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132 Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad
trascendente de la persona humana. sta representa el fin ltimo de la sociedad, que
est a ella ordenada: El orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben en todo
momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al
orden personal, y no al contrario . El respeto de la dignidad humana no puede
absolutamente prescindir de la obediencia al principio de considerar al prjimo
como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para
vivirla dignamente . Es preciso que todos los programas sociales, cientficos y
culturales, estn presididos por la conciencia del primado de cada ser humano.
133 En ningn caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines
ajenos a su mismo desarrollo. Es necesario, por tanto, que las autoridades pblicas
vigilen con atencin para que una restriccin de la libertad o cualquier otra carga
impuesta a la actuacin de las personas no lesione jams la dignidad personal y
garantice el efectivo ejercicio de los derechos humanos. Todo esto, una vez ms, se
funda sobre la visin del hombre como persona, es decir, como sujeto activo y
responsable del propio proceso de crecimiento, junto con la comunidad de la que
forma parte.
144 La Encarnacin del Hijo de Dios manifiesta la igualdad de todas las personas
en cuanto a dignidad: Ya no hay judo ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni
mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jess (Ga 3,28; cf. Rm 10,12; 1 Co
12,13; Col 3,11). Puesto que en el rostro de cada hombre resplandece algo de la gloria
de Dios, la dignidad de todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del
hombre ante los dems hombres. Esto es, adems, el fundamento ltimo de la radical
igualdad y fraternidad entre los hombres, independientemente de su raza, Nacin,
sexo, origen, cultura y clase.
1
Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia