Comentarios Críticos A Los Textos de Serge Gruzinski "La Guerra de Las Imágenes" (FCE, 1994) y Juan Acha "Las Culturas Estéticas de América Latina" (Unam, 1993) .
Serge Gruzinski en La guerra de las imágenes nos presenta un escenario casi cinematográfico de la forma en que se vivió la llegada de Hernán Cortés y sus adláteres a la península de Yucatán a comienzos del siglo XVI y lo que esto comportó a efectos de la instauración de la empresa colonialista. Déspota, tirano, encantador y colonialista, así fue la imagen que Hernán Cortés desplegó con su llegada a los territorios indianos. Y con su imagen de divo ibérico, acompañó sus esfuerzos con una campaña soterrada pero sostenida, de penetración ideológica del respeto a lo europeo y del culto a sus deidades. No sería exagerado establecer un paralelo con los modos de populismo de derechas que en sociedades contemporáneas como la nuestra presentan fuerte lazos comunicantes con la forma en que operó la campaña cortesiana . Aparente respeto por las autoridades existentes, invitación a participar en algunas decisiones, y otras tantas acciones, definen el perfil populista con que este conquistador intentó ganar el favor de los aztecas y especialmente de su líder Moctezuma; sin embargo tales artilugios iban acompañados de alianzas soterradas con enemigos, arrasamiento de las tradiciones religiosas, saqueo material y esclavización de grandes sectores indígenas. De hecho, el propio Moctezuma es hecho prisionero y posteriormente asesinado cuando tiempo atrás compartía a manteles con el propio Cortés.
Original Title
Comentarios críticos a los textos de Serge Gruzinski "La guerra de las imágenes" (FCE, 1994) y Juan Acha "Las culturas estéticas de América Latina" (Unam, 1993).
Serge Gruzinski en La guerra de las imágenes nos presenta un escenario casi cinematográfico de la forma en que se vivió la llegada de Hernán Cortés y sus adláteres a la península de Yucatán a comienzos del siglo XVI y lo que esto comportó a efectos de la instauración de la empresa colonialista. Déspota, tirano, encantador y colonialista, así fue la imagen que Hernán Cortés desplegó con su llegada a los territorios indianos. Y con su imagen de divo ibérico, acompañó sus esfuerzos con una campaña soterrada pero sostenida, de penetración ideológica del respeto a lo europeo y del culto a sus deidades. No sería exagerado establecer un paralelo con los modos de populismo de derechas que en sociedades contemporáneas como la nuestra presentan fuerte lazos comunicantes con la forma en que operó la campaña cortesiana . Aparente respeto por las autoridades existentes, invitación a participar en algunas decisiones, y otras tantas acciones, definen el perfil populista con que este conquistador intentó ganar el favor de los aztecas y especialmente de su líder Moctezuma; sin embargo tales artilugios iban acompañados de alianzas soterradas con enemigos, arrasamiento de las tradiciones religiosas, saqueo material y esclavización de grandes sectores indígenas. De hecho, el propio Moctezuma es hecho prisionero y posteriormente asesinado cuando tiempo atrás compartía a manteles con el propio Cortés.
Comentarios Críticos A Los Textos de Serge Gruzinski "La Guerra de Las Imágenes" (FCE, 1994) y Juan Acha "Las Culturas Estéticas de América Latina" (Unam, 1993) .
Serge Gruzinski en La guerra de las imágenes nos presenta un escenario casi cinematográfico de la forma en que se vivió la llegada de Hernán Cortés y sus adláteres a la península de Yucatán a comienzos del siglo XVI y lo que esto comportó a efectos de la instauración de la empresa colonialista. Déspota, tirano, encantador y colonialista, así fue la imagen que Hernán Cortés desplegó con su llegada a los territorios indianos. Y con su imagen de divo ibérico, acompañó sus esfuerzos con una campaña soterrada pero sostenida, de penetración ideológica del respeto a lo europeo y del culto a sus deidades. No sería exagerado establecer un paralelo con los modos de populismo de derechas que en sociedades contemporáneas como la nuestra presentan fuerte lazos comunicantes con la forma en que operó la campaña cortesiana . Aparente respeto por las autoridades existentes, invitación a participar en algunas decisiones, y otras tantas acciones, definen el perfil populista con que este conquistador intentó ganar el favor de los aztecas y especialmente de su líder Moctezuma; sin embargo tales artilugios iban acompañados de alianzas soterradas con enemigos, arrasamiento de las tradiciones religiosas, saqueo material y esclavización de grandes sectores indígenas. De hecho, el propio Moctezuma es hecho prisionero y posteriormente asesinado cuando tiempo atrás compartía a manteles con el propio Cortés.
crticos
a
los
textos
de
Serge
Gruzinski
"La
guerra
de
las
imgenes"
(FCE,
1994)
y
Juan
Acha
"Las
culturas
estticas
de
Amrica
Latina"
(Unam,
1993).
Por
Mauricio
Vargas
Los
procesos
de
colonizacin
han
marcado
nuestra
forma
de
entendernos
como
sociedad
latinoamericana.
La
llegada
de
la
corona
espaola
a
las
tierras
mexicas
marc
un
punto
de
quiebre
en
la
tradicin
indgena
precolombina
e
introdujo
una
particular
forma
de
entender
el
arte,
y
de
manera
ms
especfica,
la
imagen.
Serge
Gruzinski
en
La
guerra
de
las
imgenes
nos
presenta
un
escenario
casi
cinematogrfico
de
la
forma
en
que
se
vivi
la
llegada
de
Hernn
Corts
y
sus
adlteres
a
la
pennsula
de
Yucatn
a
comienzos
del
siglo
XVI
y
lo
que
esto
comport
a
efectos
de
la
instauracin
de
la
empresa
colonialista.
Dspota,
tirano,
encantador
y
colonialista,
as
fue
la
imagen
que
Hernn
Corts
despleg
con
su
llegada
a
los
territorios
indianos.
Y
con
su
imagen
de
divo
ibrico,
acompa
sus
esfuerzos
con
una
campaa
soterrada
pero
sostenida,
de
penetracin
ideolgica
del
respeto
a
lo
europeo
y
del
culto
a
sus
deidades.
No
sera
exagerado
establecer
un
paralelo
con
los
modos
de
populismo
de
derechas
que
en
sociedades
contemporneas
como
la
nuestra
presentan
fuerte
lazos
comunicantes
con
la
forma
en
que
oper
la
campaa
cortesiana 1 .
Aparente
respeto
por
las
autoridades
existentes,
invitacin
a
participar
en
algunas
decisiones,
y
otras
tantas
acciones,
definen
el
perfil
populista
con
que
este
conquistador
intent
ganar
el
favor
de
los
aztecas
y
especialmente
de
su
lder
Moctezuma;
sin
embargo
tales
artilugios
iban
acompaados
de
alianzas
soterradas
con
enemigos,
arrasamiento
de
las
tradiciones
religiosas,
saqueo
material
y
esclavizacin
de
grandes
sectores
indgenas.
De
hecho,
el
propio
Moctezuma
es
hecho
prisionero
y
posteriormente
asesinado
cuando
tiempo
atrs
comparta
a
manteles
con
el
propio
Corts.
El
programa
poltico
de
Corts
fue
especialmente
rico
en
la
aniquilacin
de
las
construcciones
espirituales
de
los
pueblos
indgenas.
El
expolio
tom
entonces
dos
caminos
diferentes
pero
altamente
interrelacionados:
por
un
lado
el
saqueo
material
de
todo
lo
que
brillara;
y
por
otro
lado
la
cooptacin
masiva
de
las
almas
de
toda
la
indiada.
