es el creador del método denominado -hipotético-deductivo
que expondremos en esta unidad). Este proceso de desarrollo culminó en la obra de Isaac
Newton (1642 -1727).

En cuanto a las ciencias humanas, su despliegue es ligeramente posterior: se


desarrollaron a partir de esta época y recibieron un impulso notable a partir del siglo XIX. A
este siglo pertenece, por ejemplo, Wilhelm Dilthey (1833 – 1911), al cual nos referimos en el
último apartado de esta unidad.
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2. LOS MÈTODOS EN LAS CIENCIAS: INDUCCIÓN y DEDUCCIÓN

Inducción y deducción constituyen dos formas o modos generales de razonamiento.


Como tales, los utilizamos continuamente en nuestro pensar cotidiano y común con más o
menos rigor y acierto. Empleados rigurosamente, ambos constituyen instrumentos
indispensables en el quehacer científico. Veamos a continuación en qué consisten estas
formas generales de razonamiento.

La inducción
Inducción y generalización

Las ciencias se caracterizan por establecer enunciados universales. Un enunciado


universal es una proposición que afirma o niega algo acerca de todos los individuos
pertenecientes a una clase. Así, la ley según la cual a temperatura constante, el producto de la
presión por el volumen de un gas, es constante se refiere a todos los gases en cualquier lugar
y en cualquier momento. Del mismo modo, el principio de Arquímedes se considera aplicable a
todo cuerpo en el seno de un fluido y así sucesivamente.

Los enunciados empíricos universales son generalizaciones a partir de la experiencia.


En este punto en particular, los científicos no actúan de manera distinta a como actúa el
hombre común, cuya vida y conducta se rigen por generalizaciones. La gente está convencida
de que el pan de trigo alimenta, de que el fuego quema, de que el agua calma la sed. Todos
estos son ejemplos de generalizaciones a partir de la experiencia: la experiencia pasada ha
demostrado que quienes han puesto la mano en el fuego se han quemado, y de esta
experiencia concluimos que el fuego quema siempre y seguirá quemando en todos los casos.
Lo mismo en los demás ejemplos.

La formulación de enunciados generales a partir de la experiencia se denomina


inducción, o bien, razonamiento inductivo. A fin de aclarar la estructura de este tipo de
razonamiento, tomemos un enunciado físico elemental, por ejemplo, el enunciado “El calor
dilata los metales”. Como cualquier generalización a partir de la experiencia, este enunciado
procede de la observación de algunos casos en que se ha verificado que ciertas porciones de
ciertos metales se han dilatado efectivamente al calentarse. Nadie ha observado (ni es posible
observar) todos los casos en que el calor ha afectado a algún metal, y menos aún los casos en
que el calor los afectará en el futuro; sin embargo, el enunciado se refiere a todos los casos, a
todas las porciones de todos los metales a los que se aplique el calor, sin excepción. La
estructura del razonamiento inductivo es, por tanto, la siguiente:

1) Premisa: en algunos casos (a saber, en los casos observados) el calor ha dilatado metales.
2) Conclusión: en todos los casos el calor dilata los metales.

El problema lógico o de la inducción

El razonamiento inductivo plantea un interesante problema de carácter lógico, como


hemos visto, en él se parte de una premisa particular y se concluye en una afirmación general
o universal que, por tanto, va más allá de la información contenida en la premisa ¿con qué
derecho se concluye qué todos los individuos de una clase poseen cierta propiedad a partir de
hecho observado de que algunos la poseen? Este problema se ha debatido ampliamente y
continúa debatiéndose en la actualidad:

1) Para justificar lógicamente la inducción, algunos filósofos de la ciencia han sugerido que, en
realidad, en todo razonamiento inductivo hay implícita una premisa generalizadora del tipo:
“Todos los individuos pertenecientes a una clase natural se comportan del mismo modo”, o bien
- La naturaleza se comporta de manera uniforme-. Esta premisa, implícita suele denominarse
-principio de uniformidad de la naturaleza-.
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Esta propuesta, más que resolver el problema lógico de la inducción, lo que hace es
trasladarlo al principio mismo de uniformidad de la naturaleza. En efecto, ¿cómo demostrar que
la naturaleza se comporta de modo uniforme? ¿Tal vez porque en algunos casos hemos
observado que se comporta uniformemente? ¿No se cae, entonces, en un círculo vicioso al
justificar la inducción recurriendo a este principio y al justificar, a su vez, este principio
recurriendo a la inducción?

