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CAPÍTULO
Probablemente no existe algún profesor o profesora que no deje tareas para hacer en casa.
De la misma forma toda persona docente hace que sus estudiantes se ejerciten en clase y
uno de esos ejercicios es el trabajar en grupo. Sin embargo, vale la pena preguntarse:
¿evalúan estas actividades las personas docentes? A veces sí, a veces no. Algunas
personas sí, otras no.
Estos trabajos o actividades pueden tener diferente naturaleza y finalidades, pero en
general deben evaluarse y tomarse en cuenta, pues son parte del proceso de enseñanza-
aprendizaje del estudiante. De igual forma es bueno analizar la utilidad de estas ac-
tividades y la forma en que ayudan -o perjudican -, el proceso educativo. El análisis de
estas variables puede llevarle a usted como futuro o futura docente, a establecer criterios
para que este tipo de actividades sean efectivas, motivadoras, formativas y eficaces.
Reflexión
¿Son igualmente efectivos todos los deberes o tareas
que se dejan a los y las estudiantes?
¿Se tiene control sobre el tiempo real que
tienen disponible para hacerlos?
¿Se corrigen convenientemente estas tareas?
¿Qué tipo de tareas dejará usted a sus estudiantes,
cuando enfrente la tarea docente?
¿Qué tipo de ejercicios hará en el aula?
¿Utilizará convenientemente el trabajo en grupo?
Conceptualización
Conceptualización
En líneas generales -hablando de las tareas-, algunas y algunos docentes dejan muchas tareas sin
importar tanto cómo se hagan. En el fondo apoyan la idea de que mientras más trabaje la niñez es
mejor. Un grupo grande de docentes prefieren lo contrario, dejar poco, pero tener el proceso bajo
control calificándolo y orientando su elaboración por parte del estudiante. ¿Cuál será la posición
que brinda mejor utilidad?
No es arriesgado decir que por falta de orientación o conocimiento, al dejar trabajos demasiado
extensos o difíciles se pueden generar malos hábitos o actitudes de rechazo por parte del alumno o
alumna hacia tal o cual asignatura.
En cuanto a los ejercicios de clase, se constituyen en todas las experiencias que pueda realizar el
alumnado -por supuesto bajo la orientación o facilitación por parte de la persona docente-, para al-
canzar los objetivos, metas o estándares del proceso enseñanza-aprendizaje. Todas estas actividades
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deben estar íntimamente ligadas a los anteriores elementos para acercar al estudiante al dominio
de dicha meta. No vale la pena cansar al estudiante simplemente porque sí. Ellas y ellos deben
evidenciar la utilidad de estos ejercicios, motivarse para su realización y demostrar los dominios
a la hora de la evaluación.
Por su parte, el trabajo en grupo, es tan común en los sistemas educativos centroamericanos
–desde el kinder hasta la universidad-, que es necesario comentarlo brevemente. Su utilidad es
indiscutible, a pesar de que muchos y muchas docentes lo cuestionan más por el proceso que por
su finalidad. Sin embargo, una buena planificación, organización, ejecución y control de este tipo
de actividades es fundamental para la niñez. Se constituye en un método didáctico y valioso para
aprender y enseñar.
10.2 Su eficacia
(requerimientos para que cumplan su función)
He aquí algunas sugerencias relacionadas con las tareas (y relacionadas con su evaluación):
Que el tiempo sea proporcional a la cantidad de materias o asignaturas y al tiempo libre que
tiene el o la estudiante. No se puede disponer de las aproximadamente 18 horas que no pasa
en la escuela...(no olvidar que debe dormir, alimentarse, ayudar a sus padres, especialmente
si pertenece a los grupos menos favorecidos de población, etc.).
Que el tiempo empleado compense con lo que se aprende de estas tareas, es decir, que valga
la pena el tiempo invertido.
No centrar estas actividades en repeticiones de lo que ha dicho la persona docente, sino más
bien en resolver problemas relacionados con la vida real para que el niño o niña encuentre
aplicaciones de lo aprendido en clase.
Estos trabajos deben evaluarse. No tanto en el aspecto de si están buenos o no, sino más bien
en la línea de la forma en que se han hecho, la lección o el mensaje aprendido, la mentalidad
con la que se hizo, etc. Es decir, se debe dar más importancia al proceso que al mismo re-
sultado. Esto puede ser altamente formativo en la niñez, pero debe desarrollarse con mucha
madurez didáctica de parte de la persona docente.
Darán mejor resultado sin son de poca extensión o sea, cortos. Motivan más a los niños y
niñas y orientan mejor el aprendizaje hacia metas precisas y fáciles de lograr. Es recomendable
no colocar tareas largas que luego, no hay tiempo ni oportunidad de calificar o corregir.
Para las actividades que se hacen en el aula, pueden tomarse en cuenta las mismas sugerencias
dadas para las tareas de casa, pero se pueden agregar las siguientes:
Para no confundir a los alumnos y alumnas debe tener, no solamente relación con las metas
perseguidas, sino con la metodología que utiliza el o la docente en clase.
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A menor edad del alumnado es mayor el número de actividades prácticas que hay que realizar.
Conforme aumenta la complejidad del grado debe aumentar la complejidad de las actividades
-entendida esta complejidad como que tiendan a ser más reflexivas e interpretativas-.
Hay actividades que de no hacerse en grupo serían tremendamente largas, extensas y cansadas
a nivel individual. Es educativo el que se organicen para realizar determinada actividad.
Ahora bien, todos estos aspectos mencionados como ventajas pueden transformarse en desventajas,
si no hay una supervisión cercana de parte de la persona docente. En grupo se puede aprender a no
trabajar, a engañar, a manipular, a falsificar trabajos, etc. Eso es lo que hay que evitar.
