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LA SALVACIÓN

JUAN SEBASTIÁN RAMÍREZ NAVAS


FUNDAMENTOS DE LA FE

Después de una exhaustiva búsqueda sobre el tema de la


salvación, se presenta este sencillo Estado del Arte, con el fin de
instruir y compartir la bendición recibida a través de cada una de
las enseñanzas aquí contenidas.

En este documento se comparte el pensar de aproximadamente


38 autores cristiano a quienes el Santo Espíritu de Dios guió para
dar claridad a nuestras vidas en lo referente a la gloriosa obra
Salvífica de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

© 2006 JSR e-books


Cali, Valle, Colombia

Diseño de cubierta: Juan Sebastián Ramírez

Reservados todos los derechos

Categoría: Fundamentos de la Fe

Publicado en Colombia, Suramérica

Juan Sebastián Ramírez 2


FUNDAMENTOS DE LA FE

LA SALVACIÓN

Tabla de Contenidos

LA SALVACIÓN 5

1 INTRODUCCIÓN 5

2 ANTECEDENTES 7
2.1 EL SALVADOR 7
2.1.1 En el Antiguo Testamento 8
2.1.2 En el Nuevo Testamento 8
2.1.3 ¿Hasta donde puede salvar el Salvador? 8
2.1.4 ¿Por qué Jesucristo "es poderoso para salvar
eternamente"? 9
2.2 ¿QUÉ DEBEMOS ENTENDER POR LA PALABRA "SALVAR”? 9
2.3 EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN 10
2.4 ¿QUIÉNES SON LOS QUE HAN DE SER SALVOS? 11
3 LA NATURALEZA DE LA SALVACIÓN 13
3.1 LOS TRES TIEMPOS DE LA SALVACIÓN 13
3.2 LA SALVACIÓN EN SUS TRES ETAPAS 14
3.3 TRES ASPECTOS DE LA SALVACIÓN. 14
3.3.1 Justificación por el Juez. 14
3.3.2 Regeneración y adopción por el Padre. 16
3.3.3 Santificación por el Santo. 16
3.4 VIVIFICACIÓN 18
3.5 SALVACIÓN, EXTERNA E INTERNA. 18
4 LAS CONDICIONES DE LA SALVACIÓN. 20
4.1 ARREPENTIMIENTO. 21
4.2 FE. 21
4.2.1 La salvación esta condicionada solamente por la fe 22

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4.3 REQUISITOS PARA LA SALVACIÓN 23


4.3.1 Creer y esperar 23
4.3.2 Creer y confesar 24
4.3.3 Confesar y hacer buenas obras 25
4.3.4 Creer y confesar los pecados 26
4.3.5 Creer y arrepentirse 26
4.4 CONVERSIÓN 26
4.5 LA RESURRECCIÓN Y LA SALVACIÓN 27
5 LAS DIFERENTES CLASES DE SALVACIÓN 28
5.1 LA SALVACIÓN ETERNA 28
5.2 LA SALVACIÓN ANTE LOS HOMBRES 31
5.3 LA SALVACIÓN DIARIA 32
5.4 LA SALVACIÓN DEL CUERPO 32
5.5 LA SALVACIÓN DEL ALMA 33
5.6 LA SALVACIÓN COMO EL REMEDIO DE DIOS PARA EL PECADO 34
5.7 LA SALVACIÓN COMO LA OBRA TERMINADA DE CRISTO 35
5.8 LA SALVACIÓN COMO OBRA SALVADORA DE DIOS 36
5.9 LA SALVACIÓN EN RELACIÓN AL PECADO DEL SALVO 36
5.10 LA SALVACIÓN COMO LIBERACIÓN 37
5.11 LA SALVACIÓN DE LA RAZA HUMANA 38
5.12 LA SALVACIÓN INDIVIDUAL 39
5.13 SALVOS DE LA TRIBULACIÓN 40
6 CONCLUSIÓN 42

7 BIBLIOGRAFÍA 44
7.1 CITAS BIBLIOGRÁFICAS 44
7.2 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 45

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LA SALVACIÓN

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La palabra salvación proviene de los vocablos: griego soteria; y


hebreo yeshu'ah.

“Por eso también puede salvar por completo a los que por
medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para
interceder por ellos " (Hebreos 7:25 NVI)

La salvación es una doctrina peculiar de la revelación. La Biblia


nos ofrece una historia completa de ella, sin que en ningún otro
sitio podamos encontrar más indicios. Nada nos habla de
salvación a no ser de la Biblia escrita por la misericordia del
Padre, donde se encuentra su bendito amor revelado a la gran
familia humana, para decirles que están perdidos, pero que El
puede salvarlos, y que al salvarlos, Él es "el justo y el que
justifica". La salvación, pues, tenemos que hallarla en las
Escrituras y solamente en ellas; porque en ninguna otra parte
podríamos encontrarla. Y puesto que ha de ser hallada en las
Escrituras, es la doctrina principal de la revelación: la Salvación.
(7)

Dios es el único juez de la conciencia del hombre; pero, dice


Spurgeon, si profesamos ser cristianos, debemos predicar
cristianismo; y si nos llamamos ministros de Cristo, perdemos el
tiempo tontamente, engañamos a nuestros oyentes e insultamos
a Dios, si en lugar de hablar de salvación nos dedicamos a
disertar sobre botánica o geología. Todo aquel que no predique
siempre el Evangelio, no debiera ser considerado como ministro
de Dios.

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FUNDAMENTOS DE LA FE

La Salvación tiene en el lenguaje de las Escrituras el significado


general de liberación de las necesidades o de otros males, y de
su cambio a un estado de libertad y seguridad (IRe.11:13, 14, 45;
2Re.23:10; 2Cr.13:17). Como el pecado es el máximo mal, al ser
raíz y fuente de todo mal, las Sagradas Escrituras usan la palabra
“salvación” principalmente en el sentido de liberación de la raza
humana o del hombre individual del pecado y sus consecuencias.
Una de las características de la salvación anunciada en el
evangelio es que se relaciona con las tres dimensiones
temporales de la experiencia cristiana: el pasado, el presente y el
futuro. Fuimos salvos cuando creímos en Cristo. Estamos siendo
salvados en nuestro diario vivir como creyentes. Y seremos
salvos de manera plena cuando Cristo regresa y nos transforma a
su semejanza. (6, 1, 5)

La teología cristiana evangélica reconoce estas tres etapas en


nuestra salvación. El escritor Ron Sider resume de manera
concisa la teología paulina sobre el particular: “Para Pablo, la
salvación se refiere a la pasada, presente y futura actividad
redentora de Dios en Cristo”. (5, 9)

Quizá no todos los evangélicos nos hemos puesto a pensar en las


implicaciones de esa verdad, ni nos hemos preguntado cuáles
son los aspectos que corresponden a cada fase. Una tendencia
es identificar con cada etapa algunas de las facetas de la
salvación, pero no refleja toda la amplitud de lo que el autor a
los Hebreos describe como “una salvación tan grande” (Heb.
2:4). (5)

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22 A
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Para entender con mayor claridad la salvación es necesario


conocer primeramente al Salvador y ver como a través de la
historia ha anunciado su obra libertadora, su actuar y su
continua liberación de los cautivos de las manos del enemigo, y
comprender el gran significado de la salvación.

2.1 EL SALVADOR

"El que tiene poder para salvar" (Isaías 63:1 NVI). Sabido es que
esto se refiere a nuestro amado Señor Jesucristo, quien dice de sí:
"Yo, el que habla con justicia, el que tiene poder para salvar." (8)
No existe otro salvador, no existe persona o cosa creada que
pueda salvar al pecador sino solamente Cristo. El es el único
Redentor, él que estuvo desde el “sin principio” del que nos
habla Juan 1:1 en su versión en griego.

Nos dicen que, llegado el día señalado, vino del cielo y se hizo
hombre sin dejar de ser Dios, apropiándose la naturaleza infantil
en el pesebre de Belén; que de tal estado creció a la estatura de
varón, hecho "carne de nuestra carne y hueso de nuestro hueso,"
en todo menos en nuestro pecado. Son Fuertes pruebas de su
humanidad verdadera sus padecimientos, hambre, muerte y
sepultura, exigiéndonos, no obstante, la religión Cristiana que
creamos en su verdadera divinidad. Se nos enseña que fue, "niño
nacido, hijo dado," siendo al mismo tiempo "Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno." Para tener ideas claras y
rectas respecto a Jesús no hay que confundir una con otra sus
dos naturalezas. No hemos de tenerlo por un Dios rebajado
hasta la humanidad deificada, ni por nombre común
oficialmente elevado hasta la deidad, sino por una persona con

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dos naturalezas distintas, no es Dios convertido en hombre, ni


hombre hecho Dios, sino hombre y Dios a la vez formando
unidad. (8)

Tanto el AT como el NT están centrados en la concepción de la


«salvación», basada sobre el hecho de que el hombre, totalmente
arruinado por la caída, y por ello mismo destinado a la muerte y
a la perdición eterna, tiene necesidad de ser rescatado y salvado
mediante la intervención de un Salvador divino. (2)

2.1.1 En el Antiguo Testamento

En el AT el Señor se revela como el Dios Salvador. Éste es, entre


una multitud de otros, Su más entrañable título en relación con
nosotros, el más bello de ellos (2 S. 22:2-3). Toda la Palabra da
testimonio de su obra redentora (Is. 25:9; 41:14; 43:3, 11; 49:26;
63:8, 16. Éx. 6:6. Dt. 33:29. 1 S. 14:6; 17:47. 2 S. 22:3. Sal. 76:8-
10. Sal. 106:8. Sof. 3:17. Sal. 3:8; 18:46; 37:39; 40:17; 42:5;
62:7; 71:15; 98:2-3. Sal. 37:39; 59:2; 79:9; 51:12; 60:6; 18:27;
34:6, 18, etc.). Sin embargo, el Dios Salvador, en el Antiguo
Pacto, no se manifiesta aún de una manera plena; se halla
incluso escondido (Is. 45:15; 35:4). (2)

2.1.2 En el Nuevo Testamento

Cristo es ya de entrada presentado como el Salvador, y no sólo


como un Maestro, amigo o modelo de conducta. El ángel dice a
José: “Llamarás su nombre JESÚS (Jehová salva), porque Él
salvará a su pueblo de sus pecados.” Zacarías bendijo al Señor
por haber levantado “un poderoso Salvador” (Lc. 1:69). No hay
salvación en nadie más (Hch. 4:12. He. 2:10; 5:9. 1 Jn. 4:14;
3:17; 12:47. Lc. 19:10; 9:56; 4:42). (2)

2.1.3 ¿Hasta donde puede salvar el Salvador?