2) A la vista de esta dificultad, no parecen quedar sino dos posibilidades en relación con el
fundamento lógico de la inducción:

a) La primera de ellas consiste en renunciar a justificar lógicamente la inducción, reconociendo


que es lógicamente injustificable.

b) La segunda posibilidad consiste en intentar justificar el -principio de uniformidad de la


naturaleza- por otros procedimientos que no impliquen el recurso a la inducción. Así, algunos;
han propuesto una justificación de carácter práctico: la confianza en que los acontecimientos
naturales seguirán el mismo curso en el futuro que en el pasado permite mejor la supervivencia
del individuo y de la especie; por tanto, lo más sensato y lo mas práctico es que sigamos
razonando inductivamente y guiándonos por las generalizaciones correspondientes.

La deducción

La deducción es una forma de razonamiento distinta de la inducción. Cuando


deducimos, la mera del proceso es un enunciado (conclusión) que se deriva de modo
necesario de las premisas iniciales. Nada cuenta aquí la observación, nada importa de dónde
han sido extraídas las premisas. Lo que cuenta es la relación lógica entre los enunciados.

La deducción es el modo de proceder característico aunque no exclusivo, de las


ciencias formales, de la lógica y de las matemáticas. La aplicación rigurosa y exclusiva de la
deducción tiene lugar en los sistemas axiomáticos.

Un sistema axiomático consta esencialmente de dos tipos de enunciados: axiomas y


teoremas. Los Axiomas son enunciados primitivos de los cuales se parte y que, por tanto; no
se demuestran, sino que simplemente se establecen; los Teoremas, por el contrario, son
enunciados derivados lógicamente, que se demuestran deduciéndolos, bien directamente a
partir de los axiomas, bien a partir de otros teoremas previamente deducidos de los axiomas.

3. LA CIENCIA NATURAL Y EL MÉTODO HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO

La inducción, decíamos, es un modo de: proceder fundamental en el ámbito de las


ciencias empíricas. La deducción, hemos dicho también, es un proceder característico de las
ciencias formales, aunque no es exclusivo de ellas. En efecto, la deducción constituye también
una parte esencial en el método de las ciencias naturales. La combinación de ambos
elementos -el recurso a la experiencia y la deducción- tiene lugar en el método denominado
hipotético-deductivo que exponemos a continuación.

El método hipotético-deductivo y sus pasos

El método hipotético-deductivo se desarrolla en los siguientes pasos:

1) Observación: El punto de partida de toda investigación científico- natural se halla en la


observación de un hecho o fenómeno cuya explicación desconocemos. Se observa que una
piedra cae hacia el suelo; se observa que un proyectil lanzado horizontalmente no cae en
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vertical, o bien recurriendo a un ejemplo trivial y conocido, se observa que un trozo de madera
de forma cilíndrica flota en un estanque, y uno se pregunta: ¿por qué?

2) Formulación de hipótesis: el paso siguiente, con el cual comienza realmente la actividad


científica, consiste en formular una hipótesis capaz de explicar el hecho o fenómeno
observado, Una hipótesis es una conjetura, una posible explicación que se acepta
provisionalmente a fin de comprobar cuáles son sus consecuencias. Respecto de la
formulación de hipótesis, han de tenerse en cuenta las siguientes observaciones:

a) Las hipótesis pueden ser de lo más variado; no obstante, una hipótesis, para que sea
aceptable como tal, ha de reunir ciertos requisitos: ha de servir para explicar el hecho y ha de
estar formulada correctamente, es decir, sin contradicciones ni ambigüedades. .

b) En la formulación de hipótesis es especialmente importante el genio imaginativo. En este


momento del método, la imaginación, la inventiva, ocupa un lugar preferente. Es conocido el
modo en que al químico Kekulé se le ocurrió- la fórmula de la molécula de benceno:

