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N&A Vicente Muiioz Puettes Laura y el rat6n Hostraciones de Noemi Villamuza A pride 6 afios ‘Todos nos hemos preguntado alguna vez cémo sera ese Raton Pérez que tantos dientes se lleva y deja a cambio una moneda bajo la almohada, pero jamas habriamos podido imaginar una aventura como la que le sucede a Laura en esta historia, donde tiene la oportunidad de comprobar cémo es realmente ese personaje. ri INS ‘© Da tec Victe Mut Puls 2000 ‘© Dela ancora: Noe Vil, 2000 {© De cata licn Cy Aaya, §, 2000, Jom gna nen de Tema, 98037 Madd Teanayainfanayjwcacom ‘oma aysttatl vena aes ‘Prime ecm, crore 2000 Suna edicion, febrero 2002 Tercera dia, nave 2004 Dist: Manvel tad suns 54.207 1281.7, Depts egal M. 4882472008 spre op ORYMU S.A. Rude Alda 1 olga dels Ean Sms (Madd Imps spay = ried in Spin ines ner let ee ene ee pels aay tebe nar pp ade cent pu lao otis tan 0 waar, ‘mercer enna fa enti pode pre comand mei Sa pre ne Mas Pale, Vis Lara 6 / Vite Max Pe tmracones de ‘Now Vila, — Mad Ansys, 2000 72 pico; 20m. (Sopa ion 46) Teoh e407 181-7 uiimito. 034 Laura y el raton SOPA DE LIBROS Vicente Mufioz Puelles Laura y el raton Ilustraciones ANNAYA. | de Noemi Villamuza Era el mejor dia de la vida de Laura. Habia cumplido seis afios. y estaba masticando un pedazo de tarta de chocolate. Su gata Julieta ronroneaba y le rondaba los pies. De pronto noté algo duro en la boca. —iAy! —erit6. @Seria una de esas sorpresas que se esconden en las tartas de cumpleaiios? Lo tocé con la lengua y luego lo retiré con los dedos. Era un diente manchado de chocolate. Llam6 a mama y se lo ensefié. Fistaba un poco preocupada, porque era el primer diente que se le caia. —Estds segura de que me —jUn euro! —repitié Laura. saldr otro? le pregunté a No sabja si era mucho 0 poco, mama. pero la verdad es que a ella su — Pues claro! Es un diente de diente le parecia mAs valioso. leche. Si esta noche lo dejas bajo la almohada, el ratoncito Pérez se lo llevar y a cambio te dara una moneda de un euro. Era un diente muy antiguo. Lo habia llevado dentro de la boca desde..., desde... Hacia tanto tiempo que ni siquiera se acordaba. iQué cosa tan misteriosa era un diente! Salia y se caia y un raton lo compraba. —Cuando yo era pequeia—le 5 | cont mama—, el ratoncito Pérez solo me daba cinco pesetas por cada diente. Asi que los dientes valian mas cada vez. Claro que quiz los de su mamé nunca habjan sido tan blancos ni tan antiguos como los suyos. Se miré en el espejo. Tenia una [a4 pinta muy rara, con aquel hueco entre los dientes. Paso el resto del dia jugando con los regalos de cumpleafios. A la hora de acostarse, atin no sabia si queria cambiar su diente por la moneda. Pero un euro era mejor que nada. Habl6é con mama y encerraron a Julieta en el cuarto trastero. ‘Ademés, de noche su gata Julieta iba por toda la casa. Qué pasaria si atrapaba al ratoncito Pérez? jLos demas nifios no tendrian sus monedas y le echarfan a ella la culpa! [is Luego Laura colocé el diente bajo una esquina de su almohada, casi a la vista, para que el ratoncito no tuviera que esforzarse. Se acosté enseguida y se puso a pensar. [a0 Habia muchos ratones en la tienda de animales del barrio. Unos eran blancos con los ojos rojos y otros pardos con los ojos negros. La mujer de la tienda le habia dicho que los ratones pardos se llamaban ratones de campo. Esperaba que el ratoncito PH Pérez fuese un rat6n de campo. Los de los ojos rojos también le gustaban, pero le daban un poco de miedo. O quiza era completamente distinto. Quizd era un rat6n muy feo, con unos bigotes larguisimos. jQué horror! No queria que un animal asi se metiera bajo su almohada. —jMama! —grit6, asustada—. 2Cémo es el ratén Pérez? Mama y papa se habian acostado también. Mamé le contest desde el dormitorio: Es un ratén corriente, un ratoncito. ~zY por qué se llama Pérez? Hubo un largo silencio. No creo que nadie lo sepa le dijo papa, con voz de sueiio. [24 También Laura estaba cansada. Se durmié, y al dia siguiente encontré la moneda bajo la almohada, exactamente en el mismo lugar donde habia estado el diente. 