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CHILE
CREACIÓN DE UNA NACIÓN
I parte
BATALLA DE MAIPÚ
JOSÉ MIGUEL
CARRERA
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Introducción
Al comenzar a referirnos a la Independencia americana y particularmente a la chilena, una de
las preguntas es si ésta llega como resultado de una maduración o si fue producto del azar.
¿Se trató de un proceso endógeno o de fuerzas exógenas? La otra interrogante es si se trató
del logro de algunos individuos (Carrera, O’Higgins, por nombrar algunos), o si se trató de
una hazaña colectiva. O bien, ¿fue un logro de los criollos o del llamado “bajo pueblo”?.
Finalmente, la otra cuestión importante es qué significó la Independencia. ¿Se trató sólo de
un cambio cultural, social, económico y político institucional, o sólo de un cambio político
institucional?
Muchas de las nuevas ideas políticas sobre derechos de los ciudadanos como las libertades
públicas, soberanía popular y democracia representativa, fueron llevadas a la práctica en
Norteamérica y demostraron de una manera categórica la posibilidad cierta del sistema
republicano. En 1776 nace Estados Unidos como república independiente, como resultado
de la guerra de liberación por parte de las 13 colonias inglesas en Norteamérica. Las ideas
planteadas en su Constitución Política también recogen el legado de la Ilustración. A los ojos
de los criollos ilustrados, la experiencia de los Estados Unidos constituía un ejemplo digno de
imitarse. Ideas que antes no pasaban de aspiraciones algo quiméricas, demostraron ser
practicables en sociedades concretas, y con buenos resultados. Sin embargo, el
comportamiento de los Estados Unidos con respecto a la emancipación de las colonias
españolas fue prudente; de observación y de un apoyo más explícito sólo cuando éstas
tenían su proceso de liberación asegurado.
La Revolución Francesa es uno de los acontecimientos de la historia occidental sobre los que
aún se debate y se expresan opiniones distintas. Desde sus inicios (1789 - 1799) dividió a
Europa en adherentes y detractores de la revolución y sus ideales, los que estuvieron
presentes en nuestro proceso de organización post independentista.
ROUSSEAU
rechazo a los privilegios sociales, formaron parte de los estandartes alzados por este
movimiento. Pero su principal aporte radicó sin duda, en la fuerte crítica elaborada en torno al
absolutismo monárquico y en la defensa ideológica de un régimen verdaderamente
representativo o democrático. En este sentido los ideólogos políticos ilustrados aspiraron a la
separación de los poderes del Estado, para conferir un mayor equilibrio entre ellos.
Según Montesquieu, el ejecutivo, el legislativo y el poder judicial debían ser ejercidos por
órganos diferentes e independientes entre sí, con sus respectivas competencias y fueros. La
soberanía popular era contraria al derecho divino de los reyes. Según esta tesis, el poder
reside en el pueblo, su legítimo depositario (Locke, Rousseau, Abate Siéyes). La comunidad,
ejerciendo su voluntad soberana, escoge a sus autoridades. A través del pacto o contrato
social, gobernantes y gobernados acuerdan las bases de su relación (Locke, Rousseau).
El ideario ilustrado llegó a suelo americano a través de distintos caminos. Los viajes de
algunos criollos a España y la adquisición de los últimos libros, se transformaron en los
medios más corrientes de penetración de estas ideas. Estas lecturas, a pesar de su
circulación restringida ejercieron influencia decisiva en algunos personajes que
posteriormente van a desempeñar papeles importantes (José Antonio Rojas, Manuel de
Salas, Camilo Henríquez y José Miguel Infante).
2. Aspectos internos.
En el siglo XVII, y más nítidamente en el XVIII, los criollos desarrollaron un fuerte amor por la
tierra en que vivían y por la sociedad que la habitaba. Se percibe el desarrollo de un sentido
de pertenencia en las crónicas que nos dejaron algunos jesuitas, desde una distancia
voluntaria o un destierro doloroso, y que no eran otra cosa que los espejos involuntarios de
sentimientos colectivos.
