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Introduccion a las ciencias de la tierra |.G. GASS PETER J. SMITH R. C. L. WILSON Introduccion a las Ciencias de la Tierra 1. G. Gass, Professor of Earth Sciences Perer J. SMITH, Senior Lecturer in Earth Sciences R.C.L. Wuson, Senior Lecturer ia Earth Sciences Open University EDITORIAL REVERTE, S. A. Barcelona-Bogoté-Buenos Aires-Caracas-México-Rio de Janeiro Titulo de la obra original: Understanding the Earth ‘Second Edition Edlicién original en lengua inglesa publicada por: ‘The Open University Press Con la colaboracién de The Artemis Press, Sussex Copyright © The Open University Traduecién al espaiiol efectuada por un equipo de licenciadas de la Universidad de Barcelona, integrado por: José M2 Cabestany Francisco Carbonell Eugenia Estop Xavier Goula M2 José Mején Toni Roca Albert Solé Revisada por: Dr. Salvador Reguant Serra Profesor de Estratigrafia de la Universidad de Barcelona Propiedad de: EDITORIAL REVERTE, S. A. Loreto, 13-15, Local B 08029 Barcelona Tel: (34) 93 419 33 36 Fax: G4) 93 419 51 89 E-mail: reverte@reverte.com Internet: htp://www.reverte.com Reservados todos los derechos. La reproduccién total o parcial de esta obra, por cualquier medio 0 procedi- miento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informitico, y la distribucién de ejemplares de ella ‘mediante alquiler 0 préstamo piblicos. queda rigurosamente prohibida sin la autorizacion escrita de los titula- res del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes. Edicién en espaiiol © EDITORIAL REVERTE, S. A., 1980 REIMPRESION: diciembre de 2002 Iimpresoen Espaia = Printed in Spain ISBN: 84-291-4615-X Deposit lesa: Impreson: Publicaciones Digitales. S.A. ‘wu pubis. com ~ (+34) 98 458.3425, (Sevilla) 154-2003 Indice analitico Agradecimientos VIL Prologo IX jtulo Minerales y rocas 1 Capitulo 2. Medicién del tiempo geolégico 31 Capitulo 3. La composicién de la Tierra 45 Capitulo 4, El campo magnético terrestre y su origen 63 Capitulo 5. Calor y temperatura en el interior de la Tierra 73 Capitulo 6. El periodo de Chandler 82 Capitulo 7. El sistema TierraLuna 89 Capitulo 8 Meteoritos 109 Capitulo 9. Un modelo evolutivo del origen de la vida 119 itulo 10. Oxigeno y evolucién 141 Capitulo 11. La Tierra primitiva 149 Capitulo 12. Evolucién en el medio ambiente _185 Capitulo 13. Estudiando el pasado 163 Capitulo 14. Paleontologia y evolucion 195 Capitulo 15. Deriva continental _221 Capitulo 16. La expansién del fondo ocednico 243 Capitulo 17. La oxidacién: paradoja de la polaridad 263 Capitulo 18. Inversion de polaridad y extincién de la fauna _ 269 Capitulo 19. Tecténica de placas 277 VE Indice analitico Capitulo 20. Orogenia 303 Capitulo 21. El volcanismo y la corteza terrestre _ 319 Capitulo 23. Prediccién y modificacién de los efectos de los terremotos 347 Capitulo 24, Explosiones nucleares y terremotos 353, Capitulo 25. Mohole: Un fracaso geopolitico 365 Capitulo 26. El ciclo del oxigeno 375 Capitulo 27. Recursos y medio ambiente 387 Glosario 401 Indice alfabético 405 image not available image not available image not available Prélogo edad de la moscovita > edad de la biotita. Estas edades in- dican las diversas etapas de Ia historia de Ia ele- vacién y enfriamiento de Ias rocas. Por otra par- te la datacién K-Ar de flujo de lava, de una ceniza volcinica o de una masa pequefia de roca fgnea puede dar la edad de cristalizacin verda- dera, sin error analitico, porque tales rocas se enfriaron dentro de un jintervalo de tiempo muy corto comparado con su edad. Ademés, las da- taciones K-Ar préximas a la edad verdadera del metamorfismo pueden obtenerse a partir de los sedimentos micéccos metamorfizados de grano fino, tales como las pizarras y las filitas, que recristalizaron completamente a s6lo 200-300 °C, produciendo la expulsién completa del argén re- diactivo heredado del sedimento original, pero @ una temperatura s6lo ligeramente superior a la correspondiente al punto en que el argén ra- diactivo formado después, empieza a acumularse. ‘Se han encontrado casos en que las muestras de mineral dan edades K-Ar anormalmente altas, algunas veces mayores que la edad aceptada para le Tierra, a causa de haber asimilado en su red istalina “Ar radiactivo durante la cristaliz cién, Este fenémeno, relativamente raro, tiende aparecer cn las muestras pobres en potasio o geoldgicamente jévenes 0 en’ las que se retinen ‘ambes condiciones, que conticnen muy poco ar 6n radiactivo intrinseco, aunque también ha sido observado en micas antiguas con elevado contenido de potasio. Este llamado y 2z son las constantes de desintegra- cién del “SU y del ®8U y 1/1378 ¢s la proporcién de ftomos "U/2U que existe actualmente. Esta ‘ecuacién se resuelve hellando ¢ por un método de tanteo 0 a partit de tablas especialmente pre- paradas en las cuales "Pb/™*Pb se da como funciGn de 1. De paso es interesante notar,a partir de las das medias, que desde la formacién de la Tierra hace aproximadamente 4600 millones de afios casi el 50% del ?U original se ha desintegrado en ™Pb, 1 99 % de 2U original en Pb, y el 20% del #°Th en *8Pb, Estos métodos pueden aplicarse a la mayor parte de las escalas de edades geol6gicas, aun- que su utilidad disminuye ripidamente para las rocas de menos de 100-200 millones de afios, en parte porque la velocidad de produceién de "Pb se ha hecho demasiado baja. Estos métodos tie: nen un margen de aplicacién mucho més restrin- gido que los métodos K-Ar y Rb-Sr, pero pue- den usarse para determinar is edad de minera- Jes raros de los que el uranio y el torio son cons- tituyentes mayoritarios. Sin embargo, estos métodos se aplican, con mucha mas frecuencia, a minerales como el cir én (silicato de circonio) y 1a esfena (silicato de calcio y titanio), los cusles se encuentran en can- tidades adicionales, hasta casi un 1%, en mu- cchas rocas fgneas y metamérficas que tienen con. tenidos de uranio y torio que varian de pocos cientos a pocos miles de partes por millon (ppm). Debe notarse que los métodos U-Pb son de ‘mucho mayor valor prictico que el método Th: Pb, Este iiltimo se usa raramente en la actuali- dad, porque a menudo da edades anémalas que pueden ser dificiles de interpretar. En algunos casos las relaciones ?"U/*Pb, SU/"Pb y ™Pb/%Pb dan edades, para un mi neral dado, que son concordantes, dentro del error analitico. Por tanto, son un valicso punto de referencia geocronolégico. Sin embargo, muy fre- cuentemente las tres edades medidas son muy dis- cordantes, y estén fuera de los limites posibles del error analitico. Un modelo observado co- minmente es: 27Pb/P™P > BU PPh > 3U 2"Pb, 37 Tales modelos discordantes resultan al no comportarse los nticlidos radiactivos como siste- mas cerrados, incluyendo los miembros interme- dios de las diferentes series de desintegracién. Normalmente, el grado de discordancia varia en diferentes mucstras del mismo mineral tomadas de una misma roca, Un estudio detallado de tas edades discordan- tes objenidas por el método U-Pb, muestra que fen muchos casos resultan, 0 bien del contenido de plomo perdido por cl mineral durante una lar- ga metamorfizacién después de cristalizacién, 0 bien a partir de la difusién continua de plomo fuera del mineral a 10 largo de toda su historia gcol6gica, A partir de estos modelos de edad dis- cordante se puede obtener una informacién geo- logica muy itil, en especial del mineral circén. Esto se ilustra en Ia figura 2.3 por medio del diagrama llamado de Concordia Discordia, en el que se representan los valores medidos de **Pb/ 25U y ™Pb/2U (después de la correccién de plo- ‘mo ordinario) unos en funcién de otros. La cur- va Concordia es el lugar geométrico de todos los puntos para los que la edad determinada por 28U/%Pb es igual a la determinada por **U/ ™Pb. Cuando, como sucede normalmente. dife- rentes muestras de circén de una misma roca de- finen una linea Discordia recta, le interseccién superior con la curva Concordia da el tiempo t, de cristalizacién del circén. La interscccién infe- rior con la curva Concordia da el tiempo f, en el que una metamorfizacién por calor elimind cantidades variables de plomo de los circones de Jas distintas partes de la roca, si bien la actual posicidn de una muestra mineral sobre Ia curva Discordia se determina por la cantidad de plomo perdido por esta muestra en el tiempo 1;. Esta ituacién se atribuye a una pérdida episddica de plomo. En otros casos, sin embargo, no existe evidencia @ partir de las medidas independientes obtenidas por los métodos K-Ar y Rb-Sr sobre ro- cas asociadas a un proceso de metamorfismo en tin tiempo dado por la interseecién inferior, ex- trapolada de la recta Discordie sobre la curva Concordia. En estos casos en que la recta Dis. cordia extrapolada se dobla hacia abajo hacia el ‘origen, como se ve en a figura 2.3, se ha postu- lado un mecanismo de difusién continua de plo: mo, fuera del mineral (actualmente, no se ha encontrado todavia ninguna muestra que corres- ponda a la regién curvada). Para la pérdida de lomo, se toma cualquier mecanismo; la extrar olacién respecto al tiempo de cristalizacién, 1, permanece vélida, pero la suposicién de que la Pérdida de plomo fue episédica debe v. image not available image not available image not available Medicién del tiempo geoldgico a4 Testa 1 EDAD MEDIDA | MUESTRA METODO DE DETERMINACION “(millones INTERPRETACION DE EDAD de aiios) Biotita de grano fino KAr 300 } | tomada de una roca Rb-Sr 30 | as Episodio igneo y me- Moscovita de grano fino K-Ar 310: | iasecries as hace tomada de una roca Rb-Sr 320 | 5350 millones de anos. Bioti K-Ar ‘340 | seguido de gradual De una pegra Rb-Sr 350 [ elevacin y enfri it lie miento hasta hac Moscovita tardia de K-Ar 350 por lo menos, 300 mi- grano grueso. Rb-Sr 350 | Po es mes de afos. Feldespato Rb-Sr 350 | potisico Homblenda tomada deuna roca K-Ar 800 Feldespato potdsico tomado Rb-Sr 900 de una roca Biotita K-Ar 700 De una pegma- Rb-Sr 750 | Béadesemercladase Moscovita: tita primitiva K-Ar 850 } parcialmente sobreim- de grano grueso, Rb-Sr 950 | presas. Feldespato Rb-Sr 1050 potisico | Ciredn tomado de una roca 20Pb/2Pb sub | | UPD | Extrapolacién Episodio igneo y de Discordia y metamérfico de ‘en Concordia 350 7 hace 1100 millones Roca global de gneis Rb-Se 1100 de afos | granitico tomado de ‘una roca enfriamiento con intervalos maximos de 100- 200 millones de afios, los modelos de sobreim- presién pueden abarcar todo el intervalo com- prendido entre dos (o més) acontecimientos tér micos. RESUMEN DE LAS PRINCIPALES APLICACIONES El propésito de los geocrondlogos es determi- la edad de todas las rocas {gneas, metamér- ficas y, donde sea posible, los episodios sedimen- image not available image not available image not available 46 TABLA 1. LAS CAPAS INTERNAS DE LA TERRA PROFUNOIDAD —DENSIOND —_PagSION Nombre thm) _uotkgre®) _(eilobares)* ° comers 28 30 3 a ’ = 33 yanto, + SuPEHIOS ay és te Manto Nerion 2690 1350 ucito EXER 5150 330 INTERN en 370 * El bar es una unidad internacional de presién equi volente a 0,987 atmésferas. Un kilobar son 1000 bares Tiene una profundidad de unos 30 6 40 km en Jas zonas continentales, a veces mas en algunas regiones montafiosas, y unos 10 km debajo de Ia superficie del mar en las regiones ocednicas. En la base de la corteza las ondas sismicas aumen- tan bruscamente de velocidad al entrar en una capa mas densa, el mario; la superficie que se- para el manto de la corteza es conocida como discontinuidad de Mohorovicic 0 mis brevemen- iscontinuidad «M» 0 «Moho». El manto se divide a su vez en dos capas: el manto superior y el inferior; el limite entre ellas se supone que esté a unos 1000 km de profundidad, si bien los estudios més recientes sugieren que quizé la cifra de 700 km sea més correcta El manto es una capa sélida. A unos 2890 0 2900 km esté el limite entre el manto y la re- ‘gion central de la Tierra, el miicleo. El nticleo es liquido, al menos en su parte externa, puesto que a través de él no se propagan las ondas