Tocando Su Gloria I

TOCANDO SU GLORIA I
Tocando
Su Gloria
I
El COMIENZO
Autor
Henry Padilla Londoño
Estocolmo, Suecia, 2010
© 2010 por Henry Padilla Londoño
Todos los derechos reservados.
Agradecimientos
Agradezco en especial a mi querida esposa,

que me ha ayudado en la creación de estos
libros con su lectura, sugerencias, correcciones,
gracias Jenny, sin ti este libro no hubiera podi-
do realizarse.
Agradezco al Espíritu del Señor, que me es-

fuerza y ayuda, me da la inspiración. Gracias
Cristo y Padre Santo por tu ayuda.
i
Prólogo
Este libro es el comienzo de una historia fasci-

nante a través del mundo espiritual, el mundo
de la Luz, y de las Tinieblas, el mundo de Cristo
y de todo lo demás. Algunas de las experien-
cias espirituales aquí descritas, han sido la
experiencia real de algunos creyentes, las he
recopilado en forma de historia, y las entrego
al público en general, para llevar no solo es-
parcimiento en la lectura, sino un mensaje de
Dios al corazón del creyente.
La historia será contada en una serie de libros,
bajo el mismo titulo, "Tocando Su Gloria".
Este mundo que esta por abrirse ante tus ojos,
descubrirá ante ti el mundo Espiritual, te lleva-
ra a través de ventanas en el tiempo, en un
recorrido que linda entre la ficción y la reali-
dad.
iii
TOCANDO SU GLORIA I
Contenido
I ¿HASTA cuándo, oh Señor?: 1
II Mi enemigo: 51
III Ilumina mis ojos: 91
IV Mi enemigo dice: Lo he vencido 139
V Yo en Tu misericordia he confiado 189
VI Cantaré al SEÑOR 200
vi
Salmo 13
“¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para

siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí Tu
rostro?
¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma,
Teniendo pesar en mi corazón todo el día?
¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre
mí?
Considera y respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío;
Ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueño
de la muerte;
No sea que mi enemigo diga: "Lo he vencido;" Y
mis adversarios se regocijen cuando yo sea sa-
cudido.
Pero yo en Tu misericordia he confiado; Mi co-
razón se regocijará en Tu salvación.
Cantaré al SEÑOR, Porque me ha llenado de
bienes.”
TOCANDO SU GLORIA I
1
¿HASTA cuándo, oh Señor?
“¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás
para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí
Tu rostro?”
Lucas Salas disfrutaba de su vista, se delei-

taba mirando desde su oficina en el lugar más
alto del edificio, le daba una sensación de po-
der, de autoridad. El sol brillaba en las calles de
Estocolmo, era un hermoso día, podía ver toda
la plaza, veía como ya empezaban a vender, en
las carpas que armaban diariamente para ven-
der sus frutas y sus artículos. La ciudad estaba
despertando, aunque ya hace varias horas el
sol resplandecía, era temprano, el reloj marca-
ba las 8 de la mañana.
Estaba por terminar la primavera y empezar
el verano, la temperatura era agradable, pero
1
TOCANDO SU GLORIA I
aun hacia algo de frío, sobretodo por las no-

ches.
-Estocolmo, pensó, es realmente hermosa
en esta época del año.
La ventana entreabierta dejaba entrar el
aroma de la mañana, y el sonido de la ciudad.
-¿Qué tienes para mí hoy?, pregunto en voz
baja, y miro una vez más.
Ana entro en ese momento a la oficina,
-Buenos días, Lucas
-Buenos días Ana, ¿ya esta el café listo?
-Si ya se lo traigo, dijo mientras se acercaba
a una máquina automática de café, que habían
instalado recientemente en la oficina.
Lucas la miro mientras ella caminaba hacia
la maquina. Ella era una mujer hermosa, de es-
tatura media, rubia, cabello largo muy bien
cuidado, y ojos azules, su contextura era del-
gada, y vestía un saco oscuro, que dejaba ver
el cuello de su blusa blanca, y una falda corta
que dejaban ver sus piernas bien formadas,
usaba zapatos de tacón y media velada.
-Estás preciosa, dijo Lucas casi sin pensarlo.
Ella lo miró por un momento y luego siguió
sirviendo el café, luego avanzo hacia él, mirán-
dolo con picardía y le dijo,
http://elreinodelaverdad.blogspot.com/
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¿HASTA CUÁNDO, OH SEÑOR?
-Gracias.
-No sé que haría sin ti, tú eres como el sol
de la mañana, le dijo Lucas mientras la miraba
y extendía su mano para tomar el pocillo que
ella le ofrecía.
-Si eso fuera cierto ya la hubieras dejado a
ella, dijo Ana mostrando su enfado en su ros-
tro.
-Tienes que entender, ya llevamos más de
20 años juntos, están nuestros hijos, no es tan
fácil.
-Yo estoy aquí para ti, pero algún día
tendrás que decidirte por mí, le dijo mientras
salía de la oficina y la cerraba suavemente.
Lucas se sumió en sus recuerdos, recordó a
su esposa Jazmín. Cada vez menos podía co-
municarse con ella, le dolía haber perdido su
comunicación con Jazmín, ella había sido el
amor de su vida, pero su trabajo… y el tiem-
po… al final había perdido el contacto. Lucas
sentía dolor solo pensar en esto, no le veía so-
lución, era solo cuestión de tiempo, para que
estuviesen separados. Luego sus pensamientos
vinieron a Ana, ella era realmente hermosa, lo
hacia sentir vivo, pero era mucho más joven
que él, al principio, le había costado mucho
3
TOCANDO SU GLORIA I
entender que una mujer como ella se fijara en

él, pero luego lo lleno de orgullo y de vida, ella
era el motor que lo llevaba todos los días a su
trabajo.
En su trabajo, también había pasado lo
mismo, el tiempo…, todo había cambiado, ya
no tenia la inspiración de antes y recordaba
sus derrotas y fracasos, eso pesaba en su alma
cada vez que quería arrancar un nuevo proyec-
to. Había soñado con ser un periodista estrella,
el que arriesgaba todo para revelar la ultima
noticia, pero poco a poco, sus sueños fueron
cambiando, tomando otro color, hasta que
había aceptado la idea de trabajar como ven-
dedor para una empresa multinacional que
fabricaba motores para autos y aviones.
Varias veces se había preguntado como
había llegado hasta ahí, sin lograr explicárselo,
había llegado a la conclusión de que la vida
tiene su propia voluntad, y su parte, era vender
motores para autos y así ganarse la vida.
-Bueno, la paga es buena, y eso es lo que
cuenta, pensó por un momento.
-Mejor será no pensar mucho en esto, no
quiero sentir ese vacío en mi interior, ese in-
conformismo que me invade cuando pienso en
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esto, sí, dejemos esto de lado.

La oficina de Lucas era amplia, con grandes
ventanales, tenia un escritorio enfrente de la
puerta, dando la espalda a uno de estos ven-
tanales, mantenía la persiana de esta ventana
cerrada todo el tiempo, dándole una sensación
enigmática, que los visitantes que venían por
primera vez, acostumbraban sentir. Su silla era
más alta que la de los visitantes, él así lo había
querido, le daba una sensación de poder y au-
toridad.
-Hoy no tengo mucho en mi agenda, pensó
Lucas mientras ojeaba su agenda, creo que voy
a aprovechar mi tiempo para ir a visitar a
Helena, ya es hora de que salga conmigo.
Oprimió un botón del teléfono diciendo:
-Ana, voy a visitar un cliente, ¿Quieres mirar
si tú tienes alguna cita para mí hoy?
-No, nada, pero ¿Qué cliente va ir a visitar?,
se oyó la voz en el teléfono.
-Es un nuevo cliente que estoy trabajando,
me llevo el móvil por si me necesitas, ¿OK?
-Sí, pero, ¿Te espero a almorzar?
-No, no me esperes, yo te llamo luego.
Y se dirigió a la puerta del ascensor. Lucas
tenia la única oficina en el edificio que tenia
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TOCANDO SU GLORIA I
ascensor directo al parqueadero, y esto lo

hacia sentir muy orgulloso. Mientras el ascen-
sor descendía se sacó la corbata y la metió en
uno de los bolsillos del saco. Lucas gustaba de
vestir bien, le gustaba la ropa de marca, esta lo
hacia sentir especial. Había comprado muchos
de sus trajes en los múltiples viajes alrededor
del mundo, en las mejores tiendas, a los mejo-
res sastres.
Helena le había dicho que le gustaba la
gente descomplicada, y desde entonces él de-
jaba su auto en un parqueadero en la cercanía
y andaba hasta la librería que Helena atendía.
Era lo único que no le gustaba de ella, que de-
cía creer con todo su corazón en Dios y que
quería servirlo; por lo demás ella le parecía
bonita, sencilla, amable, tenia una franqueza
que no había podido encontrar en ninguna
otra parte, y su mirada… cuando ella lo miraba,
con sus hermosos ojos verdes, grandes, él
sentía perder todas sus fuerzas, y sabia que él,
haría todo lo que ella quisiera, si ella se lo pi-
diera. Le asustaba el poder que ella ejercía
sobre él, pero era algo que estaba dispuesto a
enfrentar.
A Helena no le había contado que él era ca-
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sado, y menos que tenia hijos, ella creía que él

era un vendedor de artículos para automóviles,
soltero, que la dedicación por su trabajo había
hecho que el no estuviera casado aun.
Lucas llego al parqueadero, detuvo su auto
parqueándose en la línea divisoria de dos es-
pacios, cerca de la casita donde el celador lo
miraba.
-Yo se lo cuido, don Lucas.
-No deje que se acerquen mucho, le dijo
mientras le tiraba las llaves.
-Si Señor.
Acostumbraba ocupar dos espacios, para
que nadie pudiera parquear cerca de su auto,
aunque le costara el doble él estaba dispuesto
a pagar el precio. Mientras caminaba, saco el
anillo de su mano izquierda y lo guardo en el
bolsillo interior del saco.
-Ah, esto me hace sentir vivo, pensó mien-
tras caminaba esbozando una sonrisa.
Helena estaba organizando algunos libros,

subida en una escalera. Ponía en su lugar al-
gunos libros que habían llegado, era una mujer
delgada, alta, de pelo al hombro color castaño
claro, ojos verdes, piel blanca, le gustaba ves-
7
TOCANDO SU GLORIA I
tirse de forma sencilla, pero "decorosa" decía

ella, pensaba que esto era importante en su
personalidad, tenia una falda que le llegaba un
poco más debajo de las rodillas, zapatos de
tacón bajo, le gustaban porque se sentía muy
cómoda con ellos, un suéter negro con cuello
alto.
-Creo que he terminado, dijo mientras baja-

ba la escalera, gracias Señor, ahora podré
dedicarme a leer un poco.
Avanzo hacia el mostrador, buscando una
silla que estaba detrás, ahí pasaba las horas
cuando no había mucho que hacer, le gustaba
leer, era su pasatiempo predilecto, leía casi to-
dos los libros que llegaban a la librería. Se
sentó y busco un libro que tenía debajo de una
cobija, iba a empezar a leer cuando una voz la
cogió por sorpresa,
-Hola Helena, ¿Te acuerdas de mí?
Helena abrió sus ojos, mientras se paraba,
mostraba su sorpresa y agrado en su rostro.
-Hola Lucas, que sorpresa, que bueno verte.
-Hola, estaba por aquí y quise pasar a salu-
darte.
-Ay, gracias, pero espera, podemos sentar-
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nos allá, señalando una mesa pequeña con dos

asientos en una esquina, ¿Quieres un café?
-Bueno, gracias, dijo Lucas mientras cami-
naba hacia la mesita.
-¿Tienes clientes por acá?, pregunto Helena
mientras preparaba el café.
-Sí, algunos prospectos, pero ya veremos.
-Sírvete, Helena extendió una pequeña
bandeja plateada y la coloco en la mesa.
-Gracias, ¿Cómo has estado?
-Bien gracias, trabajando como siempre, pe-
ro gracias al Señor tengo trabajo.
-¿Por qué le das gracias a tu Señor por eso?,
si eres tu la que trabajas.
-Helena lo miro serenamente, mientras to-
maba un sorbo corto de café, Él nos da todas
las cosas, solo que tú por ahora no lo sabes,
-¿Y las cosas malas también?, dijo Lucas en
tono irónico.
-Él te bendice con todo lo bueno, de lo ma-
lo te ocupas tu mismo, dijo Helena mientras le
miraba con picardía.
-OK, OK, me rindo, mejor no nos metamos
más en ese tema.
-No te preocupes Lucas, no me molesta,
cuando tengas alguna pregunta, por dura que
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TOCANDO SU GLORIA I
parezca me las haces, sino la puedo contestar

lo averiguaré e intentaré darte la respuesta
mas sincera que pueda.
-¿Lo prometes?
-No prometo, Lucas, solo te doy mi palabra.
-Entonces respóndeme esta pregunta,
¿Quieres ir a almorzar conmigo hoy?
-Helena rió levemente, no era eso lo que
quería decir, pero además está muy temprano,
y no tengo quien me cuide la librería, así que
lo siento, será otro día.
Helena sintió que algo no estaba bien, era
una sensación de intranquilidad, cada vez que
Lucas venia, la invitaba a salir, y ella sabia que
pronto le iba a tocar acceder a una de sus invi-
taciones para no ofenderlo, pero también
sabia que algo no estaba bien, y oró mientras
pensaba, Padre, dame claridad respecto a Lu-
cas, gracias Señor.
Lucas la miró, sabia que no debía insistir
demasiado para no presionarla mucho, pero
sabia que ya pronto aceptaría, el hecho de que
no lo había rechazado del todo le indicaba que
ella lo estaba pensando, y eso era lo que él
quería.
-Y ¿Me recomiendas algún libro?, quisiera
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leer un poco, quizás algo que tú estés leyendo.

-Leo la Biblia a diario, te la recomiendo.
-La Biblia, solo creo en lo que puedo ver, di-
jo Lucas mientras miraba un estante lleno de
libros.
Helena sonrió, mientras se acercaba a él,
traía una hermosa Biblia forrada en cuero en
su mano, se la extendió a Lucas mientras le de-
cía:
-¿Eres una persona practica? ¿Crees solo en
lo que vez?, si empiezas a leer este libro, tus
ojos serán abiertos; y veras el verdadero mun-
do donde has estado todo este tiempo, y
entenderás, que lo que ahora ves, es mentira.
Lucas la miro, no quería rechazarla, Helena
le atraía fuertemente y él había muchas veces
comprometido su forma de pensar con tal de
lograr su objetivo, así que le recibió el libro
mientras la miraba.
-Lo voy a comprar por ti, porque tú me lo
recomiendas.
-Sí, que rico, pero lo lees, así podremos
conversar del libro.
-Sí, por eso lo hago.
-¿Cuándo podremos salir a tomarnos un re-
fresco y conversar del libro?
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TOCANDO SU GLORIA I
-Helena lo miro, sabia que ya no podía darle

otra excusa.
- ¿Qué te parece el viernes? Después de ce-
rrar podemos caminar un poco y conversar.
-Así quedamos, es una cita.
-No, no, no tenemos una cita, dijo Helena
mirando con sus ojos grandes y moviendo su
mano, es solo para conversar del libro, nada
más.
-Vamos Helena, por supuesto que sí, dijo
Lucas mientras se reía con picardía.
Se dirigieron al mostrador y Helena marcó
el número del libro y el precio en la registrado-
ra, mientras Lucas sacaba su billetera y sacaba
unos billetes.
-Nos vemos el viernes dijo Lucas, mientras
la miraba.
-Sí, como a las seis estoy cerrando.
-Bueno aquí estaré, chao.
Lucas salió de la libraría con una sonrisa de

satisfacción en su rostro, ya había logrado
acercarse más a Helena y notaba una mayor
familiaridad en ella, todo iba sobre ruedas, so-
lo le molesto que le tocaba esperar cuatro días
para el viernes, pero valía la pena esperar. Ca-
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mino por las calles lentamente mientras se di-

rigía al parqueadero, miro su teléfono, lo había
puesto en silencio para que no lo molestaran,
tenia quince llamadas de Ana, parece que sos-
pecha que estoy viendo a otra mujer y se
enloquece llamándome, tengo que hablar con
ella.
Llego al parqueadero y saludo con un
ademán al celador,
-¿Todo bien?
-Sí, sin novedad.
Lucas se acercó y pasó un billete por la ven-
tanilla que daba a la casita donde estaba el
celador,
-Quédate con el cambio y gracias.
-Gracias don Lucas, que tenga buen día.
-Tiro el paquete con la Biblia en el otro
asiento mientras se sentaba e introducía la lla-
ve, parece que me va a tocar leer un poco de
la Biblia, dijo en voz baja, lo que uno hace por
una mujer, bueno el premio vale la pena, y en-
cendió el auto arrancando apresuradamente.
El Teléfono sonó mientras iba manejando,
era Ana, apretó un botón en el manubrio del
auto y contesto:
-Dime,
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TOCANDO SU GLORIA I
-Las acciones van en bajada, ¿dónde estas?

-¿Cómo así que en bajada?, ¿Ha pasado al-
go?
-Nadie sabe que está pasando, he llamado a
los corredores pero solo gritan, no se les en-
tiende lo que dicen, dicen que debemos
vender, ¿Qué hago?
-Estoy a cinco minutos, yo los llamo, y corto.
Lucas empezó a buscar rápidamente en su
lista de contactos, hizo la llamada,
-Hola, se escuchó al otro lado.
-¿Qué es lo que pasa?
-Sé cayo, el índice se fue para abajo, esta a
menos de la mitad, lo llame muchas veces pe-
ro no lo localice, ¿Tenia apagado el teléfono?
-¿Cómo así a menos de la mitad? ¿Está lo-
co?, dijo gritando.
-Sí, ¡no me escucha! y sigue cayendo, ¿Qué
hago?
-Venda, venda, dijo Lucas mientras gritaba y
salía del auto que ya dejaba parqueado, corría
mientras llegaba al ascensor que lo llevaría a
su oficina.
-Perderemos mucho dinero si vendemos
ahora, pero si esperamos quizás lo perdamos
todo.
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-Que venda, no me escucha.

-Sí, y se escuchó el sonido de la conversa-
ción cortada.
-¿Qué carajos está pasando?, un momento
todo bien y al próximo todo al revés.
La puerta del ascensor se abrió y él salió an-
te la mirada aterrada de Ana,
-Lo busque, lo llame muchas veces pero no
lo pude localizar, decía mientras movía sus
manos.
-¿Qué es lo que pasa? ¿Qué dicen las noti-
cias?
-Parece que es en todo el mundo, esta por
todos los canales, algunas bolsas están cerran-
do para evitar el pánico.
EL teléfono sonó otra vez.
-Dime, ¿vendiste?
-Cerraron, no alcance, cerraron la bolsa.
-Pero están locos, no nos pueden cerrar,
¿Sabes que es lo que pasa?
-No, todos tienen teorías diferentes, pero
algo es muy extraño, el mercado chino no ha
sido afectado.
-Sigue intentando, ¿A qué precio esta ac-
tualmente?
-A 42, dijo la voz por el teléfono
15
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Qué? 42, pero es menos de la mitad,

-Sí,
-Vende si puedes, déjame solo 10% aden-
tro, en caso de que se recupere, pero no lo
creo.
-OK.
Ana contesto el teléfono y miro interrogan-

te a Lucas,
-Un momento, por favor, dijo mientras le
hacia señas con las manos a Lucas, es el Sr
Preston.
-Solo me faltaba esto, que querrá ahora el
jefe un día como hoy.
-Sr Preston, buenas tardes, dijo Lucas.
-Hola Lucas, tenemos una reunión urgente
hoy a las tres aquí, quiero que estés presente,
vente ya y corto.
Lucas miro el teléfono un poco desconcer-
tado, parece que el mundo se volvió al revés
en un momento, dijo sin pensarlo mientras mi-
raba a Ana.
-Me mantienes al tanto de lo que pasa,
¿OK?
-Si señor, dijo Ana moviendo nerviosamente
sus manos.
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-Voy a estar en la sede y salió.
El auto de Lucas avanzaba lentamente,

mientras la fila interminable de autos se ex-
tendía cada vez más,
-No sé para qué pusieron ese peaje, solo
más plata para ellos pero no ha solucionado
nada el tráfico, dijo Lucas mientras se levanta-
ba un poco en su asiento para alcanzar a ver la
fila mas adelante. Era la una de la tarde y el
acostumbrado trancón de los autos que dese-
an salir o entrar a la ciudad ya se había
formado, el teléfono suena otra vez.
-Dime, dijo Lucas rápidamente.
-Qué ya vendió, me llamó y me dijo que ya
pudo vender, hizo como le dijiste y dejo el 10
adentro.
-¿Cómo sigue?, ¿sigue bajando?
-Sí, nadie sabe cuándo va a para esto.
-Bueno, algo salvamos.
-Los bancos también tienen problemas, dijo
Ana por el teléfono.
-Sí, si esto sigue así todos vamos a tener
problemas.
-¿Cuál está subiendo?
-Casi todo está cerrado, no dejan comprar
17
TOCANDO SU GLORIA I
nada ahora.
-Bueno, esta atenta, me llamas si hay cam-
bios.
Ya eran las dos de la tarde cuando por fin

Lucas avisto la calle de entrada a la ciudad, so-
lo le tomaría 5 a 6 minutos llegar a su destino.
Era un día precioso, las calles estaban llenas de
jóvenes que celebraban el fin del año escolar,
daban color y alegría a las calles, como testi-
gos inocentes de lo que pasaba. Algunos
grupos de personas se apiñaban en los televi-
sores que podían encontrar en las vitrinas de la
ciudad, seguían con interés lo que pasaba, pe-
ro Lucas sabia que el verdadero movimiento,
estaba en algunos círculos selectos de indus-
triales y magnates, que seguramente había,
como él, perdido una buena parte de su dinero
en solo minutos.
Pensó en lo que estaba pasando, realmente
no lo afectaba mucho, se acordó de Jazmín, su
esposa y la busco en los contactos del teléfo-
no,
-Hola, dijo una voz por el teléfono.
-Hola mi amor, ¿Cómo esta todo?
-Te he dicho que no me digas mi amor, to-
18
do esta bien.
-¿Y los muchachos?
-Ya llegaron de su colegio, hoy termino Ro-
bert, espero te acuerdes.
-Sí, sí, intentaré llegar un poco temprano
para que podamos estar un rato juntos.
-Te lo digo por él.
-¿Y Melina?
-¿Quieres hablar con tu hija?
-Sí, ponla al teléfono.
-Papa, ¿Dónde estas?
-Estoy trabajando, ¿sabes que te quiero mu-
cho?
-Anoche tuve un sueño raro, ¿papa?
-Sí, cuéntame, ¿Qué soñaste?
-Soñaba que íbamos por un camino los cua-
tro. Pero tú, papá, quisiste seguir solo por el
camino y un viento fuerte empezó a soplar, y
fue llevándose primero a Robert, luego a mí y
por último, mama se tiró por una ladera y mu-
rió, ¿Por qué pasa eso, papá? Yo lloraba
mucho y le preguntaba a un Señor bueno que
estaba conmigo ¿Por qué pasaba eso?, y me
dijo, que porque tú habías decidido mal.
-Melina,
-Si papá
19
TOCANDO SU GLORIA I
-Fue solo un sueño, un mal sueño, no te

preocupes, todo va a estar bien, un besito,
hazle caso a tu mamá.
Lucas llego a un edificio de unos 10 pisos,

en todo el centro de la ciudad, la entrada era
por el parqueadero, y vio que ya habían llega-
do la mayoría de las personas consideradas
claves para el área de Suecia. Todos residían
en Estocolmo y habían sido cuidadosamente
seleccionados entre algunas empresas clave;
así como personas de contactos clave para la
organización. Algunos de ellos solo los veían
una vez al año, cuando se reunían, pero Lucas
todavía no entendía lo que hacían en la com-
pañía. Pertenecían a una de las empresas
telefónicas más grandes en el mundo; otros a
empresas relacionadas con telecomunicacio-
nes; y sabia que alguno de ellos venia de una
empresa de armamento, Tofors. Pero su expe-
riencia le indicaba, que no preguntara más de
lo que ellos querían decir; y a él, seguramente,
solo lo habían seleccionado por sus contactos
con algunos de los mayores periódicos locales.
Pero él sabia, que algunos de los presentes
tenían una buena cantidad de acciones en es-
20
tos periódicos, así que no entendía porque es-

taba ahí.
Parqueo el auto; antes de salir, miro por un
momento la Biblia que aun estaba en el otro
asiento, en el paquete que Helena le había da-
do, y mientras toco el paquete dijo en voz
baja,
-Espero poder verte el viernes, espero que
sí.
-El teléfono sonó otra vez, era Ana.
-Dime.
-Sigue bajando, ¿Quieres dejar el 10 aden-
tro?
-Si déjalo, y de ahora en adelante me envías
mensajes de texto, hasta que la reunión termi-
ne. ¿OK?
-Sí, chao y buena suerte.
La puerta del ascensor se abrió y Lucas salió,

vio un gran movimiento de personas, todas
parecían muy ocupadas, llevaban documentos
y contestaban constantemente el teléfono, una
mujer alta, vestida como una ejecutiva de re-
vista salió a recibirle.
-Buenas tardes Lucas.
-Buenas tardes, ya llegaron todos.
21
TOCANDO SU GLORIA I
-No aun faltan algunos, el Señor Preston lo

espera en su despacho.
-Gracias.
-¿Quiere que le lleve algo?
-Tráeme un café, por favor, más bien fuerte,
parece que lo voy a necesitar.
Lucas camino por el corredor, hacia la ofici-

na que quedaba en el extremo, las puertas de
la oficina se abrieron y un hombre apareció y
empezó a hacerle señales con la mano para
que entrara.
-Hola, vamos, te estaba esperando.
-Buenas tardes Álvaro.
Álvaro era un hombre alto, rubio, de contex-
tura delgada, de unos 53 años, vestido con
traje impecable. Lucas lo miro y recordó que
Álvaro era sueco, de madre sueca pero de pa-
dre colombiano, de ahí su apellido, Preston.
Lucas era colombiano, y de alguna forma sent-
ía que existía una unión especial entre ellos,
como si la cultura tuviera unos tentáculos invi-
sibles que se alargaban, en cuanto dos seres se
encontraban y eran de la misma descendencia
o cultura.
-¿Qué sabes de lo que está pasando? Dijo
22
Álvaro de repente.
-Solo que he perdido un montón de dinero,
me toco vender a menos de la mitad.
-¿Ya vendiste?
-Sí, ¿Por qué?
-Debiste esperar.
-Y me lo dices ahora, ¿Por qué no me lla-
maste?
-Todo lo que vas a escuchar aquí, y desde
este momento, es secreto, no lo puedes contar
ni a tu mujer, ni a tu Ana.
-Lucas lo miro con algo de rabia en la mira-
da.
-¿Qué es lo que no sé?, ¿Qué es lo que pa-
sa?
-¿Dejaste algo adentro?
-Solo el diez.
-Bueno, con eso te puedes hacer rico, no lo
vayas a sacar.
-Pero, ¿me puedes decir que pasa?
-Te puedo decir que todo está controlado,
no te dejes engañar por el pánico allá afuera,
eso es todo.
Lucas sabia que Álvaro no bromeaba en los
negocios, y que lo que decía debía tener un
buen fundamento.
23
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Puedo hacer una llamada?

-NO, nada de invertir ahora, podría desper-
tar sospechas, no te preocupes, vas a
recuperarlo todo y a multiplicarlo por cien.
-Ahora si me estoy preocupando.
-Vamos a estar en la reunión, tú te callas y
no dices nada, así te lo pregunten directamen-
te, solo me respondes a mí, ¿Está claro?
Lucas lo miro extrañado, no tenia idea de lo
que pasaba, pero solo le quedaba confiar, su
teléfono vibró y metió la mano a su bolsillo, lo
saco y vio que Ana le había enviado un mensa-
je:
-Sigue bajando.
-No se te vaya ocurrir escribir un mensaje,
dijo Álvaro en voz alta, si no haces lo que te
digo perderás todo hoy mismo.
-No, esta bien, solo leía lo que Ana me en-
vió.
-Mejor apágalo por un rato, luego vas a en-
tender, y se quedo mirándolo fijamente con
sus ojos bien abiertos.
-Esta bien, ya perdí más de la mitad de mis
bienes hoy, así que no tengo mucho que decir,
y apago el teléfono.
24
La muchacha que lo había encontrado en el

ascensor entró, traía una bandeja con un café y
un vaso con agua, los puso sobre la mesa, y
mirando a Álvaro dijo:
-Solo falta Mr. E. ya viene en camino.
-Bueno, me avisa cuando entre.
-Si señor, y salió de la oficina.
-Toma el café y prepárate a hacer el nego-
cio de tu vida, recuerda que yo te ayudo a
esto.
-Lucas asintió con su cabeza, mientras to-
maba su café, sabia que algo sabia Álvaro que
él no sabia y su experiencia con él lo llevaba a
confiar.
-Vamos, dijo Álvaro abotonándose el saco,
mientras miraba y señalaba la luz que titilaba
en su teléfono de mesa, ya llego.
Los dos hombres avanzaron hasta la sala de
conferencias, era un lugar amplio, de puertas
altas y grandes, con grandes ventanales hacia
la calle, la mesa grande y bien cuidada daba un
toque de elegancia al sitio. Ya todos se habían
acomodado en sus sitios, mientras un grupo
de jóvenes hombres y mujeres les servían re-
frescos y café a todos los asistentes. Un
hombre alto de pelo blanco, corpulento, de
25
TOCANDO SU GLORIA I
unos 60 años tomo asiento en el cabezal de la

mesa, mientras Álvaro y Lucas se sentaron al
otro extremo de la mesa.
Los jóvenes salieron y las puertas se cerra-
ron.
-Buenas tardes señores.
-Buenas tardes Mr. E., dijeron todos en for-
ma casi automática.
-Estamos en una crisis, las acciones han caí-
do casi un 65% y quiero escuchar ideas de lo
que debemos hacer.
-Esto es mi bancarrota, dijo un hombre obe-
so, mientras sacudía la ceniza de su cigarrillo,
porque nadie lo vio venir.
-Ha cogido de sorpresa a todo el mundo,
dijo otro, yo vine a ver si ustedes sabían algo
nuevo.
Todos empezaron a hablar unos con otros,
algunos empezaron a levantar la voz.
-Por favor, señores, calma, ¿Qué opinas tu
Álvaro?
-Si esto sigue así, creo que lo vamos a per-
der todo, seguramente ya hay algunos
rondando, para ver que puedan sacar de noso-
tros.
-El hombre obeso se paró de repente, ¿Pero
26
yo creí que ustedes sabían algo? Mientras es-

toy aquí pierdo lo poco que me queda, yo me
voy y que tengan buena vida, dirigiéndose a la
puerta.
Otros cuatro se levantaron y sin decir una
palabra, abandonaron también el cuarto. Solo
quedaron seis hombres y Lucas en el cuarto.
-Y tu Lucas, dijo Mr. E., seguramente ya per-
diste más de la mitad de lo tuyo, ¿Te vas a
quedar aquí y perderlo todo?
Lucas se acordó de lo que le dijo Álvaro, " tú
te callas y no dices nada, así te lo pregunten
directamente, solo me respondes a mí" y se
quedo mirando a Mr. E. sin decir una palabra.
-Qué te pasa, también perdiste tu lengua,
dijo el hombre mientras sonreía irónicamente.
-Lucas es mi mano derecha, dijo Álvaro de
repente.
-¿Qué le has contado?, dijo Mr. E. parándo-
se rápidamente de su silla y apoyándose en la
mesa con las dos manos.
-Nada, solo le di ordenes de callar y solo
responderme a mí.
-¿Confías en él?
-Sí, por eso lo hice.
-Él es tu responsabilidad, dijo Mr. E. mien-
27
TOCANDO SU GLORIA I
tras lo señalaba.
Los otros hombres miraban a Lucas inten-
samente, luego miraron a Mr. E. y dijeron casi
al unísono, sea, es responsabilidad de Álvaro.
Lucas miraba sin entender nada de lo que
pasaba, intentaba parecer tranquilo, pero de-
ntro de él había un montón de preguntas y
una gran confusión. Tomaba su café intentan-
do mirar tranquilamente a todos, todos los
que se habían quedado eran personas de las
grandes multinacionales, personas que él no
sabia exactamente que hacían, o porque esta-
ban en el grupo, pero algo lo llevaba a callar y
mirar solamente.
Todos se miraron entre sí, uno de ellos se
paró y cerro las puertas con llave, cerro las
persianas, y todos dieron un soplo de alivio,
era como si de repente hubieran dejado una
gran presión, todos se relajaron,
-Parece que todo va bien, dijo uno de los
hombres.
-Si el pánico es completo, nadie sabe nada.
-¿Y como va lo otro en Irán?, dijo Mr. E.
-Todo está como lo planeamos, ya tenemos
equipos allá.
-¿Sabes lo que hacemos nosotros?, dijo Mr.
28
E. dirigiéndose a Lucas.
-Lucas lo miro sin responder.
-Ahora ya puedes hablar, dijo Álvaro,
respóndele a Mr. E.
-Antes pensaba que llevábamos una com-
pañía adelante, ¡ahora, no lo sé!, dijo Lucas
mirando a Mr. E.
-Nosotros decimos lo que va a pasar maña-
na, dijo el hombre mirando orgulloso a Lucas.
-Los profetas del siglo 21 dijo otro riendo
fuertemente.
-Lucas se reía mientras mostraba que todav-
ía no entendía.
-¿Quieres ser rico, Lucas, muy rico?
-Si no vendría mal.
-Me gusta el estilo de Lucas, donde lo en-
contraste.
-Nos conocemos hace mucho tiempo, des-
de el colegio.
-Míralos, dijo mientras abría una persiana y
señalaba a las calles de Estocolmo, son siervos
fieles, trabajan para nosotros, y nosotros cui-
damos de ellos, tú ahora estas con nosotros,
toda esta gente estará trabajando para ti pron-
to.
Álvaro puso una mano en su hombro y le
29
TOCANDO SU GLORIA I
dijo:
-Ya vas a entender, no te preocupes, por
ahora debes hacer todo lo que te digamos,
vendió casi todas sus acciones hoy, dejo solo
unas pocas adentro, dijo mirando a Mr. E.
-¡Te entro pánico!, ese es nuestro negocio,
pero no te preocupes ya vas a recuperarlo to-
do, sabe que no debe hablar con nadie de
esto, dijo mirando a Álvaro.
-Si no te preocupes, ya lo viste, si le digo
que a nadie es a nadie.
Lucas se dirigió hacia la mesa, quería servir-
se un vaso con agua, pero quedo quieto como
una estatua, al ver que toda la habitación
cambió de apariencia. Todo quedó más oscu-
ro, y volteo a mirar y vio unos seres alados
oscuros, estaban en las espaldas de cada uno
de los presentes; miro a Álvaro y vio como te-
nia un ser grande que incrustaba sus uñas por
sus sienes; volteo a mirar para intentar ver sus
espaldas pero no pudo ver nada; el ser que es-
taba en las espaldas de Mr. E. lo miro y le dijo,
ahora eres de nosotros. Toda la visión desapa-
reció y se encontró de nuevo en la habitación,
miro a todos y vio como seguían conversando
entre ellos sin notar su desconcierto.
30
-¿Todo bien?, le dijo Álvaro.