A mediados del siglo XVII, el Padre Alonso de Ovalle publica en Roma, su “Histórica
Relación del Reino de Chile”. En la centuria siguiente, una serie de crónicas de ese mismo
estilo vio la luz. El padre Miguel Olivares escribió su “Historia militar, civil y sagrada del
Reino de Chile”; el abate Juan Ignacio Molina, publicó su
“ Compendio de la historia geográfica, natural y civil del reino de Chile”. De este modo, la
vocación por seguir el propio destino, no sólo resultaba del rechazo o del azar. Había un
cierto grado de interés por ella como una prolongación del proceso de formación de una
identidad nacional.
Durante el período colonial, se había venido acumulando un gran malestar entre los criollos
por razones de tipo político, económico, social y cultural. En lo político los criollos se
consideraban tanto o más preparados que los peninsulares para ejercer los cargos del
gobierno americano, sin embargo, casi todos los nombramientos recaían en españoles. La
política económica de la monarquía provocaba también gran rechazo de los criollos, ya que a
partir de las Ordenanzas de Libre Comercio decretada por los reyes Borbones, el mercado
Americano se saturó de productos importados y, a cambio de ello, salía de América gran
cantidad de riqueza. El monopolio comercial, por otra parte, impedía la protección y el
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desarrollo de la industria americana, en tanto que los criollos se veían obligados a pagar
altos y variados impuestos a la corona española.
Desde el punto de vista social, los criollos habían adquirido un gran cariño y apego por su
tierra, sintiéndose profundamente americanos. El favoritismo y las excepciones que
favorecían a los peninsulares provocaban una fuerte antipatía entre los criollos, que se
tornaban más sensibles ante las postergaciones de que eran objeto.
El descontento se extendía también al ámbito cultural, pues los criollos criticaban también la
calidad de la enseñanza, la censura de las obras literarias que llegaban a América y la
carencia de imprentas que posibilitaran difundir la cultura a través de libros y periódicos.
El malestar de los criollos se propagó durante el siglo XVIII, provocando en algunos lugares
levantamientos armados contra las autoridades españolas en América. Algunos de estos
levantamientos fueron, por ejemplo, el de los comuneros del Paraguay, el de los comuneros
de Nueva Granada (Colombia) y el de Tupac Amaru en el Perú. En Chile surgió la proclama
independentista conocida como “ la conspiración de los tres Antonios “, en que se vio
involucrado don José Antonio de Rojas y dos súbditos franceses. A pesar de que estos
alzamientos fracasaron por falta de organización y equipamiento militar, sembraron el espíritu
de rebeldía en los pueblos y permitieron saber que era posible derrotar a los españoles en
determinadas circunstancias.
Los criollos solían quejarse durante el período de los Habsburgos del gobierno y la
administración; acusaban la ineficacia de un sistema demasiado descentralizado en el que
resultaba difícil establecer a que autoridad o institución le competía cada cosa. La
administración de justicia era lenta y engorrosa, a causa de lo complicado del sistema
procesal. En el siglo XVIII, los Borbones decidieron tomar cartas en el asunto. Reformaron la
administración, creando nuevos organismos (Secretaría de Marina, Consulado, Tribunal de
minería, Casa de Moneda), nuevos cargos (Intendente y Subdelegados), y se suprimieron
instituciones y cargos que no funcionaban bien. Estos cambios fueron peores para los
criollos, por lo menos en el corto plazo, pues las modificaciones se tradujeron en pérdidas de
influencia y poder. En la segunda mitad del siglo XVIII América fue invadida por centenares
de burócratas procedentes de la península. Estos funcionarios ocuparon muchos de los
cargos que los americanos, no obstante serles prohibidos por ley, habían logrado comprar u
obtener mediante influencias.
Se incrementó la desconfianza y el recelo hacia los españoles. Las aristocracias locales
comenzaron a verlos como advenedizos, sin compromiso verdadero con América, cuyo único
interés era adquirir una riqueza fácil, para luego retornar a España.
En los últimos años del siglo XVIII, se comenzó a gestar en el ámbito económico un
sentimiento generalizado de descontento con las políticas de la monarquía Borbónica.
Aunque en varios otros aspectos ellas habían significado un progreso, en otros aparecía
altamente injusta y abusiva. Un ejemplo fue la modernización del sistema de cobro, para
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incrementar el rendimiento de los impuestos existentes; asimismo, debieron crearse nuevos
impuestos y elevarse de modo importante los existentes.