transver- sales u ondas $ de los terremotos. El micleo in- terno, que empicza a 5150 km y va hasia el cen- tro de ia Tierra a 6571 km, es s6lido. La superfi- cie de separacién néicleo-manto se caracteriza por tuna brusca reduccién de la velocidad de las on- das sismicas de compresidn, las ondas P, y tam- bign por la desaparicién de las ondas $ (ver ca pitulo 24). Las densidades y presiones probables de las diversas capas vienen indicadas en la tabla 1. La La composicion de fa Tierra 4 x ‘ 8 osteo e Teno ze 2000 “4000 ‘6000 PROFUNDIOAD kn) FIG. 3.1. Variacién de la densidad con’ la profun- didad en la Tierra. figura 3.1 muesira el cambio de densidad con Ja profundidad. Debe tenerse muy presente que los valores de las densidades y de las profundi- dades de los limites 0 discontinuidades no estén determinados con precisién, por lo que estén su- jetos a frecuentes revisiones. LA CORTEZA Los métodos sismicos indican que en las regio- nes continentales, debajo de una zona superficial de sedimentos, la corteza se puede dividir en dos capas, una corteza superior, 2 menudo considera- da de composicién granitica 0 granodioritica, y tuna corteza inferior, probablemente de compos cién mds bésica, El limite entre la corteza supe- rior ¢ inferior, Hamada a veces discontinuidad de Conrad, se conoce s6lo a partir de datos sis- micos y es a menudo dificil de definir, ademas de ser variable cn naturaleza y profundidad. En el fondo de las fosas ocednicas, y por debajo del material sedimentario superficial, mo sc encuen- tra Ia capa «granitica». La corteza continental superior Examinadas por medio de técnicas geolbgicas y quimicas, las roces visibles en la superficie te- image not available image not available image not available 50 rresire, Se Haman tholeitas ocednicas (Anélisis 1, tabla 5), Algunas veces y especialmente en las paredes verticales debidas al movimiento diferen- cial y resbalamiento de blogues de fondo ocedni- co, las muestras de rocas que se obtienen son de setpentinita, una roca ultrabésica hidratada. En los fondos ocednicos se encuentran empit das montafas. Algunas son tan altas que emergen en Ia superficie del mar formando islas. A las que no legen a sobresalir se las lama montaiias marinas. Algunas montaiias marinas, los Hama- dos guyols, estén truncadas siendo plana su su- perficie. Esto indica que fueron crosionadas a ni Yel de la superficie marina, aunque actualmente su cima puede estar a 1 6 2 km de profundis La mayoria de las veces, estas islas y montafas marinas, estén formadas por rocas y clastos vol- cdinicos. Todas las islas de las cuencas ocednicas profundas son de origen volcénico y generalmen- te son de basalto alcalino, que difiere de la ‘oceénica en que tiene mayor contenido Na. K y Ti (ver capitulo 21). Como primera aproximacién se puede suponer que cn las regiones ocednicas, debajo de los se- dimentos superficiales, la coricza terrestre tiene la composicién de la tholeita oceénica (tabla 5). Otra opinién supone que la corteza oceér esta formada fundamentalmente por serpentinita, el equivatente hidraiado del material del manto, ‘Sin embargo, Ia mayorfa de ge6logos marinos con- sideran que la serpentinite, que se ha extraido algunas veces del fondo ocednico, procede de ta inyeccién local de material del manto superior a través de los planos de movimiento del propio fondo ocednico, y no creen que sea el componen- te mayoritario de la corteza oceénica. La corteza continental inferior Los datos sismicos indican que, en los conti nentes, los 15 6 20 km inferiores de corteza di- fieren de la mitad superior, en que acusan velo- cidades sfsmicas mayores. Seguramente, la corteza inferior tiene mayor densidad (unos 3,0 X 10° kg m=) que la superior (unos 2,8 x 10° kg m=). La densidad de tres corresponde al gabro, el equivalente pluténico del basalt, y se pensé que la corteza inferior de los continentes es quimi- camente similar a la capa basiltica de debajo de Jos ocganos. Sin embargo, actualmente hay dudas sobre este extreme, La presiOn y temperatura que debe haber en la corteza inferior es tal que el gabro no podria existir en su forma habitual, sino que se transformaria en una roca densa de La composicién de la Tierra alta_presién lamada eclogita. Su densidad seria de 5,5 x 10° kg m3, demasiado alta para la cor. teza inferior. Recientemente se ha sugerido que 1a corteza continental inferior tiene una composicidn inter- media muy semejamte a la de la corteza supe- rior, pero que al haberse formado sus minerales a altas presiones, tienen una densidad mayor que los mincrales de la corteza superior, que se for- maron a bajas presiones. La diferencia de den- sidad podria ser la causa de la distinciém sismica entre corteza superior e inferior. Sélo hay una diferencia quimica: en las rocas que se suponen representativas de la corteza inferior estarian ago- tados el potasio, el torio y el uranio. Esto es im- portante puesto que estos elementos, debido a su radiactividad, son la actual fuente de calor en 1a Tierra, EL MANTO. En la base de la corteza, la velocidad de las ‘ondas sfsmices aumenta bruscamente, definiendo la discontinuidad de Mohorovicic; ésta es por definicién el limite entre la corteza y el manto. EI manto se extiende hasta el limite con el niicleo @ una profundidad de 2890 6 2900 km, Aunque esto sea menos de la mitad del radio terrestre (0371 km), el manto constituye e} 85 % del volu- men de la Tierra y el 68 % de su masa. A pesar de que el manto es fisicamente inaccesible, el co- nocimiento de su naturaleza es muy importante por diversas razones. Por ejemplo, es muy pro- bable que en el inicio de su historia la Tierra tu- viera solamente una capa de silicatos, el manto primitivo, a partir de la cual se formé la corte- za durante las sucesivas €pocas geolégicas por segregacién hacia cl exterior, especialmente por adicién de material volcénico. Ademés, el manto es Ia region de donde proceden Ia energia y las fuerzas tesponsables de la expansicn del fondo ecednico (capitulo 16), de In deriva de los conti nentes (capitulo 15), de Ia orogénesis (capitu- Jo 20).y de los terremotos mayores. Debido a la incia que tiene el manto para Ia com- prensién de los procesos geolégicos, la Unién In- tenacional de Geodesia y Geofisica, a la que perienecen geofisicos de todo el mundo, inicié, en 1962, un programa internacional de investiga: cidn. Este Proyecto del Manto Superior (Upper Manile Project) se dedicé al estudio del manto superior y asus efectos en el desarrollo de la corteza. Muchos de nuestros conocimientos ac- tuales de los procesos geoldgicos, tal como se pre- image not available image not available image not available 54 tuna de ellas se considera que ef micleo esta for- mado por silicatos, pero que a presiones extrema- domente aitas, la estructura electrdnica se ha des- truido Hegando a formar un material muy denso de tipo metilico. Otra tcoria més extrema su- pone que el micleo esté compuesto por hidrége- no, pero en forma de tipo metélico @ una presién. de mas de un millén de atmésferas. Sin embargo, no est claro que, aun a las altas presiones del micleo, el hidrégeno 0 los silicatos tengan una densidad tan grande como la del nicleo. Uno de los planetes de mayor densidad, Mercurio, es el menor y, por tanto, en su interior las presiones son més débiles que en los otros planetas. Por consiguiente, una transformacién debida sdlo a las altas presiones no explica la alta densidad de Mercurio. Aunque los geofisicos y tos geoquimicos accp- tan actualmente que el nucleo de Ia Tierra esti formado fundamentalmente por hierro, existen ciertos problemas. Los tiltimos datos indican que la densidad del nuicleo, una vez corregido el efec- to de la presion, es demasiado baja para estar Snicamente formado por hierro, 0 por hierro y ni- quel, y que el nicleo debe comtencr cantidades apreciables de clementos més ligeros. Se ha espe- culado mucho sobre este problema. La presencia de sulfuros 0 curburos en el miclco, o Ia solubili- dad parcial del éxido de magnesio en la fase metilice a presiones muy altas, podrian explicar Ja redueci6n de densidad. Sin embargo, el favo- rito es el silicio. Se ha sugerido que la Tierra se redujo fuertemente durante, 0 después.de su for- macién, de forma que no solamente los compues- tos de hierro se convirtieron en metaies, sino también que los silicates proporcionaron el. si licio que hay ahora en el mticleo. La cantidad de silicio que se supone que existe en el nicleo externo es de un 20%, siondo e] 80% restante hhiecro y niquel. Sin embargo, esta suposicién esti probablemente destinada a sufric bastantes enmiendas. El miicleo interno sélido es mds denso que el externa, que ¢s liquido. Normalmente se supone que el cambio de densidad es simplemente de- bido a la diferencia de densidad que existe entre las fases liquida y silida de los metales de la |. Esto no es muy probable. Si el nickeo interno creciera gradual- mente, incorporaria los compuestos menos fusi- bles, dejando a los de punto de fusién mas bajo ‘an la fase liquida. Es imposible especular acer- ca de los cambios quimicos que exisien entre el nucleo interno y el externa. La composicion de Ia Tierra Relaciones entre el niicleo y et manto Si el material del que la Tierra procede ha su- frido algtin proceso de fusién 0 reduccién, con Ia produccién de la fase metélica y los silicatos de modo parecido a la formacién del hierro y Ia escoria en los altos hornos, entonces seria posible predecir la distribucién de elementos entre les dos fases. Estas fases serian naturalmente el niic cleo y el manto. La prediccién es incierta en el sentido de que no se conocen los efectos de la in, tanto si la primera reduccién se produjo en una nube de gas y polvo de la que se forma- ron los planetas, como si ésta ocurrié en el in terior del planeta después de su formacién. Suponicndo que cl hierro se encuentra tanto en el nGcleo en forma metilica, como en el man- to formando éxidos, se puede determinar ¢] com- Portamiento de los otros elementos sabiendo si ‘tos se reducen 0 se oxidan més fécilmente que el hierro. Si la energéa liberada por Ia oxidacion de un elemento y por su trinsito de la fase meté- lica a ta oxidada es mayor que para el hierro, el elemento estar, preferentemente, oxidado y' se encontraré en Ia fase silicatada. Si la energia libe- rada es menor que la del hierro, ef elemento se reduciré més facilmente que el hierro y estaré concentrado en la fase metilica, De acuerdo con esto, los elementos que sc oxidan fécilmente, te- les como Na, K, Mg. Ca, Ba, Al, Cr, Zr, U yTh, se encontrarén casi completamente concentrados cen las capas de silicatos de la Tierra, es decir, en el manto y la corteza. Los elementos con menot tendencia a la oxidaciGn, como el Cu, Ag, AU Y Pt, estardn en forma metélica y concentrados en el nucleo, Esto, naturalmente, suponiendo que los metales no ‘se disuelvan en la fase de los atos_y viceversa. La confirmacién de esta distribucién la encontramos en los meteorites, em los que, por ejemplo, el contenido de platino en Ia fase del hierro es de unas 24 p.p.m. mi no se ha podido detectar en la fase de los silica- tos ya que su conicnido es probablemente menor de 0,01 ppm. El contenido probable de quel en el nicleo se puede explicar de modo ané- logo. Puesto que el niquel se reduce a metal més fécilmente que el hierro, seré particularmente ‘abundante en el nticieo. En los meteoritos el con- tenido de niquel en la fase metilica es de un 6% mientras que en la fase de silicatos es de un 001 %, Hay algunas anomalias; asf,en el manto el con- tenido de niquel es de 0,2 %. Ademés, si el ni- cleo contiene un 20% de elementos siliceos, se image not available image not available image not available op. 2x9 BGI e| K Sopjo1s}se Soy op ua e814 epeng “olunsiey & uginja ep Se] oWeoxe 43 “s2}08, Een Eee Ore image not available image not available image not available 62 En cierto sentido,el geomagnetismo es la rama més antigua de la geofisica, En el siglo v1 a.J.C. los griegos habjan descubierto