-No sé, creo que sí, solo un poco descon-
certado.
-Todo sé ira aclarando poco a poco.
-Si tus amigos de los periódicos quieren sa-
ber de nosotros, debes decirles que estamos al
borde de la desesperación, que no sabemos
que hacer, dijo Mr. E. mirando a Lucas.
-Esta bien, dijo tranquilamente Lucas.
Todos se sentaron otra vez.
-El mercado alcanzara el tope, en unas 48
horas, dijo Mr. E. mirándolos a todos, entonces
estas empresas empezaran a subir, háganlo
todo a través de mi corredor, así no dejamos
rastro; y paso un papel en el que estaban escri-
tas el nombre de tres empresas, todas
reconocidas por su venta de armas. Nos re-
unimos en una semana más, encárgate de
sacar a los que se fueron, mirando a Álvaro.
-Hecho.
-Y guía a tu muchacho en lo que debe
hacer.
-Yo me encargo, dijo Álvaro.
-Todos se pararon y sin decir palabra, salie-
ron de la sala y se dirigieron al ascensor.
Álvaro y Lucas quedaron solos en la sala.
31
TOCANDO SU GLORIA I
-Ya sabes, le dijo Álvaro, debes invertir lo

que tienes en las empresas que viste; este es el
número del corredor, cuando lo llames te pre-
guntara el origen, tú le dirás que es de los
profetas, eso es todo, la cantidad y la empresa.
Ven conmigo, le dijo mientras avanzaba por el
corredor de las oficinas, llego a su oficina,
abrió uno de los cajones de su escritorio y saco
un teléfono.
-Ten, le dijo, todo lo que hables con el co-
rredor o conmigo, lo harás a través de este
teléfono, no lo olvides es muy importante,
ahora perteneces a un grupo selecto y tienes
que tener extra precaución, ahora eres de no-
sotros, le dijo Álvaro.
Lucas recordó al momento la visión que

había tenido, eso era lo que le había dicho el
ser que él había visto en Mr. E., no había que-
rido decir nada, era la primera vez en su vida
que esto le pasaba y seguramente era la pre-
sión por lo que había pasado, además, no
había podido almorzar bien, sí, seguro eso era.
-Ya puedes prender el teléfono, recuerda no
hagas nada apresurado, nos vemos, yo te lla-
mo y salió de la oficina rápidamente.
32
Lucas miro el teléfono, tenia 10 mensajes, 9

de Ana y uno de Melina, empezó a revisar los
mensajes todos decían más o menos lo mismo,
"sigue bajando", miro el mensaje de su hija,
"papa, recuerda que te quiero mucho" decía el
mensaje. Empezó a caminar por el corredor,
pensaba en todo lo que había pasado en tan
solo unos minutos. Recordó la visión que tuvo,
algo estaba muy mal, el nunca había pasado
por algo parecido, seguramente se estaba en-
fermando por la tensión; recordó a los
hombres que en la sala, si no lo hubiera visto
con sus propios ojos y oído con sus oídos, no
lo hubiera creído. Se imaginó que era un gru-
po a muy alto nivel que influían sobre el
mercado para hacerse ricos, él sabia que estos
grupos existían, pero ahora estaba en medio
de uno de ellos sin siquiera haberlo pensado;
era como si hubiera sido arrastrado por la co-
rriente y ahora era solo llevado sin el poder
hacer nada para evitarlo.
-Creo que la suerte me sonríe esta vez, dijo
en voz baja, aunque perdí casi el 60% de mis
inversiones, creo que la suerte me sonríe, esta
gente sabe lo que hace, saco su teléfono y
llamo a Ana.
33
TOCANDO SU GLORIA I
-Ana, todo está bien, no te preocupes, ve a

tu casa y descansa, mañana nos vemos tem-
prano.
A Lucas le gustaba esta fecha del año, el día
era largo y la noche corta; en Colombia el día
tenia doce horas y la noche doce horas, esa
era una de las cosas que más le había llamado
la atención cuando llego a Suecia. Solo eran
las cuatro de la tarde, alcanzaría a pasar el
trancón en el centro si tenía suerte.
Parqueo en su garaje, Lucas tenía una her-

mosa villa en el sur de la ciudad, con doble
garaje, un terreno grande y muy bien cuidado.
La casa era blanca con decoraciones amarillas
y techo rojo, de dos pisos, tenia un manzanal
en el extremo del terreno y arbustos muy bien
cuidados que señalaban el fin del terreno, un
área circular en el terreno estaba cultivada con
flores de diferentes colores. La entrada era
sencilla pero elegante, dos pequeños escalo-
nes daban acceso a la puerta y a la casa por la
entrada principal. Lucas había entrado por el
garaje, donde había un recibidor pequeño, la
alfombra se extendía desde unos metros a la
entrada del garaje y cubría toda la casa. Lucas
34
entro y se sacó los zapatos, llevaba el paquete

con la Biblia en la mano.
-Hola, Ya llegue, dijo mientras miraba a la
cocina.
-Jazmín salió y se quedó parada en la en-
trada de la cocina, era una mujer hermosa, de
pelo al hombro, negro, ojos grandes y pesta-
ñas largas, labios delgados y bien formados, su
rostro era fino y delicado, de contextura del-
gada, tenía amarrado a su cintura un delantal,
que resaltaba su figura.
-Hola mi amor, dijo Lucas.
-No vamos a empezar, dijo Jazmín, Hola,
mientras se volteaba y seguía en su quehacer.
-Hoy fue un día diferente de todos.
-Sí, eso vi por televisión, ¿estamos arruina-
dos? Dijo mirando fijamente a Lucas.
-No, no te preocupes, creo que por cosas
del destino vamos a estar mejor, mucho mejor.
-¿Cosas del destino?, ¿Qué quieres decir?
-Nada especial, solo que no te preocupes,
todo está bien, dijo mientras ponía el paquete
en la mesa de centro de la sala.
-¿Y que traes ahí?
-Es una Biblia, dijo sin pensarlo mucho.
-¿Una que?, dijo Jazmín mirándolo fijamente
35
TOCANDO SU GLORIA I
con una cuchara de palo casi en su boca.

-Ah, ¡una Biblia!, creo que voy a leer un po-
co.
-Ahora si lo he visto todo, dijo ella mirándo-
lo irónicamente, tú, ¡leyendo la Biblia!, ¿así de
mal están las cosas?
-Lucas rió ampliamente, no, no es eso, solo
me ha entrado la curiosidad.
-¿Te ha entrado la curiosidad?, lo único que
te llama la curiosidad son las faldas y la plata,
tiene que ser una de las dos.
-No vamos a empezar, dijo Lucas alzando
un poco la voz y empezando a subir las escale-
ras hacia su cuarto.
Melina bajo corriendo las escaleras y se tiró
al cuello de su papa:
-Hola papá, ¿recibiste el mensaje?
-Si mi amor, gracias, yo también te quiero
mucho, y la llevo subiendo por las escaleras
mientras jugaba con ella.
-¿Dónde está tu hermano?
-Llego y se fue, debe de estar con sus no-
vias.
-Lucas la miro cerrando un poco sus ojos y
dijo, y tú, ¿las conoces? Le dijo mientras le
hacia cosquillas en su costado.
36
-No, papa, para, decía la niña mientras se

retorcía de risa, las he visto de lejos.
-No debes expiar a tu hermano, OK.
-No los expió, él las ha traído acá.
-¿Acá?
-Si papa, tú pasas mucho tiempo afuera y
no te das cuenta, y mi mama llora en ocasio-
nes, no le vayas a decir que te conté o se enoja
conmigo, ¿OK?
-Sí, mi niña, no te preocupes.
-Y que es esto, dijo la niña mientras sacaba
el libro del paquete.
La niña saltó hacia atrás, dando un grito
fuerte y quedo pálida como el papel, miraba la
Biblia que ahora estaba sobre la cama.
-¿Qué paso? Le dijo Lucas mientras la alza-
ba.
-Jazmín subió rápido las escaleras y entro
mirando seriamente a Lucas, ¿Qué le hiciste a
la niña? Mientras se la quitaba de sus brazos.
-No sé que paso, miro La Biblia y grito.
-¿Qué paso Melina? Le pregunto Jazmín.
Ese libro, lo vi anoche en mi sueño, yo te lo
conté mama, estaba en el sitio donde papa si-
guió solo el camino y antes que el viento se
empezara a llevar a todos nosotros.
37
TOCANDO SU GLORIA I
-Eso fue solo un sueño Melina, le dijo

Jazmín mientras la ponía en el suelo.
-Sí pero era el mismo libro, decía así, La Bi-
blia.
-No sé, creo que no vas a poder ver más te-
levisión después de las nueve.
-¿Qué es ese libro?, pregunto la niña miran-
do a su papa.
-Es un libro muy antiguo, que antiguamente
se creía que Dios lo había escrito, pero ahora
sabemos que todo era mentira, la ciencia nos
ha enseñado lo que es la verdad.
-Y ¿para que lo lees si es mentira?, pregunto
la niña.
-Jazmín lo miro con sarcasmo mientras ba-
jaba las escaleras.
-Espérame abajo, que vamos a comer, ya
bajo, voy a cambiarme.
La Biblia había quedado abierta en la cama,
Lucas se acercó para dejarla en su mesa de no-
che y leyó las primeras palabras de la pagina:
"Hay camino que al hombre le parece dere-

cho, Pero al final, es camino de muerte."
-Camino que parece derecho, pensó Lucas,
si esos pobres de afuera no saben para quien
38
trabajan, que nombre tan peculiar que eligie-

ron los empresarios estos, los profetas, ¿serán
una secta?, bueno si me hacen rico no tengo
problema.
Los minutos pasaban, Lucas había estado en

silencio en la comida, había cosas inusuales
que habían ocurrido que el no podía explicar, y
si les contara lo que vio seguramente lo man-
darían para el psiquiatra. El teléfono que
llevaba aun en el saco sonó, indicando que un
mensaje de texto había llegado, Lucas se
acordó que debía ser usado únicamente para
comunicarse con Álvaro, se paró y lo saco del
saco, y miro el mensaje:
-Hora de invertir, invierte todo en la Tofors.
-Lucas pensó por un momento, era un ries-
go grande, era todo lo que tenia, aparte del
10% que había dejado que ahora valía muy
poco, pero ya no era hora de echarse para
atrás.
Lucas llamo al número del corredor que
Álvaro le dio,
-Hola, se oyó al otro lado del teléfono, de-
me su origen.
-Los profetas, dijo Lucas sin más.
39
TOCANDO SU GLORIA I
-Dígame su inversión y la cantidad, la voz

empezó a preguntarle los datos para hacer la
inversión, mientras Lucas acostumbrado ya a
esto, lo hacia con destreza.
-¿Esta listó?, pregunto Lucas.
-Si todo está invertido y colgó.
Ahora estaba en algo completamente nue-
vo, algo desconocido, pero confiaba en que
todo iba a salir bien. Se acordó del sueño de
su hija, un camino en donde él seguía solo, en
eso era acertado el sueño, pero eso es solo
tonterías, se dijo, mientras guardaba el teléfo-
no.
-¿Adónde vas Lucas?, escucho que le decían
al oído.
Y se volteó rápidamente para ver quien
hablaba con él, no había nadie en la sala, pero
que estaba pasando, podría jurar que había
escuchado una voz.
-¿Qué te pasa?, dijo Jazmín mientras entra-
ba a la sala, estás pálido.
-No, nada, creo que me cayó mal la comida
dijo mientras se sentaba otra vez.
-¿Quieres una sal de frutas?, le dijo Jazmín
dirigiéndose a la cocina.
-Sí, gracias.
40
-Y tú, ¿Has tenido sueños como los de Me-

lina?
-Cuando puedo dormir, duermo tan cansa-
da que no sueño nada, ¿Por qué?
-No, nada en especial.
-¿Ya se acostó la niña?
-Si está esperándote para que le des el be-
so, dijo Jazmín.
-¿Dónde esta mi princesa?, decía Lucas
mientras subía las escaleras.
-Y llego y la encontró tapada con las cobijas
mientras se escuchaba la risa de ella.
-Aquí esta mi princesa, dijo mientras la to-
maba con su mano, ella soltó un grito de
alegría.
-Hasta mañana mi niña, y le dio un beso en
su mejilla.
-Hasta mañana, papa, dijo la niña mirándolo
tiernamente, no quiero soñar otra vez ese sue-
ño.
-No te preocupes, acuérdate cuando estu-
vimos de vacaciones en Barcelona, ¿te
acuerdas?, ¿te acuerdas del tobogán?
-Sí, si me acuerdo.
-Piensa en eso, y vas a soñar que estas allá.
-Bueno, hasta mañana.
41
TOCANDO SU GLORIA I
Lucas salió dejando la puerta entre abierta

para que un rayo de luz entrara al cuarto, y ba-
jo las escaleras sentándose en su sillón
preferido mientras encendía un cigarrillo.
-Abre la ventana, le dijo Jazmín, o todo va a
quedar oliendo.
-¿Qué opinas del sueño de Melina?, dijo mi-
rando a Jazmín.
-Creo que no hay que dejarla ver tanta tele-
visión.
Robert entro en ese momento,
-Hola familia, se quitó sus zapatos sin aga-
charse y tiro su chaqueta a un asiento de la
sala, ¡huy!, que rico huele, estoy hambriento.
-Cuénteme una nueva, dijo Jazmín, mientras
se paraba y se dirigía a la cocina.
-Felicitaciones, dijo Lucas mirándolo.
-No más libros por un tiempo, quiero des-
cansar.
-Espero que ya estés inscrito en la Universi-
dad.
-Otro día hablamos de eso, hoy solo quiero
olvidarme de eso, y bebía rápidamente un va-
so de leche que se había servido.
-Voy a salir mas tarde, vamos a celebrar con
42
los amigos, necesito dinero.

-Lucas saco de su billetera unos billetes y
los puso sobre la mesa, no llegues muy tarde y
llamas para decir donde estas, ¿OK?, dijo man-
teniendo su mano sobre los billetes y mirando
a Robert.
-OK, OK, solo voy a celebrar, y extendió su
mano cogiendo los billetes de la mesa.
Robert empezó a comer ruidosamente, No
te vayas a atorar, le dijo Jazmín mientras se re-
ía mirando como su hijo comía.
Voy a recostarme, dijo Lucas subiendo las
escaleras.
-¿Y no vas a trabajar hoy?, dijo Jazmín
mirándolo mientras subía.
-No, hoy no, no se puede hacer mucho en
todo caso.
-Que el mundo se va a acabar, decían algu-
nos amigos en el colegio.
-No hagas caso de esos cuentos, dijo Lucas
desde la parte de arriba entrando a su cuarto.
-¿Qué se va a acabar?, le dijo Jazmín son-
riendo un poco.
-Sí, que las bolsas del mundo colapsaron y
que pronto todo será solo una sombra de lo
que ahora es, eso decía uno que le gusta mirar
43
TOCANDO SU GLORIA I
lo que pasa en la bolsa.

-En eso debes escuchar a tu papá, él sabe lo
que dice en eso, así que no les hagas caso.
-Sí, supongo, dijo mientras subía la escalera
de dos saltos.
-Voy a cambiarme para salir.
Jazmín se quedó otra vez sola, esa acos-
tumbrada soledad que ya le era tan familiar en
los últimos años, ese vacío, esa sensación de
estar en el sitio incorrecto la invadía. Sabia que
su esposo le era infiel, pero él lo negaba siem-
pre que ella tocaba el tema; sospechaba de
Ana, la secretaria, pero ella siempre guardaba
una fachada de secretaria modelo, sin darle
espacio para que ella pudiera preguntarle di-
rectamente. Solo tenían relaciones intimas con
Lucas una o dos veces al mes, y eso a causa de
su insistencia; ella no sabia que hacer, había
pensado en la separación, pero pensaba en
Melina y Robert, no tenia un trabajo, le daba
miedo, no sabia si saldría adelante. Busco una
botella de whisky del bar y se sirvió un trago
doble, hecho dos trozos de hielo y se tiró en el
sillón mirando fijamente a la ventana, sin pen-
sar nada en especial, solo ese vacío, esa
soledad.
44
-Un día más, pensó, todo igual, nada cam-

bia.
Robert bajo de un salto las escaleras y miro
a su mamá mientras le preguntaba, ¿Cómo es-
toy?
-Estás guapo, hijo, seguro que las tienes lo-
quitas.
-Eso esperó, yo te llamo mama, chao.
Lucas se recostó por un momento, pensan-

do en lo que había pasado en el día, sonrió
mientras meditaba, todo va a salir bien, dijo sin
pensarlo. Sus ojos se estaban cerrando, la luz
del día aun entraba por la ventana, eran las
ocho, debería estar oscuro, pero a esta época
del año, todavía hay luz en Estocolmo. Sus ojos
entrecerrados, veían como la luz daba en el
espejo y se reflejaba en diferentes colores.
-¡Levántate!, escucho una voz masculina.
Lucas quedo sentado al momento, y vio a
un ser brillante que le tenia la mano en su
hombro y lo miraba serenamente con toda
atención. ¿Qué?, ¿Quién es usted? Dijo mien-
tras saltaba fuera de la cama.
-Yo soy un mensajero enviado a mostrarte
lo que pasa en el presente.
45
TOCANDO SU GLORIA I
Un hombre vestido con pantalón blanco y

camisa blanca estaba delante de él, sus ojos
parecían brillar, y cabeza expedía un brillo a su
alrededor, sus manos y sus pies parecían res-
plandecer.
-¿Quién te envía? Yo no quiero ir, ¿Qué es
esto?
Lucas miro de nuevo a la cama y se vio
acostado sobre ella, su corazón pálpito fuer-
temente, miraba al mensajero y se miraba a él
mismo sobre la cama sin poder entender lo
que pasaba, ¿es esto un sueño?
-Vamos, le dijo el mensajero, es necesario
que veas lo que estás haciendo, y extendió su
mano tomándolo del brazo.
Lucas intento retroceder, pero sintió como
el mensajero puso su mano sobre él y al mis-
mo momento toda la escena cambió. Lucas
estaba en medio de una gran vegetación, es-
taba lloviendo, pero las gotas de agua no lo
mojaban, pasaban a través de él sin tocarlo.
Era como un campamento en medio de una
espesa vegetación. Vio un hombre y una mujer
que se escampaban bajo unas ramas que
además tapaban una cocina muy pequeña, sa-
bia que era una cocina porque vio unas ollas y
46
estaban al fuego, las ramas disimulaban muy

bien el lugar, seguramente si alguien quisiera
ver esto desde lo alto, no lo notara, pensó Lu-
cas. Escucho como la mujer le pregunto al
hombre:
-¿Cuándo llega la mercancía?
-Ya viene en camino, Chávez nos ayudó a
pasarla, ya debe llegar pronto.
-¿Esta lista la caleta?, si ya debe estar lista,
voy a ver.
La mujer se dirigió a una enorme roca y qui-
to unos troncos que cubrían una entrada en las
rocas, se metió arrastrando hasta que llego a
un túnel amplio iluminado con antorchas en
las paredes. Se paró y empezó a caminar por el
túnel, hasta llegar a una apertura en la cueva;
dos niños y tres niñas de diez a trece años tra-
bajaban con palas, excavando un hueco de
gran tamaño, sacaban la tierra y la arrojaban
por un hueco por el que corría agua. Los niños
miraron hacia la mujer que los miraba con
odio en su mirada.
-¿Ya acabaron?, o ¿quieren quedar castiga-
dos toda la noche?
-Ya estamos acabando contesto uno de los
niños.
47
TOCANDO SU GLORIA I
-Apresúrense, ya viene la mercancía, y tú,

dijo mirando una de las niñas, de unos 11
años, te bañas y te arreglas, esta noche te toca
estar con el capitán.
-Si señora dijo la niña, mirando hacia el sue-
lo.
La mujer se fue dejando los niños que la mi-
raban como se alejaba,
-Esta hija de perra, ojalá algún día la pueda
matar, dijo uno de los niños.
-Cuando nos fueron a buscar a la finca nos
pintaron todo muy bonito, ¡vengan que la
guerrilla es la solución! la solución para quien,
para que ellos consigan mozas.
Lucas vio como entro un grupo de hombres
y mujeres todos vestidos de camuflado, traían
cajas, maletas, bolsas, todos venían cargados,
el hombre que había visto en la cocina se
acercó y les dijo.
-¿Todo bien?
-Sin novedad, todo llegó.
-¿Qué dijo Chávez?
-No, a él le interesa que sigamos cogiendo
fuerza, las traen de Suecia.
-Lucas pudo ver como una de las cajas es-
taba marcada, se acercó y vio el nombre en la
48
caja, "Tofors, Sweden". Las cajas fueron lleva-

das al sitio en la roca; y mientras un hombre
con un computador portátil miraba y contaba
cada caja y cada bolsa, eran empujadas por la
entrada de la cueva y los niños las llevaban
hasta el hueco que habían cavado en la tierra.
Poco a poco fueron pasando todas las cajas, al
final la mujer se metió también a la cueva y fue
hasta el hueco ahora lleno de las cajas y bol-
sas, ¡tápenlo, déjenlo bien tapado que no se
note!, dijo, y tú, dijo mirando la niña, vienes
conmigo.
Lucas pensó que la niña le recordaba a su

propia hija, no entendía lo que estaba pasan-
do, él podía verlo todo, escucharlo todo, pero
nadie podía verlo a él. Se vio de nuevo en la
parte de afuera y escucho cuando la mujer dio
instrucciones a la niña, la niña llegó arreglada y
pintada como una mujer, la mujer la miro y le
dijo, OK, ahora vas a ser obediente, ¿OK?
-Si señora dijo la niña.
-El hombre de la cocina se acercó y miro la
niña, ¿Tú eres Melina? Le pregunto mientras le
acariciaba el pelo.
-Si señor.
49
TOCANDO SU GLORIA I
-Bueno, esta noche tienes el honor de ser

mi mujer, le dijo el hombre mientras le mos-
traba una carpa cubierta con ramas y entre dos
árboles, espérame en mi carpa, le dijo mientras
la empujaba suavemente.
Lucas miro desesperado al mensajero que
también miraba sin inmutarse.
-No va a hacer nada, mire lo que hacen con
estos niños, ¡no ve!
-Ellos no lo hacen solos, le dijo el mensajero
mirándolo tranquilamente.
Lucas recordó el sello que había visto en
una de las cajas, y se sintió muy mal, ¿Quiere
que no invierta más plata en esa compañía,
Tofors? ¿Eso es?, si yo no lo hago otro lo hará.
-Cada uno es responsable de sus obras, le
dijo el mensajero mientras le tocaba el brazo
de nuevo.
50
2
MI ENEMIGO
“¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,

Con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta
cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?”
Lucas se encontró en alguna otra parte, veía

como una nube de polvo se levantaba por to-
das partes, la gente iba de aquí para allá, las
mujeres iban con vestidos de colores, trajes
viejos y remendados, algunas llevaban algo
amarrado en la cabeza y llevaban ollas grandes
sobre su cabeza. Todos los que Lucas podía
ver eran de tez oscura, y su ropa en la mayoría
era de colores claros, los perros se confundían
con los niños que estaban sentados por todas
partes, notó que algo no estaba bien en estos
niños, la mayoría lloraba, su cuerpo era muy
51
TOCANDO SU GLORIA I
delgado, y esto, hacia qué sus cabezas se vie-

ran de gran tamaño. La mayoría de estos niños
solo iban vestidos con una camisa de talla ma-
yor a la de ellos. Las moscas y los insectos,
rodeaban las heridas que estos niños tenían en
sus cuerpos, su mirada impresionó a Lucas, era
una mirada como cubierta por una tela invisi-
ble en sus ojos, sus ojos miraban, pero como al
vacío, en una constante expresión de dolor y
llanto.
Una mujer venia caminando con una niña co-
gida de su mano, la niña tendría unos 7 años,
se acercaron a un hombre que las miraba
mientras se reía.
-¿Qué quieres mujer?, habla rápido dijo el
hombre,
-Necesito alimentos para mis hijos.
-Aquí no se regala nada, que tienes para ven-
der.
-Tengo mi hija, la puedes tener por un rato.
El hombre la miró morbosamente, mientras
mostraba su dentadura mal cuidada y sucia, en
su mano llevaba un tabaco de olor fuerte que
hizo estornudar a la niña. Era un hombre alto,
corpulento, de unos 40 años, llevaba un arma
en el cinto, y sus manos eran enormes, toco el
52
MI ENEMIGO
rostro de la niña con una de sus manos y le

pregunto:
-¿Cómo te llamas?
-Rosa, dijo la niña tímidamente.
-Vienes mañana por ella, dijo el hombre mi-
rando amenazante a la mujer.
-No, solo por un rato dijo la mujer llorando.
-Entonces lárgate, no hay nada para ti.
La mujer quedó llorando, se sentó en una caja
que encontró mientras miraba su hija que se
acercaba a consolarla y la abrazaba, le decía al
oído:
-Mamita, no te preocupes, mañana vienes por
mí.
La mujer la miro desconsolada, Lucas lloraba
sin emitir sonido alguno, miro al mensajero
que ahora lo miraba a él, y le dijo:
-Yo no he hecho nada en esto, ¿Por qué pasa
esto? ¿Por qué me lo muestras a mí?
La mujer se levantó de la caja, entonces Lucas
pudo ver que la caja tenía una marca, "Tofors,
Sweden", Lucas se quedo mirando la marca
con su boca abierta.
-Pero que yo sepa, nunca se le ha vendido a
estos países, el mensajero lo miro sin decir pa-
labra.
53
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Qué va a pasar con la niña?, ayúdala, déjame

ayudarla, grito Lucas desesperado.
-Alza tus ojos Lucas, mira a tu alrededor, dijo el
mensajero.
Entonces Lucas miro, y había cientos de niños
en el lugar, todos estaban sufriendo el mismo
trato e iban a pasar por el mismo trato.
-El mensajero lo miro seriamente y le dijo:
¿Qué estás dispuesto a hacer por ellos?
Lucas sentía la desesperanza en su corazón,
nunca había pensado siquiera en esto, y ahora
era como si lo estuviera viendo con sus ojos,
estaba sucediendo y no podía hacer nada por
remediarlo, y él era parte de esto, él estaba
ayudando los hombres y las empresas que
proporcionaban esta situación.
El mensajero tocó su brazo otra vez y Lucas
apareció en un salón muy lujoso, todas las per-
sonas estaban vestidas como para una fiesta,
los hombres llevaban esmoquin, y las mujeres
vestidos largos y hermosos. Lucas sintió des-
cansar, este era el mundo al que él estaba
acostumbrado, este era su mundo. Tres hom-
bres subían las escaleras, dirigiéndose a una
puerta grande, doble, la puerta se abrió y en-
traron en una oficina grande, con chimenea en
54
MI ENEMIGO
uno de sus lados, un escritorio reluciente, pa-

recía nunca haber sido usado, todo estaba en
estricto orden, la luz de la chimenea iluminaba
la pieza, dándole un ambiente acogedor y
agradable.
-Aquí podemos hablar, dijo uno de ellos, mien-
tras se sentaban en unos sillones de cuero
negro.
Lucas reconoció a uno de ellos, era Mr. E., el
mismo hombre que él había visto en la sede
principal.
-Parece que todo está funcionando, dijo uno
de ellos.
-Sí, nadie sabe que ha pasado, algunos empie-
zan a sospechar de China.
-El otro se rió.
-¿Dónde empezara todo?, pregunto Mr. E.
-En el medio oriente, nadie sospechara nada,
están acostumbrados a matarse.
-Brindo por eso, dijo uno de ellos, su odio es
muy productivo.
-¿Tienes a los Americanos asegurados?, pre-
gunto Mr. E.
-Sí, no harán nada, los rusos avanzaran hasta
Polonia.
55
TOCANDO SU GLORIA I
-No querrán empezar la tercera guerra mun-

dial, dijo Mr. E. mientras todos reían.
-¿Israel?
-Es lo único que no estamos seguros, siempre
son impredecibles.
-¿Pueden defenderse?
El hombre que parecía tener el liderato alzo
sus hombros, mientras sorbía un trago de su
copa,
-Que más da, dijo, que se defiendan o no, de
todas formas me harán muy rico.
Lucas vio como seres alados de gran tamaño

estaban sobre ellos, sus garras estaban clava-
das en las sienes de estos hombres y se
deleitaban escuchando mientras hablaban.
-¿Planean una guerra?, pregunto Lucas al men-
sajero.
El mensajero lo miro y le señalo la escena.
-¿Haz conseguido nuestra carta de salida en
caso de que algo salga mal?
-Sí, dijo Mr. E., llego ayer, no sospecha nada,
cuando se dé cuenta ya será demasiado tarde.
El mensajero lo miro fijamente, mientras se
acercaba lentamente hasta quedar a unos
56
MI ENEMIGO
centímetros del rostro de Lucas y dijo en voz

fuerte:
-¿Qué estás dispuesto a hacer, Lucas?
Lucas despertó mientras movía sus manos vio-

lentamente, como queriendo espantar a algo o
alguien, y quedo de pie al instante. Miro a su
alrededor, estaba en su cuarto, la luz del día
estaba empezando a entrar por la ventana,
Jazmín estaba dormida. El todavía tenia la ropa
del día anterior, se tocó la cabeza mientras re-
cordaba lo que había pasado hace unos
momentos.
Se dirigió a las escaleras, las bajo y fue hasta la
cocina,
-Necesito un café, dijo mientras se tocaba aun
su cabeza.
-¿Qué está pasando?, este es el sueño más ra-
ro que he tenido en mi vida, podría jurar que
estuve en esos sitios, todo era tan real, ¿Qué
carajos está pasando?
-Jazmín bajaba por las escaleras mirándolo un
poco sorprendida, ¿No puedes dormir?, traía
en la mano la Biblia.
-No, tuve un mal sueño.
57
TOCANDO SU GLORIA I
-Pensaba leer un poco, yo tampoco puedo

dormir.
-Te gusta leer la Biblia, pregunto Lucas algo
sorprendido.
-Mis padres eran evangélicos, ¿no sabias?, me
leyeron todas las historias de la Biblia cuando
yo era chica.
-No, no lo sabia.
-¿Haz oído que en la Biblia haya unos seres
con alas, como sombras de gran tamaño?
-¿Por qué?, pregunto curiosa Jazmín.
-Los vi en uno de mis sueños.
-Ella rió levemente, en la Biblia, dijo mirando a
Lucas, hablan de ángeles y de demonios, real-
mente son de la misma clase, pero la
diferencia es que unos son obedientes a Dios y
los otros no.
-¿Siempre tienen alas?
-No, no siempre, en ocasiones se presentaban
a los personajes de la Biblia como seres seme-
jantes a los hombres, solo con un brillo
especial en su cuerpo.
-Lucas le empezó a describir al mensajero y
luego a los seres alados que vio sobre los
hombres, ¿Qué opinas?
58
MI ENEMIGO
-Bueno, no soy una experta, pero me parece

que el primero era un ángel y los otros demo-
nios.
-¿No me dirás que eso te asusta?
Lucas la miro con algo de desdén,
-No, pero desde ayer me están pasando cosas
raras.
-¿Cómo cuales?
-No quiero hablar de eso, dijo mientras sorbía
su café.
Jazmín subió de nuevo y busco en uno de los
cajones del escritorio, luego bajo y puso una
tarjeta sobre la mesa de la cocina.
-Este es el teléfono de un pastor donde asist-
íamos hace tiempo, cuando yo era chica, sé
que todavía trabaja ahí, si quieres lo llamas y le
preguntas a él.
-Gracias, lo pensaré, dijo Lucas sorbiendo su
café.
-Creo que voy a intentar dormir, ya me siento
más relajada, dijo Jazmín subiendo las escale-
ras.
Lucas miro la Biblia que estaba sobre la mesa
de la cocina, la miro por un momento, no sabia
que hacer, todo lo que estaba pasando le em-
pezaba a preocupar, nunca en su vida adulta
59
TOCANDO SU GLORIA I
había pensado en Dios, pensaba que eso era

para los débiles o para los que tenían proble-
mas,
-Si tú me quieres hablar, háblame claro, dijo en
voz baja mientras cogía la Biblia.
La abrió lentamente, como esperando que pa-
sara algo para detenerlo, y miro lo primero
que estaba escrito:
"Si alguno está dispuesto a hacer la voluntad

de Dios, sabrá si Mi enseñanza es de Dios o si
hablo de Mí mismo."
Se acordó de lo que el ángel le había dicho:

