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LAS TROYANAS INTRODUCCION, 1. Las Troyanas es una de las pocas obras de Eurt pides de las gue conocemos no sélo su fecha, sino incluso Ia suerte que corrié en la competicién de las Grandes Dionisias. Por el comentario marginal de Eliano (Varia Historia, 11, 8) sabemos que se repre sent6 en el afio 415 (Olimpiada noventa y una) junto con otras dos tragedias! —-el Alejandro y el Palame- des— y un drama satirico —Sisifo—, cediendo el pri- mer puesto al oscuro poeta tragico Fenocles, que lo supers con sus Edipo, Licadn y Bacantes. Desde hace mucho tiempo se ha considerado que las tres obras formaban una trilogia. Y bien puede ser, ‘como luego veremos, si bien no hay que pensar de ninguna manera en una trilogia al estilo de las de Esquilo. Se ha pensado que lo que les da el carécter unitario de trilogia es no solamente el tema de Troya, sino incluso algin elemento especifico, en el que, desde Iuego, no coinciden los criticos de Euripides. Asi se ha 1 De estas dos primeras, aparte de los fragmentos que con- servames, exsten resimenes de Heiko (Fabufae 91 y 105) que bien pueden deberse ala obra de Euripides , para el primero, los fragmentos de Alejandro de Enio que, al parecer, era copia ‘bastante fel del drama curipideo. Cf. Mueey, «The Trojan Trilogy of Euripidess, Melanges Glotz 1, Paris, 182, péginas 556 154 ‘TRAGEDIAS. pensado que en cada una de ellas hay una injusticia ue se paga (con Paris, con Palamedes)*; o que todas participan del tema comin de la parachdrasis, es decit, ‘que aparentemente acaban bien, pero en realidad las onsecuencias son desastrosas: el Alejandro termina felizmente, pero la supervivencia de éste traeri los horrores de la guerra de Troya; en el Palamedes, este héroe acaba muriendo pero consigue vengarse y en ‘cambio sus rivales, que momenténeamente logran ven- cerlo, acaban mal?; 0 que el tema que las une es el pesimismo, el nihilismo, Ia carencia absoluta de fe ei lun orden divino o humano 2 Vamos a analizar brevemente los dos primeros dramas, 4e los que quedan escasos restos, para Iuego-extendernos sobre Jn estructura del dnico que nos queda de Ia teiloga, Las Tro- vyanas, Alejandro. Bsta obra podria encuadrarse en el grupo de los framas con mechénema ¥ anagnérisis® En ella se exponis, sin duds, el nacimiento del nito Paris, a Intento de Priamo y Hécaba de desembarnzarse de 61, debide al orseulo sein el cual, de vivir, sera la perdicn de Troy: s exposicion y rescate de la muerte por un velo pastor y su ‘rianza entre pastores. Pero la obra probablemente dramatizaba Sélo el intento de asesinato de Pais, por parte de Hécuba y su hermano Delfobo, por haber ganado —slendo pastor!— en los juegos funerarios realizdos en su propio honor (dado que © le erefa muerto); el reconocimiento finaly su ccopida en Ia familia de Priamo. El drama probablemente tenia este final 2 L. Panaenrues, Euripide IV, Les Troyennes: cf. «Notices. 9 Munnar, atc, pags. 615, 50, 5256, 4. V. Wntawowrtz, Troerinnen, «Einleitungs, pig. 23. 5 Para la reconstruccion de esta tragedia cf B. Sims, Euripides Atesandras und andere strassbureer papyric. Her Imes Eincelechristen V, 137468 “Sobre la estructura de este tipo de dramas de Euripides, ct, Sotuisen, =Buripides" Ton im Vergleich mit anderen Trag iene, Hermes UXIX. (193), 30419 LAS TROYANAS. 135 feliz, peco conten las profess de Casandra (Inatendidas, como fra su sino) segin las cusles Paris seria 1a perdicloa de su patra Pelamedes, El segundo drama de la tllogia nos transports a Troy, donde Odlseo y Avamenén consiguen condenar muerte a este béroe clllizdor, inventor de le escritura, Le feusan de tracién sirvndose para engafirlo de su pronio jnvento: colocan en su tienda una carta falsa de Priamo diri- fda a él y scompatads de una sume de oro. Pero también Palamedes se sive de la escrtora para comuricar a su padre, ‘Nauplio, su injusta muerte (le envi el mensaje en un rem), y date acabark vengindose de los griegos, también mediante el ngaio: agitart antorchas en el promontorio de Caferea para fave Tos griegos, en su regreso, plensen que se trats de un puerto y- acaben etrellandose contra las rocas. Esta es en feallded In historia de Palamedes, pero no sabemos en absoluto fmo Is dramatisé Euripides; aunque es de suponer que 1a parte central fuera, precsamente, un apén (en este caso quirs fl