Los procesos mediante los que se llega a estas conjeturas científicas fructíferas no se parecen
a los de la inferencia sistemática. El químico Kekulé, por ejemplo, nos cuenta que durante
mucho tiempo intentó sin éxito hallar una formula de la estructura de la molécula de benceno,
hasta que, una tarde de 1865, encontró una solución a sus problemas mientras dormitaba
frente a la chimenea. Contemplando las llamas, le pareció ver átomos que danzaban
serpenteando. De repente, una de las serpientes se asió la cola y formó un anillo, y luego giró
burlonamente ante él, Kekulé se despertó de golpe se le había ocurrido la idea – ahora famosa
y familiar- de representar la estructura molecular del benceno mediante un anillo hexagonal. El
resto de la noche la pasó extrayendo consecuencias de esta hipótesis.
HEMPEL. Filosofía de la ciencia natural. Madrid. Alianza 1998.

3) Deducción de consecuencias a partir de la hipótesis: según se nos cuenta en el texto,


Kekulé se pasó el resto de la noche -extrayendo consecuencias de la hipótesis-. En efecto, una
vez establecida provisionalmente la hipótesis, el paso siguiente consiste precisamente en
deducir sus consecuencias. Se trata de un momento específicamente deductivo.
Supongamos, en el ejemplo trivial del que partíamos, que al ver flotar el objeto cilíndrico de
madera formulamos la siguiente hipótesis “flota porque tiene forma cilíndrica”. De esta hipótesis
cabe deducir una consecuencia: si lo que hace flotar al tronco es su forma cilíndrica, cualquier
objeto cilíndrico (una piedra por ejemplo) habrá de flotar también.

4) Comprobación de las consecuencias mediante experimentos: el paso siguiente consiste


en la comprobación experimental de las consecuencias derivadas de la hipótesis, En nuestro
ejemplo, la consecuencia que había que comprobar experimentalmente era que -cualquier
objeto cilíndrico ha de flotar sobre el agua-. La comprobación experimental se realiza mediante
los experimentos pertinentes. Naturalmente, el experimento que se ha de realizar en nuestro
ejemplo no es complicado: bastará con procurarse una piedra cilíndrica y arrojarla al estanque.

Cuando en el experimento no se cumplen las consecuencias de la hipótesis, esta queda


rechazada y habrá de formularse otra hipótesis. Si, por el contrario, las consecuencias de la
hipótesis se confirman en el experimento, esta resultará confirmada, reforzada, y se seguirá
contando con ella y trabajando a partir de ella. El objetivo final es la formulación de leyes
experimentales y su ulterior integración en teorías.

Ley y teoría

Una ciencia se compone de teorías. Las teorías constituyen sistemas en los cuales se
Integran las leyes. Aunque a menudo se utilizan estos términos con cierta vaguedad, al
estudiar la estructura de las ciencias suelen establecerse distinciones entre ley y teoría:
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1) En general, las leyes se distinguen de las teorías en que las leyes se expresan en
enunciados aislados, mientras que las teorías se componen de conjuntos de enunciados.

Las teorías son más generales que las leyes y de mayor alcance que estas. Por su parte, las
leyes se integran en teorías a partir de las cuales pueden deducirse: así, las leyes del
movimiento de los planetas propuestas por Kepler son un caso, particular de la teoría de la
gravitación universal de Newton y pueden deducirse dentro de esta.

2) Las leyes contienen solamente términos que se refieren a algo observable o definible
operacionalmente (es decir, algo que puede definirse señalando las operaciones a realizar).
Por el contrario, las teorías contienen términos teóricos (al menos uno), es decir, términos que
se refieren a algo no observable ni definible operacionalmente (términos como electrón,
-curvatura del espacio-, etc.).

Dentro del conjunto de la teoría, las leyes se hallan más cerca de los datos de la experiencia
que otros enunciados que son más elevados y, por tanto, .más teóricos. Las leyes se refieren
directamente a hechos de experiencia, y puede decirse que es a través de las leyes como la
teoría entra en contacto con la experiencia. Así explica Pierre Duhem (1861-1916) la relación
entre los principios de la teoría, las leyes y la experiencia.

Una teoría física no es una explicación. Es un sistema de proposiciones matemáticas,


deducidas de un pequeño número de principios, que tienen como finalidad representar un
conjunto de leyes experimentales del modo más simple, completo y exacto que sea posible (…)
Así una teoría verdadera (…) es una teoría que representa de una manera satisfactoria un
conjunto de leyes experimentales. Una teoría falsa (…) es un conjunto de proposiciones que no
concuerdan con las leyes experimentales. El acuerdo con la experiencia es, para una teoría
física, el único criterio de verdad.