¿Qué estás dispuesto a hacer, Lucas?
-No entiendo, dijo mientras cerraba la Biblia
con fuerza, se acordó que todos estaban dur-
miendo y se quedo mirando las escaleras
haber si alguien había despertado, nada, todo
volvió al silencio.
-¿Qué estoy dispuesto a hacer?, "Si alguno
está dispuesto a hacer la voluntad de Dios",
repetía como hablando con alguien, ¡NO SÉ
QUE HACER!, dijo, mirando a la ventana, ¿Qué
es esto? ¿Sueños? ¿Realidad? Y si esto es reali-
60
MI ENEMIGO
dad ¿Qué paso con esos niños? ¿Por qué nadie

los ayuda?
-Ayúdalos tú, escucho que alguien dijo a su
oído.
Lucas volteo violentamente, mirando con rabia
y miedo en sus ojos, ¿Quién eres? ¿Dónde es-
tas?, dijo casi gritando.
Se empezó a calmar, mientras miraba a todas
partes, en la escalera inmóvil Jazmín lo miraba
con su boca abierta sin atreverse a mover.
-¿Qué te pasa?, ¿te sientes bien?
-No, creo que me estoy enfermando, la tomo
por los hombros y le dijo en voz baja, estoy
viendo cosas y escuchando voces, ¿Me estaré
volviendo loco?
-Jazmín sintió pena por el hombre que ahora
estaba completamente descompuesto, ven, le
dijo llevándolo de la mano, se sentaron en el
sillón grande y ella puso su cabeza en sus
piernas, mientras le acariciaba el pelo, tran-
quilízate, le decía en voz baja.
-¿Con quién estabas hablando hace unos mo-
mentos?
-Con nadie, eso es lo raro, dijo él sentándose
rápidamente, no había nadie y yo estaba
hablando solo.
61
TOCANDO SU GLORIA I
-Creo que debes ir al médico, puede ser algún

virus.
-Sí, eso haré, en un rato mas me iré a que me
tomen pruebas, a ver que tengo.
-Yo tengo que irme a arreglar, ya son casi las
siete, tengo que preparar los muchachos.
-No se te olvide que ya termino la escuela.
-Se me olvidaba, dijo Jazmín, sonriendo, en-
tonces me iré a dormir.
Lucas se quedó solo otra vez, miro la tarjeta
que estaba sobre la mesa de la cocina, fue y la
tomo, estaba la dirección, tomo su saco y salió,
se subió a su auto y se fue rápidamente.
Lucas llego a la dirección de la tarjeta, parqueo

en la cera del frente y se quedó en el auto mi-
rando fijamente la puerta marcada por el
número indicado. Era un barrio popular, donde
muchos emigrantes vivían, la mayoría de ori-
gen latinoamericano, las calles estaban un
poco descuidadas. Todavía se notaba algo de
la sal que echaban en invierno en las calles pa-
ra derretir la nieve, eso se volvía un barro que
mezclado con desperdicios afeaban la ciudad.
-Tengo que hablar con alguien, dijo, mientras
bajaba de su auto y cruzaba la calle.
62
MI ENEMIGO
Miro la puerta, esa era la dirección, posible-

mente va a querer que lo llame antes, pero…,
lo intentaré. Saco su teléfono y marco el
número, espero por un momento.
-Hola, se escuchó al otro lado.
-¿Pastor Sven?
-Si con él, ¿Con quién hablo?
-Pastor, usted no me conoce, pero mi esposa
me dio su teléfono, me dijo que usted había
sido pastor de la familia de ella hace años.
-¿Cómo se llama su esposa?
-Jazmín, Jazmín Leander.
-Ah, sí, por supuesto, dígame ¿en qué puedo
servirlo?
-Primero, quiero pedirle disculpas por la hora,
yo sé que es muy temprano, pero esto es ur-
gente, necesito hablar con usted ahora mismo.
-Ahora mismo no es posible, pero si usted pi-
de una cita con gusto lo atenderé.
-Pastor, necesito su ayuda, por favor.
-¿Dígame donde esta?, pregunto la voz por el
teléfono.
-Estoy en frente a su casa.
Lucas pudo observar como la cortina de uno
de los cuartos se abrió un poco y luego volvió
a cerrarse.
63
TOCANDO SU GLORIA I
-Un momento, por favor, ya bajo a abrirle.

Espero impaciente en la acera, moviéndose de
un lado para otro, hasta que un hombre le
abrió la puerta.
-Siga, por favor, mi nombre es Sven.
-Mucho gusto, Lucas.
EL pastor era un hombre alto, corpulento, de
unos 46 años, de ojos pequeños pero pene-
trantes, y tez blanca, siga, por favor, lo
atenderé en la oficina, señalándole la escalera.
Llegaron a una oficina grande, con varios sillo-
nes a los lados desgastados por el tiempo, un
escritorio al fondo de la oficina, algunos cua-
dros en las paredes que parecían no haber
sido cambiados por décadas.
-Siéntese, por favor, y le señalo un sillón, desea

tomar algo, tengo café, té y agua.
-Gracias, así esta bien.
-¿Cómo esta Jazmín?, pregunto el pastor.
-Bien, creo que bien.
-¿Ustedes están casados todavía?, pregunto un
poco extrañado de la respuesta.
-Sí, sí, solo que yo he estado muy ocupado
últimamente.
64
MI ENEMIGO
El Pastor se sentó, puso un vaso de agua sobre

la mesa y lo miro penetrantemente.
-¿En qué puedo ayudarle?
-Usted me va a perdonar, pastor, yo no soy un
creyente, nunca he creído.
EL pastor lo miraba mientras asentía con pe-
queños movimientos de cabeza.
-Es que, es un poco difícil, desde ayer me pa-
san cosas raras, pastor, no sé que hacer, si es
que me estoy volviendo loco o que.
Lucas empezó a contarle en detalle los sucesos
de las ultimas 24 horas, nombrando la visión
de los demonios en la oficina, el sueño de su
hija, el sueño, y las voces que había escuchado,
miraba como el pastor lo miraba sin una ex-
presión notable en su rostro, solo lo miraba y
asentía con su cabeza.
-Y bien pastor, ¿me estoy volviendo loco?
Él lo miro tranquilamente,
-Tengo que decirle algunas cosas, usted ya me
ha dicho que no cree en Dios, pero lo que tie-
ne que entender es que Dios cree en usted.
-¿Me puede explicar lo de las visiones y de las
voces?
-No se está volviendo loco, no se preocupe, a
muchos de nosotros el Señor nos muestra co-
65
TOCANDO SU GLORIA I
sas y nos dice cosas, aquí entre nosotros, entre

los que creemos en un Dios vivo eso es muy
normal.
-Pero yo no creo, dijo Lucas rápidamente.
-Dios no depende de que usted crea o no en
él, Él existe independientemente de si usted
cree en él, todos nosotros hemos estado algu-
na vez en la situación que usted esta ahora,
apartados de Dios, para nosotros es imposible
salir de esa situación, porque existe una gran
barrera que no podemos saltar, se llama peca-
do.
-¿Y que tiene eso que ver con mis sueños?
-Mucho, usted recuerda que pasaba en la selva
con esos niños, se ha preguntado porque esas
personas hacen lo que hacen, y dañan niños,
hombres, mujeres sin detenerse. O recuerda la
niña que era vendida por un poco de comida,
todo eso es producto del pecado, el pecado
que mora en el hombre.
-¡Pero yo no tengo nada que ver con el peca-
do de ellos!, dijo en voz alta.
-No, pero como puede un ciego guiar a otro
ciego, como podría usted hacer algo por esos
niños, si usted mismo esta llenó de pecado.
66
MI ENEMIGO
Lucas se quedo mirándolo, como buscando

una respuesta, por unos segundos lo miro fi-
jamente.
-¿Quiere usted decir que me toca aprender a
ser mejor, dejar mis malos hábitos, aprender
otra vez a pensar de otra forma para poderlos
ayudar?
-Si así lo intentara, nunca lo lograría, siempre
estaría intentándolo, sin lograr realmente nun-
ca nada, y esos niños morirían en su estado
para siempre. Le digo, dijo el pastor mientras
lo señalaba con su dedo, que toda tú naturale-
za tiene que ser cambiada, y hay uno que
puede hacer eso.
Lucas se paró mirando un poco con rabia al
pastor, ando hacia la ventana miro por un
momento y luego volvió al asiento.
-Me esta usted diciendo que Dios puede hacer
otro de mí, con otra naturaleza.
-Exactamente, solo así podrá usted ayudar a
esos niños.
-¿Y esos demonios y ángeles y las voces?
-Dios le está mostrando en el mundo que us-
ted se está moviendo, él lo ama de tal forma
que en su misericordia ha querido ayudarlo,
aunque usted nunca se lo pidió. Los demonios,
67
TOCANDO SU GLORIA I
seguramente son literales, están influyendo

sobre esas personas que usted vio que influían,
el ángel que le hablo seguramente también es
literal, Dios envió un ángel a mostrarle estas
cosas.
-Y la voz, le dijo Lucas mirándolo como que-
riendo ganar la discusión.
-¿Sabes de quien es esa voz? Le dijo el pastor,
es la voz de Dios mismo, la voz del Padre que
lo está atrayendo a Cristo.
-Perdóneme pastor, pero esto es mucho para
mí, ayer nunca hubiera creído que yo estaría
aquí hoy, y hoy hablamos de otro Lucas,
perdóneme pero tengo que pensar en esto,
gracias por su tiempo, y saco su billetera mien-
tras le preguntaba:
-Dígame ¿Cuánto le debo?
-El Pastor Sven lo miro mientras se paró tran-
quilamente, yo no cobro por esto, para mí es
un placer servirle al Señor, no dude en llamar-
me si quiere hacerme alguna otra pregunta.
Tome, por favor, esto es un regalo para usted,
y le extendió un librito, "Bienvenido a Dios".
-No sé si lo voy a leer, dijo Lucas mirándolo un
poco preocupado.
68
MI ENEMIGO
-No se preocupe, cuando llegue el momento

lo leerá, por favor lléveselo.
-Gracias por su tiempo.
-El Señor de claridad a su vida Lucas, y bienve-
nido cuando usted lo desee, llévale mis
saludos a Jazmín, por favor.
Lucas salió a la calle, estaba muy confundido,

si le iba a creer al Pastor Sven, era Dios el que
estaba intentando decirle algo. Se sentó por
un momento en el auto, mientras pensaba,
Helena, la Biblia, las voces, la visión, el sueño,
todo tenia que estar conectado. Y si Dios le
estaba intentando decir algo ¿Qué era?, ¿Por
qué no le hablaba claro?, recordó el ángel que
al final se había acercado mucho a él y le había
dicho: "¿Qué estás dispuesto a hacer, Lucas?".
Quisiera haber podido ayudar esos niños, qui-
siera poder cambiar tantas cosas, pero no esta
en mi mano, dijo en voz alta mientras golpea-
ba con fuerza el manubrio del vehículo. Dios
puede hacer otro Lucas, dijo pensando en lo
que el Pastor le había dicho, y ¿Qué va a pasar
con este Lucas? No entiendo nada de esto. De
pronto dijo sin pensarlo: Dios, si tú me estás
69
TOCANDO SU GLORIA I
oyendo, ayúdame a entender esto, arranco su

auto y se dirigió a su casa.
Cuando entro vio a Jazmín preparando el des-

ayuno, lo miro extrañada,
-¿Y tú, donde estabas? ¿No te has bañado?, le
dijo Jazmín mirándolo.
-No, voy a bañarme y bajo a desayunar.
-¿Dónde estabas?
-Estaba hablando con el Pastor Sven, te manda
saludos.
Ella se quedó con la boca abierta, mientras lo
miraba subir las escaleras.
Lucas estaba listo ya, tomo su saco y lo llevo
en la mano mientras bajaba las escaleras,
-Hola mi princesa, dijo mirando a su hija.
-Hola papá, hice lo que me dijiste, y ¿sabes
que?
Lucas movió la cabeza diciéndole que no.
-Me soñé en Barcelona, me gusto el sueño,
que bonito, gracias, papá.
-¿Y tú como soñaste papá?
-Yo tuve un mal sueño, hija, un sueño que qui-
siera olvidar.
-No te preocupes papá, esta noche recuerdas
Barcelona, y no vas a soñar feo otra vez.
70
MI ENEMIGO
Lucas miro a su hija, cogiendo su nariz con la

mano,
-Melina, quieres ir arriba, necesito hablar con
tu papá un momento.
Melina miro a su mamá y luego a su papá mo-
viendo su mano como cuando a ella la
regañaban y empezó a subir las escaleras.
-Me quieres contar eso del Pastor Sven, por
favor.
-Bueno, fui a verlo, hable con él, me pareció un
hombre muy serio y centrado en lo que hace,
se acordaba todavía de ti.
-¿Qué es lo que está pasando? Le pregunto
Jazmín seriamente, nunca hubiera creído que
tú fueras a ver al Pastor Sven.
-Bueno, tú me diste el teléfono.
-Sí, pero… ¿Qué pasa?, cuéntame.
-Ya te lo dije, he estado viendo cosas extrañas,
y oyendo cosas extrañas, necesitaba saber que
era eso.
-Y que te dijo el pastor.
-Que no me preocupara, solo tenia que vol-
verme otro y ayudar a todo el mundo, pero
que todo estaba bien.
Jazmín soltó la risa tapándose la boca con su
mano.
71
TOCANDO SU GLORIA I
-Bueno, algo parecido, en todo caso me pare-

ció un hombre confiable, creo que voy a volver
a hablar con él, me produjo confianza y segu-
ridad.
-Jazmín lo miraba con sus ojos brillantes, to-
davía tapaba la boca con su mano, hacia
mucho que no veía a Lucas hablarle con esa
naturalidad y menos que se rieran juntos, le
hizo recordar los momentos hermosos que
ellos habían pasado, realmente hay algo que
está cambiando en ti.
-Sí que lo creo, dijo Lucas, el Pastor me dijo
que Dios iba a hacer un Lucas nuevo, y no sé
que va a pasar con el viejo, dijo mirando a
Jazmín con una sonrisa irónica.
-Jazmín todavía se reía, a eso lo llaman nacer
de nuevo, dijo mirándolo.
-Nacer de nuevo, no te parece que ya estoy
muy crecidito para los pañales.
-Jazmín, ahora más serena le dijo tranquila, mi-
ra, tú compraste una Biblia, ahí esta lo que eso
es, léete el evangelio de Juan en el capítulo
tres, me parece, ahí Jesús explica que es eso de
nacer de nuevo.
Lucas se puso el saco y lo abotono, miro a su
esposa y le dijo,
72
MI ENEMIGO
-¿Qué tal?
Ella lo miró y le alzo el dedo pulgar hacia arri-
ba, mientras le picaba el ojo. Él se acercó y le
dio un beso en la boca,
-Recuerda que te quiero.
Ella lo miró, no le dijo nada por decirle que la
quería, en ese momento ella también sentía
que lo quería otra vez.
-Voy solo a mirar que pasa en la oficina y me
vengo temprano, haber si salimos a caminar
juntos hoy.
Ya iba a salir cuando se acordó de algo, se de-
volvió y empezó a buscar algo, hasta que
encontró la Biblia, la tomó y salió con ella en la
mano.
-Jazmín miró la escena y se tapó la boca con la
mano, sus ojos se enrojecieron mientras él ca-
minaba desprevenido hacia el auto. Ella había
muchas veces soñado con que Lucas se con-
vertía y empezaba a servir al Señor, pero el
tiempo paso y eso nunca llego, al final pensó
que eso nunca iba a llegar y lo había olvidado
como un sueño imposible; ahora veía ese cua-
dro ante sus ojos, que ella tanto había soñado,
y en voz baja dijo:
73
TOCANDO SU GLORIA I
-Jesús, ¿Eres tú que estás llamando a mi puerta

otra vez?
Lucas conducía por la ciudad, Estocolmo le pa-

recía una de las ciudades más hermosas en
verano. Había viajado mucho, pero pensaba
que no había como Estocolmo en verano, la
ciudad florecía de repente, como una flor de
primavera, sus lagos y su construcción medie-
val, mezclado con lo más moderno, hacían de
esta ciudad una verdadera joya para el amante
de la belleza natural, para el que conoce la
ciudad, es fácil ir a cualquier parte solo cami-
nando, aparte de ser un disfrute. Parqueo su
auto en el sitio acostumbrado y se dirigió al
ascensor, miro su teléfono, solo una cita para
hoy.
Cuando salió del ascensor vio a Ana que orga-
nizaba el escritorio.
-Buenos días Ana.
Ella estaba como siempre muy elegante y
hermosa, Lucas pensó en Jazmín y se sintió
muy mal, quiso pasar de largo pero Ana lo to-
mo por el brazo y le dio un beso en la boca.
-Buenos días mi amor, le dijo seductivamente.
74
MI ENEMIGO
Lucas la quiso apartar de él mientras le pre-

guntaba
-Ha llamado alguien,
-No nadie, dijo ella mientras se colgaba a su
cuello, ¿Qué pasa? ¿No dormiste bien? Yo te
puedo consentir, le dijo suavemente al oído.
-Todo está bien, pero… dijo Lucas mientras le
abría los brazos, para deshacerse de ella y con-
tinuo, algo no esta bien entre nosotros.
-¿Qué quieres decir?, dijo ella mirándolo pre-
ocupada.
-No sé, toda mi vida está cambiando, y creo
que lo nuestro también tiene que cambiar.
-Te decidiste a dejarla, dijo ella con una mirada
picara.
-No, me he decidido por ella, dijo sin mirarla a
los ojos.
-¿Estás bromeando?, dijo ella mirándolo con
preocupación.
-No, Ana, lo nuestro nunca debió haber sido,
tú eres una mujer hermosa y joven, puedes en-
contrar un hombre joven que te quiera,
casarte, ser feliz.
-¡Casarme!, grito ella ahora furiosa, ¡Ser feliz!,
estás loco, no te atrevas a dejarme porque te
vas a arrepentir.
75
TOCANDO SU GLORIA I
-Lucas miro extrañado a la ahora furibunda

mujer que lo miraba como una leona dispuesta
a saltar sobre su presa.
-Ana, tienes que entender, yo pensé que lo
ibas a entender, yo nunca dejaré a mi esposa,
ahora lo sé, ahora sé que todavía la amo y
quiero intentar rehacer mi vida con ella.
-Yo te dije que te esperaría, dijo ahora en tono
suave, podemos seguir como hemos estado
todo este tiempo.
-No Ana, ya lo he decidido, voy a rehacer mi
matrimonio.
-Te vas a arrepentir, dijo ella mientras tomaba
su chaqueta y su bolso de mano y caminaba
hacia el ascensor.
Lucas se quedo mirándola mientras ella entra-

ba al ascensor y lo miraba con odio,
-¡Esto no te lo voy a perdonar!, fue lo ultimo
que le alcanzo a escuchar.
-Ahora no hay vuelta atrás, pensó mientras se
sentaba en su silla, sea como sea es lo mejor,
amo a Jazmín y estoy dispuesto a esforzarme
para que ella me vuelva a amar.
Lucas miraba por los ventanales, sin mirar nada
en específico, ahora me quede sin secretaria,
76
MI ENEMIGO
pensó mientras sonreía un poco, tendré que

pasar todas las llamadas a mi teléfono por
ahora. Miro su teléfono, busco a Jazmín y la
llamo:
-Hola, dijo la voz por el teléfono.
-Hola mi amor, te he estado pensando.
-¿Vas a venir a almorzar?
-No, pero te invito a almorzar, solo los dos,
puedes pedir unas pizzas para los muchachos,
las disfrutaran.
-¿A almorzar?, ¿Y eso por qué?
-Bueno, quiero almorzar con mi esposa, no hay
nada raro.
-Tendré que marcar esta fecha en alguna par-
te.
-Te parece que pase por ti a las 12:30.
-Si esta bien, ¿adónde vamos?
-Un lugar sencillo, donde podamos estar tran-
quilos tú y yo.
-Bueno, chao.
Ya había logrado pasar las llamadas del teléfo-

no de Ana a su teléfono, le había tocado leer
los manuales, y llamar a la empresa telefónica,
pero al fin lo había logrado.
77
TOCANDO SU GLORIA I
-Bueno, esto es algo que debí haber hecho

hace mucho tiempo, pensó Lucas, Dios, si me
estás escuchando, ayúdame en lo que voy a
hacer.
Lucas iba nervioso, intentaba pensar como
hablarle, que decirle, esto era algo que tampo-
co nunca había hecho, pero tenia que hacerlo
si quería salvar su matrimonio, no podía
arriesgar que Ana le contara de su relación en-
tre ellos, era mejor que él mismo se lo contara
todo. El carro rodó por la calle que daba a su
casa, era un vecindario muy tranquilo, algún
niño se veía en los jardines jugando con su
mascota. Lucas dejo el carro parqueado en la
acera enfrente de la casa, respiro hondo y se
dirigió a la puerta, abrió mientras decía:
-Ya llegue…
Jazmín se quedo mirándolo con su rostro
manchado por la mascara que se había corri-
do, se veía que había estado llorando, otra
mujer se paró de la silla mientras lo miraba con
una actitud de victoria, era Ana. Ana tomo su
cartera y sin decir una palabra se acercó a la
puerta, miro por un momento a Lucas y le dijo
suavemente:
-Te lo dije, y salió de la casa.
78
MI ENEMIGO
-¿Tenias que hacerme pasar por esta humilla-

ción?, dijo Jazmín mirando desconsolada a
Lucas, no te lo había dicho yo tantas veces,
porque la enviaste a ella acá a que me humilla-
ra.
-Yo no la envié.
-NO, grito Jazmín, pero ahora no lo vas a ne-
gar que ella ha sido tu amante todo este
tiempo.
Lucas miro al suelo, no sabia que hacer, él
hubiera preferido decírselo él, quizás hubieran
tenido una posibilidad, pero ahora…
-Yo te lo iba a decir hoy….
-¡Mentiroso!, eres un embustero, mentiroso,
lárgate de aquí, y no vuelvas, ¡LARGO!
Jazmín se abalanzó a la puerta mientras la
abrió y con la otra mano le señalaba la calle.
-Dame la oportunidad de explicar, te lo juro
que te lo iba a contar hoy…
-¡Lárgate maldito y no vuelvas nunca más!
Lucas salió de la casa, estaba completamente
confundido y muy triste, no sabia que hacer,
avanzo hasta su auto y se quedó sentado por
algunos minutos mirando por la ventana sin
pensar en nada en especial. Encendió el auto y
se fue.
79
TOCANDO SU GLORIA I
Las horas habían transcurrido y Lucas estaba

todavía sentado al volante de su auto, se en-
contraba en una estación de gasolina, el
teléfono que Álvaro le dio sonó:
-Dígame, dijo Lucas muy suave.
-Hola, Lucas, ¿eres tú?
-Sí, ¿con quién hablo?
-Con Álvaro, ¿Dónde estas?
-He, no lo sé.
-Puedes venir hasta acá, te necesito en la ofici-
na.
-No es un buen momento.
-Aquí esta Ana, esta preocupada por ti.
-¿Ana?, ella ya no trabaja para mí, dijo mirando
el teléfono.
-Ella es empleada de la empresa, no tuya.
-Pues vas a tener que echarla ahora mismo, o
me largo yo.
-Ven y lo discutimos, ¿Te espero en la oficina?
-No, si ella esta ahí no iré.
-Ya la mandó para la casa, vente ahora mismo
y colgó.
Lucas encendió el auto, empezó a mirar a su

alrededor y se dio cuenta que no reconocía
80
MI ENEMIGO
nada de lo que veía, ya estaba anocheciendo,

se acercó a un joven que pasaba
-He joven dígame, ¿Cómo se llama este sec-
tor?
-Kista, le dijo el muchacho mirándolo extraña-
do.
-Y ¿Como llegue hasta aquí?, se preguntó Lu-
cas mientras echaba a andar su auto.
Lucas llego al edificio de la sede principal y
parqueo el auto en el sitio acostumbrado, se
miró al espejo, no era el habitual Lucas de traje
impecable y peinado perfecto el que veía en el
espejo, pero ahora como que no le importaba
mucho.
Cuando Lucas salió del ascensor vio las oficinas

casi completamente vacías, a excepción de dos
secretarias, que todavía estaban sentadas fren-
te a su terminal.
-Buenos días señoritas, dijo mientras caminaba
a la oficina de Álvaro.
-El señor Álvaro esta en la sala de conferencias,
dijo una de ellas.
-Gracias, dijo él mirándola con una sonrisa en
sus labios.
81
TOCANDO SU GLORIA I
Abrió las puertas y ahí estaba sentado Álvaro,

se paró al momento y vino hacia él.
-Hola Lucas, ¿Cómo estas?, ven siéntate.
Ana me dijo lo que había pasado.
-Ha sí, y te dijo que destruyo mi matrimonio.
-Bueno me parece que de eso te encargaste
tú.
Lucas lo miro con rabia en sus ojos.
-Y que fue hasta mi casa a humillar a Jazmín y
a contarle todo para dañarme a mí.
-Bueno, ella me dijo que quería ayudarte, que
te vio mal y que quiso ayudarte haciendo lo
que hizo.
-¿Ayudarme?, o se va ella o me voy yo, dijo Lu-
cas mirándolo fijamente.
-Lucas, hay algo que tu no sabes, ella es la hija
de Mr. E.
-¿Qué?
-Como lo oyes, a ella no la puedo echar ni yo.
-Bueno entonces está dicho, me voy yo.
-Eso tampoco es posible, dijo Álvaro mirándo-
lo fijamente, tienes un contrato con nosotros,
te demandarían y dejarían a tu familia en la
calle y a ti…
-¿A mí que?
82
MI ENEMIGO
-Lucas, ahora has estado dentro de un círculo

selecto, has visto y oído cosas, después de en-
trar a este círculo no se puede salir, la única
forma de salir es la muerte.
-¿Qué estás diciendo? ¿Me estás amenazando?
-No, Lucas, yo aquí soy solo un espectador, te
lo digo porque hemos sido amigos por mucho
tiempo, piensa en esto, un grupo de personas
que ponen y tumban presidentes, que hacen
tambalear las bolsas en todo el mundo, ¿de-
tendrán su mano de deshacerse de alguien
que les es molesto?, piensa Lucas…
-Pero ¿en que me has metido?
-Ya no hay vuelta atrás, puedes llegar a ser un
hombre muy poderoso y rico, o puedes dejar a
tu familia en la ruina y terminar en una zanja
con la boca llena de moscas, elige.
Lucas lo miraba sin saber que pensar, nunca
había escuchado a Álvaro hablar así, pero algo
en el le decía que estaba hablando muy en se-
rio.
-¿Y que se supone que debo hacer?
-Vas a seguir como siempre en tu trabajo, Ana
tiene que seguir en su puesto y olvidaremos
todo con el tiempo.
83
TOCANDO SU GLORIA I
-No esperaras que ella trabaje como mi secre-

taria.
-SÍ, no hay otra salida, quede de llamarla antes
de media noche, si no la llamo, no solo tú
tendrás problemas, sino yo también, su rela-
ción entre ustedes dos es cuestión de ustedes,
pero te aconsejo que la trates con guantes de
seda.
-Y ¿Por qué nunca me dijiste nada?
-No puedo decirte nada, estoy haciendo esto
para salvar también mi cuello, bajo ninguna
circunstancia puedes decirle a nadie que tú sa-
bes que ella es la hija de Mr. E. ¿Entendido?
Lucas miro a Álvaro mientras se dirigía a la
puerta.
-La llamaré, dijo Álvaro, y será mejor que ma-
ñana estés en tu oficina a primera hora.
Lucas salió sin decir palabra.
Lucas salió del ascensor y se dirigía a su auto

cuando el teléfono sonó, miro la pantallita del
teléfono y vio el nombre, Jazmín, quizás quiera
verme y arreglarlo todo, pensó.
-Sí, Jazmín,
-Escucho una voz en sollozos al otro lado, tie-
nes que venir.
84
MI ENEMIGO
-¿Jazmín?
-Lucas, soy yo Jazmín, debes venir al hospital
San Goran.
-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
-Ven ahora mismo, y colgó.
Lucas conducía lo más rápido que podía, llego

en unos minutos al hospital, dejo el auto mal
parqueado y se apresuró a entrar a la sección
de emergencia, miraba para todos lados, bus-
cando una cara conocida, nada, se acercó a la
recepción y pregunto.
-¿Tiene aquí a mi esposa? Jazmín Leander.
-La muchacha lo miró por un momento, luego
dijo tranquilamente, por favor espere su turno.
Lucas la miro como queriendo sacarla de su
silla,
-¡Ah!, exclamo,
Miro hacia los corredores y alcanzo a ver a
Jazmín, sentada en una de las salas. Se fue co-
rriendo hasta la sala y se detuvo en la puerta
mientras miraba a Jazmín,
-¿Estas bien?, dijo mientras la tomaba de los
brazos.
-Ella se zafó violentamente, yo estoy bien.
-¿Y Melina?
85
TOCANDO SU GLORIA I
-Melina está bien, dijo Jazmín mientras se

mordía el labio inferior.
-Ella lo miró por un momento, es Robert.
-¿Qué ha pasado? dijo él.
-Tuvo una pelea anoche.
-¿Dónde esta? Ya me va a escuchar este mu-
chacho.
-Jazmín lo miro con sus ojos llenos de lágri-
mas.
-Lo mataron anoche.
Lucas tuvo que agarrarse de la puerta para no
caerse, mientras miraba a Jazmín fijamente.
-¿Qué dices?, pero si se fue a celebrar…
¿Dónde lo tienen?, dijo Lucas ahora con la tris-
teza marcada en su rostro.
-Ya viene el médico, el té llevara a verlo, dijo
Jazmín sin mirarlo.
-¿Y Melina? ¿Dónde esta?
-La deje con la vecina.
Lucas se sentó en una silla metálica que había
en la sala, sus manos entrelazadas y mirando al
suelo, una tristeza absoluta lo inundaba mien-
tras recordaba los últimos momentos que
había compartido con su hijo, Dios parece que
llegaste tarde a mi vida, dijo en voz baja mien-
tras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
86
MI ENEMIGO
Las personas iban y venían por los corredores

del hospital, enfermeras, médicos, gente
común, cada uno pensando en lo suyo. Un
hombre se acercó por el corredor, estaba ves-
tido con una blusa blanca desabotonada que
dejaba ver su camisa a rayas y pantalón de tela
azul, zapatos de deporte, traía unos documen-
tos en su mano, se acercó mirando a Jazmín.
-Síganme, por favor, dijo y empezó a caminar
por el pasillo.
Los tres empezaron a caminar por los corredo-
res pasando por puertas grandes y grises,
hasta que llegaron a una sala poco iluminada,
se podía ver a una persona en la sala que es-
cribía algo, la sala tenia ventanas hacia el
corredor.
-Si ustedes quieren pueden verlo desde aquí.
-No, dijo Lucas, quisiera verlo de cerca.
-El hombre lo miro por un momento, ¿Es usted
el Papa?
-Sí, dijeron casi al tiempo.
-OK, síganme, mostrándoles una puerta.
La habitación tenía una pared cubierta por
puertas metálicas pequeñas, y algunas mesas
metálicas. El hombre miró los documentos, y
87
TOCANDO SU GLORIA I
se dirigió a una de esas pequeñas puertas y la

abrió, jalo una hoja metálica, un cuerpo cubier-
to por una sabana estaba sobre ella.
Los miro de nuevo, ellos asintieron con sus ca-
bezas y levanto lentamente la sabana hasta
dejar descubierto el rostro, era Robert.
-Lucas lo miro, no puede ser, dijo en voz baja,

toco su pelo con sus dedos mientras le decía,
perdón, perdón hijo por no haber estado ahí.
Empezó a caminar hacia Jazmín y quiso abra-
zarla, pero ella se volteó dándole la espalda,
Lucas continuo y desapareció por la puerta.
Empezó a andar sin rumbo por los pasillos del

hospital, hasta que llego a una capilla, estaba
completamente vacía, las luces encendidas,
una cruz grabada en la pared frontal y algunas
sillas unidas entre si formando hileras. Se sentó
en una de ellas y se quedo mirando la cruz, sin
decir una palabra, sus brazos caían sobre sus
piernas y daba la impresión de estar a punto
de caerse.
-¿Por qué me haces esto?, dijo dé repente,

mientras miraba la cruz.
88
MI ENEMIGO
En el respaldar del asiento del frente había una