la magnetita, un mineral natural de hierro, altamente magnético: y ya que a magnetita forma parte, aunque sea en ‘una proporeién muy pequefia, de la corteza terrestre, se puede decir que los ‘griegos fueron los descubridores de la relacién entre la Tierra y el magnetismo, Pero no sabian que la Tierra en su totalidad posee un campo magnético. Tampoco Jos chinos, que ya en el siglo 1 habian inventado una brijula sencilla formada por una cuchara de magnetita que podia girar sobre un tablero liso. De hecho, la brdjula se cstuvo usando durante mas de 1000 afios antes de que alguicn descu- briera que la razén por la que apuntaba aproximadamente la direccién Norte-Sur era la influencia de un campo producido por la Tierra misma, Cuando esto se descubrid, el campo magnético terrestre se convirtié en objeto de muchos estudios y observaciones. La mayoria de las primeras mediciones realiza- das fueron por supuesto, bastante imprecisas; pero en los tltimos 350 afios y es- pecialmente en los 150 més cercanos, los cientificos han logrado construir una repre~ sentacién notablemente detallada del campo geomagnético y de sus variaciones con cel tiempo, y lo han hecho, en su mayor parte, ignorando por completo cémo se origina este campo. {Cual es el origen del campo magnético terrestre? Es sorprendente que, dada la antigtiedad de los estudios de geomagnetismo, no se haya establecido una teoria seria para explicar el origen del campo hasta hace s6lo 20 afios. Una de las pri- meras teorias sostenia que la Tierra acta como un enorme imdn permanente, pero el interior de la Tierra tiene una temperatura demasiado elevada para que exista magnetismo permanente. En la década de los 40, e1 Profesor PMS. Blackett desa- rrollé una teoria segin la cual un campo magnético es una propiedad fundamen- tal de los cuerpos en rotacién, También tuvo que rechazarse esta idea, al fracasar a deteccién de tal campo en un experimento con cilindros de oro en rotacién, y al comprobar que cra incorrecta una prediccién de la teoria, a saber, que cl campo magnético terrestre deberia disminuir con la profundidad debajo de la superfi ‘Sin embargo, en los afios 40 y 50, el Profesor W. M. Elsasser en América y Sir Edward Bullard en Inglaterra desarrollaron una teoria, en ciertos aspectos, similar fa una teorfa aplicada por Larmor en 1919 al campo magnético solar. Esta teoria afirma que, quizé, el niicleo de la Tierra de hierro Ifquido, que es conductor, no es estético sino que presenta corrientes de conveccién. Si, para comenzar, hubiera tun pequefio campo magnético, el movimiento del hierro Kquido cortaria las lineas de fuerza y daria lugar a corrientes eléctricas. Estas corrientes, bajo ciertas condi- ciones, producen su propio campo magnético: asi pues, mientras hubiera una fuente de energia en el nucleo para mantener el hierro en movimiento podria exis- tir un campo magnético. Esta teorfa, la teoria de la dinamo, ha tenido un éxito notable; y si bien es dificil ‘obtener resultados detallados, esté aceptada por casi todos los cientificos de la Tierra. En este articulo, Sir Edward Bullard,de la Universidad de Cambridge, uno de los dos pioneros de la teoria, muestra su funcionamiento y discute posibles fuentes de la energia que mantiene el movimiento de la dinamo. image not available image not available image not available sjmwuoz}oy oquouoducs 9] uespuy Soyo} £27 *. 8 aM , OF XZ @p sopenioyy) & odwea Jap jeanuen sueuodwod e} UEP seAinD seT-sejodyp ou odUIeD “YP “DI4 image not available image not available image not available 70 claro que es un problema con una condicién ané- logs a la requerida en una dinamo de disco. Si un tipo de movimiento dado puede funcionar como una dinamo, sélo lo hard en caso de que la velocidad sea suficiente; la condicién se ex- presa en la f6rmula klvpy=C donde k es la conductividad elgetrica (posible- mente de 3 x 10° ohm-! m! para el niicleo rrestre), [ es una distancia tipica en que el campo cambia en una gran parte de si mismo (no puede ser mayor que el diémetro del micleo y puede aceptarse quizé un valor de 1000 km), v es la ve- locidad minima requerida para el funcionamiento de la dinamo, ip es la permeabilidad magnética del medio (4m x 10-7 henry m-!) y C es una constante no dimensional que podria darse me- diante una teoria desarrollada para cualquier tipo de movimiento especifico. Seguin lo poco que se hha hecho, C parece ser del orden de 100. Por tanto v= Clk lug = 0,3 x 10 mst. Bajo ningun concepto tales velocidades son des- mesuradas. Referente 2 las fuerzas que puedan hacer funcionar la dinamo no conocemos casi nada. Una posible opinidn es suponer que el mo- ‘vimiento esté produeido por conveccién térmica. En el universo se encuentran pequi des de materiales radiactivos, particularmente uranio, torio y potasio, que al desintegrarse des- prenden calor y clevan Ia temperatura, ¢s de esperar, el nicleo de Ia Tierra contiene pequefias cantidades de estos mat ratura puede elevarse, y su densidad reducirse. ial fuera incompresible, las partes in- teriores mds calientes serfan menos densas que las exteriores, el fluido se inestabilizaria y em- pezaria el movimiento, elevindose el material mis caliente y hundiéndose el més frfo. Este pro- ‘ceso se puede ver al calentar agua en un puche- ro. En este caso, el calor se aplica en el fondo y es obvio lo que ocurre. En el néicleo terrestre fl calor se produce a través del material y no es tan obvio que el material més profundo se caliente més; de hecho lo haré debido a la ma- yor pérdida de calor por conduccién de las par- tes externas. Si el material es compresible, para que haya movimiento, debe sobrepasarse un gra- diente critico, llamado gradiente adiabético, Este E/ campo magnético terrestre y su origen fija un limite inferior para la generacién de ca- lor, y para la cantidad de radiactividad por de- bajo de Ia cual no puede haber movimiento y, en consecuencia, ninguna dinamo puede funcionar. La radiactividad real del niicleo es desconoci- da, La radiaetividad necesaria para producir movi- miento es mucho menor que la que tiene la ma- yoria de rocas, pero mayor que la de los meteori- ios de hierro. No parece haber ninguna raz6n para suponer que el proceso sea imposible. Otra posible alternativa, atribuye el movimien« to a la precesién de la Tierra. Las atracciones de la Luna y del Sol sobre el abultamiento ecuato- rial de la Tierra dan lugar a que su eje de rota- én trace un cono similar al descrito por un trompo inclinado girando en una mesa. El mate rial fluido del nicleo quizé no siga exactamente este movimiento sino que puede ser que se pro- duzea un complicado movimiento rotacional. No tenemos argumento para escoger entre e:- tas dos teorias, pero es posible que ambos meca- nismos desemperien su papel en este fendmeno. El movimiento en el micleo terrestre tendria in tervencién no sélo en lo concerniente a la cre cidn del campo magnético sino también en lo re ferente a sus fluctuaciones. Cuando un fluido conductor se mueve a través de un campo. pro- duce una fuerza electromotriz, una corriente eléc- trica y una perturbacién del campo, Asi pues, un movimiento rotacional complicado produciré una Perturbacién del campo complicada y variable, que es exactamente lo que se observa en la su- perficie de la Tierra. Es tipico de los fluidos que su movimiento sea mas complicado que sus cau- sas, Lo podemos ver en la meteorologia. Las cau sas son simples; el Sol irradia la Tierra y ca- Tienta el aire y el suelo de un hemisferio; debi- do a ello se origi po y del clima, Miréndolo de esta manera el campo geomagnético ilustrado en las figuras 4.4 y 46 tiene un aspecto hidrodinémico. Aparece tan complicado como un mapa del tiempo; con Jo que, una teoria basada en los movimientos en un fluido parece muy razonable. La escala de tiempo también parece razonable. El campo varia un 30% en 100 aiios, y para producir este cambio el fluido del micleo debe recorrer una distancia importante en este perfodo de tiem- po. Si las velocidades son del orden de 0,3 x X 10"? m s~!, la distancia recorrida en 100 afios serfa de unos 1000 km, que representa un orden de magnitud correcto, ni demasiado grande ni demasiado pequeiio respecto al tamaiio del miicleo. En resumen, la teoria de la dinamo parece na- image not available image not available image not available 74 Calor y temperatura en el interior de la Tierra TABLA 2, VALORES MEDIOS* DE FLUIO CALORIFICO PARA DISTINTAS REGIONES TECTONICAS Numero Flujo calor de fico medio Regién tectdnica dates mW (a) 1 | Continentes en conjunto + 597 610 19 Escudos precdmbri 214 a 10 Areas no orogenicas postprecdmbricas 96 2 wv | Areas orogénicas paleozoicas 88 60, 7 Areas orogénicas meso-cenoz0icas 139 4 4 Océanos en conjuunto 2530 618 3 Cuencas ocednicas 683 33 2 Dorsales ocednicas 1065 80 a Fosss oceénicas B 49 29 Margenes continentales 642 B 39 Mundo t 3127 614 a * Los datos individuales se ponderaron segin su calidad, ast los datos dudosos contribuye- ron menos al valor medio que los determinados con precisién. 1 Para compensar Ia irregularidad en la distribucién de los datos en estas grandes ui des, los valores medios se calculan dundo igual valor al flujo calorifico medio en cua teros de igual area (3 x 10' km? 6 5° x 5° en el 1 equadon. ‘TABLA 3. ABUNDANCIA TIPICA DE ISGTOPOS RADIACTIVOS EN DISTINTAS ROCAS TERRESTRES vu Th ppm = ppm Rocas igneas silicsas 4,0 160 Rocas igneas mificas 0,5 15 Ltitas 40 120 Carbonatos 22 17 Arena de pla 30 60 (H) Posibles rocas det mento Danita 0,005 0,02 Eclogita 008 0415 | Lerzolita ocednica 0,02 0,06 E. C, Bullard y sus colaboradores en los afios 50, se suponia técitamente que el manto, debajo de los océanos, ten{a las mismas caracteristicas fi- sieas y quimicas que debajo de los continentes. Es por ello que se pensaba que en los océunos, debido al poco espesor (unos 5 km) de su cor- |G) Redeem SY Produecién de calor K (a) % “Wm 33 25 05 03 27 2a 03 07 03 2 0,001 0,004 O1 0,04 0,005 01 teza méfica y a 1a baja concentracién de elemen- tos radiactivos, el flujo de calor seria mucho me- nor que en la corteza silicica continental de mayor espesor (30 6 40 km). Practicamente, todo el calor radiactivo es pro- ducido por isétopos de uranio, torio y potasio. image not available image not available image not available 78 DOISTANCIA HORIZONTAL (KM) Calor y temperatura en el interior de la Tierra FIG. 54. Temperaturas en las proximidades de ‘una placa que se hunde. 