DUHEM: La théorie physique: son object, sa structure. J. Vrin, Paris,1989.

3) Dado su carácter directamente experimental, las leyes son verdaderas independientemente


de la teoría en que se integren: así, la ley según la cuál a temperatura constante, el producto
de la presión por el volumen de un gas es constante, una vez interpretada operacionalmente,
viene a ser una ley experimental Independientemente de cómo se expliquen teóricamente los
gases.

4. LOS LÍMITES DE LA CIENCIA:


LA PROVISIONALIDAD DE LAS TEORIAS CIENTÍFICAS

Experiencia y falsación

Aunque el método realmente utilizado por la ciencia no es meramente inductivo, sino


inductivo-deductivo, la relación entre la ciencia y la experiencia se corresponde, en último
término, con la estructura del razonamiento inductivo: en efecto, lo enunciados en que se
recogen los datos de la experiencia son particulares, del tipo de “Algunos x (los observados o
experimentados) tienen la propiedad P”, mientras que los enunciados de la ciencia son
universales, del tipo de “Todos los X tienen la propiedad P”. ¿Cómo y hasta dónde sirven los
enunciados particulares para aceptar o rechazar los enunciados universales correspondientes?

El filósofo de la ciencia Karl Popper (l902-1994) aceptó, con todas las consecuencias,
que los enunciados universales no pueden ser verificados definitivamente por medio de la
experiencia. Tomemos el enunciado “Todos los cuervos son negros”. Este enunciado no puede
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ser verificado, ya que ello exigiría observar todos y cada uno de los cuervos que hay, ha habido
y habrá. No obstante, los enunciados universales si pueden ser refutados o falsados: en
nuestro ejemplo, la observación de un solo cuervo que no sea negro bastaría para demostrar
que el enunciado. “Todos los cuervos son negros”, es falso. Las teorías y las leyes científicas,
de acuerdo con esta propuesta, no pueden ser demostradas, pero pueden ser falsadas.

Las teorías y las leyes científicas son, pues, falsables. Puede demostrarse que son
falsas, en el caso de que lo sean. Sin embargo, mientras no sean efectivamente falsadas,
continúan vigentes y no hay por qué abandonarlas. Esta es, en lo esencial y esquemáticamente
expuesta, la posición del faIsacionismo por lo que se refiere, a la relación entre experiencia y
teoría. Esta postura de Popper conlleva una visión de la ciencia con las dos características
siguientes:

1) El método científico es, en definitiva, el de ensayo-error. Las hipótesis son conjeturas que se
hallan expuestas, por principio, a la refutación, a la falsación. Cuando una conjetura resulta
falsada, se lanza otra, y así sucesivamente. Tanto como de los aciertos y aún más,
aprendemos de nuestros errores, de las conjeturas refutadas.
2) Las teorías vigentes siempre han de considerarse provisionales. Las aceptamos, y es
razonable que las aceptemos, en la medida en que no han sido refutadas todavía. Pero la
posibilidad de que sean refutadas está siempre abierta.

Aceptación y abandono de las teorías

¿Se refutan las teorías?

El falsacionismo de Popper parece ofrecer una explicación sencilla de cómo y por qué
se abandona una teoría: se abandona cuando es falsada, pero ¿es así de sencillo? Hay
razones para suponer que no.

1) El falsacionismo elemental (el falsacionismo tal como lo hemos expuesto) sirve para
proposiciones aisladas de bajo nivel teórico. Sirve perfectamente para el ejemplo que hemos
utilizado, el enunciado -Todos los cuervos son negros-, el cual quedaría definitivamente
refutado si se encontrara un cuervo que no fuera negro. Pero, como hemos visto, las teorías no
son enunciados aislados, sino sistemas de enunciados conectados entre si. Cuando una
experiencia es contraria a la teoría, siempre es posible: escoger qué enunciados de la teoría
conviene revisar. Por lo general, en vez de abandonar la teoría, se retocará para hacerla
inmune a la observación adversa.