Esta pregunta es tan importante que de su respuesta depende la


vida o la muerte; se trata del poder de Cristo. "Él puede salvar

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eternamente." No hay nadie que sepa hasta qué punto alcanza la


eternidad. David dijo: "Si tomare las alas del alba, y habitare en
el extremo de la mar, aún allí me guiará tu mano." Pero, ¿quién
sabe dónde está el extremo? Sin embargo, nuestro texto nos dice
que Cristo "puede salvar eternamente". (7) No existe límite
alguno para Dios en cuanto a la amplitud de su obra salvadora.
Es tan grande como Él, tanto que no podremos salir de ella, ni
escapar de Él.

2.1.4 ¿Por qué Jesucristo "es poderoso para salvar


eternamente"?

La respuesta es: "Porque El vive siempre para interceder por


ellos". Esto implica que murió, lo cual es, verdaderamente, la
maravillosa fuente de su poder salvador. ¡Oh, cuán dulce es
meditar en la grande y admirable obra que Cristo ha hecho, por
la que ha llegado a ser "el Pontífice de nuestra profesión",
poderoso para salvarnos! Es consolador volver m la vista al
Calvario, y contemplar sobre el árbol de la cruz aquella figura
agonizante; es dulce, maravillosamente dulce, atisbar con los
ojos del amor por entre aquellos apretados olivos, y oír los
lamentos del Hombre que suda gruesas gotas de sangre. No sólo
que Jesucristo tiene poder para salvar al que consiente en ser
salvo, sino hacerlo consentir, hacer que el ebrio renuncie el vicio,
y vaya a buscar el bien, hacer que el escarnecedor se postre, y
ablandar su corazón con su amor. (7, 8)

2.2 ¿QUÉ DEBEMOS ENTENDER POR LA PALABRA "SALVAR”?

Comúnmente los hombres en su mayor parte, leyendo esta


palabra, juzgan que significa salvar del Infierno. En parte tienen
razón, pero su idea es muy defectuosa. Verdad es que el Señor
salva a los hombres de la pena merecida de su delito;
efectivamente lleva al cielo los que han merecido la eterna
displicencia del Altísimo; si borra "iniquidades, transgresiones y
pecados," y disimula las maldades del residuo de su pueblo a

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causa de su sangre y su expiación. No es ésta, empero, toda la


significación de la palabra "salvar." Explicación tan insuficiente ha
ocasionado los errores de algunos teólogos, errores que cual
brumas han envuelto sus sistemas teológicos. Han dicho éstos
que salvar es arrebatar almas como tizones de la lumbre,
salvarlos de la destrucción si se arrepienten. La verdad es que
significa muchísimo más que librar del infierno a los penitentes.
Expresa el todo de la grande obra de la salvación, desde el primer
deseo santo, la primera convicción espiritual, continuada hasta la
santificación completa. Todo lo hace Dios por medio de
Jesucristo. Este es grande, no sólo para salvar los arrepentidos,
sino para darles arrepentimiento; no sólo se compromete a
llevar los que creen al cielo, tiene poder para dar nuevos
corazones, y para comunicar la fe; no sólo puede dar al cielo al
que lo quiera, sino que puede hacer amante de la santidad al
que la aborrezca, adorador suyo al menospreciador de su
nombre, y prófugo de sus malos caminos al réprobo declarado.
(8)

2.3 EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN

La revelación divina en cuanto a la salvación debería ser


dominada por cada hijo de Dios:

• puesto que la salvación personal depende de ello,


• es el mensaje que Dios ha comisionado al creyente a
proclamar al mundo, y
• descubre la completa medida del amor de Dios. (4)

De acuerdo a su amplio significado como se usa en la Escritura,


la palabra «salvación» representa la obra total de Dios por medio
de la cual Él rescata al hombre de la ruina eterna y la sentencia
del pecado y le confiere las riquezas de su gracia, incluyendo la
vida eterna ahora y en la gloria eternal en los cielos. «La
salvación es de Jehová» (Jon. 2:9). (4) Por lo tanto, en cada

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aspecto es una obra de Dios en favor del hombre, y no es en


ningún sentido una obra del hombre a favor de Dios.

Se dice que las multitudes tanto de judíos como de gentiles que


vivan en la tierra durante el reino venidero conocerán al Señor
desde el más pequeño hasta el más grande (Jer. 31:34). Sin
embargo, la salvación ofrecida a los hombres en la edad
presente no solamente está revelada más completamente en la
Biblia en cuanto a sus detalles, sino que también excede
grandemente cualquier otra obra salvadora de Dios en las
maravillas que lleva a cabo, puesto que la salvación que se
ofrece en la edad presente incluye cada una de las fases de la
obra de gracia de Dios tal como el morar, el sellar y el bautismo
del Espíritu. (4)

2.4 ¿QUIÉNES SON LOS QUE HAN DE SER SALVOS?

Y éstos son "los que se allegan a Dios por Jesucristo". No


encontramos aquí ninguna discriminación de secta o
denominación. Por lo tanto, es salvos el que:

• "Se allegan a Dios." Por acercarnos a Dios no debemos


entender una mera devoción superficial, ya que esto puede
no ser más que una manera solemne de pecar. (7) El
Devocionario de la Iglesia Anglicana cita: "Todos nos hemos
apartado y extraviado de tus caminos como ovejas perdidas;
hemos hecho lo que no debíamos y dejado de hacer lo que
debiéramos; no hay nada bueno en nosotros". Acercarse a
Dios implica dejar algo. El que se acerque a Dios ha de
abandonar sus pecados, su propia justicia, sus malas y sus
buenas obras; y acude a Él dejándolo todo.
• "Se allegan a Dios por medio de Cristo." Hemos conocido
a muchos que dicen que su religión es la naturaleza, y que
adoran a Dios en ella; los cuales creen que pueden acercarse
a Él prescindiendo de Jesucristo y despreciando su

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mediación; estos, en caso de peligro, dirigen sus oraciones a


Dios sin fe alguna en el Mediador. (7)
• Tiene una correcta y sincera motivación. Hay algunos
que creen venir a Dios, pero no lo hacen movidos por el
motivo que debieran. Están acostumbrados, ante cualquier
dificultad, a elevar tal tipo de oración que, si conocieran su
valor, desistirían del intento; porque "el sacrificio de los
impíos es abominación a Jehová". Cuando el pecador se
acerca a Dios acude buscando salvación y dice:
"Desdeño las riquezas y el honor,
Vanos son los placeres de este mundo;
Nunca satisfarán mi sed de amor.
Dame a Cristo, Señor, sin Él me hundo".

• Por los enfermos que lo necesitan. Cristo murió por los


pecadores, no por aquellos que son buenos y están sanos; El
vino al mundo para salvar a lo perdido.
"No al justo; pecadores
Jesús vino a llamar."

¡Entra, pobre, entra!; ¡tres veces bienvenido!" Y los ángeles


cantan: "¡Tres veces bienvenido!" (7)

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FUNDAMENTOS DE LA FE

33 LLA
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El tema de esta sección es el siguiente: Lo que constituye la


salvación, o el estado de gracia. (1)

3.1 LOS TRES TIEMPOS DE LA SALVACIÓN

• El tiempo pasado de la salvación está revelado en ciertos


pasajes los cuales, cuando hablan de la salvación, se refieren
a ella siendo completamente en el pasado, o completada
para el que ha creído (Lc. 7:50; 1 Co. 1:18; 2 Co. 2:15; Ef.
2:5, 8). Tan perfecta es esta obra divina que del salvado se
dice que está salvado para siempre (Jn. 5:24; 10:28, 29; Ro.
8:1). (4)

• El tiempo presente de la salvación, el cual será el tema del


próxirno capítulo, tiene que ver con la salvación presente
del poder del pecado (Ro. 6:14; 8:2; 2 Co. 3:18; Ga. 2:19-
20; Fil. 1:19; 2:12-13; 2 Ts. 2:13). (4)

• El tiempo futuro de la salvación contempla que el creyente


será aún salvo dentro de total conformidad con Cristo (Ro.
8:29; 13:11; 1 P.1:5; 1 Jn. 3:2). El hecho de que algunos
aspectos de la salvación están aún por ser cumplidos para el
que cree no implica que hay terreno de duda en cuanto a su
cumplimiento final; pues en ninguna parte se enseña que
ningún rasgo de la salvación depende sobre la fidelidad del
hombre. Dios es fiel y, habiendo comenzado una buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil. 1:6). (4)

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3.2 LA SALVACIÓN EN SUS TRES ETAPAS

