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LEPILEE a El proceso de recuperacién de la memoria histérica, centrado en la justa reivindicacién de las vietimas del franquismo, plan- tea un claro desatfo de futuro: la construccién de una identicad civico social y de una ciudadanta respetuosa con la cuttura de la legalicad, ia demooracia y los derechos humanos, basade en reivincicar el valor de la Segunda Reptibiica y de la memoria de quienes la defendieron. El objetivo de este diccionario es apor tar-claridad conceptual y servir de Instrumento para fa nece- ssatia reflexi6n crtica sobre a memoria hist6rica y sus posibi- lidaces de futuro. Para ello, a obra se estructura en cuatro ejes que engloban la definicién de los principales conceptos de este proceso: las piezas de la memoria (Reyes Mate, José Maria ‘Sauca, Francisco Ferrandiz y Mirta Nume2), el contexto de la memoria (Francisco Espinosa Maestre, Sebastidn Martin, Arie! Jerez, José Antonio Martin Pailin, Ramén Séez y Emilio Silva), las politicas de la memoria (Francisco Etxeberria, Rafael Es- cudero, Luis Castro y Antonio Gonzélez Quintana) y la memoria y la lucha contra la impunidad Uavier Chinchén, Hernando Ver lencia, Margalida Capella, Carmen Pérez Gonzdlez y Montse ‘Armengou).. Rafael Escudero Alday (coord.) Diccionario de memoria histdrica CONCEPTOS CONTRA EL OLVIDO Prorson rua PS EOE LA WNRERAD CALS ores oc avesrmicen BYE TTD DE PLeSOrK Ot se 0st nani sven cana Porson Tua PLA PELDEEGIN ENA OAD CARLOS runcisco reneAnoz ‘ace TULARE CENTRO BE CAGES NOLAN YSOGHLES OBL PmOFESORA TTULAR DE STOR EONTENOORINEA EN LA LNERSIND cONRLUTOE IE WAR seeacrau martin INvEsNeACO LANCE LAGER = DRA DL ERE EVLA LNVERSDAD ‘seven dost owe mata paul cousionsoo 4 outOn NTESNASIONAC BE IURSTAS DE GINEBRA asin shez atchnee MasTRAGO CELA SKLADE CO PENAL OELA ALONE NASAL io sya sanaeen PRESIDENTE BE LA ASOCAGION PARA LA RECUPERAGAN De LA MEMORA stench ores run MEIN ERA FORDE A UME sean Be ates Sm PRENTERAS sven cu nevi rane ses OE REDD EEN POBUED EL ONERSNO COMPLUTENSE emo yen vs PREFER OE DEES HS PICA NTEIONAL EN LALNNERSOND SSeSmOISE BuoR nascaLoa cape PROFEsoRa conan ObtoRA de DEAE MTEENACIONAL PUBLCD EN UN oe ues Les BALEARS CARMEN én 00 orca muasoc ott Tone FEED LALNSOIO remonsta DREATORA De SOCUMUNTALES msTORDS Rafael Escudero Alday (coord.) Diccionario de memoria histérica ‘CONCEPTOS CONTRA EL OLYIDO INDICE CONCEPTOS CONTRA EL OLVIDO: UNA GUIA PARA NO PERDER LA MEMORIA, por Rafael Escudero Alday 7 ‘seo cvne STUD PREZ ENED LAS PIEZAS DE LA MEMORIA 15 © mane ese Aon rs we sk wl cA CL Deber de memoria, Reyes Mate 15 use rer ra eZ vo SOSA is. Derecho ala memoria, José Maria Sauca Cano 21 lh penser w.chica i SiRF FRCS Lagares de memoria, Franeisco Forindiz 27 trons es me anv eno WARE Representaciones de la memoria, Mirta Nite 33 ‘cgi ee Sot ener Oc nS Ae : ua EL CONTEXTO DE LA MEMORIA 39 romeo a Represion, Francisco Espinosa Moestre 39 menor Nacionaleatolicismo, Sebastién Martin 4 mcnerest ‘Transicién, Ariel forex 51 Wennccnnaarnons Amnistia, José Antonio Martin Pallin 57 ecovan oven ron Impunidad, Ramdn Séex neon Impunidad, Ramén Sex Valedreel 63 Movimiento memorialista, Emilio Silva Barrera 69 eros tsa 217208 LAS POLITICAS DE LA MEMORIA 77 {STE Limo HA 80 EoNADo PARA SER DIT ROUDD, LA TENTION eas enna 5 08 Sh Jat WO HKG ELIOT. Exhumaciones, Francisco Etxeberria Cabilondo 77 {Brat orcs wavs ave oeramonvr mares SA Nulidad/ilegitimidad de las sentencias fates TmLaY AAW franquistas, Rafael Eseudero Alday 84 Simbolos, Luis Castro Berrojo 8g Archivos, Antonio Gonadles Quintana 94 LA MEMORIA Y LA LUCHA CONTRA LA IMPUNIDAD 101, Justiefa transicional, javier Chinchén Alvarez 101 Vietimas de violaciones graves de los derechos Iumanos, Hernando Valencia Vila 107 Grimnenes contra la humanidad, Margatida Capella. 