15 millones de aftos, En el diagrama se tienen en cuenta los efectos del calor procedente de la radiactividad, los cambios de fase (regiones som- breadas), la compresidn adiabatica, y el calor pro- cedente del rozamiento en las superficies desli- zantes. La casi igualdad de valores del flujo calor fico en los continentes y en los océanos pone a la tora de le tecténica de placas en una situacién embarazosa. Existe una contradiccién aparente, ya que hemos concluido que el manto debajo de los continentes, es significativamente distinto al de debajo de los océanos; por otra parte, cs evi- dente que los continentes y el fondo de los ‘océanos se mueven, de modo que los continen- tes cubren ahora regiones de manto antes eu- biertas por corteza ocesnica y viceversa. La con- tradiecién se puede resolver suponiendo que cada Placa (que esté formada por la corteza y varias decenas de kilémetros de manto) contiene aque- Wa porcién de manto que es caracteristicamente ‘ocedinica 0 continental, y que debajo de las pla- ‘cas, e] manto (al menos en lo que se refiere a flu- jo calorifico y a abundancia en elementos ra- diactivos) es fatcralmente homogéneo. Un factor a tener en cuenta en cualquier dis- ccusiGn acerca de las consecuencias térmicas del ‘movimiento de las placas ¢s cl valor muy bajo de Ia velocidad de propagacién de una onda tér- mica en las rocas. Esta velocidad depende de la difusién térmica (x = K/e C) que va de 05 a 2X 10-* m? s~!, 0 en una cscala més gcol6gica de 15 2 60 km? por millén de afios en la mayoria de F consiguiente, Iss perturbaciones térmicas asociadas con la actividad tecténica, que empezé hace mas de 100 millones de afios, pue de que ain representen una componente apre- ciable del flujo calorifico observado. Tanto las altas temperaturas debajo de la regién de la De- resin y Sicrras como las bajas de la Sicrra Nevada (figs. 5.1 y 5.3) se pueden asociar con los efectos térmicos de un hundimiento de cor teza como el ilustrado en la figura 5.4, que fi naliz6 hace diez © mas millones de aos. MODELOS TERMICOS PARA TODA LA TIERRA La isogeoterma en el interior de la Tierra, es funcién de la temperatura superficial y del flujo calorifico superficial y de la variabilidad en el subsuelo a la vez que de la abundancia de elemen- tos radiactivos y del coeficiente de transporte calo- rifico. Ademés también depende del tipo de or gen que tuvo la Tierra, y de su desarrollo en los rimeros tiempos. Tenemos un conocimiento bas- tante detallado de los parémetros fisicos cerca de la superficie, pero hasta hoy no existe ningun mé- todo satisfactorio para determinar la variacién de la abundancia de los elementos radisctivos con la profundidad. Sin embargo, atin existen menos datos seguros referentes a los valores del coeficiente de transporte calorific. A temperatu image not available image not available image not available 6. El periodo de Chandler por Mickaet CHtNNery La Tierra presenta une oscilacién mensurable respecto a su eje de rotacién. Hasta hace poco, cexistian aspectos de este fendmeno que parecian desafiar cualquier explicacién racional. NORMALMENTE SUPONEMOS QUE LA TIERRA gira uuniformemente alrededor de un eje que pasa por los polos a razén de una vuelta por dia; esto es cierto en primera aproximacién. No obstante, con ‘més detalle, comenzamos a encontrar complica- ciones. Esto no debe extrafarnos ya que la Tie- Fra no es una esfera perfecta, ni siquiera un esferoide uchatado por los polos; lo cual se de- duce inmediatamente fijindonos’ en la distribur cidn de continentes y océanos. Las observaciones de esta compleja parte del_ movimiento terres: tre conticnen importante informacién sobre las propicdades mecénicas del interior terrestre, aun- que nuestra capacidad de obtener esta informe- ciGn interpretando los datos ha sido hasta hoy muy limitada. Uno de los aspectos mas interesa tes del movimiento de la Tierra, a la vez que uno de los mas misteriosos, es el periodo de Chandler. Para describir este fenémeno, definiremos va- ios ejes, que tienen significados fisicos difer tes, pero todos pasan por el centro de la Tierra aproximadumente en direccién NorteSur. Dado que estos ejes se mueven uno respecto a otro, a veces es mis sencillo considerar los correspon- dientes polos, © puntos en que los ees intersectan con la superficie de la Tictra. En lo que sigue, inicamente consideraremos cl polo Norte de cada eje El primer eje que definiremos es el eje geogra- fico, Es simplemente una linea recta que une los polos Norte y Sur (fig, 6.1). Es éste un eje arti ficial, pero importante pues esti indicado en to- dos nuestros mapas de la superficie terrestre, Ade- mis, es fijo, y constituye una buena referencia para definir los movimientos de los otros. E] siguiente eje que vamos a considerar es el vector momento angular total de la Tierra. A cualquier movimiento de la Tierra considerada en su toialidad o de una parte de ella con relacién al resto, puede asocidrsele un vector mo- memo angular. Podemos sumar (vectorialmente) todos estos vectores para obtener un momento angular total. Lo més importante de todo esto es que el momento angular se conserva siempre que Polo do tie Pole de rotasion io segatico ie roracion, (y de memon angular) ele de slau FIG. 6.1, Vista muy exagerada del eje Norte-Sur geogritice y de los ejes de rotacion y de figura. La distancia real entre las medias de situacién del polo geogritico y el de rotacién es de 6 metros aproximadamente (ver fig. 6.6). no existan fuerzas exteriores. Por lo tanto. si se ‘cumple 1a condicién anterior, el vector momento angular total permaneceré fijo en el espacio con intensidad y direccién constantes. Es una propie- dad muy Gtil gracias a Ia cual podemos prescin- dir de los efectos de las fuerzas exteriores sobre el movimiento de la Tierra limitindonos a obser- vaciones relativas al eje determinado por la die reccién del momento angular. En la prictica, es muy diffeil encontrar la di- reccién del cje del momento angular. Por lo con- trario, estudiando el movimiento aparente de les estrellas, es muy facil determinar Ia direceién del eje de rotacién de la Tierra. Por suerte. el ingulo que forman ambos cjes es muy pequeio, alrede- dor de 0,001 segundos de arco (corresponde a luna distancia de unos 2,5 cm entre el polo de y el de momento angular) y podemos image not available image not available image not available FIG. 6.5. Este grafico muestra cémo la energia do la variacién de latitud se extiende en una banda de tiempo. Se obtuvo de los andlisis de observacio- nes del Servicio Internacional de Latitudes entre 1900 y 1954, sidad de variacisn de los datos, y se muestra un ejemplo en la figura 6.5 Se observa claramente que una parte de Ja variacién tiene un perfodo exactamente de un aio, y esto puede explicarse perfectamente por los movimientos estacionales de 1a atmésfera. El resto, que es a lo que tlama- mos periodo de Chandler, tiene una duracién que s¢ extiende entre 13 y 15 meses. Nos enfren- tamos ahora con dos dificiles problemas. Prime- ro debemos dar cuenta de la amplitud del perio: do de Chandler, lo cual significa que debemos encontrar lo que causs, o esté causando. la va Fiacién angular entre el eje de figura y el de ro: tacién. Segundo, debemos explicar a gama de duraciones que aparecen en el perfodo, esto es, explicar Ia anchura del pico del grifico. Un pico ancho segin el grafico, como el en- contrado para el periodo de Chandler, puede es- tar relacionado con dos mecanismos fisicos muy diferentes. Puede ser el resultado de la excita- cién continua de um sistema mecinico cuyo pe- riodo natural varie con el tiempo, Esta posibili- dad Ia han considerado varios autores entre los que se cuenta el propio Chandler y mis recien- temenie Melchior y Nicolini. De cualquier modo la variacién en el periodo de Chandler (alrede- dor de 4%) es muy grande, y parece muy dificil que en lapsos de tiempo del orden de un aio puedan tener lugar cambios en el estado fi sico de la Tierra lo suficientemente grandes como ara producir este fenGmeno. La segunda posibilidad es que la Tierra tenga un periodo de Chandler fijo, y que las excitacio- nes del sistema debidas al azar estén sujetas a El periodo de Chandler & z s 2 7 to tego de} meriiono de Greonnich FIG. 6. Cada punto muestra la posicion (periodo medio de 10 dias) del polo de rotacién, determinado 2 partir de observaciones de latitud del Bureau In- ternational de IHeure, durante 1957, después de elt minar la oscilacién anual. El origen de coordens. das es el polo geogrifico y el polo de rotacion se muove on ol sentido contrario a las agujas dol ro. fo]. Aperecen también las magnitudes y los tiem. os en que ocurrieron los mayores terremotos. Las distancias estan en metros (Segin Mansinha y Syl amortiguaciones, de la manera anteriormente des- crita, Esta es una idea mucho més razonable, y la han mantenido varios autores entre los que se encuentran Jeffreys, Munk y MacDonald. Los estudios recientes del movimiento del polo de re- taciénparecen confirmar esta hipétesis. La fi gura 6.6 muestra el movimiento del polo durante 1957, en donde (con algo de imaginacién) se ve cémo el polo de rotaciin describe arcos de circunferencia con diferentes centros. Esto implica que el polo de figura salta de un punto a otro de una manera irregular. La magni- tud de la excitacién necesaria para estos saltos del polo de figura es de 0,1 segundos de arco (unos 5 metros en la superficie de 1a Tierra). Si Este es el mecanismo, es posible deducir de los datos et periodo de Chandler y el tiempo de amor. tiguamiento (el tiempo que tarda la amptitud para disminuir a 1/e de su valor inicial). El pe- riodo que se encuentra es aproximadamente de 1,20 aos, y Ia estimacién del tiempo de amorti- guamiento da entre 10 y 30 afios. Debemos expli- car a continuacién la causa de las excitaciones aleatorias de la oscilacién, y dar una justificacion del excesivo valor del amortiguamiento, ‘Consideremos primero la excitacién, puesto que es donde parece que ha habido progresos. image not available image not available image not available 90 PROPIEDADES FUNDAMENTALES DE LA LUNA Las principales caracteristicas que deberemos tener en cuenta al ocuparnos de la Luna son bien conocidas, Para el astronomo —y no sélo para |— en particular, la Luna es un viejo conocido; y desde los més remotos tiempos de la huma- niidad se han conocido. aunque de modo rudimen- tario, sus movimientos En los tiempos prehistéricos. el sucesivo desa- rrollo de las fases Iunares y los cambios de luz que los acompafian, proporcionaron las prime- ras bases astronémicas para el cémputo del tiem- po. Siempre que nos remontemos lo suficiente- mente atrés en la historia de casi todas las civi lizaciones primitivas, nos encontraremos inv: blemente con un calendario lunar. antes que uno solar, El mes se convirtié en una unidad de tiem- Po, mucho antes de que el concepto de aito sur giera, a consecuencia de 1a acumulacion de ob- servaciones, y la Luma, como bella portadora de este conocimienio, gand por méritos propios le incorporacién en el panteén de la mayoria de Tas antiguas civilizaciones en forma de deidad feme- nina La drbita de Ja Luna alrededor de la Tierra ¢s aproximadamente una elipse de excentricidad media igual a 0,055, ligeramente perturbada por la atraccién del Sol y por la atraccién no unifor- me debida a la noesfericidad de la Tierra. El plano de Ia Grbita lunar tiene una inclinacién res- pecto a Ia ecliptica (plano en el que lo Tierra gira alrededor del Sol) de algo més de 3° 9". El Periodo medio de revolucién de la Luna en torno a la Tierra es igual a 27 dias, 7 horas, 43 minu- tos y 11,5 segundos. Es el llamado mes sidéreo, 0 tiempo que tarda la Luna en volver al mismo hie gar respecto a la Tierra. No obstante, a causa del movimiento aparente del Sol, la Luna tarda 29 dias, 5 horas, 5 minutos y 35,8 segundos en encontrarse en a misma fase. Este periodo se Mama mes sindidico. 