Específicamente en cuanto a este tipo de ejercicios –tareas, actividades de clase y trabajos en grupo-,
conviene seguir estos lineamientos:
a. Señalar resúmenes breves que la niñez exprese con sus propias palabras. Este trabajo con
la complejidad adecuada en todos los grados, permitirá potenciar determinadas capacidades
intelectuales –jerarquización de ideas, ordenamiento, procesamiento de conceptos, comprensión
de términos e ideas, pensamiento divergente o convergente-, etc.
Usted como docente puede pedir a la niña o al niño que resuma: una lectura, una clase, una
opinión, lo que dijeron sus compañeros o compañeras de clase, lo que piensa, etc. Por supuesto,
hay que enseñarle a hacer buenos resúmenes. Y su corrección puede ser amena e interesante y
entre todo el grupo pueden aprender muchas cosas unos de otros, unas de otras, especialmente
la expresión de su propia palabra, sea en forma oral o escrita.
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b. Indicar tareas específicas y cortas, que sean los primeros pasos en la investigación posterior.
Este trabajo puede ser variado, pero la persona docente debe seguir cierto proceso que encamine
a la niñez hacia procesos investigativos sencillos, pero serios. Sería conveniente asignar tareas
tales como:
Por supuesto, al igual que cuando se expresan objetivos, es necesario usar verbos muy claros
y que sean entendidos por la niñez a su cargo: resuma tal o cual lectura, diga con sus propias
palabras, explique en menos de cincuenta palabras..., y así con otras tareas por asignar.
Para usted que es un futuro o futura docente -y que por lo mismo es persona novata-, le podría
parecer que tanto detalle o exigencia mata o descarta la creatividad de la docencia. De ninguna
manera. Muchas veces detrás de la palabra libertad o del término creatividad, se pueden esconder
el libertinaje, el desorden o la ambigüedad. Precisamente, para que la niñez a su cargo aprenda
a moverse en ambientes de libertad y creatividad en actividades o tareas, es necesario que se
le señale indicadores de esa misma creatividad y de los límites de la libertad. Éstos facilitarán
la evaluación y la harán objetiva y justa.
Con relación a trabajos grupales, sería recomendable que reúnan estas condiciones:
b. Es mejor si ante todo son formativos. Gracias, a ellos la niñez debe aprender a trabajar en
equipo, a escuchar otras opiniones, a expresar lo que ha aprendido, los problemas enfrentados,
etc. No deben ser para avanzar en el programa del curso ni para reponer el tiempo perdido.
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Actividad 1:
Realmente se han agrupado los dos tipos de actividades por su misma naturaleza. No necesitan
un enfoque separado o algún detalle especial. Lo realmente importante es que todo trabajo de
este tipo no debe colocarse porque sí, sino como una forma de aprendizaje que debe ser evalu-
ada para que produzca los resultados deseados.
Como futura y futuro docente no olvide que es prioritario corregir e informar al estudiante
acerca de las tareas hechas en casa y en clase. Por eso hay que evaluarlas. Esta evaluación
puede ser de dos formas:
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Diagrama 16
Diagrama 17
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Para los propósitos señalados en los apartados anteriores se proponen los siguientes instrumentos:
A B C D E
A B C D E
A B C D E
A B C D E
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Este es un instrumento de tipo genérico que usted puede adaptar para aplicar a otras situaciones. Está basado en
una propuesta original de Morales (1995), en Cuadernos monográficos del ICE. Serie didáctica Núm. 5. Bil-
bao: Universidad de Deusto.
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Instrumento No. 2
(ejemplo relacionado con entrevistar a una persona de su familia)
Observación: se ha pedido a las niñas y niños que hagan una sencilla entrevista para ampliar desde
el punto de vista de cada familia, lo visto en clase. Presentarán un resumen de la
entrevista y una ilustración relativa al tema.
A B C D E
A B C D E
A B C D E
A B C D E
A B C D E
No A medias Sí
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Luego de estas propuestas -que se insiste, son de tipo genérico para que usted como futuro docente
pueda construir otras derivadas de estas-, se quiere dejar claro que es importante evaluar este tipo
de ejercicios y actividades que todas las personas docentes utilizan, pero no todos evalúan. Si
usted nota, no se trata tanto de calificar, aunque se puede hacer para cuestiones prácticas, sino ante
todo de evaluar, con lo cual se le da mucha importancia a lo formativo, que no necesariamente
tiene que tener un valor numérico. Con el cumplimiento de este aspecto se logra que la evaluación
se convierta en un proceso para mejorar la calidad de la educación en la escuela primaria y que
cumpla con sus características de continuidad y sistematicidad.
Finalmente, usted captará que también hay un mensaje bajo la manga: la evaluación de las activi-
dades enseña al estudiante y a la persona docente a autoevaluar sus procesos. Ya no solamente
evaluarán al alumno o alumna, también se evalúa el proceso mismo y se puede evaluar la efectividad
del docente, sin herir susceptibilidades.
Actividad 2:
• En los anteriores ejemplos de instrumentos para evaluar los procesos
señalados en el capítulo, se ha insistido que son genéricos y que por
lo mismo se pueden ampliar o bien, provocar otros adaptados a sus
necesidades particulares y especialmente a las de sus futuros alumnos
o alumnas. Pues bien, se le pide que tome los primeros dos y agregue
como mínimo cinco preguntas o reactivos más para ampliarlos. Sola-
mente tenga cuidado de que sigan la línea original.
Al momento de finalizar el trabajo con este capítulo, elabore un juicio
personal sobre los aprendizajes alcanzados. Compare los objetivos con sus
resultados y si se siente satisfecho(a), continúe con el siguiente capítulo.