112 Desapariciones forzadas, Carmen Pérez Gonadlex v1z Niftos robados, Montse Armengou 123 BIBLIOGRAFIA 131 ‘CONCEPTOS CONTRA EL OLVIDO: UNA GUIA PARA NO PERDER LA MEMORIA RAFAEL ESCUDERO ALDAY Bl pro sso de recuperacién de la memoria histérica es el fenémeno politico mis relevante acaeeido en Espana en los itimos tiempos. Lo que inicialmente nacié como una reivindicacién personal y fami~ Jar la exhumacién y homenaje de los restos de las personas Vietimas de la represién franquista- se ha convertido en un tema central de la agenda politica, Desarrollado en el espacio tedrieo y azociativo a par tir de los afios noventa del siglo pasado, este proceso se traduce en la demanda de las siguientes cuestiones: 1) el desarrollo de politicas piiblicas sobre la memoria de quienes defendieron la legalidad re~ publicana y fueron represaliados por ello: 2) la implantacién de un programa de justicia transicional que cumpla con los objetives de conocer la verdad y restituir a las vietimasy 3) la aplicacién de nor ‘mas penales de caracter nacional ¢ internacional pars el esclareci~ miento de los erimenes cometidos durante la dietadura franguista, Estas demandas han cobrado tal relevancia que este proceso ha ‘erminado por involuerar tanto ala sociedad civil como a la clase po- litica en su conjunto. Elreto es enorme y plantea un claro desafio de reparaci6n alas victimas, por un lado, y de construccién de ciudada~ nia, por otro. En efecto, la reivindicacién del valor de la Segunda Repiblica y de la memoria de quienes la defendieron es un acto de justicia para con los que sufrieron graves violacionesa los derechos u- ‘manos durantelarepresion franquista. Las vietimas de esta represién apne. S0UDERO ALBA cooRD) centre ¢l primer atentado mortal de ETA (1 de enero de 1968) y la entrada en vigor de la Ley de Amnistia (6 de octubre de 1977) (art. 10 y Disposicion adicional 4); ¢) resareitorios: por una parte, la ya citada faciitaciém de la adquisieién de la nacionalidad espanola a los integrantes de las Brigadas Internacionales y, por otra, el reco~ nocimiento del derecho ala adquisicién de la nacionalidad espaio- la de origen a los hijos de los espaftoles y alos nietos de quienes la perdieron como consecuenci del exilio (art. 18 y Disposicién adi cional 4) y a) fiscales: derecho a la revalorizacion automitiea de algunas pensiones de orfandad (art. 6.2); exenciones fiscales en el INP (art, 8) y ayndas compensatorias (art. 9) 3) El derecho de las victimas a saber incorpora dos perspectivas fundamentales: el derecho de acceso ala informacién, porun lade, | yeel derecho de los familiares a conocer el paradero de sus familia res desaparecidos, por otro. | Elart. 22.1 declara que “ge reconoce el derecho de acceso alos | fondos documentales depositados enlos archivos pablicosy la obten- cign de las copias que se soliciten”, ast como al "acceso alos libros de las actas de defunciones de los Registros Civiles dependientes de la Direceién General de los Registrosy del Notariado”; derecho que se extiende “a los archivos privados sostenidos, total 0 parcialmente, ‘con fondos piblicos” (art. 22.2) sin restriecién previa por ranén de Ja intimidad u honor de los afectados. En ninguno de estos casos 8e requiere una legitimaei6n singular. Por su parte, el derecho a conocer el paradero de los desapare- cidos se enuncia explicitamente como una "muy legitima demanda de no pocos ciudadanos”. La regulacién legal disefia esta cuestién bajo el prineipio general de colaboracién de las distintas adminis traciones pitblicas con los familiares para la localizacién e identifi cacion de vietimias (arts, 11 414). En suma, este derecho ciudadano a la memoria histérica se perfila ‘como impulso para el desarrollo de una plural gama de actividades de los poderes paiblicos. Asi, segiin la Exposicion de Motivos, "la Ley sienta las bases para quelos poderes piblicos even a cabo poli: ticas pablicas dirigidas al conocimiento de nuestra historia y al 26 XONAR DE HENORA HSTORICA fomento de la memoria democritiea”, todo ello com la finalidad “de cvitar que se repitan situaciones de intoleraneia y violacion de los derechos humanos” come las vividas en a guerra civily la dictadur. Asi, mientras que estas politieas piblieas, por un lado, han de