juiclo mismo al que le someten sus enemigos) Las Troyanas, Mediante otro salto temporal considerable, aripides nos presenta ahora el sltimo dia de Troya: la ciudad hha sido invadida y saqueada; los hombres, muertos: las muje- res, hechas prsioneras, aguardan cl sortco que decidiré con faulén de lor griegos habrin de ir como, esclavas. Quien fos expone los antecedentes de la sitacidn en el Priioco (148) es el dios Poridéa, que ests punto de abandonar la fldad en vista de que ya no fay templos en que se le rinda fulto, Cuando esté a punto de itse, aparece Atenea, quien en {un didlogo, en su mayor parte esticomitico, le expone su odio fsctual contra sus antignos protegidos los aque (por haber pro- fanado su templo) y pie Ia colaboracién de Posidén para des- tir la flota griega, Posidén acepta y ambos desaparecen ‘Ahora vemos a Hécubs que se halla postrada delante de una tienda de campafa y In oimos entonar una monodia lia: su ‘canto ex mondtono y akide al dolor que sufre por haber per {ido esposo, hijor ¥ chudad; maldice a los grigos y a Helena y lementa su futura eslavitud, Al inal fncita a cantar —como Sutentien jefe de coro— a las muchachar troyanas que lo for man, La pérodos es un diilogo lirco entre Hécuba y el Core: 156 ‘TRAGEDIAS su canto alterado est leno de incertidumbre ¥ preguntas: {nos llevan ya2, cadénde nos lewarin? En la segunda estrofa ex- Dresan sus descor de diriginse « Atenas, Corinto, Tesalla, Sic Tia. @ cualquer lugar, salvo Esparta. Cuando acaban su canto, parece el heraldo Taltibio iniclando el Paine Wisoor0 (235. 510). Formamente muy variado, comienza con un epirrema entre Taltbio y Hécuba en que aquél anuncia que ya han sido Sorteadas. Hécuba quiere enterarse del destino de cada troyana yal heraido le comunica el de Casandra, el de Polizena (con palabras veladas le da a entender que ha muerto sacrifcada, pero Hécuba no lo entiende), el suyo propio como exclava de disco. Cuando el Carifeo pregunta por el de tas muchschas el coro, ef heraldo las Interrumpe y reclama la presencia de CCasandro. En este momento divisan la lur de una antorcha y aparece la joven sacerdotisa, que canta un faimenco, lena de luna alegria salvaje porque su unién con Agamendn va a ser Ja ruina de la familia de Atreo. Después del eanto liico, Ca sandra se extiende en dot largas resis, en las que expone, ya fon un talante sereno y fio, la tesis de que Tés verdaderos pperdedores de la guerra son los griegos: en el pasado, durante Ja guerra, porque sufrieron mucho mis que los troyanos, al ‘estar Tejos de su patria; en el futuro, porque les aguardan ‘calamidades sin evento, especialmente a Odiseo y Agamenén, [La intervencion de Casandra parece un auténtico agdn pero, ‘aunque Taltiio esté presente, no hay oponente: el heraldo se Timita a amenazar a Casandra y a censurar a Agamenén por Inaber elesido como concubina a tal Sera. El episodio termina ‘con una larga resie de Héovba, en que vuelve a exponer sus fesgracias, y a continuacién ce icin el PRIMER sscisico (SU- 516). BI Coro pide ala Muss, la manera épica, que le entone tun muevo canto sobre Troya, esta vez de duslo, Y canta, de forma impresionsta, el momento culminante de ta eaida de ‘Troys: Ia introduceién del enballo, los cantos y danzas de los hombres y mujeres de Troya que creen terminada la guerra; Tuego, In desolacién de las muchaches en sus alcobas ‘Se abre shore el SaswNoo mnisonro (571738) con un didlogo Airco entre Hécuba y Andrémaca, que entra en un carro, e1- tada —con su hijo al pecho— sobre las armas de Héctor. LAS TROYANAS. 157 Bs un treno, de lamentos entrecortados, por sus respectivos A contisuaciéa, un apén entre ambas. Se incia con un dis. Jogo esticomitico en que Andrémaca informa a Hécuba sobre Ja muerte de Polirena, Cuando Hécuba comlenza a lamentars, Andrémaca la interrumpe con una resis en que mantiene que Polizena es mds feliz que ella porque ya ha mucrto y 0 sufre. En ella nos cuenta su antigua felicidad y el vueleo que hha dado su suerte: Hécuba Te contesta animéndola a vivir por si un dia au hijo pudiera volver a poner Troya en ple Entra shora Talib, que en dislogo con Hécuba te informa sobre Ia decision de los aqueos de matar al hijo de Andrémace, fo que Hécuba responde con un treno por el nig I Socurno rsrésio (799459) vuelve a insistir en el tema de ‘Troya, sludiendo ahora a la primera destrucciin de la