2A qué distancia esté la Lune? Esta distancia fue calculada por los griegos, a partir de la dura- idm relativa de las diferentes fases de los eclip- ses lunares, obteniendo que era alrededor de se- senia veces el radio terrestre, En épocas mas re- cientes, los astrnomos han determinado esta dis- tancia mucho més exactamente por triangulacién, y en nuestros dias por la medida del tiempo que tarda en volver un eco de radar reflejado en la Luna. Los resultados muestran que la distancia ‘TierracLuna varia en el curso de cada mes entre 556 000 y 407 000 km. La distancia media en el transcurso de un mes es 384400 km, es decir El sistema Tierra-Luna 60,267 veces el radio ecuatorial terrestre. En otras palabras, es 0,00257 veces la distancia me- dia entre la Tierra y el Sol. Lo que representa menos del uno por ciento de la distancia a nucs- tros vecinos celestes mas préximos, los planetas Venus y Marte, en el momento de su méxima aproximacién. Conociendo el tamafo y forma de la érbita de Ja Luna, podemos calcular facilmente la velocidad media de su movimiento; éste resulta valer 3681 kilémetros por hora 0 1023 metros por se- gundo, lo que supone una velocidad angular me- dia, vista desde la Tierra, de alrededor de 33 mi- rnutos de arco por hora. Que es algo mayor que ¢l diémetro aparente de la Luna. El didmetro aparente medio del disco lunar en el cielo es s6lo de medio grado, lo que a la dis- tancia media Tierra-Luna de 384400 km corres- ponde a un radio de la Luna de 1738 km, La Luna tiene un tamafio, por lo tanto, alrededor de un cuarto del de la Tierra. Gira alrededor de un eje que es con mucha aproximacién perpendicu- lar al plano de su drbita, con una velocidad an- gular uniforme que le permite girar en el mismope- iodo en que describe una érbita completa. Por Jo tanto, siempre nos muestra Ia misma cara. No obstante, dado que la velocidad angular de re- volucién en una Grbita cliptica varia en relacién inversa al cuadrado del radio de la elipse, la rotae cin esté a veces atrasada y a veces adelantada Fespecto al movimiento orbital. Ilegando a ser el adelanto de 7° 7’. Por lo tanto, podemos observar desde lu Tierra algo mas de la mitad de la super- ficie de Ja Luna. Este fendmeno se conoce como libracién de la longitud. De hecho, el eje de la Luna no es completamente perpendicular al pla- no de su Srbita. Fl dngulo entre este plano y el ecuador lunar es de unos 6° 5’, lo que significa que en el transcurso de un mismo mes podemos ver a veces més de una regién polar y otras ve- ces més de la otra, Esto do lugar a una libracidn de la latitud, Ademés, cuando 1a Luna se levanta para el observador sobre la Tierra, vemos por encima de su vértice superior, una pequefia por- cién de la Luna mayor de Ia que veria un ob- servador situado en el centro de la Tierra; y cuando Ia Luna se esté poniendo, se produce 1o contrario, Esta libracién diura —no de la Luna, estrictamente hablando sino debida al observa. dor— tiene un valor de casi 1°. El conjunto de estas libraciones hacen posible que desde la Tie- ra veamos bastante més de la mitad de Ia Luna. En resumen, desde la superficie de la Tierra po- demos ver por lo menos el 59 %|del globo lunar, segin la époce. Unicamente un 41% es perma- image not available image not available El sistema Tierra-Luna trado temblores ocasionales de Luna, debidos en parie causas externas (impacto de meteoritos) yen parte a causas internas. Entre las internas tuna de las més interesantes son los temblores tecténicos que provienen repetidamente de un mismo epicentro (de coordenadas lunares * = 8°O, B= 21¢S) que se encucntra a una profundidad de 800 + 40 km (aproximadamen- te a la mitad del radio lunar). Posteriormente s¢ hhan detectado mas centros sismicos, y se ha en- contrado que algunos de ellos dan lugar a miiti- ples temblores que se suceden con sums rapidez. Ademés, se ha visto que su actividad varia de acuerdo con la distancia a Ia Tierra observindose tun periodo que dura exactamenie un mes. La mé- xima frecuencia sismica se da cuando la cia Tierra-Luna es minima; de lo que se supone que un efecto andlogo al de las mareas pudiera desencadenar inestabilidades tecténicas profunda: mente localizadas y cuya naturaleza es todavia desconocida. No obstante, la magnitud de tales fenémenos es muy pequeia compsrada con los standards sismicos terrestres. La energia de este tipo de temblores lunares es, en promedio, me- nor que la liberada por la explosiOn de un kg de TNT. De hecho miles de temblores tan pequefios (con magnitud de Richter maxima entre 2 y 3) tienen lugar diariamente en la Tierra, y ti mente a causa de que la Luna es sismicamente tan inerte ¢s posible diferenciarlos del ruido de fondo. El hecho de que estos débiles temblores lunares puedan ser detectados completamente sus grabaciones transmitidas a través del espacio, debe seialarse como un verdadero éxito de la sismologia de campo. Las caracteristicas sfsmicas de los temblores lu- nares son muy diferentes de lo que observamos en la Tierra: Mientras que las sacudidas sismi- cas terrestres se amortiguan y desaparecen en pocos minutos, Ios temblores lunares —cuslquie- Ta que sea su origen— persisten de 60 a 100 mi nutos. Tiempos tan prolongados pueden unica- mente explicarse si las ondas sismicas sufren fuertes dispersiones en la corteza, principalmen- te, basiltica de la Luna —de alrededor de 20 km de profundidad— la cual debe estar altamente fragmentada (regolitica). A profundidades entre 20 y 70;km las velocidades del seismo muestran la existencia de capas s6lidas de eclogita rica en piroxeno; en tanto que el manto situado bajo Ia corteza debe consistir principalmente en dunita y otros silicatos similares. El que los temblores Gcurran a grandes profundidades (800 km) im- plica que el interior lunar ha de ser Jo bastante rigido como para soportar esfuerzos imporiantes 93 y transmitir las ondas transversales. Lo que no ocurriria sia esa profundided las rocas estuvie- ran a una temperatura cercana al punto de fu- sidn, LA SUPERFICIE LUNAR Y SU COMPOSICION Ahora que conocemos algunas de las. propie- dades fisicas fundamentales det globo lunar, con. siderado en conjunto, vamos a dedicarnos a es- tudiar con detalle alguna de las caracteristicas de su superficie y ver qué clase de fuerzas han sido responsables de su formacién. ;Por qué tan- to interés por la superficie lunar? {Qué informa- ci6n vamos a obtener de la misma? La Luna es muy vieja. —por lo menos 4600 millones de aiios— y probablemente ha sido la compaiiera inseparable de la Tierra desde los dias de su for- macidn. Ademés, la ausencia permanente de aire © agua en la Luna sugiere que muchas de las caracteristicas que vemos en su superficie ya se habian formado en un pasado muy remoto. Po- siblemente fas formaciones lunares més antiguas se produjeron en la época de la formacién de nuestro sistema solar. En la Tierra o en cuck quiera de los planetas cercanos, todas las forma- cciones con esa antigledad habrian sido afectadas, y completamente borradas, aria ya muchos cones. por la accién conjunta de la erosin debida a sus atmésferas y océanos. No obstante, como Jos cambios en un astro sin vida como es la Luna slo pueden tener lugar de forma lentisima, su torturado rostro actual todavia ostenta las trices y trazos de los miltiples acontecimientos que tuvieron lugar en lo mas interno de nuestro sistema solar desde los dias de su formacién hace uunos 4600 millones de arios. Si realmente es asi, la correcta interpretacién de estas formaciones tiene un inapreciable valor cientifico. Incluso observiindola a simple vista.la Luna es hermosa, y se imaginan méltiples figuras que han dado lugar a numerosos mitos populares. Si ol servamos su cara arrugada, y como picads de vi- tuelas, medianie un anteojo, una ripida ojea: nos muestra que Ii superficie lunar consia en i erenies de suelo. Un tipo, rugoso y abrupto, comparativamente de color cla- 19, reflejando, en algunos lugares, un 18 % de la luz incidente: el otro tipo es mas oscuro. refle- jundo, un promedio, Gnicamente. del 6 al 7% de la luz incidente, mucho mis liso, y con fre- cuencia tan plano como una superficie liquida. Al primer tipo de suelo le denominaremos frecuen temente los «continentes». Ocupando de forma 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. image not available image not available image not available EI sistema Tierra-Luna que €l momento angular inicial de la Luna debia ser algo menor del calculado por Gerstenkorn; cen cuyo caso la distancia mfnima de acercamiento hubiese sido menor que el valor del limite de Ro- che. A consecuencia de esto, por lo menos la sue perficie de la Luna se hubiese hecho pedazos que se habrien esparcido por el espacio. Algunos de los fragmentos habrian caido directamente 50- bre le Tierra © caerian después de dos o tres 6rbitas dentro del campo gravitatorio del sistema Tierra-Luna, Tales acontecimientos habrian ace Jerado Ia rotacién de la Tierra y posiblemente hhabrian contribuido a inerementar su corteza. Ademés, este proceso podria haber continuado hasta que la Tierra adquiriese Ia misma veloci- dad angular, proyectada sobre el eje de Ia érbita Junar, que la Luna. En este punto el acoplamien- to debido a las mareas habria desaparecido, ta Luna habrie cesado de aproximarse a la Tierra y comenzado a alejarse de ella. Mientras tanto, ‘otros fragmentos Iunares que no hubieran sido capturados por la Tierra podrian haber caido so- bre la superficie de la Luna. Ast pues la Luna al alejarse de la Tierra podria muy bien haber sido bombardeada por su propios restos. Es posible que muchos de los criteres lunares se hubieran producido en este terrible encuentro con la Tierra, Existe le posibilidad de que 1a Luna se haya formedo, originalmente, en una zona muy pré- xima a la Tierra; sin embargo, la teoria de que se origin6 fuera del alcance del campo gravita- torio de la Tierra y fue posteriormente capturada por nuestro planeta puede considerarse como la hipdtesis més plausible. Si hubo captura, debid haber sido virtualmente simulténea con la for- macién de la Tierra, y en aquella época los ob- jetos semejantes a la Luna debian ser mucho més numerosos en el espacio interplanetario que en €poces posteriores. Pero aunque el origen de la Luna continde siendo dudoso, su futuro no ofre- ce dudas: la continua accién de la friccién de las mareas hace que se aleje de la Tierra hasta que 107 su distancia a nosotros sea 1,6 veces la actual y su periodo de traslacién sea unos 60 dias act tuales. La misma causa habré frenado la rotacién de Ja Tierra, hasta tal punto que un dia terrestre tenga la duracién de un mes actual; a pesar de ello. la Tierra y la Lune continuardn mostréndose ‘una @ Ia otra, sin embargo, la misma cara. Pare- ‘€¢ que para que ocurra esto deberén transcurrir arios millones de afios; aunque durante ese tiempo es improbable que la topografia de la Luna experimente cambios considerables. Actualmente, estamos szguros de que la cor- teza sdlida de la Luna (que constituye, quizis, 1a mayor parte de los continentes lunares) se formé hhace 4600 millones de aos, y la mayoria de las caracteristicas de su superficie fueron esculpidas durante los primeros cientos de millones de aiios de su existencia; desde entonces s6lo ha sido mo- dificada probablemente por impactos ocasionales. Por razones que todavia no hemos comprendido Perfectamente, los acontecimientos mayores que desfiguraron la foz de la Luna —esto es, la for- macion de los maria— tuvieron lugar entre los 500 y 1500 millones de afios después de su for- macién, y desde entonces las cosas han tendido a estados recientes de tranquilidad. Bipiccrarta: Z. Korat, 1968. Exploration of the Moon by Spacecraft. ~Contemporary Science Paperbacks, Oliver & Boyd. 2. Koran 1969. The Moon. Co., Dardreeh ‘SIR BERNARD LOVELL y otros. 1969. The New Space Encyclopaedia. Artemis Press. J. A. Woo 1970, ‘The Lumar Soil. Scientific ‘Aimerican, 223.2. D. Reidel Publishing Meteoritos Créter metecrico de Arizona: tiene 1300 m de diémetro y 180 de profundided, con escarpes verti- cales do 40 m. Hemos invitado al Dr. Brian Mason de la Smithsonian Institution de Washing- ton D. C., una primera autoridad en meteoritos, a escribir el siguiente articulo. A continuacién insertamos su propio comentario introductorio, que no precisa de otra introduccién. Podria parecer una pregunta retérica, ya que cualquier objeto natural merece un | estudio cientifico, pero los meteoritos tienen evidentemente un singular interés | por ser las tinicas muestras tangibles del universo més alla de nuestro planeta, antes de dispouer de las rocas lunares. Para un ge6logo, los meteoritos proporcio- f nan los tivos de roca existentes en el sistema solar, ajenos a cualquier cosa ocurri- | da en la corteza terrestre, teniendo estos materiales el tipo de composicién que al pazecer forma el interior de la Tierra, tal como indican la petrologia, la geofi- | sica y Ia astronomfa asociadas. Para el geoquimico, el estudio de tos meteoritos | tiene un significado especial por cuanto se cree que la composicién media de la materia de los meteoritos ofrece la mejor informacién respecto a la abundancia relativa de elementos no volitiles. Las tablas de cantidades de elementos en el ‘cosmos estén en parte confeccionadas en base a la interpretacién de los andlisis de los meteoritos. Tales tablas tienen una importancia fundamental, no s6lo para los geoquimicos, sino también para los fisicos nucleares y los astrofisicos en cuan- { to al proceso de la formacién de los elementos. El examen de los nticlidos radiac- | | EPOR QUE ESTUDIAR LOS METEORITOS? | tivos, tanto los originales como los producidos por radiacién