faci- Iitar “el conocimiento de los hechos y circunstancias de la Guecra Givil y la Dictadura”, por otro, deben asegurar "la preservacién de Jos documentos relacionados con ese periodo histdrico y deposita~ dos en archivos pitblicos” (art. 1.2). LUGARES DE MEMORIA FRANCISCO FERRANDIZ La formulacién original de Pierre Nora de los "lugares de la memo- ria”, basada en el trabajo previo de Frances Yates eobre la mnemotee~ nia cldsica,trataba de eapturar la transformacién de la relacién entre 108 grupos sociales, la memoria y la historia bajo el impacto de la glo- batizacion y el desanclaje de los contextos y procesos locales con su ppasado. Para Nora, en un gesto nostélgieo y con un fondo esencialista, la proliferacién de lugares de memoria Qieus de mémoire) cubria el vacio dejado por unas comunidades de memoria (milieur de mémoire) vinouladasalos 4mbitos ruralesyala cultura campesina, en proceso de desapariciOn por la instalacién progresiva de procesos de émbito ‘transnacional, En estas comunidades de memoris “verdadera” en peligro de extinci6n, esta era interna alos grupos estaba incorporada, literalmente, en los gestos,reflejos, usos, hibitos, valores y eostum- bres més cotidianos. Segiin Nora. cuyas reflexiones estaban ancladas cen el caso francés y cuya capacidad de extrapolacisn a otros eontextos no es inmediata, con la crisis de la memoria tradicional y espontinea urge un nuevo tipo de memoria “moderna” que ya no es esponténea, sino indirectas es miltiple, descentraliaada y democritica, yyano esti controlada porla familia, la Iglesia oel Estado; se base més enlareme~ rmoracign que en la repeticion; tiene componentes mas psicologicos, individuales y subjetivos que colectivos en el sentido clésico y 5¢ experimenta mnés como un deber que como una rutina, Enel nuevo contexto, todo recuerdo queda mediatizado por las logicss y retoricas de la historia, que, a su vez, tiene que afrontar la aq APA. ESUDERGALDAY COORD) transformacién de su papel social, Asi, historia y memoria no eran para Nora ambitos opuestos o excluyentes, sino interdependientes. De hecho, os leur solo podian existir como tales en el marco de una relacién con el pasado profundamente mediatizada por el eonoei- miento hist6rico. Eran un producto, de hecho, de la tension entre ‘memoria ¢ historia, del “acoso” de la memoria por parte de la his~ toria y del reconocimiento por parte de esta tltima de la necesidad de una "vigilancia conmemorativa” sobre el pasado para no perder sus claves. Con el nuevo tipo de relacién con el pasado que inaw. uraba su aparicién y multiplicacién en las sociedades conterapo- ‘rineas, daban lugar a una nueva sensibilidad para "anclar, condensax yy expresar el capital exhausto de nuestra memoria colectiva”. Estos Tugares de la memoria, a su ver, no son estables ni fijan sentidos ¢ relatos invariables, sino que tienen necesariamente un cardcter polifonico, controvertido, hibrido, mutante y transformador, y “sole existen gracias a su eapacidad de metamorfosis, al reciclaje sin fin de su significacion y a la proliferacién impredecible de sus ramifi Los lugares de la memoria inclufan en le formulacién inicial monumentos, emblemas, archivos ~paradigmas de la memoris modema—, s{mbolos, manuales eduestivos, textos basicos, conme- ‘moraciones, aniversarios, festivales, cementerios o testimonios rales, que pueden ser desglosados segtin tres ejes bisioos definidos por Nora: materiales, simbdlicos y funcionales. Su propuestainicial de conceptualizacién y clasificacién no era, sin embargo, cerrada: {nelufa una eldusula de refinamiento ad infinitura, Aunque erticado, ‘al concepto ha tenido un éxito incuestionable mucho mas alla del Ambito académico, trasladiindose incluso al sentido comin de la per- cepoién y experiencia de la memoria. ¥ eso es porque posibilita la vieibilizacién de wna familia de lugares, objetos y prcticas aparente- ‘mente inconexos, pero que, pensados como variantes de una misma, gic trazan na hoja de ruta para entender mejorla intrineada rela- cién de los colectivos humanos ~porguc de lo que hablamos es de formas de memoria colectiva— contemporéneos con el pasado. Y, con, ello, entender mejor los procesos selectivos, ya sean hegerndnicns o contra hegeménicos, institueionales o efimeros, que tejen y destejen Jo que puede earacterizarse como un sistema nervioso de entrada y 28 icooNAeO DE MEMORIA MSTORECA salida al pasado con terminales sinépticas disimiles, pero conectadas por un mismo sistema, por convulso 0 espasmiddico que este sea. Por influyente que haya sido la formulaci6n de Pierre Nora, no agota el anélisis de la alambicada relacion de las soviedades contemporéneas con el pasado ni puede dar cuenta de los nuevos agentes de memoria emergentes, Ios nuevos discursos y préctieas ‘transnacionales que movilizan el pasado o las transformaciones cm la produccién, cireulaeiny consumo del conocimiento, la nostalgia o las mereancias. Respecto a los propios lieu, 2 los sitios inioial- mente catalogados por Nora, diversos autores han aftadido poste- riormente otras modalidades y soportes, profundizando el andlisis de las miiltiples y muy diversas irrupeiones del pasado en el presen~ ‘¢. Amedida que ee transforman las formas de producci6n, circula~ cin y consumo de conocimiento sobre el pasado y se transforman las précticas conmemorativas asoviadas a todo ello, y se difuanina el Estado como referente identitario en paralelo a la profundizacién, delos procesos globalizadores y a las innovaciones tecnolégicas, su repertorio y précticas conmemorativas asociadas no dejarén de expandirse. Y el propio concepto, para que mantenga su eficacia ‘para capturar un tipo de lugares y procesos de relacidn con el pass~ do, habré de matizarse y ajustarse a las nuevas formas de ciudada- nia, a las nuevas configuraciones de idemtidad social o a nuevas formas de estructuracién y experiencia del espacio y el tiempo. Hoy en dia, por ejemplo, es preciso cartografiar y analizar los lugares de memoria del ciberespacio que emergen y s¢ transforman en los nuevos medios y en las teenologias digitales y redes sociales a un ritmo hasta ahora desconocido, que requeriran el replanteamiento conceptual de dénde y cémo fijamos (de forma més o menos preca~ ria 0 fuida) las memorias y cusles son los nuevos dispositivos y rrutas que posibilitan su proliferacién u ocaso. Hablar de lugares de memoria en la Espaiia contemporinea en relacién a la guerra civil, a dictadura franquista, la Transici6n o la propia democracia implica, por un lado, dirigir la atencién, espe~ Cialmente en los dos primeros casos, a una clase especialmente controvertida de lieux —aquellos referidos al pasado traumatico y a lasucesi6n histériea de politicas pablieas de memoria y movimien~ tos memorialistas de diversa indole relacionados con él~ y, por 29 RAFAEL ESCUDeRO ALDAY (COORD) otro, asumnir la heterogeneidad, coexistencia, tensién o incluso sola~ pamiento contemporineo de sitios de recuerdo y rememoracion especialmente controvertidos, de muy diverso tipo, de escalas muy diversas y promovidos, sostenidos en el tiempo o abandonados por actores sociales que cubren todo el arco entre el émbito individual o Familiar y las politicas de memoria de los gobiernos autonémicos oe) Estado. as politicas pablicas de la memoria deta guerra civil durante cl franquiamo se derivaron inicialmente de la elaboracién de un relato nacionaleatélico de la guerra civil y de una glorificacién pro- pagandistica de la "victoria" military de sus prohombres, batallas, héroes y martires. Esto produjo un miimero ingente de lugares de memoria, de diverso rango, pero enmarcados en ua repertorio simbélio e ieonogrifico limitado y fécilmente reconocible, con la ‘vocacién de cubrix ~y asi refundar— toda la nacién con manifesta- ciones topogriticas diversas de este relato de la eontienda. Desde las placas de los martires caidos por Dios y por Espatta que se colo- caron en muchas iglesias en toda el pais —presididas por el nombre de José Antonio Primo de Rivera~ ola transformacién de la toponi~ sia hasta ciertas fechas y eventos