Todo ello provocó gran malestar entre los americanos, que no se sentían cómodos con la
idea de tener que sacar dinero de sus bolsillos para costear las interminables guerras que
emprendía la metrópolis en Europa.
Ese malestar se tradujo, en algunos casos, en motines o levantamientos, Por ejemplo, en el
caso de nuestro país, el establecimiento del Estanco del Tabaco, a mediados del siglo XVIII,
provocó serios tumultos entre los agricultores. Idéntica cosa sucedió cuando se subió el
impuesto a la compraventa (Alcabalas).
La liberalización del comercio (política comercial de los Borbones), provocó el mismo efecto
negativo, en el corto plazo, para los americanos. Las mercaderías comenzaron a llegar a
América a precios cada vez más bajos, copando prontamente el mercado, y los comerciantes
locales terminaron con sus bodegas llenas de productos que nadie quería comprar. Las
quiebras de mercaderes se hicieron acontecimientos habituales.
Los problemas de los comerciantes se vieron reforzados por el gran desarrollo que alcanzó el
contrabando. Este era formalmente una actividad ilegal, pero las autoridades locales no
tenían la capacidad para contenerlo, ante los cuales terminaron haciendo vista gorda y
dejando actuar con toda libertad a los contrabandistas, lo cual contribuyó a la saturación de
productos extranjeros en los mercados. Por último, la liberalización del comercio y, en
general, la política económica imperial, afectó negativamente a la balanza de pagos de las
colonias americanas. Las economías coloniales se fueron descapitalizando y la escasez de
circulante se hizo un mal endémico.
El desarrollo de la cultura en el Chile colonial fue concordante con las características de una
población que vivió permanentemente asolada por la guerra, lo que motivaba que no
pudieran florecer en forma muy elaborada las diversas artes y ciencias.
Por otro lado, se debe considerar el carácter provincial y geográficamente marginal que tenía
el país. Se vivía un aislamiento que retardaba la llegada de nuevas tendencias culturales
provenientes de Europa.
Los hombres de pensamiento ilustrado echaban de menos mayor libertad en todos los
aspectos: política, de pensamiento, cultural, comercial, etc.
La acefalía en que quedó el imperio, ante el cautiverio del rey legítimo, llevó a los súbditos de
las diferentes ciudades de la península española a formar “Juntas de Gobierno”, mientras
durase el cautiverio de Fernando VII. Tal comportamiento político se basaba en la doctrina
de que en ausencia del Rey la soberanía vuelve al pueblo, para formar un gobierno
provisorio.
Un segundo sector, conocido como los “patriotas”, propiciaba la formación de una junta
gubernativa, esgrimiendo los siguientes argumentos:
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1. Los dominios americanos pertenecían a la Corona y no a los españoles, por tanto, no
tenían por qué obedecer al Consejo de Regencia, que era la voz del pueblo español.
2. Por el cautiverio de Fernando VII, el poder había vuelto al pueblo y éste podía formar el
gobierno provisorio que desease hasta el regreso del monarca.
3. Las viejas leyes españolas indicaban la forma de crear organismos de gobierno en
ausencia del rey y las mismas provincias de España habían dado el ejemplo al
establecer Juntas.
La Independencia de Chile.
La Patria Vieja es un
período de enorme
importancia para la historia Escena que representa la
de la formación del Chile realización del Cabildo Abierto de 1810
independiente, pues en
este breve lapso de cuatro
años, arraigaron en la
sociedad nuevas ideas y se
practicaron numerosas
reformas (especialmente en
el plano político), que
rompieron con el pasado y
abrieron las puertas para
un futuro que en las fases
sucesivas, fue siendo
construido.
Las nuevas orientaciones
se presentaron todavía en pequeña escala en estos años iniciales. Los énfasis fueron
cambiando en los años venideros. Entre 1814 y 1829, no se incluyeron contenidos políticos o
ideológicos nuevos a los procesos, sino que sólo se amplió y profundizó ese legado.
La primera abarca los años de 1810 a 1811. La revolución chilena tuvo en ella sólo un matiz
autonomista y reformista. Las principales innovaciones consistieron en el establecimiento de
una Junta de Gobierno y de un Primer Congreso, que constituyen procesos institucionales
idénticos a las que surgen en España, donde también se forman Juntas y Cortes o
Parlamentos.
