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Jacques Le Goff EL ORDEN DE LA MEMORIA El tiempo como imaginario (CarmruLo HI DOCUMENTO/MONUMENTO 1. Los materiales de la memoria colectiva y de la historia [La memoria colectiva y su fonma cientifica, la historia se apli- ‘can dos tipos de materaies: los documentos ¥ Jos monumentos. En efecto, lo que sobrevive no es et complejo de lo que ha ‘xistido en el pasado, sino una eleccin realizada ya por las fuer- 42as que operah en el desenvolvefse temporal del mundo y de Ia maniad, ya por aquellos que se han acupado del estudio del pasado y dé los tiempos pasados, los historiadores. “Tales materiales de la memoria pueden presentarse bajo dos formas principales: os monumentos, heredetos del pasado, y los documentos, eleceién del historiador. ‘La palabra latina monumentum esta vinculada a e-atzindoeu- ropea men que expresa una de las funciones fundamentales de ln mente (mens), la memoria (memini). El verbo monere sigoifica schacer recordar», de donde «avisar», «iluminar», «instruc». El ‘monumentum es un signo del pasado. El monumento, si se remon ta'a los orfgenesflos6ficos, es todo lo que puede hacer volver al pasado, perpetuar el recuerdo (por ejemplo los acontecimicntos {scritos), Cuando Cicerén habla de los «mionumenta huius or- y que han existido «radiciones monumentales orales» [ibid., pag. 6]. Lo que istingue Is lengua monumental de la lengua documental es 236 [ELORDENDELANEMORIA « {ibid Deduce de esto a definicién de revoluciéa doctmental en pro- fundidad y la nueva tarea que se presenta al historiador: «La histo- ria, en su forma tradicional, se dedicaba a “memorizar” los monu- ‘ment del pasado, a wansformarlos en documenti'y ahacer hablar ‘aquellos vestigios que, en sf mismes, no son enteramente verba- les, 0 dicen tdctamente cosas diversas de aquella que dicen expl- citamente; hoy, en cambio, la historia es la que transforma 105, ‘document en monument, y que, all donde se descifraban los ves- tigios dcjados por los hombres y se descubria cn negativo To que hhabfan sido, presenta un conjunto de elementos que es preciso Iue- 40 alsla, eagrupar, volver pertinentes, poner en relaciéa, cons- ‘Buren conjunto> (ibid) ‘As{, como en um tiempo le arqueologfe tendia a la historia, podria decise, jugando un poco con las palabras, que actualmen- tela istoria tiende a i arqueologi, a la descripeién inrinseca del monumento» [ibid “Tomaré como ejemplo de una ectitud nueva en las confronts- ciones dei documento, asumido como monumento, el estudio de Monique Clavelsteveque Les Gaudes e les Gaulots{1974] que se ;ineola ms bien al neomarxismo y no hace referencia « Foucault Por cierto el documento analizado aguf es un documento iterario, la descripeisn de las Galias y de los galos en la Geografia de Exirabéa [IV, 58 - V, 25], pero es considerado como un texto ‘cientifico», objetivo, una deseripcién. Mediante una que su intervencién, El documento no es {nocug, Es el resultado ante todo de un montaje, consciente 0 inconsciente, de la historia, de la época, de Ia sociedad que fo han producido, pero también de Ia épocas‘ulleriores durante las cus- Jes ha continusdo viviendo, acaso elvidado, durante las cuales ba continvado siendo manipulado, a pesar del silencio. El documento ‘es una cosa que queda, que dura y el testimonio, Ia ensedanza (@pelando a su etimotogia) que aporta, deben scr en primer lugar analizados desmistificando el significado aparente de aquél. 1 ‘documento es monumento. Bs el resultado det esfuerzo cumpitdo por las sociedad histrieas por imponer al funiro —queriendo o ho queriéndolo— aquella imagen dada de af mismas. En definitic ‘a, no existe un documento-verded. Todo documento es mentira Comesponde al historiador no hacerse el ingenuo. Los medievalis- tas que tanto han trabajado por elaborar una ertica —siempre stil, DOCUMENTOMONUMENTO 239 por cierto— de lo falso, deben superar esta problemdtica porque cualquier documento es al mismo tiempo verdadero —comprendi- dos, ¥ tal ver ante todo, os falsos— y falso, porque un monumen- to 8, on primer lugar, un disfraz, una apariencia engafiosa, un ‘montaje. Es preciso ante todo desmontar, demoler ese montaj desestructurar esa construccién y analizar las condiciones en las, ‘que han sido producidos esos documentos-monumentos. ‘Ahora este desmontaje del documento-monumento no puede cexigirse sirviéndose de una sola técnica de crtica histrica. Con el fin de encontrar los falsos, Ja diplomstica, siempre mas perfeccio- nada, siempre ms inteligente, siempre més \til —lo repetimos— € suficiente, Pero no esté en condiciones —de cualquier modo ‘que sea no estd en condiciones por sf sola— de explicar el signifi- ‘cado de tin documento/monumento como es un cartulario, Produe- to de un centro de poder, de una seftoris, casi siempre eclesitsticn, ‘un cartulario debe ser estudiado desde perspectivas econémica, social, juridica, politica, cultural, espiritual, pero sobre todo en. ‘cuanto instrumento de poder. Se ha dicho justamente que un cartu- lario constitufa un conjunto de pruebas para sostener los derechos. Es precisa ir mée allé. Beal testimania de un poder polivalente. y al mismo tiempo lo crea. ‘Adems de estas miltiples maneras de aproximarse a un docu- ‘mento, a fin de que éste transmita una contribucién a una historia, total, €¢ importante no aislar los documentos del conjunto de los, monumentos de los que forman parte. Sin desvalorizar el texto ‘que expresa la superioridad no de su testimonio sino del ambiente ‘que lo ha producido, monopolizando un instrumento cultural de ‘grin peso, el medievalista debe recurrir al documento arqucol6gi- ‘60, sobre todo a aquel que entra en el método estratigrifico, al documento iconogréfico, a las pruebas que suministran métodos avanzados como la historia ecol6gica que se exige a la fenomeno- logée, a la dendrologfa, a a palinologia: todo aquello que perm ddescubrir fenémenos en su medio (Ia seméintica histérica, la carto- ‘praffa, la fotografia area, la foto-interpretacién) es particularmen- eutil, El nuevo documento, ampliado mas allé de los textos tradicio- nales, transformado —alli donde la historia cvantitativa es posible ¥y pertinente— en dato, debe ser tratado como un documento/mo- ‘numento, De aqut la urgencia por elaborar una nueva doctrina ca- paz de transferir este documento/monumento desde el campo de la ‘memoria al de la ciencia histrica,

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