conmemorativos de Estado como 18 de julio y el 1 de abril ~Desfile de la Vietoria~, monumentos del calado del Arco de la Victoria de Madrid o de la complejidad aan irresuelta del Valle de los Caidos, © parajes asociados a matanzas como Paracuellos, los vencedores de la guerra civil instalaron sobre Espafa toda una cartografia de la memoria que pretendia establecer cenel pais un régimen de eteridad del recuerdo oficial, "por los siglos". como se expresaba por ejemplo en el decreto de construccién de! ‘Valle de los Gatdos de 1940. Los potenciales lugares de la memoria dela derrota, simultinesmente, apenas afloraban por los resquicios del régimen dictatorial, muchse veces de manera clandestina, epi- s6dica o familiar, ‘Tras la muerte de Franco, durante la Transicién, se consolida~ ron mueyos liewr que demareaban el cambio de época, como el regreso a Espaiia desde Nueva York del Guernica de Picasso y su instalacién inicial en el Casén del Buen Retiro de Madrid —antes de pasar a la colecciéa del Museo Reina Sofia, la trensformacién del Desfile de la Victoria en Dia de las Fuerzas Armadas y su cambio 30 } | | D1SHONARIO DE MEMORIA HISTRECA de fecha, la Constitucién de 1978, Ia elevacién a emblema de la reconciliacién del célebre cuadro £1 abrazo, de Juan Genovés~tam- bién conocido come Amnistia—, la apertura de la verja de Gibraltar en 198, ya en época de Felipe Gonzélee, y, entre otras muchas expresiones de la memoria, algunas peliculas, canciones, libros y autobiografias que atin siguen representando esa época, Al tiempo que, con mayor o menor éxito, se creaban y experimentaban nuevos lieus, la mayoria de aquellos constraidos y alimentados por Ia dicta dura entraron paulatinamente en diversas modalidades de anacro- nismo y desuso. En la primera décade del siglo XXI, con la aparicién en el afto 3000 del movimiento para la recuperacién de la memoria hist6rica, aun en su heterogeneidad y fragmentacién, ciertos Ingares de la ‘memoria de los derrotados que habian permanecido tapados o clan destinos durante la dietadura, y que no habfan sido reactivados du- rante la Transicion y el periodo demoerétieo posterior, emergen y cobran nueva vida. amalgamandose con otros que provienen del ‘trabajo de memoria elaborado durante décadas enel exilioy el destie~ +70. Especialmente, las fosas comunes de los derrotados —las genera~ das en la retaguardia sublevada durante a guerray en cualquier punto del pats durante la dictadura—han pasado de ser vertederos politicos, ‘emocionalesy simb6licos, artefactos progresivamente averiados dela maquinaria de terror franquista, a convertirse en lugares de memoria de una gran complejidad y visibilidad, en inquietantes instrumen~ tos de movilizacién del debate piblico y ~por parafraseara Nore~en "corazones vivos” de la memoria. Las actividades de localizacion, de- ‘mareacién, excavacién, estudio, dignifieacion y conmemoracién ‘de fosas comunes se han convertido en una de las pricticas de cons ‘truceién de liewr més relevantes de la primera década del siglo XXL ‘en Espana respecto a la guerra civil. Desde el punto de vista asocia~ tivo e institucional, herramientas de visibilizacién de las vietimas el franquismo como los proyectos de todos as nombres olos contro~ vertidos y neceseriamente incompletos mapas de fosas son también iuevos lugares de memoria derivados dela apertura de las fosasy de ‘sa proyeccién desde la sociedad civil hacia las instituciones. Pero las sas y su entorno emocional, simbélico y politico som solo parte integrante de un eatélogo de lugares de memoria en erecimiento y b RAFAEL ESCUDERO ALOAY COORDS ‘consolidacién impulsados por descendientes de los derrotados, que jncluyen conmemoraciones diversas de sitios y colectivos emble~ rmiiticos de la resistencia antifranquista como parajes de batallas, cérceles y colectivos de presos. campos de concentracién en Espana Europa, itinerarios o refugios del maquis, rutas del exilio y otros suchos lugares y experiencias relacionados con los efectos de la guerra yla dictadura, Estos ews emergentes