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Rodolfo Mondolfo La infinitud del espiritu y ottos esctitos de Cérdoba [Siz Universe Necona de Corda ‘Ciencia ¥ TECNICA EN LA GRECIA ANTIGUA® El tema Ciencia y Teenica en la Grecia antigua puede signi- ficar dos cosas distintas: por un lado, una resefia hist6rica de los desarrollos y resultados que estas dos creaciones culturales han alcanzado en la antigiiedad clisica; por el otro, la determina- cién del concepto que tenian los griegos de ambas actividades y de su relacién reciproca. En este segundo sentido lo vamos a considerar. La distincién entre técnica y ciencia se vincula con las distinciones afines entre homo faber y homo sapiens, entre vida préctica y vida contemplativa, entre trabajo manual y trabajo intelectual; implica en si misma el problema de la concepcién y valoracién del trabajo por parte de los griegos. Problema muy interesante, en cuya discusién los investigadores recientes han refutado una opinién tradicional que atribufa a todos los grie- g0s indistintamente una incomprensidn y un menosprecio del trabajo. Las investigaciones de Glotz y de Battaglia, de Jaeger, de Farrington, de Schubl, mias y de otros han demostrado la existencia entre los griegos antiguos —como en cualquier pue- blo 0 época— de dos valoraciones opuestas del trabajo: una de desprecio y otra de exaltacién', “Reva de la Universidad Nacional de Cérdeba, Ato 1x - N° 3-4, Julio: octubre 1968. 1 Para noticias mas detalladas remito ala Pate w de mi libro La comprension del sujet buomano en la euler anrigua, ed, linda, Buenos Aires, 307| Laestimacién positiva que se nos aparece partir de Hesio- do afirma el valor econémico del trabajo en cuanto necesatio a la vida del hombre y su valor moral en cuanto deber cuyo cumplimiento condiciona el mismo derecho a la existencia. Pero el valor que més nos interesa, con respecto a la rela- cién entre técnica y ciencia, es el valor intelectual del trabajo y su papel cognoscitivo, En este mismo terreno encontramos una alta valoracién del trabajo creador de la técnica en las tradiciones sabiduria no y morales antiguas referentes a los Ilamados siete sabios, se hacia consistir tan sélo en conocimientos teéricos (esto ¢s, en su ciencia), sino también en habilidades e inventos técnicos. Platén los llamaba “sabios en la actividad operativa” (cogoi is T& Epya) y “habiles en las técnicas” (eUur}xavor), de acuerdo con las tradiciones que les atribuian el invento de instrumentos técnicos fundamentales, factores importantes de progreso, En su sabiduria, te6rica y prictica a la vez, se afirma- ba la unidad entre homo faber y homo sapiens, que vemos luego igualmente proclamada por el autor hipocritico del tratado De medicina antigua que se llama a si mismo “artesano”, y declara que la cocina, la molienda y la panificacién son parte de la cien- cia médica. Y vuelve a proclamar semejante unidad el sofista Hipias, cuando exalta su sabiduria enciclopédica, documentada por la confeccién personal de toda su indumentaria, no menos que por su ensefianza filoséfica. Y gracias a este concepto florecen en el siglo ven Gre- cia tratados sobre todas las técnicas, consideradas como digno objeto de ciencia de la cocina a la miisica, de la gimnasia a la escultura, ete. Pero més significativo atin aparece acaso el hecho de que todos los naturalistas y filésofos presocriticos se han inspirado en los procesos de las varias técnicas para explicar los fenémenos de la naturaleza, segiin tuve oportunidad de de- mostrar en tn estudio sobre Sugestiones de la téenica en las con- | 308 cepciones de los naturalistas presocniticos*. A mis observaciones se asocié Farrington, quien recordé ademés al escritor hipocritico del De victw, que explica por qué las técnicas humanas pue- den revelamnos los secretos de la naturaleza, observando que el hombre, hijo de la naturaleza, sigue y aplica en sus actividades las leyes naturales, y por eso su trabajo es una revelacién de tales leyes; ya que los hombres, al conocer lo que hacen en sus técnicas, pueden entender las operaciones de la naturaleza: lo manifiesto les revela Jo oculto; las técnicas, que son su obra, les abren el camino de la ciencia Un paso decisivo en esta direccién da Anaxégoras, cuando explica la superioridad intelectual del hombre sobre los ani- males por via de la posesién de la mano, inserumento de a realizacién de todas las creaciones técnicas, que determinan nuevas condiciones de vida y desarrollan asi los conocimientos y la inteligencia del hombre. Por este mismo camino mis tarde Panecio, Posidonio y Cicerén Megan a decir que nosotros con inuestras manos creamos otra naturaleza por encima de la natu- raleza de las cosas; y Vitruvio tras ellos agrega que esta creacién que se cumple en las técnicas humanas no sélo hace siempre més hébiles las manos, sino que ademés afina el intelecto, de modo que las creaciones de la técnica se convierten en una au- tocreacién progresiva del hombre mismo, de su intcligencia y de su ciencia. En esta idea es evidente la conviccién de que existe una vinculacién ¢ interaccién mutua entre todas las formas de ac- tividad del hombre y todos los aspectos de la vidas y su mutua dependencia lleva a Platén en la Republica, en las Leyes y en el Politico a un concepto unitario de la cultura humana, cuyos 2 Véase mi libro En lr origener del fsa de la cultura, 2% ed, Hachette, ‘Buenos Airs, Para indicaciones bibliogrificas acerea de lo que sigue, relacivamente a Farrington y alos aurores antiguos mencionados, remito a mi libro: Le cempren- in del njeto bumano, pase W. 309| = miilriples elementos se le presentan tan solidarios entre s{ que cualquier cambio o cualquier estancamiento que se produzca en cada uno repercute en todos los demés y, por consiguiente, en toda situacién y orientacién de la vida y de la sociedad hu- manas. En esta unidad solidaria Platén incluye las formas y las conquistas de la técnica y las de Ja ciencia igualmente, junto con todas las otras manifestaciones de la vida individual y social del hombre? La idea de una vinculac representaba en Platén una herencia de la ensefianza de Sécra- tes, quien habfa mostrado la conexién entre trabajo y conoci- miento, no s6lo al partir de la consideracién de los oficios ma- nuales —del albanil, del carpintero, del zapatero, ete.— para llegar a la explicacién de las ideas generales, sino, ademés, al declarar que los obreros eran los tinicos que demostraban po- seet un conocimiento claro de lo que hacfan —esto es, de su técnica y de las finalidades y reglas de la misma—. La técnica implicaba pues, en su ejercicio, conocimientos claros y exactos, es decir, que no podia por si misma prescindir de cierto grado de ciencia. Y Platén desarrolla este concepto comparando al arcesano con el cientifico por la necesidad que tienen ambos de conocer los fines y los medios de su respectiva actividad. Como el geémetra para demostrar un teorema debe poseer las ideas de las formas geométricas, asi el artesano debe tener la idea de lo que tiene que hacer. “Hacia dénde (pregunta Platén en cl Critilo 389) miraré el carpintero cuando hace una lanzadera? aNo miraré acaso en la idea de algo que por su naturaleza sirva para tejer? —Por cierto que si—. Y si, al hacer esta lanzadera, se Je quebrara en sus manos, ;volverd a hacer otra mirando en esta gucbrada o bien en aquel modelo incorruptible o idea en que ‘miraba al hacer la otra que se le quebré? —En aquella idea, me 3 mutua entre técnica y ciencia 23 Véase mi libeo: En lr arigenes dela filo del cultura [310 parece—. ¥ aquella idea, zno la llamaremos justamente lo que es por s{ mismo una lanzadera? —Me parece—, Ahora bien, como una lanzadera hay que hacerla para una tela sutil o grue- sa, de lino 0 de lana, 0 de cualquier otra materia, es necesatio que todas las lanzaderas contengan la idea de la lanzadera, pero que a cada una se le dé aquella naturaleza que la haga més apta para cada trabajo. —Si—. ¥ los otros instrumentos igualmen- te. Después de haber encontrado el instrumento apto por natu- raleza para cada cosa, hay que hacerlo de aquella materia en que pueda efectuar su trabajo, esto es, no de una materia cualquier al