Quizá sea de ayuda iniciar nuestro estudio analizando la


terminología que se ocupa para hablar del tema. Se suele hablar
de la salvación en tres tiempos—pasado, presente y futuro. Si
con esos términos se quiere hablar de lo Dios hizo en el pasado,
lo que está haciendo ahora y lo que hará en el futuro, está bien.
Así lo entiende Ron Sider. O bien, si con esa clasificación se
desea señalar las etapas en la experiencia personal del creyente,
no hay problema. Fuimos salvos, estamos siendo salvados, y
seremos salvos en el futuro. (5)

Sin embargo, hay una terminología más adecuada para describir


las tres etapas de nuestra salvación. El aspecto inicial de nuestra
salvación, el aspecto progresivo y el aspecto final. Esta
terminología enfatiza la unidad del proceso salvífico más que la
otra. Entreteje las etapas como parte de una experiencia total.
Así lo entiende el teólogo novo testamentario George Caird al
decir, “La salvación es una acción de Dios con dimensión triple:
es un hecho ya realizado, una experiencia que continúa en el
presente, y una consumación todavía futura”. (5, 11)

3.3 TRES ASPECTOS DE LA SALVACIÓN.

Hay tres aspectos de la salvación, o del estado de gracia, y cada


uno se caracteriza por un vocablo que suministra una ilustración
clara de la bendición: Justificación, Regeneración, Santificación.
(1)

3.3.1 Justificación por el Juez.

Justificación es un término judicial o legal que nos recuerda una


escena en los tribunales de justicia. El hombre, culpable ante
Dios y condenado, recibe la absolución, se le declara justo, en

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FUNDAMENTOS DE LA FE

otras palabras, es justificado. La justificación también se relaciona


con las tres fases de nuestra salvación. La obra de Dios por la
que nos justifica normalmente se relaciona con el aspecto inicial
de nuestra salvación. Fuimos justificados—es decir que Dios nos
declaró justos—cuando depositamos nuestra confianza en Cristo.
La fe le fue acreditada por justicia a Abraham en el momento en
que creyó. Sin embargo, la justificación es fundamentalmente un
acto escatológico. Es en el juicio final que Dios dará el veredicto
definitivo. Pablo habla del “día en que Dios juzgará por
Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”
(Ro. 2:16). Ese será un día “de la revelación del justo juicio de
Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras” (Ro. 2:5-
6). En Romanos 3:30 el apóstol ubica el veredicto justificador
de Dios en el futuro: Dios “justificará por la fe” tanto a judíos
como a no judíos. El erudito N. T. Wright comenta que “en el
escenario apocalíptico” los integrantes del pueblo de Dios “serán
vindicados cuando Dios los levanta de los muertos”. (5, 12)

En el caso del creyente en Cristo, aquella declaración futura se


adelanta. Aunque el veredicto de “justificado” corresponde a un
juicio todavía por realizarse, “ya ha sido pronunciada” la
sentencia de manera proléptica, o sea anticipada. ¡Qué seguridad
nos da esta verdad! Dios no nos declararía justos ahora si no
considerara la declaración futura como un hecho. Es porque ha
asegurado el veredicto escatológico de “justos” que Dios puede
anticipar ese veredicto y declararnos justos en el presente. (13, 5)

La etapa inicial de nuestra salvación incluye la justificación, la


cual será confirmada en la consumación final. Pero, ¿qué de la
etapa presente? La vida cristiana consiste de cierta manera en un
proceso en que nuestra práctica se va ajustando progresivamente
a nuestra posición. Si nuestra posición es la de “justos”, la
justicia se debería mostrar de manera creciente en nuestra
experiencia actual. (5)

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3.3.2 Regeneración y adopción por el Padre.

La regeneración (la experiencia interna o interior) y la adopción,


nos sugiere una escena doméstica, del hogar. El alma, muerta en
delitos y pecados, necesita una vida nueva, la cual es impartida
mediante el acto divino de la regeneración. La persona se
convierte entonces en "hijo de Dios", y pasa a formar parte de su
hogar o casa. (1)

3.3.3 Santificación por el Santo.

El vocablo santificación nos sugiere una escena en el templo,


pues el término está relacionado principalmente con la
adoración a Dios. Hecho justo en lo que a la ley de Dios
respecta, y renacido para vivir una vida nueva, el hombre queda
desde ese momento dedicado al servicio de Dios. Comprado
mediante un precio, no se pertenece a sí mismo; no abandona el
templo (en sentido figurado) sino que sirve a Dios noche y día
(Lucas 2:37). Es santificado por Dios, y se da a sí mismo a Dios.
(1)

El hombre salvado es entonces aquél que ha cancelado su deuda


con Dios, ha ajustado sus cuentas con El, ha normalizado sus
relaciones con el Hacedor, ha sido adoptado en la familia divina
y está ahora dedicado al servicio de Dios. En otras palabras, su
experiencia de la salvación, o estado de gracia consiste en la
justificación, regeneración (y adopción) y santificación. Al estar
justificado, pertenece a los justos; al estar regenerado, es un hijo
de Dios; al estar santificado, es un "santo" (literalmente persona
santa). La santificación comienza cuando creemos en Cristo y
recibimos el precioso regalo de la salvación. Nuestra posición
ante Dios es la de santos, porque nos ha apartado para él y nos
ha limpiado (Tito 2:5). (1, 5)

A la vez, la santificación tiene mucha relación con nuestra


experiencia presente. Pablo dice a los tesalonicenses, “la

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FUNDAMENTOS DE LA FE

voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tes. 4:3). El apóstol


relaciona esta verdad con el problema de inmoralidad. Hace un
contraste entre la relación matrimonial en la que uno tiene “a su
esposa en santidad y honor” (4:4), y la fornicación, que
representa “pasión de concupiscencia” (4:5). Resume su
enseñanza diciendo que “no nos ha llamado Dios a inmundicia,
sino a santificación” (4:7). En un mundo en que el sexo se
comercializa y la satisfacción sexual se busca por cualquier
medio, es importante que hagamos un llamado continuo a la
santidad. (5)

La santificación tiene que ver con todas las áreas de nuestra


conducta, no solamente la sexual. Una de las razones por las
que fuimos santificados es para que hagamos buenas obras (Tito
2:14). Una evidencia de estamos experimentando la santificación
presente es que serviremos a la justicia (Ro. 6:18-19). (5)

El aspecto futuro de nuestra santificación no es menos


importante. Cuando Cristo venga, el proceso santificador será
consumado. La oración del apóstol por los tesalonicenses, de
que Dios “os santifique por completo”, será contestada
finalmente “para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes.
5:23). La meta de Dios, de “presentarnos santos y sin mancha e
irreprensibles delante de él” (Col. 1:22) está relacionada con la
reconciliación cósmica que está aún por efectuarse (Col. 1:20).
La obra santificadora del Espíritu se culminará cuando se hace
realidad nuestro destino de “alcanzar la gloria de nuestro Señor
Jesucristo” (2 Tes. 2:14), lo cual sucederá en su segunda venida.
Como comenta Charles Wanamaker, “cuando Pablo habla de
obtener la gloria de Cristo tiene en mente la transformación
escatológica del pueblo de Dios…asociada con la resurrección”.
(5, 14)

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FUNDAMENTOS DE LA FE

3.4 VIVIFICACIÓN

La nueva vida que recibimos como resultado de la salvación


también se experimenta en las tres etapas. En el momento en
que creímos en Cristo, recibimos vida; “estando nosotros
muertos en pecados, (Dios) nos dio vida juntamente con Cristo”
(Ef. 2:5). Fuimos “engendrados por el evangelio” (1 Co. 4:15).
Esa vida representa el comienzo de una nueva y viva relación
con Dios. (5)

Pero la nueva vida que recibimos en Cristo es sólo el comienzo.


El plan de Dios es que “nosotros andemos en vida nueva” (Ro.
6:54). El verbo “andar” sugiere un proceso, un caminar
continuo. La nueva vida que tenemos no es nuestra; es la vida
de Cristo en nosotros. Para Pablo, esto era lo importante: “ya
no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). Las aflicciones
que experimentamos como cristianos tienen como uno de sus
propósitos permitir que “la vida de Cristo se manifieste en
nuestros cuerpos” (2 Co. 4:10). (5)

3.5 SALVACIÓN, EXTERNA E INTERNA.

La salvación es tanto objetiva (externa) como subjetiva (interna).


