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LECTURA 1
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El CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Estos siete enunciados tienen algo en común: todos ellos son verdaderos. Sin embargo,
entre unos y otros existen notables diferencias en relación con su contenido, es decir, en
relación con aquello que dicen y aquello de lo que hablan. Estas diferencias nos llevan a
establecer ciertas distinciones que proponemos a continuación.
Una primera consideración de los enunciados propuestos nos invita a separar el último
de ellos contraponiéndolo a los seis primeros tomados conjuntamente. En efecto, los seis
primeros enunciados comparten una característica común: todos ellos dicen algo acerca del
modo en que, se comportan cuerpos, organismos o personas; todos nos informan acerca de
algo que pasa en el mundo. Podemos decir que se refieren a hechos. Por el contrario, el último
de los enunciados no se refiere a hechos, no dice nada acerca de lo que sucede en el mundo;
podríamos decir, y suele decirse, que carece de contenido factual.
Los seis primeros pertenecen a distintas ciencias empíricas (física, química, biología,
sociología, psicología e historia, respectivamente). El último pertenece a las matemáticas, que
es una ciencia formal.
Podemos, pues, dividir las ciencias en: empíricas y formales. Ciencias Empíricas (o factuales)
son aquellas cuyos enunciados se refieren a hechos, afirman o niegan algo acerca de lo que
sucede en el mundo. Por el contrario, Ciencias formales son aquellas cuyos enunciados no se
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Tomado de CALVO, T. y Navarro J.M., Filosofía, Madrid: Anaya, 2002.
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refieren a hechos, no afirman ni niegan nada acerca de lo que sucede en el mundo. Las
matemáticas y la lógica son ciencias formales.
De acuerdo con estas distinciones, el conjunto de las ciencias suele clasificarse del
siguiente modo:
Lógica
FORMALES Matemáticas
Física
NATURALES Química
(Bioquímica)
CIENCIAS Biología, etc.
EMPÍRICAS
Economía
HUMANAS Sociología
O SOCIALES Psicología
Historia, etc.
En la unidad primera señalábamos que las ciencias empíricas, tal como actualmente se
entienden y cultivan, se caracterizan por tres rasgos fundamentales: practicidad,
matematización y experimentalidad. Estos rasgos distinguen nuestras ciencias empíricas frente
al modo en que estas habían sido entendidas y cultivadas, en general, por los griegos y a lo
largo de la Edad Media.
La ciencia empírica moderna se origina a partir del final de la Edad Media y, desde
entonces, no ha cesado de multiplicarse con la creación de nuevas ciencias. Su desarrollo y
consolidación se produjo, en primer lugar y de manera definitiva, con la física y la astronomía,
en un proceso que va desde el siglo XV hasta los inicios del siglo XVlII: Copérnico, Kepler,
Descartes y Galileo son autores fundamentales en el avance del método científico y de la
ciencia físico-matemática. (Galileo es el creador del método denominado -hipotético-deductivo
que expondremos en esta unidad). Este proceso de desarrollo culminó en la obra de Isaac
Newton (1642 -1727).
La inducción
Inducción y generalización
1) Premisa: en algunos casos (a saber, en los casos observados) el calor ha dilatado metales.
2) Conclusión: en todos los casos el calor dilata los metales.
1) Para justificar lógicamente la inducción, algunos filósofos de la ciencia han sugerido que, en
realidad, en todo razonamiento inductivo hay implícita una premisa generalizadora del tipo:
“Todos los individuos pertenecientes a una clase natural se comportan del mismo modo”, o bien
- La naturaleza se comporta de manera uniforme-. Esta premisa, implícita suele denominarse
-principio de uniformidad de la naturaleza-.
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Esta propuesta, más que resolver el problema lógico de la inducción, lo que hace es
trasladarlo al principio mismo de uniformidad de la naturaleza. En efecto, ¿cómo demostrar que
la naturaleza se comporta de modo uniforme? ¿Tal vez porque en algunos casos hemos
observado que se comporta uniformemente? ¿No se cae, entonces, en un círculo vicioso al
justificar la inducción recurriendo a este principio y al justificar, a su vez, este principio
recurriendo a la inducción?