césmica, han propor- cionado valiosos datos acerca del origen, edad e historia de los meteoritos, del sis- tema solar y del universo en conjunto. Como ha expresado clegantemente un cien- tifico, un meteorito es la sonda del espacio para cl Si es correcto suponer que la Tierra se formé por un proceso de condensacién a partir del ma- terial de la nebulosa solar, debe seguirse que todo el material de ta Tierra, incluyendo la atmésfera actual, debe haber sido heredada en dltima ins tancia de la nebulosa solar. Conovemos muy bien a composicién de la nebulosa solar, y su con- tenido gaseoso difiere marcadamente de Ia at- mésfera actual de Ja Tierra, Las diferencias més notables estén en Ia abundancia de hidrégeno y helio, que son los elementos més comunes en la nebulosa solar pero son mucho menos comunes en la Tierra. Si la Tierra tuvo alguna vez una atmésfera con la misma composieién que la ne- bulosa solar, debié perder necesariamente 1a ma- yor parte del hidrégeno y del helio. Esto es muy icit de explicar puesto que ésios son los dos elementos mas ligeros de la tabla periédica y sus velocidades de escape son tales que no hubieran Un modelo evolutivo del origen de Ia vida sido retenidos en la Tierra incluso # temperatu- ras superficiales mucho més bajes que las actua- les. Pero hay otras discrepancias mas dificiles de explicar. Hay oiros gases de la nebulosa solar gue son mucho menos abundantes en la Tierra. Entre éstos estin los dos pesados gases. nobles kriptén_y xenén. La Tierra deberia haber sido capaz de retener estos gases en su atmésfera sin ificultad, a menos, claro esté, que algin aconte- Cimiento catastr6fico, los desnudase totalmente de su atmésfera, que es lo que se cree que ocurri6. En tal caso la totalidad de las primitivas atmés- fera © hidrosfera habria desaparecido. Después gradualmente, a medida que los voleanes conti nuaron expulsando productos volatiles conteni- dos en el manto, se fueron formando una atmés- fora y un océano secundarios que sustituyeron a Ja envoltura primitiva. La catéstrofe que causé la pérdida de la atmésfera primitiva debi6 ocurrir muy al principio de la historia del planeta, pre- sumiblemente en la época pregeologica (alrede- dor de 3600 millones de afios atrds). Por otra parte se deberia esperar encontrar una huella de esta catéstrofe en las rocas. Es posible que el acontecimiento guardase relacién con la captacién de la Luna, W. H. McCrea sugirié que la Tierra, Ja Luna y Marte pudieron formarse simulténea- mente, a consecuencia de la rotura de un proto- planeta. Si McCrea no se equivoca, tal aconteci- miento debié tener lugar hace unos 4600 mi- ones de afios, y debié estar acompatiado por la pérdida de la atmésfera primitiva de los tres cuerpos, La atmésfera primitiva debiG estar compuesta Principalmente por hidrégeno, y debié ser fucrte- mente reductora, La atmésfera secundaria es cier- tamente mucho menos reductora. Gran parte del hhidrSgeno que habja debié combinarse en forma de agua, amontaco 0 metano. De todas formas debié ser muy diferente a la atmésfera actual, y el coxigeno libre debié existir en cantidades’ 1 guas. La clase de procesos que dieron lugar al contenido orgénico de los meteorites carboné- ce0s pudieron tener lugar tanto en la atmésfera primitiva como en la secundaria. El hidr6geno continué escapindose de la atmés- fera secundaria a medida que transcurrian las époces geoldgicas, produciéndosede esta forma un cambio gradual de la composicién. El mayor efec- to en la atmésfera debié ser, no obstante, Ia ad guisicién por los organismos de nueva’ forms: cién de Ia capacidad de extraer carbono por fo- tosintesis. Lo que Hlev6 gradualmente a un cam bio de condiciones reductoras a oxidantes (ver capitulo 10). 135 PARAMETROS AMBIENTALES PARA EL ORIGEN DE LA VIDA Hemos visto que la sintesis abiogénica de los compuestos orgénicos comenzd con el inicio de le evolucién planetaria y ha continuado hasta el presente. Algunos de los primeros productos de tal abiogénesis pueden posiblemente conti- ‘mostrada su longevidad por sw retencién en los condritos carbondceos. Mas probablemente tales productos primitivos terrestres, aunque hereda- dos del protoplancta cn la época pregeolégica, han sido mas tarde incorporados como alimento por ‘organismos que han evolucionado posteriormente, Desde 1a adquisicién de la atmésfera secunda- ia, la abiogénesis ha continuado en tres regio- atmésfera; en los océanos; y en diversas situaciones en la corteza como sub- producto de fendmenos igneos. Los productos de la abiogénesis. atmosférica han sido transferidos al mar, donde aguardaron su explotacién como alimentos por los primeros organismos. Parte del material orgénico fgneo de la corteza terrestre, ha- bré encontrado su camino hasta el mar, pero una proporcién importante (los hidrocarburos y be- tunes, que son inmisciblescon el agua) habrén flo- tado, siendo transferidos a otros medias, por ejemplo a la costa y a los yacimientos petrolife- ros subterréneos. Todos estos medios constituyen reservas de alimento prebiolégico. La fuente de alimentos més extensa estd on el océano; Ia més concentrada en la corteza. Los fenémenos fgneos suponen a menudo tem- peraturas cercanas a la de ebullicién del agua, Por esta razin algunos investigadores han aban- donado la creencia en 1a posibilidad de que los volcanes sean los lugares en que aparecié la vida Pero este razonamiento es incorrecto, puesto que los fenémenos fgneos estén caracterizados por un régimen de temperaturas cuyos efectos finales a bajas temperaturas estén asociados con agua Ii quida. S. W. Fox, de le Universidad de Miami, hha defendido durante largo tiempo el medio vol ciinico como uno de los mejor adaptados para Io sintesis abiolégica de las estructuras precelulares que lam microsjeras proteinoides. Had mostrado que medios con un régimen lluvioso y de temperaturas fluctuantes tienen una particular importancia, puesto que si una solucién de ami- noicides se evapora en un medio seco y poste- riormente se disuelve en agua (por ejemplo en las gotas de la Muvie) se producen autométici 136 mente pseudocélulas. Hemos visto antes, que las erupeiones yolcénicas se caraeterizan por las grandes emisiones de gas earbénico. Frecuente- mente tienen lugar fonémenos de fluidificacion, EL trueno, ol rayo y Ia Muvia estén invariable- mente asociados. Los afloramientos de lava van acompaiados de violentas fluctuaciones de la temperatura superficial. Los experimentos de BarNun demuestran que la onda de choque de los truenos en una atmdsfera que tenga la com- posicién adecuada debe provocar invariablemen- te la sintesis de aminosicidos. Fox simulé experi- mentalmente la superficie que rodea a un volcan en crupcién, sometiéndola a una «lluvia» que contenia aminoacidos disueltos, obteniendo como resultado la formacién de microsferas protei- noides. Los experimentos de Fox con las microsferas proveinoides pueden compararse con los experi- mentos de Oparin con los coscervados. Como he- ‘mos visto, Fox parte, para lograr la sintesis de las microesferas, de una mezcla de aminodcidos sc- cos. fstos se calientan en un horno hasta 170°C durante varias horas hasta que la copolimerizacién convierte al polvo en un liquido viseoso de color mbar. Se lava entonces en un vaso con una so lucién al 1% de cloruro de sodio. El liquido tur- io que resulta es rico en microsferas proteinoi- des. Las microsferas después de un tratamiento suave neutro, permiten ver unas capas superfi- ciales que pueden ser dobles y que tienen algu- nas de las propiedades de las membranas. Por ejemplo, dejan pasar a unas moléculas y a otras no, Puede darse gemaciin bajo condiciones de temperatura fluctuante y una vez formadas las yernas crecen por acrecién heterotrofa, En estos experimentos, Fox tuvo cuidado de simular un medio adecuado a les condiciones prebiolégicas. Oparin ha experimentado durante ‘muchos afios con coacervados, que tienen una for- ma y una macroestructura semejante a las micros- feras de Fox, pero que se han formado desde otro punto de partida, Para formar un coacerya- do, Oparin parte de la mezela de dos proteinas © de una proteina y un polipéptido (por ejemplo albumina y goma arébiga). Las mezelas van vol- vignduse turbias a medida que se separan las go- titas de coacervado. Estas gotitas parecen tener unas propiedades muy similares a las de las mi- crosferas de Fox, pero con una estructura interna mas heterogénea, Pueden absorber sustancias se- lectivamente (por ejemplo, aminodcidos) del me- dio que las rodea, y se pueden introducir cataliza- dores de este modo. En el interior de estas gotitas se pueden desarrollar complicadas reacciones or- Un modelo evolutivo del origen de la vida giinicas. Oparin consiguié que en las gotitas se convirtiese glucosa en almidén, y almidén en maliosa, que a su vez vuelve a Ta solucién ex terna. Consiguié incluso alimentarlas con cloro- fila, idéneo— las microsferas proteinoides se generan esponténeamente en innumerables ocasiones. Si da, y competir unas con otras. Si, finalmente, microsferas ingirieran dcidos nucleicos, parece concebible que se estableciera un sistema de cé- digo hereditario, lo que significaria que la vida habria aparecido. Es posible, por consiguiente, que el origen de Ja célula sea anterior al origen de la vida, Mas cautelosamente podemos hablar de «agregedos precelulares». Existe algtin indicio de que pucdan aparecer en forma f6sil. Por ejemplo A. E. Smith y un equipo de colaboradores, de Montreal, han Producido algunas microsferas que tienen un gran parecido con microfésiles Precdmbricos de la Formacién de Bulawayo. Nosotros hemos su- gerido en uno de los primeros parrafos que los abundante elementos organizados que se han en- contrado en el meteorito de Orgueil pueden ser muy bien agregados precelulares fosilizados. Esté claro que las condiciones fluctuantes son tuna parte esencial del conjunto de requisitos ne- cesarios para la creacién de agregados precelule- res de los tipos producidos por Fox y Smith, que son precisamente las condiciones. caracteristicas de los medios volcénicos terrestres, y que deben también de haberse dado durante la formacién de los condritos carbondceos. No obstante, tales medios no deben haber sido particularmente pro- picios para el proceso final que postulamos para cl origen de la vida, esto es, el establecimiento del sistema de cédigo del écido nucleico. Si los agre- gados precelulares deben mantener su existencia por un periodo lo suficientemente largo como para que admita la competicicn y el experimento, y la aparicién final del dcido nucleico, debemos considerar un cultivo continuo en un medio es- table, rico en nutrientes.prebioldgicos. Debemos afirmar el transporte de las microsferas proteinoi- des desde su punto de origen en un medio vol cénico © hidrotermal, hasia un nuevo «terreno de ria». Dos de estos son obvios: bajo grumos de materia orgénica bituminosa encallada en cos- tas lodosas; y en la superficie de separacién en- fre agua y petréleo en un depdsito petrolifero abiogénico subterraneo. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 140 Oxigeno y evolucién A veces la publicacién de una nueva teoria da lugar a una revalorizacién de ideas generalmente aceptadas en otros campos del conocimiento. La teorfa descrita en este capitulo (publicada por primera vez en 1965) es un caso de éstos. En él, el difunto Lloyd Berkner y Lauriston Marshall del South West Center for Advanced Studies, Dallas, Texas, consideran los efectos de la radiacién ultravioleta en la primitiva atmésfera terrestre, y en los compucstos orgdnicos, incluido el ADN, que son aceptados como los necesarios precursores del desarrollo de la vida. A partir de ello, legan a la conclusign de que el contenido de oxfgeno en la atmés- fera tertestre estuvo causado y fue influido por el progresivo desarrollo de la vida. La teoria resulté atractiva para muchos gedlogos que procedieron a revisar el re- gistro geoldgico segin las lineas marcadas por la teorfa de Berkner y Marshall para Ia formacién de oxigeno en la atmésfera. Desde la publicacién de ia teorfa, la escala de tiempos de sucesos durante la for- macién del oxigeno contenido en la atmésfera terrestre se ha modificado, pero la secuencia ha permanecido muy parecida. El cambio mds notable es Ia idea de que el oxigeno libre alcanz6 el 1 % de su nivel actual mucho antes de lo sugerido: en este capitulo, es decir,hace unos dos mil millones de afios en lugar de seiscien- tos millones de aios. En los capitulos 11, 12 y 26 se hace referencia a la teoria de Berkner y Marshall, mostrando el valioso estimulo que supone para las inves- tigaciones concernientes a la evolucién de nuestra atmésfera 10. Oxigeno y evolucién. por Lloyp V. BERKNER y LAURISTON C, MARSHALL Cuando se analiza la estrecha conexién entre la formacién de oxigeno en la atmésfera terrestre por un lado, y el medio ambiente y la fisiologia de los organismos vivos por otro, emerge un modelo que da cuenta de perfodos de evolucién explosiva. Puede explicar también las catéstro- {es subsiguientes, tales como la que afecté a los grandes reptiles. La poststtipan de exploracién directa de los pla- netas con vehiculos espaciales ha ocasionado que se dirija la atencién a la constitucién de las at- mésferas planctarias. Por otra parte, es séio des- de el Ao Geofisico Internacional que se tiene una representacién razonablemente detallada de la es- tructura de la atmésfera terrestre. Los hechos de los que tenemos conocimiento sugicren que el anilisis de los datos que se pueden obtener en Ia Tierra, combinados con nuevos datos de los pla- netas, pueden ser sumamente atiles en el desa- rrollo de una amplia base te6rica para interpre- tar el crecimiento y estabilidad de las atméaferas planetarias, y el desarrollo de Ia vida que esté en relacién con la evolucién de las mismas. Este estudio se refiere a la historia de In at- mésfera terrestre, no tanto como es ahora, sino ‘cémo se_produjo, por qué existe, y emo pueden haber sido los estadios intermedios. Como se verd, estas cuestiones tienen una relacién signifi- con el inicio y evolucién de la vida sobre Uno de los hechos més interesantes acerca de Ia atmésfera terrestre, os su gran contenido rela tivo de oxigeno —cerca de un 21 %— condicin Unica entre los planetas de nuestro Sistema Solar. Esto presenta una interesante paradoja. La vida no pudo haberse originado en un principio con la actual cantidad de oxfgeno en Ia atmdsfera; sin embargo, no podemos respirar y vivir sin ella. Las formas mas modernas de vida, incluso mu- chas plantas, dependen, en gran parte, del ox geno y, en la mayoria de casos.necesitan una pre- ‘cisa cuntidad de él para su existencia. Esto sig- tenido una concentracién estable durante un ticm- po considerable. Sin embargo, el mismo origen de la vida sobre la Tierra se habria frustrado, si el oxigeno hu- biera sido abundante en esa época. Los amino- 144 fcidos y otros materiales vitales, pero vulnera- bles, necesarios para la formacién de los organis- mos incipientes, habrian sido répidamente oxi- dados. Hasta hace poco, los estudiosos no han podido ponerse de acuerdo plenamente en si una atmés. fera estable se inicié con la presente cantidad de oxigeno, Por un lado existe el principio, extrema- damente util, propuesto hace 150 anos por Hutton y que ha encontrado amplia aceptacin : el Ila- ‘mado principio del uniformitarismo, Este expli- a la variedad geolégica y evolutiva por los pe quefios cambios que observamos en las condicio- nes que existen ahora. Desde este punto de vis- ta, todo desarrollo ha ocurrido a un ritmo ca imperceptible comparado con los hechos hum: nos y los concepios ordinarios de tiempo, sin la necesidad de postular en ningiin momento cam- bios importantes en el medio ambiente. Pero, como veremos, una moderna interpreta cién del registro geolégico puede demostrar si- bitas explosiones de actividad evolutiva que son iffciles de explicar, a menos que tengamos en cuenta cambios decisives en el medio ambiente. Asi, observamos que las formas pluricelulares de vida en el mar, empezaron a existir s6lo des- de el inicio del Paleozoico, es decir, hace 600 millones de afios. La vida de las plantas so- bre el continente ha existido sélo a partir de unos 420 millones de afios (precedido unos pocos mi- Hones de aftos por algunas esporas fésiles) y la vida animal sobre Ia tierra, quizé, en la misma Epoca. La iinica evidencia de vida antes del Pae leozoico consiste en ciertas becterias y otros or ganismos muy primitivos. No obstante, Hoering y Abelson han encontrado materia algal, atrapada fen rocas muy antiguas, en curiosas formaciones conocidas como bichermos, que en algin caso datan de unos 3000 millones de afos. Las lutitas Gunflint de los Grandes Lagos, depositadas hace 142 ‘unos 2000 millones de fos, abundan en fési- les de organismos unicelulares, y el depésito de ciertos minerales puede haber requerido accién bacteriana para su deposicién quimica. Pero no existe evidencia alguna de que esta vida en me- acuoso, progresara durante estos cones de tiempo, para alcanzar un modesto grado de com- plejidad, hasta hace alrededor de 600 millones de aiios. La Tierra fue formade probablemente por pe- quefios objetos —planetesimales 0 meteoritos— que no produjeron ninguna atmésfera primordial. El nacimiento de su atmésfera fue un fendmeno secundario, que surgié después de la formacién de la Tierra, producido por el escape de gases de sus rocas, generalmente por calentamiento loca zado, fusién y acci6n voleénica. Tan pronto como a atmésfera primitiva apareci6, debid estar do- minada por el hidrégeno, vapor de agua y anhi- drido carbénico, y posteriormente modificads por el gradual escape de los gases més ligeros (hi- drégeno y helio) y por la absorcion y precipita- cidn del anhfdrido carbénico en carbonatos, a medida que los océanos iban extendigndose. Actualmente hay unos 500° voleanes, clasifi- cados como activos a través del mundo; cerca de 400 estén situados en el cinturén del Pacifico. Wil- son estimé que una cantidad ligeramente inferior a unos 4 kilimetros cibicos de sélidos. al aifo, se afaden a los continentes al ritmo ordinario de actividad. Multiplicando este namero por el tiem- po de vida de la Tierra, da un volumen de al- tededor de 12.000 millones de kil6metros cibicos, que es muy aproximado al valor actual del vo- Jumen total de todos los continentes. El volumen de gases voleénicos que acompafia. a las materias sélidas que salen es considerable El constituyente simple mas abundante es el va- por de agua, que puede Megar a ser el 97% del volumen. Esta mezclado con cantidades variables de nitrégeno, anhidrido carbénico, hidrégeno, anhidrido sulfuroso y de cloro, ademés de mu- chas pequefias cantidades de Acido sulfhidrico, monéxido de carbono, metano, amoniaco y otros. Todos estos vapores y gases volednicos han es- tado enccrrados en las rocas, para ser liberados, a veces por medio de explosiones, en el criter de los yolcanes. El vapor de agua y los gases liberados desde hace mds de 3000 6 4000 millones de aiios son considerados mas que suficientes para justifi- car el volumen de los océanos y el nitrégeno y otros constituyentes de la atmésfera actual, ex- ceptuando sélo al oxigeno pero esta excepcién es particularmente importante. No hay oxigeno Oxigeno y evolucion alguno, liberado por la actividad volednica. Las temperaturas voleénicas y la presencia de hie- 170, azufre y otros materiales en estado quimico reducido, conducen a reacciones quimicas violen- tas, que aseguran que todo ei oxigeno sale en forma combinada. De este modo, el oxigeno estaba virtualmente ausente en la atmésfera primitiva. Esta consider: cién esté confirmada por otras vias. Los sedi ‘mentos antiguos formados por erosién en los pri- meros tiempos se encuentran s6lo_parcialmente oxidados, lo que sugiere una atmésfcra escasa en ‘oxigeno, Més recientemente, Holland ha llegado @ la conclusion de que la atmésfera primitive debe haber sido quimicamente reductora (es de- it, dominada por el hidrégeno). El origen mismo de la vida parece excluir la existencia abundante de oxigeno al comienzo, tal como en un princi- pio habfamos indicado al plantear la paradoja. Ya que los hechos sugieren una ausencia de oxigeno en la primitiva atmésfera, la pregunta inmediata es cémo justificar 1a formacién de oxigeno, y cmo hallar una solucién de la pa- radoja. El oxigeno libre puede derivarse prin- cipalmente de la descomposicién de las molécu- las de agua en hidrégeno y oxigeno. Ello puede ocurrir de dos maneras: de forma directa por fotodisociacién del vapor de agua expuesto a la luz ultravioleta (principalmente en la banda de 1500 a 2100 angstroms), y de forma indirecta por Ja fotosintesis producida por las plantas verdes. En un primitivo planeta sin vida, s6lo la primera alternativa es posible. {Cudnto oxigeno pudo producir la fotodisociacién? Se ha hecho un estudio del contenido de radi cidn ultravioleta que hay en la radiacién sola Observaciones de cohetes y satélites han encon- trado la cantidad de luz ultravioleta procedente del Sol, que alcanza 1a atmésfera con una longi- tud de onda eficaz. Esta luz proviene de la fotos- fera visible del Sol, y Wilson, en un estudio de estrellas semejantes al Sol, ha demostrado que €s sensiblemente constante a lo largo de todo el tiempo geolégico. De los productos de la fotodisociacién, el hi- drégeno es suficientemente ligero como para ¢s- caper répidamente de la atmésfera (la velocidad exacta esté todavia en discusién). Tampoco el ‘oxfgeno naciente formado por fotodisociacién y producido en la superficie, pudo permanecer mu- cho tiempo en la atmésfera primitiva. Debié reaccionar répidamente con rocas y materiales parcialmente oxidados. En la atmésfera, parte del oxigeno forma ozono, moléculas reactivas que contienen tres dtomos de oxigeno. E} ozonc 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La Tierra primitiva 151 os 1 | \ atzoz0100 on tin eral) me008 on mes { ‘Sedimentario aprox. 0.62- 4 t jeiacion t ; oyeveanais (Cb, en clemtavcton Dolomite LrcHos ‘Sago’ on formacion eucanioras conse] rouos cieconan sraon aren. 19 0, «1 enésten —— Sates PREPALEOZOICO. Procanioras roduecién 0, biologic en 18 ‘qulrio Mutuamte con percida de Fes apron. 32 Frimeros ectltcfon, Prorat diveraiicndon| Bosimtesie Alta energie UV. an supertile,evolucion guimice ‘Atméstera de gases joveries. No hay O, Hee 35-38 Registros ossuroe © Inesetenee sorox. 