(1)

a) La justicia es primero de todo cambio de posición, pero es


seguida de un cambio de condición. La justicia debe ser
tanto atribuida o imputada como impartida. (1)
b) La adopción se refiere al hecho de conferir la dignidad de
hijo de Dios; la regeneración es la vida interior que
corresponde a nuestro llamado y nos hace participantes de
la naturaleza divina. (1)
c) La santificación es tanto externa como interna. En lo
exterior, es la separación del pecado y la dedicación a Dios;
en lo interior, demanda purificarse del pecado. (1)

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FUNDAMENTOS DE LA FE

El aspecto exterior de la gracia es proporcionado por la obra


expiatoria de Cristo; el aspecto interno es la obra del Espíritu
Santo. (1)

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¿Qué se quiere decir por condiciones de la salvación? Se quiere


decir los requisitos en el hombre a quien Dios acepta por amor
de Cristo, y en quien deposita libremente las bendiciones del
evangelio de gracia. (1)

Las Sagradas Escrituras enuncian el arrepentimiento y la fe como


condiciones de la salvación; el bautismo en agua es mencionado
como símbolo exterior de la fe interna del convertido. (Cf.
Marcos 1:15; Hechos 22:16; 16:31; 2:38; 3:19.) (1)

El apartarse del pecado y allegarse a Dios son las condiciones y


preparaciones para la salvación. Hablando en sentido estricto ni
el arrepentimiento ni la fe tienen mérito; puesto que todo lo
necesario para la salvación ha sido ya realizado para el
penitente. Mediante el arrepentimiento el penitente remueve el
obstáculo que impide la recepción del don; por medio de la fe
acepta el don. Pero aunque el arrepentimiento y la fe son
obligatorios puesto que son ordenados, se insinúa la influencia
auxiliadora del Espíritu Santo. (Nótese la frase "ha dado Dios
arrepentimiento". Hechos 11:18.) La blasfemia contra el Espíritu
ahuyenta a aquél que es el único que puede inspirar el
arrepentimiento del corazón, y por lo tanto no hay perdón. (1)

La fe es el instrumento por medio del cual recibimos la salvación,


lo cual no se puede decir del arrepentimiento. Asimismo el
arrepentimiento está relacionado con el pecado y el
remordimiento que produce, mientras que la fe descansa o se
apoya en la misericordia de Dios. (1) Puesto que sólo el
penitente siente la necesidad de un Salvador y desea la salvación
de su alma se ve movido a arrepentirse. Nadie puede
arrepentirse en el sentido bíblico sin fe en la Palabra de Dios, sin

Juan Sebastián Ramírez 20


FUNDAMENTOS DE LA FE

creer en sus amenazas de juicio y promesas de salvación.

4.1 ARREPENTIMIENTO.

El arrepentimiento se ha definido de la siguiente manera: "Un


dolor verdadero por el pecado, acompañado de un sincero
esfuerzo por dejarlo"; "dolor de carácter piadoso por el pecado";
"la convicción de culpabilidad producida por la aplicación de la
ley divina al corazón, por el Espíritu Santo"; "sentir tanto dolor
que uno deja de pecar" (definición de un niño). (1)

Tres elementos constituyen el arrepentimiento bíblico: el


intelectual, el emocional, y el práctico. Pueden ser ilustrados
como sigue: (1)

El hombre, por medio del arrepentimiento hace honor a la ley,


así como por medio de la fe hace honor al evangelio. ¿De qué
manera el hombre hace honor a la ley por medio del
arrepentimiento? Arrepentido, lamenta haberse apartado del
santo mandamiento, y de haberse contaminado personalmente,
como lo revela la ley; en la confesión, reconoce la justicia de la
sentencia; al enmendar su conducta o rectificarse, se aparta del
pecado y realiza todas las reparaciones posibles y necesarias
según las circunstancias. (1)

4.2 FE.

En el sentido bíblico del vocablo, fe significa creencia y


confianza. Es el asentimiento de la mente o intelecto, y el
consentimiento de la voluntad. Con respecto al intelecto, es
creencia en ciertas verdades reveladas, relativas a Dios y a Cristo;
con referencia a la voluntad, es la aceptación de estas verdades
según dirigen los principios de la vida. La fe intelectual no es
suficiente (Santiago 2:19; Hechos 8:13,21) para la salvación; una

Juan Sebastián Ramírez 21


FUNDAMENTOS DE LA FE

persona puede dar asentimiento intelectual al evangelio, sin


consagrar o dedicar su vida a él. La creencia afectiva o del
corazón es fundamental (Romanos 10:9). La fe de carácter
intelectual significa el reconocimiento de que el evangelio es
verídico, es una realidad; la fe afectiva o del corazón significa la
dedicación voluntaria, de la vida de uno a las obligaciones que
están encerradas o incluidas en la realidad del evangelio. La fe en
calidad de confianza incluye asimismo un elemento emocional;
de ahí que la fe; salvadora sea un acto de la personalidad toda,
que abarca el intelecto, las emociones y la voluntad. (1)

4.2.1 La salvación esta condicionada solamente por la fe

En unos 115 pasajes del Nuevo Testamento se declara que la


salvación del pecador depende sólo de creer, y en
aproximadamente 35 pasajes se dice que depende de la fe, lo
cual es un sinónimo de creer. Creyendo, un individuo ejerce el
deseo de confiar en Cristo. Es un acto del hombre en su
totalidad, no solamente de su intelecto o su emoción. Mientras
que el asentimiento intelectual no proviene de la fe real, y es
meramente una motivación de las emociones, por lo tanto
escasa en fe, el creer es un acto definido en el cual el individuo
desea recibir a Cristo por la fe. (4)

En todas partes la Escritura armoniza con esta abrumadora


verdad. Sólo Dios puede salvar un alma, y Dios sólo puede
salvar a través del sacrificio de su Hijo. El hombre no puede
sostener ninguna otra relación para la salvación que creer en el
mensaje de Dios hasta el grado de volverse de sus propias obras
para depender solamente en la obra de Dios a través de Cristo.
Creer es lo opuesto a hacer cualquler cosa; es, en lugar de ello,
confiar en otro. Por lo tanto, se viola la Escritura y toda la
doctrina de la gracia se confunde cuando la salvación se hace
depender de cualquier otra cosa que no sea creer. El mensaje
divino no es «cree y ora», «cree y confiesa pecado», «cree y
confiesa a Cristo», «cree y sé bautizado», «cree y arrepiéntete» o
«cree y haz restitución». Estos seis puntos añadidos se mencionan

Juan Sebastián Ramírez 22


FUNDAMENTOS DE LA FE

en la Escritura, y allí tienen su total significado propuesto; pero si


fueran tan esenciales para la salvación como creer, nunca
hubieran sido omitidos de ningún pasaje donde se declara la
manera para ser salvo (notar Jn. 1:12; 3:16, 36; 5:24; 6:29;
20:31; Hch. 16:31; Ro. 1:1ó; 3:22; 4:5, 24; 5:1; 10:4; Ga. 3:22).
La salvación es sólo a través de Cristo y, por lo tanto, los
hombres son salvos cuando le reciben como su Salvador. (4)

4.3 REQUISITOS PARA LA SALVACIÓN

De acuerdo con la Biblia, sólo hay un requisito para ser salvo, el


cual es creer, y no hay que añadir nada; pero hay muchas
personas que piensan que creer no basta y que debemos añadir
algo más con el fin de ser salvos. Esto se debe a que no
entienden lo que significa creer, cuál es el significado de la fe y
cuál es el resultado y la expresión de una fe viva. Mientras una
persona crea verdaderamente, es salva y no necesita nada más.
Veamos siete condiciones que no se necesitan para obtener la
salvación. (3)

4.3.1 Creer y esperar

Algunas personas piensan que para ser salvas deben creer y luego
implorar desesperadamente que Dios tenga piedad y
misericordia y que les conceda ir al cielo. Pero la Biblia no dice
que debemos esperar que Dios sea bondadoso con nosotros,
sino que debemos creer que Dios ya nos dio la gracia. En
Romanos 3:21 y 22 dice: "Pero ahora, aparte de la ley, se ha
manifestado la justicia de Dios, atestiguada por la ley y por los
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe de Jesucristo, para
todos los que creen. Porque no hay distinción". Cualquiera que
piense que debe creer y esperar no tiene una fe verdadera y, con
el tiempo, carecerá de una fe auténtica. La fe equivale a creer
que lo que se cree ya se realizó. Estas personas no saben lo que
significa la fe, ni conocen el corazón de Dios; simplemente se les
ocurre que Dios concede Su perdón de una manera renuente y

Juan Sebastián Ramírez 23


FUNDAMENTOS DE LA FE

que ellos deben implorar a Dios, a tal grado que finalmente El se


apiade de ellos. En realidad, Dios ya les perdonó, pues el Señor
Jesús derramó Su preciosa sangre, y todos nuestros pecados
fueron perdonados; por lo tanto, la obra ya se llevó a cabo y es
nuestra. Al creer que el Señor murió por nosotros, la gracia de
Dios se manifiesta en nosotros. (3)

4.3.2 Creer y confesar

Algunos piensan que si una persona cree pero no confiesa a


Cristo, no puede ser salva. Indudablemente, la persona que cree
debe confesar a Cristo; no obstante, la salvación no se produce
por la confesión, pues ésta no es una condición para ser salvo y
no se recibe la salvación por confesar. (3)

En Mateo 10:32 y 33 dice: "Pues a todo el que en Mí confiese


delante de los hombres, Yo en él también confesaré delante de
Mi Padre que está en los cielos; pero a cualquiera que me niegue
delante de los hombres, Yo también le negaré delante de Mi
Padre que está en los cielos". Este pasaje de la Escritura no se
refiere a recibir la vida eterna sino a la posición futura del
hombre en el reino de los cielos y a la salvación del alma del
creyente. Si una persona está dispuesta a negarse a sí misma y
confesar al Señor aquí en la tierra, el Señor le confesará delante
del Padre en el futuro. Esto no se refiere a la salvación eterna de
una persona. (3)

En Romanos 10:10 leemos: "Porque con el corazón se cree para


justicia, y con la boca se confiesa para salvación". En este
versículo parece que se dijera que uno es salvo por hacer una
confesión; sin embargo, debemos tener en cuenta todo el
contexto. El tema de Romanos 10 es la justicia, la cual se recibe
por fe. Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que
cree (v. 4). La fe es el requisito para obtener la justicia, ¿pero
qué es la fe? Los versículos anteriores dicen que la palabra está
cerca, "en tu boca y en tu corazón" y añade que si uno confiesa
con la boca a Jesús como Señor y cree en su corazón que Dios le