2) A la vista de esta dificultad, no parecen quedar sino dos posibilidades en relación con el
fundamento lógico de la inducción:
La deducción
vertical, o bien recurriendo a un ejemplo trivial y conocido, se observa que un trozo de madera
de forma cilíndrica flota en un estanque, y uno se pregunta: ¿por qué?
a) Las hipótesis pueden ser de lo más variado; no obstante, una hipótesis, para que sea
aceptable como tal, ha de reunir ciertos requisitos: ha de servir para explicar el hecho y ha de
estar formulada correctamente, es decir, sin contradicciones ni ambigüedades. .
Los procesos mediante los que se llega a estas conjeturas científicas fructíferas no se parecen
a los de la inferencia sistemática. El químico Kekulé, por ejemplo, nos cuenta que durante
mucho tiempo intentó sin éxito hallar una formula de la estructura de la molécula de benceno,
hasta que, una tarde de 1865, encontró una solución a sus problemas mientras dormitaba
frente a la chimenea. Contemplando las llamas, le pareció ver átomos que danzaban
serpenteando. De repente, una de las serpientes se asió la cola y formó un anillo, y luego giró
burlonamente ante él, Kekulé se despertó de golpe se le había ocurrido la idea – ahora famosa
y familiar- de representar la estructura molecular del benceno mediante un anillo hexagonal. El
resto de la noche la pasó extrayendo consecuencias de esta hipótesis.
HEMPEL. Filosofía de la ciencia natural. Madrid. Alianza 1998.
Ley y teoría
Una ciencia se compone de teorías. Las teorías constituyen sistemas en los cuales se
Integran las leyes. Aunque a menudo se utilizan estos términos con cierta vaguedad, al
estudiar la estructura de las ciencias suelen establecerse distinciones entre ley y teoría:
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1) En general, las leyes se distinguen de las teorías en que las leyes se expresan en
enunciados aislados, mientras que las teorías se componen de conjuntos de enunciados.
Las teorías son más generales que las leyes y de mayor alcance que estas. Por su parte, las
leyes se integran en teorías a partir de las cuales pueden deducirse: así, las leyes del
movimiento de los planetas propuestas por Kepler son un caso, particular de la teoría de la
gravitación universal de Newton y pueden deducirse dentro de esta.
2) Las leyes contienen solamente términos que se refieren a algo observable o definible
operacionalmente (es decir, algo que puede definirse señalando las operaciones a realizar).
Por el contrario, las teorías contienen términos teóricos (al menos uno), es decir, términos que
se refieren a algo no observable ni definible operacionalmente (términos como electrón,
-curvatura del espacio-, etc.).
Dentro del conjunto de la teoría, las leyes se hallan más cerca de los datos de la experiencia
que otros enunciados que son más elevados y, por tanto, .más teóricos. Las leyes se refieren
directamente a hechos de experiencia, y puede decirse que es a través de las leyes como la
teoría entra en contacto con la experiencia. Así explica Pierre Duhem (1861-1916) la relación
entre los principios de la teoría, las leyes y la experiencia.
Experiencia y falsación
El filósofo de la ciencia Karl Popper (l902-1994) aceptó, con todas las consecuencias,
que los enunciados universales no pueden ser verificados definitivamente por medio de la
experiencia. Tomemos el enunciado “Todos los cuervos son negros”. Este enunciado no puede
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ser verificado, ya que ello exigiría observar todos y cada uno de los cuervos que hay, ha habido
y habrá. No obstante, los enunciados universales si pueden ser refutados o falsados: en
nuestro ejemplo, la observación de un solo cuervo que no sea negro bastaría para demostrar
que el enunciado. “Todos los cuervos son negros”, es falso. Las teorías y las leyes científicas,
de acuerdo con esta propuesta, no pueden ser demostradas, pero pueden ser falsadas.