Biblia, la tomó casi sin pensarlo y la abrió.
"Jesús le contestó: Yo soy la resurrección y la

vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá,
y todo el que vive y cree en Mí, no morirá
jamás. ¿Crees esto?"
Sus ojos se clavaron en la frase.
Lucas cayó de rodillas dejando caer la Biblia al

suelo, y lloró, lloró como un niño.
Levanto su cabeza, miro la cruz, y dijo:
-Sí, si lo creo Señor, perdóname por haber vi-
vido la vida apartada de ti, perdóname por mis
insultos, mi soberbia, mi infidelidad, mi mal-
dad, mi egoísmo, mi vida sin sentido,
perdóname Señor. He vivido una vida sin con-
trol, y ahora estoy al borde del abismo, y he
arrastrado a mi familia conmigo, Señor, mi hijo,
mi hijo, yo daría mi vida por él.
-Ahora sé que estás vivo, no sé cómo, pero lo
sé, lo sé con todo mi ser, sé que has estado a
mi lado este último tiempo, perdóname Jesús.
Era la primera vez que Lucas pronunciaba
este nombre para pedir perdón, sabia con to-
89
TOCANDO SU GLORIA I
do su ser que Dios, el Señor lo estaba escu-

chando, y una llama de esperanza empezó a
arder en su corazón, no sabia por qué, o como,
pero él creía que Dios estaba al frente de la
situación.
90
3
ILUMINA MIS OJOS
“Considera y respóndeme, oh SEÑOR, Dios
mío; ilumina mis ojos, no sea que duerma el
sueño de la muerte”
Lucas había llegado tarde a su oficina, se

había tirado en el sofá y mientras meditaba en
todo lo que pasaba se había quedado dormi-
do. El sol ahora entraba por la ventana, todavía
era muy temprano, el reloj marcaba las cinco
de la mañana. Cerro los ojos por un momento,
siempre le había gustado disfrutar del sol de la
mañana, era como si acariciara su rostro, em-
pezó a recordar a su hijo, y sus manos se
apretaron mientras soltaba un gemido de do-
lor, apretaba sus ojos, recordando. Recordó
sus momentos en la capilla, era como si hubie-
ra sido un sueño, en ese momento en la capilla
91
TOCANDO SU GLORIA I
habría podido gritar a todos que el ahora creía

en ese Dios, en Jesús, pero ahora todo le pa-
recía un poco distante, no sabia que parte
había sido su sentimiento y que parte su co-
razón.
-Dios, dijo en voz baja, si realmente estás

tratando conmigo, no me sueltes, no sé que va
a pasar ahora, ¿qué debo hacer?, no lo sé.
Se pasó la mano por su cabello desorgani-
zado mientras se sentaba, miro su ropa, era del
día anterior, pero ahora no le parecía tan im-
portante,
-¿Y qué?, todo mi mundo esta al revés, ¿por
qué me va a preocupar mi camisa sudada?,
pensó mientras se dirigía al baño.
El Ascensor se abrió y Ana apareció, el sol
daba en su cabello rubio haciendo dar brillos
en su cabello, se quedó parada mirándolo con
toda tranquilidad por un momento. Lucas
pensó mientras la miraba qué era una mujer
realmente bella, era como una muñeca sacada
de un estante de ropa de moda, su sonrisa
perfecta y sus ojos brillantes hicieron por un
momento olvidar a Lucas en donde estaba.
-Buenos días, mi amor, le dijo Ana mirándo-
92
ILUMINA MIS OJOS
lo con picardía, ¿dormiste aquí?, dijo mientras

caminaba a su escritorio.
-¿Cómo te atreviste a ir a mi casa?
-Era mejor así, dijo ella, ahora ya no ten-
dremos que esconder lo nuestro.
-¿Lo nuestro?, ya te lo dije, no hay nada ya
entre nosotros, le dijo mirándola fijamente.
-Lucas, dijo ella mirándolo muy seriamente,
yo te amo, y estoy dispuesta a todo por ti, tú y
yo somos hechos el uno para el otro, no luches
más mi amor, y déjame quererte, dijo ella
mientras lo miraba seductivamente y se acer-
caba a él.
-Esto termina aquí. Nunca más habrá un no-
sotros, eso fue un error, siento haberte llevado
a pensar que nosotros podríamos tener juntos
un futuro, eres una mujer muy hermosa, en-
contraras el amor de tu vida y serás muy feliz,
dijo Lucas mientras avanzaba al ascensor.
-Lucas, tú eres mío, y no dejaré que nadie se
interponga entre nosotros, haré lo que sea ne-
cesario para hacerte entender que nosotros
debemos estar para siempre juntos.
Lucas sintió algo de temor, había visto lo
que ella era capaz de hacer, pero vio en su mi-
rada que no iba a entender, no en ese
93
TOCANDO SU GLORIA I
momento, y desapareció en el ascensor.
Todo esto que pasa es culpa mía, yo me lo

he buscado, pensó mientras iba en el ascensor,
no sé que hacer. En ese momento se acordó
de Helena, era viernes y casi había olvidado su
cita por la tarde con ella, pero ahora era dife-
rente, sentía diferente, quería hablar con ella,
pero ahora tenia algunas preguntas que hacer-
le, además tenia algunas confesiones que
hacerle, era parte de eso que él sentía que te-
nia que arreglar. Entro en su auto y miro el
diario que llevaba en la mano, casi había olvi-
dado su trabajo y sus inversiones, ya no
pensaba en ellas, pero eran parte de su vida,
eran una parte de esa vida que el ahora quería
cambiar. "El mercado se recupera" decía el ti-
tular, busco las paginas económicas, y vio que
las tres empresas que él había visto en el pa-
pel, en la reunión con Álvaro estaban subiendo
de una forma fantástica, mientras el resto del
mercado se recuperaba lentamente. Se acordó
de sus sueños, de las visiones de la noche, a su
mente vino el nombre "Tofors" y se sintió muy
sucio, muy mal, al recordar los niños de la sel-
va y la niña con su madre.
94
ILUMINA MIS OJOS
-No sé que es cierto, que es sueño, que es

miedo, dijo en voz baja mientras su cabeza to-
caba el timón del auto y se cogía la cabeza con
sus manos.
-"Que estás dispuesto a hacer", oyó que una
voz le dijo.
Lucas se asustó tanto que levanto su cabeza
con fuerza levantándose del asiento y pegán-
dose contra el techo, mientras miraba para
todas partes tratando de descubrir quien
hablaba con él.
-¿Qué puedo hacer?, grito mirando para to-
das partes, mi hijo ha muerto, mi esposa me
odia, la mujer que era mi amante me da mie-
do, y yo estoy hablando solo en el auto.
-Pero si eres tú, Dios, Yo estoy dispuesto a
hacer lo que tú me pidas.
Lucas quedo en silencio en su auto, como
esperando una respuesta, un silencio absoluto,
recordando…
-"Que estás dispuesto a hacer"
Estefany caminaba con gracia y elegancia,

sus ojos azules miran detenidamente al hom-
bre que esta frente a ella, el pelo color blanco
95
TOCANDO SU GLORIA I
le hace parecer más elegante, pensó ella,

mientras se saca su blusa. Escucha esas voces
en su cabeza, ya esta acostumbrada a ellas, la
asedian, le dicen lo que debe hacer, llevándola
a hacer lo que ella no quiere, pero sabe que es
la única forma de tener paz en su interior,
-Ya saldré de este en pocos minutos, piensa
Estefany, mientras se desnuda delante del
hombre.
El hombre mira a la muchacha mientras
prepara con destreza sobre su tarjetera unos
gramos de cocaína para aspirarla, la muchacha
lo mira sonriente, y él, le pasa la tarjetera de-
jando que ella aspire un poco de droga.
-Así esta bien, dijo el hombre, mientras to-
maba a la muchacha y la acerca a él.
Mientras ellos se entregan a su pasión, dos
figuras se mueven en el cuarto observando lo
que pasa, uno de ellos pone la mano sobre ella
y cierra sus ojos mientras abre lentamente su
boca y exclama suavemente de placer,
-Bien hecho Estefany, le dice al oído, debes
disfrutar al máximo, debes dar rienda suelta a
tus instintos, a tu deseo, así Mr. E. se agradara
más de ti.
El otro ser mira la escena con una sonrisa
96
ILUMINA MIS OJOS
obscena, mientras sus ojos miran la muchacha

y al hombre, envueltos en una nube oscura,
pone su mano sobre él, cerrando sus ojos y
exclamado un sonido de placer.
-Solo hazle recordar quien eres, ella es tu
esclava, haces con ella lo que quieras, le dice al
oído.
Mr. E. mira la muchacha y la golpea fuerte-
mente en su rostro haciéndola sangrar por su
boca, ella lo mira con terror, mientras él la to-
ma por el cuello y le grita,
-Recuerda que eres mi esclava, yo soy tu
amo, no lo olvides.
Los dos seres están en una orgía de placer,

se deleitan mirando, murmurando palabras al
oído, viendo la reacción de Mr. E. y de Estefa-
ny.
-Estos son buenos esclavos, nos proporcio-
nan mucho placer, sus sentimientos son
crudos, animales, y hay mucho odio y temor en
ellos, haz hecho un buen trabajo en ella Temor,
ahora quiero que la prepares para una misión
especial, llévala mañana a las oficinas, tengo
algo especial para ella, dijo el ser de apariencia
mayor, ¿Esta preparada para obedecerte?
97
TOCANDO SU GLORIA I
-Sí, dijo Temor, le gusta el poder y el dinero

y lo que puede obtener con él, así que hará
todo lo que le diga con tal de obtenerlo.
-Quiero que además trabajes su temor por
la muerte, así tendremos por completo su vo-
luntad, ella es importante, así que cuida de
ella, que ninguno de los menores la toque sin
mi autorización.
-Si mi señor Destructor, la estaré preparan-
do.
-No pierdas el tiempo, ya todo está en su si-
tio,
Temor puso su mano sobre Estefany mien-
tras decía algo al oído, luego desapareció del
cuarto.
-Quiero que mañana pases por la oficina,
como alas 11:00, quiero que hagas algo por
mí, dijo Mr. E. mirando a Estefany.
Ella lo miró, mientras se tocaba el labio to-
davía adolorido,
-No tengo dinero, dijo ella, mientras busca-
ba su ropa.
El saco unos billetes de su billetera y los pu-
so sobre la cama,
-Quiero que vayas muy elegante, y cúbrete
lo del labio, quiero que estés radiante.
98
ILUMINA MIS OJOS
-Esta bien, allí estaré, dijo ella cogiendo los

billetes, sin mirarlo al rostro.
Estefany salió del edificio, se sentía mal, te-

nia mucha rabia, cada vez que él la golpeaba,
se sentía muy mal, algún día me largaré y no le
diré nada, pensaba mientras caminaba por las
calles oscuras de Estocolmo.
Mientras tanto, seres se movían en la oscu-
ridad saliendo por las paredes, mirando con
odio todo lo que estaba a su alrededor, cada
uno cuidando lo suyo, sus esclavos, su comida.
Ellos se alimentan de sus esclavos, es el tesoro
de cada uno de estos seres, tener un esclavo
es tener una casa, es tener condición en el
mundo espiritual; su alimento es los sentimien-
tos de placer, odio, maldad, lujuria y toda clase
de sentimientos que estos seres logran hacer
que sus esclavos sientan. Ellos no tienen cuer-
pos mortales, pero aman los sentimientos de la
carne, del mundo; buscan con pasión poder
sentir esto, poder experimentarlo. Obtener un
esclavo les lleva varios años de trabajo conti-
nuo, pero una vez obtenido, una vez la
voluntad del esclavo es entregada a uno de
estos seres, no dejan a su esclavo, lo cuidan, lo
99
TOCANDO SU GLORIA I
dirigen. Es una simbiosis de maldad, ellos se

alimentan de ellos, y los esclavos sienten una
especie de poder especial, de fuerza que los
lleva mas allá logrando cosas y llegando a si-
tios, que de otra forma seria muy difícil
hacerlo. La simbiosis es tal en algunos casos,
que lo que piensa el ser que posee al esclavo
es automáticamente revelado al esclavo, y este
no hace diferencia entre lo suyo y lo del ser
espiritual que lo ha esclavizado.
Estefany, ha sido esclavizada por Temor ya
hace algún tiempo, ella es parte de un plan de
Destructor, una potestad espiritual con autori-
dad sobre cientos de estos seres, la autoridad
es efectuada por territorio, la potestad ejerce
autoridad sobre todo ser espiritual de su clase
que este en el lugar, y el que no obedece es
castigado inmediatamente. Destructor ejerce
autoridad sobre una parte de Estocolmo, sien-
do compartida con otra potestad de su mismo
rango, Seductor.
Estefany miro el reloj, eran casi las seis, se
dirigió hacia la entrada del metro, desapare-
ciendo por la entrada.
Helena, estaba arreglando la librería, era
hora de cerrar, esperaba a Lucas que debería
100
ILUMINA MIS OJOS
llegar a cualquier momento, pensó en él mien-

tras exclamaba una oración en voz baja:
-Señor, guíame a ayudar a Lucas, y líbrame
del mal Señor.
Lucas apareció por la puerta, la miro mien-
tras sonreía ampliamente, le pareció que algo
estaba diferente en él, algo que no podía decir
exactamente que era.
-Hola Lucas, te estaba esperando.
-Hola Helena, me alegra verte, quería real-
mente verte.
-¿Esta todo bien?, pregunto preocupada
ella.
-No, pero déjame te cuento, vamos, te invi-
to a un café.
-Me dejas preocupada, dijo ella mirándolo
fijamente, ¿es grave?
-Sí, me temo que sí, pero vamos te lo con-
taré.
Los dos salieron mientras Helena cerraba la
librería, caminaron unos pasos y Lucas le dijo:
-Han matado a mi hijo.
-¿Qué?, ella se tapaba la boca con las ma-
nos, sus ojos miraban fijamente a Lucas, ¿A tu
hijo?
-Si Helena, perdóname, te he estado min-
101
TOCANDO SU GLORIA I
tiendo todo este tiempo, soy casado y tengo

dos hijos, no te culpo si no quieres volver a
hablar conmigo, pero, por favor, necesito que
alguien me escuche, que alguien que conoce a
Dios me escuche.
Helena lo miraba todavía con la mano en su
boca, sin pestañear, solo lo miraba fijamente.
Lucas quiso acercarse a ella, pero Helena dio
un paso atrás, poniendo su mano al frente,
-No te acerques, dijo rápidamente.
-Por favor, Helena, solo escúchame y
respóndeme algunas preguntas, vine a decirte
toda la verdad, vine a pedirte perdón.
El ambiente estaba oscuro, Helena y Lucas
estaban mirándose mientras dos figuras los
observaban con detenimiento, el odio se refle-
jaba en sus ojos rojizos, mientras los miraban a
unos metros de distancia.
-Vete de aquí, le grito uno de ellos, lárgate
Lucas, ella cree que eres un bandido que le va
a hacer daño, vamos, tu siempre has resuelto
tus propios problemas.
-Acércate más a él Avaricia, le dijo el otro
ser con una sonrisa burlona.
-Acércate tú, si puedes.
Una luz emanaba de los dos formando una
102
ILUMINA MIS OJOS
esfera de luz a su alrededor. El otro ser, dio un

paso adelante y quiso empezar a decir algo,
cuando fue disparado como un proyectil hacia
abajo desapareciendo en el suelo.
-Lárgate de aquí, decía desesperado Avari-
cia, lárgate maldito o todo te va a empezar a
salir mal.
Avaricia podía ver como los pensamientos
salían como luces de sus cabezas, y vio como
Helena empezaba a tener pensamientos hacia
Dios, al verlo se alejó dos pasos mirando con
cuidado desde la oscuridad, mientras la esfera
de luz empezaba a crecer en tamaño e intensi-
dad.
El otro ser, apareció al lado de Avaricia, lo

miro extrañado.
-No sé que ha pasado, algo me disparo con
fuerza hacia abajo, a la oscuridad completa.
-Mejor será que aprendas a diferenciar esa
luz que vez ahora, he estado con reyes y asesi-
nos, me he movido en todas las esferas de los
hombres, y siempre somos rechazados cuando
esa luz esta en alguno de ellos, mira todo el
que tiene esa luz sigue a ese que tú sabes, al
que ninguno de nosotros quiere nombrar.
103
TOCANDO SU GLORIA I
-Quieres decir… Avaricia puso una gran es-

pada en el cuello del otro ser.
-Calla, demonio, calla o te corto la cabeza.
-Demonio lo miro tranquilo, pero sabiendo
que en el rango de Avaricia, no se amenazaba
por hacerlo, era mejor callar.
Todos los seres que no tenían esclavos, y no
habían ascendido en rango eran llamados por
demonios, son solos usados para tareas diarias
por todos los otros con algún rango, el princi-
pal objetivo de un demonio era siempre
buscar un esclavo, esto le daría pase a poder
dominar un área y ser ascendido en rango es-
piritual de las tinieblas. El trabajo de obtener
un esclavo podría llevar años, no solo se trata-
ba de entrar en él, de hacer que el esclavo
empiece a escuchar su voz, también debe lle-
var al esclavo a anhelar sentir su presencia, a
buscarla, este es el objetivo de los demonios.
Una vez alcanzado este rango de dependencia,
se intenta doblegar su voluntad por completo,
haciendo que el esclavo reconozca que la vo-
luntad de él debe estar unida con voluntad de
su poseedor.
Avaricia había bajado la espada y miraba
con interés al par que seguían ahí conversan-
104
ILUMINA MIS OJOS
do,
-Tengo que alejarlo de ella, dijo mientras los
miraba, ella es muy fuerte y puede influirlo.
-¿Por qué no la atacas a ella?, pregunto
demonio, es más simple.
-Tienes mucho que aprender, dijo Avaricia,
si no quieres terminar en el abismo, debes
aprender a respetar al enemigo, ella no es tan
frágil como parece, hay una fuerza en ella…
-¿Le temes a ella?, dijo demonio mirándolo.
-Calla, ve y trae ese grupo de jóvenes que
están en la esquina, tráelos hacia acá, que
vengan a molestarla a ella.
-Así haré, dijo y desapareció al momento.
-Señor, dime que debo hacer, este hombre

me ha estado mintiendo pero ahora parece
sincero, pensaba Helena mientras miraba sin
pestañear a Lucas.
-Hija, escúchalo y ayúdalo, hay una gran ba-
talla por su alma, Yo estoy contigo, oyó Helena
que le decía el Señor a su corazón.
-Gracias Señor, por tu respuesta, decía en
silencio Helena, mientras veía un grupo de
jóvenes que se acercaban a ellos con una gra-
badora en sus manos, venia riendo, gritando,
105
TOCANDO SU GLORIA I
bailando y empujándose entre ellos.

-Hola Helenita, dijo en voz alta uno de ellos.
Lucas y Helena los miraron sin darles mucha
importancia.
-Te he dicho que no hables con extraños,
dijo el joven mirándola mientras se acercaba
más a ellos.
-¿Los conoces?, pregunto Lucas.
-No, nunca los he visto.
-Vamos Helena, déjame invitarte un café pa-
ra poder conversar contigo.
-Sí, vamos, dijo ella mirando desconfiada a
los jóvenes.
-Quédate con nosotros, dijo el joven co-
giéndola del brazo.
-Lucas lo miro y grito fuerte al muchacho,
he déjala y sigue tu camino.
-Tú cállate, maldito traidor, dijo otro mu-
chacho.
Helena recordó lo que el señor le había di-
cho:
"Hay una gran batalla por su alma"
-Y sin pensarlo mas dijo en voz alta: En el
nombre de Jesús, te mando que nos dejes y te
alejes de nosotros.
106
ILUMINA MIS OJOS
Demonio que estaba hablando al oído de

los muchachos, fue disparado como una bala
mientras gritaba fuertemente, y la luz que salía
de Helena se extendió de tal forma que aun
Avaricia retrocedió otros pasos.
Los muchachos los miraron, mientras empe-

zaron a cantar, bailar, y continuaron su camino
como si nada hubiera pasado. Cuando Helena
volteo a mirar a Lucas, este la miraba con su
boca entreabierta, sin pestañear,
-¿Qué fue eso?, pregunto con voz baja.
-Todavía no te lo puedo explicar, Lucas, el
Señor me ha dicho que te escuche, pero antes
quiero que me prometas que no volverás a
mentirme otra vez.
-Lucas alzo su mano como si estuviera en
una sala de juicio y dijo, ¡Lo prometo!
Lucas y Helena se sentaron en un café que
encontraron cerca, era pequeño el sitio, senci-
llo pero acogedor, de mesas rústicas y sillas de
comedor, daba una impresión de intimidad y
sencillez. Ninguno decía nada, Helena oraba en
su interior pidiendo dirección, mientras Lucas
no se atrevía a comenzar la conversación, es-
taba esperando que el momento tenso pasara.
107
TOCANDO SU GLORIA I
-Estos días han sido muy especiales, muy di-

ferentes, los días más raros de toda mi vida.
Helena lo miraba, mientras se llevaba la tasa
de café, lentamente a sus labios.
-A mi hijo Robert lo mataron en una pelea
de muchachos, mi esposa no me quiere ver
porque ha descubierto que tenia una amante,
que ahora quiere dominar mi vida, y yo estaba
intentando llevarte a la cama, perdóname, pe-
ro tengo que soltar todo esto. Por favor, no te
vayas, necesito tu consejo, y para completarlo
todo, Dios me está hablando y estoy viendo
visiones y oyendo voces.
Helena lo miraba con la boca abierta, sus
ojos estaban bien abiertos, no podía ordenar
sus pensamientos, mientras Lucas bajo su ca-
beza y decía una y otra vez,
-No sé que hacer. Miro de nuevo a Helena,
y con tono imperativo le dijo, necesito que me
ayudes, por favor, ayúdame.
-Helena lo miro y lo tomo del brazo, mien-
tras le decía, cálmate Lucas, vamos por partes,
¿Eres casado, y tienes una amante?
-Sí, mi vida es un desastre, ahora que quería
rehacer mi vida con Jazmín, ahora la perdí.
-Si Dios no me hubiera dicho que te escu-
108
ILUMINA MIS OJOS
chara y te ayudara ya me hubiera ido, dijo ella

con enojo en su rostro.
-Sí, perdóname, soy un gusano, ya lo sé,
Helena, hasta hace unos días todo lo que me
importaba era el dinero y las mujeres, pero aún
esa Biblia que me vendiste parece parte de un
complot de Dios para castigarme.
Helena se levantó para irse, pero Lucas la
tomo del brazo y le rogó que se quedara.
-No hables mal de mi Señor si quieres que
me quede, dijo con firmeza Helena.
-No, no lo hago, soy solo sincero, hasta
hace unos días no creía en nada, pero ahora….
Ahora no estoy tan seguro. Estuve hablando
con el pastor Sven Vilander, de la Iglesia en el
sur de Estocolmo…
-Ella lo interrumpió mientras lo tomaba del
brazo, ¿Hablaste con Sven? ¿Cómo lo conoces?
-Mi esposa lo conocía, mi esposa se llama
Jazmín, su familia es cristiana y asistían a esa
Iglesia.
Helena sonrió ampliamente.
-¿Lo conoces?, dijo Lucas extrañado.
-Sí, el pastor Sven es mi pastor, yo asisto a
esa Iglesia.
-Parece que Estocolmo es más pequeño de
109
TOCANDO SU GLORIA I
lo que pensamos, dijo Lucas mientras buscaba

las palabras para continuar, me dijo que Dios
me estaba hablando y que tengo que tener
otra naturaleza, que según Jazmín me dijo que
ustedes lo llaman ¿nacer de nuevo?
-Sí, dijo Helena mientras oraba en su inter-
ior sin descanso para buscar la dirección de
Dios, ¿Sabes como empezar?
-NO, ni idea, quiero solucionar esto, eso era
lo que quería preguntarte, ahora no estoy tan
seguro de lo que creía antes, ¿Qué tengo que
hacer ahora? ¿Qué espera Dios de mí?
Avaricia miraba desde la distancia la escena,
estaba desesperado, quería acercarse hablarle
al oído a su esclavo, pero ahora su esclavo se
le estaba escapando y no podía hacer nada
por retenerlo, la Luz y la fuerza que había en
Helena, era más poderosa que él, y él lo sabia,
-Lucas, todo lo que Dios pide de ti es que te

arrepientas de tus pecados y que creas en
Jesús como tu Salvador.
-¿Cómo mi salvador?, dijo Lucas alzando sus
hombros.
-¿Te acuerdas lo que te dijo Sven, de tu na-
turaleza? ¿Qué tenias que recibir otra
110
ILUMINA MIS OJOS
naturaleza?
-Si…
-Bueno, de eso se trata Lucas, tu naturaleza
es pecadora y siempre va a pecar, por más que
tú quisieras nunca podrías dejar de pecar. Pero
si tuvieras otra naturaleza, una sin pecado, una
pura y sin mancha, no tendrías que esforzarte,
¡verdad!, solo tendrías que vivir y tu naturaleza
haría el resto. Veo que no me entiendes muy
bien, dijo Helena mirándolo, te lo explicaré con
un ejemplo: ¿Qué fruto da el árbol de naranjo?
-Pues creo que naranjas, dijo Lucas un poco
irónico.
-¿Podría dar el naranjo mangos?
-No, creo que no, puesto que es un naranjo.
-Eso es Lucas, cada árbol da su fruto de
acuerdo con su naturaleza, el naranjo da na-
ranjas, y el árbol de mango da mangos. De la
misma forma, tu naturaleza es de pecado y to-
do lo que produce es pecado, siempre lo hará,
aunque la cambies de sitio, la rodees de bie-
nes, la lleves a algún sitio apartado, siempre
estará dando pecado, es su naturaleza.
Lucas la miraba con la boca entreabierta,
hasta que salió un sonido de su boca sin decir
nada.
111
TOCANDO SU GLORIA I
-¡Para que puedas empezar a producir algo

diferente del pecado tienes que recibir otra
naturaleza!
-Creo que empiezo a entender, pero enton-
ces estamos realmente perdidos, si no puede
haber cambio estamos perdidos.
-Sí, Lucas, esa es la situación de todos noso-
tros, por eso necesitamos un Salvador.
-Un salvador que me dé otra naturaleza, di-
jo Lucas mirando por la ventana.
-Exacto. Y esa es la obra de Jesús, él vino a
destruir el pecado y dar a luz una nueva natu-
raleza, sin pecado.
-¿Y todo lo que he hecho hasta ahora, todo
lo que ahora me atormenta, que va a pasar
con eso?
-Debes pedir perdón por eso a Jesús, por-
que es él, quien tomo tus pecados, el ya murió
por ellos, y si recibes por fe el perdón de Jesús,
entonces Lucas, abras nacido de nuevo, por-
que Él te dará en el momento que tú te
acerques a Él y recibas su perdón, él te dará
esa nueva naturaleza.
Lucas miraba la mesa, estaba en silencio, re-
cordaba a su hijo, a su esposa, a Ana, toda su
vida, todo le parecía sin sentido, ¿Qué había
112
ILUMINA MIS OJOS
logrado hasta ahora?, en su corazón ardía cada

vez más fuerte esta nueva esperanza, pero era
algo muy radical, alzo su mirada dejando ver
su tristeza.
-Lucas si quieres puedes recibir a Jesús aquí
mismo.
-¿Aquí mismo?
-Sí, solo tienes que orar y pedirle perdón y
decirle con tus labios que tú lo recibes en tu
corazón.
-Gracias Helena, me has sido una gran ayu-
da, creo que no lo voy a hacer en este
momento, ahora te dejo, te agradezco tu ayu-
da, espero no me guardes rencor por haberte
engañado y… perdóname.
-Lucas, no te guardo rencor, yo ya te he
perdonado, tengo que decirte algo más, todos
los que creemos en Jesús como nuestro Salva-
dor, tenemos un enemigo, muy real, y es
Satanás, él va intentar detenerte para que nun-
ca conozcas a Jesús, porque el día que lo
hagas, ese día serás libre y él ya no tendrá po-
der en ti.
Lucas la miro otra vez, mirando luego al pi-
so, dio la vuelta y empezó a caminar
rápidamente hacia la salida, mientras Helena
113
TOCANDO SU GLORIA I
decía una oración en voz baja:

-Padre, tu ya lo has traído a las puertas de la
Salvación, te encarezco, Señor Santo, que lo
ayudes y lo guíes a aceptar a Jesús en su co-
razón, y libéralo de toda cadena espiritual que
tenga en su vida.
Avaricia miraba desde la distancia con sus

ojos llenos de odio, no se había atrevido a
acercarse, la luz que emanaba de Helena había
abarcado casi toda la cuadra y él había tenido
que retroceder, observaba desde la oscuridad.
Maldita mujer, dijo casi gritando, si tengo la
oportunidad te mataré y te pondré de esclava
de mis súbditos. Miro cuando Lucas salió de la
cafetería y empezó a caminar por la calle, veía
como de Helena salían poderosos rayos hacia
arriba, empezó a seguir a cierta distancia a Lu-
cas hasta que la luz prácticamente se
desvaneció, entonces se acercó a Lucas con
furia en su mirada,
-Maldito esclavo, te haré entender quien es
tu señor, y extendió su mano poniéndola sobre
la cabeza de Lucas, vas a olvidar todo lo que
esa mujer te dijo, todo es mentira, olvídalo, di-
jo murmurándole a su oído.
114
ILUMINA MIS OJOS
-Lucas meditaba en lo que había pasado,

mientras buscaba su auto en el parqueadero,
es raro, pero yo sé que ella no me miente, se
dijo.
-Todo era mentira, repitió Avaricia, era solo
para vengarse de ti.
-No, no lo creo, pensó Lucas, ella es sincera
y yo creo ahora en Jesús, si creo que Jesús
puede ser la respuesta a ese vacío que hace
tanto tiempo vengo sintiendo.
La mano de Avaricia fue repelida por alguna
fuerza interior, de tal forma que casi lo hace
caer al suelo, nunca le había pasado antes con
Lucas, lo miro con gran odio, si intentas recha-
zarme te mataré maldito, le dijo mientras le
cogía el corazón con su mano.
Lucas sintió un dolor agudo en su pecho,
tanto que lo hizo doblar y sostenerse para no
caer, Avaricia lo miraba con odio intenso y
apretaba con fuerza el corazón de Lucas con
su mano,
-No te mato ahora mismo porque Destruc-
tor te va a necesitar, o si no ahora mismo
morirías, maldito, le grito al oído, y aflojo su
mano.
115
TOCANDO SU GLORIA I
Lucas había caído de rodillas al suelo, mien-

tras se cogía con fuerza su pecho, la
respiración se le había cortado y no decía so-
nido alguno, hasta que un gemido salió de él,
mientras se revolcaba en el suelo, y empezó a
respirar con dificultad.
-¿Que me pasa?, pensó mientras empezaba
a recuperarse, no puede ser el corazón, la ulti-
ma revisión salió todo bien, Dios dame tiempo
para arreglar todo, dame tiempo para llegar a
conocerte, dijo en voz baja casi sin pensarlo,
ante la mirada llena de odio de Avaricia.
-Yo decido tu tiempo, grito furioso Avaricia,
yo y nadie más, y si sigues así vas a morir muy
pronto, le grito para luego desaparecer de la
escena.
Se paró mientras se apoyaba en la pared, el
dolor había desaparecido, pero había quedado
adolorido, caminó hasta su auto y se dejó caer
en el asiento,
-Solo faltaría que me llegara la hora y dejara
todo así, ¡solo me faltaría eso! Señor Jesús, dijo
en voz baja, no sé si esto te guste o no, pero
parece que no tengo mucho tiempo, ahora sé
que te necesito, necesito esa nueva naturaleza,
ayúdame, yo realmente estoy arrepentido de
116
ILUMINA MIS OJOS
mis pecados, y creo que tú moriste para que

yo fuera libre, y recibiera otra naturaleza, yo te
recibo Jesús, sea como sea, te recibo como mi
Señor y mi Salvador, por favor ten misericordia
de mí y de mi familia; si ya ha llegado mi hora
te encarezco a mi esposa y a mi hija. Señor
Jesús, tú eres la única esperanza mía en este
momento, ayúdame, por favor. Lucas hablaba
con sus ojos cerrados, con las manos puestas
en el timón del auto, mientras las lágrimas
empezaron a rodar por su rostro, perdóname,
decía mientras lloraba como un niño.
Una fuerte luz empezó a inundar el auto, y

se siguió extendiendo hasta llenar casi todo el
parqueadero, era una luz similar a la que había
emanado de Helena, Lucas lloraba sin control
en su auto mientras dos seres de luz se acerca-
ron al auto mirando a Lucas,
-Ya esta listó, dijo uno de ellos.
-Sí, ahora su destino está sellado, dijo el
otro, tendremos que protegerlo de Avaricia
hasta que se haga fuerte.
-Sí, llévalo a casa, el Señor hablara con él
allá, dijo uno de los seres al otro para luego
desaparecer.
117
TOCANDO SU GLORIA I
El Ser de luz puso su mano sobre Lucas y le

dijo suavemente al oído:
-Ve a casa.
Lucas se secó el rostro con sus manos,
mientras mostraba una gran sonrisa,
-Ahora me siento mejor, como si me hubie-
ran quitado una tonelada de encima, creo que
iré a casa, me gustaría hablar con Jazmín.
La noche en Estocolmo en esta época del

año es clara, la luz como que nunca se va del
todo y deja paso a la oscuridad, sino que se
queda jugueteando con los innumerables la-
gos de Suecia; es como un complot secreto
entre la luz y el agua, que a la oscuridad no le
queda otra alternativa que observar de lejos.
Pero en el sector donde vive Lucas algo muy
diferente pasa, algo que nunca antes había pa-
sado, el ojo humano no lo puede notar, pero
para el ojo espiritual es claro y evidente que
algo sobrenatural está pasando. Una luz inten-
sa y poderosa, blanca y hermosa sale por
todas partes de la casa de Lucas, extendiéndo-
se hasta varias casas alrededor, los seres
espirituales del sector, miran aterrados, se es-
conden entre las sombras, alejándose de la
118
ILUMINA MIS OJOS
hermosa luz, maldicen y levantan sus rostros al

cielo profiriendo insultos y gritos de desespe-
ración. Avaricia, mira con profundo odio la
casa del que él considera su esclavo, ante la
mirada burlona y las burlas en voz baja de los
demonios que lo rodean.
-Destructor te va a despedazar, dijo un de-
monio alto, mientras lo miraba con burla.
Tarde se dio cuenta de la rápida respuesta
de Avaricia, que con su mano lo tomo por el
cuello, levantándolo en vilo, mientras su otra
mano la cerraba con fuerza y la disparaba co-
mo un martillo en el rostro del demonio,
haciéndolo caer algunos metros mas allá, ante
el silencio y la mirada de todos los otros de-
monios.
-Todavía no es el fin, dijo Avaricia en tono
alto para que todos oyeran, he hecho caer a
Reyes y a siervos de ese, refiriéndose al Señor,
y con Lucas todavía no termino, dijo con sus
ojos enrojecidos de odio.
El demonio que había caído al suelo se le-
vantó y lentamente se escondió en las sombras
desapareciendo de la vista.
-Quiero que lo asedien por todas partes,
asedien su esposa, su hija, no les den descan-
119
TOCANDO SU GLORIA I
so, el que logre hacerlo caer le daré la mitad

de mi poder y gobernara conmigo, dijo en to-
no alto mirando a los demonios que se
escondían en las sombras, para luego desapa-
recer de la escena.
Lucas estaba arrodillado, con sus manos en

el suelo y su cabeza casi tocaba el suelo, llora-
ba abundantemente. Una intensa Luz blanca
salía de su interior, de repente sintió la presen-
cia de otra persona en el cuarto, y empezó a
levantar su rostro lentamente, viendo un par
de pies descalzos que casi tocaban el suelo, vio
una túnica de un blanco intenso y empezó len-
tamente a levantar su cabeza. Era la figura de
un hombre, tenía sus manos a los costados, y
vestía una túnica blanca resplandeciente, lle-
vaba una cinta dorada que cruzaba su pecho
de la cintura a uno de sus hombros; su rostro
era una luz intensa, muy fuerte y cuando vio
sus ojos, vio como salían rayos de luz que pe-
netraron y traspasaron su cuerpo. El temor se
apoderó de él y miro al piso, pero para su sor-
presa, se vio doblado sobre sus manos orando,
era como verse a sí mismo. Volteo a mirar de
nuevo hacia el hombre resplandeciente que
120
ILUMINA MIS OJOS
había visto, pero ya no estaba, y escucho una

voz que retumbo en sus oídos, en su interior,
en todo su ser,
-Lucas, Yo te mostraré lo que viene.
Y al momento se sintió levantarse del suelo,
se podía ver todavía ahí, doblado sobre el sue-
lo, orando, pero ahora estaba parado, flotaba y
veía como todo empezó a cambiar.
Vio a Suecia, la podía ver desde lo alto, no
sentía ni frío, ni calor, pero flotaba sobre Sue-
cia. Veía como el agua entraba a muchas
partes del país, veía inundaciones, el agua se
extendía por gran parte del país. De repente
apareció en un hospital y veía como todos
corrían, veía los enfermos estaban en camas en
los corredores, todo era un caos, gente senta-
da en el piso en los corredores, mientras las
enfermeras y los médicos corrían sin saber que
hacer. Volteo a mirar hacia el techo y se vio
afuera otra vez, y vio una gran cantidad de
aviones de guerra pasar sobre su cabeza, veía
cenizas, los árboles secos y quemados, como si
un gran incendio hubiera acabado de ser ex-
tinguido, sintió una gran tristeza y dolor, Lucas
empezó a llorar en su visión, ¿Por qué pasa to-
do esto?, grito al cielo, esperando respuesta, y
121
TOCANDO SU GLORIA I
una voz habló a su interior y le dijo:

-Porque Suecia así lo ha decidido, me han
dejado a mí, y esto es el fruto de lo que ellos
han escogido.
Enseguida Lucas se sintió de nuevo en la sa-
la de su casa, en su cuerpo, doblado en el
suelo, el piso se había mojado con las lágrimas
que había derramado, se sentía como si flota-
ra, como si no pesara nada, pero también
había una gran tristeza en su interior. Entendió
que era Jesús aquel que él había visto, enten-
dió que el Señor le había mostrado el futuro
de Suecia, si ella siguiera el camino de rebeldía
e independencia del Señor que había elegido.
No sabia que pensar, todo había pasado sin el
haberlo pedido, sin haberlo buscado siquiera,
se dirigió a la cocina y se preparó un café, lue-
go se sentó en una de las sillas mientras
miraba como hipnotizado hacia la ventana, so-
lo miraba.
Afuera el mundo espiritual había estado en

mucho movimiento, habían visto la luz exten-
derse por muchos metros, en momentos les
había tocado taparse el rostro porque la po-
tencia de la luz les cegaba y hacia daño a su
122
ILUMINA MIS OJOS
cuerpo; son seres de las tinieblas y la luz les

produce gran dolor en todo el ser. Vieron
cuando Jazmín se dirigía a la casa y la habían
alcanzado antes de entrar, le estaban susu-
rrando al oído toda clase de mentiras,
infectándola con su odio, con su desconfianza,
con su temor, hasta que les toco dejarla, la luz
no los dejaba pasar más allá.
Jazmín se bajó del auto, había estado medi-

tando en el odio que sentía ahora por Lucas,
ella había creído que quizás era posible otra
vez, pero todo había sido una patraña de Lu-
cas, se llenó de rabia cuando vio el auto de
Lucas ya parqueado y apretó los dientes mien-
tras decía para si:
-Te voy a sacar de aquí como un perro.
Abrió con rapidez, dejando la llave en la
chapa entro a paso largo y decidido,
-Te largas ya de aquí, grito en cuanto lo vio.
Vio como el rostro y los ojos de Lucas esta-

ban enrojecidos, se veía que había estado
llorando, pero lo que más le llamo la atención,
fue la paz que reflejaba en su rostro, nunca lo
había visto así; pero retomando su actitud, se
123
TOCANDO SU GLORIA I
paró al pie de la puerta y le señalo la salida

mientras lo miraba con rabia.
-Jazmín, ahora soy salvo, ahora sé que es
nacer de nuevo, dijo mirándola con una sonri-
sa.
-No me vengas con tus mentiras, te largas
ya, dijo ella.
-Ya me voy Jazmín, solo quería que supieras
que recibí al Señor en mi corazón. Él me ha
perdonado y te pido me perdones. Yo sé que
fui muy malo contigo, pero no tenia ni idea de
que era la vida, ahora sé que es la vida, y te
pido me perdones; dijo mientras cogía su saco
que había dejado en una silla de la sala.
-Tu castigo será mayor por burlarte del Se-
ñor y mentir de esta forma, dijo ella mirándolo
con desconfianza.
-Jazmín, yo te amo, tú eres mi mujer, yo te
falte a ti y a mis hijos, pero es cierto, acabo de
recibir a Jesús, él ha estado aquí, en la sala de
nuestra casa, me ha perdonado, créeme, nunca
mentiría de esto.
-Pero, ¿te enloqueciste completamente?
-Y ¿Por qué te extraña? No dice la Palabra
que él murió por nuestros pecados, crees que
Jesús murió por todos menos por Lucas, crée-
124
ILUMINA MIS OJOS
me, ahora soy una nueva criatura, ¿qué ganaría

con mentirte en esto?
-Te quieres burlar de mí….
-Mira me voy y pasaré la noche en un hotel,
para que no desconfíes de mí, pero ahora
quiero estar ahí para ti, cuando quieras, ahí es-
taré, y empezó a andar hacia la puerta.
-Mejor te quedas aquí, dijo cerrando la
puerta de un portazo, no quiero que mi hija se
quede ahora sin papa, en esta condición no
creo que puedas manejar.
Lucas sonrió un poco mientras miraba al pi-
so.
-Ni te hagas ideas, no es por ti, dijo ella
rápidamente, y vas a dormir en la sala, dijo
mientras subía las escaleras.
Jazmín no sabía que creer, nunca había visto
a Lucas de esta forma, era algo completamen-
te nuevo para ella. Ella sabia que todavía lo
quería, no sabia que debía hacer, su temor a
perderlo del todo, la había llevado a decirle
que se quedara. Si tan solo fuera cierto lo que
él decía, pensaba Jazmín, su corazón lloraba de
dolor, sabia que posiblemente su matrimonio
estaba terminado, pero ahora esto que él de-
cía, si eso fuera cierto, si fuera cierto…
125
TOCANDO SU GLORIA I
-No puedo seguir así, tengo que hacer algo

para saber, para tener paz, y ¿si le preguntara
al Señor?, hace mucho que ni siquiera pienso
en él, pero últimamente he sentido su cercanía,
como cuando era niña y mi mama me contaba
de él. Él es como un sueño de juventud, algo
que nunca logre, como me hubiera gustado
que lo hubiera podido lograr, pero todo se
perdió con el tiempo, es como un sueño de
niña. Pero ahora Lucas me viene con esas,
¿Será que sabe que yo había soñado con que
los dos estuviéramos cerca del Señor?, Jesús,
dijo en voz muy baja, si eres tú, dame una se-
ñal, muéstrame de alguna forma.
Se tiró en la cama, poniendo sus brazos tras
de su cabeza y mirando al techo, mientras ju-
gueteaba con sus pies.
-"Como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy
su voz, no endurezcáis vuestros corazones",
oyó que Lucas hablaba fuertemente desde la
planta baja.
Se levantó al momento y llego hasta las es-
caleras de dos zancadas,
-¿Qué has dicho?, pregunto Jazmín.
-Yo, nada.
-Sí, ¿qué dijiste antes?
126
ILUMINA MIS OJOS
-Nada, solo leo la Biblia, respondió Lucas un

tanto sorprendido.
-Léeme lo que acabas de leer, dijo Jazmín
irritada.
Lucas la miro extrañado, sin entender nada,
pero como quería arreglarse con Jazmín, busco
el pasaje y leyó:
"Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si
oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones"
-Esta en Hebreos por si lo quieres saber, y
volteo a mirar a Jazmín que ya se dirigía a la
habitación, dejando a Lucas con la boca abier-
ta, sin entender lo que pasaba.
Jazmín cerro la puerta de su cuarto de un
portazo, se mordía el labio inferior, había que-
dado parada, como si estuviera resolviendo
algo,
-¿Eres tú?, dijo de repente, ¿Esta es tu se-
ñal?, tú sabes como anhelo que fueras tú,
como anhelo volver a sentir esos momentos
de cuidado, que tú tenias conmigo, esos mo-
mentos cuando me sentía como una niña en tu
regazo. ¿Eres tu Rey del cielo, que llama a mi
puerta, que me hace sentir las vibraciones del
amor, y me hace doblar de amor y dolor? Y ca-
127
TOCANDO SU GLORIA I
llo de rodillas donde estaba mientras sus ojos

se llenaban de lágrimas, abría su boca que-
riendo decir algo, pero solo sonidos sin
sentido salían de ella. Yo me fui, continuo
Jazmín, me aleje de tu lado, anduve mi camino,
mis ropas están sucias y rotas, y toda yo estoy
enferma del mundo. ¿Aún, Rey soberano, aún
tienes una mirada de amor para mí? Perdóna-
me, dijo explotando en llanto sin control,
perdóname mi amor.
Jazmín estaba arrodillada en el piso, apoya-
da en sus manos, llorando sin control, cuando
escucho una voz inconfundible, que hablo a su
corazón:
-Mi linda niña, como te he anhelado, como
te he buscado y esperado que me miraras,
aquí estoy, ha tu lado, en tu interior; no digas
estoy sucia, porque ya te he limpiado; no digas
estoy enferma, porque ya te he sanado.
-Padre, Padre Santo, ¿Dónde habías estado?
-A tu lado, siempre he estado a tu lado, an-
helando que me oyeras, esperando que me
miraras, pero te alejaste de mí, de mis pala-
bras, y mi corazón lloró por ti, pero ahora has
vuelto a mí, te Amo hija, no lo olvides nunca.
-Perdóname, perdóname por haber sido
128
ILUMINA MIS OJOS
una hija rebelde, desagradecida, orgullosa y

atrevida, perdóname Señor.
-Ya estás perdonada hija, mi Hijo, Jesús, ha
lavado ya todos tus pecados.
Jazmín sentía como el Señor la rodeaba, la
abrazaba y la llenaba de amor, de perdón, de
gozo, quería quedarse ahí para siempre, este
éxtasis fue roto por las palabras del Señor a su
corazón otra vez:
-Hija, tu esposo Lucas ahora es mi hijo,
escúchalo.
Y sintió que como que volvía a la habitación,
las últimas palabras del Señor la habían hecho
abrir los ojos y verse de nuevo en el cuarto, era
como despertar. Recordó rápidamente todo lo
que acababa de pasar, no era la primera vez
que esto le pasaba, había escuchado muchas
veces al Señor antes, cuando era una niña, y
aun de recién casada. Pero todo fue desapare-
ciendo paulatinamente, sin darse cuenta, hasta
que un día se dio cuenta que hacia ya tiempo
no escuchaba la voz del Señor a su corazón.
Sabía entonces que esto que ahora pasaba era
real, y había escuchado la voz del Señor que le
decía que Lucas ahora creía en Él. Era algo que
ponía toda su fe a prueba, ese hombre la había
129
TOCANDO SU GLORIA I
engañado y humillado, pero si había encontra-

do al Señor, ella sabia que todo sería diferente,
Dios cambiaría todo, ella lo sabia, y estaba dis-
puesta a arriesgarlo todo por esta nueva
oportunidad.
Se levantó, secando las lágrimas de sus ojos,
se organizó un poco el cabello y la ropa y salió
del cuarto bajando las escaleras rápidamente y
deteniéndose en medio de ellas, ahí estaba Lu-
cas, arrodillado en el suelo, orándole al Señor.
Se puso la mano en su boca, sin poder conte-
ner las lágrimas de alegría que esto le
producía, Lucas alzo su rostro mirándola con
una sonrisa amplia,
-Lucas, el Señor te ha perdonado, y yo te
perdono, mi amor, avanzando hacia él y fun-
diéndose en el con un beso apasionado.
Lucas la miraba un tanto extrañado,
-Jazmín, mi amada esposa, tengo mucho
porque pedirte perdón, te he traicionado mu-
chas veces, te pido me perdones, he sido un
esposo infiel e injusto contigo, perdóname.
Ella lo miraba, mientras le decía:
-Dime que ahora nunca más lo vas a hacer.
-Te lo prometo, no solo a ti, sino al Señor
que nos escucha, nunca más te seré infiel e in-
130
ILUMINA MIS OJOS
tentaré ser un buen esposo y amarte el tiempo

que me resta.
-Asegúrate de que sea mucho, le dijo ella
cogiéndolo de la cabeza, porque ahora que
Dios esta en medio nuestro, quiero amarte y
realizar todos esos sueños que una vez tuve
contigo.
Afuera de la casa, la luz que cada vez crecía

más, enceguecía a todos los seres espirituales
que miraban con odio hacia la casa de Lucas y
Jazmín, tenían que retirase cada vez más. Ava-
ricia miraba preocupado la escena desde lejos,
sin poder hacer nada, ya su antiguo esclavo se
le había escapado, había sido rescatado por
uno mucho más poderoso que él, y que todos.
Sabia que la noticia no le gustaría mucho a
Destructor, así que quería esperar antes de
dársela, cualquier cosa que pudiera lograr,
quizás mitigaría en algo la furia de Destructor.
La luz del día empezaba a colarse por entre

los espacios de las persianas de la sala, Lucas y
Jazmín habían pasado la noche en la sala, hab-
ían bajado algunas cobijas y habían recordado
el tiempo de recién casados, mirando fotos y
131
TOCANDO SU GLORIA I
haciendo el amor. Lucas sintió que algo le to-

caba en su cabeza, entreabrió los ojos y vio a
Melina que lo miraba con la cara llena de risa,
-¿Y que hacen aquí, papa?
-Vete a dormir que todavía es temprano
Melina.
Ella jugueteó con su brazo, moviéndoselo
en su cara, mostrándole el reloj,
-Son las once de la mañana, ¿Te parece
temprano?
-¿Las once?, dijo Lucas sentándose al mo-
mento.
-Sí, y aquí tienes un jugo de naranja, dijo ex-
tendiéndole un vaso con jugo.
-Huy, que se nos hizo tarde, moviendo lige-
ramente a Jazmín.
-No me molestes dijo dándose la vuelta al
otro lado.
-Voy a ir donde Rebeca, papá, ¿lo olvidaste?
-¿Rebeca?, ha sí, lo olvidaba.
-Si ya lo sé, por eso la llame y su papá nos
llevara a ver la película.
-¿Qué?, no, espera yo me arreglo y te llevo.
-No, papá, mira ya llegaron, dijo abriendo
un poco las persianas dejando ver un auto que
parqueaba fuera de la casa.
132
ILUMINA MIS OJOS
El timbre se escuchó y Melina fue corriendo

a abrir la puerta.
-Hola Rebeca dijo, espera un momento, mi
papá todavía estaba durmiendo, le dijo al oído.
Lucas se paró y fue hasta la puerta,
-Hola le dijo Lucas al padre de Rebeca,
mientras se tocaba el pelo con la otra mano.
-Hola, yo las llevo a ver la película y la traigo
en cuento termine.
-Yo iré con ustedes, si me esperan un mo-
mento, dijo Lucas.
-No se preocupe, esta vez yo las llevo, y la
próxima vez usted, ¿le parece?
-¿A qué horas termina la película?
-Como a las dos, y a las tres estamos acá,
dijo Melina mirándolo mientras corría al auto.
-Melina, dijo Lucas mirándola y llamándola
con la mano.
La niña volvió mirando a su papa haciendo
una cara triste.
-Ven acá, tienes que despedirte, le dijo Lu-
cas, recuerda que Jesús te ama, le dijo al oído.
Melina se quedo mirándolo por un momen-
to,
-¿Estás jugando?
-No, no hija, el Señor te bendiga.
133
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Qué quiere decir eso?

-Quiere decir que Dios te dará todo lo me-
jor, y en el momento que necesites algo,
acuérdate de esto y pídeselo y Él te lo dará.
-Melina lo miro otra vez y se acercó a su oí-
do y le dijo: Gracias papá, Que Dios te bendiga
a ti también.
Y salió corriendo hacia el auto donde la es-
peraba su amiga, Lucas se quedo mirándola
mientras el auto arrancaba y desaparecía por
la calle, su corazón no estaba tranquilo, algo
raro sentía, esto no lo acostumbrara sentir, pe-
ro se sentía muy incomodo, como preocupado
sin saber porque.
-¿Se fue Melina?, pregunto Jazmín.
-Sí, dijo Lucas mirando al piso algo preocu-
pado.
-¿Qué pasa? Solo va al cine.
-No sé, algo no esta bien, no sé que es, sa-
bes que quiero hacer, voy a orar un rato, he
notado que me da mucha paz estar con el Se-
ñor.
Jazmín alzo las manos cerrando los ojos y
dejándose caer para atrás y dijo:
-Creo que estoy en cielo.
134
ILUMINA MIS OJOS
Lucas busco un lugar en la cocina y se sentó

a hablar con Dios, como lo había estado
haciendo estos últimos días, y escucho la voz
del Señor a su interior que le dijo:
-Lucas, ora por protección para tu hija.
Sus ojos se abrieron completamente al
momento, y grito desde la cocina:
-Jazmín, ven rápido.
Jazmín llegó con la cobija a su alrededor, y
miraba extrañada a Lucas.
-¿Qué pasa?
-El Señor me dijo que orara por protección
para Melina.
-Ah, No, ¿pero como era el tipo que vino?,
¿lo reconociste? Vamos a buscarla, vamos.
Empezó a subir las escaleras rápidamente,
gritando toda clase de cosas, se paró faltándo-
le unos peldaños y miro a Lucas,
-¡Pero muévete!
-No Jazmín, eso no fue lo que el Señor me
dijo que debíamos hacer, él me dijo que deb-
íamos orar.
-Pero, ¿estás loco?
-Jazmín, confía en mí, sé que lo correcto es
orar, ven vamos a orar.
-No, no puedo, yo iré a buscarla.
135
TOCANDO SU GLORIA I
-Lucas la miro mientras ella desaparecía en

la habitación.
-Señor, te ruego por mi hija, te ruego la
protejas, te ruego envíes ángeles a guardarla a
ayudarla, Padre en tus manos la encomiendo,
te pido todo esto en el nombre de Jesús.
Las dos niñas hablaban en el asiento trasero

del automóvil, miraban sus teléfonos, inter-
cambiando fotos y señales de teléfonos,
Avaricia miraba desde la distancia la escena,
veía como el carro rodaba por la calle, observo
un camión que se acercaba en el cruce,
-Ahora me vas a pagar una parte de lo que
me debes, dijo mirando fijamente el camión, al
momento estaba dentro del camión mirando
al conductor fijamente, puso su mano sobre él,
y le dijo al oído:
-Acelera, acelera.
El hombre aceleró instintivamente, era un
camión de transporte de gasolina, venia com-
pletamente cargado, iba a entregar el
producto a las gasolineras de las afueras de la
ciudad, el hombre miraba el semáforo que
pronto cambiaría a amarillo y luego a rojo y
acelero un poco más. Al momento el conduc-
136
ILUMINA MIS OJOS
tor fue enceguecido por una luz muy brillante

que encandelillo sus ojos, Avaricia fue despe-
dido del camión como una bala y el conductor
perdiendo el control oprimió el freno con toda
su fuerza, haciendo que el camión se fuera pa-
ra un lado, volteándose en la carretera y
siendo arrastrado por el impulso que llevaba.
El rechinar de las llantas y los gritos de los
transeúntes se escuchaban ya en el cruce. El
carro donde iba Melina y Rebeca estaba para-
do esperando la señal verde para continuar.
Las niñas empezaron a gritar a todo pulmón,
viendo el camión que se dirigía hacia ellas, el
papa de Rebeca no pudo hacer nada, solo gri-
to fuertemente, y Melina se acordó de lo que
le dijo su papa y grito a todo pulmón:
-Señor Jesús, bendiceme.
Jazmín había salido en el auto y se dirigía

por la carretera, iba en dirección al teatro que
ella sabia que las niñas iban a estar, mientras
intentaba marcar el número del teléfono de
Melina o Rebeca, sin lograr comunicarse.
Jazmín no sabía que pensar, iba muy asustada,
de repente una explosión muy fuerte se es-
cuchó a unas cuadras de donde ella estaba, fue
137
TOCANDO SU GLORIA I
tal su poder de la explosión, que perdió el con-

trol del auto chocando contra el contenedor.
Estaba muy asustada, miro para todas partes,
otros autos habían también chocado entre
ellos, o contra el contenedor de la calle. Era
muy peligroso bajarse del auto en ese sitio, ¿Y
su hija? miraba el humo que ahora se levanta-
ba del sitio, él tráfico quedó quieto por
completo, los autos que no habían chocado,
habían parado en el sitio, se acordó de Lucas
que le dijo que debían orar, y exclamo casi gri-
tando:
-Señor, ayúdame, necesito tú ayuda, cuida
de mi hija, guarda a mi niña Señor.
Abrió la puerta del auto y salió del auto-
móvil, miro a la carretera, todo el tráfico estaba
detenido, y empezó a correr por la carretera.
138
4
MI ENEMIGO DICE: LO HE
VENCIDO
“No sea que mi enemigo diga: "Lo he vencido;"

Y mis adversarios se regocijen cuando yo sea
sacudido.”
Lucas se levantó de la silla de la cocina

donde había estado orando los últimos minu-
tos, se sentía tranquilo, sabía que el Señor
estaba con él, pensó por un momento en
Jazmín que había salido a buscar a Melina, y la
llamo:
-Lucas, no vengas por la 73, hubo un cho-
que y todo el tráfico está detenido.
-Jazmín, ¿Qué pasa? ¿Dónde estas?
139
TOCANDO SU GLORIA I
-Hubo una explosión, voy corriendo, tengo

que saber donde esta Melina.
-¿Qué?, ¿De que me estás hablando?
-Yo te llamo, fue lo ultimo que escucho Lu-
cas por el teléfono.
-Hola, hola, JAZMÍN, grito fuertemente Lu-
cas, mirando el teléfono como queriendo
extraerle la respuesta.
-Padre, ayúdame, no sé lo que pasa, pero tú

lo sabes, te ruego que me ayudes y ayudes a
Jazmín y a Melina, sea cual sea la situación, di-
jo Lucas mientras tomaba su chaqueta y salía
de la casa.
Jazmín veía desde lejos la gente que ya se

empezaba a arremolinar cerca del sitio del ac-
cidente, estaban a una buena distancia, se
veían llamas, y mucho humo. La gente empe-
zaba a correr junto a ella, querían ver lo que
había pasado. En la esquina que ahora podía
ver se veía ya una ambulancia y un carro de
policía, otro carro de policía llegó a unos me-
tros de donde ella iba, dos policías se bajaron
del automóvil y empezaron a detener la gente
que quería ir a ver de cerca lo que pasaba.
140
MI ENEMIGO DICE: LO HE VENCIDO
-No se acerquen, es peligroso, por favor

despejen el área, tenemos que trabajar, decía
en tono alto una mujer policía que extendía
sus brazos para que nadie pasara hacia el sitio
del accidente.
-Que ha pasado le grito Jazmín con gran
preocupación en su rostro.
-No se preocupe señora, ya todo lo tene-
mos controlado, por favor despejen el área.
Jazmín quiso pasar pero la policía la tomo
del brazo,
-No puede pasar señora, es que no entien-
de, que despejen el área, dijo mirándola
decididamente.
-¿Pero dígame que paso ahí?, grito Jazmín.
-La policía la miro sin responderle, parecía
estar tomando una decisión, una voz de un ni-
ño interrumpió el momento:
-Un camión de gasolina se volcó, y exploto
como en las películas, dijo con tono excitado.
-Jazmín se soltó de la policía agachándose y
dirigiéndose al niño le dijo:
-¿Un camión?
-Sí, se quemó todo, dijo el niño.
-Señora, dijo la policía.
-Ya, ya me voy dijo Jazmín dando la vuelta y
141
TOCANDO SU GLORIA I
empezando caminar.
-Gracias Señor que no fue mi hija, dijo
Jazmín en voz baja.
Sé quedo mirando desde lejos, un poco más
relajada, tenia que seguir hacia el teatro, pero
se preguntaba si su hija, Rebeca y su papa no
habían escuchado la explosión, no podrían ir
muy lejos.
-Llamo otra vez, ninguna respuesta.
Veía como las ambulancias se llevaban a al-
gunos heridos, ya no le interesaba mucho, su
pensamiento estaba en su hija.
Se sentó en las escaleras de una entrada, es-
taba muy cansada, dos niños hablaban entre
ellos, ella los miraba sin darles mucha impor-
tancia.
-Y el camión explotó, dijo uno de ellos, y
parece que se llevó un auto por delante, ter-
mino mirando al otro niño con sus ojos bien
abiertos y una expresión de sorpresa en el ros-
tro.
-Fueron 4 dijo el otro niño.
-No, fueron tres y salieron corriendo persi-
guiéndose entre ellos.
Jazmín los miraba, había oído pero como
que no había entendido nada de lo que de-
142
cían, de repente se paró lentamente mirando

hacia los niños que ya desaparecían por la es-
quina.
-Cuatro, ¿cuatro que? Dijo y miro de nuevo
hacia el lugar del accidente, ya las llamas hab-
ían sido extinguidas y solo humo salía del sitio,
las ambulancias estaban por todas partes, así
como la policía, Jazmín miró decididamente a
un hombre, que vio iba a entrar a una ambu-
lancia y corrió hacia el con toda su fuerza.
-Oiga señora, se alcanzó a oír.
-Dígame que paso, le grito al hombre lle-
gando hasta él.
-No se preocupe señora, ya todo está con-
trolado.
En el sitio que ahora estaba, podía ver que
había otro auto, completamente quemado, era
uno como el del papa de Rebeca, su corazón
empezó a latir mas rápidamente, tuvo que co-
gerse de la puerta de la ambulancia para no
caerse,
-Dígame, ¿Quiénes iban en el auto?, pre-
gunto Jazmín.
El hombre la miró y la ayudo a sentarse en
el piso mientras al sitio llegaba la mujer policía,
-¿Conocía usted a esas personas?
143
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Qué personas, dígame quienes iban en el

auto?
-Un hombre y dos niñas.
Jazmín tenia una mueca de dolor en su ros-
tro, su boca abierta parecía querer emitir un
sonido pero nada salía de ella, las lágrimas
brotaban de sus ojos, mientras seguía mirando
sin pestañear al hombre,
-Cálmese, señora, cálmese, escuchaba que
le decían, pero era como si estuviera lejos, pa-
rece que conocía a los que iban en el auto le
dijo el hombre a la policía, la policía se tocó la
cabeza con la mano mientras hacia una mueca
de tristeza. Venga señora, la vamos ayudar, y la
levantaron por los brazos haciéndola sentar en
el asiento trasero del automóvil de policía, el
hombre llegó con un vaso de agua y se lo ex-
tendió:
-Tómese esto, le ayudara.
Jazmín lloraba ahora sin control, gritaba, es-
taba completamente sin control,
-¿Dónde esta mi hija?, ¿Dónde esta mi niña?
-Cálmese, por favor, señora, cálmese.
-¿Están todos muertos?, le pregunto
tomándola por los hombros.
-Si usted se calma, le prometo que voy a
144
averiguar, le dijo la policía.