Juan Sebastián Ramírez 24


FUNDAMENTOS DE LA FE

levantó de los muertos, será salvo. Esta fe incluye dos aspectos:


con la boca y con el corazón. Estos dos pasos son actos de la fe,
o sea que son dos aspectos de una sola cosa. Son similares a la
justificación y la salvación, que también son dos aspectos de una
sola cosa. La confesión audible es una expresión de la fe y ésta, a
su vez, incluye la confesión. (3)

4.3.3 Confesar y hacer buenas obras

Algunas personas piensan lo siguiente: "Yo soy un pecador y


necesito portarme bien. Ser salvo simplemente creyendo en Jesús
es demasiado fácil; por lo tanto, yo debo creer en Jesús y
además hacer buenas obras; de este modo aseguro mi salvación".
Pero la Biblia no enseña tal cosa. Aunque Dios nos salva para
buenas obras, aunque fuimos "creados en Cristo Jesús para
buenas obras" (Ef. 2:10) y debemos estar dispuestos para toda
buena obra (2 Ti. 2:21), aún así debemos notar que las buenas
obras vienen después de que somos salvos. La salvación no es el
resultado de las buenas obras, ni siquiera de las buenas obras que
se añaden después de creer. Así como un niño no camina antes
de nacer, así mismo uno tiene que nacer de nuevo primero, y
luego vienen las buenas obras. Es imposible que una persona
haga buenas obras antes de nacer de nuevo. (3)

En Efesios 2:8-10 dice: "Porque por gracia habéis sido salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos Su obra
maestra, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas". Los
versículos 8 y 9 nos dicen que somos salvos por gracia mediante
la fe que Dios nos dio y no por nuestras propias obras, y en el
versículo 10 leemos que Dios nos salvó para buenas obras, las
cuales El preparó para nosotros. Somos salvos por gracia,
mediante la fe, y después de ser salvos, debemos hacer las
buenas obras que Dios preparó de antemano para que nosotros
las lleváramos a cabo. (3)

Juan Sebastián Ramírez 25


FUNDAMENTOS DE LA FE

4.3.4 Creer y confesar los pecados

Algunos piensan que nuestros pecados son como tiras de papel


que cuelgan de la cruz, y que cuando confesamos un pecado, la
tira correspondiente a ese pecado es arrancada, pero las demás
permanecen allí. La Biblia no enseña tal cosa. No quiero decir
con esto que no necesitamos confesar nuestros pecados; sí
debemos confesarlos. (3)

4.3.5 Creer y arrepentirse

Muchos dicen que la salvación depende del arrepentimiento,


pero el libro de Romanos, que presenta la salvación con
bastante claridad, no dice que ésta se obtiene por obra alguna.
Juan es quien más claramente presenta el evangelio, y él no dice
que la salvación se obtenga por medio del arrepentimiento. (3)

4.4 CONVERSIÓN

En su significado más simple, la conversión es el apartarse del


pecado y acudir a Dios (Hechos 3:19). El término se emplea
tanto para denotar el período crítico cuando el pecador se
aparta del camino de pecado para transitar por la senda de
justicia, como para dar a entender también el arrepentimiento
por alguna trasgresión particular, cometida por los que ya se
encuentran en la senda de justicia (Mateo 18:3; Lucas 22:32;
Santiago 5:20). (1)

Se relaciona estrechamente con el arrepentimiento y la fe, y


ocasionalmente significa lo uno o lo otro, o ambos, al
representar la suma total de las actividades por las cuales el
hombre se vuelve del pecado hacia Dios (Hechos 3:19; 11:21; 1
Pedro 2:25). El catecismo de Westminster, al responder a la
pregunta "¿qué es el arrepentimiento para vida?" proporciona
una definición cabal, completa, de la conversión: (1)

Juan Sebastián Ramírez 26


FUNDAMENTOS DE LA FE

El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora, por la cual


el pecador, inspirado de un sentido verdadero de su pecado, y
adueñándose de la misericordia de Dios en Cristo, con dolor por
el pecado y odio hacia él, se aparta del camino del pecado para
volverse a Dios, con el propósito más amplio de seguir una
nueva obediencia, y practicarla de todo corazón. (1)

Nótese que esta definición demuestra de que manera la


conversión abarca la personalidad toda: el intelecto, la emoción
y la voluntad. (1)

4.5 LA RESURRECCIÓN Y LA SALVACIÓN

Cristo dijo, estando en la cruz: "Consumado es", dando a


entender que la obra de la cruz estaba completa allí. Entonces,
¿por qué no podemos ser salvos sin Su resurrección? Cuando
Cristo dijo en la cruz: "Consumado es", se refería a que la
redención llegaba a su consumación, no que la salvación
estuviese completa. El aspecto objetivo de la redención se
cumplió en Cristo, y la aplicación personal de la salvación se
produce cuando el individuo es salvo. Nuestra unión personal
con Cristo está ligada a Su resurrección; por lo tanto, si El no
hubiera resucitado, nosotros no podríamos ser salvos. (3)

En Romanos 8:2 leemos: "Porque la ley del Espíritu de vida me


ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte".
Este versículo muestra que somos librados de dos leyes, la del
pecado y la de la muerte. La muerte de Cristo quitó de en medio
el pecado, mientras que Su resurrección elimina la muerte. Cristo
eliminó el pecado mediante Su muerte y anuló la muerte por
medio de Su resurrección. La iTfcíerte de Cristo resolvió el
problema del pecado, y Su resurrección resolvió el problema de
la muerte. No sólo éramos pecadores sino que estábamos
muertos. El Señor murió en la cruz para salvarnos de nuestra
condición pecaminosa, y resucitó para salvarnos de nuestro
estado de muerte. (3)

Juan Sebastián Ramírez 27


FUNDAMENTOS DE LA FE

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Según W. Nee, en la Biblia se mencionan por lo menos seis tipos


de salvación.

5.1 LA SALVACIÓN ETERNA

La primera clase de salvación es la salvación eterna, la cual


recibimos de Dios cuando creemos en el Señor. Esta salvación
nos libra de la condenación del pecado, de la maldición de la
ley, de la inminencia de la muerte, del castigo del infierno y del
poder de Satanás. Nuestras transgresiones fueron perdonadas, y
nuestros pecados eliminados. Fuimos justificados, santificados y
reconciliados con Dios. Esta salvación incluye la regeneración, la
vida eterna del Señor, la vivificación de nuestro espíritu y el
advenimiento a nosotros del Espíritu Santo. Recibimos dicha
salvación por la gracia de Dios y no según nuestras obras. En
Efesios 2:8 y 9 dice: "Porque por gracia habéis sido salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no
por obras para que nadie se gloríe". Esta clase de salvación es
eterna. Una vez que una persona es salva, lo es para siempre. "Y
habiendo sido perfeccionado, vino a ser fuente de eterna
salvación para todos los que le obedecen" (He. 5:9). Ya que la
salvación que el Señor efectuó es eterna, nuestra salvación tiene
que serlo. En la Biblia encontramos por lo menos doce aspectos
que certifican nuestra salvación y confirman que no pereceremos
si somos salvos. (3)

• Según la voluntad de Dios.- Dios nos hizo hijos Suyos y


nos dio la filiación plena, no por nuestra condición, sino
según el beneplácito de Su voluntad (Ef. 1:5). El nos salvó y
nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras

Juan Sebastián Ramírez 28


FUNDAMENTOS DE LA FE

obras, sino según Su propósito (2 Ti. 1:9).

• Según la elección de Dios.- Dios no nos escogió por


casualidad ni temporalmente. El nos escogió en Cristo antes
de la fundación del mundo (Ef. 1:4). Dios nos escogió
conforme a Su propósito, no conforme a nuestras obras (Ro.
9:11). Nosotros no lo escogimos a El, sino que El nos escogió
a nosotros (Jn. 15:16). El Señor nunca cambiará ya que Su
llamado es irrevocable (Ro. 11:29); por lo tanto, nuestra
salvación es segura e inconmovible.

• Según el amor de Dios.- Somos salvos porque Dios nos


amó, no porque nosotros le hayamos amado a El (1 Jn.
4:10). Nuestro amor es extremadamente fluctuante, pero el
amor de Dios es más sólido que el amor de una madre (Is.
49:15); es eterno y perdurable (Jer. 31:3; Jn. 13:1) y es
inmutable. Por este amor eterno, nuestra salvación está
segura, y no debemos preocuparnos, porque jamás se
perderá.

• Según la gracia de Dios.- No somos salvos por nuestras


obras, sino por la gracia de Dios (Ef. 2:8-9). Tanto nosotros
como nuestras obras pueden cambiar, pero la gracia de Dios
es permanente e inconmovible; por lo tanto, nuestra
salvación es segura y eterna.

• Según la justicia de Dios.- Dios nos salvó no sólo por Su


amor y gracia sino por Su justicia. El Señor Jesús recibió la
justicia de Dios en la cruz por nosotros y así cumplió los
requisitos de la justicia de Dios. Por lo consiguiente, Dios
debe salvarnos si creemos, pues si no lo hace, sería injusto.
La justicia de Dios se revela en Su salvación (Ro. 1:16-17).
Fuimos justificados por Dios, y El nos debe salvar porque
"¿quién acusará a los escogidos de Dios?" (8:33).

• Según el pacto de Dios.- Dios hizo un pacto para salvarnos

Juan Sebastián Ramírez 29


FUNDAMENTOS DE LA FE

(Mt. 26:28: He. 8:8-13) y debido a que este pacto no se


puede quebrantar (Sal. 89:34) tampoco nuestra salvación se
puede cambiar.

• Según el poder de Dios.- "Mi Padre que me las dio, es


mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de
Mi Padre" (Jn. 10:29). Ya que Dios es todopoderoso, Su
poder no tiene límite; por consiguiente, nadie nos puede
arrebatar de Su poderosa mano. Nuestra salvación está
segura por el poder de Dios.