26 Meses después, a Laura se le cay6 otro diente. Y luego otro. Menos mal que no se le cafan todos al mismo tiempo, y siempre le quedaban dientes de sobra para poder masticar dulces y pasteles. Y cada vez el ratoncito Pérez le dejaba una moneda de un euro. La gata Julieta no podia atraparlo, porque siempre que Laura perdia un diente pasaba la noche en el cuarto trastero. (28 ¢Para qué querria el ratoncito tantos dientes? Seguro que ya tenia una coleccién formidable. ‘A Laura le hubiera gustado poder ofrecerle mas dientes. EI papa de Laura guardaba en un cajon una muela suya con raices muy grandes, De joven se la habia arrancado el dentista, para hacer sitio a los demas dientes. —;Por qué la guardas? le preguntaba Laura. Papa le contestaba que era ail un recuerdo. Pero Laura no le crefa. A ella solo le gustaba recordar los buenos momentos. ¢Para qué iba alguien a querer recordar la muela que le habia arrancado el dentista? Laura sospechaba que su papa se habia quedado con la muela porque el ratoncito Pérez no habia querido comprarsela. Quiz no le habjan gustado aquellas raices tan grandes. Se la pidi6 para hacer una prucba y ponerla debajo de su ~almohada, pero papé no quiso dirsela. —Solo valen los dientes de leche Ie dijo. jPues si que era exigente el ratoncito! [32 Un dfa, Laura acompaiié a su mamé al supermercado. Le gustaba ir con ella porque le dejaba meterse dentro del carro cuando estaba vacio, y empujarlo cuando estaba lleno. Oyeron unos gritos y la gente empez6 a apartarse como si se hubiera escapado un leén del cinco. Pero no era un le6n, 33 | sino todo lo contrario. —jUn ratén, un raton! De pronto lo vieron. Era un raton de campo, muy pequefio y vivaracho. Un hombre grande iba tras él, intentando aplastarlo con sus botas. A Laura no le justo nada aquello, y a su mama tampoco. [34 —jDéjemelo a mi! —grité mama. Con una mano aparté al hombre, que la mir asombrado y dejé de perseguir al rat6n. Mami se quité un gorro de tela que llevaba para protegerse del sol, se agaché y fue tras él. Se le escapé un par de veces, pero al final lo atrapo en la seccién de quesos. La gente estaba admirada. Rellenaron el gorro con Laura nunca se habia sentido ~ pafiuclos de papel y se levaron tan orgullosa de su mamé. l ratén a casa. Cuando lleg6 papa le contaron 37 | lo sucedido. Si hubieras visto a mama! “le dijo Laura—. Parecia una gata. Siempre he sabido que mama era una gata —dijo papa, muy serio. Con papa nunca se sabia si hablaba en serio o en broma. [38 Como habia que buscarle una casa, pensaron en un viejo acuario que guardaban en el cuarto trastero. Colocaron el acuario en una mesa de la biblioteca, que era la habitacion més grande y tranquila de la casa. Dentro le pusieron un recipiente con leche, otro con agua y otro con copos de avena. —A lo mejor tiene frio —dijo mama. —jCon este calor! —protest6 39 papa. Pero mama buscé dos calcetines rojos que le venian pequeiios a Laura y los dejé ‘en el fondo del acuario. Cuando soltaron al ratén, estuvo unos segundos olisqueando todo con 4nos movimientos muy fyraciosos. [40 —jSi es el mismisimo ratoncito Pérez! —exclamé papa al verlo. —:De verdad? —pregunt6 Laura. zEra posible que, entre todos los nifios del mundo, tuviese ella en casa a un ratn tan famoso? —Si no lo es —contesté papa—, se le parece mucho. Para entonces el ratén ya se habia metido en un calcetin. Se notaba que estaba dentro porque el extremo del calcetin temblaba un poco. Ta A partir de aquel dia Laura pas6 mucho rato en a biblioteca de su casa mirando a aquel raton pardo de brillantes ojos negros, que podia ser 0 no el ratoncito Pérez y que vivia en un acuario. Veia como asomaba la nariz fuera de su escondite, como se Mevaba la comida a la boca y cémo se limpiaba con la lengua, porque era un raton muy aseado. ‘A veces Laura se atrevia a tocarlo. Cuando lo acariciaba con un dedo, el rat6n de campo agachaba la cabeza y cerraba los ojos como si le gustara mucho. Pero otra s veces echaba r hacia los calcetines, @ cuanto Laura levantaba 1a tapa de cristal del acuario. Como la puerta de la biblioteca estaba siempre cerrada, la gata Julieta no podia entrar. Aco [aa ‘A Laura se le volvié a caer un diente. Hacia tiempo que queria probar una cosa. Levant6 la tapa y dejé el diente en el fondo del acuario. Poco después salid el ratén, lo cogié con las manos y se lo guard6 en un calcetin. Tintonces Laura supo que 4a de verdad el ratoncito Pérez. 