arbittio, sino cual exige su naturaleza. El taladro, por ejem- plo, a fin de que sea apto por naturaleza para su utilizacién, hay que hacerlo de hierro. —Precisamente—. Y la lanzadera apta por naturaleza para su tarea hay que hacetla de madera, —Asi es—. En efecto, cada lanzadera debe ser por naturaleza apropiada a cada idea de tejido, y los otros instrumentos de igual manera’, Asi aparece la multiplicidad y complejidad de los cono- cimientos requeridos por cada actividad técnica: la naturaleza y finalidad general y especifica de la obra, su relacién con la vida del hombre y con sus necesidades, los medios més aptos para lograr el fin; en una palabra, todo un sistema orgiinico de ideas. Y en el Gorgias (503 y ss.) Platén explica precisamente: “Todos los artifices, al atender cada uno a stt trabajo, eligen Jos materiales que emplean en este trabajo no al acaso, sino de manera que la obra responda a una idea. Mira, por ejemplo, a los pintores, a los arquitectos, alos constructores de naves, mira a cada artesano cualquiera, con qué orden dispone las partes de su trabajo y como trata de conseguir que cada parte se adapte y armonice con la otra, a fin de que el todo resulre como una obra bella por su orden y proporcién”. aul No hay que asombrarse, pues, de que Platén presente al trabajador que cumple con su oficio como un modelo para el hombre politico, pues ambos igualmente necesitan de un or- den y una regla bien determinados: “La virtud de cada cosa (agrega en el Gorgias 566 d), de un objeto, un cuerpo, un alma, tal como de cada ser, no se adquiere al acaso sino mediance un orden, una regla, un arte, que es diferente para cada cosa’ Por lo tanto, cada actividad técnica necesita de un conjun- to de conocimientos que vinculan la obra particular con todo cl sistema de la realidad de las cosas y de la vida, de manera que Ja técnica aparece como una especie de ciencia, aunque distinta de la ciencia pura relativa al mundo de las ideas eternas, “Eneonces (dice en el Filebo 55 d), ztendremos una parte de la ciencia relativa a los conocimientos, que pertenece a los oficios, y otra que pertenece a la educacién y Ia cultura? ;No es asf? —Asi es, justamente—. Ahora bien, investiguemos ante todo acerca de las artes manuales, si una parte de ellas tiene més caricter de ciencia y otra menos, y si debemos considerar aquélla como purisima y ésta como menos pura. —Es necesa- rio, sin duda’. La ciencia propia de la técnica es menos pura, segtin Pla- t6n, en cuanto que implica conocimientos practicos, relativos a la vida y a sus necesidades materiales. No puede bastar al artesano la ciencia pura de las ideas eternas, propia del filésofo, “Supongamos (contintia en el Filebo 62 a) a un hombre que posee la idea de la justicia... y de todos los demas valores eter- nos... —Supongdmoslo—. Ahora bien, zposeerd este hombre bastante ciencia, en tanto tenga la nocién racional del cfrculo mismo y de la misma esfera divina, pero que no conozca esta nuestra esfera humana y estos circulos nuestros, si quiere ser- virse en la construccién de casas y en otras obras andlogamente, de aquellas reglas y de aquellos circulos divinos que conoce? —Dirfamos, oh Sécrates, que para nosotros serfa una situacién [312 muy ridicula la de quien permaneciese nicamente en la esfera de las ciencias divinas. ;Cémo dices? ;Debemos acaso juntar y mezclar con aquélla el arte incierto ¢ impuro de la regla y del circulo falso? —Es preciso, en efecto, si cada cual de nosotros quiete, por lo menos, hallar cada ver el camino de su casa” Encontrar el camino de su casa significa orientarse en el mundo sensible para actuar en el mismo. Y a esta orientacién la necesitan los artesanos en cualquier técnica, porque toda técni- ca debe servir a la vida y esti vinculada con la misma; y por eso el artesano tiene que aprender semejante orientacién de la ex- periencia, que justamente le offece la parte de ciencia que per- tenece a los oficios y que es distinta de la parte que pertenece a Ia cultura y a la contemplacién. Distinta si, pero vinculada con la parte de ciencia pura porque, segiin