• Según la vida de Dios.- La vida de Dios es eterna, y Dios


nos la dio para que seamos Sus hijos y así tengamos una
relación eterna con El (Jn. 3:16; 1 Jn. 3:1). Una relación vital
jamás se puede romper y, ya que tenemos la vida eterna de
Dios en nosotros, jamás pereceremos (Jn. 10:28).

• Según Dios mismo.- Dios nunca cambia y en El no hay


oscuridad ni sombra de variación (Jac. 1:17; Mal. 3:6)
¿Cómo puede cambiar la salvación que recibimos de este
Dios?

• Según la obra redentora de Cristo.- El Señor vino a ser


fuente de eterna salvación (He. 5:9) "Porque con una sola
ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados"
(10:14). Lo que el Señor efectuó es eterno, y por
consiguiente, nuestra salvación también lo es. Nadie puede
negar la redención que el Señor llevó a cabo para nosotros
por Su muerte y resurrección, y tampoco nadie nos puede
condenar. Así que, nuestra salvación es segura.

• Según el poder de Cristo.- En Juan 10:28 dice: "Y Yo les


doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de Mi mano". El Señor y Dios son uno; El es igual
a Dios; por lo tanto, Su mano es tan poderosa como la
mano de Dios. Nadie podrá arrebatarnos de la mano de

Juan Sebastián Ramírez 30


FUNDAMENTOS DE LA FE

Dios, y Su mano poderosa nos garantiza eternamente


nuestra salvación.

• Según la promesa de Dios.- En Juan 6:37 dice: "Todo lo


que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que a Mí viene, por
ningún motivo le echaré fuera". El Señor prometió que jamás
echará a los que vienen a El. Nosotros nos apoyamos en esta
promesa, para afirmar que nuestra salvación está segura por
la eternidad.

5.2 LA SALVACIÓN ANTE LOS HOMBRES

En Marcos 16:16 leemos: "El que crea y sea bautizado, será


salvo". La salvación que se menciona aquí no se refiere a la
salvación eterna puesto que añade: "Mas el que no crea, será
condenado". Podemos preguntarnos por qué la segunda parte
no dice: "El que no crea y no sea bautizado, será condenado".
Puesto que en la segunda parte, en la cual se menciona la
condenación, no se tiene en cuenta el bautismo, esto explica por
que la salvación a la que alude la primera parte no está al mismo
nivel de la condenación, mencionada en la segunda parte. Para
no ser condenado se tiene que creer, y para ser salvo se necesita
creer y además ser bautizado; por lo tanto, la salvación de la
que se habla en Marcos 16:16 no es la salvación eterna que nos
libra de la condenación. ¿Entonces a qué se refiere? Se refiere a
ser salvos ante los hombres. Si una persona sólo cree pero no es
bautizada, ante los hombres no es salva aunque tenga vida
eterna. Tal persona debe ser bautizada y proclamar
públicamente que sus pecados fueron perdonados y que
pertenece al Señor. De este modo, los hombres sabrán que ella
es salva. El bautismo separa a la persona de la gente del mundo;
en consecuencia, la salvación que se obtiene por medio del
bautismo es la salvación ante los hombres. (3)

Juan Sebastián Ramírez 31


FUNDAMENTOS DE LA FE

5.3 LA SALVACIÓN DIARIA

"Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no


como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor"
(Fil. 2:12). No podemos llevar a cabo nuestra salvación por
nuestros propios medios. Recibimos la salvación gratuitamente,
por la gracia de Dios; no obstante, este versículo dice: "Llevad a
cabo vuestra salvación". Aunque ya fuimos salvos, debemos
expresar cada día la salvación que recibimos. En el momento
que creímos en el Señor, recibimos la vida de Dios, y El vino a
morar en nosotros mediante el Espíritu Santo. "Dios es el que en
vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito"
(v. 13). En nuestra vida cotidiana, momento a momento,
debemos ser motivados por la vida de Dios y obedeciéndole a
El, quien actúa en nosotros. Esto no se puede lograr
apresuradamente, pues requiere que día tras día expresemos la
salvación en nuestra vida con temor y temblor. (3)

En cuanto a la salvación diaria, debemos tener presente que el


Señor desea que oremos diariamente y le pidamos que nos libre
del maligno (Mt. 6:13) porque Satanás nos tienta, nos seduce,
nos ataca y nos tiende lazo continuamente; por lo cual,
necesitamos orar rogando que el Señor nos libre de Satanás día a
día y momento a momento. (3)

5.4 LA SALVACIÓN DEL CUERPO

Cuando el Señor venga, redimirá nuestro cuerpo, lo


transformará para que sea conformado y a Su cuerpo glorioso
(Fil. 3:21). La Biblia también llama a esto salvación; en este caso,
la del cuerpo. "Y no sólo esto, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también
gemimos dentro de nosotros mismos, aguardando con anhelo la
plena filiación, la redención de nuestro cuerpo" (Ro. 8:23); y el

Juan Sebastián Ramírez 32


FUNDAMENTOS DE LA FE

versículo 24 añade: "Porque en esperanza fuimos salvos". La


palabra "salvos" se refiere a la redención de nuestro cuerpo, la
cual se llevará a cabo sólo cuando el Señor regrese. Debemos
aguardar con anhelo ese momento. En el instante en que
creímos en el Señor, recibimos la salvación eterna y nuestro
espíritu fue vivificado, pero nuestro cuerpo, que todavía es parte
de la vieja creación, todavía gime y tiene dolores como
de parto, sujeto a corrupción, por lo cual sufre
enfermedades y vejez. Pero cuando el Señor venga, redimirá y
transformará nuestro cuerpo, el cual ha estado sujeto en la vieja
creación, y lo llevará a la libertad gloriosa de la nueva creación.
(3)

"Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que


cuando creímos" (Ro. 13:11). Esta es la salvación de nuestro
cuerpo. Recibimos la salvación de nuestro espíritu cuando
creímos, y nuestro cuerpo será salvo en el futuro; por lo tanto,
después de que creemos, la salvación de nuestro cuerpo se
acerca aún más. (3)

5.5 LA SALVACIÓN DEL ALMA

Puesto que somos seres tripartitos, esto es, puesto que nuestro
ser consta de tres partes, espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23),
nuestra salvación tiene que incluir estas tres partes. Nuestro
espíritu fue salvo en el momento en que creímos en el Señor, y
el Espíritu Santo nos regeneró. Cuando Dios nos perdonó todos
los pecados, el Espíritu Santo entró en nosotros y dio vida a
nuestro espíritu muerto. La salvación de nuestro cuerpo tendrá
lugar cuando el Señor venga y, por Su poder, El transformará
nuestro cuerpo vil en un cuerpo glorioso. Pero nuestra alma
necesita ser salva, lo cual se relaciona con la entrada en el
milenio y el reinado con el Señor. El Señor nos dará el galardón,
y nuestra alma disfrutará con Él el gozo del reino. (3)

"Porque el que quiera salvar la vida de su alma, la perderá; y el

Juan Sebastián Ramírez 33


FUNDAMENTOS DE LA FE

que la pierda por causa de Mí, la hallará" (Mt. 16:25). La palabra


"salvar" en este versículo no se refiere a la salvación eterna que
recibimos gratuitamente al creer, pues la salvación a la que alude
este versículo requiere un precio. Se tiene que perder el alma y
sacrificarla a fin de poder ganarla. Esto se refiere a la persona
que es salva, y está dispuesta a negarse a sí misma, a tomar la
cruz y a seguir al Señor. Ella sacrifica su propia alma por causa
del Señor y, por hacerlo, entrará en el reino milenario y
participará del gozo del Señor (25:21, 23). El alma es parte de
nuestro ser y siente gozo y dolor. Si soportamos el sufrimiento y
el sacrificio temporal por causa del Señor, entraremos en Su
gozo cuando El venga. El alma del hombre también es su yo. (3)

5.6 LA SALVACIÓN COMO EL REMEDIO DE DIOS PARA EL


PECADO

Aun cuando se hacen ciertas distinciones en la doctrina bíblica


del pecado, hay dos hechos universales que deben considerarse:
(4)

• El pecado es siempre condenable, ya sea que lo cometa el


salvaje o el civilizado, el no regenerado o el regenerado.
Aunque puede haber diferentes grados de castigo para el
pecador (Lc. 12:47-48), todo pecado es invariablemente
«pecaminoso» en sí mismo, porque constituye una ofensa
contra la santidad de Dios. (4)
• El único remedio para el pecado está en la sangre derramada
del Hijo de Dios. Esto es tan cierto cuando se trata de los
que por medio de sacrificios de animales anticiparon la
muerte de Cristo en la cruz, como lo es de aquellos que por
fe miran ahora retrospectivamente hacia el sacrificio del
Cordero de Dios. (4)

La muerte vicaria de Cristo es infinitamente perfecta en su


eficacia redentora, y, por lo tanto, el pecador que confía en Él es

Juan Sebastián Ramírez 34


FUNDAMENTOS DE LA FE

no solamente perdonado, sino también justificado para siempre


(Ro. 3:24). Dios nunca ha tratado el pecado con lenidad. Al
pecador no se le impone ninguna carga por el perdón; pero si es
perdonado se debe tan sólo a que el castigo divino por el
pecado cayó con todo su rigor sobre el Cordero de Dios (1
P.2:24; 3:18). (4)