4A qué otro ratén iban a \mportarle los dientes? al Y entonces el ratoncito Pérez zo algo que ella nunca le habia isto hacer. A la mafiana siguiente encontré el euro debajo de la almohada. La tapa de cristal se encontraba en su sitio. ¢Cémo habria podido salir el raton y dejarle la $alid del calcetin, se le subié el brazo hasta el hombro, It a la mesa, se dejé caer moneda? desaparecié corriendo tras El ratoncito Pérez era muy, iia estanteria. muy habil. ‘A Laura se le ocurrié mirar si el diente estaba atin dentro del calcetin. Laura se agaché, pero no pudo yerlo porque las estanterias NO tenfan patas, y se apoyaban directamente en el suelo. Y detras solo habia un resquicio, que era por donde el raton se habia colado. Se qued6 un rato pensando, sin saber qué hacer. ‘acé los calcetines del acuario y los dejé cerca del Feaquicio, por si el ratén volvia 4 utilizarlos como escondite. Dentro de uno de los calcetines geguia el diente. Cerré la puerta de la biblioteca, pura que el ratén no escapase y 1a gata Julieta no pudiera entrar. 50 Primero se lo cont6 a mama. Laura lo sentia mucho por ella, porque lo habfa atrapado en el supermercado y ahora se habia perdido por su culpa. Pero mama no parecia impresionada. —jAhora si que tenemos un ratén de biblioteca! —dijo, riendo. Quien si se enfado fue papa, que estaba preocupado por los que debian ser, porque libros. Decia que el rat6n se los |junos tenian unas letras comeria, que le habia costado ly extra mucho reunirlos y que algunos eran muy valiosos. Eso a Laura le parecfa una exageracion, ¢Como iba un animal tan pequefio a comerse 108 libros tan grandes y con ito polvo? Aunque valiosos Mama queria desmontar Jas extanterfas, pero papa creia (ule ni siquiera asi atraparian al ratén. A menos que sacaran también todos los libros. —Lo mejor seria que dejdsemos entrar a Julieta en la biblioteca —dijo—. Seguro que lo cazaria enseguida. Laura se puso a llorar, y papa tuvo que pedirle perdén porque la habia herido en sus sentimientos. Beta bien —dijo—. Ya sé que quieres mucho a ese ratoncito. Le daremos comida todos los dias y veremos si se porta bien y no destroza los libros. Sacaron del acuario los recipientes y los colocaror también en el suelo. De vez en cuando Laur: se acercaba de puntillas ala biblioteca. Abria la puerta de golpe, pero nunca conseguia sorprender al raton. Buscaba en los calcetines, pero alli {nicamente estaba el diente. Papa crefa que el ratén solo ia de noche. ‘También él entraba a veces la biblioteca, con cara de upacion. Tomaba un libro {ina estanteria y lo miraba detras, para ver si el rat6n habia mordido. Sabian que seguia en la ioteca porque se bebia he y el agua, y se comia copos de avena que le jaban. SS Al principio vio algunos ipeles rotos. Luego empezd abrir las carpetas. Las cartas, las fotograffas, recortes de periddico, todo 5 que papa guardaba alli estaba jordido y destrozado. Til rat6n se habia fabricado dos de papel con tiras largas Todo fue bien hasta que enrolladas, que parecfan un dia a papa se le ocurrié lortadas con ; me ccenios Costaba creer que hubiera Bee gran archivador if {antas cosas en tan poco metalic, con cierre de acordeén. B {lenp¢ [ss Encontraron copos de avena en algunas carpetas, que el raton utilizaba como despensa. Papa vacié el archivador, lo Jimpid, se llev6 las carpetas. Tiré lo que habia que tirar Laura estaba muy preocupada. Entendia el disgusto de papa, pero para ella el ratoncito era mucho mas importante que aquellos papeles viejos. No queria que le hiciesen daiio, y siguié dejandole comida @n los recipientes. Sabia que el ratoncito estaria 4 salvo mientras no mordiese los libros. Pero al final papa encontro ii libro todo roto y le dijo que Tendria que poner una ratonera. Laura se entristecié mucho. Le parecia que el ratoncito Pérez iba a morir por su culpa. Pese a todo, Laura seguia veyendo que los animales eran iis importantes que los libros. jal no caiga nunca! dijo. Hay noches en que pienso qué libro estara destrozando — te explicd papa—, y no puedo dormir. Parecia una crueldad matar Hi fatoncito que solo queria 1, y que ademas pagaba un ) por cada diente. se habia ido a i Laura queria volver a ponerlo Papa, que comprar la ratoneras yolvid en el acuario, pero papa 2 > pd se negé muy contento- —No me gustaria pasar cae No va a pasarle nada