ciudad (estrofeantistofe 1) y postrofando a los héroes treyanes diviniados que no han hecho nada por su cludad (Ganimedes, Titono). Aparece ahora Menelao con su elérelto, dando comlenzo al ‘Tencen spisoore (D105) Viene en busca de Helena para lle: vérsela a Esparta y allf matarl, como nos informa en una especie de pequefio segundo Préiogo. Hécuba, que yace pos ‘ada, se incorpora al ofr sus palabras y se dirige a @lalabando su actitud y previniéndole contra el poder de seduccién de Helena. Sale ésta ahora de la tienda en compatia de los soldades y, ‘tras informarle Menelao de la decision del e)écito, pretende defenderse. Se jnicla un agén entre Hécubs y Helena. ta culpa a todo el mundo, empezando por Priamo, que no maté 2 Paris, como debia; y sobre todo a Afrodita, diosa que do- ‘ina incluso a Zeus y la arrastré a ella. Ademés, cuando. Paris muri, ella —dice— traté de escapar hacia el campamento aaqueo, Hécuba contesta negando credibilidad al julcio de Paris Y¥ con Ja idea de que no fue Afrodita, sino Afosine (lujuria) ‘ulen la perdi. ‘Tras un forcejco entre Helena (suplicando pledad), Hécubs (previniendo 2 Menelao) y éste dando la raxén a Hécuba, se Ine el Tencen extisico (160112), 138 TRAGEDIAS, De muevo el tema de Troya. Ahora se reprocha a Zeus, an- tiguo protector de la ciudad, su abandono’ de ésta. El Coro ora asus esposas y su propia suerte; desea que un Tayo destruya la nave de Menelo en su regreso y de nuevo pide ‘ave no le toque en suerte ir 8 Exparta,origen de Iq perdicion para Trova, Cuando el Coro iermina su canto, aparece Taltibio con el cadiver de Actianacte; es el iltimo goipe que cat sobre la pobre Héeuba. EI x00 (11251382) yn no puede contener mis ‘que una eadena de lamentes, Se abre con una resis de Taltiblo en que transmite las alt mas érdenes de los aqueos: Ja flota esté a punto de partir, sunque Neoptélemo ya ha zarpado Hlevindose a Andrémaca ¥ fciando el encargo,de que entieren al nifo. A continuacién Hécuba pronuncia usa oracién fnebre lena de patetismo sobre dl cadsver y a ésta sigue un dilogo epirremético con 1 Core ‘ave constituye un tren por el nigo (aungue hay una nota de ‘onsuelo: sus males al menos serin objeto de canto para los venideros!). De nuevo entra Taltibio dando érdenes a los aqueos de que ongan fucgo a Troya, y alas prisioneras y Hécuba que los sigan, pues ya va‘a zarpar la flota. Y se inica el sitimo treno, gue cantan, en dilogo lrio, Héeuba y el Coro: esta vez por Troya, que arde.y se derrumba para siempre. 3. Las Troyanas es otra obra de Euripides que ha recibido un sinnimero de criticas negativas con res- Pecto a su pretendida falta de unidad, carencia de accion, endeblez de los caracteres, ete.” Desde una consideracién superficial —siempre con el «modelo» aristotélico de tragedia ante Ia vista— es obvio que carece de unidad (son cuatro cuadros yuxta- uestos); la accién —cuando Ia hay— no procede de la interaccién de los caracteres, sino que viene im 7 GE especialmente A. Sram, «Warum schrieb Euripides ‘cine ‘Troerianens, Philologus LIX (100), 4366; Wuawown, op. lt, pag. 28; Mums, op. cit, pds. 6 AS TROYANAS. 159 puesta siempre desde fuera. En fin, apenas se le po- dria dar a esta obra el nombre de tragedia. Con todo, quizé la comprensién recta del tema de Ja obra nos ayude a justificar como otras veces lo que, a primera vista, pueden parecer «fallose. Si se ve en ella, solamente, la tragedia personal o familiar de Hécuba, es I6gico que se critique Ia escasa robustez de este cardcter. Es un cardcter plano, sin relieve alguno; es solamente una mujer que recibe golpe tras golpe a lo largo de la obra. Por otra parte, el que Troya esté en el fondo no s6lo de Troyanas, sino de toda la trilogia, no basta para darle cohesién al drama. Aun asi, seguiria siendo una «serie» de escenas yuxtapuestas sobre el tema de Ja guerra de Troya que no llegaria a formar una uni- dad real. ‘Tampoco es suficiente buscar ésta ditigiendo nues- tra atencién al plano divino, como sugiere Wilamowitz. Es cierto que en esta obra, como en otras muchas de Euripides, los dioses slo aparecen, como dice Kitto', «para cortarse el cuello a si mismoss: aparecen como egofstas, arbitrarios, desleales, inmorales. Pero no es ste el tema principal ni la idea motriz. El tema de Troyanas es, sin duda, el sufrimiento humano produ:

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