Sobre
el
primer
aspecto
es
mucho
lo
que
se
ha
dicho
y
slo
nos
limitaremos
a
mencionar
que
el
inters
espaol
en
relacin
con
las
comunidades
mesoamericanas
1
Juan
Acha
en
su
texto
Las
culturas
estticas
de
Amrica
Latina
plantea
un
equiparamiento
de
algunas
prcticas
de
vieja
data
con
algunas
nuevas
expresiones
del
capitalismo
de
masas
contemporneo.
Particularmente
en
lo
relativo
al
papel
de
entretenimiento
que
en
la
Colonia
desempe
la
iglesia,
hecho
similar
al
papel
que
actualmente
realizan
los
medios
masivos
de
comunicacin.
Para
la
poca
posterior
al
descubrimiento,
la
iglesia
fue
ganando
terrenos
que
antes
estaban
copados
por
las
deidades
paganas
indgenas.
Este
nuevo
rumbo
religioso
trajo
consigo
que
nuevas
expresiones
de
la
religiosidad
fueran
ganando
terreno
en
la
mente
de
las
comunidades
aborgenes
y
por
esa
va
las
representaciones
de
actos
especiales
como
desfiles,
celebraciones
patronales,
decorado
votivo
o
las
formas
especiales
de
vestir
durante
las
ceremonias,
constituyeran
una
fuente
rica
de
atraccin
de
masas.
fue
esencialmente
econmico;
de
all
las
fuertes
cargas
impositivas,
la
esclavizacin
de
amplios
sectores
indgenas
y,
con
la
llegada
de
los
contingentes
africanos,
la
instauracin
de
un
modelo
de
explotacin
con
cadenas
de
produccin
pre-capitalistas.
Decamos
entonces
que
la
bifurcacin
tom
adems
otro
camino:
el
espiritual.
La
lucha
de
Corts,
que
es
lo
que
alienta
investigativamente
una
parte
muy
importante
del
texto
de
Gruzinski
se
orient
a
desmantelar
la
idolatra
indiana
en
favor
del
acrecentamiento
del
poder
de
la
iglesia
catlico-romana
con
su
alta
carga
de
imgenes
e
idolatra.
El
programa
desmantelador
de
Cortes
de
la
idolatra
indgena
tuvo
momentos
de
mucho
fervor
como
aquel
cuando
el
mismo
Marqus
con
sus
propias
manos
rompi
en
pedazos
las
figuras
de
divinidades
ancestrales
(teles)
para
poner
en
su
lugar
las
de
la
Virgen.
Prestos
a
entender
el
sentido
de
esta
destruccin,
debemos
considerar
que
en
la
mentalidad
estratega
de
Corts
se
mantuvo
la
idea
de
dejar
sin
ropaje
espiritual
al
conquistado
para
que,
en
su
orfandad,
acepte
ms
fcilmente
la
llegada
del
forneo.
Caso
muy
similar
ocurre
en
las
dictaduras
militares
cuando
a
los
presos
se
les
despoja
de
sus
ropajes
para
que
la
conciencia
entre
en
crisis
y
se
desarrolle
integralmente
la
idea
de
desnudez.
Los
pueblos
indgenas
quedaron
de
esta
forma
desnudos
y
expuestos
a
la
voluntad
de
sus
perpetradores.
Ahora
bien,
para
poder
completar
el
programa
doctrinal,
el
segundo
paso,
luego
del
despojo
de
los
ropajes
idoltricos,
fue
la
instauracin
de
las
imgenes
religiosas
en
orden
a
establecer
una
rpida
y
eficiente
sustitucin
de
los
vacos
dejados
por
las
milenarias
deidades.
La
riqueza
espiritual
de
los
pueblos
asentados
en
la
regin
mesoamericana
se
manifestaba,
entre
otras,
en
la
representacin
votiva
que
Gruzinski
nos
recuerda
bajo
la
figura
del
zem,
objeto
artesanal
hecho
de
madera,
ramas
o
materiales
naturales
de
poco
o
ningn
valor
material.