-Vaya, vaya, yo la espero aquí, dijo Jazmín.
-La mujer policía la miro mientras se ende-
rezaba, como preguntándose si podía dejarla
sola, luego se dirigió al conductor de la ambu-
lancia y empezó a hablar con él, Jazmín veía
como la mujer se tocaba la cabeza con la ma-
no mientras miraba a Jazmín, y empezó a
caminar hacia ella. Jazmín la miraba intensa-
mente como queriendo sacarle la respuesta
con la mirada, la policía llegó y miro a Jazmín
sin decir nada.
-¿Están todos muertos?, pregunto de nuevo
Jazmín.
-Un hombre y una niña murieron al mo-
mento, la otra niña fue disparada a unos
metros del auto y esta en estado crítico, se en-
cuentra en coma en el hospital San Goran.
-¿Era su esposo?, ¿sus hijas?
-¡Una niña!, tengo que irme, gracias, decía
mientras empezaba a caminar.
-Señora no puede irse, tiene que darme sus
datos.
-Jazmín empezó a correr a todo lo que pod-
ía sin mirar para atrás.
145
TOCANDO SU GLORIA I
El teléfono sonó, Lucas vio que era Jazmín y

contesto al momento:
-¿Dónde estas?, dijo casi gritando.
-Lucas, ve al San Goran, ve ahora mismo,
nos vemos allá y colgó.
Lucas miro el teléfono de nuevo y grito de
rabia, empezó a llamar a Jazmín pero no le
respondía, espera que te encuentre me vas a
tener que oír, dijo mientras tiraba violenta-
mente su teléfono en el asiento del auto,
arrancando el auto con un chillido de llantas.
Lucas llego al hospital donde hacia unos

días había estado viendo a su hijo muerto, no
le era placentero volver al mismo hospital.
Había estado intentando llamar a su hija, sin
lograrlo, tampoco lograba comunicarse con
Jazmín, ¿Qué pasa Señor?, yo sé que tú me
ayudaras, yo lo sé, se dijo mientras buscaba en
la entrada del hospital a Jazmín. Su teléfono
sonó, era Jazmín:
-Hola, ¿Dónde estas?
-Estoy en el San Goran, en el piso ocho, cui-
dados intensivos, vente ya.
-Estoy en el hospital, ¿Qué es lo que pasa?,
¿Estas bien?, ¿Sabes algo de Melina?
146
-Sí, pero mejor ven, te espero, y colgó.

-Voy a tener que hablar seriamente con
Jazmín acerca de estas llamadas, dijo en voz
baja mientras se dirigía a los ascensores.
Salió del ascensor, busco el ala de cuidados
intensivos, abrió la puerta gris grande que da-
ba al corredor en el que se encontraban todos
los cuartos de esa sección, alcanzo a ver a
Jazmín en una sala de espera, se apresuró a
ella.
-¿Qué pasa?, ¿Es Melina?
Ella lo miró sin decir nada,
-Pero habla mujer, habla.
-Ella pestañeó varias veces como saliendo
de un sueño y dijo rápidamente:
-Sí, es la niña, tuvieron un accidente en el
auto, esta en cuidados intensivos, esta en co-
ma, dijo mientras rompía en llanto.
-No puede ser, ¿pero aquí nunca pasa nada,
y preciso va a pasarnos a nosotros?
-¿Y como esta Rebeca y su papa?
Jazmín lo miro, para luego mirar al piso,
-Ellos están muertos, dijo en voz baja.
-¿Qué?, pero no puede ser, ¿Estás segura?
-Sí, nuestra hija esta viva de milagro, no se
explican como esta viva, dicen que apareció a
147
TOCANDO SU GLORIA I
unos metros del auto y no se explican como

salió del auto y como quedo viva, Rebeca y su
papa murieron al momento.
-Y dices que esta en coma, ¿Dónde esta?
Quiero verla.
Jazmín lo tomo de la mano y lo llevo hasta
un cuarto, abrió la puerta y entraron, ahí esta-
ba Melina, con tubos en su cuerpo, e
instrumentos conectados por todas partes,
tenía sus ojos cerrados, y se veía en completa
paz, como si estuviera durmiendo.
El cuarto estaba lleno de luz, una luz que

Lucas y Jazmín no podían ver, un ser angelical
estaba parado en el extremo de la cama, mi-
rando a Melina, con sus alas extendidas, era
muy alto, su rostro resplandecía y tenía una
actitud serena. En el momento que Lucas y
Jazmín habían entrado al cuarto, la luz se había
extendido aun más, era como un gran foco de
luz en medio de la oscuridad. Desde la oscuri-
dad, Avaricia y algunos de sus esclavos
miraban con gran odio la escena, gritaban, in-
sultaban al ángel, le decían como acabarían
con él, que todo era cuestión solo de tiempo,
que pronto estaría perdido para siempre. Le
148
decían lo solo que estaba, se usaban de gro-

serías y lenguaje obsceno, hablando de todo lo
que podían, mientras el ángel miraba serena-
mente a Melina sin siquiera míralos. Habían
tenido que retirarse más, cuando Lucas y
Jazmín habían llegado a la habitación, había
sido como un alivio para el Ángel, y disfruto el
momento cuando Lucas y Jazmín unidos se
arrodillaron y empezaron a clamar a Dios por
la vida de su hija. En ese momento, vio como
una gran y poderosa luz salió de ellos y aun
llego a él, restableciéndolo y dándole fuerzas.
Escucho cuando Lucas pidió al Señor enviar
ángeles a proteger la niña, y al momento dos
poderosos ángeles aparecieron junto a él. Él
los miro sintiéndose reforzado y aliviado, el
Señor los había enviado a proteger a Melina
desde que Avaricia había querido matarla,
desde el momento que Lucas había empezado
a orar en su casa. Pero Avaricia era poderoso
también y tenía un gran ejército de demonios
a su mando, el ángel sabía que si quedaba solo
podrían llegar a vencerlo, por eso vio con
alegría la llegada de sus hermanos. Cuando
Lucas y Jazmín estaban en el cuarto, sabia que
el ejército de las tinieblas nada podían hacer.
149
TOCANDO SU GLORIA I
Porque uno solo de ellos, de los hermanos que

creían en Jesús, de los hombres convertidos,
era más poderoso que cientos de ángeles, en
ellos habitaba el mismo Dios, y ellos habían
visto cosas increíbles suceder con la sola inter-
vención de uno solo de ellos. Los ángeles,
buscaban refugio y descanso en estos verda-
deros creyentes, ellos eran como refugio en
medio de la tempestad.
Avaricia y sus esclavos se taparon los oídos,

un sonido que penetraba sus oídos y los hacia
tambalear y chillar de dolor estaba ahora por
todas partes. Lucas y Jazmín estaban termi-
nando su oración, y lo habían hecho con una
alabanza, una alabanza que había salido es-
pontánea de su corazón, y esto, producía un
sonido tal en el mundo espiritual, que Avaricia
tuvo que desaparecer del sitio, después de
haber proferido maldiciones y amenazas. El
lugar quedó completamente despejado de to-
da hueste de maldad, mientras los tres ángeles
tenían sus cabezas como mirando al cielo, ce-
rrados sus ojos, y se sumaban a la adoración
de sus hermanos.
-Nunca dejara de impresionarme, dijo uno
150
de ellos, en cuanto la alabanza había termina-

do, el poder que habita en mis hermanos; es
como estar en la presencia del Altísimo, es
como si el Altísimo se escondiera en ellos. Los
otros dos lo miraron y asintieron, y rodearon la
cama extendiendo sus alas.
Lucas abrazo a Jazmín, ella recostó su cabe-

za en su pecho y lo abrazo fuertemente,
-No temas Jazmín, yo sé que el Señor ahora
esta con nosotros, nada podrá dañar a nuestra
hija, ahora estamos juntos en el Señor, y el Se-
ñor nos ayudara en todo, perdóname si me he
demorado tanto en ver la verdad.
-¿Qué podemos hacer?
-Voy a llamar al pastor Sven, el quizás nos
pueda ayudar en algo.
Ella lo miró sin decir nada, mientras Lucas
buscaba el teléfono.
-Pastor Sven, hola soy Lucas, ¿se acuerda de
mí?
-Hola Lucas, ¿Cómo estas?
-No muy bien pastor, han pasado muchas
cosas desde que le fui a ver, mi hija esta ahora
en el hospital en coma, quería buscar su con-
sejo.
151
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Dónde la tienen?
-En el San Goran, en cuidados intensivos,
estamos aquí en este momento.
-Si quieres me gustaría hablar contigo per-
sonalmente, dijo el pastor Sven, voy para allá y
nos podemos ver allá en unos minutos.
-Me parece bien, lo espero acá, nos vemos,
y colgó.
Jazmín había estado mirando con deteni-
miento mientras Lucas conversaba por
teléfono, ahora sentía algo que nunca desde
casada había sentido, se sentía protegida, veía
a su esposo, haciendo y tomando el liderazgo,
y no le molestaba, sentía que por fin todo es-
taba encajando en el sitio que debería haber
tenido desde el principio.
-El pastor Sven viene para acá, él nos puede
dar algunos consejos, como que debemos
hacer ahora, ¿Qué te parece?
-Esta bien, creo que lo que tú decidas es co-
rrecto, dijo ella, extrañándose ella misma de su
respuesta.
Lucas la miro, ahora sabia lo que tenia que
hacer, era como si algo por dentro le dijera
claramente lo que tenia que hacer, pero lo me-
jor de todo era esa paz que sentía, nunca se
152
había sentido así, era algo nuevo,

-Todo va a salir bien, dijo mirando a la ven-
tana, no debemos ver las apariencias, el Señor
tiene todo en su mano, todo va a salir bien re-
pitió.
Jazmín lo cogió de la mano, los dos miraban
por la ventana, la luz entraba tomando dife-
rentes colores, era como un nuevo comienzo
para ellos. Algo nuevo estaba comenzando, y
Jazmín, se sentía por primera vez en mucho
tiempo con esperanza y tranquila. A pesar de
que su hijo había muerto hacia unos días, su
matrimonio casi se había destruido y ahora su
hija estaba en coma en el hospital, pero ella
sabia, que el Señor había tomado el control de
todo. Sentía una paz indescriptible, una espe-
ranza que solo había sentido el día que se casó
con Lucas.
El Pastor Sven apareció en la puerta y se

quedo mirándolos con tranquilidad.
-Hola, pastor Sven, gracias por venir, dijo
Lucas extendiendo su mano.
Sven lo saludo y luego miro a Jazmín por un
momento,
-Que bueno verte Jazmín, ¿Te acuerdas de
153
TOCANDO SU GLORIA I
mí?
Jazmín avanzó hacia el pastor y lo abrazo
como una niña que abraza a su papa.
-Perdóneme pastor, por haber sido tan des-
agradecida, no lo había llamado siquiera.
El Pastor le acaricio el pelo, como un papa
que acaricia a su hija que no ve por tiempo,
-No importa eso, olvidémoslo ya, ¿Cómo
estas tú?, dijo mirándola a los ojos.
Me mataron a mi hijo, dijo soltando el llanto
y abrazándose al pastor, y ahora mi hija esta
en coma, pastor, por haberme alejado de Dios,
dijo sollozando.
El Pastor la miró con gran tristeza mientras
empezaba a orar al Señor, decía una oración
mientras la abrazaba.
-Nunca es tarde, Jazmín, ahora has vuelto y
él te va a ayudar y a restaurar, ¿lo sabes, cier-
to?, dijo cogiendo su cara con las manos y
mirándola a sus ojos.
-Sí, ahora sé que él me ha perdonado, pas-
tor, y lo mejor de todo es que Lucas ahora
también es un hijo de Dios, ayer se entregó al
Señor.
EL pastor lo miro con una gran sonrisa y le
dio un abrazo que cogió desprevenido a Lucas.
154
-Bienvenido a la familia de Dios, le dijo.

-Gracias, pastor, alguien que asiste a su
congregación me ayudo, Helena, trabaja en
una librería en Odenplan.
-Ah, Helena, ¿la conoce?
-Solo casualmente, dijo mientras miraba a
Jazmín que ahora lo miraba haciendo una
mueca con sus labios, ella me dio claridad
acerca de lo que es nacer de nuevo, se acuer-
da, lo que usted me dijo la última vez que
conversamos.
-Sí, si me acuerdo, me alegra que ahora
hayas recibido a Jesús en tu corazón, que él
sea tu salvador.
-Tengo muchas preguntas, pastor.
-Perdónenos un momento, dijo Jazmín
tomándolo del brazo y apartando a Lucas
hacia un rincón.
EL pastor Sven se acercó a Melina y puso la
mano sobre su frente, mientras Jazmín miraba
seriamente a Lucas:
-No me vas a salir con otra, le dijo poniendo
el dedo en su pecho, ¿Quién es Helena?
-Solo una amiga, ella trabaja donde compre
la Biblia, te prometo que no ha pasado nada
entre nosotros, y nunca va a pasar nada del
155
TOCANDO SU GLORIA I
estilo que crees, yo me voy a dedicar a ti, no

habrá otra mujer, te lo prometo.
Ella se quedo mirándolo seriamente por un
momento, y luego lo abrazo y le dio un beso
en la mejilla,
-Yo te creo, tengo que aprender a confiar
otra vez en ti.
Voltearon a mirar y el pastor Sven tenia su
mano sobre Melina, sus ojos cerrados y mur-
muraba una oración fervientemente, ellos se
acercaron y empezaron a sumarse a la oración
que se extendió por varios minutos, luego y sin
aviso el pastor dijo:
-Niña, despierta, levántate ya, en el nombre
de Jesús.
-Lucas y Jazmín abrieron instintivamente sus
ojos y miraron sin pestañear a Melina, la niña
seguía ahí, como dormida, el pastor seguía con
su mano sobre ella, de repente la quito de ella
y dijo amen, mientras miraba sonriente a
Jazmín y a Lucas.
Lucas veía a su hija, que seguía como dor-
mida en la cama, veía al pastor Sven
sonriendo, y no sabia que decir ni pensar. En lo
poco que había leído en la Biblia, decía que
Jesús había hecho muchos milagros, y casi
156
siempre Él hacia, lo que había visto al pastor

hacer, ponía la mano sobre la persona y le
hablaba, pero ahora nada había ocurrido, sin-
tió un poco de lastima por el pastor, que
pensó seguramente se debe sentir ridículo
ahora.
-Que les parece si me hacen las preguntas
ahora, dijo el pastor mirándolos muy tranqui-
lamente.
Lucas reacciono como si lo sacaran de un
sueño, no sabia que hacer, se mostró un poco
inseguro, ahora no estaba muy seguro de que
el pastor pudiera ayudarlo, pero se dejó llevar
por la situación y se sentaron los tres en unas
sillas metálicas que encontraron mientras se
miraban, en un silencio penoso.
-Vamos, dijo el pastor, que quieres saber.
-¿Por qué pasa todo esto?, dijo Lucas, yo sé
que Dios esta conmigo, pero no sé por qué
justo ahora pasan las peores cosas y las mejo-
res también, no sé cómo explicar esto.
-Como tú lo has dicho, Lucas, Dios esta con-
tigo, ahora él es tu Señor, pero, ¿Qué crees
que tu antiguo señor va a intentar hacer aho-
ra?
-Yo no tenía Señor alguno, vivía para mí,
157
TOCANDO SU GLORIA I
hacia lo que yo quería, cuando lo quería hacer.

-Sí, correcto, de esa forma hacías la volun-
tad del señor que gobierna a todos los que no
están bajo la protección de Dios, tú creías
hacer tu voluntad, pero realmente eras su sier-
vo fiel, hacías lo que él quería y ni cuenta te
dabas de esto.
Lucas recordó su visión en la oficina, donde

había visto los seres alados en las espaldas de
los otros hombres, como tenían sus garras en
sus sienes, y uno de ellos le había hablado.
-¿Yo también tenia un ser de esos?
-Si te refieres a los seres de los que me con-
taste la otra vez, te puedo decir que sí, esos
seres se llaman demonios, potestades, autori-
dades de las tinieblas, ellos están en contra de
Dios, de Jesús, de su voluntad e intentan man-
tener la gente en esclavitud para que nunca
conozcan a Jesús y así sean libres.
-Jazmín miraba algo extrañada, ¿existen
esos seres de verdad pastor?, pensé que eran
cuentos para niños que mi mamá me había
contado.
-No, dijo Sven con una gran sonrisa, podría
parecer, pero no es así, son muy reales, segu-
158
ramente ellos han querido vengarse de Lucas

por su conversión y han atacado la niña.
-Lucas se paró por un momento con rabia
en su mirada, voy a acabar con esos malditos,
dijo con gran rabia.
-La forma, no es volviéndonos como ellos,
Lucas, no podrás vencerlos mientras dejes lle-
nar tu corazón de odio y venganza, Dios es
amor, Lucas, y si quieres vencerlos debes ac-
tuar juntamente con Cristo.
-¿Cristo?
-Sí, es una palabra griega que quiere decir
el ungido, para referirse a Jesús, al cual Dios
ungió para traer bendición y salvación a todos
nosotros.
-¿Qué debo hacer entonces, para vencer
esos seres que han querido matar a mi hija?
-Debes hacer la voluntad de Dios, ya has re-
cibido a Jesús en tu corazón, ahora debes
bautizarte en su nombre y empezar a asistir a
una congregación de hermanos, donde vas a
crecer en su conocimiento.
-Bautizarme, ¿es eso necesario?
-Jesús dijo que sí, mira aquí esta, dijo bus-
cando alguna parte en la Biblia:
" El que creyere y fuere bautizado, será sal-
159
TOCANDO SU GLORIA I
vo; mas el que no creyere, será condenado."

Marcos 16:16
-Voy a anotar este versículo para leerlo mas
tarde, dijo Lucas sacando un bolígrafo y bus-
cando un papel.
-Y, ¿Adónde va uno para ser bautizado?
-Sven, sonrió por un momento, vienes a la
Iglesia, me lo dices antes, eso si para yo pre-
páralo todo, y vienes un domingo, y yo te
bautizo.
-Creo que voy a empezar a asistir a su con-
gregación pastor, así tendré cubierto los dos
puntos que usted me ha dicho, para empezar a
batallar contra estos seres.
-Me parece muy bien dijo el pastor, hay al-
go más que debes saber, lo más poderoso que
existe en esta época sobre la tierra es la Iglesia.
Dios ha dado autoridad a su Iglesia para poner
todo bajo los pies de Cristo, Cristo es la cabeza
de la Iglesia y la Iglesia es su cuerpo, no hay
poder o autoridad espiritual que la pueda re-
sistir. Por lo que he oído, hay potestades
espirituales que influían en tu vida e intentaran
volver a esclavizarte o dañarte, pero daré el
aviso en la Iglesia, sin nombrar su nombre, so-
lo sabrán que alguien necesita oración, y la
160
Iglesia entera estará orando por ustedes. Aho-

ra no están solos, cualquier cosa, cuenten
conmigo, y cuenten con la Iglesia, vamos a es-
tremecer el mundo espiritual de tinieblas,
vamos a hacerlos retroceder para siempre, no
se preocupe.
-Gracias, pastor, dijo Jazmín con una sonrisa
en sus labios.
-Y usted, señorita, le dijo mirándola seria-
mente, no me va a olvidar más.
-No pastor, no, voy a estar asistiendo y
llamándolo continuamente.
-Mamá, se oyó una voz decir.
Los tres miraron al momento y vieron a Me-
linda que ahora estaba sentada en la cama
mirando a su mama. Jazmín corrió y la abrazo,
mientras lloraba de alegría y daba gracias a
Dios por el milagro. Lucas miraba con sus ojos
llenos de lágrimas, mientras el pastor le daba
un abrazo y decía en voz alta:
-A Dios sea la Gloria, en el nombre del Se-
ñor Jesús.
Avaricia sentía que ese pie sobre su cuello

lo asfixiaba, sus brazos sujetaban con fuerza el
poderoso pie que lo aplastaba quitándole el
161
TOCANDO SU GLORIA I
aliento, pareciendo que le fuera a arrancar la

cabeza al próximo momento.
-Te encargue un esclavo y lo dejaste perder,
te has vuelto débil, Avaricia.
-No pude hacer nada para evitarlo, ni tú
hubieras podido, el que sabemos me lo impi-
dió.
Destructor apretó un poco más su pie
haciendo salir un gemido de Avaricia que aho-
ra cerraba los ojos y pataleaba con
desesperación. Destructor era un impresionan-
te ángel de las tinieblas, del tamaño de un
edificio de cinco pisos, su poderoso cuerpo
emanaba un halo oscuro a todo su alrededor,
su rostro era una sombra oscura, se le veían
solo sus ojos rojo oscuro, casi púrpura, y un
halo oscuro salía de su boca cuando respiraba.
Sus alas extendidas abarcaban muchos metros,
y todo lo que quedaba bajo ellas quedaba su-
mergido en una completa oscuridad. Avaricia
se veía como un muñeco a su lado y segura-
mente Destructor habría podido destrozar al
demonio que tenia bajo su pie si así lo hubiera
querido.
-Esta ciudad es mía, dijo gritando hacia arri-
162
ba, y no voy a permitir que un esclavo maldito

me venga a dañar mis planes. ¿Ya sellaron el
pacto?, pregunto mirando con odio a Avaricia.
-Sí, solo queda la niña, pero es protegida
por tres traidores de los otros, y por Lucas y
Jazmín, además vi a un pastorcito, de nombre
Sven, allá hoy.
-De modo que cierras filas ante ellos, dijo
mirando otra vez al cielo.
Un demonio, dijo desde la oscuridad, sin
querer mostrarse,
-La niña acaba de sellar el pacto.
-No, grito fuertemente Destructor y pateo a
Avaricia haciéndolo caer a más de cien metros
de donde estaban.
Destructor apareció al lado de Avaricia y lo
levanto por los aires con una mano acercándo-
lo a su rostro,
-Crees que podrás llamar a todas mis potes-
tades, reúnelos a todos, hay cambio de planes,
ahora mismo y lo arrojo por los aires.
-Pastor Sven, dijo Lucas, hay algo más que

debo contarle, tuve otra visión, no sé que sig-
nifica, y empezó a contarle la visión y lo que
había visto después de haber visto al Señor
163
TOCANDO SU GLORIA I
Jesús.
-Parece que Dios te quiere usar como un
mensajero, te ha mostrado lo que podría pasar
en Suecia si Suecia no se arrepiente de sus pe-
cados y se vuelve a Él, parece que la batalla es
más grande de lo que yo pensaba, dijo el pas-
tor mientras caminaba y se tocaba la barbilla
con la mano. Esto que pasa no es solo por us-
tedes, es por toda la ciudad, dijo el pastor,
sacando el teléfono de su bolsillo, debo avisar
a mis guerreros de oración, creo que vamos a
entrar en batalla dijo mientras se alejaba un
poco del sitio, Lucas y Jazmín lo miraron sin
entender nada de lo que pasaba.
La niña había despertado y les había conta-

do a sus padres, como le había pedido al
Señor Jesús que la bendijera, cuando vio el
camión venir hacia ellas, luego había hecho la
oración de salvación junto con sus padres,
ellos dándole gracias por la vida de ella y ella
dándole gracias por la vida y por sus padres.
-Papa, ¿sabes que?, dijo Melina.
Lucas la miro con una sonrisa.
-Estoy aquí, porque has elegido bien, no
como en mi sueño, que elegiste mal, sino que
164
cuando elegiste a Jesús, elegiste bien y cam-

biaste el rumbo del sueño.
Lucas había olvidado casi el sueño de su
hija, ahora lo recordaba, y pensó, si Jesús no la
hubiera ayudado en ese momento ahora estar-
ía muerta, unas pequeñas decisiones, tienen
una gran consecuencia, pensó y sonrió mien-
tras abrazaba a su hija.
-Bueno, creo que debo irme, dijo el pastor
Sven acercándose a ellos.
-Muchas gracias por venir, dijo Jazmín
abrazándolo.
-Gracias pastor por venir y ayudarnos, es-
taré llamándolo sino le molesta, y estaré en la
Iglesia el domingo, también quiero bautizarme
lo antes posible.
-El domingo vamos a tener bautizo, si quie-
re el domingo…
-Me parece bien pastor.
-Y no dude en llamarme si me necesita, re-
cuerden que vamos a estar orando por
ustedes, se acercó a la niña y la abrazo por un
momento, chao Melina, espero verte allá el
domingo.
-Si pastor, yo le llevo a mis padres, no se
preocupe.
165
TOCANDO SU GLORIA I
Lucas había ido a casa a descansar, Jazmín

se había quedado con Melina en el hospital,
los médicos y enfermeras, estaban muy extra-
ñados de la recuperación de ella, la querían
unas horas más en observación y al otro día la
dejarían irse a su casa, pero tendría que volver
regularmente por unas semanas más para ser
examinada. Todo parecía que estaba calmán-
dose, habían traído una cama extra y la habían
puesto al lado de la cama de la niña. Jazmín se
había quedado dormida mientras acariciaba a
su hija y le contaba de su niñez, de su mama,
dormía placenteramente. Melina había desper-
tado y miraba por la ventana, la luz realmente
nunca se había ido, ya empezaba a estar claro
y eran apenas las tres de la mañana. Los tres
ángeles estaban en la habitación, con sus alas
extendidas, sus ojos cerrados, no se sabía si
dormían o no, solo estaban ahí, de pie, sin mo-
ver un músculo.
Una sombra que se extendía por cuadras
empezó a cubrirlo todo, y empezó a cubrir el
hospital San Goran, los ángeles reaccionaron e
intentaron resplandecer más fuerte, pero las
tinieblas, los empezó a apresar fuertemente,
166
inundándolo todo. En las habitaciones las per-

sonas sentían temor y frío, algunos empezaron
a decir cosas incoherentes, y a gritar cosas sin
sentido, dos enfermeras se miraron mientras
se unieron en un beso y cerraron la puerta de-
jando sus puestos para darse a su deseo
homosexual incontrolado, algunos pacientes
se levantaron de sus camas y empezaron a de-
ambular por los pasillos sin rumbo alguno.
Destructor se detuvo cerca de la habitación de
Melina, mirándola con una sonrisa irónica,
mientras Avaricia disfrutaba el momento, mi-
rando los ángeles que protegían a Melina
sumidos bajo una presión que doblaba sus
cuerpos y los hacia doblar sus cabezas, mien-
tras se veía la fuerza que hacían para soportar.
-No puedes tocarla, esta bajó el pacto de

sangre, dijo uno de ellos, sin poder levantar la
cabeza.
-Aún no se ha sellado el pacto por el agua,
dijo Destructor respirando su neblina oscura
que salía de su boca.
-Ya esta bajó la cruz, no puedes tocarla, dijo
el ángel haciendo esfuerzo para hablar.
-No serás tú, pequeño traidor, quien me di-
167
TOCANDO SU GLORIA I
ga que hacer y que no hacer, dijo Destructor,

mientras los oprimía con su mano usando toda
su fuerza.
La fuerza que Destructor usaba era tal, que
los ángeles ahora estaban aplastados contra el
piso, sus rostros y su cuerpo estaban como ba-
jo una aplanadora que los oprimía. De repente
se oyó una voz de una niña, que dijo:
-¡Te mando en el nombre de Jesús, que te
alejes de aquí!
-Destructor fue empujado violentamente
para atrás por una fuerza invisible, haciendo
soltar a los ángeles que ahora veían como la
luz que salía de Melina se extendía por todas
partes y obligaba a Destructor a retroceder
unos metros. Los ángeles vieron como esa luz
inundo sus cuerpos y les recupero todas sus
fuerzas, y la escena se llenó de luz en el cuarto.
Avaricia que había visto desde lejos, no pu-
do dejar de soltar una risita, al ver a Destructor
haber sido rechazado por una niña, pero tam-
bién miro la escena con temor, volvió a mirar y
Destructor se había ido, y los ángeles exten-
dieron sus alas haciendo retroceder a todos los
demonios que estaban presenciando la escena.
El hospital empezó a volver a la normalidad.
168
Melina estaba sentada en su cama y miraba al

techo y con una mirada de decisión, dijo en
voz suave:
-Nadie te va a molestar, mamá, para luego
decir, gracias Señor Jesús, y se dejó caer en su
cama cerrando sus ojos.
Lucas fue despertado por la alarma de su

reloj, marcaba las siete, se frotó los ojos, se
sentía vivir, todo estaba bien. Sentía algo de
tristeza cuando pensaba en su hijo, era lo úni-
co que ya no podía cambiar, su hijo había
muerto sin conocer de la salvación de Jesús, se
preguntaba que pasaría ahora, la tristeza lo
invadía, se levantó y empezó a bajar las escale-
ras, dirigiéndose a la cocina y empezó
prepararse un café, sentándose junto a la ven-
tana, meditando,
-Todo este tiempo perdido, vivía como un
zombi, tomo la biblia que estaba sobre la mesa
y la abrió.
"Porque ésta es la voluntad de Mi Padre:

que todo aquél que ve al Hijo y cree en Él,
tenga vida eterna, y Yo mismo lo resucitaré en
el día final."
169
TOCANDO SU GLORIA I
Juan 6:40
-Gracias Dios por esta vida que me haz da-

do, sin merecerla, pensó Lucas, sin hacer nada
por obtenerla, y esa misma oportunidad está
esperando a todo el que quiera, Dios, dijo Lu-
cas en voz baja, mientras se pasaba la mano
por el pelo, que tan terrible es rechazar tu gra-
cia, es como rechazar la vida, y empezó a
sorber su café.
Creo que es hora de poner lo ultimo en su

sitio, ya nada tengo yo que hacer con esa gen-
te del trabajo, voy a renunciar, conseguiré otro
trabajo, dijo en voz baja, mirando por la venta-
na, el teléfono sonó, era Jazmín.
-Hola mi amor, como dormiste, dijo Lucas
sonriendo.
-Bien, tuve algunos sueños muy extraños,
pero luego dormí como una niña, y Melina es-
ta muy bien, yo creo que me la llevo hoy para
la casa.
-Si me parece bien, creo que el Señor la
protegió para que nada le pasara, gracias a
Dios fue así. Sabes, creo que voy a renunciar a
mi trabajo, dijo Lucas.
170
-¿Estas seguro?
-Sí, nada tengo ya que hacer allá, solo me
molesta un poco que la ultima vez Álvaro casi
que me amenazo que si me retiraba iban a
arruinarme, pero prefiero estar arruinado pero
contigo y con Dios, ¿Qué dices?
-Yo estoy contigo, Lucas, me alegra oírte
hablar así, el Señor cuidara de nosotros y nada
nos faltara.
-Si creo lo mismo, voy a bañarme y luego
salgo para la oficina para dejar todo en orden
allá, y luego voy a ir a hablar con Álvaro, ya te
llamo y te cuento.
-Bueno, te quiero mucho, dijo Jazmín.
-Y yo a ti, mi amor, dale un besito a la niña
por mí.
-Espera, ella esta que me quita el teléfono,
quiere hablar contigo.
-Hola, papá.
-Hola mi corazón, ¿cómo dormiste?
-Bien papá, anoche vino un monstruo gran-
de a molestar, pero lo regañe en el nombre de
Jesús y se fue.
-Eso es mi pequeña, si Jesús es con noso-
tros, nadie podrá vencernos.
-Sí, ese monstruo se veía muy grande, pero
171
TOCANDO SU GLORIA I
cuando lo regañe salió como un perro regaña-

do, me dio hasta lastima.
-No les tengas lastima mi pequeña, ellos
son enemigos de Jesús.
-Sí, y yo soy una princesa de Jesús, dijo
riéndose.
-Si tú eres una princesa, yo soy un príncipe
y tu mama otra princesa, solo nos falta el casti-
llo, dijo Lucas siguiéndole el juego.
-Yo te voy a pintar un castillo, papá, y cuan-
do te vea te lo daré.
-Gracias mi amor, nos vemos mas tarde,
ahora tengo que salir.
-Si papa, y recuerda que te quiero mucho.
-Si mi amor, yo también.
Lucas parqueo el auto en su sitio acostum-

brado, y llamo el ascensor, estaba pensando
como hablarle a Ana, llevaba la Biblia en la
mano, la miro y dijo,
-Señor ayúdame, no quiero dañarla, solo
que entienda que ya no puede haber nada en-
tre nosotros, y ojalá algún día ella llegue a
conocerte.
-Háblale tú, escucho que el Señor le dijo a
su corazón.
172
-Eso haré, dijo y las puertas se abrieron.