2) Una teoría no se abandona a no ser que se disponga de otra mejor, es decir, de otra que
explique mas hechos y que los explique mejor. Estas circunstancias obliga, bien a renunciar al
falsacionismo como explicación del abandono de las teorías, bien a ampliar y modificar la idea
de falsación aceptando que una teoría es falsada simplemente por el hecho de que aparece
otra mejor.

Las revoluciones científicas y los cambios de paradigma

A partir de estas dificultades y sobre la base de un amplio estudio de la historia de las


ciencias, Thomas S, Kuhn (1922-1916) ha propuesto una explicación distinta de los cambios en
la ciencia. Las ideas fundamentales de este autor son las siguientes:

1) Cada época histórica está dominada por un paradigma. Es decir por un marco teórico dentro
del cual se formulan las teorías, se plantean los problemas y se desarrolla la actividad
científica. Un ejemplo clásico de paradigmas contrapuestos son el geocentrismo y el
heliocentrismo.
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2) Una revolución científica es la sustitución de un paradigma por otro. Para entender cómo se
producen las revoluciones científicas, es necesario tener en cuenta que los paradigmas son
inconmensurables: cada paradigma tiene su propia escala de valores, por lo que cada uno será
mejor desde su propio punto de vista; pero no hay un punto de vista superior del cual se
pudiera decidir imparcialmente cual de los dos es preferible. En consecuencia, en los cambios
de paradigma no puede decirse que venza el que tiene la razón. En general, los argumentos
racionales desempeñan un papel poco relevante a la hora de preferir un paradigma en vez de
otro. La decisión a favor de uno o de otro por parte de la comunidad de los científicos es
cuestión de visión del mundo, de creencias, de gustos, de intereses, de poder e Influencias
sociales.

Por supuesto, cualquier paradigma o cualquier teoría ha de ser capaz de explicar la


experiencia, y, en este sentido, como hemos señalado repetidamente, la experiencia constituye
el último criterio de aceptación y rechazo de las teorías. Podríamos decir que el acuerdo con la
experiencia es siempre una condición necesaria, aunque no suficiente, para la aceptación de
una teoría. Hay, además, otros criterios de acuerdo con los cuales es posible valorar
objetivamente la calidad de las teorías.

En el texto de Duhem se hacía referencia a que una teoría es mejor en la medida en


que es más simple, más completa y más exacta. El propio Kuhn, a pesar de su relativismo,
propone cinco criterios en el siguiente texto, con cuya lectura concluimos este apartado:

En primer término, una teoría debe ser precisa: esto es dentro de su dominio, las
consecuencias deducibles de ella deben estar en acuerdo demostrado con los resultados de
los experimentos y las observaciones existentes. En segundo lugar, una teoría debe ser
coherente no sólo de manera interna o consigo misma, sino también con otras teorías
aceptadas y aplicables a aspectos relacionables de la naturaleza. Tercero, debe ser amplia:
en particular, las consecuencias de una teoría deben extenderse más allá de las
observaciones, leyes o subteorías particulares para las que se destinó en un principio. Cuarto,
e intimadamente ligado con lo anterior, debe ser simple: ordenar fenómenos que, sin ella y
tomados uno por uno, estarían aislados y, en conjunto, serían confusos. Quinto -aspecto más
o menos frecuente, pero de importancia especial para las decisiones científicas reales-, una
teoría debe ser fecunda, esto es, debe dar lugar a nuevos resultados de investigación: debe
revelar fenómenos nuevos o relaciones no observadas antes entre las cosas que ya se saben.

KUHN, Th. S: “¿Qué son las revoluciones científicas?”, en Echeverría. J.


Filosofía de la ciencia. Madrid: Akal, 1995.

LAS CIENCIAS HUMANAS Y EL MÉTODO HERMENÉUTICO

Ciencias naturales y ciencias humanas

Al comienzo de esta unidad hemos clasificado las ciencias empíricas en dos grupos: las
ciencias "naturales” (física, química, biología, etc.) y las ciencias “humanas” o “sociales”
(sociología. psicología, historia, etc.). A partir de esta distinción, deben tenerse en cuenta las
tres observaciones siguientes:

1) Es evidente que entre las ciencias naturales y las ciencias humanas existen importantes
puntos de coincidencia: después de todo, unas y otras son ciencias empíricas y, por tanto,
referidas a la experiencia. Esto quiere decir que, tanto en las ciencias naturales como en las
ciencias humanas, las explicaciones y teorías han de fundamentarse, en último término, en la
experiencia y han de ser refutables (falsables) mediante el recurso a la experiencia.