La segunda etapa comprende desde septiembre de 1811; cuando el poder pasó a manos de
los exaltados tras el golpe militar de Carrera, hasta que se produjo la restauración en 1814.
1.1 En julio de 1810, el Cabildo de Santiago consiguió la renuncia del gobernador García
Carrasco en favor de la persona de Mateo de Toro y Zambrano, criollo que ostentaba el título
de Conde de la Conquista.
Una profusa circulación de pasquines instaba a la formación de una junta; entre ellos
sobresalía el “Catecismo Político Cristiano”, de José Amor de la Patria. En medio de un clima
de tensión, el establecimiento de la Junta se llevó a cabo, procediéndose en Cabildo Abierto
del 18 de Septiembre de 1810, a la elección de sus integrantes, que fueron:
Presidente: Mateo de Toro y Zambrano, vicepresidente: José Antonio Martínez de Aldunate,
Vocales: Juan Martínez de Rozas, Fernando Márquez de la Plata, Ignacio de la Carrera,
Juan Enrique Rosales, Francisco Javier Reina. Secretarios: José Gregorio Argomedo y
Gaspar Marín.
El paso siguiente en el proceso, según el itinerario fijado por la junta, debía ser la elección de
un Congreso. El sector realista, que había sido deliberadamente excluido del Cabildo Abierto
y luego de la Junta, decidió evitar que el proceso autonomista siguiera adquiriendo
profundidad. Planeó un golpe militar para el 1° de abril de 1811, día en que debía efectuarse
la elección de diputados. El coronel español Tomas de Figueroa encabezó a los amotinados.
Pero fue derrotado militarmente, con lo cual el sector realista fue virtualmente eliminado de la
vida política. Desde el mismo instante de la constitución del congreso (4 de julio de 1811),
fue posible llevar a cabo reformas en el plano político y social, a pesar de estos avances el
grupo de los ochocientos no se mostraron satisfechos con la extrema cautela con la que
había actuado el Congreso. Su disconformidad los llevó a planificar un golpe de fuerza para
cambiar la composición del Congreso, para lo que logró el apoyo de algunos militares, los
hermanos Juan José, Luis y José Miguel Carrera.
En virtud de este golpe, la mayoría correspondió a los exaltados y se aceleró el proceso
reformista.
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Principales medidas del gobierno de José Miguel Carrera
El gobierno de Carrera, marchó sin serios contratiempos durante 1812, al año siguiente la
situación se complicó.
En 1813 el virrey del Perú, Fernando de Abascal, preocupado por el hecho de que los
antiguos dominios del rey se estaban comportando como naciones independientes, decidió
enviar tropas al mando de Antonio Pareja con la misión de restablecer el antiguo orden.
En marzo de 1813 desembarcaron en San Vicente, localidad emplazada en la bahía de
Talcahuano. Este hecho dio inicio a las campañas militares de la Patria Vieja, las que
alteraron profundamente el desarrollo de la vida política y económica chilena.
Ante la invasión, se resolvió designar a Carrera como General en Jefe y formar una nueva
Junta integrada por José Miguel Infante, Agustín de Eyzaguirre y Francisco Antonio Pérez.
A partir de 1813 los aspectos militares de la vida nacional pasarían a ser los más
importantes. Las sucesivas expediciones militares de Pareja, Gainza y Osorio, enviadas por
el Virrey del Perú a Chile, probaron a los criollos que la intención de los peninsulares era
desconocerles los derechos conquistados.
Abril de 1813: Yerbas Buenas. Ninguno de los dos bandos obtuvo una victoria definitiva.
Agosto de 1813: Sitio de Chillán a manos de Carrera, pero el invierno actúa en su contra y
debió retirarse.
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Octubre de 1813: El Roble, Carrera es derrotado y destituido por la Junta. Lo reemplaza
Bernardo O´Higgins.
Mayo de 1814: O´Higgins y el brigadier español Gabino Gainza firman el acuerdo de Paz de
Lircay, en el que Chile reconoce la soberanía del rey de España y los españoles el derecho
de los chilenos para formar Juntas de Gobierno. En un artículo secreto, firmado por
O´Higgins y Gainza, se estableció que el militar español no liberaría a los hermanos Carrera
para que no perturbaran la paz ni el accionar de la Junta en Santiago.
