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_ George L. Mosse La cultura. europea del siglo xIx CapiTuLo 2 ROMANTICISMO: LA POESIA DE LA VIDA El romanticismo, que se convirtié en un elemento omnipresente en la cultura europea moderna, era un «talante» que escapaba a cual- quier esquema rigido de clasificacién. Esa era parte de la fuerza del movimiento, pues podfa cambiar de una persona a otra y mezclarse con ideales politicos y sociales diversos. No obstante, el romanticismo tenfa una base ideol6gica explicita: otorgaba la maxima importancia a las emociones y a la imaginacién. Los sentimientos del corazén, aunque irracionales, se consideraban més validos que los pensamien- tos de la cabeza. E] enemigo era la raz6n fria que Charles Dickens ha- bia simbolizado en Scrooge y que habia proporcionado el fundamen- to de la esperanza de un mundo mejor de la Ilustracin. El raciona- lismo del siglo xvi no habfa sido frio y egofsta, pero los rom4nticos no establecieron ninguna distincién entre un Scrooge y los que crefan que el progreso sélo era posible por la naturaleza racional del ser hu- mano. Para los roménticos, la naturaleza humana se describfa mejor a través del «alma», que contenfa las emociones y potenciaba la in ginacién. Todo lo dems era «intelectualizacién» abstracta, gente que carecfa de verdadera emocién y en consecuencia de verda- dera alma. orio para este talante roméntico los sentimientos pasaron a ser Jo mas importante, los romAnticos se concentraron en la intensidad de las emociones. Si sentir era la prueba de la verdadera virtud, de que se posefa un alma, era especialmente interesante la historia de al- guien que ejemplificase el sentimiento, pero tenfa una importancia atin mayor el momento en que una emocién alcanzaba su punto mé- ximo. Para el rom4ntico la emocién y la visién revelaban més clara- mente la naturaleza del mundo y de ia vida que la capacidad de ané- lisis seca y global. Era facil caricaturizar este emocionalismo, como ha mostrado Margaret Dalziel. La Louisa de Tales of Woods and Fields (1842) de la sefiora March «se desmaya cuando los caballos se esca- aibetTTTe ROMANTICISMO: LA POESfA DE LA VIDA pan con el carruaje, sufre un deterioro fisico tras un desengafio amo- r0so... hasta la noticia de un acontecimiento sélo ligeramente emo- cionante debfa comunicarse con mucha delicadeza a la heroina si se queria evitar la postracin absoluta». Pero una heroina como ésta no deberfa enmascarar la repercusién perdurable del movimiento. Este creé un habito mental que era hos- ti] al racionalismo... y que pensaba en los seres humanos en funcién del alma mds que de la raz6n. Centrndose en los procesos internos de la naturaleza humana, aseguraba que sélo ellos eran «auténticos» y «verdaderos». Y sostenfa que no sélo la raz6n, sino también la rea- lidad era superficial, una mera cosa «exterior» no directamente rela- cionada con el alma del individuo. El espiritu romantico aproveché asf la insatisfaccion producida por el rechazo de las emociones por el racionalismo, sobre todo la necesidad de seguridad, que desdefiaba la realidad externa huyendo hacia una contemplacién del sujeto inte- rior Mis indudable que el paso de Europa de una civilizacion rural a otra urbana e industrial potencié el atractivo de este habito mental. Dio a los individuos una sensacién de importancia, de estabilidad en relacién con sus propias almas, en medio de unos cambios répidos e incomprensibles/ Los orfgenes del romanticismo se hallan dentro de la propia Era de la Raz6n. Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) anuncié muchos as- pectos de este talante. El ideal del «hombre natural», que él popula- riz6 pero que existié también en otros muchos pensadores del pe- iodo, destacaba que el individuo era bueno y virtuoso cuando se le libraba de los grilletes de la civilizacién. En ese estado ideal, el cora- z6n y la cabeza se mantenfan intactos y actuaban en consecuencia adecuadamente. Para Rousseau y para oiros pensadores del siglo xvi esto significaba que los seres humanos eran al mismo tiempo razo- nables y virtuosos. Sin embargo, el elemento de la razén humana en el estado de naturaleza jugaba para Rousseau un papel menor que la bondad del corazén. Esto era un presagio de la fe romantica en la rectitud y la virtud esenciales de las emociones propias del ser hu- mano cuando se las deja desarrollarse libremente. La idea del hom- bre natural se convirtié en una moda muy difundida en el siglo xvm; Luis XVI y su reina tenfan una aldea rural construida por ellos mis- mos detrés de su palacio del Trianon donde podian interpretar el pa- pel del hombre y la mujer «naturales». Ademés, esta imagen estaba asociada con la vida rural, el tipo de Arcadia que los escritores Ieva- ban siglos idealizando. Hemos de tener en cuenta que el ideal del hombre natural asociado a la vida rural no sdlo fue un telén de fon- do del movimiento roméntico, sino que contribuyé también a la ela- boracién de uno de los supuestos del siglo xix, en realidad de los LA CULTURA EUROPEA DEL SIGLO XIX tiempos modernos: es decir, que el campesino encarna las méximas virtudes en una sociedad que va haciéndose cada vez mAs industria] y urbana, El concepto de

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