Sin embargo, algunos aspectos de nuestra exposición anterior se acomodan


especialmente a las ciencias naturales. Así ocurre, muy particularmente, con lo expuesto al
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ocuparnos de las dos formas generales de razonamiento, la inducción y el método hipotético-


deductivo. Mediante estos métodos la ciencia procura formular enunciados generales o leyes.

Las leyes científicas establecen relaciones constantes entre fenómenos observables:


siempre que ocurre “X” ocurre “y”. Estas relaciones son a menudo de tipo causal: el fenómeno
“X” causa o produce el fenómeno “y”. Este modo de explicación es característico de las
ciencias naturales, y, como veremos inmediatamente, hay razones para pensar que es
insuficiente en el ámbito de las ciencias humanas.

2) Entre muchos filósofos y teóricos de la ciencia existe la tendencia a aplicar en las ciencias
humanas el modelo explicativo propio de las ciencias naturales. Esta tendencia se observa con
claridad en ciencias como la economía, la sociología e incluso la psicología.

El deseo de aplicar a las ciencias humanas el tipo de explicación propio de las ciencias
naturales es comprensible: después de todo, las ciencias naturales han logrado un grado de
exactitud y de desarrollo extraordinarios; de ahí que se piense a menudo que las ciencias
humanas alcanzarán el mismo tipo de desarrollo si se aplica en ellas el modelo explicativo de
las ciencias naturales.

3) Sin embargo, entre el objeto de las ciencias naturales y el objeto de las ciencias humanas
existe una diferencia fundamental. Cuando explicamos mediante leyes la caída de una piedra o
la relación entre la presión y el volumen de un gas (ideal) a temperatura constante, no nos
preguntamos para qué actúan de ese modo las piedras o las partículas de los gases, qué
sentido tiene su comportamiento. Por el contrario cuando estudiamos las acciones, las
instituciones y las producciones de los seres humanos, nos parece necesario comprender su
sentido.

Comprensión y hermenéutica

Ya en el siglo pasado, Dilthey decía: “explicamos la naturaleza, comprendemos el


espíritu” (Las ciencias humanas solían denominarse, por entonces, “ciencias del espíritu”). La
diferencia consiste, en último termino, en que, para comprender las acciones humanas, así
como las instituciones y las producciones culturales (obras de arte, etc.), es necesario tener en
cuenta las intenciones y las creencias en que se basan. La acción humana y los productos
culturales son intencionales, tienen sentido.

Esta distinción entre -explicar- y –comprender- continúa siendo objeto de debate en la


actualidad. Respecto de este tema conviene tener en cuenta las siguientes consideraciones:

1) Como hemos señalado, hay autores que consideran que en las ciencias humanas hay que
aplicar el modelo de explicación propio de las ciencias naturales. Estos autores,
evidentemente, sostienen que la distinción entre -explicar- y –comprender-, no es suficiente
para reclamar un método propio y distinto para las ciencias humanas. No existe, a su juicio,
más que un método científico y una forma de explicación: establecer leyes generales que
conecten entre sí fenómenos observables (leyes que, a su vez se integrarán en amplias
teorías).

2) Por el contrario, hay otros autores que exigen métodos distintos para cada uno de estos
tipos de ciencias. La comprensión exige procedimientos ajenos al método de las ciencias
naturales. El método propio de la comprensión se denomina hermenéutica o método
hermenéutico.
Los autores de orientación hermenéutica han subrayado que la comprensión se lleva a
cabo siempre desde un determinado horizonte, el horizonte en el cual se halla situado el que
quiere comprender, así hemos de comprender otras culturas desde el horizonte de nuestra
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propia cultura; hemos de comprender acciones, instituciones, obras (arte. textos literarios, etc.)
del pasado desde nuestro presente.
Esta situación se denomina circulo hermenéutico: la comprensión (plena) se lleva a
cabo desde una cierta comprensión previa (pre-compensión) inicial que nos viene dada por
nuestra propia situación cultural. Por ello, la comprensión se basa siempre en la interpretación.