a todo esto otra vez ae —dijo. Se ee De modo que hicieron una excursién al campo, buscaron un lug ; ; ugar con muchos escondrijos | , lo soltaron. En unos segundos . lesaparecio entre las piedras. vomo suelen hacer todos los , yatones de campo. —jAdids, ratoncito Pérez! tu ratoncito — Era una ratonera especial. = Tenia una portezucla due se cerraba cuando entraba el raton, sin hacerle dao, ¥ no se podia abrir desde dentro. Laura también se pus? muy -prito Laura. vier vido en ta tampa, Estaba como siempre, igual de timido como sino hubiera y gracioso, ian papel en su vid destrozado a! Sentia haberse separado de él, pero al menos el rat6n estaba a salvo del mal humor de papa y de las garras de Julieta. Cuando volvieron a casa, Laura fue a recoger las cosas del rat6n, el agua, la leche y los copos de avena, y al buscar en los calcetines se llevo una sorpresa. {Faltaba el diente! Se pregunté qué habria hecho el ratén con él. Lo habria escondido? ¢Se lo habria llevado? Luego pensé que, después de todo, un diente solo no era tan importante. Lo verdaderamente importante era que ella siempre se acordaria del ratoncito Pérez, y él de ella. Escribieron _ y dibujaron... Vicente Mufioz Puelles —Naci6 an Valencia an 1948. Su temprana afi cién ala letura, com los aiios, desperts en él el deseo de_escribi. Hoy aia, su obra cuenta con saris libros destnados a nis y j6venes, entre ells sear y ellen de Correos, que gamd el Premio Na ional de Literatura Infanti Juvenl en 1999. eLeia sted mucho de pequetio? sCules eran sus libros fa —Recuerdo of momento en que descubri que sabia leer, no las frases en la pzacra sno un bre de verdad Creo que es en la infancia cuando los libros ejercen mayor influenciaen nuestra vida, porque lo leemos al mismo tiempo que descubrimos el mando. Flas sel: tas de Borneo, Peter Pan, Las aventuras de Tom Saw yer y Emilio y fos detectives fueron algunos de mis li- bros prefridos. 70 —Varios de sus libros estin destinados a los adultos. £Céma se siente a la hora de eseribir para ntios? —Casi todos los autores escribimos tn poco para prolongar nuestra infancia. Cuando lo hago para ls ni- fios, tengo la impresiGn de que ademis cumplo una deu- da de gratitud, de que estoy intentando devolver algo de lo mucho que me dieron los libros que lef entonces. Pre- fiero esribir para los mas pequeios, porque me divierte Jmaginarme volviendo ala infancia mas remota, y tam- bign porque creo que hay menos libros escrtos verdade- samente para ellos. —2Gimo surgié la idea de reerear de man ‘inal wns tema tan popular como el del ratén —Un dia, mi mujer trajo del supermercado in rato Alguien lo persegufa y ella lo habia salvado, Montamos tun terrario en la biblioteca, pero el ratén se le escapé a mi hija Laura y empezé a destrorar papeles. Me limité a ‘combinar dos historias, la del raton del supermereado y la del raton Pérez, que de pequerio me fascinaba. Noemi Villamuza Laura y el ratén es of segundo libro que lustra en esta coleccin. El pri- ‘mero fue Oscar y el edn de Comreos. ¢Cémo em. ez6 a trabajar como ius- tradorae Si tengo que hablar de la «niia>que levo dentro, 0 divia que la primera ver que me sentiilustradora fue pintando posters a tempera para cegalar a mis amigas del colegio en su cumpleafios. Pero trabajar, lo que se dice trabajar, hace euatro aiios que trabajo como ilustradora = 2Qué aspectos 0 rasgos le parecen mas interesantes sala hora de ilustrar un personaje? —llustrar para nifios es hacerse pequefio, utilizar los cconocimientos y vivencias de un adulto, pero recuperan- do la propia infancia: las sensaciones de la nitiez y la ex- periencia de la madurez, Es maravilloso poder contar la a ‘otra parte del cuento, la de las imagenes, intentando dis: frutar de los trazos y los sentimientos —2Qué ideas 0 recuerdos le trajo esta historia antes cde comenzar a realizar las ilustraciones? —iClaro! El ratoncito Pérez y sus incansables excur- siones en busca de un diente de leche. tan misterioso él con su objetivo, pensaba yo, como los Reyes Magos, siempre observindonos desde alin escondite. {Qué cu» riosidad! A PARTIR DE 6 ANOS La bruja de las estaciones Lisa y el gato sin nombre Oscar y el leon. de Correos Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca

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