Plat6n, toda creacién de la técnica es imitacién de un modelo eterno o idea. La técnica, por lo tanto, no es para Platén mera habilidad material y manual, sino también conocimiento y ejercicio de la inteligencia, Entre la actividad del intelecto y la de la mano hay una vinculacién inescindible; la técnica no puede ser separada de la ciencia ni opuesta a la misma, porque la necesita y la im- plica como propia gufa y orientacié Por cierto que a Platén pertenece gran parte de la respon- sabilidad histérica por la difusién posterior del menosprecio del trabajo manual y de toda actividad vinculada con la ma- terialidad. A su influjo se debié en gran parte la formacién y propagacién de esa especie de inhibicién intelectual que Schuh denomina blocage mental en contra del trabajo y de toda opera- cién o profesién, aun intelectual cientifica, vinculada con la materialidad de la vida practica. Semejante inhibicién ha sido posteriormente, en los siglos que vieron aumentar la influen- cia del platonismo, un grave obstéculo para el desarrollo de las ciencias experimentales en el mundo griego y ha contribuido poderosamente a la decadencia progresiva de la ciencia griega. 313] ‘Sin embargo, debemos por otro lado reconocer en Platén —como lo ha destacado el mismo Schubl— una verdadera re~ habilitacién de la técnica, que consiste en el sefialamiento que él hace acerca del nexo que vincula a la técnica con la ciencia, por su dependencia de los conocimientos y de la posesién de las ideas. Lo que todavia falea en esta rehabilitacién platénica de las técnicas es la aceptacién de la herencia de las intuiciones fecundas de Anaxigoras, reivindicador del papel intelectual de la mano, y del esctitor hipocrético que veia en las actividades técnicas la fuente del conocimiento de los secretos de la na- turaleza. La vinculacién de la ciencia con la técnica, sefiala- da por semejante intuicién es la recipraca de la destacada por Platén; vale decir, que no consiste en una relacién untvoca de dependencia, sino mds bien en la inversa de impulso, sugestién c iluminacién, La técnica prepara y promueve el desarrollo de la ciencia y la inteligencia humanas; el trabajo es un factor dela elevacién espiricual progresiva del hombre. Esta intuicién embrionaria de Anaxdgoras y del hipocrdt co ha permanecido exteafia a Platén, pero luego ha sido recogi- da por su discipulo mayor, Aristételes. La revaloracién de la técnica aparece ya en las obras juve- niles de Arist6teles, segtin resulta de los fragmentos que posee- mos de su Protréptico; pero se desenvuelve por un camino algo distinto del que habia elegido Platén para el mismo fin. El ca- ino seguido por Aristételes, en efecto, independiza la técnica con respecto al mundo trascendente de los arquetipos eternos que, segtin Platén, eran los modelos imitados por los artesanos en la realizacién de sus obras; Arist6reles, en cambio, no ve en Jas obras de la técnica una imitacién de ideas trascendentes sino ‘a puramente humana, efectuada por los artesanos*, una creaci “No puedo devenerme aqut en la consideracin de ls miliplesycomplejos problemas vinculados con el conceptoaristocéico de la techne y su diferenciacién respecro del concepto platénico, Un estudio atento y exhaustivo de esos problemas [314 Sin duda, la rehabilitacién aristotélica de la técnica pro- cede de una polémica contra el empirismo exclusivista, que re- conoce tinicamente la utilidad de la prictica y niega tetminan- temente la de la teorfa. Aristételes, en cambio, quiere mostrar que prictica y teoria, trabajo y conocimiento, técnica y ciencia, mantienen una mutua vinculacién inescindible. Y en esta rei- vindicacibn de la teorfa puede parecer que coincide con Platén, y con su rehabilitacién de las técnicas; pero se diferencia de stu maestro en cuanto que no considera la teorfa como contempla- cién de las ideas eternas trascendentes, sino como exigencia y creacién de la raz6n humana. La técnica (dice en el Protréptico, fragmento 13 de la edi- cién Walzer) nos da la prueba de la utilidad que tiene la razén, teorética para la vida humana: la