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202 cEs necesaria la exégesis? tiana degeneré en menudo alegorismo; otras veces se trata de interpretaciones parciales, que al entrar en un contexto organico delatan su precariedad, como ha sucedido a una tradicién unilate- ralmente «espiritualista»; otras veces una interpretacién, por igno- rancia del contexto histérico original, ha dado a un texto un valor absoluto ilegitimo; restituido a su puesto histérico, el texto revela sus condicionamientos y se libera de la rigidez. La exégesis cientifica tiene hoy una funcién critica de las mil- tiples tradiciones que han crecido un poco indisciplinadas y sin rendir cuentas. Por eso no basta hoy apelar a la tradicién para comprender la Escritura, porque a lo mejor estamos apelando a tradiciones o rutinas humanas. No sélo Cristo denuncié a los que despreciaban el mandato de Dios «por sus tradiciones»; ya el A’ contiene denuncias semejantes: Is 29,13: «El culto que me rin- den es precepto humano y rutina»; Ez 20,18.19: «No camin segtin los preceptos de vuestros padres..., caminad segtin mis preceptos». Resumiendo los puntos mds importantes: El problema de la exégesis y la comprensién de la Escritura comun debe plantearse con amplitud «catdélica», considerando los diversos tipos de cultura de las comunidades. El problema se debe plantear y se puede resolver sdlo en tér- minos comunitarios. El problema no se resuelve por eliminacién de uno de los factores. La solucién comienza a abrirse paso cuando se reconoce la in- terdependencia de ambos factores. La exégesis cientifica se justifica si puede prestar un servicio necesario o util a la comunidad eclesial y segtin el grado de esa necesidad o utilidad. La exégesis cientifica puede incluir cuestiones condicionadas por los gustos de época o de regién; corre peligro de cultivar pro- blemas irrelevantes, de complicar gratuitamente lo sencillo, de sustituir con erudicién la comprensidén profunda. Sdlo en contacto con la experiencia cristiana y la comprensi6n vital de la Escritura podra superar dichos peligros. La tradicién transmite también la Escritura y la interpreta en un contexto vital, incorporando igualmente resultados de la exé- gesis cientifica. Dentro de la tradicién pueden subsistir tradiciones que estor- ben a la recta comprensién de la Escritura hoy. 13 ¢cES DIFICIL LEER LA BIBLIA? Cualquier visién se 0s yolverd como el texto de un libro sellado: se lo dan a uno que sabe cer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No puedo porque esté selladon. Y se Jo dan a uno que no sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No sé leer» (Is 29,11-12). A ver, centiendes Io que estas leyendo? Contesté: «Y ec mo voy a entenderlo si nadie me Jo explica?> (Hch 8,30-31). s dificil leer la Biblia? Hubo un tiempo en que era muy dificil. el ensafamiento del inquisidor Valdés, por el decreto triden- © y su aplicacién rigurosa, la Biblia no estaba al alcance del stiano culto, del que sabia leer. Las versiones medievales, la de fomso el Sabio o la de Arragel, no se habfan impreso. La valen- ma de Bonifacio Ferrer se imprimié y fue pronto destruida. Las se imprimieron en el siglo xvi estaban prohibidas por ser s de protestantes. En tales circunstancias era dificil leer la Bi- Quedaba como patrimonio o monopolio de eclesidsticos que socian el latin. Estos, al menos a retazos, como parte del bre- .o, la leian; para muchos era libro de lectura asidua, al menos ta casi finalizado el siglo xvu1. Otros en esa €época Ja conocfan -~ediatamente, aunque no la lefan. Claro est4 que la prohibicién puede ser un aliciente: «El pan aido es mas sabroso». A juzgar por lo que nos cuenta Jorge serow en su entretenido libro de paisajes y aventuras, titulado Biblia en Espaita, \os liberales de la época mostraban cierto erés por la Biblia, o mayor interés que Jos conservadores. En Tlos afios (1834-38) existian dos versiones publicadas: la de

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