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Cruza una mirada con el acusado. Sabe que tiene en sus manos el destino de
aqul hombre. El tribunal lleno de personas. Semblantes que en su diversidad
expresaban expectacin, preocupacin y un tercer grupo de personas,
totalmente indiferentes. El murmullo crea a cada minuto. Y el testigo que sale
de un asiento y se dirige al estrado.
Cruza una mirada con el acusado. Sabe que tiene en sus manos el destino de
aqul hombre. Ni un gesto, nada. Y todos a la espera de su respuesta. Y el
momento no tarda.
Negarlo fue tanto como dictarle una sentencia. Desconocer largos aos de
amistad, secretos compartidos en la intimidad de una camaradera, pero
llegado el momento, una aseveracin contundente: No lo conozco.... La
justicia fue implacable. El testigo neg a su mejor amigo, echo por tierra la
defensa, dej sin piso cualquier argumento.
Piense ahora que quiz el acusado hubiese sido usted. Que estara con la
esperanza de que en un momento de crisis su amigo ms cercano le brindara
respaldo y testificara a su favor. Pero recibe una sorpresa desagradable: Aqul
en quien confiaba, pblicamente le niega, lo desconoce...
Y al igual que Pedro, los cristianos a veces negamos a nuestro amado Seor
Jesucristo... Cmo y cundo lo negamos?
En Pedro haba un sello especial, un distintivo, algo que l no poda ocultar. Sin
embargo l estaba empecinado en negarlo. Temor?Preocupacin por la
opinin de los dems...? Cualquiera que fuese la razn, evidenciaba en sus
palabras y hechos que era un discpulo, no poda ocultarlo, pero estaba
decidido a ocultarlo y negar su condicin especial de hombre de fe.
Pedro confi ms en sus fuerzas que en el poder de Dios, que nos trae fortaleza
y nos ayuda a enfrentar la adversidad, las crisis y las tentaciones. Eso fue
justamente lo que expres Jess con su mirada, inmediatamente despus que
cantara el gallo y Pedro le hubiera negado tres veces: Y enseguida, mientras
l (Pedro) todava hablaba, el gallo cant. Entonces, vuelto el Seor, mir a
Pedro...(versculos 80. 61 a).
El secreto de decenas de personas que volvieron atrs en su vida cristiana,
estriba en que se desprendieron de la mano del Seor Jesucristo.
Judas y Pedro fallaron. Cada uno desde diferentes perspectivas, pero fallaron.
Abandonaron al Seor Jess en el momento menos apropiado. Huyeron de la
realidad. Temieron las consecuencias. Se acobardaron. Pero tambin las
decisiones finales de Pedro y de Judas marcaron la diferencia... y esa diferencia
fue determinante en el destino eterno de cada uno.