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1634)
Un músico judío vanguardista a finales del Renacimiento.
Semblanza de un artista que inició varios géneros que perduraron en la música de Occidente,
cuya figura aún resulta dificilmente ponderada en toda su magnitud.
3.1- El violín
Una de las facetas más importantes de Salomone, es la de haber proyectado al violín como
instrumento de capacidad expresiva y artística privilegiada. Durante el siglo XVI, este
instrumento fue utilizado solamente en su rol de acompañante de la danza, por su sonido
brillante y áspero, mientras que los instrumentos de cuerda frotada escogidos para la
música “artística y pura” fueron las violas de gamba, de un carácter más sobrio y sonido
más terso. Probablemente la ligazón de los judíos con la danza en el contexto italiano, es la
que asocia a Salomone con el violín, pero él, con su excepcional talento, consigue extraer
del violín sonidos y efectos hasta entonces nunca descubiertos. Fruto de la experiencia de
Salomone y sus músicos, es la apreciación que Claudio Monteverdi hace de los violines
(también denominados “viole de brazzo” en esa época), que pasan a ser los instrumentos
prescriptos por él en la orquesta de sus óperas, así como en la música litúrgica y los
ritornelli de sus canciones. Aún más, Monteverdi describe al violín como el instrumento
que mejor puede representar, tocado con maestría, la variedad de afectos del alma, desde la
languidez y tristeza, pasando por la alegría, hasta el ánimo belicoso y guerrero. Este carácter
del instrumento se ajusta con exactitud al nuevo estilo -que hoy llamaríamos Barroco- de
exaltación de los contrastes y las pasiones, y sin duda fue la cualidad especial que Salomone
impartió a este instrumento -gracias a su propia investigación interpretativa y compositiva-
la que inspiró a Monteverdi a estos descubrimientos. Pero tal vez más importante que la
apreciación que Monteverdi hizo del violín gracias al virtuosismo de su compañero de la
cappella ducal, es la propia obra de Salomone, quien dedica a este instrumento la primer
colección de música compuesta específicamente para 2 violines y chitarrone, con el título
de “Sinfonías y gallardas” a 3 y a 5, publicada en 1607. A esta colección seguirían otras, en
1608, 1613 y 1622, en las que Salomone inaugura un género: la sonata a trio, e incorpora a
la escritura instrumental, las características experimentales de la monodia vocal tan en boga
a partir del surgimiento del Stilo recitativo y Stilo fantastico. En sus primeras dos colecciones
de música instrumental (“Il primo libro delle sinfonie e gagliarde” de 1607, y “Il secondo libro delle
sinfonie e gagliarde”, de 1608) Salomone adopta el formato de 5 partes (2 sopranos, alto, tenor
y bajo) aclarando que la mayoría de las piezas está pensada para funcionar perfectamente a
3, con 2 violines y el chitarrone como bajo. Esto es más notable en el libro de 1608, en el
que aparecen piezas a cuatro (dos canzonas, una gallarda y alguna sinfonía) pero la mayoría
de las sinfonías es a 3. En sus publicaciones posteriores -cuya popularidad motivó 4
reimpresiones del “Terzo libro delle varie sonate…” (1613) y 2 del “Quarto libro de varie sonate,
sinfonie, gagliarde…” (1622)- Salomone adopta definitivamente la textura a 3 (siempre
prescribiendo 2 violini o viole da brazzo con un chitarrone o instrumento similar), con la
excepción de la sonata 13 del 4º libro, compuesta a 6 en doble coro con 2 violines y un
chitarrone en cada coro. En la publicación de 1613, prefigura lo que sería la “sonata da chiesa”
con su sonata “La moderna” en la que se alternan partes lentas con movimientos de tipo
danzable ternario. En estos dos últimos libros, Salomone desarrolla el lenguaje violinístico
dentro de un formato de sonata en el que recurre a la “partita” o variación sobre melodías o
estructuras relativamente populares en su tiempo, como la Bergamasca, Romanesca, Monica
(también llamada “tanto tempo homai”). A la vez sigue la tendencia iniciada en 1607 pero sin
duda arraigada desde lo más profundo de su acervo, que fue la ejecución y composición de
danzas, incorporando Brandi (Branles) y Correnti (Courantes) que reflejan la difusión de la
danza francesa en el norte de Italia. A partir de esta faceta, encontramos a Salomone como
un precursor en el desarrollo de una textura y una forma (la de la sonata trio y la sonata da
chiesa) y a la vez, como una personalidad enclavada en su tradición (la asociación entre el
violín y la danza) y bien compenetrada en los cambios del gusto de su tiempo (manifiestos
en las sonatas en forma de partite sobre temas conocidos, y en la adopción de nuevas
danzas).
“Il secondo libro de madrigali, 5 voci, basso continuo, ed un dialogo, a 8 voci, nel fine” (1602);
“Il terzo libro de madrigali, con una canzona de baci nel fine, 5 voci, col basso continuo” (1603);
“Il quarto libro de madrigali, 5 voci, basso continuo” (1610);
“Il primo libro de madrigali, a 4 voci, basso continuo” (1614);
“Balletto, 3 voci, con 3 viole da brazzo” incluido en “Musiche de alcuni eccellentissimi musici composte per
La Maddalena” (1617);
“Il quinto libro de madrigali, 5 voci, basso continuo” (1622);
“Madrigaletti per cantar a due soprani o tenori, 2 voci, col basso continuo op.13”
(1628).
Bibliografía:
-Gradenwitz, Peter: “La música en Israel”, Cap.VI p.p. 121-139 Ed. Israel, Buenos Aires,
1949.
-Jacobson, Joshua: “The Choral Music of Salamone Rossi”, American Choral Review XXX,
abril de 1988.
-Altschuler, Eric Lewin: "Thomas Weelkes and Salamone Rossi: some interconnections" Musical
Times, http://findarticles.com/p/articles/mi_qa3870/is_200410/ai_n9463313/ .
-Harrán, Don: Introducción a las ediciones de la obra completa de S.Rossi, Corpus
Mensurabilis, Ediciones del American Institute of Musicology, 1995.
-Avenary, Hanoch: notas del editor a las reediciones “Il primo libro de Madrigali a 4” y “Il
secondo libro de Madrigali a 5”, Israel Music Institute, Tel Aviv, 1990-1994.