Octubre de 1814: Los patriotas son derrotados por Mariano Osorio en Rancagua, poniendo
fin a la Patria Vieja.
En España los tiempos eran de reacción. Fernando VII había recuperado el trono en 1814 y
fueron eliminados todos los cambios inspirados en las tendencias liberales que habían tenido
lugar en la península, cuya máxima expresión fue la Constitución de 1812. Sus
representantes en América debieron, pues, impulsar la restauración absolutista.
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A fines de 1815, Mariano Osorio fue reemplazado por Casimiro Marcó del Pont, quien
extremó aún más las medidas represivas.
Mientras tanto, en Mendoza el general José de San Martín, secundado por O´Higgins y
Ramón Freire, organizaban y adiestraban al Ejército de los
Andes.
El plan de San Martín consideraba varias etapas. La primera
debía ser la liberación de Chile y luego la prolongación del
movimiento hasta el Perú.
12 O´HIGGINS
Campañas de O´Higgins en el Sur:
El propósito era destruir las fuerzas realistas que huyeron al sur, fortificándose en
Talcahuano a la espera de refuerzos del Perú. El virrey decidió reprimir vigorosamente a los
independentistas chilenos.
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En sus seis años de labor O´Higgins dispuso la ejecución de importantes reformas y obras de
adelanto, entre las que se contaron las siguientes:
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Constitución Política de 1818: Constitución Política de 1822:
Aspectos generales
Una vez lograda la Independencia, después de largos años de guerras (1810 - 1823) y
destrucción, los criollos se dieron a la tarea de la organización de nuestro país. Surgieron
algunos problemas centrales, como por ejemplo ¿qué tipo de gobierno debería tener el país?
¿una república o una monarquía?, ¿un Estado unitario o federal?, ¿Deberíamos privilegiar
un Poder Ejecutivo o un Legislativo poderoso?.
En esta época también surge con fuerza el fenómeno del Caudillismo. Este concepto se
refiere a los jefes militares o civiles que concitaron el apoyo de la opinión pública; muchos
fueron demagogos que ilusionaron al pueblo con falsas promesas. Estos caudillos, lejos de
solucionar los problemas, los abultaron, ya que se desgarraron en continuos golpes de
estado y revoluciones intestinas.
La situación económica del país era un desastre. Aparte de los enormes gastos que
originaron las guerras de la Independencia, el mercado peruano se cerró por la situación de
guerra que se enfrentaba. A pesar de esto, se abrieron algunos mercados en Inglaterra,
Francia y EE.UU., pero las características coloniales de la economía chilena se mantuvieron.
Excesiva importación, artesanía local sin poder competir con la extranjera, fuga de oro y plata
para cancelar importaciones, etc. La agricultura sufrió bastante, ya que los campesinos
fueron enganchados como soldados durante las campañas de la independencia. Sólo la
minería mantuvo su actividad, ya que por encontrarse en el norte, no sufrió los embates de
las guerras de la independencia.
Un capítulo aparte merece el problema de la deuda externa con Inglaterra. Esta deuda se
arrastraba desde el gobierno de O´Higgins, ascendiente a $ 5.000.000 de la época. Al no
tener fondos para cancelar esta suma, el gobierno de Ramón Freire cedió a la casa de
“Portales, Cea y Cia”, el estanco (monopolio) de la venta del tabaco, té y naipes, a cambio
de que dicha empresa cancelase en cuotas el empréstito a Londres.
Era socio de esta empresa don Diego Portales, influyente hombre público chileno, que al ver
fracasado el negocio del estanco, por el estado de desorden reinante en el país, comienza a
elaborar su tesis de que sin un orden mínimo, el país no podía progresar.
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Las tendencias políticas sólo se expresaban a través de pequeños grupos, que seguían a
algunos caudillos o algunas difusas ideas políticas: los pelucones o conservadores,
representantes de la más pura tradición colonial; los pipiolos, profundamente imbuidos en las
ideas liberales dejadas por la revolución Francesa; los estanqueros, seguidores de Portales y
su fracasado negocio del Estanco; los O´Higginistas, que seguían el ideal republicano del
prócer; los federalistas, seguidores de José Miguel Infante e imitadores y difusores del
modelo norteamericano.