El
propio
Coln,
Pedro
Mrtir
o
Luis
Aragn
ya
desde
los
comienzos
de
la
colonizacin
haban
dado
cuenta
en
sus
cartas
e
informes
a
la
Corona
de
la
existencia
de
unas
representaciones
indgenas
que
aludan
a
una
cierta
forma
de
espiritualidad
pagana.
Debe
recordarse
que
para
buena
parte
de
la
soldadesca,
monjes
y
especialmente
para
las
autoridades
polticas
y
clericales,
los
indios
de
las
tierras
recin
descubiertas
eran
seres
salvajes
sin
alma.
Este
hallazgo
que
en
sus
comienzos
fue
tomado
de
manera
sutil
y
algo
ingenua,
con
el
paso
del
tiempo
y
en
virtud
de
la
necesidad
de
encontrar
factores
o
motivos
exgenos
que
apoyaran
y
legitimaran
la
empresa
colonizadora
y
evangelizadora,
pas
a
convertirse
en
la
representacin
de
formas
execrablemente
demonacas.
El
zem,
entonces,
se
vuelve
en
la
encarnacin
material
de
lo
abyecto
y
su
existencia
atestigua
la
presencia
de
lo
espectral
en
las
nuevas
tierras
espaolas:
Gracias
a
ciertos
simulacros
[zemes]
que
veneran
en
pblico,
parece
abiertamente
que
durante
la
noche
se
les
aparecen
fantasmas
y
los
inducen
a
sus
vanos
errores
(Gruzinski,
1994)
Atentos
a
este
pasaje
debemos
colegir
que
la
riqueza
espiritual
de
los
aborgenes
era
no
slo
materia
de
preocupacin
religioso-poltica,
sino,
y
antetodo,
comprobacin
fctica
de
la
existencia
de
tradiciones
que
por
milenios
transitaban
los
pueblos
llamados
luego
americanos
como
bien
nos
lo
recuerda
el
investigador
francs:
Sealan
un
pensamiento
figurativo
que
aqu
no
se
expresa
por
medio
de
creaciones
plsticas.
Con
todo,
la
presencia
de
esta
riqueza
espiritual
era
fuente
de
profundas
preocupaciones
por
parte
del
clero
europeo.
Este
sera
el
marco
ideolgico
que
impregnara
la
visin
de
Hernn
Cortes
justo
cuando
con
su
descubrimiento
de
las
tierras
mexicas
encontrara
un
ideario
religioso-mtico
tan
fuerte
en
la
cultura
de
los
pueblos
aztecas.
Los
zemis-demonios
y
otras
formas
de
paganismo
votivo
pasaran
al
primer
lugar
de
la
agenda
aniquiladora
de
Corts
y
su
campaa
de
exterminio
de
la
idolatra
tendra
como
referente
inmediato
la
expugnacin
de
toda
suerte
de
animosidad
indgena
para
colocar
en
su
lugar
la
imaginera
eurocentrista
catlico
romana.
Queda
en
pie
el
hecho
de
que
es
Corts
y
slo
l
quien
explota
a
fondo
este
descubrimiento
para
colocarlo
en
el
centro
de
su
estrategia
personal
(Ibd.,
pg.
35).
Juan
Acha
en
su
texto
Mestizajes
estticos
bajo
la
iglesia
y
la
corona
nos
recuerda
acertadamente
el
alto
valor
esttico
de
las
creaciones
indgenas.
Dice
Acha:
Si
bien
la
cultura
material
espaola
estaba
ms
desarrollada
que
la
precolombina
y
la
cultura
cientfica
de
los
invasores
era
superior
a
la
de
los
aztecas
e
incas,
no
podemos
decir
lo
mismo
de
las
estticas,
en
cuyas
calidades
no
caben
progresos
(Acha,
1993).
La
reflexin
de
Acha
toma
como
eje
dinmico
el
valor
intrnseco
de
las
creaciones
artsticas
indgenas
al
margen
de
las
valoraciones
estticas
de
mirada
europeizante.
Las
creaciones
aborgenes
orientaban
su
desarrollo
hacia
aspectos
mgico-religiosos
ms
que
a
aspectos
contemplativos
o
recreativos.