Las teorías y las leyes científicas son, pues, falsables. Puede demostrarse que son
falsas, en el caso de que lo sean. Sin embargo, mientras no sean efectivamente falsadas,
continúan vigentes y no hay por qué abandonarlas. Esta es, en lo esencial y esquemáticamente
expuesta, la posición del faIsacionismo por lo que se refiere, a la relación entre experiencia y
teoría. Esta postura de Popper conlleva una visión de la ciencia con las dos características
siguientes:
1) El método científico es, en definitiva, el de ensayo-error. Las hipótesis son conjeturas que se
hallan expuestas, por principio, a la refutación, a la falsación. Cuando una conjetura resulta
falsada, se lanza otra, y así sucesivamente. Tanto como de los aciertos y aún más,
aprendemos de nuestros errores, de las conjeturas refutadas.
2) Las teorías vigentes siempre han de considerarse provisionales. Las aceptamos, y es
razonable que las aceptemos, en la medida en que no han sido refutadas todavía. Pero la
posibilidad de que sean refutadas está siempre abierta.
El falsacionismo de Popper parece ofrecer una explicación sencilla de cómo y por qué
se abandona una teoría: se abandona cuando es falsada, pero ¿es así de sencillo? Hay
razones para suponer que no.
1) El falsacionismo elemental (el falsacionismo tal como lo hemos expuesto) sirve para
proposiciones aisladas de bajo nivel teórico. Sirve perfectamente para el ejemplo que hemos
utilizado, el enunciado -Todos los cuervos son negros-, el cual quedaría definitivamente
refutado si se encontrara un cuervo que no fuera negro. Pero, como hemos visto, las teorías no
son enunciados aislados, sino sistemas de enunciados conectados entre si. Cuando una
experiencia es contraria a la teoría, siempre es posible: escoger qué enunciados de la teoría
conviene revisar. Por lo general, en vez de abandonar la teoría, se retocará para hacerla
inmune a la observación adversa.
2) Una teoría no se abandona a no ser que se disponga de otra mejor, es decir, de otra que
explique mas hechos y que los explique mejor. Estas circunstancias obliga, bien a renunciar al
falsacionismo como explicación del abandono de las teorías, bien a ampliar y modificar la idea
de falsación aceptando que una teoría es falsada simplemente por el hecho de que aparece
otra mejor.
1) Cada época histórica está dominada por un paradigma. Es decir por un marco teórico dentro
del cual se formulan las teorías, se plantean los problemas y se desarrolla la actividad
científica. Un ejemplo clásico de paradigmas contrapuestos son el geocentrismo y el
heliocentrismo.
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2) Una revolución científica es la sustitución de un paradigma por otro. Para entender cómo se
producen las revoluciones científicas, es necesario tener en cuenta que los paradigmas son
inconmensurables: cada paradigma tiene su propia escala de valores, por lo que cada uno será
mejor desde su propio punto de vista; pero no hay un punto de vista superior del cual se
pudiera decidir imparcialmente cual de los dos es preferible. En consecuencia, en los cambios
de paradigma no puede decirse que venza el que tiene la razón. En general, los argumentos
racionales desempeñan un papel poco relevante a la hora de preferir un paradigma en vez de
otro. La decisión a favor de uno o de otro por parte de la comunidad de los científicos es
cuestión de visión del mundo, de creencias, de gustos, de intereses, de poder e Influencias
sociales.
En primer término, una teoría debe ser precisa: esto es dentro de su dominio, las
consecuencias deducibles de ella deben estar en acuerdo demostrado con los resultados de
los experimentos y las observaciones existentes. En segundo lugar, una teoría debe ser
coherente no sólo de manera interna o consigo misma, sino también con otras teorías
aceptadas y aplicables a aspectos relacionables de la naturaleza. Tercero, debe ser amplia:
en particular, las consecuencias de una teoría deben extenderse más allá de las
observaciones, leyes o subteorías particulares para las que se destinó en un principio. Cuarto,
e intimadamente ligado con lo anterior, debe ser simple: ordenar fenómenos que, sin ella y
tomados uno por uno, estarían aislados y, en conjunto, serían confusos. Quinto -aspecto más
o menos frecuente, pero de importancia especial para las decisiones científicas reales-, una
teoría debe ser fecunda, esto es, debe dar lugar a nuevos resultados de investigación: debe
revelar fenómenos nuevos o relaciones no observadas antes entre las cosas que ya se saben.