El año 1829 se produjo el cuestionado triunfo electoral de los pipiolos, que derivó en la
Guerra Civil de 1829, la que puso término al predominio pipiolo, también conocido como
Anarquía.
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Entre las medidas adoptadas, destacó el arriendo a una firma particular del Estanco del
Tabaco y el secuestro de los bienes del clero regular. Freire resolvió terminar definitivamente
con la presencia de las fuerzas realistas en el territorio nacional, para lo cual encabezó una
expedición a Chiloé, donde fue derrotado por el gobernador de la isla, coronel Antonio
Quintanilla, en el combate de Mocopulli.
En 1826 propicia la marcha de una segunda expedición que, tras las batallas de Pudeto y
Bellavista, logra la anexión definitiva de Chiloé a la República (Tratado de Tantauco).
JOSÉ MIGUEL
I,NFANTE
Tras su renuncia, fue sucedido por Manuel Blanco Encalada, con el titulo de Presidente de la
República y por Agustín de Eyzaguirre, en calidad de Vicepresidente (9 de julio de 1826). En
esta administración se dictaron la mayoría de las leyes federales. Pero Blanco Encalada,
frente a una situación de total desgobierno, decide renunciar poco tiempo después. Luego su
sucesor Eyzaguirre, seguirá su mismo camino (el 24 de Enero de 1827).
El Congreso recientemente electo, nombró una comisión encargada de redactar una nueva
Constitución, la que tuvo entre sus miembros a Melchor de Santiago Concha y al literato
español José Joaquín de Mora. La nueva Carta Fundamental, promulgada el 8 de agosto,
refleja la influencia del texto constitucional español de 1812 y algunas idea federales. La
nueva Constitución era la más avanzada en cuanto a los principios liberales y por lo mismo,
inadecuada para la realidad cultural, política y social imperante en Chile de ese entonces,
amén de insistir en la idea de modelar a las personas de acuerdo a sus principios.
La religión oficial del Estado es la Católica Apostólica Romana, con exclusión del
ejercicio público de cualquier otra. Nadie será perseguido ni molestado por sus
opiniones privadas
El poder legislativo reside en el Congreso Nacional, el cual constará de dos Cámaras,
una de Diputados y otra de Senadores.
Se elegirá en votación directa a los Diputados, mientras que los Senadores serán
elegidos por la Asamblea Provincial.
El Poder Ejecutivo será ejercido por un ciudadano, chileno de nacimiento, de edad de
más de treinta años, con la denominación de “Presidente de la República de Chile”.
Habrá un Vicepresidente que en caso de muerte o imposibilidad física o moral del
Presidente, desempeñará su cargo.
La función del Presidente y del Vicepresidente durará cinco años. Se elegirán en
votación indirecta (los ciudadanos eligen electores y éstos al Presidente y al
Vicepresidente). La elección se hará por mayoría absoluta y no podrán ser reelegidos.
Se dispone la abolición de los mayorazgos.
Todo funcionamiento público está sujeto a juicio de residencia.
La “maniobra” de los liberales termina por unir a los pelucones, O' Higginistas, carreristas,
federalistas y estanqueros, los que se alzarán en defensa de la Constitución. Mientras
Portales organizaba el levantamiento en Santiago, el general José Joaquín Prieto, se pone al
frente del ejército del Sur y avanzan contra la capital, luego de que la Asamblea Provincial de
Concepción acusa al Congreso de quebrantar la Constitución.
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El primer combate de la guerra civil se realizará en Ochagavía (diciembre de 1829),
formándose una Junta Provisional, de mayoría pelucona. El rompimiento entre Freire y la
Junta no tarda en producirse. Freire se declara en rebeldía y la junta llama a la formación de
un Congreso Plenipotenciario que elige como Presidente a Francisco Ruiz Tagle, quedando
Ovalle como Vicepresidente provisional.
Luego de estas incidencias políticas, la guerra civil termina por decidirse en la batalla de
Lircay (abril 17, 1830), a favor de las fuerzas alzadas “en defensa de la Constitución” y
contra la anarquía imperante en los últimos años.
En abril de 1831, los Colegios Electorales ratifican dicha fórmula, al elegir a Joaquín Prieto
como Presidente y a Diego Portales como Vicepresidente. Este último no acepta el cargo,
prefiriendo colaborar desde algún Ministerio.
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