El
valor
espiritual
de
las
creaciones
superaba
por
mucho
el
acartonamiento
de
las
tradiciones
estticas
de
los
nuevos
llegados.
Tanto
en
la
arquitectura,
en
las
prendas
o
decorados
corporales,
en
las
vasijas
y
utensilios
de
uso
domstico,
amn
de
las
creaciones
de
figuras
en
oro,
plata
y
bronce,
las
expresiones
creativas
de
los
pueblos
amerindios
destacaba
por
su
profusin
y
alto
contenido
espiritual.
No
es
extrao
pues
que
la
empresa
colonizadora
de
Corts
tuviera
como
objetivo
la
erradicacin
absoluta
de
la
idolatra
vinculada
a
las
representaciones
espirituales
de
dioses
y
espritus.
Culturas
espiritualmente
desarrolladas
como
la
Azteca,
Maya
o
Inca
debieron
ser
para
ellos
motivo
de
alta
preocupacin,
o
en
palabras
de
Gruzincki:
acechaban
todos
ellos
en
los
indgenas
la
presencia
de
la
imagen
de
culto,
signo
de
una
religin
y
de
una
sociedad
compleja,
indicio
de
una
riqueza
codiciada
de
la
que
se
poda
disponer.
Lo
que
resulta
abiertamente
cuestionador
es
que
el
papel
de
las
representaciones
aborgenes
en
forma
de
zemes,
esculturas
de
algodn
o
piedra,
fueran,
en
la
mente
de
los
espaoles,
agentes
de
la
idolatra;
cuestionador
pues
el
mismo
aspecto
presentaba
la
profusin
de
imgenes
que
trajeron
consigo
los
espaoles
y
que
de
acuerdo
con
Gruzinski
existieron
por
montones.
En
manos
de
la
indiada
las
figuras
eran
objetos
de
adoracin
satnica,
en
tanto
en
manos
de
los
europeos,
eran
objetos
reverenciales
dignos
de
adoracin
y
respeto.
Lo
que
intuye
el
investigador
francs
es
que
para
los
espaoles
imagen
es
todo
aquello
que
pueda
presentarse
figurativamente
en
forma
de
grabado,
pinturas
o
escultura;
el
acento
se
desplaza
por
esta
va
hacia
las
formas
y
maneras
correctas
de
la
representacin,
en
tanto
las
figuras
son
baratijas
vinculadas
a
lo
pagano.
Al
respecto
Juan
Acha
nos
ha
mencionado
en
su
texto
(1993)
que
las
representaciones
estticas
son
temas
subjetivos
que
nada
tienen
que
ver
formas
correctas
o
incorrectas
en
su
ejecucin;
de
all
que,
por
ejemplo,
a
un
artista
como
Guamn
Poma
de
Ayala
(1534-1615)
no
le
preocupaba
ni
la
perspectiva
central,
como
tampoco
la
belleza
formal
ni
la
antropomrfica
de
tipo
europeo
(Acha,
1993).
As
entonces,
podemos
mantenernos
con
Gruzincki
y
con
Acha
en
que
la
empresa
colonizadora
espaola
pretendi
imponer
por
la
fuerza
no
slo
un
modelo
de
dominacin
econmica
de
naturaleza
expoliadora
sino
adems,
en
el
terreno
esttico,
una
mirada
centrada
sobre
los
estereotipos
eurocntricos
de
representacin
vinculados
inextricable
pero
profundamente
con
los
poderes
seculares
y
eclesisticos
de
la
poca.
Una
guerra
por
la
primaca
de
la
imagen
que
tanto
ayer
como
hoy
sigue
en
tensin.
Vargas, Mauricio - ANÁLISIS CUALI-CUANTITATIVO DE LOS PROCESOS INVESTIGATIVOS EN LA FACULTAD DE ARTES DE USANJOSÉ A PARTIR DE LOS PROYECTOS PRESENTADOS EN EL SEMESTRE 2017-1