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Sin dudar de su salvacin, muchos jvenes creyentes a veces se preocupan por su marcha
cristiana. Una vez convertidos, porque aman al Seor Jess, tienen el deseo de complacerle.
Pero, en lugar de permanecer cerca de l, de dar un buen testimonio, van de cada en cada,
de decepcin en decepcin. Quieren ser santos, anhelan hacer brillar su luz, desean ser
puros y a menudo la realidad es otra. Su andar prctico, a pesar de todos los esfuerzos,
no responde a lo que debera ser. El desnimo cunde y como alguien escribi: La niebla se
instala en nuestra vida.
El que llega a este punto no tiene ms remedio que volver a la Palabra de Dios y, como en
el momento de su conversin, creer sencillamente lo que nos dice. Ella no dice: Sed luz, sino:
Sois luz. No dice: Debis morir con Cristo, sino: Habis muerto con Cristo (Colosenses
3:3). No dice: Volveos como santos, sino: Andad como conviene a santos (Efesios 5:3);
es decir, todo aquello que quizs durante mucho tiempo hemos intentado lograr o ser, a los
ojos de Dios ya lo somos, merced a la obra de Cristo. Qu tenemos pues que hacer?
Creerlo, tener la fe suficiente para saber que somos santos, que somos luz y, por el poder
del Espritu Santo en nosotros, demostrarlo. El asunto no es llegar a ser algo, sino mostrar
en la vida prctica lo que somos ante Dios: Consideraos muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jess, Seor nuestro (Romanos 6:11).
Como en el momento de la conversin, no se trata de mirarnos a nosotros mismos, de reparar
en nuestros sentimientos, sino de andar por la fe en lo que Dios ha hecho de nosotros. Ya
no vivo yo, mas vive Cristo en m (Glatas 2:20): es una realidad para cada creyente, pero,
qu ocurre en la prctica? Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me am y se entreg a s mismo por m. Estos versculos nos dan tambin el mvil
que nos conducir a estar vigilantes para poder mostrar lo que el Seor ha hecho de
nosotros: no nuestro amor hacia l, sino el sentimiento de su amor para con nosotros.
As, pues, en todas las etapas de la vida cristiana no hay nada nuestro, todo es de Dios,
para que nadie se glore (Efesios 2:4). La fe cree que Dios lo ha hecho todo y obra en
consecuencia, trtese de la salvacin o de la marcha cotidiana. l es la Roca, cuya obra es
perfecta (Deuteronomio 32:4).
G. A.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como est escrito: Mas
el justo por la fe vivir (Romanos 1:17).