Ana lo miro con picardía, se sentó en el es-
critorio estirando sus hermosas piernas,
mirando sensualmente a Lucas.
-Hola mi amor, le dijo.
-Hola Ana, ella quiso acercarse para darle
un beso, pero él la tomo del brazo y la jalo
hasta un asiento, Ven, siéntate aquí, por favor,
tengo que hablar contigo.
Ella lo miró haciendo una mueca de niña
mimada.
-¿Sabes que es esto?, pregunto Lucas seña-
lando la Biblia.
-No, dijo Ana con su cabeza.
-Es una Biblia, la Palabra de Dios esta escrita
aquí, ¿No lo sabias?
-Um, no, no lo sé.
-Yo ahora conozco al creador de todas las
cosas, a Jesús, él ha salvado mi vida.
-¿Cómo se llama este juego?, dijo ella con
picardía.
-Ana, dijo Lucas tomándola del brazo, no
estoy jugando, vine a despedirme de ti, nunca
más nos volveremos a ver.
Ana cambio su expresión y se puso muy se-
ria.
173
TOCANDO SU GLORIA I
-Quiero que me perdones por haberte

arrastrado a pecar, por haberte hecho creer
que tenias un futuro conmigo.
Una mueca de odio y desprecio se dejó ver
en el rostro de Ana,
-Y tú piensas que tú me arrastraste a pecar,
que tú me hiciste soñar con un futuro, iluso.
Lucas retrocedió un paso, la expresión de
Ana era extraña, como si otro ser, hablara por
ella.
-Quieras o no, ya eres nuestro, dijo Ana
mirándolo y señalándolo con el dedo, y te
pondré a bailar a la orden de mi dedo dijo ella
mientras movía el dedo en una actitud burlo-
na.
Lucas avanzo hasta el escritorio, tomo una
bolsa que tenia en uno de los cajones y em-
pezó a sacar cosas de los cajones y a meterlas
en la bolsa. Miro por todas partes, recogiendo
lo que él quería llevarse, luego miro a Ana y se
acordó de lo que le dijo el Señor, y mirándola
alzo su voz y dijo:
-En el nombre de Jesús escúchame, tu tam-
bién puedes ser salva, solo tienes que aceptar
a Jesús, arrepentirte de tus pecados, para to-
dos es la salvación, ahora estás bajo el
174
dominio de seres espirituales de maldad, pero

el Señor te puede dar libertad.
Ana lo miraba ahora muy extrañada, era
como si de repente hubiera despertado y se
encontraba en la oficina,
-Pero Lucas, no te vayas, no me dejes sola,
te necesito.
-Solo necesitas a Jesús, y para ti también es
la Palabra, que si recibes a Jesús y crees que él
vive y que él murió por tus pecados serás sal-
va, dijo Lucas con fuerza.
-¿Pero de que me hablas?
-Te hablo de tu vida, puede que ahora no
me entiendas, pero Ana, recuerda, si aprecias
la vida, si quieres ser libre, solo el Señor te
puede hacer libre, no hay otra solución,
-Ana empezó a llorar, mirando a Lucas, no
me dejes, yo empezare a creer como tú, si así
lo quieres, solo no me dejes, le decía ahora
arrodillada en el piso.
-Ana, no debes creer por mí, sino por ti, es
tu vida la que esta en juego, recuerda, si algún
día estas en una situación sin salida, si no vie-
ras salida y quieres una ayuda, clama a Jesús,
clama a él, con todo tu corazón y el té ayudara,
le dijo mientras se dirigía al ascensor.
175
TOCANDO SU GLORIA I
El ascensor se abrió y Lucas desapareció en

él, Ana quedo llorando desconsolada.
-No puedo hacer más por ella, no yo Señor,
por mi pasado con ella, es mejor que una mu-
jer de la Iglesia le hable, hablaré con el pastor
para que le envié alguien que le hable, pensó
mientras encendía su auto dirigiéndose a la
sede principal.
Jazmín lo llamo por teléfono,
-Hola mi amor.
-Hola, ¿Dónde estas?, pregunto Jazmín.
-Acabo de salir de la oficina, voy para la se-
de principal para hablar con Álvaro y renunciar
de una vez.
-¿Hablaste con Ana?, pregunto Jazmín.
-Sí, creo que no lo tomo muy bien, pero le
hice saber que ya no hay nada entre nosotros,
que amo a Jesús y que ahora quiero rehacer mi
vida contigo solamente.
-Eso esperó, dijo Jazmín por teléfono.
-No te preocupes, el Señor esta en medio
nuestro ahora, no te preocupes.
-¿Te espero a almorzar?
-Si creo que sí, esto me tomara unos minu-
tos, supongo, yo te llamo cuando salga.
-OK, chao, te espero en la casa.
176
Lucas llego al edificio, estaba haciendo un

día hermoso, el sol brillaba, aun estaba un po-
co frío, pero disfrutaba viendo el colorido y
belleza que el sol podía despertar después del
invierno, tomo el ascensor llevando la Biblia en
su mano, lo hacia sentir seguro, como si fuera
de la mano del Señor.
Las puertas se abrieron y Lucas salió, miro la
secretaria que ahora lo miraba con sorpresa,
-Hola, ¿Esta Álvaro en la oficina?
-Sí, pero está ocupado, Mr. E. esta con él.
-¿Mr. E? OK esperaré.
-Le avisaré de que usted esta aquí, dijo la
muchacha oprimiendo uno de los botones de
su teléfono.
-¿Qué pasa Claudia?, te dije que solo lo im-
portante
-El Señor Lucas esta aquí y va a esperar en
la sala de espera, desea verlo.
-¿Lucas?, bueno que espere.
Si Lucas hubiera podido ver con sus ojos
espirituales, lo que estaba pasando, segura-
mente se habría ido del sitio. El sitio estaba
lleno por una tiniebla densa oscura, los demo-
nios se movían tranquilamente por los
177
TOCANDO SU GLORIA I
corredores, hablaban al odio de todos los que

no tenían ninguna potestad en las espaldas,
era como si una antesala del infierno se hubie-
ra trasladado a la tierra, todos escuchaban a
estos seres de oscuridad, y en ninguno de ellos
había la más pequeña luz. En el cuarto donde
Lucas se había sentado a esperar, se había lle-
nado de luz. Los demonios le gritaban desde la
distancia, poco a poco, Lucas empezaba a po-
nerse más nervioso, pensando que quizás no
seria conveniente decirles ahora que él quería
terminar, en su cabeza empezaba a cruzar dife-
rentes pensamientos.
-¿Sera que van a hacerle algo a mi familia?
yo sé que el Señor me ayudaría, pero esta gen-
te es muy poderosa, se decía, buscaran la
forma.
Los demonios empezaban a ganar terreno, y
usaban todo tipo de artimañas para lograr dis-
traer y poner nervioso a Lucas, le susurraban
cosas a las secretarias, que luego de escuchar-
los, se arreglaban el cabello, abrían un botón
de su blusa, levantaban un poco su falda e
iban a ofrecerle un refresco o un café a Lucas.
Lucas las miraba, eran todas mujeres hermo-
sas, agradables, conocía a algunas de ellas y
178
había salido con algunas de ellas, intentaba

volver a pensar en Jazmín, pero entonces lo
atacaban con pensamientos de temor sobre su
hija, sobre el futuro, sobre la Iglesia, y poco a
poco su luz fue decreciendo hasta que fue solo
un halo alrededor de cuerpo. Los demonios se
turnaban para decirle diferentes cosas. Se
sentía muy nervioso en este momento y fue
aun más cuando sin el poder notarlo, una es-
pesa oscuridad se posó sobre el edificio
llenándolo todo. Cientos de demonios llenaron
el sitio y la mayoría de las principales potesta-
des estaban ahora en el sitio; y miraban a
Lucas con gran odio, mientras se divertían con
la escena, viendo como su luz se había apaga-
do, dejando espacio a una figura temblorosa
que ya no sabia que hacer. Quiso levantarse
para irse, pero una de las secretarias se le
sentó en las piernas, mientras lo miraba mor-
bosamente, y empezó a hablarle al oído.
Álvaro salió del cuarto y se acercó a la sala

de espera, la secretaria se levantó con tranqui-
lidad y arreglo su ropa y su cabello, dándole
una mirada se fue del lugar, mientras Álvaro se
acercó a Lucas que ahora estaba sudando sin
179
TOCANDO SU GLORIA I
poder controlarlo, sin poder organizar sus

pensamientos, ni pensar con claridad en nada.
La nube negra de demonios a su alrededor,
disfrutaban con la escena, mientras dos ojos lo
miraban con atención, era Destructor.
Un hombre apareció en la puerta, seguido
de Mr. E. y se dirigió a la sala de conferencias,
detrás de él entraron un grupo de hombres y
mujeres, la mayoría Lucas nunca los había vis-
to, y luego Álvaro se acercó a Lucas y le dijo,
vamos nos están esperando.
-No, lo siento, pero no vine a esto, vine a
decirte que…
-Destructor puso la mano sobre él, sin to-
carlo y le dijo, calla y ve con él.
-Vamos le dijo Álvaro otra vez, luego po-
dremos hablar de lo que quieras.
-Lucas, sin pensarlo, empezó a seguir a
Álvaro, pensó en el Señor, pero se sentía sucio,
al haber dejado esos pensamientos entrar a él,
al no haber detenido a esa secretaria al haber
permitido que todo terminara como termino,
-El Señor me ha dejado, he faltado a mi
promesa a mi Señor y ahora estoy solo, que he
hecho.
Todos se sentaron alrededor de la mesa y
180
dejaron dos sillas para Álvaro y para Lucas en

la cabecera de la mesa, en la parte más apar-
tada a la puerta. Lucas se sentía muy mal,
hubiera querido haber tenido el coraje para
hablar con Álvaro, pero como si algo lo hubie-
ra tomado y le hubiera quitado su voluntad,
ahora estaba en ese cuarto y no sabia que
hacer.
Estefany apareció en la entrada del ascen-

sor, Mr. E. salió a su encuentro, estuvo
hablando por unos momentos con ella, le dio
un papel, y luego le paso un sobre, ella lo miró
y sonrió, mientras se despedía de un beso en
la mejilla y entro al ascensor, antes de cerrar
las puertas Mr. E. le dijo,
-No te olvides llamarme, cuando este listo el
trabajo.
Ella sonrió y las puertas se cerraron.
Lucas quiso pararse para irse, pero Destruc-

tor habló a su oído,
-Quédate ahí sentado, esto te conviene oír-
lo.
-Quizás me conviene oír esto, pensó Lucas,
así sabré que es lo que quieren.
181
TOCANDO SU GLORIA I
Mr. E. se sentó sin decir una palabra, las

puertas de la sala se cerraron y todos estaban
en absoluto silencio. El hombre que había en-
trado con Mr. E. dijo de repente:
-Hoy es un día especial para nosotros, hoy
sellamos nuestro pacto con nuestro señor.
Destructor ahora estaba detrás de este
hombre y se inclinaba, mientras clavaba una
de sus garras en la cien de este hombre, ce-
rrando sus ojos, y dejando ver el placer que
esto le traía.
Lucas sintió como si tuviera clavos en su
asiento,
-¿Un pacto con un señor?, Yo ya tengo un
pacto con el Señor de Señores pensó, esto no
es para mí. Yo lo siento pero tengo que irme,
dijo casi gritando, tomando de todo su valor y
todas sus fuerzas.
-Los ojos de todos se clavaron en él, mirán-
dolo seriamente.
En el mismo cuarto, todos los demonios ex-

plotaron en carcajadas, se burlaban de él,
encerrándolo en un ataque sin cuartel.
-Mejor es que te sientes, esto te conviene
182
oírlo, dijo el hombre mirándolo por un mo-

mento.
Estefany, llego a la dirección que tenia escri-

ta en el papel, parqueo su auto a unos metros
de la casa donde tenia que ir, tomo una cartera
grande, puso su teléfono y un cuaderno de-
ntro, se bajó del auto, se arregló la ropa,
estaba vestida como una ejecutiva, el maquilla-
je era elegante, una chaqueta oscura, con una
blusa vino tinto, falda oscura tallada al cuerpo,
zapatos de tacón medio alto, daba una impre-
sión de elegancia y profesionalismo, miro la
casa y se dirigió hasta la puerta, presiono el
timbre y espero.
-Sí, buenos días, a quien busca.
-Gracias, busco a Lucas, esta en casa.
-No en este momento no esta, ¿Quién es
usted?, dijo Jazmín.
-Es usted su secretaria privada, dijo la mujer
con una sonrisa profesional en su rostro.
-No, soy su esposa, ¿y usted quien es?
-¿Esposa?, me había dicho que no era casa-
do, dijo mirándola con sorpresa en su rostro.
-¿Y usted quien es?, dijo Jazmín un poco
irritada.
183
TOCANDO SU GLORIA I
-Yo soy… su otra secretaria privada, dijo sol-

tando una risita, perdone, no quise molestar,
solo quería hablar con él.
-¿De qué está hablando?, le pregunto
Jazmín, Lucas solo tiene una secretaria y era
Ana.
-Parece que usted no conoce a su esposo, le
dijo Estefany, dando la vuelta y empezando a
caminar.
-Oiga, le dijo Jazmín cogiéndola del brazo,
¿Quién es usted? Y ¿Qué quiere con mi espo-
so?
-Suélteme señora, su esposo y yo hemos...
"trabajado" ya por varios años, y ahora espero
un hijo de él, le dijo Estefany mientras la mira-
ba al rostro con rabia, así de que suélteme, y
dígale a su esposo, a mi amante que necesito
hablar con él.
Estefany empezó a caminar, se sentía muy

mal al estar haciendo esto, pero lo ocultaba
muy bien, era solo otro trabajo, que luego ol-
vidaría, pensó por un momento, caminando
hasta el auto, lo encendió y desapareció de-
jando a Jazmín mirándola con el dolor
marcado en su rostro.
184
Jazmín quería que la tierra la tragara, la

puerta estaba a unos metros, pero le parecía
muy largo el trayecto hasta la puerta, sentía
que las piernas le cedían, caminando como
pudo hasta la puerta, entro y cerro de un gol-
pe, dejándose caer en el piso.
-NO, NO, no puede ser, decía en voz baja,
mirando al piso con las manos a los lados.
-Se acordó de Lucas cuando le prometió
que ahora serian solo ellos dos, no puede ser,
dijo mirando por la ventana con rabia, Señor,
dijo en voz alta, ayúdame, no sé que creer,
ayúdame. El pastor Sven dijo que no hay nada
más poderoso en la tierra en este momento
que la Iglesia, te pido Señor en el nombre de
Jesús, que me ayudes, que las oraciones que
yo sé que la Iglesia está haciendo por nosotros
lleguen hasta ti y me ayudes en este momento.
De repente el panorama cambio, Jazmín vio
como un grupo de personas unidas oraban y
extendían las manos hacia ella, y vio por un
momento a Lucas en el cuarto encerrado con
cientos de demonios que querían dañarlo, vio
también a Destructor y a todas sus potestades,
vio como Mr. E. pasaba el sobre con billetes a
la mujer que hace unos momentos había deja-
185
TOCANDO SU GLORIA I
do su casa, y en su corazón se alegró por un

momento al ver que todo era un plan de las
tinieblas para dañarlos, la visión estaba ahí, y
ella preguntó,
-¿Señor que debo hacer?
-Llama a Sven, escucho que el Señor dijo a
su corazón, y cuéntale lo que pasa.
Al momento la visión desapareció y jazmín
se apresuró a buscar el teléfono.
En la oficina el ambiente era oscuro por

completo, Avaricia había observado desde la
oscuridad lo que pasaba, miraba con gran odio
a Lucas, esperaba su oportunidad.
-Lucas le dijo Álvaro, parándose y mirándolo
fijamente. Como has visto somos un grupo
muy poderoso. Has visto que influimos sobre
países y podemos influir sobre todo práctica-
mente. Ahora tú has visto nuestro poder y
nosotros queremos una obediencia absoluta a
nuestro grupo y a nuestra forma de trabajo; a
cambio de esto te haremos un hombre muy
rico, nunca más tendrás que preocuparte por
dinero, tendrás poder, estarás en los círculos
más influyentes del mundo, aun presidentes te
escucharan. Tendrás todos los placeres que
186
jamas has soñado, no hay limite, le dijo. Ana se

levantó, había estado sentada en la oscuridad,
ando hacia Mr. E. y lo saludo de un beso, luego
se sentó junto a Lucas con gracia y sensuali-
dad. Pero queremos que hagas un pacto de
sangre con nosotros, de que te comprometes
a vivir para nuestros ideales, que nunca enga-
ñaras a ninguno del grupo, que serás fiel a
nuestra forma de pensar. La mirada de todos
se clavó en él, mientras Ana estiro su brazo y
quiso acariciar su pelo.
-Lucas tomo todo el valor que le quedaba y

se paró, los miro a todos y dijo:
-Yo ya he hecho un pacto de sangre con el
Señor de Señores, con el Rey de Reyes, y hoy
vine a decirle a Álvaro que yo renuncio a mi
cargo en la empresa. Aparto el asiento para
poder empezar a caminar hacia la puerta, pero
Destructor miró a Avaricia que esperaba impa-
ciente y le dio una señal.
Avaricia se abalanzó sobre Lucas, y extendió
su mano hasta tomar su corazón, la luz que
había en Lucas le producía un gran dolor, pero
la luz era tan poca que Avaricia lograba sopor-
tarla, mientras apretaba su corazón sin
187
TOCANDO SU GLORIA I
misericordia, gritándole:
-Maldito esclavo, te dije que te mataría,
¡muere maldito!
Lucas se cogió el pecho e hizo una mueca

de dolor, mientras caía al piso, todos lo mira-
ban sin hacer nada para ayudarlo, Ana lo miro
con preocupación en el rostro, pero Mr. E. la
tomo por el brazo y la miro seriamente. Lucas
sentía que la vida se le iba, no podía respirar y
ese gran dolor en el pecho lo abarcaba todo.
188
5
YO EN TU MISERICORDIA HE
CONFIADO
“Pero yo en Tu misericordia he confiado; Mi

corazón se regocijará en Tu salvación.”
Lucas se vio en una completa oscuridad, sus

ojos empezaron a abrirse y estaba flotando a
unos metros del piso. Podía ver su cuerpo en
el piso de la sala de conferencias, agarrándose
el pecho; veía a las personas que estaban en la
sala, que lo miraban indiferentemente; y tam-
bién veía a los demonios que ahora lo miraban
a él, ya no miraban su cuerpo; veía a Avaricia
que todavía tenia metida su mano en el pecho
y presionaba su corazón, ahora lo miraba a él
con infinito odio. Pudo ver algunos demonios
189
TOCANDO SU GLORIA I
de gran tamaño en las espaldas de los que es-

taban en la sala, y alzo su rostro y vio a
Destructor, que lo miraba desde arriba con una
mueca de triunfo. Los demonios pasaban velo-
ces a su lado y clavaban sus garras en su
cuerpo espiritual, haciéndole sentir un gran
dolor. Todos los demonios y potestades esta-
ban gritando de alegría y victoria, maldecían
mirando hacia el cielo, y tiraban por sus bocas
una especie de liquido verde que caía sobre
Lucas haciéndolo sentir muy sucio. Esta baba
que escupían se adhería a su piel produciendo
un gran dolor, cuando Lucas intentaba sacarla
de él, se extendía aun más por todo su cuerpo
llevándolo a la desesperación, al dolor supre-
mo.
-Serás nuestro esclavo para siempre, dijo en
una voz ronca Destructor.
El dolor no lo dejaba pensar en otra cosa, lo

abrazaba, estaba en todo su ser. Pero poco a
poco un dolor aun mayor empezó a abrirse
paso en su interior, al recordar al Señor, al
pensar que el le había fallado, sentía que su
corazón quería explotar, este dolor era mil ve-
ces mayor, que el dolor producido por el
190
YO EN TU MISERICORDIA HE CONFIADO
escupo de los demonios; era algo en su inter-

ior,
-Perdóname Señor, perdóname por haberte
fallado, dijo en su interior.
Se dio cuenta que todavía podía pensar sin
que ellos se dieran cuenta de lo que pensaba,
Avaricia estaba todavía mirándolo, no lo solta-
ba aun, y recordó sus momentos cuando se
arrodilló al Señor y confeso sus pecados,
cuando en su corazón había recibido la vida de
Dios.
Una pequeña luz empezó a brillar en su in-
terior, que hizo que todos se detuvieran en el
momento, lo miraron con interés, acercándose
con lentitud a él.
Destructor lo miro, entendió lo que estaba
pasando en su interior y grito a todo pulmón,
-Destrúyanlo, sin compasión.
-Lucas grito al momento, Yo he sido resca-
tado por el Señor, su sangre corrió por mí, tu
no puedes tocarme.
Los demonios que ya se habían abalanzado
sobre él fueron repelidos al momento como
por una protección invisible a su alrededor, y
Lucas vio como Avaricia tuvo que soltar su co-
razón, dando dos pasos atrás.
191
TOCANDO SU GLORIA I
-Yo mismo te destruiré, maldito traidor, te

haré entender que yo soy señor en este sitio.
Una luz apareció del cielo que lo cubrió to-
do, era una luz suave que fue cayendo como
cae la brisa por las mañanas, y un sonido em-
pezó a extenderse por todo el sitio. Los
demonios se movían muy nerviosos, las potes-
tades se pararon y miraban a todas partes,
Destructor miraba la luz que descendía, mien-
tras gritaba y maldecía.
El sonido se fue haciendo más fuerte a me-
dida que la luz se acercaba, y se empezaron a
escuchar voces, eran cientos de voces, la luz
crecía en intensidad y los demonios empeza-
ron a gritar de dolor y desesperación, pero no
podían huir, la luz estaba por todas partes, era
como la salida del sol por la mañana, que lo
abarca todo.
Las voces empezaron a escucharse por to-
das partes, ahora Lucas podía distinguir lo que
decían, algunos gritaban, otras eran suaves,
pero en cada caso los demonios eran derriba-
dos, gritaban de desesperación. Destructor y
sus potestades se cubrían con sus alas, habían
hecho un círculo y se cubrían el cuerpo con sus
alas, pero la luz los oprimía, haciéndolos gritar
192
de dolor, las voces decían:

-Te reprendo en el nombre de Jesús.
-Te mando que dejes a Lucas libre en el
nombre de Jesús.
-Te echamos para siempre en el abismo,
fuera Satanás en el nombre de Jesús.
Eran cientos, y Lucas entendió que era la
Iglesia que estaba orando, y recordó lo que el
pastor le había dicho:
"Lo más poderoso que existe en esta época
sobre la tierra es la Iglesia, Dios ha dado auto-
ridad a su Iglesia para poner todo bajo los pies
de Cristo."
-Que tan cierto era eso, pensó Lucas ahora
él lo veía con sus propios ojos, la Iglesia unida,
orando, era más poderosa que todo el ejército
de las tinieblas. La gracia del Señor lo había
cubierto, la fe en Cristo como su Salvador. La
luz empezó a hacerse cada vez más intensa, los
demonios fueron disparados como proyectiles
hacia abajo, gritaban de dolor y de odio, sin
poder hacer nada. Destructor y sus potestades
estaban todavía unidos como en una forma-
ción defensiva, uniendo sus alas cubriéndose
entre ellos, pero la luz era demasiado podero-
sa, un poderoso grito emanó de ellos y fueron
193
TOCANDO SU GLORIA I
de igual forma disparados hacia abajo, hacia

una oscuridad sin fin. Las voces eran podero-
sas, cada voz producía una caricia en el cuerpo
de Lucas, que fue sanando poco a poco, hasta
que quedo por completo restaurado, vestía
una túnica resplandeciente, ya su piel no tenia
esa baba verde que los demonios le habían
escupido, estaba completamente limpia. Sus
ojos veían la más hermosa luz blanca, que se
convertía en diferentes colores a medida que
las voces resonaban, la luz empezó a tomar
una forma, poco a poco, una mujer fue apare-
ciendo ante sus ojos, hermosa, radiante, toda
vestida de blanco, en su cabeza una corona de
doce estrellas, brillaba como el sol.
Lucas se extasió mirando la mujer y su her-

mosura, y sin pensarlo dijo:
-¿Y quien es ella?, Padre eterno, Señor po-
deroso, mi Salvador.
Una voz que pudo escuchar por todas par-
tes, salía de todas partes, aun de su interior,
-Ella es la novia del cordero, que se ha ata-
viado de ropas resplandecientes.
-Señor, pregunto Lucas, ¿De dónde viene la
novia?
194
-De todos los que tienen a Jesús, como su

Señor y lo siguen a donde quiere que él vaya,
los vencedores que guardan sus palabras hasta
el fin, estos serán llamados, y escogidos y lim-
piados.
Lucas la miro extasiado, su corazón latía

fuertemente y en adoración exclamo,
Preciosa tú, toda tú, que amas la verdad y la

santidad,
Tus fundamentos son verdad, todos ellos,
El Señor se deleitara en ti, oh hermosa,
Tu luz más brillante que el sol,
Todo lo llena, todo lo ilumina,
Mi corazón sanaste, con tu amor,
Bienaventurado todo aquel que en ti esta,
Iglesia santa, rescatada y perfecta,
Que llevas el sello del cordero en todo tu ser,
Tu único consuelo es estar junto a tu Salva-
dor,
El que nos amo y nos rescato,
A él sea la Gloria, a Jesús,
Mi redentor, Mi Señor.
Lucas escucho una voz lejana que empeza-
195
TOCANDO SU GLORIA I
ba a resonar cada vez más fuerte,

-Lucas, Lucas vuelve en el nombre de Jesús.
Jazmín parqueó su auto al lado del de Lu-

cas, estaba muy preocupada, lo había llamado
y no recibía respuesta, también había visto esa
visión que el Señor le había mostrado, algo
muy malo estaba pasando y ella estaba dis-
puesta a averiguarlo. Llamo al ascensor, se
acordaba que Lucas le había dicho que era en
el piso octavo, ella impaciente se mordía el la-
bio inferior, no sabia con que se iba a
encontrar, pero había algo en su interior que la
impulsaba, que le daba valor y la llevaba a
dominar su miedo. La puerta del ascensor se
abrió, las oficinas estaban llenas de personas,
avanzo unos pasos, una mujer vestida de eje-
cutiva, se acercó y le pregunto:
-Buenos días. ¿Tiene usted una cita?
-Sí, no, vengo a hablar con mi esposo.
-¿Cómo se llama?, yo la comunico
-Lucas Salas.
-Esta en una reunión importante y no puedo
interrumpirlos, si desea esperarlo, le dijo seña-
lando una pequeña sala.
-Es muy importante que hable con él, in-
196
terrúmpalo usted o lo hago yo, dijo Jazmín mi-

rando con decisión a la mujer.
-No puede interrumpir la reunión, tendrá
que esperar, le dijo mientras se dio la vuelta y
se alejó de ella.
Jazmín quedó con la boca abierta, miro a la
mujer con rabia y empezó a avanzar por los
escritorios que estaban en orden en una sala
abierta, la mujer la miro y le dijo,
-Oiga, le dije que no puede pasar, si sigue
llamaré a seguridad.
-Pues llámela, y yo llamaré a la policía, y si
usted intenta detenerme se va a arrepentir, le
dijo señalándole con el puño cerrado. Jazmín
sacó su teléfono y empezó a marcar el número
de la policía, en ese momento apareció el pas-
tor Sven por el ascensor,
-Pastor, que bueno que vino, dijo Jazmín
mientras corría hacia él. Ayúdeme a sacar a Lu-
cas de aquí, no me dejan hablar con él,
ayúdeme, por favor.
Mr. E. apareció por la puerta, mirando a
Jazmín y al pastor con extrañeza,
-¿Qué desean?, dijo mientras se acercaba a
ellos.
-Queremos hablar con Lucas Salas, ella es
197
TOCANDO SU GLORIA I
Jazmín la esposa de Lucas y yo soy Sven, pas-

tor de Lucas.
-¿Pastor?, ¿Jazmín?, Mr. E. se quedo mirán-
dolos detenidamente por un momento, luego
miro a la secretaria y le dijo, llame una ambu-
lancia, Lucas ha tenido un ataque cardiaco.
-Jazmín lo miro con rabia y temor, ¿Dónde
esta?, dijo gritando.
-Mr. E. le señalo la sala de conferencias
mientras se dirigía al ascensor.
Jazmín ya corría a la sala, todos los demás
empezaban a salir de la sala, Jazmín vio a Ana,
que la miro con sus ojos llenos de lágrimas,
-Lo siento, le dijo mientras pasaba de ella.
Lucas estaba tirado en el piso, sus manos
cogían fuertemente su pecho, su rostro estaba
casi morado, en una mueca macabra, Jazmín lo
vio y perdió el equilibrio cayendo por un mo-
mento en el piso de la sala, Sven se apresuró a
levantarla mientras los dos miraban a Lucas
que yacía ahí. Jazmín intentaba gritar pero su
voz no salía, apretaba fuertemente al pastor
por sus brazos, en una mueca de dolor pro-
fundo.
-No llores más, le dijo Sven, mientras la sa-
cudía fuertemente, basta ya, nosotros somos
198
hijos del Rey, le dijo gritándole.