IDEAS FUNDAMENTALES:

• Clasificación y origen de las ciencias

1. Atendiendo a su objeto y contenido, las ciencias suelen clasificarse: en


empíricas y formales. Las ciencias empíricas, a su vez, suelen dividirse en
ciencias naturales y ciencias humanas o sociales.

• Los métodos en las ciencias: inducción y deducción

2. Se trata de dos formas generales de razonamiento utilizadas por las ciencias:


a) La inducción parte de una afirmación sobre algunos hechos o individuos
observados respecto de una clase, y concluye en una afirmación general
acerca de todos los hechos pertenecientes a dicha clase.
b) La deducción es un razonamiento en el cual la conclusión se deriva de las
premisas necesariamente, en virtud de la relación lógica existente entre ellas.

• La ciencia natural y el método hipotético-deductivo

3. El método Hipotético-deductivo es el característico de las ciencias empíricas y


procede conforme a los pasos siguientes: observación, formulación de
hipótesis, deducción de consecuencias derivadas de las hipótesis y
comprobación experimental de las consecuencias de las hipótesis.
4. Las leyes se distinguen de las teorías en que: son más generales; contienen
solamente términos que se refieren a algo observable, y son verdaderas
independientemente de la teoría en la que se integren.

• Los limites de la ciencia: la provisionalidad de las teorías

5. Según el falsacionismo (Popper) los enunciados universales no pueden ser


verificados positivamente, solamente pueden ser -falsados-. Las teorías
.científicas son conjeturas provisionalmente aceptadas, en tanto, no se
demuestre su falsedad.
6. Las teorías no se abandonan porque se demuestre su falsedad; lo que se
producen son cambios de paradigmas (Kuhn).

• Las ciencias humanas y el método hermenéutico

7. Algunos filósofos sostienen que el método de las ciencias naturales ha de


aplicarse también a las ciencias humanas. Otros, sin embargo, exigen un
método distinto (la hermenéutica) para estas, ya que las acciones humanas
tienen sentido. El fin de la ciencias humanas es comprender el sentido
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CUESTIONARIO:

a) ¿Cuál es la clasificación y origen de la ciencia?


b) ¿En qué consiste el método inductivo?
c) ¿En qué consiste el método deductivo?
d) ¿Qué relación existe entre la ciencia natural y el método hipotético deductivo?
e) ¿En qué consiste la provisionalidad de la teoría científica?
f) ¿En qué consiste las revoluciones científicas y el cambio de paradigmas?

Vocabulario

Fenomenología: 1. teoría de los fenómenos o de lo que aparece. 2. Método filosófico


desarrollado por Edmund Husserl que, partiendo de la descripción de las entidades y cosas
presentes a la intuición intelectual, logra captar la esencia pura de dichas entidades,
trascendente a la misma consciencia.
Subjetivo: perteneciente o relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y no al objeto en sí
mismo.
Objetivo: perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia
manera de pensar o de sentir.
Hermenéutica: En general, es el conocimiento y arte de la interpretación; y en la filosofía de
Hans-Georg Gadamer, la teoría de la verdad y el método que expresa la universalización del
fenómeno interpretativo desde la concreta y personal historicidad.
Deducción: 1. acción y efecto de deducir. 2. método por el cual se procede lógicamente de lo
universal a lo particular.
Hipótesis: 1. suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia. 2. la
que se establece provisionalmente como base de una investigación que puede confirmar o
negar la validez de aquella.
Axioma : 1. proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración
Teorema: proposición demostrable lógicamente partiendo de axiomas o de otros teoremas ya
demostrados, mediante reglas de inferencia aceptadas.
Verificación: 1. acción de verificar

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

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BUNGE Mario. Ética y ciencia. Buenos Aires: Siglo Veinte, 1960.
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CALVO, T. y NAVARRO, J.M. Filosofía. Madrid: Anaya, 2002
CERVO A.L. Metodología Científica. Sao Paulo: Mc Graw Hill, 2002
COLLADO, Jesús-Antonio, Realidad y conocimiento. Ensayo de una filosofía de la conciencia,
Ed. Gredos, Madrid, 1987.
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1971.

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