5.7 LA SALVACIÓN COMO LA OBRA TERMINADA DE


CRISTO

Cuando se contempla la obra de Dios para los hombres


perdidos, es importante distinguir entre la obra acabada de
Cristo por todos, la cual está completa en una perfección
infinita, y la obra salvadora de Dios, la cual es aplicada para y en
el individuo en el momento en que el cree en Cristo. (4)

«Consumado es» es la última frase registrada de Cristo antes de


su muerte (Jn. 19:30). Es evidente que Él no se estaba refiriendo
a su propia vida, su servicio o su sufrimiento; sino más bien a
una obra especial la cual su Padre le había dado para hacer, la
cual ni aun había comenzado hasta que Él estuvo en la cruz y
que fue completada cuando murió. (4)

El hecho de que Cristo haya muerto no salva a los hombres,


pero provee una base suficiente sobre la cual Dios, en completa
armonía con su santidad, es libre para salvar aún al peor de los
pecadores. Estas son las buenas nuevas las cuales el cristiano está
comisionado a proclamar a todo el mundo. La sangre del
Unigénito y amado Hijo de Dios fue lo más precioso delante de
sus ojos; sin embargo, fue el pago para el rescate del pecador. La
ofensa del pecado había separado al pecador de Dios, pero Dios
proveyó a su propio Cordero para quitar el pecado para
siempre. Los santos juicios de Dios estaban contra el pecador a
causa de su pecado; no obstante, Cristo fue la propiciación para
el pecado de todo el mundo. (4)

Juan Sebastián Ramírez 35


FUNDAMENTOS DE LA FE

5.8 LA SALVACIÓN COMO OBRA SALVADORA DE DIOS

La obra salvadora de Dios, la cual se cumple en el momento en


que uno cree, incluye varias fases de la obra de Dios en la gracia:
redención, reconciliación, propiciación, perdón, regeneración,
imputación, justificación, santificación, perfección, glorificación.
Por medio de ella somos hechos capaces de ser participes de la
herencia de los santos (Col. 1:12), hechos aceptos en el Amado
(Ef. 1:6), hechos hijos de Dios (Jn. 1:12), hechos ciudadanos de
los cielos (Fil. 3:20), hechos una nueva creación (2 Co. 5:17),
hechos miembros de la familia de Dios (Ef. 2:19; 3:15), hechos
justicia de Dios (2 Co. 5:21), hechos cercanos a Dios (Ef. 2:13) y
hechos completos en Cristo (Col. 2:10). El hijo de Dios ha sido
liberado del poder de las tinieblas y trasladado al reino del
amado Hijo de Dios (Col. 1:13), y ahora posee toda bendición
espiritual (Ef. 1:3). (4)

Entre las maravillosas obras de Dios mencionadas recientemente,


la culpa y la pena del pecado han sido quitadas; puesto que se
dice del que es salvo que es perdonado de todas sus
transgresiones y justificado para siempre. Dios no podría
perdonar y justificar aparte de la cruz de Cristo, pero puesto que
Cristo ha muerto, Dios es capaz de salvar hasta lo sumo a todos
los que vienen a Él por medio de Cristo Jesús. (4)

5.9 LA SALVACIÓN EN RELACIÓN AL PECADO DEL SALVO

• El perdón de los pecados se cumple para el pecador cuando


él cree en Cristo y es una parte de su salvación. Muchas cosas
que constituyen la salvación son forjadas por Dios en el
momento que uno cree; pero el perdón nunca se recibe por
parte del no salvo aparte de la obra completa de la gracia
salvadora sobre la base de creer en Cristo como Salvador.
(4)

Juan Sebastián Ramírez 36


FUNDAMENTOS DE LA FE

• En el trato divino con tos pecados del cristiano, es sólo la


cuestión del pecado lo que se tiene en vista, y el pecado del
cristiano es perdonado, no sobre la base del creer para
salvación, sino sobre la base de la confesión del pecado (1
Jn. 1:9). (4)

El efecto del pecado del cristiano, entre otras cosas, es la perdida


de la comunión con el Padre y con el Hijo y el contristar al
Espíritu que mora en el. El hijo de Dios que ha pecado será
restaurado a la comunión, gozo, bendición y poder cuando
confiese su pecado. (4)

Mientras que el efecto del pecado sobre el creyente es la perdida


de bendición, la cual puede ser renovada por medio de la
confesión, el efecto del pecado creyente sobre Dios es un asunto
mucho más seno. Pero si no fuera por el valor de la sangre de
Cristo derramada y de la presente abogacía de Cristo en los
cielos (Ro. 8:34; He. 9:24; 1 Jn. 3:1-2), el pecado separaría a los
cristianos de Dios para siempre. Sin embargo, se nos asegura que
la sangre es eficaz (1 Jn. 2:2) y la causa del Abogado es justa (1
Jn. 2:1). El santo que peca no se pierde por su pecado, puesto
que, aun cuando ha estado en el momento del pecado, el tiene
un Abogado con el Padre. La gratitud al Salvador abogado por
nosotros en los cielos debe encauzarnos a dudar seriamente
antes de rendirnos a la tentación. (4)

5.10 LA SALVACIÓN COMO LIBERACIÓN

La salvación se relaciona con liberación. Hay tres términos que


describen nuestra salvación y que comunican la idea de
liberación. El primero es “salvar”, que conlleva el concepto de
rescatar de algún peligro. El segundo es “liberar”, y el tercero
“redimir”, que habla de liberar por medio del pago de un
rescate.1 (5)

1 Estos términos fueron discutidos en la primera conferencia, a la cual se puede

Juan Sebastián Ramírez 37


FUNDAMENTOS DE LA FE

Los creyentes en Cristo hemos sido salvados (Ef. 2:8; 2 Ti. 1:9);
estamos siendo salvados en el presente (1 Co. 15:2); y seremos
salvados en el futuro (Ro. 5:9; 2 Tes. 2:14). Hemos sido
liberados del poder de Satanás (Col. 1:13), somos liberados del
poder del pecado en nuestra experiencia presente (Ro. 6:14), y
seremos liberados en el futuro de la ira de Dios (1 Tes 1:10).
Fuimos redimidos en el pasado (Gal. 3:13; Ef. 1:7), gozamos hoy
de la obra redentora de Jesús (Tito 2:14); y un día gozaremos de
la plenitud de la redención (Ro. 8:23; Ef. 4:40). (5)

La doctrina bíblica de la salvación enseña que la muerte de


Cristo arregló de manera completa el problema del pecado. El
pecado nos condena y nos esclaviza. Pero al aceptar por fe la
obra de Cristo en la cruz, recibimos una liberación total del
pecado y sus consecuencias. En la fase inicial de la salvación,
somos salvos de una vez por todas del castigo del pecado. En la
fase presente de nuestra salvación, somos liberados diaria y
progresivamente del poder del pecado en nuestra vida. Y en la
fase de culminación, seremos salvos de la misma presencia del
pecado y sus efectos, incluyendo la muerte. ¡Gracias a Dios por
su maravillosa obra de salvación! (5)

5.11 LA SALVACIÓN DE LA RAZA HUMANA

No necesitamos extendernos sobre la necesidad de la salvación


de la humanidad ni sobre su conveniencia. Ni necesitamos
recordar que después de que Dios hubo determinado libremente
salvar a la raza humana, podía haberlo hecho perdonando los
pecados del hombre sin tener que recurrir a la Encarnación de la
Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Aunque la función del
Salvador es realmente una, es virtualmente múltiple: ha de haber
una expiación por el pecado y la condena, un establecimiento
de la verdad de forma que venza la ignorancia y el error

hacer referencia para una información más completa sobre su significado

Juan Sebastián Ramírez 38


FUNDAMENTOS DE LA FE

humanos, una fuente perenne de fortaleza espiritual que ayude


al hombre en su lucha contra la oscuridad y la concupiscencia.
No puede haber duda de que Jesucristo cumplió efectivamente
con estas tres funciones, que por tanto Él salvó realmente a la
humanidad del pecado y sus consecuencias. Como maestro
estableció el reino de la verdad; como rey aportó fuerza a sus
súbditos; como sacerdote se colocó entre el cielo y la tierra,
reconciliando al hombre pecador con su airado Dios. (6)

5.12 LA SALVACIÓN INDIVIDUAL

El Concilio de Trento describe con gran minuciosidad el proceso


de salvación del pecado en el caso de un adulto (Sesión VI, V-
VI). (6)

Comienza con la gracia de Dios que toca el corazón de un


pecador, y le llama al arrepentimiento. Esta gracia no puede
merecerse; procede únicamente del amor y la misericordia de
Dios. El hombre puede recibir o rechazar esta inspiración de
Dios, puede volverse a Dios o continuar en pecado. La gracia no
constriñe la libre voluntad del hombre. (6)

Contra los dogmas heréticos de diversas épocas y sectas


debemos sostener: (6)

• que la gracia inicial es verdaderamente gratuita y


sobrenatural;
• que la voluntad humana continuará siendo libre bajo la
influencia de esta gracia;
• que el hombre realmente coopera en su salvación personal
del pecado;
• que por la justificación el hombre se hace realmente justo, y
no meramente declarado o reputado de tal;
• que la justificación y la santificación son sólo dos aspectos de
la misma cosa, y no realidades ontológica y

Juan Sebastián Ramírez 39


FUNDAMENTOS DE LA FE

cronológicamente distintas;
• que la justificación excluye todo pecado mortal del alma, de
forma que el hombre justo no es en manera alguna
susceptible de la sentencia de muerte en el tribunal de Dios

Otros puntos implicados en el proceso precedente de salvación


personal del pecado son cuestiones discutidas entre los teólogos
católicos; tales son, por ejemplo: (6)

• la naturaleza precisa de la gracia inicial,


• la manera en que la gracia y la voluntad libre obran
conjuntamente,
• la naturaleza precisa del temor y del amor que disponen al
pecador a la justificación
• la manera en que los sacramentos dan origen a la gracia
santificante.