La soltó mientras se agachaba sobre Lucas
mirándolo de cerca, no tenia pulsó, ni respira-
ba, estaba morado en una mueca indecible. De
repente Sven le golpeo el rostro fuertemente y
grito,
-Lucas, Lucas vuelve en el nombre del Se-
ñor.
Lucas empezó a reaccionar, abrió sus ojos

poco a poco, y vio el rostro de Jazmín que lo
miraba intensamente, le sonreía ampliamente
-Vuelve mi amor, yo estoy aquí, y te amo,
ven a mí, le decía con mucha dulzura.
Lucas miro a su alrededor, estaba en la sala
de conferencias, la sala estaba vacía, solo al-
gunas secretarias, también vio al pastor Sven,
que lo miraba con una amplia sonrisa,
-Bienvenido de vuelta, le dijo.
-¿Qué ha pasado?, dijo queriendo incorpo-
rarse.
-Espera, no te levantes, ya viene los pa-
ramédicos a ayudarte, solo quédate conmigo
mi amor, ya todo esta bien.
199
6
CANTARÉ AL SEÑOR
“Cantaré al SEÑOR, Porque me ha llenado

de bienes.”
Jazmín estaba ayudando a Melina a vestirse,

buscaban entre los mejores vestidos,
-Este le gusta a mi papa, dijo la niña miran-
do su vestido.
-Si ese es muy bonito, dijo Jazmín, quitán-
doselo y empezando a mirarlo por todas
partes, unos zapatos negros y medias blancas,
¿Qué dices?
-Quiero hacerme ese peinado que le gusta,
mamá, vamos a llegar tarde.
-No empieces Melina, y apúrate o te dejo
aquí.
La niña la miro tomando su vestido y dando
200
CANTARÉ AL SEÑOR
una vuelta rápida, haciendo mover su pelo y

dejando salir un sonido de inconformismo,
mientras avanzaba hacia su cuarto.
-Tienes que estar lista en 15 minutos, o me
voy, ¡No te espero!
La niña saco su cabeza por la puerta y le
hizo una mueca sacando su lengua para luego
desaparecer otra vez.
Jazmín y Melina iban en el auto, viajaban al

hospital, hoy era el día en que Lucas saldría del
hospital, era un día especial, habían estado casi
todos los días allá, visitándolo, pero hoy podr-
ían estar con él, en la casa. Su familia había
sido transformada por completo, era como vi-
vir en un sueño, pensaba Melina, mamá y papá
parecían muy enamorados, y ella se sentía muy
bien. Su papa decía que ya no iba a trabajar
más en ese empleo y que posiblemente iba a
empezar una empresa, así que tendría más
tiempo para estar con ellas. De vez en cuando
recordaba a Robert, le habían contado que
Robert había muerto, no sabía cómo, pero que
ahora nunca más volvería, cuando pensaba en
él, le causaba tristeza y había llorado en algu-
nas ocasiones, cuando estaba por dormirse y
201
TOCANDO SU GLORIA I
se acordaba de su hermano. Su mamá y ella

iban a la Iglesia ahora regularmente, y el pas-
tor los había estado visitando en varias
ocasiones, ella solo quería que su papá volvie-
ra a la casa y poder dormirse a su lado,
abrazándolo, eso la hacia sentir como en el
cielo.
Jazmín parqueó en el parqueadero de invi-

tados, corrió a pagar la boleta del parqueo y
volvió rápidamente dejándola en el auto y ce-
rro apresurada.
-Vamos, ya nos debe estar esperando, le di-
jo a Melina que la miraba sin pestañear.
-Se va a alegrar verte así, le dijo Jazmín.
Caminaron por los corredores hasta llegar a
la sección donde estaba Lucas, entraron a su
cuarto y ahí estaba, arreglando lo último de su
cuarto.
-Hola mis princesas, ¿Cómo están? dijo Lu-
cas, dándole un beso apasionado a Jazmín y
un abrazo y un beso a Melina, están preciosas
las dos, creo que el Señor me quiere mucho y
me ha premiado mucho.
Las dos lo miraron haciendo una mueca de
niña mimada, Lucas las miro por un momento
202
CANTARÉ AL SEÑOR
y sonrió,
-Gracias Señor, por la linda familia que me
haz dado, dijo, para luego coger una pequeña
maleta sobre su cama, ¿nos vamos?
Lucas había pasado varios días en el hospi-

tal, los médicos habían hecho todo tipo de
exámenes, sin lograr encontrar nada anormal.
Les parecía muy extraño que una persona
completamente normal, hubiera mostrado to-
dos los síntomas de un ataque cardiaco severo,
pero ellos no pudieran encontrar ninguna cau-
sa. Habían decidido dejarlo varios días en el
hospital, que al final se convirtió en una sema-
na y media, hasta que no hallando nada, le
habían dado de alta.
Había llegado el día en que iban a enterrar a

su hijo. Un día triste para la familia Salas, ya
habían pasado más de dos semanas como las
leyes en Suecia lo requerían, el pastor Sven iba
a oficiar una ceremonia sencilla, donde solo los
más cercanos a la familia asistirían.
Mientras el pastor oficiaba la ceremonia, Lu-
cas miró a Jazmín, con lágrimas en sus ojos, y
dijo:
203
TOCANDO SU GLORIA I
-Si por lo menos hubiera alcanzado a

hablarle del Señor.
-Jazmín lo miro y tomándolo del brazo le
dijo: Sabes, cuando él era niño, yo le enseñe
del Señor, el le oraba al Señor, yo creo que
Robert era salvo, pero nunca te lo dijo.
Lucas la miro con gran sorpresa, y alegría,
-No me mientes, verdad, no lo dices para
hacerme sentir bien.
-No, por supuesto que no, los dos oramos
juntos, él lo hizo muchas veces solo también,
esa costumbre la perdimos con el tiempo, pero
yo creo en mi corazón que él era salvo.
Lucas lloró, esta vez de alegría,
-Hijo, dijo Lucas en voz baja, gracias a Dios,
fuiste más inteligente que yo, y recibiste la Luz
del Señor aun en tu niñez, Yo sé, que el Señor
ahora te tiene con Él, Gracias Señor.
Lucas pensaba en lo paradójico del momen-
to, como un día que generalmente era de
tristeza, se había convertido en un día de espe-
ranza, como el Señor convertía el lloro en
alegría, las tinieblas en Luz, y leyó en su Biblia,
que ahora siempre llevaba consigo, el Salmo
13
-Este Salmo es como mi vida, pensó, es co-
204
CANTARÉ AL SEÑOR
mo la historia de mi vida pasada y mi vida ac-

tual, es como si hubieras escrito de mi Señor,
decía en su interior ¿Qué me espera en el futu-
ro? Señor, ¿Qué Salmo me tienes preparado?
La Primavera estaba dando paso al verano, y
Estocolmo se vestía de colores y belleza, la fa-
milia Salas, estaba cada vez más animada,
pasaban los días juntos, disfrutando de la
compañía, y de esta nueva maravillosa aventu-
ra, que es seguir a Jesús.
-He estado aprovechando todo este tiempo
para leer, dijo Lucas mirando a Jazmín y a Me-
lina, es asombroso todo lo que uno no sabe y
habla de ello como si supiera cuando uno no
conoce al Señor,
-Sí, me parece que le llaman ignorancia, dijo
Jazmín un poco irónico.
Lucas la miro de reojo por un momento.
-Papa, yo quiero que me compres una Biblia
ilustrada, la vi por Internet, es muy bonita.
-Sí, creo que hay una librería en la Iglesia,
¿no la has visto?, pregunto mirando a Jazmín.
-No me he quedado a mirar, pero sí, hay
una librería, seguramente ellos la venden allá.
Las horas pasaban, se sentía como nunca
205
TOCANDO SU GLORIA I
antes, se sentía muy bien. Lucas sentía como si

hubiera vuelto a nacer, era como haber empe-
zado otra vez, pero ahora sabía que estaba en
el camino correcto. Mientras jugaba con Meli-
na, dejaba que a su mente llegaran recuerdos,
había cosas que no estaban claras, tenia que
poder darles respuesta. Pero no podía involu-
crar su familia, había visto lo que eran capaces
de hacer, eso lo hacia ver todo con mucho re-
celo, pero esas palabras que había escuchado
aun antes de conocer al Señor, las llevaba mar-
cadas en su corazón:
¿Qué estás dispuesto a hacer?
Pensó en su trabajo, sabía que podía conse-
guir un trabajo, su experiencia y sus contactos
eran lo suficientemente buenos como para
conseguir rápidamente un trabajo bueno.
Pensó por un momento en el dinero que había
dejado invertido, que Álvaro le había reco-
mendado que invirtiera, seguramente estaba
produciendo algo, y el diez por ciento que
había dejado adentro también podría servirle,
su preocupación no era económica.
-Espérame, dijo mirando a Melina, tengo

que hacer una llamada, y se dirigió a la mesita
206
CANTARÉ AL SEÑOR
en donde estaba su teléfono, se acordó que no

podía hacer la llamada con ese teléfono, y
busco el que Álvaro le había dado, lo busco en
el bolsillo de su saco y ahí estaba, busco el
número y marco.
-Diga, se oyó una voz al otro lado.
-Quiero saber como va mi inversión, dijo
Lucas.
-Deme su número.
-Lucas le dio el número que le habían dado
al hacer la inversión.
-No encuentro su número, verifíquelo, por
favor.
-Lucas le volvió a repetir el número, dicién-
dolo uno por uno.
-No tengo ese número en ninguna inver-
sión, a que grupo pertenece.
-Los profetas.
-Oiga, ¿Dígame a que grupo pertenece?
-A los profetas, así fue como hice la inver-
sión.
-No tenemos ningún grupo llamado así, y
corto la llamada.
Lucas miraba el teléfono, preguntándose lo

que había pasado,
207
TOCANDO SU GLORIA I
-Seguramente se han querido vengar de es-

ta forma, pensó Lucas, pero tengo como
rastrear la inversión, pensó.
-Se dirigió a su computador portátil y busco
la pagina de su banco, entro el código corres-
pondiente y miro su estado de cuenta,
correspondía con lo que debería tener, no apa-
recía rastro alguno de su inversión, pero no
puede ser, eran más de 20 millones, pensó. Re-
cordó lo que Álvaro le había dicho, que este
grupo seguramente no se detendría ante nada,
y ahora él estaba del lado de los enemigos,
tendría que andarse con mucho cuidado.
-Bueno en todo caso iba a sacar eso de ahí,

pensó Lucas refiriéndose al dinero, pero eso
era el ahorro para Melina y para Robert… dijo
mientras recordaba con tristeza a su hijo. Ten-
go que proteger a Jazmín y a Melina, esta
gente es capaz de cualquier cosa, yo lo puedo
perder todo, pero no mi esposa o mi hija, creo
que no lo soportaría, dijo tocándose el pecho.
Llamo a su antiguo corredor de bolsa,

-Hola, ¿Don Lucas?
-Sí, hola.
208
CANTARÉ AL SEÑOR
-Hola, Don Lucas, supe que había estado

enfermo, ¿se encuentra mejor?
-Si gracias, quería preguntarle por lo que
quedo adentro, el diez por ciento, ¿cómo va
eso?
-Se recupera lentamente.
-¿Si vende ahora cuanto puede recoger?,
pregunto Lucas.
-No es tiempo para vender, Don Lucas, me-
jor seria comprar.
-Sí, lo sé, pero necesito el dinero, ¿cuánto
puede recoger?
-A lo mucho millón y medio.
-Véndalo todo, necesito el dinero lo antes
posible.
-¿Esta usted seguro?
-Sí, hágalo y me llama cuando este listo.
-OK, y colgó.
Jazmín entró al cuarto, Melina jugaba con

una muñeca en el piso, mientras Lucas estaba
sentado en la cama,
-Hola mi amor, le dijo, cerrando un poco los
ojos.
-Sabes, le dijo Lucas, quiero que nos vaya-
mos a vivir por un tiempo a otra parte.
209
TOCANDO SU GLORIA I
-¿Qué pasa?
-Estoy preocupado por Melina y por ti, ese
grupo donde yo trabajaba es peligroso, Álvaro
me lo había dicho, ya todo el dinero que había
invertido ha desaparecido, 20 millones.
-¿Qué?, pero que ladrones.
-La verdad el dinero no me importa mucho,
ya lo recuperaré, pero no puedo arriesgarlas a
ustedes, no estamos seguros, ninguno de los
tres acá.
-Pero, el Señor nos protegerá, dijo Jazmín.
-Sí, lo sé, por eso te digo esto, creó que
Dios nos lleva a movernos a otro lado.
-¿Y la casa?
-La casa la vendemos, se la dejamos a un
agente de bienes raíces, eso lo arreglo yo, va-
mos será como unas vacaciones, creo que nos
la merecemos.
-Y Melina, le tocaría dejar sus amigas, dijo
Jazmín mirando hacia la ventana.
-Mejor, no te parece, todas sus amigas la
evitan un poco, para no hablar de Rebeca con
ella, y creo que es mejor que ella se aleje un
poco de esto.
-¿Por cuánto tiempo?, pregunto Jazmín
mirándolo expectantemente.
210
CANTARÉ AL SEÑOR
-Un año, no lo sé, dijo Lucas.

-¡Un año!, no, ¡cómo se te ocurre!
-Bueno, por lo menos hasta que se calme
todo un poco, y podamos estar tranquilos.
-No vendamos la casa, dijo Jazmín, dejé-
mosla, no nos preocupa, ¿o sí?, ¿estamos
arruinados?
-Perdí casi todo, pero aun tenemos algo,
mas la casa, y otras cosas por ahí, creo que
podremos recuperarnos, pero ahora no me in-
teresa eso tanto, quiero darle un vuelco total a
mi vida, no quiero volver a lo mismo.
-Sí, tienes razón, bueno, si quieres nos va-
mos unos meses, pero dejamos la casa aquí.
-Esta bien, dijo Lucas, si eso quieres, esta
bien.
-Y, ¿Adónde nos iríamos?
-Que te parece Barcelona, dijo Lucas con
una gran sonrisa.
-Creo que nos vamos de vacaciones, dijo
Jazmín mientras empezaba a dar vueltas y mi-
raba hacia arriba cantando alguna canción.
Melina, que había salido por un momento,
apareció en la puerta y pregunto seriamente:
-¿Adónde vamos?
-A Barcelona, dijo Jazmín, mientras la cogía
211
TOCANDO SU GLORIA I
y bailaba con ella.

-Bravo, que rico, gritaba Melina, quiero lle-
var mi traje de baño azul, mamá, y…
-Sí, no te preocupes, ya lo vamos a arreglar
todo.
-Quiero hablar con el pastor, antes de irnos,
que te parece si lo invitamos a almorzar.
-No te preocupes, parece que ya te oyó, no
demora en llegar, yo le dije que viniera.
El timbre de la puerta sonó, y la niña corrió

a abrir,
-Buenos días pastor.
-Ya te dije que me gustaría que me dijeras
Sven, le dijo mirándola con una sonrisa.
-Entonces le diré pastor Sven, es que me
gusta decirle pastor.
-Bueno, eso esta bien, pastor Sven, será pa-
ra ti, ¿y tus padres?
-Hola pastor Sven, bienvenido, siga por fa-
vor, le dijo Jazmín indicándole la sala.
-Gracias, y ¿Lucas?
-Hola pastor Sven, dijo Lucas desde la esca-
lera, estaba pensando en usted.
-Bueno, gracias a Dios que estamos en un
mismo espíritu.
212
CANTARÉ AL SEÑOR
Lucas se sentó en la sala con el pastor Sven,

mientras Jazmín les preparaba un café.
-He estado pensando, pastor, en todo lo
que el Señor me ha permitido ver, y en lo que
ha pasado con nuestras vidas en este último
tiempo.
-Si…
-Sí, y creo que el Señor me ha estado
hablando claramente, pero yo no he sido muy
buen oidor. Creo que el Señor me llama a
hacer algo específico, que tengo que ayudar
no solo a esos niños, sino también ponerme a
su disposición para cualquier cosa que yo
pueda ayudarle. Creo pastor, que la Iglesia,
como lo vi en la visión, es de vital importancia
para el destino de Suecia y del mundo, y creo
aquí adentro, dijo mientras se tocaba el pecho,
que esta por empezar una de las más terribles
batallas jamás habida y nosotros somos parte
de todo esto.
El pastor lo miraba con su boca entreabier-
ta, sin pestañear, cuando se percató que Lucas
esperaba una respuesta, se quitó los lentes,
sacando un trapito para limpiarlos, mientras
pensaba en su respuesta, luego mirando a Lu-
cas, dijo:
213
TOCANDO SU GLORIA I
-Si yo mismo no hubiera orado por ti y te

hubiera conocido hace unos días, creería que
ya llevas varios años en el evangelio, me pare-
ce que el Señor te está haciendo madurar
rápidamente, y estás entendiendo cosas espiri-
tuales, que para algunos nos llevan años,
empezar a entender, y a otros, lamentable-
mente, nunca llegan a entenderlas. Yo estoy de
acuerdo con lo que me has dicho, también
creo que el Señor te está llamando a algo es-
pecifico, pero todavía no sé exactamente que
es, y como tú lo dices, la Iglesia es un factor
fundamental en este tiempo y para el mundo.
Creo que el Señor te ha tocado con un don
profético que está fuertemente marcado en tu
vida de servicio. Como tú lo has dicho, la vida
de Suecia, depende, de que los creyentes vea-
mos claramente esto, y cada uno de nosotros,
tomemos nuestro sitio. De la batalla que me
has hablado, está aquí escrito, dijo mientras
buscaba en la Biblia, quiero que leas el Apoca-
lipsis, y que además sigas leyendo los
evangelios, son de vital importancia ¿Cómo vas
con la lectura y la oración?
-Bien, muy bien, respondió Jazmín, ahora
todos oramos juntos y leemos, pero además,
214
CANTARÉ AL SEÑOR
he visto a Lucas muy interesado.

-Esa es la principal fuente de vida para ti.
Mientras estés cerca del Señor, y ames al her-
mano podrás derrotar cualquier enemigo,
recuérdalo, no es solo conocimiento. La Iglesia,
esta compuesta por hombres imperfectos que
siguen a Jesús, y Él, los hace perfectos, por
medio de la fe, es el amor entre nosotros, la
cadena perfecta e irrompible, que siempre te
sacara victorioso, aun es más fuerte que la
muerte, no lo olvides.
-Pastor, ¿sabe que nos vamos de paseo?, di-
jo Melina cogiéndole una mano.
-Ha sí, y ¿Adónde?
-A Barcelona, contestaron casi al tiempo,
Jazmín y Melina.
-Me parece bien, creo que les hará bien to-
mar unos días de completo descanso, en todo
caso, vamos a estar orando por ustedes.
-Ya podemos pasar a la mesa, dijo jazmín,
mientras ponía los cubiertos sobre la mesa.
-Gracias, huele muy bien, dijo Sven.
-Lasaña, ¿Les gusta?
-Um, claro que sí, dijeron mientras se senta-
ban a la mesa.
215
TOCANDO SU GLORIA I
Mientras todos disfrutaban, comían y

hablaban, Rafael y Gabriel, dos ángeles pode-
rosos de Dios miraban la escena, estaban en la
casa, junto a ellos. La casa estaba llena de luz,
era como un gran farol en medio de un mar de
oscuridad, algunas otras luces se veían a la dis-
tancia. Avaricia y sus demonios, también los
miraban desde la distancia, no se atrevían a
acercarse mucho, esperando, solo esperando
un descuido, un error, algo que les diera la en-
trada.
-Ya todos están en el sitio indicado, y Lucas
parece estar listo, dijo Gabriel.
-¿Podrá soportarlo?, pregunto Rafael.
-El Señor lo sostendrá, tendremos que ayu-
darlo en todo, el ejército de Destructor y
Seductor, no perciben aun nada, no saben
quién es Lucas, y como el Señor lo va a usar.
-Ni aun Lucas lo sabe, dijo Rafael, quizás es
mejor así.
-Esta noche se le revelara una parte del
propósito, dijo Gabriel, encárgate que no pue-
dan venir a molestar.
-Así será, dijo Rafael desapareciendo de la
escena.
216
CANTARÉ AL SEÑOR
-Ha sido un almuerzo de mil maravillas, re-

almente veo como el Señor te ha bendecido
en todo Lucas, y tu Jazmín, eres una excelente
cocinera, gracias.
-Fue un placer, dijo ella sonriendo.
-Ahora tengo que irme, espero que aun
desde Barcelona tomen contacto conmigo, y
me digan como la están pasando, ahora con
Internet, todo se ha acercado mucho, me es-
cribes un mail o me llamas, dijo mirando a
Lucas.
-Así lo haré, no lo dude pastor.
-Lucas, hay algo que el Señor ha puesto en
mi corazón, y saco su Biblia buscando un versí-
culo, mira aquí está:
"Y a todos les decía: Si alguien quiere se-
guirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día y sígame.
Porque el que quiera salvar su vida, la per-
derá, pero el que pierda su vida por causa de
Mí, ése la salvará. "
Lucas 9:23-24
-Quiero que medites en estas palabras del
Señor, y la próxima vez que nos veamos habla-
remos de ellas, le dijo el Pastor Sven con una
mirada paternal.
217
TOCANDO SU GLORIA I
-Así lo haré, me parecen muy interesantes

estas palabras, creo que son para mí, puesto
que yo quiero seguir al Señor, meditaré sobre
ellas.
El pastor se despidió dándoles la mano y un
abrazo a Melina, todos estaban en la puerta y
lo miraban mientras él encendía su auto y se
perdía por la calle.
-Léenos papá, léenos, yo también quiero
pensar en ellas.
-Lucas la miro sonriente y dijo:

"Y a todos les decía: Si alguien quiere se-
guirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día y sígame.
Porque el que quiera salvar su vida, la per-
derá, pero el que pierda su vida por causa de
Mí, ése la salvará. "
-Papá, ese señor que escribió eso se llama-

ba como tú, luego se sentó en el computador
abrió el buscador e introdujo las palabras,
-Recuerda que tienes que tener cuidado con
que pagina abres, le dijo Lucas mientras em-
pezaba a subir las escaleras, hay mucha basura
en Internet, estoy cansado, creo que me voy a
218
CANTARÉ AL SEÑOR
recostar.
-Si señorita, dijo Jazmín, solo un momento y
quiero ver todo lo que haces.
-Si mamá, ya lo sé, pero en la escuela nos
han enseñado también, no se preocupen.
-"Niéguese a si mismo", eso es lo que ya me

ha tocado empezar a hacer, pensaba Lucas re-
costado en su cama. Tiene que haber un
cambio, una decisión de uno a querer un cam-
bio, a dejar lo antiguo, creo que eso ya lo he
empezado a hacer. "Tome su cruz cada día",
esto si no sé que a que se refiere, pensaba Lu-
cas, mientras sus ojos miraban por la ventana,
la luz y la calma lo hacían relajar, sintió que al-
guien tocó su brazo, y volteo a mirar:
-Lucas, dijo un hombre vestido todo de
blanco, alto, fuerte, su rostro resplandecía y
parecía como si estuviera a unos centímetros
del piso, mi nombre es Gabriel, he sido envia-
do a mostrarte la situación actual de tu ciudad
y lo que vendrá sobre todo el mundo. El Señor
te ha escogido para que tú lleves esto a tus
hermanos, para que habrán los ojos, para que
lleves la verdad a los que están por caer al
abismo, y anuncies la verdad del evangelio de
219
TOCANDO SU GLORIA I
Jesús a todos, para que creyendo en Cristo, se-

an salvos y reciban la vida.
Lucas lo miraba sin decir palabra, había leí-

do acerca de un ángel llamado Gabriel en la
Biblia, se preguntaba si era el mismo, Lucas se
paró dejando su cuerpo en la cama, y mirando
a Gabriel.
Gabriel lo toco en el brazo y en seguida es-
taban sobre una ciudad, estaba todo
completamente oscuro, ellos estaban muy
arriba, y algunos pequeños puntos de luz se
divisaban en la oscuridad, el ángel lo toco y le
dijo:
-Ven y mira,
Se acercaron rápidamente a la ciudad, ahora
veía que estaba llena de gente, gente que iba
por las calles, en los automóviles, en los trenes,
por todas partes, era Estocolmo. Él podía ver
varias cosas al mismo tiempo, era como si tu-
viera muchos ojos, percibía todo lo que estaba
a su alrededor. Al acercarse a la gente pudo
ver que casi todos llevaban seres a sus espal-
das, seres como los que él había visto en la
oficina de Álvaro, esos seres estaban a su es-
palda, clavaban sus garras en sus sienes y
220
CANTARÉ AL SEÑOR
parecía como si los dirigieran, pensó que era

como alguien guiando un caballo, solo que el
caballo ahora eran personas. Vio como había
algunos sin ningún ser a sus espaldas, y eran
asediados por demonios de menor tamaño,
gritaban cosas a su oído y les hacían ver cosas
que no existían, haciéndolos tropezar con co-
sas en su camino y caer.
Vio otras personas, tenían una luz a su alre-
dedor, de alguna forma Lucas se dio cuenta
que ellos percibían lo que pasaba a su alrede-
dor, pero seguían su camino, pasaban
indiferentes.
El ángel lo llevo por las calles de la ciudad,
todo era similar, llegaron a una Iglesia, "Iglesia
Sueca de Jesús", decía un aviso en letras de
neón, y entraron a la Iglesia. Estaba llena de
gente, casi todos tenían seres de las tinieblas a
sus espaldas, estos eran aun mayores que los
que él había visto en la calle, el pastor, tenia un
gran ser a sus espaldas, y él, se deleitaba junto
a ese ser, viendo como todos lo aplaudían,
cantaban y bailaban con esos seres de tinie-
blas, en una orgía de placer y maldad
indescriptible. Vio cuando algunas personas
llegaron, no tenían ningún ser a sus espaldas, y
221
TOCANDO SU GLORIA I
miraban pidiendo ayuda, vio como los rodea-

ron entre todos, como les empezaron a gritar
cosas hasta que vinieron varios seres alados de
oscuridad y se posaron sobre ellos.
Luego el ángel lo saco otra vez por las ca-
lles, y encontraron algunos hombres parados
en las plazas, hablaban y gritaban a todos
acerca de Jesús, tenían un gran aviso en el pe-
cho que decía "Yo me llamo Cristiano", les
decían a todos que los miraran a ellos, que
deberían hacer como ellos, que ellos conocían
a Jesús, y vio también como eran manejados
como por cuerdas que hacían mover sus ma-
nos y sus pies, su cabeza, eran como títeres de
carne y hueso, manejados por algunos de los
seres de mayor tamaño que él había visto.
Miro hacia arriba y vio dos grandes seres
alados, pudo reconocer a uno de ellos, era
Destructor, luchaban violentamente con el otro
ser, de igual tamaño, luchaban por el dominio
de la ciudad, Lucas percibía que los dos tenían
casi la misma fuerza.
Vio una potestad de las tinieblas, que
hablaba a un grupo de hombres y mujeres y
les enseñaba algo. Al momento todos los que
estaban escuchando a la potestad, salieron
222
CANTARÉ AL SEÑOR
apresurados, cada uno por su camino, el ángel

y Lucas iban detrás de una mujer que había
estado escuchando, vio como entraba a una
Iglesia, un grupo de hombres y mujeres ro-
deadas de luz la recibieron, y la ayudaban, y
ella en silencio esperaba. Luego la mujer vio un
hombre joven, que la miraba en silencio y se
acercó a él, y empezó a hablarle, y a abrazarlo,
hasta que el hombre se rindió a sus placeres.
Luego la mujer le puso una cadena a su cuello
y lo saco de la Iglesia, lo llevaba a las partes
más alejadas de la ciudad, allí era atacado por
una cantidad de demonios, hasta que uno de
ellos se posaba a sus espaldas.
Veía como había un pequeño hilo de luz
que unía a las Iglesias de la ciudad, y los de-
monios trabajaban fervientemente por romper
ese hilo de luz, las Iglesias eran atacadas por
todos los flancos, de todas formas.
El ángel lo llevo a un sitio que le pareció co-
nocido, era una Iglesia, estaba llena de luz,
también pudo distinguir a alguno de los que
había visto que escuchaban al demonio e iban
a engañar a las Iglesias, pero vio que esta Igle-
sia era fuerte, la luz brillaba con fuerza, y su luz
iba en aumento, los que llegaban de afuera y
223
TOCANDO SU GLORIA I
pedían ayuda, eran ayudados y atendidos, has-

ta que la luz empezaba a brillar dentro de ellos
también. Destructor y el otro ser, pararon su
pelea y miraron con gran odio a la Iglesia, pero
ella seguía creciendo, sus hilos de conexión
con otras Iglesias se hacían cada vez más fuer-
tes, y todos los que entraban con algún ser de
las tinieblas a sus espaldas, eran ayudados y el
ser era expulsado con gran fuerza. La luz de
esta Iglesia estaba aumentando constante-
mente y sus enlaces con las otras Iglesias eran
reforzados y aumentados. Lucas pudo distin-
guir al Pastor que hablaba a todos, era el
pastor Sven.
-El ángel lo tomo y le dijo, ¡Ven, te mostraré
lo que viene!
224

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TOCANDO SU GLORIA I

Agradezco en especial a mi querida esposa,

Agradezco al Espíritu del Señor, que me es-

Este libro es el comienzo de una historia fasci-

“¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para

Lucas Salas disfrutaba de su vista, se delei-

aun hacia algo de frío, sobretodo por las no-

entender que una mujer como ella se fijara en

esto, sí, dejemos esto de lado.

ascensor directo al parqueadero, y esto lo

sado, y menos que tenia hijos, ella creía que él

Helena estaba organizando algunos libros,

tirse de forma sencilla, pero "decorosa" decía

-Creo que he terminado, dijo mientras baja-

nos allá, señalando una mesa pequeña con dos

parezca me las haces, sino la puedo contestar

leer un poco, quizás algo que tú estés leyendo.

-Helena lo miro, sabia que ya no podía darle

Lucas salió de la libraría con una sonrisa de

mino por las calles lentamente mientras se di-

-Las acciones van en bajada, ¿dónde estas?

-Que venda, no me escucha.

-¿Qué? 42, pero es menos de la mitad,

Ana contesto el teléfono y miro interrogan-

-Voy a estar en la sede y salió.

El auto de Lucas avanzaba lentamente,

Ya eran las dos de la tarde cuando por fin

-Fue solo un sueño, un mal sueño, no te

Lucas llego a un edificio de unos 10 pisos,

tos periódicos, así que no entendía porque es-

La puerta del ascensor se abrió y Lucas salió,

-No aun faltan algunos, el Señor Preston lo

Lucas camino por el corredor, hacia la ofici-

-¿Puedo hacer una llamada?

La muchacha que lo había encontrado en el

unos 60 años tomo asiento en el cabezal de la

yo creí que ustedes sabían algo? Mientras es-

-¿Todo bien?, le dijo Álvaro.

-Ya sabes, le dijo Álvaro, debes invertir lo

Lucas recordó al momento la visión que

Lucas miro el teléfono, tenia 10 mensajes, 9

-Ana, todo está bien, no te preocupes, ve a

Parqueo en su garaje, Lucas tenía una her-

entro y se sacó los zapatos, llevaba el paquete

con una cuchara de palo casi en su boca.

-No, papa, para, decía la niña mientras se

-Eso fue solo un sueño Melina, le dijo

"Hay camino que al hombre le parece dere-

trabajan, que nombre tan peculiar que eligie-

Los minutos pasaban, Lucas había estado en

-Dígame su inversión y la cantidad, la voz

-Y tú, ¿Has tenido sueños como los de Me-

Lucas salió dejando la puerta entre abierta

los amigos, necesito dinero.

lo que pasa en la bolsa.

-Un día más, pensó, todo igual, nada cam-

Lucas se recostó por un momento, pensan-

Un hombre vestido con pantalón blanco y

estaban al fuego, las ramas disimulaban muy

-Apresúrense, ya viene la mercancía, y tú,

caja, "Tofors, Sweden". Las cajas fueron lleva-

Lucas pensó que la niña le recordaba a su

-Bueno, esta noche tienes el honor de ser