4.85 Plame, meteoric y torestre, més antiove {= PRECAMBAICO) Cootura lunar? Fusién parcial, Deegessj@ FIG. 112. Evolucién biostérica, litosférica y atmosférica en la Tierra primitiva. bablemente mayores que las actuales; y que, por tanto, Ia Luna ya estaba en drbita y més cerca de la Tierra que ahora, en le época comprendide ‘entre 2000 y 600 ma (ver capitulo 7). Los datos que se pueden deducir del Sistema de Swazilandia en el sureste de Africa, que tiene més de 3200 ma, concuerdan con el hecho de que la Luna ya estaba en drbita en ese tiempo. Las rocas de ia parte alts de este sistema presen- tan los caracteres propios de depésitos interma- reales extensos, que exigen amplitudes de mareas demasiado grandes para que puedan existir por sola componente solar. Si la Luna estaba en érbita hace unos 3200 ma © mis y no se originé al mismo tiempo que la Tierra, quizés tuvo algo que ver con el suceso térmico ocurrido hace 3500 6 3600 ma, relacio- nado con las rocas graniticas y metamérficas mas antiguas que se conocen y con los datos de los {isdtopos del plomo (fig. 11.2). Si la Luna fue capturada, hubo probablemen- te suficiente friccién mareal para provocar fusién en la parte subcortical. La fusién, a su vez, hae bria promovido escape de gases y acrecién de Ia atmésfera ¢ hidrosfera, junto con una nueva pues ta en marcha de los relojes geol6gicos. En este tiempo habria desaparecido cualquier tipo de at- mésfera e hidrosfera y habria aparecido una nue- ya o primera atmésfera e hidrosfera. Se puede también pensar que la captura lunar postulada y el episodio térmico que la acompaiié pudieran haber dado lugar a una atmésfera e hidrosfera lunares temporales. ‘QuIMICA DE LAS ROCAS ¥ FOSILES Por tanto, nuestra atmésfera ¢ hidrosfera pue- den haber evolucionado, con ciertos afiadidos, @ partir de las que empezoron con la fusién pe- netrante hace unos 3500 2 3600 ma (fig. 11.2). Para explicar Ia existencia de microfésiles de més de 5200 ma, Ia vida debié haber empezado poco antes. Tal vida habria sido anaerobia con ausencia de oxfgeno y dependiente de fuentes de alimentacidn externas. Sin embargo, para dar lu- gar al registro evolutivo observado, no podria haber continuado sin Ta aparicién de un organis- mo que pudiera fabricarse su propia sustancia: tun autétrofo, probablemente un autétrofo foto 152 simtético. Y 1a fotosintesis es el proceso més pro- bable para que pueda producirse oxigeno libre fen cantidad suficiente para dar lugar a una at- mésfera oxigenada, iNo obstante, el oxigeno es letal para todas las formas de vida, si no median las enzimas ade- cuadas! Por consiguiente, cuando surgieron los fotosintetizadores productores de oxigeno, debian estar preparadas para afrontar el problema de disponer del oxigeno de forma que no les que- mara. A menos que las enzimas mediadoras no precedieran a los fotosintetizadores, estos orga- nismos debieron depender de algiin aceptador de oxigen asociado a su medio fisico. Aqui es cuando los antiguos yacimientos de hierro hema- titieo y los lechos rojos entran en la histor Los iones ferrosos, cuya oxidacién produjo en todo cl mundo las BIF (banded iron formation = jormaciones de hicrro en franjas). desde 5200 ‘2 1800 ma, pudieron haber sido los aceptadores de oxigeno. No se encuentra nada parecido a las BIF, caracteristieas de las rocas antiguas en todos los continentes, en rocas mas recientes de ningu- nna potencia, ni extensidn regional. El problema ‘geoquimico planteado por las BIF es cémo trans- Portar hierro en solucién, bajo condiciones oxi- dantes 0 precipitado bajo condiciones no oxidan- tes. Este problema se resuelve por el concept de una relacién equilibrada enire organismos y BIF. El hierro seria transportado en solucién en estado ferroso y precipitaria como hierro férrico en combinacién con oxigeno biolégico. La dis- posicién en franjas o bandas sugicre un equili- brio fluctuante entre las biotas productoras de oxigeno y el suministro de ion ferroso. ‘Asi pues, el primer oxigeno que se generé bio- Hogicamente en 1a Tierra se fij6 en sedimentos quimicos, y no aparecié oxfgeno libre en la at- mésfera, salvo en pequefias cantidades proceden- tes de la disociacién fotolitica de H,O y CO,, que fue eliminado répidamente por las sustancias re- dvctoras, muy abundantes entonces en la atmds- fera y en la superficie de I Tierra Cuando aparecieron enzimas mediadoras para ¢l oxigeno, eficaces, este equilibrio se rompié. Las algas primitivas equipadas con tales enzimas se debieron extender a través de la hidrosfera, tan ampliamente como la penetracién de la luz y los mecanismos de proteccién de los rayos ultravio letas se lo permitieron. Se liberd el océano de jones ferrosos con lo que el oxigeno se acumulé en exceso y empezd a escapar a la atmésfera. El ‘ultimo episodio importante de las BIF, hace 1800 © 2000 ma, puede indicar este hecho. {Qué pudo haber ocurrido cuando el oxigeno La Tierra primitiva empezd a tormarse en la atmésfera? En esa épo- ca, en ausencia de una pantalla de ozono, la luz solar ultravioleta altamente energética habria po- dido elcanzer la superficie terrestre. Parte del oxi ‘geno molecular (O;) se habria convertido en oxi- geno atémico (O) y ozono (O,). El hierro se ha- bria mantenido en el perfil meteotizado de la Tic- ra en estado férrico, Debido a la gran actividad quimica del O y del Qs, ¢ incluso a Is baja re- laci6n de transferencia del O; a la atmésfera, los materiales de la superficie se oxidarian exten- samente. Aparecerian lechos rojos, en gran can- tidad, en la columna estratigréfica de este tiem po. Los mis antiguos lechos rojos, conocidos, de considerable potencia y extensién, datan de hace 1800 6 2000 ma. O sea, son un poco més recientes o se superponen ligeramente con les iltimas BIF. Esta fecha pucde ser la que mar- a, en la evolucién de la atmésfera, e momento ‘en el que el oxigeno empezé a acumularse. La apericién de oxigeno atmosférico contribui- ria, a su vez, a disponer el escenario para le apo- ricién de un nuevo tipo de organismo, Los argu- mentos paleontologicos hacen ver que haste en- tonces todos los organismos estaban constituidos de célules procaristicas (carentes de pared nu- clear e incapaces de divisién celular mitética e intercambio genético como acompafiamiento nor mal en Ia reproduccidn). La presencia de oxi geno libre, aunque en pequefias cantidades, fue seguida, con toda probabilidad, por la evolucién de células cucaristicas. con pared nuclear, cro- ‘mosomas bien defininidos, divisién cclular mité- tiea, y capacided para la reproduccién sexual y recombinacién genética como modo usuel de re- produccién. Con qué rapidez se acumul6 el oxigeno en Ja atmésfera después de haber hecho su apari- cién, y cudles fueron sus consecuencias bioldgi- cas? Al principio las plantas verdes fotosintetiza- doras debieron estar confinadas en lugares prote- gidos, en zonas sedimentarias, 0 donde no circu- laran corrientes hacia la superficie, hasta el mo- ‘mento en que se formé una pantalla de ozono capaz de detener la radiacién desactivante del ADN en las proximidades de 2600 angstroms. El difunto Lloyd Berkner y su colega L. C. Marshall encontraron que esto sucede cuando la concen- traciGn de oxigeno se acerca al 1% del nivel de ‘oxigeno presente en la atmésfera (ver capitu- Jo 10), Los dos y (con anterioridad) el bidlogo canadiense J. R. Nursall sugiricron que la apa cién de vida animal multicelular diferenciada (metazoos) fue una consecuencia de haberse Lle- gado a concentraciones de oxigeno aimosférico image not available 154 Evolucién en el medio ambiente FIG. 120. Reconstruccién de Ediacara, Australia del Sur, durante el Precémbrico superior. Celenterados: A 3), Eoporpita; B, Ediacara; C, Kimberella; D, Brachina; E, Ciclomedusa; F, Conomedusites; G, H ‘Arborea, Rengea. Anélidos: J. Dickinsonia; K, Spriggina. Equinodermos: L, Tribrachidium. Ar- trépodos: M, Parvancorina. Las densidades de distribucién son hipotéticas. En ef momento actual, es imposible separar los procesos sedimentarios de los bio- logicos. La misma existencia de organismos influye en el ritmo y tipo de los procesos naturales que ccurren a nuestro alrededor, que a su vez gobiernan el ca- icter de sus productos, tales como las rocas sedimentarias. Los organismos atra- pan y estabilizan granos sedimentarios, clasifican fisicamente material durante sus actividades alimenticias, aceleran la descomposiciGn quimica y mecdnica de las rocas y ayudan a la formacién de éstas con la aportacién de sus partes due ras. Una descripcién de algunos medios sedimentarios se da en el capitulo 13, y en el capitulo 14 se discute la evolucién de la vida. Aqui, el Dr. Roland Goldring del Departamento de Geologia de la Universidad de Reading, describe algunos ‘ejemplos de dénde se encuentran algunas asociaciones de seres vivos y cémo los ambientes influidos por ellas han cambiado con el tiempo. 12 por ROLAND GOLDRING . Eyolucion en el medio ambiente. La influencia del hombre sobre su propio ambiente esta creciendo y también las repercusiones de esta influencia. Este capitulo hace ver cémo los otros seres vivos han influido de una manera importante en el ambiente que les rodea. EL TeSTIMONIO DE LA viDA en los diltimos 600 mi- ones de afios es extraordinariamente rico, espe- cialmente en animales y plantas que tenfan partes mineralizedas, sobre todo si consideramos los riesgos originados por cl enterramicnto, las mo- \ificaciones fisicas y quimicas y la subsiguiente supervivencia de restos orgénicos en tan vasto periodo de tiempo. Nos gustaria, desde luego, sa- ber mucho mas acerca de las formas de cuerpo bblando que en todos los tiempos deben haber constituido la mayor parte de 1a materia orgé- nica. Por ejemplo, de las medusas y gusanos, te- rnemos un conocimiento ocasional muy vago, de- bido a algunas inusitadas circunstancias de con- servacién. Sin embargo, tenemos datos proceden- tes de las sefiales de actividad (icnofésiles), don- de tanto los organismos con esqueleto o sin é! han dejado impreso su movimiento sobre los sedi- mentos y en el interior de los mismos, y jésiles quimicos, molécules orgénicas y resultados de fraccionamiento isotépico asociados con {ésiles reales 0 diseminados en la roc SylvesterBradiey, en el capitulo 9, discute el crigen de ta materia orgénica y la vide, y des- cribe las formas de vida primitiva de hace 3000 millones de afios. Los metazoos y metafitos han estado presentes solamente durante la quinta parte de este perfodo y han ejercido su influe sia cn los ambicntes ‘errestres, tal como puede verse hoy dia mas claramente en la ejercida por las actividades humanas. Actvalmente el grado ‘en que el hombre esté cambiando el medio am- biente de 1a superficie de la Ticrra, es de todos conocido. Podemos afirmar con bastante sogu dad que las actividades del hombre en los ulti mos siglos, dado su avanzado estado de evolu- ccidn psicolégica, marcen los comienzos de una revolucién importante en In estructura y tipo de ambientes presentes en Ia superficie de la Tierra. No obstante, muchos de los principales hechos acaccidos en la evolucién de la vida, en los il timos 3500 millones de afios, han’ provocado 155 cambios revolucionarios ¢ importantes en los am- bientes de la Tierra. Debido a ello, se puede con- siderar que los ambientes naturales han eyolucio- nado, aunque no al ritmo de le revolucién ac- tual La adquisicién de la capacidad fotosintética fue probablemente e} suceso mas importante después de Ia aparicién de la vida, ya que todos los ani- males, en definitiva, dependen de las plantas. Tal como se ha visto en el capitulo 10, es pro- bable que Ia mayoria de oxigeno libre haya recido como resultado directo de Ia fotosintess. Cuando el oxfgeno atmosférico alcanz6 el 1% de su nivel actual, se hizo posible la respiracién y Rhoads y Morse han hecho ver que el 10% de este mismo nivel, corresponde a la concentracién de oxigeno disuclto a partir del cual pueden formarse y conservarse los esquele- tos caledreos. Esto debié ocurrir cerca del limi- te Cambrico-Precdmbrico hace alrededor de {600 millones de afios. ‘Antes de discutir con mas detenimicnto el efec- to de los organismos sobre su. medio ambiente, puede ser util echar un vistazo a algunas de las comunidades primitivas de vida. Los testimonios fOsiles mis recientes se tratan en el capitulo 14, Lo que conocemos de la vida de eucariotas y procariotas del Precdmbrico, proviene principal- mente de los estromatolitos’ primarios silicifiea. dos. Los estromatolitos son més frecuentes y més caracteristicos de las rocas Precémbricas que de Jas rocas més recientes, Los més antiguos que se conocen son Jos de las calizas del Grupo Bula- ayan de Rodesia de 2600 millones de aios de antigledad (fig. 12.1). El origen orgénico de sus estructuras se deduce principalmente de su mor- fologia global. Desafortunadamente no se han encontrado micro-organismos, debido a que las calizas se han recristalizado. Los silex asociados, posiblemente secundarios, tampoco han propor. Cionado micro-organismos. Sin embargo, el anli- sis isot6pico de los carbonatos y del carbono or 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 4@ ‘You have either reached 3 page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 158 Evolucién en el medio ambiente ‘GrUPO ORGANIC PeRMAICO ‘CARBONIFERO EVONICO 2 51) oxoovicico P2007 | arqusgetticos qemeneo ee © spriciin de animales Precanteaico 30001 geet ica 3500] betas anarbias_| | 1 2 3 4 comuibcioa | dealacion y efectos avinicon ol salon : reli preecsion g_| Tercianio. 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