son promovidos y ges~ tionados por asoviaciones o por politicas institucionales, como por ejemplo en Catalua, donde ha existido una politica publica de ‘spais de memsria amparada por el Memorial Democratic Con la puesta en marcha en la primera década del siglo XI de esta cultura politica de reeuperacién de la memoria de los vencidos, ‘queha colocado una lupa sobre los ieus tanto eminentes como resi dduales del franquismo y ha propiciado el debate sobre la adecuaci6n desu presencia en los espacios piblicos en un sistema demoeratico, se ha profundizado su proceso de desmantelamiento, una vex carto~ ‘grafindo ol deagaste que sobre ellas han ejercido las transformacio~ nes politicas desde la muerte de Franco y debilitadas sus estructuras de legitimacién. En esta primera década del siglo, el gobierno del partido socialistay algunas administraciones autonémicas han elabo- rado politicas pablieas que, con mayor o menor dinamismo, impliea- han su cuestionamiento, transformacién 0 eupresion. En conereto, la promulgacién en 2007 de la ley de memoria historiea, cuyo art. 15 sobre "simbolos y monumentos pablicos” establece que "las admi- nistraciones pablicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarén Jas medidas oportunas para la retirada de escudos. insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltacién, perso- nal o colectiva. de la sublevacién militar, de la Guerra Civil y de la represin de la Dictadura”, recogia una reivindicacién de los movi- mientos sociales de memoriay ha tenido como consecuencia, tras la evaluacién por parte de wna Comisi6n Técnica de Expertos, el des- ‘mantelamiento 0 retirada de algunos emblemas del franquismo, ‘entre los que destacan las estatuas del propio dictador que atm per manecian en el espacio piblico. Como lieus paradigmitico de la guerra y la dictadura, el Valle de los Caidos se presenta como la tiltima frontera en el proceso de desaprendizaje del franquismoy de eu topografia de la memoria. En 3a DcGONARD MEMORIA HISTOR este sentido, el gobierno ha ereado una Comision de Expertos para 1 Futuro del Valle de los Cafdos, con la mision de elaborarun infor ime que proponga formulas para resignificar el monumento (su composicién y funcionamiento puede consultarse en http://www boe.es/boe/dias/2011/053/28/pdts/ BOE-A-2011-9320. pd). Los ci clos y culturas politicas que se sucedan tanto en la sociedad civil como en los gobiernos del Estado y de las administraciones autond- micas y locales tendran influeneia sobre la resignifi cidn, revitalizacién o deeaden futuro, cién, muta ia de algunos de estos liewr en el REPRESENTACIONES DE LA MEMORIA. ara woe rofundidad politica social que evaen suseno la memo. aha marcado el boom actual de su presencia en a sociedad. Sihay un contenido que hoy exige la apertura deuna seceién fija en los medios, ese es la memoria historica, Nos deberiamos preguntar por qué pasa de las portadas a los reportajes de interior. y a la inverse extendiendo sus rafees a todo el mbito cultural. la gestacién y eje- ceucién de un golpe anilitar contra el régimen democratico republi cano con el reeurso a la violencia para aplastar toda respuesta, La cdificacién de un régimen de larga supervivencia, acompanado de toda una mascarada legal que lo pretende justificar, La ejecucion de miles y miles de personas, el encarcelamiento por razones poli- ‘ticas de otros tantos miles y el expolio de los adversarios. Todo ello 8 un conjunto complejo y poliédrico que fue ocultado y que ahora sale ala superficie con la memoria histdrica, : Besant espresado a través de Ia memoria y la memoria «expresade a través de Ta historia forman un tandem enlazado por pa delonredis, Tanto arora como ltrs tienen ura ae en dicisn historiogréfica en el mando occidental. Hay reconocidas histo- riadores que han delimitado dichos conceptos a partir de los maestros Pierre Noray Mautice Halbwachs, pero Ia aportacién de hoy es la con- jimeidn de memoria e historia, unidas en un eoncepto comin. 33

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