Pero estas cuestiones se tratan en otros artículos que se refieren


ex professo a los asuntos respectivos. Lo mismo se puede decir
de la perseverancia final sin la cual la salvación personal del
pecado no está permanentemente garantizada. (6)

5.13 SALVOS DE LA TRIBULACIÓN

Existe otra clase de salvación mediante la cual Dios nos libra de


la tribulación. Pablo dijo: "El cual nos libró de tan gran muerte, y
nos librará; y en quien esperamos que aún nos librará" (2 Co.
1:10). La liberación que se menciona aquí no se refiere a la
salvación eterna, ya que es la continuación de los versículos
anteriores. En los versículos 8 y 9 Pablo dice que tanto él como
los colaboradores que estaban en Asia, habían tenido problemas,
pues habían sido abrumados sobremanera, más allá de sus
fuerzas; a tal grado que hasta habían perdido la esperanza de
vivir y habían sentido cerca la muerte; pero el Señor los había
librado de aquellos problemas y aun de la muerte. Los había

Juan Sebastián Ramírez 40


FUNDAMENTOS DE LA FE

librado antes, los seguía librando, y ellos confiaban que los


libraría en el futuro. Dios los libraría de todo problema en
cualquier circunstancia. (3)

Juan Sebastián Ramírez 41


FUNDAMENTOS DE LA FE

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• El estudio detallado del tema nos lleva a una conclusión un


poco diferente a la comprensión común. Lo que notamos es
que somos beneficiados con todos los aspectos de la
salvación en cada una de sus etapas. La salvación se
desarrolla en tres etapas o fases: la inicial, la progresiva, y la
final.

• Otros aspectos de nuestra salvación como la glorificación y


la reconciliación, que también se experimentan de alguna
manera en cada etapa de nuestra salvación. Aspectos
suficientes para poder afirmar que nuestra salvación es
completa.

• Nuestra lógica moderna quizá preferiría guardar un grupo de


términos para cada aspecto de la tríada. Pero el uso de los
términos en el Nuevo Testamento no se conforma a ese tipo
de patrón. Lo único que puede asegurar la lógica es que hay
diferencias de énfasis. “La justificación tiene
primordialmente una referencia al pasado, pero es también
una condición dentro de la cual se vive la vida
cristiana…antes del veredicto final que se espera
ansiosamente…Los cristianos han sido salvos una vez por
todas, pero también están siendo salvados...y esperan la
salvación todavía futura…Han sido libertados, pero deben
vivir como personas libres…mientras esperan su liberación
final. Han sido lavados, pero el proceso limpiador continúa,
hasta que se alcanza la pureza perfecta (10)”.

• Comprender mi salvación me anima a vivir agradecido con


Dios, y deseoso de corresponder a la inmensa obra
salvadora con la cual he sido beneficiado. Debo procurar

Juan Sebastián Ramírez 42


FUNDAMENTOS DE LA FE

constantemente que la posición que tengo en Cristo se


transfiera a mi experiencia diaria. Ya que he sido justificado,
debo practicar una vida recta y justa. Porque he sido
reconciliado, debo buscar la reconciliación y la comunión
con todos mis hermanos. Porque he sido santificado, debo
vivir en santidad. Porque soy receptor de la glorificación,
debo desear que la gloria de Cristo se manifieste en mi vida.
Porque Dios me ha dado vida, debo cultivar y desarrollar
esa preciosa relación con mi Señor, apartando tiempo para
estar con él y viviendo en comunión con él durante todo el
día.

• Al tener conciencia del don inefable recibido debemos alzar


nuestra voz y decir quienes nos rodean “Convertíos a Jesús,
almas fatigadas; acudid a su llamada. «El Espíritu y la esposa
dicen, Ven; también el que oye diga, Ven; también el que
tenga sed venga, y el que quiera tome del agua de vida,
gratis.» Se os anuncia, y se os franquea; la tenéis todos los
que estáis dispuestos a admitirla.”

• Mientras tanto, esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo


(Fil. 3:20), por cuanto se acerca el momento en que se
revelará plenamente la salvación conseguida en el Calvario
(Ro. 13:11; Ap. 12:10). No escapará el que menosprecie una
salvación tan grande (He. 2:3). Al único y sabio Dios,
nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia,
ahora y por todos los siglos (Jud. 25).

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FUNDAMENTOS DE LA FE

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RAAFFÍÍA
A

7.1 CITAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) PEARLMAN, Myer, “Teología Bíblica y Sistemática”, Ed.


Vida, EE.UU., 1993
(2) Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, Editorial CLIE, España
1985
(3) WATCHMAN NEE, “Preguntas sobre el Evangelio”, L.S.M.,
EE.UU., 1999
(4) Lewis Sperry Chafer- “Grandes Temas Bíblicos”, Libros CLIE -
Galvani, 113 - 08224 Terrassa, Barcelona, España 2006
(5) SYWULKA, Pablo, (Dr), “La Salvación: Pasada, Presente
y Futura”, EVANGELIO Y SALVACIÓN EN LA TEOLOGÍA
PAULINA, Conferencias en el Seminario Evangélico de Lima,
octubre 2002
(6) MAAS, A. J., (Transcrito por Donald J. Boon, Traducido por
Francisco Vázquez) “The Catholic Encyclopedia”, Volume I,
ACI-PRENSA, New York, 1907
(7) Spurgeon C.H., SALVACIÓN HASTA LO SUMO, Un sermón
predicado el 8 de Junio de 1856, En el auditorio de Exeter,
Strand, Inglaterra
(8) Spurgeon C.H., “El gran salvador”, Un sermón predicado
en el auditorio de Exeter, Strand, Inglaterra
(9) Ronald J. Sider, Good News and Good Works: A Theology
of the Whole Gospel (Grand Rapids, Baker, 1993), 89
(10) Caird, New Testament Theology, 118-119
(11) George B. Caird, New Testament Theology, completada y
editada por L. D. Hurst (Oxford: Clarendon Press, 1994), 118
(12) N. T. Wright, “Putting Paul Together Again”, en Pauline
Theology, vol. 1: Thessalonians, Philippians, Galatians,
Philemon, ed. Jouette M. Bassler (Philadelphia: Fortress
Press, 1991), 203

Juan Sebastián Ramírez 44


FUNDAMENTOS DE LA FE

(13) Foster R. McCurley y John Reumann, Witness of the Word:


A Biblical Theology of the Gospel (Philacelphia, Fortress
Press, 1986), 341
(14) Charles A. Wanamaker, The Epistles to the Thessalonians
(Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1990), 268.

7.2 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

• Breneman, Mervin. “The Harper Study Bible”, Editorial


Caribe, Miami, EE. UU. 1980
• Biblia Nueva Versión Internacional
• La Biblia de las América – Edición Estudio.
• Anderson, Sir R., “El Evangelio y su ministerio”, Pub.
Portavoz Evangélico, Grand Rapids, en prep.
• Blanchard, J., “Aceptado por Dios”, Ed. El Estandarte de la
Verdad, Edimburgo, 1974
• Caird , George B., New Testament Theology, completada y
editada por L. D. Hurst (Oxford: Clarendon Press, 1994), 118
• Chafer, L. S., “El camino de la salvación”, Pub. Portavoz
Evangélico, Barcelona, 1972
• Chafer, L. S., “Grandes temas bíblicos”, Pub. Portavoz
Evangélico, 1976
• Finney, C. G., “El amor de Dios por un mundo pecador”,
Clie, Terrassa, 1984
• Ironside, H. A., “Grandes palabras del Evangelio”, Ed.
Moody, Chicago, s/f
• Lacueva, F., “La Persona y la Obra de Jesucristo”, Ed. Clíe,
Terrassa, 1979
• Lacueva, F., “Doctrinas de la gracia”, Clie, Terrassa, 1975
• Lacueva, F., “El hombre: su grandeza y su miseria”, Clie,
Terrassa, 1976
• McCurley, Foster R. y Reumann, John, Witness of the Word:
A Biblical Theology of the Gospel (Philacelphia, Fortress
Press, 1986), 341
• Moody, D. L., “El camino hacia Dios”, Ed. Moody, Chicago,
s/f

Juan Sebastián Ramírez 45


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• Ryrie, C. C., “La gracia de Dios”, Pub. Portavoz Evangélico,


Barcelona, 1979
• Sider, Ronald J., Good News and Good Works: A Theology
of the Whole Gospel (Grand Rapids, Baker, 1993)
• Spurgeon, C. H., “No hay otro Evangelio”, Estandarte de la
Verdad, Barcelona, 1966
• Spurgeon, C. H., “Ganadores de hombres”, Clie, Terrassa,
1984
• Stott, J. W. R., “Las controversias de Jesús”, Certeza, Buenos
Aires, 1975
• Wanamaker, Charles A., “The Epistles to the Thessalonians”
(Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1990), 268.
• Warfield, B. B., “El plan de la salvación”, Confraternidad
Calvinista Americana, México D. F., 1966
• Wolston, W. T. P., “En pos de la luz”, Verdades Bíblicas,
Apdo. 1469, Lima 100, Perú, 1982 SIDER, Ronald J., Good
News and Good Works: A Theology of the Whole Gospel
(Grand Rapids, Baker, 1993), 89
• Wright, N. T., “Putting Paul Together Again”, en Pauline
Theology, vol. 1: Thessalonians, Philippians, Galatians,
Philemon, ed. Jouette M. Bassler (Philadelphia: Fortress
Press, 1991), 203

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