préctica de los oficios, en efec- to, exige normas que pueden resultar slo de la naturaleza mis- may de la verdad y, por lo tanto, requiere una forma de ciencia Y asi las técnicas propias de los artesanos encuentran en base al estudio de la naturaleza los instrumentos més apros como son, por ejemplo, en la técnica de la construccién la plomada, la escuadra, el compés y otros instrumentos basados en el agua y la luz, cuyo conocimiento no se logra por deduccién de los primeros ptincipios, sino de los segundos y terceros, y por la ensefianza de la experiencia Aqui se reconoce, evidentemente, que la creacién de los instrumentos de la técnica no es Jo que crefa Platén, es decir, tuna imitacién de modelos eternos o arquetipos, que tuvieran su existencia objetiva en el mundo ideal trascendente, como —cjemplificaba Platén— las ideas de la lanzadera, del taladro, de la cama, de la casa y otras por el estilo; sino que es un inven- to propio del hombre, quien actiia en base a la experiencia y a iia camplido Manaanita Iswaabr en varios ensayos y especialmente en “Alc aspetti della concezione della tchne nella Merafisica di Aristotle” (Rivsta critica di sori della fileefa, 1962), los que rerito al lector. 315 los principios més cezcanos. El artesano no cuenta con modelos divinos para sus obras, sino que él mismo crea sus productos y sus instrumentos. Justamente declara Aristételes en la Meta- (Fisica 991. b 6: “se producen muchos objetos, como la casa y el anillo, de los cuales negamos que existan las ideas” (eternas, trascendentes); y més adelante, en la misma Metafisica 1070 a, agrega: “de ciertas cosas (esto es, de los productos de la técnica) no existe, ademés del compuesto resultance, ese algo inteligible como seria, por ejemplo, Ia idea de la casa, a menos que se en- tienda por ésta el arte del constructor”. ¥ el arte del constructor y toda técnica en general es, para Aristételes, creadora de los tipos y modelos de los objetos que produce; y asi el trabajo bumano crea, juntamente con los objetos, también las ideas y Jos conocimientos relatives. El trabajo y la técnica, por lo tanto amplian los conocimientos ¢ iluminan la mente, esto es, son creadores de ciencia, de inteligencia, de sabiduria. Aristételes, por consiguiente, acepta implicitamente el punto de vista de Anaxdgoras, que atribuia a la posesién de la mano la superioridad del hombre con respecto a los animales, Sin embargo, Aristételes polemiza con Anaxiigoras, objetindo- le que el hombre no logra la conquista de la inteligencia por tener la mano sino que, al contrario, tiene la mano porque po- see la inteligencia, La mano es instrumento de la inteligencia y obedece a su impulso y guia; pero es instrumento necesario, creado por la naturaleza misma a fin de que la inteligencia pue- da actuar en el mundo de la realidad, Y de este modo resulta reconocida una vinculacién necesaria entre mano ¢ inteligen- cia, esto es, entre técnica y ciencia. Y por eso vemos en un frag- mento de la obra aristotélica juvenil De philosophia, cuyo texto integral se ha perdido, afirmada por Aristételes una continui- dad de desarrollo entre las dos creaciones del hombre, las que considera —al delinear los rasgos de una teoria e historia del [316 progreso— como etapas sucesivas del desenvolvimiento de la sabiduria humana (sophia). Los hombres —dice en ese fragmento— llamaron sophia, en primer lugar, a las técnicas creadas para proveer a las necesi- dades mas urgentes ¢ imprescindibles; luego Ilamaron sophia a Jas técnicas inventadas para el refinamiento y adorno de la vidas cn tercer lugar, la ereacién de las leyes; en cuarto lugar, la cien~ cia de la naturaleza; y en quinto lugar, la contemplacién de la causa primera. Técnicas de necesidad y técnicas de refinamien- 10, politica, ciencia y filosofia son presentadas, por lo tanto, como etapas progresivas de un desarrollo continuado, en cuya realizacién los primeros grados condicionan los sucesivos. Naturalmente, esto implica una concepcién de la técnica que no ve en la misma sélo una actividad material de pura ejecucién, sino una asociacién