Al comienzo de esta unidad hemos clasificado las ciencias empíricas en dos grupos: las
ciencias "naturales” (física, química, biología, etc.) y las ciencias “humanas” o “sociales”
(sociología. psicología, historia, etc.). A partir de esta distinción, deben tenerse en cuenta las
tres observaciones siguientes:
1) Es evidente que entre las ciencias naturales y las ciencias humanas existen importantes
puntos de coincidencia: después de todo, unas y otras son ciencias empíricas y, por tanto,
referidas a la experiencia. Esto quiere decir que, tanto en las ciencias naturales como en las
ciencias humanas, las explicaciones y teorías han de fundamentarse, en último término, en la
experiencia y han de ser refutables (falsables) mediante el recurso a la experiencia.
2) Entre muchos filósofos y teóricos de la ciencia existe la tendencia a aplicar en las ciencias
humanas el modelo explicativo propio de las ciencias naturales. Esta tendencia se observa con
claridad en ciencias como la economía, la sociología e incluso la psicología.
El deseo de aplicar a las ciencias humanas el tipo de explicación propio de las ciencias
naturales es comprensible: después de todo, las ciencias naturales han logrado un grado de
exactitud y de desarrollo extraordinarios; de ahí que se piense a menudo que las ciencias
humanas alcanzarán el mismo tipo de desarrollo si se aplica en ellas el modelo explicativo de
las ciencias naturales.
3) Sin embargo, entre el objeto de las ciencias naturales y el objeto de las ciencias humanas
existe una diferencia fundamental. Cuando explicamos mediante leyes la caída de una piedra o
la relación entre la presión y el volumen de un gas (ideal) a temperatura constante, no nos
preguntamos para qué actúan de ese modo las piedras o las partículas de los gases, qué
sentido tiene su comportamiento. Por el contrario cuando estudiamos las acciones, las
instituciones y las producciones de los seres humanos, nos parece necesario comprender su
sentido.
Comprensión y hermenéutica
1) Como hemos señalado, hay autores que consideran que en las ciencias humanas hay que
aplicar el modelo de explicación propio de las ciencias naturales. Estos autores,
evidentemente, sostienen que la distinción entre -explicar- y –comprender-, no es suficiente
para reclamar un método propio y distinto para las ciencias humanas. No existe, a su juicio,
más que un método científico y una forma de explicación: establecer leyes generales que
conecten entre sí fenómenos observables (leyes que, a su vez se integrarán en amplias
teorías).
2) Por el contrario, hay otros autores que exigen métodos distintos para cada uno de estos
tipos de ciencias. La comprensión exige procedimientos ajenos al método de las ciencias
naturales. El método propio de la comprensión se denomina hermenéutica o método
hermenéutico.
Los autores de orientación hermenéutica han subrayado que la comprensión se lleva a
cabo siempre desde un determinado horizonte, el horizonte en el cual se halla situado el que
quiere comprender, así hemos de comprender otras culturas desde el horizonte de nuestra
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propia cultura; hemos de comprender acciones, instituciones, obras (arte. textos literarios, etc.)
del pasado desde nuestro presente.
Esta situación se denomina circulo hermenéutico: la comprensión (plena) se lleva a
cabo desde una cierta comprensión previa (pre-compensión) inicial que nos viene dada por
nuestra propia situación cultural. Por ello, la comprensión se basa siempre en la interpretación.
IDEAS FUNDAMENTALES:
CUESTIONARIO:
Vocabulario
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
VERNAUX, Roger, Epistemología general o crítica del conocimiento, Ed. Herder, Barcelona,
1971.