de manualidad e intelectualidad que significa comprensién consciente del trabajo, de sus fines, de sus medios y resultados y, por lo tanto, creacién consciente de sus productos. Dice, pues, Aristételes en el primer capitu- lo de la Metafisica: “consideramos més dignos de estimacién y mis doctas y sabios a los que dirigen las obras y construcciones (los arquitectos) que a los ejecutores manuales (Ke\poTEKVEV); pues los primeros saben el porqué de lo que se hace, mientras que los segundos actian como si fueran instrumentos inanima- dos, sin saber siquiera que hacen lo que hacen, tal como ocurre con el fuego cuando quema. Las cosas inanimadas, sin embargo, cumplen cada una de esas acciones por su naturaleza intrinseca; los obreros manuales, por una costumbre adquitida, de modo que la estimacién de mds sabios (otorgada a quienes dirigen) no procede del hecho de que sean hacedores (rpakiko¥s), sino de que utilizan la razén y conocen las causas”. La técnica, pues, no debe ser pura manualidad separada de la inteligencia, sino actividad conjunta de la mente y de la manos y por eso las técnicas pueden ser consideradas por Aris- 317] t6teles como una especie o clase de ciencia, que contribuyen al desarrollo de la inteligencia humana, y preparan y condicionan los grados més altos de la sabiduria, que son las ciencias puras, desinteresadas, que buscan el conocimiento te6rico puro y no ya la utilidad préctica. Aristteles explica al comienzo de la Me- tafisica el proceso de desarrollo progresivo del hombre, que no se limita a la experiencia y a la memoria, que pertenecen tam- bién a los animales, sino que procede de ellas a la formacién de nociones generales, a la creacién de tipos, de modelos, de ideas de especies; y esto lo realiza —dice Aristdteles— justamente en Ja técnica. De modo que la técnica es una forma de conocimiento que diferencia al hombre de los animales. El hombre concibe y crea modelos e instrumentos; crea procedimientos nuevos y realiza asi en ellos una forma de conocimiento teédrico, cuyo desarrollo ya antes de Aristételes habia hecho experimentar a los téenicos la necesidad de escribir tratados de las artes, donde presentaban tipos y daban normas y reglas para Ia actividad del arte, es decir, mostraban cémo en Ja artesania habia ya un comienzo de ciencia. Tales eran los tratados relativos a las dis- tintas artes (pintura, escultura, miisica, medicina, gimnasia, cocina, etc.) que habjan empezado a escribir ya en el siglo v Damén, Policleto, los hipocraticos, los sofistas. Aristételes piensa que por este camino se llega a la com- prensién del porqué, de la ley, de lo universal, en una palabra, a la ciencia; y por eso considera la técnica como una primera forma de episteme, que prepara y condiciona las formas supe- riores de la teoria. “Jurgamos a los técnicos —se lee en el primer capitulo de la Metafisica— mas sabios que alos empiticos, en cuanto que Ja sabiduria procede en todos especialmente de su saber; esto es, que aquéllos saben la causa, los otros no (...). Es natural, pues, que el inventor de cualquier técnica que trascienda las [318 sensaciones comunes sea admirado por los hombres, no sélo porque algunos de sus inventos resultan tiles, sino porque él mismo, como sabio, se diferencia de los demés. Y al inventarse miiltiples técnicas, referentes unas a las necesidades, otras a las diversiones, siempre se consideran mis sabios los inventores de Estas que los de aquéllas, porque su ciencia es independiente de exigencias utilitarias. De donde proviene que luego de haberse formado todas las ciencias de esta clase, se hayan inventado las que no estén en relacién ni con las diversiones, ni con las nece- sidades"; esto es, las ciencias puras, asi como —agrega Aristéte- les— sucedié en Egipto, donde los sacerdotes, que estaban en una situacién cémoda, libre de necesidades, pudieron dedicarse al cultivo de la matemitica. De esta manera, las técnicas que en el De philosophia eran declaradas un primer grado de sabiduria, son llamadas una clase de ciencia (

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